29 de agosto de 2013

[JinChan] Beautiful Words. Capítulo 3: Canon en Re Mayor.

Hola Gongchan... Soy tu acosador, aunque la verdad es que prefiero que me llamen Jinyoung...
Disculpa mi atrevimiento; me dirigía a los lavabos y no he podido evitar pararme a escuchar, lo siento de veras.

He escuchado lo de tu casera y esa especie de ultimátum que te ha ofrecido... Sé que no me conoces de nada, pero yo puedo ayudarte con el dinero, y si no aceptas mi ayuda (Cosa que intuyo que es probable que pase) pues te agradecería mucho que te replanteases lo de esa vieja conocida mía, te puedo jurar que es de absoluta confianza y digna de su reputación.
También me gustaría pedirte un favor: por favor, te lo ruego, no llores Gongchan. No borres la sonrisa más bella del mundo con lágrimas de angustia.
Cambiando de tema, si es que aún estás dispuesto a seguir manteniendo correspondencia conmigo, me ha sorprendido mucho que conozcas a Zhang Yimou, no es muy conocida... No escribe precisamente novelas estilo "Crepúsculo", sabes? Solamente bromeo (o no).
Cambiando a la música; a los grandes maestros no hay que entenderlos, hay que sentirlos... Estoy seguro de que si recuerdas tu primer beso o tu primera cita, o simplemente tu primer amor, y al mismo tiempo escuchas el Canon en Re mayor de Pachebel, una sonrisa se asomará en tu rostro sí o sí. Pruébalo.
Mi proyecto de las novelas psicológicas va algo más allá de ser simplemente un experimento para intentar que la gente visualice los momentos que estoy viviendo; es más una forma de intentar que los demás sientan lo que yo siento, que cuando esté feliz, ellos sonrían, que cuando esté triste, derrochen alguna lágrima por mí... Simplemente es un proyecto, el futuro me dirá si mi objetivo se ha cumplido o no.
Y bueno... Esto es todo a lo que tenía que responder, supongo. Me ha encantado que me hayas hablado tanto de ti, estaba realmente curioso por la persona que se camufla detrás de la sonrisa permanente de la cortesía y la perfecta educación, y te estoy realmente agradecido de que hoy me permitieras ver alguna faceta más de ti, como el nerviosismo, la impertinencia e incluso la angustia, a pesar de que esta última no debería haberla visto sin tu permiso. Me disculpo sinceramente por eso de nuevo.
Espero recibir tu respuesta en breves, aunque si decides no volver a tener contacto conmigo debido a mis impulsos curiosos lo entenderé, aunque he de advertirte que no tendría pensado dejar de venir al café ni en esas circunstancias; jamás dejaría de venir a verte a diario, Gongchan.
P. D: Por favor, llama a esa mujer y déjanos ayudarte.

Sonreí agotado y doblé la carta con cuidado, metiéndola en el bolsillo de mis pantalones vaqueros.
- Maldito acosador... Jinyoung... - Resoplé dándome ánimos y de paso que terminaba de cerrar mi mochila, me pasé por la cocina para coger varias cajas y empezar mi búsqueda de un nuevo techo. Mi turno había terminado y tras esquivar a la cotilla de Anna por los laberínticos pasillos de los almacenes, salí a la calle cargado con cartones y un periódico; tenía que empezar a buscar pero ya.
Llegué a casa, dejando caer las cajas a lo largo de todo el recorrido hasta mi cama, donde finalmente también me desplomé.
Tras unos minutos de reflexión, opté por incorporarme del colchón, tomar el teléfono y empezar a buscar pisos en el teléfono. La cosa no era fácil; la mayoría estaban para entrar a vivir dentro de un mes como mínimo y los alquileres no eran una broma.
No sé cuántas horas me pasé marcando números, pero cuando observé que la hoja del periódico estaba llena de tachones, me di cuenta de que no iba a tener opción... Metí con resignación la mano en el bolsillo y releí la carta de Jinyoung... Sonreí automáticamente al leer la línea mágica.
También me gustaría pedirte un favor: por favor, te lo ruego, no llores Gongchan. No borres la sonrisa más bella del mundo con lágrimas de angustia.
"Poesía..." Suspiré y cerré los ojos, apretando la carta contra mi pecho sin pararme a pensar realmente el motivo de mis actos. Mi corazón se sintió un poco más aliviado escasos segundos después. "Es... como un abrazo..."
- ¿Confío en ti? - Susurré al papel, mirándolo fijamente como si estuviese hablando con él en persona. - Supongo que sí... Tampoco es que tenga opción...
Hice de tripas corazón y marqué el número que me había dado Jinyoung no muchas horas antes.
- Residencia Kim; ¿en qué puedo ayudarle? - Para mi sorpresa, un hombre adulto, yo diría que hasta tirando para anciano por la aspereza de su voz y sus palabras estiradas de forma lenta, me respondió casi de inmediato.
- Buenos días, me llamo Shik Gongchan. Jung Jinyoung me facilitó esté número diciéndome que alquilaban habitaciones a estudiantes a un precio razonable... Quería informarme sobre eso.
- ¿Jung Jinyoung?
- Así es, señor. - Escuché una pausa al otro lado del teléfono.
- Un segundo, por favor. No cuelgue. - "Debe de ser alguien del servicio... O su marido, o quizás algún pariente de la señora..."
- ¿Shik Gongchan? - Una voz femenina y alegre, también de una señora de avanzada edad, saltó al otro lado de la línea dándome un susto de muerte.
- Sí, señora. ¿Con quién hablo?
- ¡Con tu futura casera, bonito mío! - Me sorprendí por la familiaridad excesiva con la que la señora me estaba tratando. - Perdona, ¡es que hacía mucho que mi Jinyoung no me mandaba a nadie y tengo mucha curiosidad por saber cómo eres! Me llamo Kim Hyeja, no sé qué te habrá contado Jinyoung... Pero ahora puedes preguntar todo lo que quieras sobre mí o sobre mi curioso hobbie.
- Está bien... - Fruncí el ceño, maldiciendo a Jinyoung por no haberme avisado de la poca estabilidad mental que la señora parecía padecer. - Verá, me tengo que ir de mi piso en una semana, y cuando Jinyoung me habló de usted y de su... "hobbie", pues me pareció interesante. Querría saber qué tipo de habitación es, las facilidades que tiene, cuánto sería el alquiler al mes y qué viene incluido en el precio.
- ¡Huy! ¡Qué de preguntas! - La señora Kim rió. - Jinyoung nunca me había mandado a nadie tan precavido... - "¿¡A cuántos le habrá mandado este liante!?" - Veamos... Las habitaciones son apartamentos, poseo un edificio que he modificado para que sea una residencia inmensa, pero es demasiado grande para mí, así que cada planta es un apartamento de concepto abierto, sin paredes salvo las más básicas.
- Solo por curiosidad, Señora Kim... - La interrumpí. - ¡Cómo de grande es ese edificio?
- 38 plantas.
- ¿¡QUÉ!? - No pude evitar gritar... ¿Qué clase de persona se compra un edificio tan grande para ella sola?
- Tengo disponibles todas las plantas menos las tres de lo más alto y las cuatro más bajas. En las cuatro más bajas vivo yo y en las tres más altas vive mi nieto, que está como una regadera y le gusta estar ahí arriba solito...
- Ah... comprendo... - Me senté en el escritorio abanicándome con el primer folio que encontré. ¿Dónde me estaba metiendo?
-Y respecto a facilidades... Pues bueno, todas las que tiene un piso normal, supongo... Además, mi nieto acaba de poner el internet ese que tanto os gusta a los jóvenes, así que podrás hacer los deberes y todas esas cosas de la escuela sin tener que salir de casa... Por cierto, ¿qué estudias?
- Ciencias Sociales, Señora Kim.
- ¡Oh! ¡Qué encantador! - Sonreí por la emoción que la señora le ponía a todo, empezaba a caerme bien a pesar de que seguía pensando que estaba loca. - Bueno, ¿qué más? ¡Ah! ¡Sí! No te cobro nada al mes, lo único que tienes que hacer es mantener tu planta limpia, no soporto la suciedad, ¡la quiero como los chorros del oro! Y bueno, yo me encargo de las facturas de luz, agua, teléfono e internet. Lavandería hay en el sótano, tú decides si quieres usar esa o si quieres una lavadora en tu cuarto... ¡No tengo problema en ponerte una! Y para planchar viene una muchacha muy maja una vez a la semana, así que solo tienes que dejárselo en una cesta en algún lugar visible y yo ya la informaría de que también tiene que recoger ropa de ese piso.
Parpadeaba incrédulo mientras escuchaba todo lo que la mujer me decía; tenía que tener trampa en alguna parte.
- ¿Te gustaría venir a ver el piso? Por si acaso tienes alguna duda más. - La señora sonaba feliz y alegre, pero a mí algo me olía mal...
- Si no es molestia...
- ¡Claro que no! ¡Los amiguitos de Jinyoung nunca son molestia! ¿Te viene bien mañana?
- Mañana salgo tarde de trabajar, Señora Kim...
- ¡No pasa nada! Te vienes a la hora que sea... Ya aviso yo a Sebastian para que te abra la puerta...
- ¿Sebastian? - Tragué saliva.
- Es mi mayordomo... En realidad no se llama Sebastian, pero como en la tele siempre se llaman así pues se lo llamo para hacerle rabiar un poquito... - Rió de forma traviesa, haciéndome sonreír de nuevo. La señora tenía salero.
- Bueno, Señora Kim, ha sido un placer hablar con usted. Mañana en cuanto salga de trabajar iré hacia allí, disculpe si llego demasiado tarde.
- Está bien, hijo, no te preocupes por la hora. ¿Tienes la dirección?
- Mañana veré a Jinyoung... - "O eso espero..." - Así que se la pediré a él, no se moleste.
- Perfecto pues, duerme bien, ¿sí?
- Gracias Señora Kim, descanse.
Colgué el teléfono y resoplé mientras sonreía. La mujer no parecía estar loca en el mal sentido... Mañana iría a ver el piso y entonces decidiría qué hacer.
- Estoy reventado... - Me masajeé los muslos, que me dolían de estar tantas horas de pie y de un lado para otro por todo el café. Cogí una libreta, un bolígrafo y me eché en la cama, dispuesto a escribirle una respuesta a Jinyoung.

Hola Jinyoung, soy Gongchan y aunque preferiría no ser el acosado... hasta ahora no está tan mal.
No me esperaba de ti que fueses un cotilla... Te veía más del tipo distante que suele ser protagonista de rumores varios de campus universitario, pero parece ser que me equivocaba.
No estoy enfadado, aunque he de admitir que me avergüenza que me vieses en una situación como esa... Mi principio base es jamás llorar delante de nadie, sea cual sea la circunstancia, así que te pido disculpas por dejar que me veas así; es humillante. Y no, por supuesto que no aceptaré dinero, ese es mi segundo principio.
He llamado a la Señora Kim como me dijiste que hiciese... Mañana iré a ver el piso a ver qué tal, pero no me gusta eso de que no haya que pagarle nada, en cuanto pueda irme de allí, lo haré.
Parece una señora muy simpática, y bastante original, todo hay que decirlo. Odio a la gente aburrida, así que supongo que nos llevaremos bien, o eso espero.
No he leído "Crepúsculo", así que no sé muy bien cómo comparar a su autora con Yimou, pero también debo decir que de ella solamente he empezado a leer "Amor bajo el espino blanco", por lo que tampoco puedo contarte mucho de ella.
Cuando tenga un rato escucharé esa canción, a ver si es cierto a lo que me retas... Aunque dado que no he tenido ni mi primer beso ni mi primera cita aún, pues lo veo difícil... ¿Quizás recordando mi primer amor? Ya te contaré.
¿Quieres que la gente ría y llore por los momentos que tú viviste? Eso es un poco egocéntrico, ¿no? Bromeo, sigo viéndolo interesante.
Quiero advertirte que no soy de las personas que dejan ver sus facetas fácilmente, y me parece fatal que te las arreglases para ver una de las más íntimas, pero bueno... Te perdono porque... Pues porque sí, no tengo que darte explicaciones.
¿Sabes que eso ya sí que es acoso? Si dejase de hablarte y cortase todos los lazos contigo y aún así siguieses viniendo al café, podría llamar a la policía. Piénsatelo dos veces.
Aún así, muchas gracias por ofrecerme tu ayuda a pesar de ser casi un extraño para ti. De verdad, muchas gracias.

Doblé el papel y lo metí en la bolsa del trabajo para el día siguiente. A continuación, fruto de la curiosidad, saqué el móvil del bolsillo y tecleé en internet "Canon en Re Mayor, Pachebel". Cliqué en el primer enlace que encontré, me puse los auriculares y cerré los ojos. Los instrumentos de cuerda que sonaban suavemente y dejaban paso a los de viento en una armonía perfecta. Sonreí; Jinyoung tenía razón.
En mi mente aparecían imágenes de hace mucho tiempo y otras de hace no tanto... La primera sonrisa de Eunsol cuando no era más que un bebé, la primera vez que vi de cerca animales salvajes cuando fui de pequeño con mis padres al zoo... Sonaba insignificante, pero todo eso había marcado mi interior aunque solo fuese un poco.
La despedida de mi abuela cuando me vine a la ciudad, el abrazo húmedo por las lágrimas de ambos y la amabilidad de mi casera, Eunjung y sus bromas, el primer día en la universidad y... De repente la imagen de Jinyoung sonriendo apareció en mi mente, una y otra vez, en un bucle infinito. Su sonrisa sorprendida, su mirada curiosa, su expresión nerviosa y la timidez de las primeras palabras que compartimos... ¿Jinyoung también me había marcado de esa forma a pesar de conocerle desde hace apenas nada? Pues parecía ser que sí.
La luz reflejada en su pelo caoba despeinado, cómo se mordía el labio cuando se quitaba la gorra y se sentaba en su sitio de siempre, cómo doblaba cuidadosamente la gabardina, cómo cruzaba las piernas mientras sonreía removiendo el café...
Abrí los ojos cuando los violines se silenciaron: ¿Cuándo me había fijado yo en todos esos detalles? Me quedé mirando al techo varios minutos, asustado por todo lo que mi propia mente acababa de recordar... ¿Desde cuándo tenía yo imágenes tan nítidas de Jinyoung? ¿Y por qué?
Sacudí la cabeza, arrancándome los cascos de cuajo y bloqueando la pantalla. El agotamiento me estaba afectando demasiado y haciéndome ver cosas que no eran.
"Suficiente por hoy, Gongchan..." Me desvestí y sin ponerme el pijama siquiera, me escondí entre las sábanas y me dormí con esa maldita imagen de Jinyoung sonriendo a contra luz con su pelo caoba despeinado emitiendo destellos rojos. "Maldita sea..."

- ¿Dormiste bien? - Anna se acercó alegremente como siempre y le dediqué una sonrisa cansada.
- Podría decirse...
- Pues tienes unas ojeras... - Señaló con el dedo índice de forma acusativa mis ojos hinchados que le dedicaron una mirada de odio.
- Calla, estuve empacando cosas. - Mentí. No había dormido tranquilo por culpa de esa maldita imagen en mi cabeza.
- ¿Te mudas?
Asentí con la cabeza mientras limpiaba la cafetera.
- ¿A dónde?
Me encogí de hombros.
- ¿No sabes a dónde te mudas?
- Ojalá lo supiese... - suspiré recordando vagamente la conversación con la Señora Kim de ayer y sus delirios momentáneos.
- ¿Fuiste a clase por la mañana?
Asentí de nuevo con cansancio. Empezaban a estresarme tantas preguntas.
- ¿Y qué tal?
Le dediqué una mirada asesina.
- Tengo que ir a hacer inventario... - Susurró al darse por aludida y se fue, caminando sigilosamente hacia atrás sin romper el contacto visual, como si yo fuese un tigre dispuesto a cargármela de un zarpazo. Una vez hubo desaparecido, sonreí aliviado y continué con mi tarea; hoy tenía que esperar poco para que Jinyoung llegase. Mi turno también comenzaba tarde, así que...
- Son las seis y media... - Susurré, observando como la aguja de los segundos seguía moviéndose y la puerta no se abría. Respiré aliviado al ver que quince segundos tarde, llegaba Jinyoung a todo correr. Sonreí divertido y le miré, dedicándole una sonrisa que enseguida fue correspondida con timidez. Algo rebotó en mi pecho en ese instante, borrándola por un segundo, aunque decidí ignorarlo... Yo no estaba enamorándome de él.
"Imposible".
- Perdón por el retraso. - Susurró al pasar a mi lado mientras se quitaba la gabardina con tanto cuidado como lo recordé la noche anterior.
Negué con la cabeza mientras secaba vasos que ya debían de estar secos desde hace horas. - Esto es intolerable... Los retrasos no son admitidos, ¿eh?
Me sonrió, pillando mi sarcasmo y sentándose agotado en el que ya era su sitio.
No fui a tomarle nota, simplemente puse a funcionar la máquina de café y saqué el sándwich que había preparado previamente para él, lo coloqué todo en la bandeja y me acerqué a él, que me miraba sorprendido.
- No te gustan los cambios, así que americano con hielo y sándwich vegetal. - Se lo serví y bajó la mirada, aparentemente avergonzado.
- ¿A dónde han ido los formalismos?
Me tapé la boca automáticamente, avergonzado por mi comportamiento. Yo jamás dejaba los formalismos con nadie. ¿Qué narices me pasaba?
- Está bien. - Le miré y me miraba con sus ojos color avellana que brillaban alegremente, calmándome automáticamente. Gracias, es más cómodo así.
Asentí y le dejé el sobre que llevaba en el bolsillo del mandil sobre la mesa, yéndome automáticamente después y escondiéndome en la cocina. No entendía qué pasaba conmigo.
- ¡Oh! - De repente recordé que tenía un tema pendiente. Saqué el móvil del bolsillo y marqué el número de mi banco. - Buenos días, mi nombre es Gongchan Shik y quería hacer una transferencia bancaria, mi número de cuenta es 5874.9625.3100... - Le dictaba a la máquina automática del banco cuidando mi pronunciación. - El nombre de la destinataria es Lee Sungryung, número de cuenta 8954.7136.2851...
Suspiraba cansado mientras le decía también la cantidad de dinero al robot, apretando el trozo de papel donde tenía anotados los números de cuenta con rabia. Ya no me quedaba nada para este mes... Pero Sungryung no tenía la culpa de que yo tuviese la situación económica que tenía.
Finalmente, la voz del teléfono me dijo que ya estaba todo hecho tras darle unos cuantos datos más y suspiré, sentándome en el suelo y pensando de dónde sacaría el dinero para el bono del metro que me caducaba en dos semanas.
- Gongchan... - Esa voz familiar llamó a la puerta de la cocina con suavidad. - ¿Puedes salir un momento? En el cartelito de la puerta pone que sólo se admite staff...
Sonreí al reconocer la voz de Jinyoung y me incorporé, abriendo la puerta y encontrándomelo de frente.
- ¿Sí? ¿Algo no está a su gusto, señor? - Sonreí y él bajó la cabeza, avergonzado.
- Toma... - Me tendió un sobre y adiviné qué era. Sonreí e hice una leve reverencia como agradecimiento. - Podemos sentarnos?
Señaló la que ya era su mesa con timidez y asentí, caminando delante de él. Por suerte ese día el café no tenía mucho trabajo...
Ambos nos quedamos en silencio unos minutos. Yo intentaba saber por qué de repente, solamente con estar sentado a su lado, sentía como que todas mis preocupaciones eran algo secundario... Parecían tan lejanas...
- ¿La escuchaste? - Preguntó por fin, mirándome a la cara y sonriendo. Jinyoung era muy tímido, pero cuando lograba superar esa gran barrera, era bastante extrovertido.
- ¿Perdón?
- Canon en Re Mayor... Pachebel...
- ¡Ah! Sí, ayer después de escribir la carta... - Susurré recordando la canción que había hecho aflorar tanto de mí que ni yo mismo recordaba.
- ¿Y bien? - Parecía emocionado.
- Indescriptible... - Sonrió triunfal ante mi sonrisa tímida.
- Yo tenía razón, ¿verdad? - Asentí. - ¿En qué pensabas cuando la escuchaste?
Tragué saliva al recordarlo... "¡En ti, pero no sé por qué!" - En mis padres... en mi hermana y en mi abuela, en mis amigos...
- Y en tu novia?
- No tengo novia. - Me sorprendió lo directo que había sido con sus palabras.
- Lo siento, he sido muy brusco, ¿no? Perdona... Pero tengo curiosidad...
- Está bien...
- Por lo que decías en la carta, parece que tampoco has tenido novia antes, ¿no?
Asentí. Sonrió.
- Perdona... Estoy siendo de nuevo muy cotilla...
- Está bien...
- ¡Ah! Leí que hablaste con Hyeja... ¿Qué tal? Es una mujer un poco especial... Pero cuando la conoces y te acostumbras llega a ser como una abuela.
Reí levemente.
- Sí que es especial, sí... Le comenté que iba de tu parte. - Su cara se tensó un poco, apenas nada, pero se tensó.
- ¿En serio? ¿Y te dijo algo?
- Nada fuera de lo normal, ¿por? - En ese momento parecía algo aliviado. ¿Qué le pasaba?
- Nada, curiosidad.
Decidí ignorarlo y sacar otro tema. Hablar con Jinyoung me encantaba... no me cansaba en absoluto.
- Me hizo mucha gracia que su mayordomo se llame Sebastian... - Reí al recordarlo y él también rió.
- Sí, el pobre hombre está hasta las narices... En realidad se llama Jongdae, ¿sabes? Se conocen desde hace más de treinta años y creo que nunca le ha llamado por su nombre... - Ambos reímos.
- Si al final me alojo allí y me lo encuentro, le llamaré por su nombre de verdad.
- Yo lo hacía, te lo agradece de verdad.
- ¿Cuánto tiempo viviste allí?
- Como dos años hasta hace poco... - Calculó mentalmente y finalmente asintió. - Sí, sobre dos años.
- ¿Y por qué te fuiste?
- La verdad es que no lo sé... Simplemente me apetecía cambiar un poco...
Sonrió asintiendo y le imité.
- ¿Qué tal va lo de la novela esa tan rara? - Pregunté curioso.
- Novela esa tan rara... - repitió con pesar y una sonrisa frustrada. - No sé cómo tomármelo...
- Sabes que no te lo digo a mal y que estoy realmente interesado, ¡no te hagas el dolido! - Le reñí y ambos reímos.
- Está bien... Va haciéndose poquito a poco... Cada día intento escribir algo, por eso siempre anoto todo lo que siento que me marca durante el día.
- ¿Como este momento? - Me arrepentí en seguida de la osadía de mi comentario. Pero la sonrisa dulce que Jinyoung me mostró, borró todos los pesares que se me habían acercado por un segundo.
- Ni lo dudes... - Le devolví la sonrisa y continuamos hablando hasta que nos dimos cuenta de que ya había oscurecido.
- ¿¡Qué hora es!? - Me incorporé mirando mi reloj de muñeca.
- Hora de cerrar. - Me dijo uno de mis compañeros con una mueca de desagrado. - Y pretenderás que te paguen por el "gran trabajo" que has hecho hoy, ¿no?
- Lo siento... Se me fue el santo al cielo...- Me disculpé automáticamente por mi falta de compañerismo.
- Está bien... - Suspiró sonriendo cansado. - Pero friegas tú.
Asentí tomando la fregona que me tendía y le observé desaparecer en los vestuarios.
- Te ayudo. - La voz de Jinyoung a mi espalda casi me provoca un infarto de los gordos.
- No es necesario... - Cogí la lejía al otro lado de la barra y vertí un chorro sobre el cubo que se iba llenando lentamente con agua tibia.
- Has quedado con la Señora Kim, y como tengas que limpiar solo no vas a llegar a tiempo... Si te ayudo con la mitad, también tardarás la mitad, tiene lógica, ¿no? - Sonrió y cogiendo un trapo se puso a limpiar las mesas bajo mi atenta mirada.
- Gracias... - susurré notando cómo mis mejillas me ardían de una forma completamente nueva para mí. "No, Gongchan... ¡NO!"
Jinyoung tuvo razón, en menos de media hora el local estaba más limpio que nunca.
- Me tengo que ir... - Se despidió antes de que yo me fuese a los vestuarios. - Me lo he pasado muy bien.
- ¿Limpiando? - Reí. - ¿De verdad?
Asintió sonriendo y se disponía a irse.
- ¡Jinyoung! - Grité haciendo que se detuviese y se girase hacia mí. - Gracias por ayudarme... Con todo. - Sonrió y asintió suavemente antes de desaparecer definitivamente. Sonreí tímidamente y me cambié lo más rápido posible antes de salir corriendo hacia la boca de metro.

Tomé el papelito donde Jinyoung me había anotado la dirección y la busqué en Google Maps, no quedaba muy lejos del centro, así que no me fue difícil encontrarlo.
Un gigantesco edificio se erguía frente a mí. A simple vista cualquiera diría que son oficinas, pero no... "Es la residencia de una mujer con mucho dinero y que se aburre mucho... Hay gente para todo".
Me armé de valor y me acerqué a lo que era la entrada al edificio. Mire a los alrededores de la gigantesca puerta de cristal y encontré lo que parecía un timbre; llamé y en seguida la voz del hombre mayor que ya me era familiar respondió.
- ¿Diga?
- Buenas noches... Soy Shik Gongchan... Venía a hablar con la Señora Kim sobre un piso...
Un zumbido sonó en la puerta en cuanto pronuncié mi nombre y con solo un empujoncito, la inmensa puerta se abrió ante mí.
Me adentré en la oscuridad con pasos cautelosos y en cuestión de segundos, todas las luces del interior se iluminaron. Parecía una entrada a un edificio normal y corriente. Incluso tenía un mostrados con un cartelito negro y dorado encima que ponía "recepción".
- ¿Señorito Shik? - Me giré, sorprendido por el sigilo del mayordomo y asentí. - Sígame, por favor. - Un movimiento suave de su brazo derecho me invitó a seguirle hacia el ascensor, que tenía una llave para subir a la primera planta.
- Es usted... - Por fin me atreví a romper el incómodo silencio que había en el ascensor. - ¿Es usted Jongdae? - El hombre se giró hacia mí, sorprendido y debajo de su blanco bigote, prácticamente igual al del personajillo del Monopoly, pude adivinar una sonrisa.
Sonreí también y enseguida llegamos a la primera planta.
- El Señor Shik está aquí, Madame. - Una señora bajita y regordeta, con ojos brillantes y la permanente perfecta se levantó del sofá que adornaba la sala a una velocidad pasmosa y se acercó con pasitos rápidos a mi lado, mostrando una sonrisa radiante que hacían ver aún más pequeños sus ojos brillantes de color marrón claro.
- ¡Qué bonito eres! - Sus primeras palabras me dejaron sorprendido como al que más. - Jinyoung siempre sabe escogerme a los niños más lindos... - Correteaba a mi alrededor, escaneándome sin cansarse.
- Creo que le está incomodando, Madame.
- ¿Sí? - Me miró con expresión triste tras frenar en seco su carrera en círculos a mi alrededor. - Lo siento mucho, Gongchan... ¿Me perdonas?
Intentaba aguantarme las carcajadas dentro tanto como podía, pero era complicado.
- No hay problema, Señora Kim. - Le sonreí y ella me devolvió la sonrisa automáticamente.
- Bueno, supongo que estarás cansado... ¿Quieres un té?
- No, gracias. Estoy bien.
- Aigoo, ¡qué muchacho más educado! - La mujer gesticulaba mucho y parecía emocionadísima de tenerme en medio de su salón como otra más de las estatuas de piedra que lo decoraban. - Vamos directamente al grano, ¿sí?
Asentí y la seguí hasta el ascensor.
- Verás, cada piso tiene una llave y sólo se puede acceder con ella... Lo hice para que todos mis muchachos tuviesen su privacidad y no se sintiesen incómodos. - Me miró con ojitos de cachorro, aunque no entendí muy bien por qué. - Sólo hay dos copias de la llave. Una la tendrás tú para dársela a quien quieras o quedártela por si pierdes la principal, y la segunda la tendrá Sebastian, - el nombrado suspiró frustrado, sacándome una sonrisa divertida. - que se la dará a la muchacha que viene a hacer la plancha y la colada, pero sólo si tú accedes a ello.
Insertó la llave en la ranura que estaba al lado del número 34.
- A todo el mundo le gusta vivir en lo más alto, así que te he preparado el piso número 34. - Rió divertida. - Ya te comenté que los otros tres pisos por encima de ti los tiene mi nieto como residencia... No te molestará, es un muchacho muy tranquilo y callado.
Asentí y simplemente observé cómo los números del ascensor se iban iluminando uno a uno a medida que íbamos ascendiendo.
- Pero a la azotea puedes subir de todas formas cuando quieras. Es muy bonita y tienes una vista nocturna de Seúl absolutamente hermosa. - La mujer elogiaba y elogiaba una y otra vez lo bien que se le daba cuidar las plantas de su adorada azotea y lo bien que las tenía que hasta habían soportado las heladas del pasado invierno cuando, por fin, llegamos a la planta 34.
En cuanto las puertas del ascensor se abrieron ante mis ojos, mi boca se quedo con una forma perfecta de "O". Aquello era inmenso.
Nada más salir, me encontraba con una sala de estar con un sofá enorme de cuero color crema, una mesita de cristal en medio y la televisión más grande que jamás había visto colgada de la pared. Toda la estancia se iluminaba con los múltiples focos de luz que estaban estratégicamente colocados en el techo para que no notases que era de noche aunque fuesen las dos de la madrugada. A la derecha, dividido por una pared de cristal, había una inmensa cama blanca, rodeada por dos mesas de noche, también blancas y un par de estanterías repletas de libros. A continuación, continuando por la estancia, había un vestidor tan grande que toda mi ropa no llegaba para llenar ni un cuarto de éste... Ni toda mi ropa ni toda la ropa de los habitantes de Seúl.
La mujer iba correteando por todo el piso, haciendo sonar sus tacones bajos en el parqué de madera oscura.
- ¿Te gusta? ¡Es muy luminoso! - "Claro... Todas las paredes son de cristal..." - Tiene aire acondicionado para que en verano no se conviertas en un Gongchan derretido, y todo está decorado en las mismas tonalidades: negro, blanco, crema y plata.
Asentí mientras miraba a mí alrededor a medida que el tour continuaba. Me daba miedo tocar algo por miedo a romperlo: parecía una casa de revista decorativa de interiores.
La cocina no se quedaba atrás: con una isla de acero en medio, los fogones descansaban en medio de una encimera de mármol color gris con detalles negros de, mínimo, dos metros de largo cada lado. También encontraba un horno, un microondas y una nevera de último modelo y unos taburetes de cuero negro al otro lado de la isla. Los armarios estaban camuflados con la pared de madera gris.
El estudio estaba en la parte más alejada del piso: parecía una biblioteca. Unas estanterías de madera negra repletas de enciclopedias y clásicos de la literatura ascendían hasta el techo desde el suelo, acompañados de una escalera para poder coger los de arriba del todo. También había un escritorio de madera con un flexo de aluminio en uno de los lados y una butaca de cuero negro que sería la envidia de cualquier ejecutivo de alto standing.
- Bueno... - La mujer me hizo sentarme en la que, según ella, ahora era mi sala de estar, y me miró ilusionada. - ¿Qué te parece?
- Es... increíble. - Yo seguía mirando a mí alrededor sin creerme lo que me estaba ocurriendo.
- ¿Te quedas o no? - Lo directa que era esta mujer era digno de mención. No se cortaba ni un pelo.
- Pues... No lo sé... - Suspiré sin dejar de mirar a mi alrededor. - Debería pensarlo un poco más.
- ¿Por qué no pasas aquí la noche? - Sugirió con toda la naturalidad del mundo y su sonrisa pícara permanente mostrándose en su cara.
- ¿Eh? No, no... Tengo que volver a casa...
- ¡Que no, bobo! Pasa aquí la noche, sin compromiso ninguno, y mañana ya me dices, ¿sí? ¡Que sé que no tienes mucho tiempo para elegir!
- Pero... No... - La señora no me daba oportunidad de protestar. Ella y "Sebastian" ya estaban entrando en el ascensor mientras yo intentaba huir de allí.
- Además, ¡mira qué hora es! Ya es demasiado tarde como para que vuelvas solito a casa... Mañana por la mañana ya me cuentas antes de ir al cole, ¿sí?
"Voy a la universidad, señora..."
- Pero... Esto no... ¡Señora Kim! - No me dio tiempo a darle una explicación razonable antes de que la puerta de la máquina se cerrase en mis narices.
Resoplé y me tiré en el sofá con muy poca delicadeza.
- Está como una cabra... - Susurré incorporándome y dirigiéndome a la cama. Me senté en el borde y asentí satisfecho. "Qué cómoda..."
Me tumbé tras quitarme los zapatos y sonreí. Era realmente cómoda... Y la verdad era que me sentía bastante tranquilo allí... Quizás sí que me lo estaba replanteando.
Me desvestí y dejé la ropa encima de la butaca de cuero blanco que descansaba a los pies de mi cama. Apagué las luces y me tapé cuidadosamente con aquellas sábanas increíblemente suaves y con olor a flores que no sabría identificar.
Cerré los ojos cuando escuché cómo alguien utilizaba el ascensor, pasando por mi planta para subir una más arriba de la mía.
"El piso 35..."
Agudicé el oído, la verdad es que estaba bien insonorizado y apenas escuchaba nada cuando, de repente, abrí los ojos al empezar a escuchar esa hermosa melodía... Sonaba tan leve y lejana que tenía que poner todos mis sentidos en ella para no perderla.
"Canon en Re Mayor... Pachebel..."

9 comentarios:

  1. hgsdgasjdghasjdgsja *-------------------*
    empeze a leer este fic hace dos dias y cuando vi esta actu tan de la nada me taldie mucho xddd
    de donde viene la musica que Jinyoung le mostro?
    como es eso de que Jinyoung le ah recomdado a la señora otras personas ¬¬?
    a casa Se enamorara de Jinyoung *OOOOO*!!!????
    actualiza rapido por favor que me encanta el fic y si no lo leo me desespero DDDD:
    y eso, me desahogue :)
    Otra vez, el fic esta genial, sigue asi ^^
    Bye >3<~

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    1. Lo siento por la tardanza de las actualizaciones... Es que ando ocupada y cuando tengo un ratito intento descansar, pero en cuanto puedo me pongo con los fics!!
      Secretitos~ Secretitos de mis fics~ Jajajaja
      Me alegro de que te esté gustando tanto, y no desesperes amiga mía, que prontito estará el nuevo capítulo ;D
      Muchísimas gracias por leer y comentar! :D espero que sigas leyendo y comentando ;3
      Besos!!

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  2. WAAAA!!! JURO! QUE EN MI VIDA SOLO EH LEÍDO 2 FINCS DE ESTE TIPO! TAN DETALLADO TAN BIEN REDACTADO! TAN HERMOSO! TU ERES LA SEGUNDA EN HACERME FANGIRLEAR DE UNA MANERA INCONTROLADA CON UN FINC! *W*!! EN EL 35 VIVE JINYOUNG! A MI NO ME ENGAÑAS~~ ewe!!! ESPERO EL PRÓXIMO CAPITULO MAS EMOCIONADA AUN!! POR CIERTO AME TU PORTADA!! JINCHAN! JINCHAN! me disculparas si escribo en mayúsculas es que estoy emocionada~

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    1. Muchísimas gracias! Me encanta que el fanfiction esté gustando tanto y que las lectoras os emocionéis al leerlo :D
      De verdad que muchas gracias por tu comentario, me ha alegrado mucho :3
      Espero que sigas leyendo y comentando ;D Y gracias también por mencionar mi portada :')

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  3. Hola:c te quería decir que me encanta tu fic jfgdhfkdhf*--* hace tiempo que no me emocionaba tanto con una y no sé me encanta como escribes y porfa siguela pronto ;; esperare con muuuuuchas ansias el próximo capitulo, eso cuidate ññ <333

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    1. De verdad? Muchas gracias! Me alegro de que te esté gustando tanto ^^ Pronto publicaré el siguiente! Saludos <3

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  4. gashdghagsdajsgdj amo este fic por la $%&//&%$%& ;__; <3
    Sabes lo que es estar revisando todos los dias, enserio TODOS los dias para ver si subes la actu con la esperanza de que estara alli pronto :c?
    adoro tu fic sube el proximo pronto te lo ULTRA suplico :c ¿si?
    PD: Amo tu fic y tu portada *-----------------* <3

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    1. Jajaja Muchas gracias! Lo publicaré lo antes posible~Un saludo y un besazo! ^^ (Gracias por mencionar la portada *-* me costó lo mío aprender a hacerlas... xD)

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  5. Esta historia me la leí desde un principio cuando recién subías los capítulos y así. Ha sido mi historia favorita y ahora que la vuelvo a leer ¿Lo has re-escrito? Por qué hay cosas que no recordaba y más detalladas. Me gusta más skdifjdks ¡Amo esta historia!

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