... La primera, por qué te decidiste a
responderme a la carta? La segunda, por qué tanta curiosidad? La tercera es más
bien una petición: cuéntame cosas de ti.
Sonreía como
un idiota mientras tomaba la línea 5 del metro, camino a mi casa. Releía la
carta una y otra vez... Se notaba que era estudiante de literatura y amante de
la lectura, solamente un gran lector sabe redactar de una manera tan suave, de
esa forma que hace que suene musical a medida que lees una de sus redacciones.
Llegué a
casa, tiré la bolsa del trabajo encima de la cama con muy poca delicadeza y me
apresuré al escritorio. Una vez que hube tomado el bolígrafo, me quedé mirando
el folio y su blanco perfecto; prefería el tono ocre pálido de su papel
reciclado... Mañana sin falta iría a comprarlo. Tomé aire lentamente, sonreí,
cerré los ojos para recordar su sonrisa y cuando los abrí, las palabras nacían
solas.