... La primera, por qué te decidiste a
responderme a la carta? La segunda, por qué tanta curiosidad? La tercera es más
bien una petición: cuéntame cosas de ti.
Sonreía como
un idiota mientras tomaba la línea 5 del metro, camino a mi casa. Releía la
carta una y otra vez... Se notaba que era estudiante de literatura y amante de
la lectura, solamente un gran lector sabe redactar de una manera tan suave, de
esa forma que hace que suene musical a medida que lees una de sus redacciones.
Llegué a
casa, tiré la bolsa del trabajo encima de la cama con muy poca delicadeza y me
apresuré al escritorio. Una vez que hube tomado el bolígrafo, me quedé mirando
el folio y su blanco perfecto; prefería el tono ocre pálido de su papel
reciclado... Mañana sin falta iría a comprarlo. Tomé aire lentamente, sonreí,
cerré los ojos para recordar su sonrisa y cuando los abrí, las palabras nacían
solas.
Hola Jinyoung, supongo que tú también sabrás
quién soy, y si no lo sabes, tampoco te lo voy a decir, prefiero ser
misterioso... Es una broma, soy Gongchan.
Empezaré a responder tus preguntas e
intentaré ser lo más sincero posible, a pesar de que no soy muy bueno
expresándome.
Primero me preguntaste por qué había
respondido a tu carta... Bueno, esa es fácil de responder: aburrimiento. Mi
vida no es demasiado emocionante, sabes? Voy de casa a la universidad, de la
universidad al trabajo, y del trabajo vuelta a casa. Es una rutina bastante monótona,
y tú con tus cartas es lo único medianamente interesante que me ocurre desde...
ya ni recuerdo la última vez que me sentí interesado por algo.
Por qué tengo curiosidad? La respuesta a
esta pregunta viene incluida en la anterior. Aburrimiento. Es normal que a lo
que tiene un mínimo de interés ante mis ojos le dedique mi pleno interés, más
que nada porque no tengo nada más en lo que dedicarlo. Además, me parece
curioso que no pareces una persona típica, es decir, alguien de quien puedes
saber todo con sólo una mirada... No sé si me explico.
La tercera me ha demostrado finalmente que
sí eres el acosador que temía que fueses.
Me llamo Shik Gong Chan, estudiante de
Ciencias Sociales. Tengo 19 años y a pesar de que he alcanzado ya la mayoría de
edad, odio que me sigan tratando como a un crío.
Estoy en mi segundo año de carrera, trabajo
en la cafetería para poder pagar parte de la matrícula y mis gastos escolares,
el resto de la matrícula me ayuda a pagarla mi abuela, que vive lejos de aquí.
A mí también me encanta comer, pero no soy
vegetariano, al contrario, no podría imaginar la vida sin la carne a la
barbacoa. Me considero una persona bastante impetuosa, soy de los que actúan
antes de pensar y no tengo paciencia en absoluto.
En el poco tiempo libre que tengo suelo
leer, también amo la lectura, ahora mismo estoy leyendo "Amor bajo el
espino blanco", de Zhang Yimou, es un libro absolutamente hermoso, quizás
te gustaría leerlo si no lo has hecho ya.
Mientras leo me gusta escuchar música,
aunque no me suele emocionar demasiado la música clásica, quizás se deba a mi
corta edad? Puede. A lo mejor cuando madure sepa apreciar el arte de los
maestros.
Estás escribiendo una especie de diario de
sentimientos? Como unas memorias psicológicas? Es interesante saberlo, y me
parece realmente curioso. He leído muchos libros y no creo haber siquiera
escuchado jamás nada igual, ni parecido. Únicamente con lo que sientes puedes
lograr que las personas imaginen lo que estás viviendo en cada momento de tu
vida? Eres increíble.
Dejé el
bolígrafo sobre la mesa, me dolía la mano de tanto que había escrito en poco
tiempo. Miré el papel no muy satisfecho. Me había emocionado demasiado
escribiendo? Era un folio por las dos caras, quizás Jinyoung se iba a pensar
que era una especie de maníaco cotilla y desesperado... Aunque lo dudé,
viniendo de él. Había pasado un día desde que había empezado nuestra curiosa
relación por correspondencia, sin embargo yo sentía que le conocía
perfectamente. Sus cartas eran tan expresivas que podías adivinar lo que
pensaba mientras las escribía.
Miré
receloso mi propia carta, releyéndola y suspirando de frustración. Desearía tener su talento para
la redacción. Guardé con frustración el folio, cuidadosamente doblado, dentro
de un sobre y lo dejé sobre la mesa de noche, deseando que llegase el día de
mañana, a pesar de que eso no solía pasarme a menudo...
No sé cuánto
tiempo me pasé con los ojos abiertos como platos en la oscuridad absoluta de mi
diminuto piso. No podía dormir. Di vueltas y más vueltas en la cama,
frustrándome cuando me enredaba en las sábanas y no era capaz de moverme.
Finalmente, me senté con la espalda apoyada en la pared y mirando a la puerta
de la entrada sin pensar en nada, simplemente estaba allí dejando pasar las
horas. Me sentía horriblemente triste. Extrañaba mucho a mis padres, a mis
abuelos y a mi diminuta hermana... Hacía dos años que no la veía, a mi pequeña Eunsol,
dos años que no veía a mi abuela y cinco que no veía a mis padres.
Suspiré,
intentando no llorar. No hay nada peor que llorar solo, y yo me sentía
terriblemente solo.
- Mamá... -
Finalmente sollocé la palabra tabú para mí, mientras alcanzaba con la mano la
foto que descansaba sobre mi mesa de noche. En la foto estábamos los cuatro; mi
madre, mi padre, Eunsol y yo. Eunsol entonces no era más que un bebé de dos
meses, y en la foto parecía fascinada por el flash de la cámara. Yo tenía
entonces 14 años y sonreía sin saber nada de nada, solamente disfrutando la
felicidad que la compañía de mis padres me transmitía.
Dejé la foto
con cuidado sobre la cama y alcancé mi teléfono móvil; tenía cinco llamadas
perdidas de la casera. Seguramente reclamando los dos meses de alquiler que le
debía. Suspiré agobiado e, inconscientemente, marqué un teléfono que me sabía
de memoria desde hacía años.
- Diga?
- ...
- Hola? -
Cerré los ojos al escuchar su voz tranquilizadora y un sollozo me traicionó,
escapándose de mis labios. - Gongchan, eres tú?
- Hola,
abuela... - Intenté que mi voz sonase lo más alegre posible, pero... No era
sencillo.
- Hola,
Cielo! Qué tal estás? - Sonreí al escucharla mientras me secaba las lágrimas
con las mangas del pijama. Sonaba tan alegre como siempre.
- Muy bien,
y tú? Estás mejor de la espalda?
- Estoy como
un roble, Chan! Ya lo sabes! Con tu abuela no puede nada ni nadie!
- Por
supuesto que lo sé. - Ambos reímos por teléfono. - Cómo está Eunsol?
- Durmiendo,
como deberías estar haciendo tú... - Intentaba regañarme, pero no le salía. -
Está bien, Chan. Pregunta mucho por ti, como siempre. Aún no entiendo cómo una
personita de 5 años recuerda tan bien a alguien a quien no ve desde hace tanto
tiempo...
- Ella
siempre fue muy lista, abuela, ya lo sabes. - Sonreí con tristeza.
- Claro que
es lista! Como tú! Nuestra familia siempre ha sido muy inteligente, un
prodigio! - Reí.
- Lo sé,
abuela.
- Chan... -
Su voz de repente sonó preocupada.
- Sí?
- Qué ha
pasado?
- A qué te
refieres?
- Nunca
llamas, si has llamado es porque ha ocurrido algo, verdad? Acaso necesitas
dinero? Sabes que tengo ahorros, puedo enviarte dinero si lo necesitas.
- No quiero
dinero, abuela. Tengo un trabajo y me pagan bien. Los sueldos en la ciudad son
muy altos! Vivo bien, no te preocupes. - Sonreí mientras observaba los cuencos
de fideos instantáneos que se amontonaban en mi mesa y los avisos de las
facturas. Jamás le pediría nada a mi familia, bastante habían hecho ya por mí.
- Y la
escuela bien?
- Todo bien,
abuela.
- Seguro?
- Sí, solo
llamé porque me entró la nostalgia y me apetecía escuchar vuestras voces... No
pensé que Eunsol estaría dormida. Llamaré otro día.
- Como
quieras, cielo. Pero sabes que puedes contar conmigo, sí?
- Lo sé,
abuela. Buenas noches.
- Descansa,
cariño.
Colgué el
teléfono y sonreí, secándome las lágrimas y dándome palmaditas en las mejillas.
- Ya está...
Suficiente por hoy! - Animarme a mí mismo también formaba parte de la rutina.
Desde que había venido a la ciudad para estudiar y garantizarles un futuro a
Eunsol y una vejez tranquila a mi abuela, me había sentido muy solo. Era muy
difícil vivir en la ciudad con el sueldo de un camarero a medio tiempo, por muy
barato que me hubiesen dejado el alquiler, había meses que era imposible...
- Tengo
hambre... - Me levanté y calenté agua para hacerme unos fideos. - Si sigo así
voy a ponerme como una foca... - Murmuré mientras me los comía de todas formas.
Terminé y me
volví a la cama. No tardé apenas en dormirme, mientras sonreía mirando la foto
de la que era mi familia y delante el sobre para Jinyoung.
"Jinyoung..."
- Qué tal
las clases? - Anna era la nueva empleada del café; era extranjera y había
venido a Seúl como estudiante de intercambio desde Francia. La pobre se
esforzaba mucho en mantener conversaciones para mejorar su coreano, pero
siempre usaba las mismas frases hechas.
- Muy bien.
- Le sonreí, obteniendo otra sonrisa a cambio. - Y las tuyas?
- Como
siempre, voy entendiendo cosas. - Rió y yo me sorprendí por lo mucho que había
mejorado.
- Vas
avanzando a pasos de gigante! - Reí dándole una palmadita en el hombro mientras
ella se ataba el mandil negro.
- Cómo? - Me
miró sonriendo con confusión y negué con la cabeza. Aún no había avanzado
tanto.
- Da igual.
- Sonreí terminando de atarme el mío y salí de la sala de las taquillas hacia
la cocina: reunión de personal.
- Hola
muchachos y muchachas. - Saludó Leo, nuestro jefe, con una sonrisa en la cara
mientras abría un maletín y sacaba varios sobres de él, abanicándose con ellos.
- Llegó el ansiado momento de la paga!
Se pudo
escuchar un suspiro de alivio al unísono viniendo de todos los empleados; la
mayoría éramos estudiantes y nunca nos venía de más el cobrar lo antes posible.
- Antes de
nada, - Interrumpió Leo. - Quería anunciaros que Eunjung no va a volver a
trabajar aquí; se ha mudado con sus padres así que, aunque la vamos a extrañar
todos mucho, no quiero dramas ni melancolías en horario laboral... De acuerdo?
Todos nos
sorprendimos por la noticia, sobre todo yo, que me consideraba bastante cercano
a ella... Ella había vivido la historia de las cartas con más énfasis aún que
yo, y me daba pena despedirme de ella... O más bien no haber podido despedirme.
Tragué
saliva, suspiré y decidí esperar a la salida del trabajo para mandarle un Kakao
Talk y hacerle sentir culpable por no haberse despedido del maknae del
restaurante.
- Gong Chan,
Shik. - Leo me llamó y me levanté enseguida para recibir mi sobre con una
sonrisa. Por fin iba a poder pagarle los
atrasos a la pobre de mi casera, que bastante hacía con no echarme a patadas de
allí por moroso.
Cuando todos
los empleados habíamos recogido nuestros correspondientes sobres y los abrimos,
una ola de quejas y protestas muy poco educadas sacudió la cocina de la
cafetería.
- Qué es
esto? - Se quejaba uno.
- Sabes que
tengo que pagar el alquiler! Dónde está nuestro dinero? - Se quejaba otro.
Yo,
desolado, contaba los billetes una y otra vez intentando despertarme de aquella
pesadilla. Nos habían bajado los sueldos radicalmente: yo antes contaba con al
menos un millón y medio de won... que era un sueldo alto para un camarero, pero
que llegaba muy justito para vivir en Seúl, de alquiler, y aún encima
estudiante. Y ahora apenas era un
millón.
Tenía unas
ganas de llorar increíbles, pero me aguantaba por orgullo.
- Chicos, de verdad que lo siento. - Se
disculpó inmediatamente Leo. - Pero de verdad que era necesario. Las ventas han
bajado muchísimo, los proveedores han subido los precios y el jefe de la cadena
ha decidido que había que bajar los sueldos y hacer recortes en el número de
personal... - Todos tragamos saliva en silencio al escuchar esto último. - Pero
no os preocupéis, le convencí para que dejase nuestra cafetería con el mismo
número de trabajadores a cambio del bajón en los sueldos. De verdad que lo
siento chicos, pero no es culpa mía.
Cerró el
maletín con la cabeza baja y desapareció por la puerta principal, cambiando el
letrero de "Closed" al de "Open".
Estuvimos
como diez minutos sin movernos. Anna no entendía nada de lo que estaba pasando,
y por mucho que preguntaba, no había nadie con la suficiente paciencia en esos
momentos como para responderle como era debido.
Finalmente,
todos decidimos que tampoco había nada que pudiéramos hacer, así que hicimos de
tripas corazón, sacamos nuestra mejor sonrisa y empezamos a atender a todos los
clientes que empezaban a llegar.
Mientras traía
y llevaba cafés y zumos varios con todo el aburrimiento del mundo, pensaba en
cómo pagaría el alquiler de los dos meses pasados y cómo pagaría además el de
este mes... La deuda ya subía a tres meses y a mí apenas me llegaba para el
billete de metro.
Por fin,
llegó la hora que tanto había esperado. Eran exactamente las seis y veintisiete
minutos... Llegaría en breves. Estaba histérico sin motivo. No paraba de
peinarme una y otra vez con las manos, de sacarle brillo a mi bandeja y de
arreglarme el polo blanco del trabajo.
- Qué te
pasa? - Anna se acercó con su divertido acento. Iba a ser la sustituta de
Eunjung dentro de los cotilleos del trabajo?
- Va a venir
alguien especial... - Sonreí tímido mientras miraba en la cámara frigorífica si
quedaban sándwiches vegetales.
- Tu novia?
- Reí.
- No tengo
novia.
- Ah... Lo
siento. Novio?
Reí aún más
fuerte. Sí que iba a ser mi nueva Eunjung.
- Tampoco,
Anna. Un amigo.
- Un amigo
especial no es un novio dicho de forma suave?
Mientras
pensaba qué contestarle a Anna, sonó la campanita de la puerta. Las seis y
media exactas. Era él.
- Hola... -
Sonreí mientras le observaba dirigirse a su sitio de siempre. Era la primera
vez que me saludaba al entrar por la puerta; apenas había sido un susurro, pero
yo lo había escuchado claramente.
- Buenos
días, bienvenido. - Saludo estándar por parte de Anna mientras yo cogía el bloc
de notas y me dirigía a la mesa.
- Buenos
días, bienvenido. Me llamo Gongchan y seré su camarero en el día de hoy, qué
desea tomar el señor? - Me parecía gracioso tener que seguir repitiendo lo
mismo de siempre, y por la mirada que me lanzó Jinyoung mientras se quitaba la
gorra, él opinaba igual.
- Buenos
días, Gongchan. - Sonrió y me miró con sorna. Se le notaba mucho más cómodo que
ayer. - Quizás debería ser original por una vez? - Murmuró mientras observaba
la carta de cafés.
- No pareces
alguien a quien le gusten los cambios... - En seguida agaché la cabeza por mi
atrevimiento. Jinyoung seguía siendo un cliente y yo había dejado de hablarle
con formalidades. Él me miro claramente sorprendido.
- Tienes
razón, no lo soy... - Sonrió divertido y yo suspiré aliviado. No parecía
haberle importado.
-
Entonces...
- Entonces
ya sabes lo que hay. - Me dio la espalda y empezó a rebuscar en su mochila,
dándome a entender que mi labor como camarero había terminado.
- En seguida
le traigo su americano y su sándwich vegetal, señor. - Pude notar cómo sonreía,
y yo me contagié enseguida, volviendo a la barra con una sonrisa estúpida en el
rostro.
- Es esa la
persona especial? - Anna casi me mata de un infarto al aparecer detrás de mí
nada más girarme a servir el café en una taza.
- La madre
que te... Aish! - La fulminé con la mirada mientras me agarraba el pecho. Yo lo
de las sorpresas lo llevaba muy mal.
- Lo siento!
No era mi intención. - Le sonreí, con su acento no te podías enfadar con ella.
Parecía tener pensada y repasada una frase mil veces antes de decirla, pero aún
así siempre te la decía con un tono interrogativo para que le dijeses si lo
hacía bien o mal.
- Está bien.
Y sí, esa es mi persona especial. - Serví cuatro hielos en un vaso grande de
cristal, colocándolo en mi bandeja al lado de la humeante taza. - Pero no en
ningún sentido raro, tranquila.
- Es tu
novio?
- Ya te dije
que no. - Me puse nervioso al escuchar la palabra "novio" y casi se
me cae el sándwich al suelo.
- Sabes? En
Francia podríais casaros y tener hijos... - La miré con los ojos como platos.
Qué estaba diciendo esta mujer?
- Cómo van a
tener hijos dos hombres? No soy biólogo, pero sé lo suficiente como para saber
que eso no cuadra...
- Adoptando.
- Lo decía todo con una naturalidad alucinante, y yo no podía ni imaginármelo.
- Creo que
he tenido suficiente información sobre la homosexualidad en Europa de momento,
gracias. - Coloqué el sándwich en un platito y saqué con cuidado mi valioso
sobre, colocándolo al igual que la vez anterior, debajo.
- Entonces
eres gay o no? - Anna no parecía querer dejarlo pasar. Definitivamente: era una
nueva Eunjung, mejorada y más fuerte... Era como Eunjung.2 o algo así.
Me giré,
atusándome el mandil y mirándola cara a cara.
- Pues, con
toda franqueza, lo dudo mucho. - Pareció sorprendida por mi respuesta y yo me
volví a mi bandeja, con sonrisa triunfal, y la tomé para hacer mi tarea.
- Disculpe
la demora, señor. - Jinyoung escondió una libreta en la que estaba escribiendo
en cuanto yo llegué. - Aquí tiene: Su americano y su sándwich. - Lo coloqué
todo en la mesa mientras intentaba ver de refilón esa libreta. Me sentía
cotilla del todo. Sería otra carta para mí? Sin haber recibido aún siquiera mi
respuesta? No, no creía...
- Gracias. -
Tapó la libreta con su chaqueta e inspeccionó la mesa en busca de la carta. Me
miró confuso y sonreí complacido.
- Tome sus
respuestas, señor. - Le di el único objeto que quedaba sobre la bandeja: el
sobre. Su expresión se relajó en seguida, y pude apreciar enseguida cómo se le
iluminaban los ojos. Reí levemente, divertido.
- Gracias. -
Lo tomó con avidez y lo guardó en su mochila.
- Me
retiraré entonces. Que le aproveche. - Hice una leve reverencia y me disponía a
irme cuando escuché cómo llamaba mi nombre.
-
Gongchan...
Me giré. -
Sí?
- Podemos
hablar un segundo? Si puedes, claro... No quiero causarte problemas. - De nuevo
aquella timidez y sobreprotección.
- Claro,
señor. - Me acerqué a la mesa y él me ofreció asiento. - Está bien?
- Claro, si
no pues no te lo hubiese ofrecido... no crees? - Tenía razón, así que me senté
y noté cómo me analizaba con la mirada. - Por un instante voy a tirar por la
borda mi orgullo de ser el mayor y te pediré que tires tu también los
formalismos, de acuerdo?
Asentí
dudoso. No tenía ni idea de a dónde quería ir a parar.
- Verás... -
Después de un sorbo a su café y una sonrisa de satisfacción, volvió a mí. - He
escuchado a alguno de tus compañeros quejarse de las bajadas de sueldos... Me
equivoco?
Abrí los
ojos, sorprendido. - Así es. Y?
- Han sido
muy bruscas?
- Demasiado.
- Para ti en
especial?
- A qué te
refieres?
- Estoy
preocupado por ti. Dudo que a con un sueldo de camarero, y aún encima rebajado,
le llegue a nadie como para vivir decentemente en una ciudad como es Seúl.
- Gracias
por preocuparte, pero el dinero lo administro bien. No tendré problema. - Soy
el rey de la mentira, definitivamente.
Jinyoung
rió, dándole otro sorbo al café, y a continuación me miró con incredulidad.
- Aunque
hagas magia con los números es imposible que sobrevivas con las cifras que he
escuchado por ahí.
- Bueno,
tendré que estirar el dinero un poco más entonces... Además, qué más te da? -
Jinyoung pareció sorprendido por mi reacción. El dinero era algo que me ponía
muy tenso a veces, pero en seguida me arrepentí. - Lo siento... Ha sido muy
grosero por mi parte contestar así.
- Está bien.
Yo estaba siendo demasiado insistente también. - Sonrió con la mirada baja y se
dirigió a su mochila, sacando la libreta objeto de mi curiosidad y arrancó una hoja,
dándomela a continuación tras doblarla. - Verás... Quiero darte esto. No sé
cuánto pagas de alquiler, de facturas y de todo lo demás, ni voy a preguntar
por ello dado tu reacción. - Jinyoung se explicaba mientras yo observaba la
hoja, curioso. - Pero me imagino que te lo habrán subido, como al noventa por
ciento de esta ciudad, y te han bajado el sueldo... En ese papel está escrita
la dirección y el teléfono de una señora a la que conozco yo.
Le miré, más
confuso que nunca. - Una señora?
- Así es. -
Sonrió con dulzura, y yo sentí cómo mis mejillas ardían, aunque tampoco
entendía eso, lo que aumentaba mi nivel de confusión. - Esa señora alquila
habitaciones a estudiantes y trabajadores de sectores poco favorecidos por
apenas nada. Las habitaciones son geniales, casi mini apartamentos. La comida y
las facturas las paga ella. Casi nadie sabe de ella porque no le gusta meter a
cualquiera en su casa. Yo me alojé allí cuando llegué a Seúl hace años.
Desdoblé el
papel, interesado en lo que me contaba.
- Y cuánto
dices que cobra? - Jinyoung rió levemente.
- Eso es lo
mejor de todo, Gongchan... Nada, cero.
Le miré
incrédulo, doblé la hoja y se la devolví.
- Imposible.
No pienso dejarme mantener por nadie. Eso no puede ser fiable.
- Es fiable.
Créeme, yo viví allí dos años hasta independizarme. Y no serías un mantenido,
Gongchan... No me dejaste terminar.
- Entonces?
Me estás diciendo que esa mujer acoge a gente en su casa gratis? Está loca?
Negó con la
cabeza.
- Verás. Es
una mujer muy mayor y con mucha riqueza. Vive sola en un inmenso edificio que
ha renovado y ahora es como una casa gigante con un montón de habitaciones.
Ella se siente sola, y por eso decidió darle su contacto sólo a la gente en la
que ella más confía, y tuve la suerte de que mi abuelo era uno de ellos, así
que allí acabé yo. Lo único que pedía a cambio de toda mi manutención era que
la ayudase con cosas básicas como limpiar la cocina los fines de semana, o los
cristales cuando tuviese un rato libre... Es decir, ayudar al servicio.
Le miré con
los ojos como platos, incrédulo.
- Qué cuento
me estás contando?
- Te lo digo
en serio, Gongchan. Qué pierdes?
- Gongchan!
Preguntan por ti en el teléfono! - Anna me llamó desde la barra mientras
sostenía en alto el inalámbrico de la cocina.
- Voy! -
Tomé el papel y lo guardé en el bolsillo. - Tengo que pensarlo, señor. Pero gracias
por su preocupación y sus consejos.
Jinyoung
parecía sorprendido por mi rápido cambio de rol, sobre todo cuando le hice una
leve reverencia y salí disparado a por el teléfono. Desde la ventanilla de la
cocina, antes de responder, observé cómo sacaba el sobre que yo le había dado y
lo abría, comenzando a leerlo con una amplísima sonrisa. "Por qué su
sonrisa será tan contagiosa?"
- Diga? - Me
di cuenta de que llevaba mirando la sonrisa de Jinyoung media hora y la persona
al otro lado de la línea seguía esperando. - Disculpe la demora, soy Gongchan.
- Hola
Gongchan, soy Sungryung. - "Mi casera..."
- Oh! Buenos
días! Qué tal se encuentra?
- Muy bien,
Gongchan, como siempre. Espero que tú también. Verás, te llamo porque acabo de
ir al banco y este mes tampoco me has ingresado el alquiler... Además, nunca me
respondes a tu teléfono móvil, estaba preocupada y por eso llamé a tu trabajo.
- Lo siento
mucho, Sungryung Ssi, de verdad que lo siento mucho.
- No tienes
dinero, Gongchan?
- Hoy mismo
he cobrado, en cuanto salga del trabajo voy al banco y le ingreso el alquiler.
- Los tres
meses, Gongchan?
- ... No
puedo ingresarle los tres meses de golpe, Sungryung Ssi... De verdad que lo
siento.
Escuché un
suspiro largo al otro lado del teléfono.
- No
Gongchan, lo siento yo... Tengo a otro estudiante interesado en el piso, yo
también tengo una familia a la que mantener y necesito el dinero... - De nuevo
un suspiro. Mira, vamos a hacer una cosa... Sí?
- Soy todo
oídos.
- Si dejas
en una semana el piso, te perdono los dos meses de alquiler pendientes, y hoy
me ingresas el del mes pasado. Está bien? Pero tienes que tenerlo despejado en
una semana.
- En una
semana!? Dónde encuentro yo un sitio donde vivir, más barato, y en una semana?
- Lo siento
mucho, Gongchan, no me has dado otra alternativa... Seguro que tendrás mucha
suerte.
La línea se
cortó, o eso quise creer mientras me desplomaba en el suelo, con el estómago
hecho un nudo y consumido por la angustia.
- Dios
mío... Qué voy a hacer ahora? - Abracé mis rodillas y hundí la cara entre
ellas, como siempre hacía para tranquilizarme. De repente, me sobresalté al ver
cómo un sobre se colaba disparado por debajo de la puerta metálica de la
cocina. Reconocí al instante esos sobres reciclados de tacto rugoso, y sonreí
mientras me secaba las cuatro lágrimas contadas que habían osado escapar de mis
ojos.
Hola Gongchan... Soy tu acosador, aunque la
verdad es que prefiero que me llamen Jinyoung...
-FIN-
HACES QUE ME ENAMORE DE JINYOUNG!! POR FAVOR DIME QUE SUBIRÁS MAS RÁPIDO EL SIGUIENTE CAP!! LO NECESITO ME ENCANTA!!!
ResponderEliminarJajaja Te prometo que lo intentaré, sí? ;D
EliminarMuchas gracias por leer y comentar :3
Ay, me gusta tanto :'D
ResponderEliminarEspero que tu tiempo te permita actualizar un poco más rápido~
Igual gracias por tu esfuerzo ;u; esta bello <3
Estuve ausente unas semanas, pero ya estoy de vuelta preparada para actualizarlo todito ;)
EliminarMuchas gracias por leer y me alegro de que te guste <3
Me encanta <3 espero tu actualización con ansias (>\\\\<)/
ResponderEliminarEn cuanto tenga un ratillo me pongo a ello ^^
EliminarMuchas gracias por leer y comentar ;3