11 de septiembre de 2013

[JinChan] Beautiful Words. Capítulo 4: Festival.

Hola Gongchan, de nuevo yo, Jinyoung.
No me considero especialmente cotilla, creo que curioso me define más, cotilla suena muy de programa tertuliano.
No veo el motivo por el cual debes sentirte avergonzado por llorar... Las lágrimas son la forma de expresarnos más hermosa que tenemos, junto a las sonrisas. Una lágrima puede contener tantas emociones que todas y cada una de ellas deberían ser atesoradas, y no tratadas como algo vergonzoso. Piénsalo.

Por otro lado, ya me extrañaría que hubieses aceptado el dinero, no creo que eso hubiese ido con el Gongchan que empiezo a conocer, pero de todas formas quiero que sepas que si algún día tienes algún problema económico realmente grave, no deberías ni dudar dos veces antes de pedirme ayuda. De verdad.
Estoy seguro de que te encantará la residencia Kim, aunque sea temporal, no tengas prisa en irte de allí, es un lugar maravilloso con gente encantadora. La señora Kim llegará a ser parte de tu familia.
Por otro lado, y sin ánimo de parecer descortés o maleducado, me sorprende que aún no hayas tenido tu primera cita o beso, pensaba que con la popularidad que pareces tener entre el público femenino, ya ni te acordarías de ello... Pero por algún motivo eso me alegra, significa que tienes personalidad y que no te dejas llevar. Me alegro mucho.
Egocentrismo no creo que sea la palabra apropiada para las intenciones que tengo con mi libro, aunque es un punto de vista interesante. Verás, cuando vemos una película y el personaje con el que hemos creado un vínculo emocional a lo largo del film sufre, sentimos tristeza, no es así? Sentimos tristeza por su historia, porque él se siente triste y eso nos duele. Bien, mi meta es... Podría conseguir expresar mis sentimientos de una forma tan descriptiva, que la persona imagine la situación en la que estoy y sienta conmigo? No sé si me estoy explicando bien, pero creo que no es egocentrismo, es más bien empatía incitada.
Me disculpo de nuevo por haberte visto llorar. Tampoco estoy contento con ello; preferiría que tú mismo y por tu propia voluntad me hubieses enseñado ese lado de ti, pero ahora que ya está visto pues no puedo hacer otra cosa más que atesorar aquel momento íntimo en mi memoria y anotar lo que sentí al verte en mi libro. Con tu permiso, claro está.
Llamarías a la policía solamente por tener un cliente que acude comúnmente al café? No creo que la denuncia avanzase mucho, pero si llegamos algún día a la situación, lo averiguaríamos.
Una última cosa que quiero aclararte, GongChan; yo siempre voy a estar a tu lado para ayudarte, siempre, o al menos hasta que tú ya no me quieras ahí.

Sonreí en el metro, leyendo de nuevo la carta y dándole otro sorbo al café con hielo de mi vaso. Al salir de la residencia Kim, conseguí no entretenerme demasiado con la adorable señora que insistía en prepararme un desayuno casero. La oferta era tentadora, pero debía pasar por casa a tomar las cosas de clase y terminar de empacar; esa misma tarde me instalaría en mi nuevo hogar temporal.
Bajé en mi parada, tirando el envase vacío en una papelera de la estación y me apuré a casa. Llevaba el tiempo algo justo.
En cuanto estuve en casa lo primero que me apuré en preparar fue la bolsa para la universidad, me quedaba una hora y media y tardaba cuarenta minutos en llegar, así que eso era lo primero que tenía que dejar listo para salir corriendo. Me acerqué a mi mesa de noche, vaciando los cajones en una caja, parándome a pensar bien qué tirar y qué conservar para no tener que llevarme demasiadas cosas conmigo. Decidí tirar todos los papeles que no veía útiles y simplemente conservé algunos apuntes viejos del curso y los documentos importantes.
Tardé menos de lo que me esperaba... En media hora ya solamente me quedaba despejar la cocina, y tampoco es que yo tuviese material de chef profesional, así que tras guardar dos tarteras para el ramen, una sartén y un par de tazas y vasos, ya estaba listo.
- Creía que tenía más cosas... Es un poco triste que todas mis cosas quepan en tres cajas de cartón. - Suspiré, dejándome caer en la que era mi cama, con una sonrisa cansada en el rostro y mirando mi reloj de pulsera. Me quedaba algo más de siete minutos para salir de casa, así que me acerqué a mi bolsa, saqué un bolígrafo y una hoja de cuaderno y me dispuse a escribirle la respuesta a Jinyoung. Volví a la cama, apoyé el papel en la mesita de noche y cogí aire, como siempre, antes de empezar a escribir.

Me parece una soberana estupidez que a estas alturas aún nos sigamos presentando al inicio de las cartas... No sé tú, pero yo no recibo muchas al día, sabes? En fin... Soy Gongchan (Oh, que sorpresa...).
Pues pareces cotilla... Pero bueno, tienes derecho a preparar tu autodefensa, lógicamente. Bromeo. Aunque la curiosidad mató al gato, solo digo eso.
Por qué parece que estoy escribiendo la carta con tono amenazante? Te aseguro que no es mi intención, siempre las escribo con una sonrisa de las que te gustan en la cara.
Verás, me avergüenza llorar porque me cuesta mucho abrirme a las personas y mostrarles quién soy... Y que me vean en un momento tan personal, pues como que me da corte... Es como si estuviese desnudo al llorar... No sé explicarme, lo siento.
Jamás aceptaré tu dinero! Antes dormiría en una cuneta y comería mapaches. Ni hablar. Me tengo que valer por mí mismo.
Bromeaba con lo de tu egocentrismo, no hacía falta que me soltases toda esa artillería defensora, pero aún así me ha gustado leerla. Ahora tengo una idea un poco más clara de lo que haces... La idea que imaginaba antes era un poco confusa. Me encantaría leerlo el día que lo termines, espero que me dejes.
No te disculpes más, no pasa nada, siento haber sido tan borde respecto a ese tema... Ya te he explicado que es delicado para mí.
Por qué quieres atesorarlo y no dejarlo pasar como un momento más? Mucha gente llora todos los días y no por ello hay que atesorar esos momentos... Me gustaría saber qué has escrito de ese momento en tu libro.
Ya verás, el día que te denuncia (que seguramente llegará) la denuncia llegará hasta el tribunal supremo! Bromeo... No creo que llegue a denunciarte y llevarte a juicio... Con una orden de alejamiento me conformaría.
Eso suena como una declaración, Jinyoung, acaso te me estás confesando? De nuevo, es broma, muchas gracias... Jamás creí que un extraño fuese a apoyarme tanto.

Doblé el folio, riéndome solo de imaginar la cara que pondría Jinyoung al leer que he confundido su amabilidad con una confesión... "Porque solamente era amabilidad, no?"
Sacudí la cabeza ante ese pensamiento y miré el reloj.
- MIERDA! - Llegaba tardísimo a clase. Me metí el papel y el boli en el bolsillo y salí de allí escopeteado, en dirección a la boca del metro pero sin ser capaz de borrarme la nueva duda de la cabeza.
" Una última cosa que quiero aclararte, GongChan; yo siempre voy a estar a tu lado para ayudarte, siempre, o al menos hasta que tú ya no me quieras ahí."

- Por qué está esto tan vacío? - Pregunté a Anna mientras me sentaba en la barra, aburrido. La cafetería estaba desierta, y todos los camareros menos yo y la cotilla estaban aprovechando para estudiar en cualquier rincón del local. - Qué deprimente todo... - Mascullé.
- Me dijeron en clase que había algo así como un festival por aquí cerca, dicen que es bastante popular. - La miré, intrigado.
- En serio? Yo jamás había oído nada...
Se encogió de hombros y sonrió. - Pues que lo sepa yo y no tú... Es triste.
Le saqué la lengua y miré la mesa de Jinyoung, vacía aún a las cinco y media.
- Por qué no llamas a tu amigo? - Preguntó Anna. La miré como si estuviese loca.
- Qué dices?
- Al chico de la gabardina. Dile que venga antes si te aburres. - Rió divertida.
- No tengo su número... - Murmuré, dándome cuenta en ese mismo instante.
- Puedes mirar en la guía local, solamente tienes que mirar su domicilio.
- Tampoco sé dónde vive... - Empezaba a darme cuenta de que quizás Jinyoung sabía demasiado sobre mí y yo muy poco sobre él.
- Es tu amigo al que ves a diario y no sabes ni dónde vive? - Anna me miró, extrañada.
- En realidad no somos amigos... O sí... No sé qué somos. - Me peiné el flequillo, nervioso. "Voy a estar a tu lado para ayudarte, siempre, o al menos hasta que tú ya no me quieras ahí." - No sé qué somos...
- Yo creía que seríais amigos de hace tiempo... Como viene a diario y siempre charláis, pues...- Dejé de escucharla para centrarme en mis propios pensamientos. Quizás Jinyoung sí que era un acosador... Aunque la verdad es que su tipo de acoso no me molestaba en lo más absoluto... Y eso por qué era así? Yo siempre había sido muy independiente, la gente que había intentado apegarse a mí había sido alejada inmediatamente, así que por qué un extraño había logrado hacerse un sitio en mi vida tan fácilmente?
- Me voy a ir... - Me dijo un compañero. - No va a venir nadie, todo el mundo está en ese festival.
- Y si de repente viene mucha gente? - Le repliqué.
- Sí, hombre... Seguro que sí. - Resopló mientras se desataba el delantal. - Te vienes?
- No podemos cerrar! - Me quejé. - Nos podría caer un marrón muy gordo.
- Somos el único local abierto de toda la calle... Dudo mucho que vaya a pasar algo.
- Pero...
- Yo también me voy. - Comentó otro de los camareros, y en seguida los demás se le unieron.
- Anna, vienes? - Le preguntó uno. Ella me miró, con pena.
- No quiero que te quedes solo... - Murmuró.
- Vete si quieres. - Le espeté. - Iros, pero ateneos a las consecuencias.
- Gongchan, solo te quedas porque va a venir tu amiguito, si no también te irías a casa, que me imagino que tendrás cosas mejores que hacer antes de quedarte mirando al aire.
- No me quedo por eso, me quedo porque es mi obligación y...
Antes de darme cuenta ya no me estaba escuchando nadie. Todos habían desaparecido por la salida de personal, incluyendo a Anna.
Resoplé y me senté en una de las butacas que rodeaba la mesa más cercana.
- No me quedo solo por ver a Jinyoung... - Me repetía esa frase a mí mismo una y otra vez, pero la verdad es que hasta yo mismo empezaba a dudarlo.

- Hola? - Abrí los ojos, sorprendido por la repentina voz que había roto el silencio.
- Me dormí? - Murmuré para mi mismo mientras me levantaba y salía de aquel punto ciego del bar. - Bienvenido...
Jinyoung sonrió y se quitó la gorra. - Ya creía que no había nadie...
- Lo siento.
- Está bien. - Se quitó también la gabardina y se dirigió a su sitio, seguido por mi mirada y un ligero rubor en mi rostro. - Por qué está esto tan vacío?
- Algo de un festival... Todos mis compañeros se han ido a verlo y me han dejado solo. - Hice una mueca de enfado mientras ponía a funcionar la cafetera.
- Ah! Cierto! Creo haber leído algo sobre un festival hoy en el periódico.
- Y has venido aún así? - Dije con sorna. - Podríamos haber estado cerrados.
- Sabía que no estaría cerrado. - Me giré, sorprendido por la seguridad de su respuesta, y sus ojos color avellana se clavaron inmediatamente en los míos. "Por qué me tiemblan las piernas?"

Coloqué el sándwich en el plato de siempre, el café con hielo al otro lado y el papel doblado delante de estos, dirigiéndome a su mesa y dejando las tres cosas con cuidado. Jinyoung cogió rápidamente el papel y lo guardó en el bolsillo de su chaqueta perfectamente doblada. Me dedicó una sonrisa y dio un sorbo al café.
- Siéntate. - Me indicó. - Por una vez no me sentiré culpable de robar tu tiempo.
Obedecí inmediatamente.
- Qué ocurre? - Me preguntó.
- Nada... Solo estoy algo aburrido de haber estado sin hacer nada toda la tarde. - Mantenía baja la mirada, por qué narices me sentía tan nervioso delante de él? No entendía nada y eso me cabreaba.
- Por qué no te fuiste con los demás al festival?
- Soy una persona responsable, si viene alguien, el café tiene que estar abierto para servirle como nos han enseñado. Nos pagan por eso. - Levanté la mirada, enfrentándome a sus ojos y a su sonrisa suave.
- Qué decepción... - Murmuró, haciendo un puchero fugaz que me sorprendió. Jamás le había visto actuar adorable... "Adorable? En qué estás pensando!?"
- Decepción?
Levantó la mirada, clavando sus ojos en los míos y mostrando una sonrisa segura.
- Tenía la esperanza de que me dijeses que no habías ido porque sabías que iba a venir. - Abrí los ojos como platos, y él bajó la mirada, dándole un mordisco a su sándwich.
- ... - No tenía palabras. En el fondo hasta yo sabía que me había quedado por esperarle... Si no podría perfectamente haberme ido a casa a terminar de empacar, llevar las cajas a la residencia Kim y muchas más cosas que tenía que hacer... Pero no. Me quedé para verle.
- Gongchan? Estás bien? - Asentí al ver su mirada preocupada. - Tengo una idea.
Le miré, confuso.
- Lavaré todo esto, - señaló su taza y su plato. - te cambias de ropa, cierras y nos vamos tú y yo al festival.
- Qué?
- No te parece bien? - Antes de que pudiese rechistar, Jinyoung estaba al otro lado de la barra lavando los cacharros.
- Hey! - Me acerqué corriendo cuando finalmente procesé toda la información. - No hagas eso! Es mi trabajo!
- Te veo cansado, y a mí no me cuesta nada. - Lo dijo sin alzar siquiera la cabeza del grifo y terminó enseguida. - Hay que fregar algo más? El suelo?
Negué con la cabeza rápidamente.
- Qué hay de malo? Acaso no quieres venir conmigo?
- No es eso! - resoplé, revolviéndome el pelo. - Es que podría meterme en un lío si cierro antes de la hora.
"En realidad me pone demasiado nervioso la idea de estar a solas contigo..."
- Gongchan. - Levanté la mirada. - No es una cita, vale? Es solo un paseo...
Algo respiró aliviado en mi interior, al mismo tiempo que algo se sentía decepcionado.
- Está bien... - Murmuré, arrastrando los pasos hasta la zona de los cambiadores y desaparecí, sintiendo la sonrisa y la mirada de Jinyoung clavándose en mi espalda.

- Listo? - Asentí mientras apagaba todas las luces del lugar y cerraba con llave la puerta. - Pues vamos entonces.
Me hizo un gesto con el brazo, invitándome a empezar a caminar primero, y lo hice. Él enseguida se colocó a mi lado.
- Tuviste clase hoy, no? - Asentí. - Y qué tal?
- Pues bien... Ciencias Sociales no es una carrera apasionante, pero bueno, es interesante.
- Sí? Qué disteis hoy?
- Historia del pensamiento económico... La evolución de éste y tal... Muy emocionante todo. - Dije con ironía, sonriendo tímidamente.
- Sí que lo parece, sí. - Ambos reímos.
- Tengo que presentar un trabajo sobre este tema para final de curso... Aún quedan cuatro meses, pero quiero empezarlo ya para hacerlo con calma.
- Haces bien... Si no luego se acumula todo. - Asentí. - Y qué tal llevas la mudanza?
- Pues bien... Aunque es deprimente.
- Cambiar de casa siempre pone algo triste, tienes razón.
- No, no es por eso. - Me miró, curioso. - Es que jamás creí que todas mis cosas pudiesen caber dentro de tres cajas. Deprimente.
- No la gente que más tiene es la más feliz, Gongchan. - Sonrió con dulzura.
- No, pero yo no tengo mucho ni me considero especialmente feliz, así que... - Reí. - Aunque bueno, tampoco me voy a quejar.
- Ya verás, a partir de ahora vivirás mucho mejor. - Le miré. Su expresión cuando me miraba me transmitía paz. Era una expresión tranquila, dulce, suave... Tuve que dejar de mirarla cuando noté que la temperatura de mi cara subía de nuevo.
- Ya veremos... - Murmuré.
- Por cierto... Qué tal tu primera noche en la residencia Kim? - Frené en seco, mirándole fijamente.
- Cómo sabes que he dormido allí? - Jinyoung me miró serio durante unos segundos, pero finalmente se echó a reír.
- La señora Kim siempre obliga a quedarse la primera noche. A mí me lo hizo, y a otras dos personas a las que conozco que estuvieron allí también. Por eso lo supuse, no era una afirmación en toda regla.
- Ah... - Comencé a caminar de nuevo a su lado, no muy convencido con su explicación. - Pues bien... Aunque parece un hotel, no sé, no acabo de sentirme del todo cómodo.
Jinyoung rió. - Te acostumbrarás, no cuesta mucho hacerlo.
Me encogí de hombros. - Bueno, ya veremos. Aunque de momento es la única opción que tengo, así que...
Ambos nos quedamos en silencio unos segundos mientras seguíamos caminando. Me sentía incómodo con el hecho de que Jinyoung supiese tantas cosas sobre mí y yo nada sobre él.
- Jinyoung... - Susurré, pero me escuchó y se giró hacia mí.
- Sí?
- Dónde vives? - Alzó las cejas, sonriendo divertido.
- A qué viene eso de repente?
- Curiosidad.
- Pues... Aquí y allá. No tengo residencia fija. - Le miré incrédulo en el momento en el que retiró su mirada. - Oh! Ya llegamos!
Señaló a la calle de enfrente, donde la gente se amontonaba y salía con bolsas y algodón de azúcar. Nos acercamos y yo abrí los ojos sorprendido. Aquello era inmenso.
Había puestos por todas partes con distintos tipos de comida, distintos tipos de telas, juguetes, camisetas con frases divertidas, pulseras y bisutería artesanal... De todo.
Entramos y empezamos a mirar los puestos.
- Pruébate esto. - Jinyoung me alcanzó unas gafas de sol gigantescas y me las tendió. Me las puse y empezó a reírse en seguida. Jamás le había visto reírse así, tan... real? No parecía ese perfecto príncipe del que siempre actúa. Me miré en el espejo que me ofrecía el amable dueño del puesto y tampoco pude evitar empezar a reírme. Era ridículo.
Continuamos caminando y haciendo el idiota en los puestos. Hacía mucho que no me divertía tanto, y con Jinyoung a mi lado la verdad es que creía que era inmejorable.
- Quieres probar eso? - Señaló un puesto en el que podías coger peces con un cacito de papel y si no se rompía, ganabas. - Es bastante popular en Japón.
Asentí tras mirarlo atentamente y ambos nos dirigimos para allí. Compramos cinco cacitos y yo lo intenté, fallando todas las veces.
- Esto es imposible! - Me quejé. - Cómo no se va a romper un papel mojado?
- Tienes que ser rápido y tener pulso. - Me dijo con una sonrisa la señora encargada del juego.
- Probaré yo. - Jinyoung pagó por uno más de los cacitos. Se agachó al lado del cubo de los peces y tras unos instantes observando, sacó y metió el objeto tan rápidamente que ni lo vi bien, solo sé que Jinyoung tenía un precioso pez naranja en su vasito y que se estaba ganando los aplausos de todos los que nos rodeaban. Le miré con la boca abierta.
- Cómo lo has hecho?
- Suerte supongo... - Rió divertido, tomando el oso de peluche que la señora le daba como premio. - Toma. - Me lo ofreció con una sonrisa alegre.
- Qué? - Lo cogí. - Para mí?
Asintió.
- Pero... Lo has ganado tú... Es muy injusto que me lo quede!
- Lo he ganado porque estabas a mi lado, quiero que lo tengas tú.
Agradecí que el atardecer ya estuviese aquí, porque la tenue luz que había disimulaba el color vivo de mis mejillas.
- Gracias... - Hundí mi cara en el peluche, siguiéndole cuando emprendió de nuevo la marcha. Me sentía tan... feliz? Por un osito? No... Quizás no fuese por el osito... Corrí hasta ponerme a su lado y continuamos por el festival.
- Tienes hambre? - Me preguntó al pasar por delante de unos puestos de comida. Asentí suavemente. - Qué te apetece?
- No te preocupes, aguantaré hasta llegar a casa. Cenaré algo allí. - Me miró sorprendido, y negó con la cabeza.
- Ni hablar, aún encima que te arrastro hasta aquí contra tu voluntad y te obligo a cargar con muñecos, no te voy a dar cena? Venga ya...
Antes de darme cuenta tenía una hamburguesa entre mis manos y Jinyoung me sujetaba el oso gigante mientras hacían la suya.
- Te la pagaré... - murmuré.
- Ya veremos... - Rió y ambos nos fuimos a comer a un sitio más tranquilo.

- Espera. - Le dije, tendiéndole mi hamburguesa para que la sujetara y sacando una toalla de mi bolsa del trabajo, tendiéndola en el suelo. - Siéntate.
Tomé mi hamburguesa y me senté en una esquina de ésta para darle ejemplo. Me imitó enseguida.
Estábamos en un jardín cerca del festival, pero al mismo tiempo lo suficientemente alejados como para poder escucharnos hablar sin tener que gritar.
- Te gusta? - Me preguntó. Asentí.
- Me lo estoy pasando genial... - Susurré al terminar de comer.
- Nunca habías ido a un festival?
- Fui de pequeño, pero hace casi diez años que no pisaba uno...
- En serio!? Vaya... - Jinyoung también terminó de comer y se limpió las manos con un pañuelo. Me dio otro a mí.
- Llevo muy ocupado desde entonces, así que no, no he pisado uno desde que era un crío... Lo echaba de menos.
- Me alegro de haberte traído entonces...
Le miré, y él me miró. Nos quedamos en silencio mirándonos unos segundos que parecieron eternos, hasta que Jinyoung retiró la mirada, bajándola y buscando algo en su chaqueta, sacó mi carta.
- Me había olvidado de leerla... Qué desconsiderado de mi parte. - Murmuró, desdoblándola y esquivando mis intentos de distracción.
- No la leas aquí! Me da vergüenza! - No me hizo ni caso, y finalmente, acabó leyéndola entera finalizando con una sonrisa inmensa de satisfacción.
- Es mucho más corta de lo que me esperaba... - Me dijo con todo burlón.
- Perdona por no ponerte un discurso conmemorativo en el papel... - repliqué.
- Te voy a responder ahora. - Me dijo con una sonrisa, mirándome fijamente.
- Vas a escribir ahora?
Negó con la cabeza y sacó mi carta.
- Primero... yo tampoco recibo muchas cartas, así que opino igual que tú, no tiene sentido seguirnos presentando. - Reí y asentí.
- Si es que es lo que yo digo... Ya no...
- No me interrumpas. - Se puso el dedo índice sobre los labios, mandándome callar con el gesto. Asentí y me acomodé para seguir escuchando.
- Sigo afirmando que no soy cotilla, de hecho, solamente siento curiosidad hacia las personas merecedoras de ella... Y te seguro que no hay muchas, escasean bastante últimamente.- Releyó el siguiente párrafo de la carta y continuó. - Cómo podrías sonar tú amenazante? - Me dedicó una sonrisa tan dulce que me empezaron a sudar las manos de repente. - No creo que puedas llegar a considerarte amenazante en algún momento... Pero bueno, quién sabe tu nivel máximo de furia? - Rió suavemente y dirigió de nuevo sus ojos al papel.
- Creo que sé lo que me quieres decir... Hay mucha gente a la que le da reparo llorar por miedo a abrirse a los demás, a que los demás vean más allá de su fachada y vean su corazón. Las lágrimas expresan sentimientos, y si una persona los tiene ocultos es lógico que no quiera que sean vistos tan a la ligera, pero aún así, yo creo que llorar es una forma hermosísima de compartir tus sentimientos con los demás.
De nuevo me miró y sonrió suavemente. Como solamente él sabe hacerlo.
- Me alegro de que todavía te parezca interesante mi proyecto... Está resultando bastante más complicado de lo que me esperaba, pero estoy satisfecho con el resultado a pesar de que va avanzando despacio, demasiado para mi gusto, aunque también es cierto que hay que dejar que las cosas vayan a su ritmo.
Se calló un momento para beber un trago de agua y en seguida continuó.
- Veamos... Por qué quiero atesorarlo, dices... Bueno, creo que esta es fácil de resolver. - Elevó la mirada, haciendo que el corazón me latiese más rápido. - Porque el dueño de las lágrimas se está convirtiendo poco a poco en alguien realmente importante para mí... Si es un momento único que tengo muy pocas oportunidades de volver a ver, entonces tengo que atesorarlo, guardarlo en mi memoria para siempre. Porque esas lágrimas han sido muy importantes para mí. - Mi corazón latía tan rápido que estaba seguro de que lo escucharía. Hacía un ruido atronador. Sonrió con lo que yo interpreté como timidez y continuó su respuesta. - Sobre ese momento he escrito unas palabras en el libro... Me da un poco de vergüenza contártelas, pero bueno... Debo hacerlo.
Tragué saliva en el momento en el que sus ojos se encontraron con los míos, y su voz suave y musical empezó a narrar pausadamente, con un ritmo perfecto.
- En el momento en el que vi la primera gota cristalina, transparente como el agua más pura, caer de sus maravillosos ojos, sentí como se rompía un trozo de mi alma. Cada lágrima que caía, acompasada, silenciosa, triste y desdichada, se llevaba consigo un trozo de mi corazón, que la abrazaba dulcemente para que no se estrellase contra el frío mármol sola.
Su espalda temblaba, respiraba con fuerza, y sus manos, preciosas como la más bella porcelana, intentaban frenar las incansables gotas de la lluvia más triste jamás presenciada por mis ojos. Mi corazón le rogaba que dejase de llorar, que dejase de sufrir... Egoístamente reclamaba que dejasen de hacerle sufrir de aquella forma recíproca, para devolverle aquella inmensa felicidad y calidez que había sentido escasos minutos antes.
Cuando Jinyoung calló, y bajó su mirada, avergonzado, yo tenía la garganta seca y el corazón en un puño. Estaba sintiendo demasiadas cosas, todas demasiado rápido como para poder interpretarlas bien y con certeza.
- Todo eso... lo has recitado de memoria? - Le susurré, y él como única respuesta, asintió levemente con la cabeza. - Cómo?
- Cuando veo tus ojos... Simplemente sale solo. - Susurró, volviendo inmediatamente a la carta, ocultando su rostro en la sombra que su flequillo producía por la luz de la luna. Parecía increíblemente avergonzado de sus palabras. - Continúo, pues.
Carraspeó un poco y volvió a alzar el rostro.
- Una orden de alejamiento? Estás loco? - Lo dijo en un tono tan bajo, que interpreté que estaba hablando consigo mismo. Aún así, el tono agudo que su voz adquirió en ese momento, no hizo otra cosa más que sacarme una sonrisa, que me inundó de calidez al dibujarse en mi propio rostro. "Por qué? Por qué se siente tan cálido y suave?"
- "Eso suena como una declaración, acaso te estás confesando?" - releyó mis palabras en voz alta y rió suavemente, mirándome de nuevo con dulzura. Todo el él era dulce y suave, como el algodón de azúcar. Ligero, delicado, puro... - Y si así fuera?
Abrí los ojos como platos al escuchar sus palabras?
- Sí, y si así fuera? Qué pasaría si me confesase, Gongchan?
Abrí la boca, pero ningún sonido salió. Simplemente la abría y cerraba una y otra vez. Parecía un pez.
Jinyoung se echó a reír, volviendo a doblar la carta y guardándola en su sitio original.
- Tranquilo Gongchan, solo bromeaba.
Mi expresión no cambió a pesar de su aclaración. No era solo la sorpresa de su repentina confesión falsa, era porque algo en mi interior había explotado en el momento en el que sus palabras entraron por mis oídos. Algo había hecho que me quedase sin respiración, que me sudasen las manos y que mi mente se inutilizara completamente. Y lo peor de todo? Que eso no me había disgustado. Estaba asustado de mis propios sentimientos.

- Te acompaño a casa? - Un rato después, tras recoger todo nuestro camping improvisado, Jinyoung se ofreció a acompañarme. Me negué.
- No es necesario, además, primero he de pasar por mi antiguo piso para así de paso llevar algunas cajas.
- Estás seguro de que no necesitas ayuda?
- Completamente. - Sonreí, y él me sonrió de nuevo.
- Me lo he pasado muy bien... Nos vemos mañana entonces. - Alargó su mano y acarició mi mejilla suavemente. Le miré, de nuevo claramente sorprendido y confundido. Ambas cosas al mismo tiempo no eran buenas, y de nuevo esa estúpida sensación de calidez, de mareos que realmente no te parean y empañamiento mental.
- Hasta mañana. - Finalmente logré balbucear una despedida y Jinyoung desapareció entre la gente.

Ya en el metro, todavía sin poder pensar con claridad, recordé todos los momentos divertidos del día. Abracé a mi oso gigante, hundiendo la cara en él y en mi cara, sin ningún motivo en particular, se dibujó la sonrisa más grande del día.
Llegué al piso y metí al oso como pude en una de las cajas medio vacías.
- Si pido un taxi podría llevarlas todas y ya no necesitaría volver... Le podría dejar las llaves en el buzón a Sungryung y ya no tendría que volver... - Hablaba conmigo mismo mientras iba juntando todo lo que quedaba al lado de la puerta. Finalmente, me decidí por llamar a un taxi, no tardaríamos mucho en llegar así que tampoco me saldría muy caro.
En breves tenía el coche en la puerta, el conductor, muy amable, me ayudó a cargar las cajas y cuando llegamos al edificio, se quedó un poco extrañado.
- Está usted seguro de que es aquí donde quiere que le deje?
- Sí, está bien, gracias.
Se encogió de hombros y tras recibir su dinero y ayudarme a descargar, se marchó con una expresión preocupada en el rostro. Era lógico, puesto que acababa de dejar a un estudiante en medio de una calle desierta de Seúl, concretamente, delante de un edificio de 38 plantas de, en teoría, oficinas.
Timbré y Sebastian salió a ayudarme con las cajas. Las metimos en el ascensor y tras recibir mi llave, subimos a mi piso.
- Muchas gracias, Jongdae. - Le sonreí con gratitud al dejar ya todas las cajas en mi pido y él me devolvió la sonrisa alegremente.
- Un placer, señorito Shik.
Las puertas de la máquina se cerraron  y dejé la llave sobre la mesa de la sala para no perderla.
Miré las cajas y, muerto del cansancio, decidí que ya las desharía al día siguiente.
Miré el móvil, dándome cuenta de que el día siguiente era Domingo.
- Los domingos no trabajo... - Susurré mientras me ponía el pijama. "Significa eso que no voy a poder verle?"
Sentí el ascensor ponerse en movimiento y subir hasta la planta 39. "Ha llegado el nieto de la señora...", sentí sus pasos en la lejanía, muy lentos, parecía ser consciente de que alguien estaba abajo.
Alcancé el oso gigante que me miraba desde la butaca del dormitorio y me abracé a él.
- Creo que te voy a llamar como a tu rescatador... - Le dije mientras toqueteaba sus orejas. - Jinyoung.
Finalmente, me dormí sobre el Jinyoung de peluche, con una sonrisa en el rostro, abrazando a ese animalito inanimado que por culpa de haber pasado la noche rodeado por el cuerpo del auténtico Jinyoung, olía exactamente igual que él.
"Su olor... Es... Suave..."


- Fin-

8 comentarios:

  1. jaghjskdgakjasdbadgkasjdgajs actualiazte *-------------*
    me taldeo asi mucho
    *OOOOOOOOOOO*
    Yo se que el nieto es Jinyoung, yo lo se ;___; <3!
    aaaaa Gongchan por que no le respondiste a ese "y si asi fuera"?!
    dshgdajsd actualiza rapido siiii :c?
    PD: El fic esta super y lo amo, tienes futuro como escritora y pregunta vergonzosamente curiosa...¿hara lemon aqui? por que si es asi, este sera mi fic favorito xd
    Bye >3<~

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    1. Si~ Actualicé Jajajaja
      Prometo actualizar prontito, sí? :3
      Me alegro de que te esté gustando tanto, y generalmente no me gusta spoilearle a mis lectoras, pero... (sí, va a haber lemon e.e) Pero no te voy a decir nada de nada! (?)
      Muchos besos y gracias por leer y comentar <3

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  2. EH LLORADO CON TODO LO QUE JINYOUNG LE DIJO A GONGCHAN!!! ESTOY QUE ME TALDEO COMO LOQUITA! ENSERIO! HERMOSO! HERMOSO EN VERDAD! YO SE QUE JINYOUNG ES EL NIETO DE LA SEÑORA(? OK NO NO LO SE PERO ES TAN EMOCIONANTE TODO! FUE TAN ROMÁNTICO! TAN ÚNICO! y eh gritado como loca cuando le a dicho: - "Y si así fuera?" y yo estaba como OMG!! YA BÉSALO! pero sabia que no lo aria por que Jinyoung es un caballero! me enamora! en verdad espero ansiosa leer el próximo capitulo por que es hermoso todo lo que escribes! gracias enserio por escribir! ♥

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    1. No llores mujer, que es amor! Jajajaja
      Me alegro de que te esté gustando, y gracias por leer y comentar!
      Un beso ;) <3

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  3. Amo este fic son tan lindos los dos...por favor sigue con estos hermosos capitulos eres genial

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    1. Muchas gracias! Me alegro de que te esté gustando :3
      Gracias por leer y comentar ;D <3

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  4. LLEVAS MUCHO SIN ACTUALIZAR TT.TT
    porque nos haces esto!!!! TT.TT
    no dejes abandonado este hermoso fic porfavoor
    estoy enamorada de este fic necesito la conti desesperadamente y se que no soy la unica que quiere conti de este hermoso fic asi que porfis ponle conti no te olvides de este fic
    ACTUALIZAAA!

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    1. PERDÓÓÓÓN T-T
      No ha sido a posta D: es que hemos estado liadísimos y no hemos tenido tiempo de nada... Aunque la verdad es que es imperdonable T-T Sorry ;;
      Hoy actualizaremos sin falta, PROMETIDO!
      No podría olvidarlo ni aunque quisiese :3
      Gracias por leer <3

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