Hola Gongchan, de nuevo yo, Jinyoung.
No me considero especialmente cotilla, creo
que curioso me define más, cotilla suena muy de programa tertuliano.
No veo el motivo por el cual debes sentirte
avergonzado por llorar... Las lágrimas son la forma de expresarnos más hermosa
que tenemos, junto a las sonrisas. Una lágrima puede contener tantas emociones
que todas y cada una de ellas deberían ser atesoradas, y no tratadas como algo
vergonzoso. Piénsalo.
Por otro lado, ya me extrañaría que hubieses
aceptado el dinero, no creo que eso hubiese ido con el Gongchan que empiezo a
conocer, pero de todas formas quiero que sepas que si algún día tienes algún
problema económico realmente grave, no deberías ni dudar dos veces antes de
pedirme ayuda. De verdad.
Estoy seguro de que te encantará la
residencia Kim, aunque sea temporal, no tengas prisa en irte de allí, es un
lugar maravilloso con gente encantadora. La señora Kim llegará a ser parte de
tu familia.
Por otro lado, y sin ánimo de parecer
descortés o maleducado, me sorprende que aún no hayas tenido tu primera cita o
beso, pensaba que con la popularidad que pareces tener entre el público
femenino, ya ni te acordarías de ello... Pero por algún motivo eso me alegra,
significa que tienes personalidad y que no te dejas llevar. Me alegro mucho.
Egocentrismo no creo que sea la palabra
apropiada para las intenciones que tengo con mi libro, aunque es un punto de
vista interesante. Verás, cuando vemos una película y el personaje con el que
hemos creado un vínculo emocional a lo largo del film sufre, sentimos tristeza,
no es así? Sentimos tristeza por su historia, porque él se siente triste y eso
nos duele. Bien, mi meta es... Podría conseguir expresar mis sentimientos de
una forma tan descriptiva, que la persona imagine la situación en la que estoy
y sienta conmigo? No sé si me estoy explicando bien, pero creo que no es
egocentrismo, es más bien empatía incitada.
Me disculpo de nuevo por haberte visto llorar.
Tampoco estoy contento con ello; preferiría que tú mismo y por tu propia
voluntad me hubieses enseñado ese lado de ti, pero ahora que ya está visto pues
no puedo hacer otra cosa más que atesorar aquel momento íntimo en mi memoria y
anotar lo que sentí al verte en mi libro. Con tu permiso, claro está.
Llamarías a la policía solamente por tener
un cliente que acude comúnmente al café? No creo que la denuncia avanzase
mucho, pero si llegamos algún día a la situación, lo averiguaríamos.
Una última cosa que quiero aclararte, GongChan;
yo siempre voy a estar a tu lado para ayudarte, siempre, o al menos hasta que
tú ya no me quieras ahí.
Sonreí en el
metro, leyendo de nuevo la carta y dándole otro sorbo al café con hielo de mi
vaso. Al salir de la residencia Kim, conseguí no entretenerme demasiado con la
adorable señora que insistía en prepararme un desayuno casero. La oferta era
tentadora, pero debía pasar por casa a tomar las cosas de clase y terminar de
empacar; esa misma tarde me instalaría en mi nuevo hogar temporal.
Bajé en mi
parada, tirando el envase vacío en una papelera de la estación y me apuré a
casa. Llevaba el tiempo algo justo.
En cuanto
estuve en casa lo primero que me apuré en preparar fue la bolsa para la
universidad, me quedaba una hora y media y tardaba cuarenta minutos en llegar,
así que eso era lo primero que tenía que dejar listo para salir corriendo. Me
acerqué a mi mesa de noche, vaciando los cajones en una caja, parándome a
pensar bien qué tirar y qué conservar para no tener que llevarme demasiadas
cosas conmigo. Decidí tirar todos los papeles que no veía útiles y simplemente
conservé algunos apuntes viejos del curso y los documentos importantes.
Tardé menos
de lo que me esperaba... En media hora ya solamente me quedaba despejar la
cocina, y tampoco es que yo tuviese material de chef profesional, así que tras
guardar dos tarteras para el ramen, una sartén y un par de tazas y vasos, ya
estaba listo.
- Creía que
tenía más cosas... Es un poco triste que todas mis cosas quepan en tres cajas
de cartón. - Suspiré, dejándome caer en la que era mi cama, con una sonrisa
cansada en el rostro y mirando mi reloj de pulsera. Me quedaba algo más de
siete minutos para salir de casa, así que me acerqué a mi bolsa, saqué un
bolígrafo y una hoja de cuaderno y me dispuse a escribirle la respuesta a
Jinyoung. Volví a la cama, apoyé el papel en la mesita de noche y cogí aire,
como siempre, antes de empezar a escribir.
Me parece una soberana estupidez que a estas
alturas aún nos sigamos presentando al inicio de las cartas... No sé tú, pero
yo no recibo muchas al día, sabes? En fin... Soy Gongchan (Oh, que
sorpresa...).
Pues pareces cotilla... Pero bueno, tienes
derecho a preparar tu autodefensa, lógicamente. Bromeo. Aunque la curiosidad
mató al gato, solo digo eso.
Por qué parece que estoy escribiendo la
carta con tono amenazante? Te aseguro que no es mi intención, siempre las
escribo con una sonrisa de las que te gustan en la cara.
Verás, me avergüenza llorar porque me cuesta
mucho abrirme a las personas y mostrarles quién soy... Y que me vean en un
momento tan personal, pues como que me da corte... Es como si estuviese desnudo
al llorar... No sé explicarme, lo siento.
Jamás aceptaré tu dinero! Antes dormiría en
una cuneta y comería mapaches. Ni hablar. Me tengo que valer por mí mismo.
Bromeaba con lo de tu egocentrismo, no hacía
falta que me soltases toda esa artillería defensora, pero aún así me ha gustado
leerla. Ahora tengo una idea un poco más clara de lo que haces... La idea que
imaginaba antes era un poco confusa. Me encantaría leerlo el día que lo
termines, espero que me dejes.
No te disculpes más, no pasa nada, siento
haber sido tan borde respecto a ese tema... Ya te he explicado que es delicado
para mí.
Por qué quieres atesorarlo y no dejarlo
pasar como un momento más? Mucha gente llora todos los días y no por ello hay
que atesorar esos momentos... Me gustaría saber qué has escrito de ese momento
en tu libro.
Ya verás, el día que te denuncia (que
seguramente llegará) la denuncia llegará hasta el tribunal supremo! Bromeo...
No creo que llegue a denunciarte y llevarte a juicio... Con una orden de
alejamiento me conformaría.
Eso suena como una declaración, Jinyoung,
acaso te me estás confesando? De nuevo, es broma, muchas gracias... Jamás creí
que un extraño fuese a apoyarme tanto.
Doblé el
folio, riéndome solo de imaginar la cara que pondría Jinyoung al leer que he
confundido su amabilidad con una confesión... "Porque solamente era
amabilidad, no?"
Sacudí la
cabeza ante ese pensamiento y miré el reloj.
- MIERDA! -
Llegaba tardísimo a clase. Me metí el papel y el boli en el bolsillo y salí de
allí escopeteado, en dirección a la boca del metro pero sin ser capaz de
borrarme la nueva duda de la cabeza.
" Una última cosa que quiero aclararte, GongChan;
yo siempre voy a estar a tu lado para ayudarte, siempre, o al menos hasta que
tú ya no me quieras ahí."
- Por qué
está esto tan vacío? - Pregunté a Anna mientras me sentaba en la barra,
aburrido. La cafetería estaba desierta, y todos los camareros menos yo y la
cotilla estaban aprovechando para estudiar en cualquier rincón del local. - Qué
deprimente todo... - Mascullé.
- Me dijeron
en clase que había algo así como un festival por aquí cerca, dicen que es
bastante popular. - La miré, intrigado.
- En serio?
Yo jamás había oído nada...
Se encogió
de hombros y sonrió. - Pues que lo sepa yo y no tú... Es triste.
Le saqué la
lengua y miré la mesa de Jinyoung, vacía aún a las cinco y media.
- Por qué no
llamas a tu amigo? - Preguntó Anna. La miré como si estuviese loca.
- Qué dices?
- Al chico
de la gabardina. Dile que venga antes si te aburres. - Rió divertida.
- No tengo
su número... - Murmuré, dándome cuenta en ese mismo instante.
- Puedes
mirar en la guía local, solamente tienes que mirar su domicilio.
- Tampoco sé
dónde vive... - Empezaba a darme cuenta de que quizás Jinyoung sabía demasiado
sobre mí y yo muy poco sobre él.
- Es tu
amigo al que ves a diario y no sabes ni dónde vive? - Anna me miró, extrañada.
- En
realidad no somos amigos... O sí... No sé qué somos. - Me peiné el flequillo,
nervioso. "Voy a estar a tu lado
para ayudarte, siempre, o al menos hasta que tú ya no me quieras ahí."
- No sé qué somos...
- Yo creía
que seríais amigos de hace tiempo... Como viene a diario y siempre charláis,
pues...- Dejé de escucharla para centrarme en mis propios pensamientos. Quizás
Jinyoung sí que era un acosador... Aunque la verdad es que su tipo de acoso no
me molestaba en lo más absoluto... Y eso por qué era así? Yo siempre había sido
muy independiente, la gente que había intentado apegarse a mí había sido
alejada inmediatamente, así que por qué un extraño había logrado hacerse un
sitio en mi vida tan fácilmente?
- Me voy a
ir... - Me dijo un compañero. - No va a venir nadie, todo el mundo está en ese
festival.
- Y si de
repente viene mucha gente? - Le repliqué.
- Sí,
hombre... Seguro que sí. - Resopló mientras se desataba el delantal. - Te
vienes?
- No podemos
cerrar! - Me quejé. - Nos podría caer un marrón muy gordo.
- Somos el
único local abierto de toda la calle... Dudo mucho que vaya a pasar algo.
- Pero...
- Yo también
me voy. - Comentó otro de los camareros, y en seguida los demás se le unieron.
- Anna,
vienes? - Le preguntó uno. Ella me miró, con pena.
- No quiero
que te quedes solo... - Murmuró.
- Vete si
quieres. - Le espeté. - Iros, pero ateneos a las consecuencias.
- Gongchan,
solo te quedas porque va a venir tu amiguito, si no también te irías a casa,
que me imagino que tendrás cosas mejores que hacer antes de quedarte mirando al
aire.
- No me
quedo por eso, me quedo porque es mi obligación y...
Antes de
darme cuenta ya no me estaba escuchando nadie. Todos habían desaparecido por la
salida de personal, incluyendo a Anna.
Resoplé y me
senté en una de las butacas que rodeaba la mesa más cercana.
- No me
quedo solo por ver a Jinyoung... - Me repetía esa frase a mí mismo una y otra
vez, pero la verdad es que hasta yo mismo empezaba a dudarlo.
- Hola? -
Abrí los ojos, sorprendido por la repentina voz que había roto el silencio.
- Me dormí?
- Murmuré para mi mismo mientras me levantaba y salía de aquel punto ciego del
bar. - Bienvenido...
Jinyoung
sonrió y se quitó la gorra. - Ya creía que no había nadie...
- Lo siento.
- Está bien.
- Se quitó también la gabardina y se dirigió a su sitio, seguido por mi mirada y
un ligero rubor en mi rostro. - Por qué está esto tan vacío?
- Algo de un
festival... Todos mis compañeros se han ido a verlo y me han dejado solo. -
Hice una mueca de enfado mientras ponía a funcionar la cafetera.
- Ah!
Cierto! Creo haber leído algo sobre un festival hoy en el periódico.
- Y has
venido aún así? - Dije con sorna. - Podríamos haber estado cerrados.
- Sabía que
no estaría cerrado. - Me giré, sorprendido por la seguridad de su respuesta, y
sus ojos color avellana se clavaron inmediatamente en los míos. "Por qué
me tiemblan las piernas?"
Coloqué el
sándwich en el plato de siempre, el café con hielo al otro lado y el papel
doblado delante de estos, dirigiéndome a su mesa y dejando las tres cosas con
cuidado. Jinyoung cogió rápidamente el papel y lo guardó en el bolsillo de su
chaqueta perfectamente doblada. Me dedicó una sonrisa y dio un sorbo al café.
- Siéntate.
- Me indicó. - Por una vez no me sentiré culpable de robar tu tiempo.
Obedecí
inmediatamente.
- Qué
ocurre? - Me preguntó.
- Nada...
Solo estoy algo aburrido de haber estado sin hacer nada toda la tarde. -
Mantenía baja la mirada, por qué narices me sentía tan nervioso delante de él?
No entendía nada y eso me cabreaba.
- Por qué no
te fuiste con los demás al festival?
- Soy una
persona responsable, si viene alguien, el café tiene que estar abierto para
servirle como nos han enseñado. Nos pagan por eso. - Levanté la mirada,
enfrentándome a sus ojos y a su sonrisa suave.
- Qué
decepción... - Murmuró, haciendo un puchero fugaz que me sorprendió. Jamás le
había visto actuar adorable... "Adorable? En qué estás pensando!?"
- Decepción?
Levantó la
mirada, clavando sus ojos en los míos y mostrando una sonrisa segura.
- Tenía la
esperanza de que me dijeses que no habías ido porque sabías que iba a venir. -
Abrí los ojos como platos, y él bajó la mirada, dándole un mordisco a su
sándwich.
- ... - No
tenía palabras. En el fondo hasta yo sabía que me había quedado por esperarle...
Si no podría perfectamente haberme ido a casa a terminar de empacar, llevar las
cajas a la residencia Kim y muchas más cosas que tenía que hacer... Pero no. Me
quedé para verle.
- Gongchan?
Estás bien? - Asentí al ver su mirada preocupada. - Tengo una idea.
Le miré,
confuso.
- Lavaré
todo esto, - señaló su taza y su plato. - te cambias de ropa, cierras y nos
vamos tú y yo al festival.
- Qué?
- No te
parece bien? - Antes de que pudiese rechistar, Jinyoung estaba al otro lado de
la barra lavando los cacharros.
- Hey! - Me
acerqué corriendo cuando finalmente procesé toda la información. - No hagas
eso! Es mi trabajo!
- Te veo
cansado, y a mí no me cuesta nada. - Lo dijo sin alzar siquiera la cabeza del
grifo y terminó enseguida. - Hay que fregar algo más? El suelo?
Negué con la
cabeza rápidamente.
- Qué hay de
malo? Acaso no quieres venir conmigo?
- No es eso!
- resoplé, revolviéndome el pelo. - Es que podría meterme en un lío si cierro
antes de la hora.
"En
realidad me pone demasiado nervioso la idea de estar a solas contigo..."
- Gongchan.
- Levanté la mirada. - No es una cita, vale? Es solo un paseo...
Algo respiró
aliviado en mi interior, al mismo tiempo que algo se sentía decepcionado.
- Está
bien... - Murmuré, arrastrando los pasos hasta la zona de los cambiadores y
desaparecí, sintiendo la sonrisa y la mirada de Jinyoung clavándose en mi
espalda.
- Listo? -
Asentí mientras apagaba todas las luces del lugar y cerraba con llave la
puerta. - Pues vamos entonces.
Me hizo un
gesto con el brazo, invitándome a empezar a caminar primero, y lo hice. Él
enseguida se colocó a mi lado.
- Tuviste
clase hoy, no? - Asentí. - Y qué tal?
- Pues
bien... Ciencias Sociales no es una carrera apasionante, pero bueno, es
interesante.
- Sí? Qué
disteis hoy?
- Historia
del pensamiento económico... La evolución de éste y tal... Muy emocionante
todo. - Dije con ironía, sonriendo tímidamente.
- Sí que lo
parece, sí. - Ambos reímos.
- Tengo que
presentar un trabajo sobre este tema para final de curso... Aún quedan cuatro
meses, pero quiero empezarlo ya para hacerlo con calma.
- Haces
bien... Si no luego se acumula todo. - Asentí. - Y qué tal llevas la mudanza?
- Pues
bien... Aunque es deprimente.
- Cambiar de
casa siempre pone algo triste, tienes razón.
- No, no es
por eso. - Me miró, curioso. - Es que jamás creí que todas mis cosas pudiesen
caber dentro de tres cajas. Deprimente.
- No la
gente que más tiene es la más feliz, Gongchan. - Sonrió con dulzura.
- No, pero
yo no tengo mucho ni me considero especialmente feliz, así que... - Reí. -
Aunque bueno, tampoco me voy a quejar.
- Ya verás,
a partir de ahora vivirás mucho mejor. - Le miré. Su expresión cuando me miraba
me transmitía paz. Era una expresión tranquila, dulce, suave... Tuve que dejar
de mirarla cuando noté que la temperatura de mi cara subía de nuevo.
- Ya
veremos... - Murmuré.
- Por
cierto... Qué tal tu primera noche en la residencia Kim? - Frené en seco,
mirándole fijamente.
- Cómo sabes
que he dormido allí? - Jinyoung me miró serio durante unos segundos, pero
finalmente se echó a reír.
- La señora
Kim siempre obliga a quedarse la primera noche. A mí me lo hizo, y a otras dos
personas a las que conozco que estuvieron allí también. Por eso lo supuse, no
era una afirmación en toda regla.
- Ah... -
Comencé a caminar de nuevo a su lado, no muy convencido con su explicación. -
Pues bien... Aunque parece un hotel, no sé, no acabo de sentirme del todo
cómodo.
Jinyoung
rió. - Te acostumbrarás, no cuesta mucho hacerlo.
Me encogí de
hombros. - Bueno, ya veremos. Aunque de momento es la única opción que tengo,
así que...
Ambos nos
quedamos en silencio unos segundos mientras seguíamos caminando. Me sentía
incómodo con el hecho de que Jinyoung supiese tantas cosas sobre mí y yo nada
sobre él.
-
Jinyoung... - Susurré, pero me escuchó y se giró hacia mí.
- Sí?
- Dónde vives?
- Alzó las cejas, sonriendo divertido.
- A qué
viene eso de repente?
-
Curiosidad.
- Pues...
Aquí y allá. No tengo residencia fija. - Le miré incrédulo en el momento en el
que retiró su mirada. - Oh! Ya llegamos!
Señaló a la
calle de enfrente, donde la gente se amontonaba y salía con bolsas y algodón de
azúcar. Nos acercamos y yo abrí los ojos sorprendido. Aquello era inmenso.
Había
puestos por todas partes con distintos tipos de comida, distintos tipos de
telas, juguetes, camisetas con frases divertidas, pulseras y bisutería
artesanal... De todo.
Entramos y
empezamos a mirar los puestos.
- Pruébate
esto. - Jinyoung me alcanzó unas gafas de sol gigantescas y me las tendió. Me
las puse y empezó a reírse en seguida. Jamás le había visto reírse así, tan...
real? No parecía ese perfecto príncipe del que siempre actúa. Me miré en el
espejo que me ofrecía el amable dueño del puesto y tampoco pude evitar empezar
a reírme. Era ridículo.
Continuamos
caminando y haciendo el idiota en los puestos. Hacía mucho que no me divertía
tanto, y con Jinyoung a mi lado la verdad es que creía que era inmejorable.
- Quieres
probar eso? - Señaló un puesto en el que podías coger peces con un cacito de
papel y si no se rompía, ganabas. - Es bastante popular en Japón.
Asentí tras
mirarlo atentamente y ambos nos dirigimos para allí. Compramos cinco cacitos y
yo lo intenté, fallando todas las veces.
- Esto es
imposible! - Me quejé. - Cómo no se va a romper un papel mojado?
- Tienes que
ser rápido y tener pulso. - Me dijo con una sonrisa la señora encargada del
juego.
- Probaré
yo. - Jinyoung pagó por uno más de los cacitos. Se agachó al lado del cubo de
los peces y tras unos instantes observando, sacó y metió el objeto tan rápidamente
que ni lo vi bien, solo sé que Jinyoung tenía un precioso pez naranja en su
vasito y que se estaba ganando los aplausos de todos los que nos rodeaban. Le
miré con la boca abierta.
- Cómo lo
has hecho?
- Suerte
supongo... - Rió divertido, tomando el oso de peluche que la señora le daba
como premio. - Toma. - Me lo ofreció con una sonrisa alegre.
- Qué? - Lo
cogí. - Para mí?
Asintió.
- Pero... Lo
has ganado tú... Es muy injusto que me lo quede!
- Lo he
ganado porque estabas a mi lado, quiero que lo tengas tú.
Agradecí que
el atardecer ya estuviese aquí, porque la tenue luz que había disimulaba el
color vivo de mis mejillas.
- Gracias...
- Hundí mi cara en el peluche, siguiéndole cuando emprendió de nuevo la marcha.
Me sentía tan... feliz? Por un osito? No... Quizás no fuese por el osito...
Corrí hasta ponerme a su lado y continuamos por el festival.
- Tienes
hambre? - Me preguntó al pasar por delante de unos puestos de comida. Asentí
suavemente. - Qué te apetece?
- No te
preocupes, aguantaré hasta llegar a casa. Cenaré algo allí. - Me miró
sorprendido, y negó con la cabeza.
- Ni hablar,
aún encima que te arrastro hasta aquí contra tu voluntad y te obligo a cargar
con muñecos, no te voy a dar cena? Venga ya...
Antes de
darme cuenta tenía una hamburguesa entre mis manos y Jinyoung me sujetaba el
oso gigante mientras hacían la suya.
- Te la
pagaré... - murmuré.
- Ya
veremos... - Rió y ambos nos fuimos a comer a un sitio más tranquilo.
- Espera. -
Le dije, tendiéndole mi hamburguesa para que la sujetara y sacando una toalla
de mi bolsa del trabajo, tendiéndola en el suelo. - Siéntate.
Tomé mi
hamburguesa y me senté en una esquina de ésta para darle ejemplo. Me imitó
enseguida.
Estábamos en
un jardín cerca del festival, pero al mismo tiempo lo suficientemente alejados
como para poder escucharnos hablar sin tener que gritar.
- Te gusta?
- Me preguntó. Asentí.
- Me lo
estoy pasando genial... - Susurré al terminar de comer.
- Nunca
habías ido a un festival?
- Fui de
pequeño, pero hace casi diez años que no pisaba uno...
- En serio!?
Vaya... - Jinyoung también terminó de comer y se limpió las manos con un
pañuelo. Me dio otro a mí.
- Llevo muy
ocupado desde entonces, así que no, no he pisado uno desde que era un crío...
Lo echaba de menos.
- Me alegro
de haberte traído entonces...
Le miré, y
él me miró. Nos quedamos en silencio mirándonos unos segundos que parecieron
eternos, hasta que Jinyoung retiró la mirada, bajándola y buscando algo en su
chaqueta, sacó mi carta.
- Me había
olvidado de leerla... Qué desconsiderado de mi parte. - Murmuró, desdoblándola
y esquivando mis intentos de distracción.
- No la leas
aquí! Me da vergüenza! - No me hizo ni caso, y finalmente, acabó leyéndola
entera finalizando con una sonrisa inmensa de satisfacción.
- Es mucho
más corta de lo que me esperaba... - Me dijo con todo burlón.
- Perdona
por no ponerte un discurso conmemorativo en el papel... - repliqué.
- Te voy a
responder ahora. - Me dijo con una sonrisa, mirándome fijamente.
- Vas a
escribir ahora?
Negó con la
cabeza y sacó mi carta.
- Primero...
yo tampoco recibo muchas cartas, así que opino igual que tú, no tiene sentido
seguirnos presentando. - Reí y asentí.
- Si es que
es lo que yo digo... Ya no...
- No me
interrumpas. - Se puso el dedo índice sobre los labios, mandándome callar con
el gesto. Asentí y me acomodé para seguir escuchando.
- Sigo
afirmando que no soy cotilla, de hecho, solamente siento curiosidad hacia las personas
merecedoras de ella... Y te seguro que no hay muchas, escasean bastante
últimamente.- Releyó el siguiente párrafo de la carta y continuó. - Cómo
podrías sonar tú amenazante? - Me dedicó una sonrisa tan dulce que me empezaron
a sudar las manos de repente. - No creo que puedas llegar a considerarte
amenazante en algún momento... Pero bueno, quién sabe tu nivel máximo de furia?
- Rió suavemente y dirigió de nuevo sus ojos al papel.
- Creo que
sé lo que me quieres decir... Hay mucha gente a la que le da reparo llorar por
miedo a abrirse a los demás, a que los demás vean más allá de su fachada y vean
su corazón. Las lágrimas expresan sentimientos, y si una persona los tiene
ocultos es lógico que no quiera que sean vistos tan a la ligera, pero aún así,
yo creo que llorar es una forma hermosísima de compartir tus sentimientos con los
demás.
De nuevo me
miró y sonrió suavemente. Como solamente él sabe hacerlo.
- Me alegro
de que todavía te parezca interesante mi proyecto... Está resultando bastante
más complicado de lo que me esperaba, pero estoy satisfecho con el resultado a
pesar de que va avanzando despacio, demasiado para mi gusto, aunque también es
cierto que hay que dejar que las cosas vayan a su ritmo.
Se calló un
momento para beber un trago de agua y en seguida continuó.
- Veamos...
Por qué quiero atesorarlo, dices... Bueno, creo que esta es fácil de resolver.
- Elevó la mirada, haciendo que el corazón me latiese más rápido. - Porque el
dueño de las lágrimas se está convirtiendo poco a poco en alguien realmente
importante para mí... Si es un momento único que tengo muy pocas oportunidades
de volver a ver, entonces tengo que atesorarlo, guardarlo en mi memoria para
siempre. Porque esas lágrimas han sido muy importantes para mí. - Mi corazón
latía tan rápido que estaba seguro de que lo escucharía. Hacía un ruido
atronador. Sonrió con lo que yo interpreté como timidez y continuó su
respuesta. - Sobre ese momento he escrito unas palabras en el libro... Me da un
poco de vergüenza contártelas, pero bueno... Debo hacerlo.
Tragué
saliva en el momento en el que sus ojos se encontraron con los míos, y su voz
suave y musical empezó a narrar pausadamente, con un ritmo perfecto.
- En el
momento en el que vi la primera gota cristalina, transparente como el agua más
pura, caer de sus maravillosos ojos, sentí como se rompía un trozo de mi alma.
Cada lágrima que caía, acompasada, silenciosa, triste y desdichada, se llevaba
consigo un trozo de mi corazón, que la abrazaba dulcemente para que no se
estrellase contra el frío mármol sola.
Su espalda
temblaba, respiraba con fuerza, y sus manos, preciosas como la más bella
porcelana, intentaban frenar las incansables gotas de la lluvia más triste
jamás presenciada por mis ojos. Mi corazón le rogaba que dejase de llorar, que
dejase de sufrir... Egoístamente reclamaba que dejasen de hacerle sufrir de
aquella forma recíproca, para devolverle aquella inmensa felicidad y calidez
que había sentido escasos minutos antes.
Cuando
Jinyoung calló, y bajó su mirada, avergonzado, yo tenía la garganta seca y el
corazón en un puño. Estaba sintiendo demasiadas cosas, todas demasiado rápido
como para poder interpretarlas bien y con certeza.
- Todo
eso... lo has recitado de memoria? - Le susurré, y él como única respuesta,
asintió levemente con la cabeza. - Cómo?
- Cuando veo
tus ojos... Simplemente sale solo. - Susurró, volviendo inmediatamente a la
carta, ocultando su rostro en la sombra que su flequillo producía por la luz de
la luna. Parecía increíblemente avergonzado de sus palabras. - Continúo, pues.
Carraspeó un
poco y volvió a alzar el rostro.
- Una orden de
alejamiento? Estás loco? - Lo dijo en un tono tan bajo, que interpreté que
estaba hablando consigo mismo. Aún así, el tono agudo que su voz adquirió en
ese momento, no hizo otra cosa más que sacarme una sonrisa, que me inundó de
calidez al dibujarse en mi propio rostro. "Por qué? Por qué se siente tan
cálido y suave?"
- "Eso
suena como una declaración, acaso te estás confesando?" - releyó mis
palabras en voz alta y rió suavemente, mirándome de nuevo con dulzura. Todo el
él era dulce y suave, como el algodón de azúcar. Ligero, delicado, puro... - Y
si así fuera?
Abrí los
ojos como platos al escuchar sus palabras?
- Sí, y si
así fuera? Qué pasaría si me confesase, Gongchan?
Abrí la
boca, pero ningún sonido salió. Simplemente la abría y cerraba una y otra vez.
Parecía un pez.
Jinyoung se
echó a reír, volviendo a doblar la carta y guardándola en su sitio original.
- Tranquilo
Gongchan, solo bromeaba.
Mi expresión
no cambió a pesar de su aclaración. No era solo la sorpresa de su repentina
confesión falsa, era porque algo en mi interior había explotado en el momento
en el que sus palabras entraron por mis oídos. Algo había hecho que me quedase
sin respiración, que me sudasen las manos y que mi mente se inutilizara
completamente. Y lo peor de todo? Que eso no me había disgustado. Estaba
asustado de mis propios sentimientos.
- Te
acompaño a casa? - Un rato después, tras recoger todo nuestro camping
improvisado, Jinyoung se ofreció a acompañarme. Me negué.
- No es
necesario, además, primero he de pasar por mi antiguo piso para así de paso
llevar algunas cajas.
- Estás
seguro de que no necesitas ayuda?
-
Completamente. - Sonreí, y él me sonrió de nuevo.
- Me lo he
pasado muy bien... Nos vemos mañana entonces. - Alargó su mano y acarició mi
mejilla suavemente. Le miré, de nuevo claramente sorprendido y confundido.
Ambas cosas al mismo tiempo no eran buenas, y de nuevo esa estúpida sensación
de calidez, de mareos que realmente no te parean y empañamiento mental.
- Hasta
mañana. - Finalmente logré balbucear una despedida y Jinyoung desapareció entre
la gente.
Ya en el
metro, todavía sin poder pensar con claridad, recordé todos los momentos
divertidos del día. Abracé a mi oso gigante, hundiendo la cara en él y en mi
cara, sin ningún motivo en particular, se dibujó la sonrisa más grande del día.
Llegué al
piso y metí al oso como pude en una de las cajas medio vacías.
- Si pido un
taxi podría llevarlas todas y ya no necesitaría volver... Le podría dejar las
llaves en el buzón a Sungryung y ya no tendría que volver... - Hablaba conmigo
mismo mientras iba juntando todo lo que quedaba al lado de la puerta.
Finalmente, me decidí por llamar a un taxi, no tardaríamos mucho en llegar así
que tampoco me saldría muy caro.
En breves tenía
el coche en la puerta, el conductor, muy amable, me ayudó a cargar las cajas y
cuando llegamos al edificio, se quedó un poco extrañado.
- Está usted
seguro de que es aquí donde quiere que le deje?
- Sí, está
bien, gracias.
Se encogió
de hombros y tras recibir su dinero y ayudarme a descargar, se marchó con una
expresión preocupada en el rostro. Era lógico, puesto que acababa de dejar a un
estudiante en medio de una calle desierta de Seúl, concretamente, delante de un
edificio de 38 plantas de, en teoría, oficinas.
Timbré y
Sebastian salió a ayudarme con las cajas. Las metimos en el ascensor y tras
recibir mi llave, subimos a mi piso.
- Muchas
gracias, Jongdae. - Le sonreí con gratitud al dejar ya todas las cajas en mi
pido y él me devolvió la sonrisa alegremente.
- Un placer,
señorito Shik.
Las puertas
de la máquina se cerraron y dejé la
llave sobre la mesa de la sala para no perderla.
Miré las
cajas y, muerto del cansancio, decidí que ya las desharía al día siguiente.
Miré el
móvil, dándome cuenta de que el día siguiente era Domingo.
- Los
domingos no trabajo... - Susurré mientras me ponía el pijama. "Significa
eso que no voy a poder verle?"
Sentí el
ascensor ponerse en movimiento y subir hasta la planta 39. "Ha llegado el
nieto de la señora...", sentí sus pasos en la lejanía, muy lentos, parecía
ser consciente de que alguien estaba abajo.
Alcancé el
oso gigante que me miraba desde la butaca del dormitorio y me abracé a él.
- Creo que
te voy a llamar como a tu rescatador... - Le dije mientras toqueteaba sus
orejas. - Jinyoung.
Finalmente,
me dormí sobre el Jinyoung de peluche, con una sonrisa en el rostro, abrazando
a ese animalito inanimado que por culpa de haber pasado la noche rodeado por el
cuerpo del auténtico Jinyoung, olía exactamente igual que él.
"Su
olor... Es... Suave..."
- Fin-
jaghjskdgakjasdbadgkasjdgajs actualiazte *-------------*
ResponderEliminarme taldeo asi mucho
*OOOOOOOOOOO*
Yo se que el nieto es Jinyoung, yo lo se ;___; <3!
aaaaa Gongchan por que no le respondiste a ese "y si asi fuera"?!
dshgdajsd actualiza rapido siiii :c?
PD: El fic esta super y lo amo, tienes futuro como escritora y pregunta vergonzosamente curiosa...¿hara lemon aqui? por que si es asi, este sera mi fic favorito xd
Bye >3<~
Si~ Actualicé Jajajaja
EliminarPrometo actualizar prontito, sí? :3
Me alegro de que te esté gustando tanto, y generalmente no me gusta spoilearle a mis lectoras, pero... (sí, va a haber lemon e.e) Pero no te voy a decir nada de nada! (?)
Muchos besos y gracias por leer y comentar <3
EH LLORADO CON TODO LO QUE JINYOUNG LE DIJO A GONGCHAN!!! ESTOY QUE ME TALDEO COMO LOQUITA! ENSERIO! HERMOSO! HERMOSO EN VERDAD! YO SE QUE JINYOUNG ES EL NIETO DE LA SEÑORA(? OK NO NO LO SE PERO ES TAN EMOCIONANTE TODO! FUE TAN ROMÁNTICO! TAN ÚNICO! y eh gritado como loca cuando le a dicho: - "Y si así fuera?" y yo estaba como OMG!! YA BÉSALO! pero sabia que no lo aria por que Jinyoung es un caballero! me enamora! en verdad espero ansiosa leer el próximo capitulo por que es hermoso todo lo que escribes! gracias enserio por escribir! ♥
ResponderEliminarNo llores mujer, que es amor! Jajajaja
EliminarMe alegro de que te esté gustando, y gracias por leer y comentar!
Un beso ;) <3
Amo este fic son tan lindos los dos...por favor sigue con estos hermosos capitulos eres genial
ResponderEliminarMuchas gracias! Me alegro de que te esté gustando :3
EliminarGracias por leer y comentar ;D <3
LLEVAS MUCHO SIN ACTUALIZAR TT.TT
ResponderEliminarporque nos haces esto!!!! TT.TT
no dejes abandonado este hermoso fic porfavoor
estoy enamorada de este fic necesito la conti desesperadamente y se que no soy la unica que quiere conti de este hermoso fic asi que porfis ponle conti no te olvides de este fic
ACTUALIZAAA!
PERDÓÓÓÓN T-T
EliminarNo ha sido a posta D: es que hemos estado liadísimos y no hemos tenido tiempo de nada... Aunque la verdad es que es imperdonable T-T Sorry ;;
Hoy actualizaremos sin falta, PROMETIDO!
No podría olvidarlo ni aunque quisiese :3
Gracias por leer <3