“¿Por qué te hiciste policía? ¿Por qué decidiste defender a los inocentes del mal?”.
Lee Eunjung corría y corría, disculpándose rápidamente cada vez que se tropezaba o chocaba contra algo o alguien accidentalmente. Las palabras de Park Jaebum resonaban en su cabeza, cual burlas a su ingenuidad. “Justicia. Y hemos de ayudar a expandir su palabra y la de Dios.”
Cada semáforo en rojo que ignoraba, cada pitido de coche y timbre de bicicleta, la motivaban a ir más y más rápido. Los siete muchachos secuestrados habían bajado a ser cuatro, y no podía permitirse el lujo de perder ni a uno solo más.