1962, Campamento Militar de
Busan.
La luna apenas iluminaba el
campamento, se empujaba con debilidad por las ventanas del pabellón de deportes
que se había tenido que convertir en dormitorio provisional a causa de las
fortísimas lluvias recientes. Al menos 350 soldados roncaban apaciblemente,
soñando con volver a casa, a sus familias y amigos.
Dos jóvenes, sin embargo, se
miraban el uno al otro, separados por unos 20 centímetros de cemento pulido.
Sonriendo suavemente, mientras escuchaban la lluvia golpear con violencia la
gran puerta de metal. En aquella noche de Mayo, ya apenas hacía frío.
- ¿No puedes dormir?- Susurró
Jinyoung, de entonces apenas 20 años. Sooman negó con la cabeza, sin dejar de
mirarle.
- No es que no pueda, es que no
quiero.- Jinyoung rió en voz baja, con cuidado de no despertar a ninguno de sus
compañeros.