- Quién
tiene el taladro?
- Yo!
Espérate un momento!
- Si espero
más me acabará absorbiendo el yeso!
- Qué
estupideces dices?
- Yah!
Alguien sabe cuándo llegará la pintura nueva?
- La rosa o
la morada?
- Las dos!
- En teoría,
ayer.
- Qué!? No
es posible!
Observaba
todo con mirada incrédula desde la entrada del piso de Jinyoung. Ante mis ojos
había un enjambre de hombres portando herramientas por todas partes.
- Esto…
Hola? – Saludé, enarcando una ceja. Llevábamos apenas un mes viviendo en el
apartamento de Jinyoung y no había habido ni un solo día tranquilo: Si no era su
amigo Shinwoo, era la señora Kim, si no era ella, venían a instalar algo. Si
no? Anna. Había envejecido diez años en un mes.
- Buenos
días, Señor! – Bramaron al unísono los hombres. Mi expresión lo decía todo. –
No tardaremos mucho más, solo le molestaremos unos dos días aproximadamente.
- Perdón? No
tardaréis en qué?
- Está
quedando preciosa! – El grito de excitación de Jinyoung resonó por todo el
apartamento. Cerré los ojos y suspire profundamente. “Calma, Gongchan.”
- Oppa! –
Eunsol salió corriendo de la nube de polvo que predominaba en la casa hasta
aterrizar sin delicadeza alguna en mis brazos. – Jinyoung Appa me está
decorando la habitación!
“Appa!?” –
Ah, sí? – Dirigí la mirada hacia la persona causante de todo el caos, que
bajaba las escaleras con una sonrisa en el rostro que no le correspondí.
- Qué tal el
trabajo? – Se acercó y Eunsol se lanzó a sus brazos mientras él me daba un beso
en la mejilla. Fruncí el ceño: Aún seguía enfadado con Jinyoung, mucho menos,
pero lo seguía. Además, Eunsol había desarrollado una devoción por él que no me
gustaba nada… Nos habíamos mudado a su piso porque el muy pesado había acabado
convenciéndome… Mi vida debería de ser perfecta, verdad? Pues sí, lo era: Era
tan perfecta que me fastidiaba.
- Como
siempre, sin novedad. – Colgué la cazadora en el perchero de la entrada y tosí.
“Maldito polvo.” – Por qué está el reparto de Manny Manitas como recibimiento a
mi llegada?
- Oh! No les
hagas caso, en unos días se irán. Es que estoy redecorando las dos habitaciones
que tenía de almacenamiento para que Eunsol tenga una habitación en la que
crezca a gusto.
- De
princesas! – Exclamó la pequeña desde sus brazos. Jinyoung sonrió y asintió.
- Por
supuesto! Las princesas necesitan habitaciones de princesas. Es lo más lógico!
-
Escuchaste, Oppa? – Eunsol me miró de reojo con una sonrisa de lado que me
pareció completamente siniestra. – Soy una princesa.
Tragué
saliva y asentí. A veces sentía que Eunsol y Jinyoung tenían un vínculo entre
ellos que yo no acababa de entender.
- Ya… Bueno…
No tenías que haberlo hecho. – Dejé la bolsa bajo el abrigo y me dirigí a la
cocina, para abrir la nevera en busca de algo que calmase mi irritada garganta.
“Maldito polvo!”, pensé mientras liquidaba medio litro de agua de golpe. Jinyoung mandó
a Eunsol a jugar y se acercó a mí.
- Qué pasa?
– Me encogí de hombros y tiré la botella a la papelera.
- Qué va a
pasar? Nada, absolutamente nada. Eunsol te adora, incluso te llama “Appa”. – A
Jinyoung se le iluminó el rostro y apareció una sonrisa estúpida en su rostro.
“Tsk.” – Además, estás arreglando las habitaciones de almacenaje para ella…
Dónde se supone que vas a meter todas tus cosas?
- Ah!
Respecto a eso, había pensado en que como te has mudado aquí, podríamos usar tu
piso como almacén. No? – Me giré y le miré, incrédulo.
- Disculpa?
– Jinyoung me miró, confuso. – No me he mudado aquí, deja de insistir. Esto es
solo temporal hasta que tenga claro qué hacer con Eunsol. Y planeas convertir
mi piso en un desván?
- Ya estamos
otra vez… - Jinyoung bajó la mirada y suspiró. – Creía que ya lo habíamos
hablado.
- No, lo has
hablado tú solito, porque ignoras completamente lo que yo te digo y haces lo
que te da la gana. MI piso, MI hermana. Entiendes? – No pudo ocultar su
expresión dolida.
- Creía que…
esto te haría feliz. Al fin y al cabo tú me pediste que viviésemos juntos…
- Eso fue
antes de descubrir que eras un mentiroso. – De nuevo resopló.
- Está bien…
No atiendes a razones sobre ese tema? Bien. Pero el piso que está debajo de tus
pies ahora mismo te lo puse yo para que pudieses seguir viviendo aquí. Y la
comida que comes te la estoy pagando yo. No crees que podrías abrir un poquito
tu mente y ver por qué realmente estoy haciendo todo esto? Lo estoy haciendo
por nosotros!
Reí con
sarcasmo, haciendo que su expresión se pronunciase. Por qué me estaba
comportando así? Desde que habíamos vuelto de Suncheon yo ya no me sentía
igual… Todo había cambiado tanto… A veces pensaba que lo mejor sería dejar que
lo nuestro se rompiese, pero imaginarme viviendo sin él solamente me hacía más
daño. No sabía qué hacer.
- Me voy a
ir. – Solté. Jinyoung abrió los ojos.
- Qué?
- Voy a
volver a Suncheon con Eunsol. La casa de mi abuela es ahora mía. Viviremos allí
y Eunsol acabará el colegio. – Ahora fue Jinyoung quien rió con sarcasmo.
- Claro… Muy
lógico. – Enarqué una ceja. – Vamos a ver, estás haciendo una carrera. Qué
ganarás ahora dejándola a medias? Tirar el dinero a la basura. Y allí, de qué
trabajarías? Plantando patatas? Venga ya, Gongchan. Sé realista.
- No voy a
dejar que me mantengas. No soy una señora de los años cincuenta, casada y con
hijos, de la que puedas llegar a casa y encontrarte la comida y el baño
preparados!
- Claro… -
Jinyoung rió. – Se trata de eso? Estás agobiado porque te estoy manteniendo?
- No, estoy
agobiado porque noto cómo empiezas a tener mi vida en la palma de tus manos!
Dependo completamente de ti y no me gusta!
Jinyoung
suspiró por enésima vez y cerró los ojos, respirando profundamente. Unos
segundos después los abrió y se acercó a mi lado con el semblante serio.
- Ya me he
cansado. – Tomó con fuerza una de mis muñecas y me empujó hacia la encimera de
la cocina. Me iba a quejar, pero su mirada helada me frenó. – Eres un estúpido…
No te enteras de nada y yo ya no sé qué más hacer para que me perdones. No eres
capaz de ver más allá de tus propias narices y problemas, niñato egocéntrico! –
Jinyoung me gritaba y yo le miraba, estupefacto. Intenté zafarme con mi mano
libre, pero la atrapó también. – No te das cuenta de que te amo!? De que hago
todo esto para que te quedes a mi lado!? Cómo crees que me siento cuando te
escucho decir que te quieres largar de mi lado para irte a un pueblo alejado de
la mano de Dios!? Tienes idea del daño que me haces!? Yo no soy tu punching ball, Gongchan. Siento mucho
todo lo que te ha pasado últimamente, pero yo no tengo la culpa… Solo puedo
estar a tu lado y apoyarte día a día, pero no me dejas! Cuando intento
abrazarte, te zafas. Cuando te beso, te alejas. Qué he de hacer? Qué más
quieres para poder demostrarte cuánto te quiero? Cuánto os quiero a ti y a tu
hermana? JODER, SOIS MI FAMILIA! INTENTO QUE ESTO SEA LO MÁS PARECIDO A UNA
FAMILIA!
Tragué
saliva y noté mis mejillas humedecerse. Las palabras de Jinyoung eran una
bofetada de la realidad.
- Pero… Tú
no me quieres… Solo es compasión… - Musité, bajando la mirada y sollozando.
Jinyoung
soltó mis muñecas y tomó mi barbilla, levantándome el rostro para mirarle a los
ojos, cuya mirada se había vuelto cálida y dulce.
- Eres un
imbécil… - Me abrazó con fuerza y cerré los ojos, aspirando el arome de su
pecho. Olía a yeso y silicona, pero no me importaba. – Te quiero… No sé qué más
puedo hacer, pero te quiero, y necesito que lo sepas… No que lo sepas, sino que
te lo creas. – Tomó mi rostro entre sus manos, mirándome fijamente a los ojos.
Yo no podía parar de llorar. – Créeme: Te quiero. Te amo. Daría mi vida por ti.
- De verdad?
– Logré susurrar entre sollozos. Mi corazón se aferraba a sus palabras como si
se le fuese la vida en ello. Asintió con una sonrisa dulce. – Entonces… Si de
verdad me quieres… Bésame.
Sonrió y
asintió de nuevo. Posó suavemente sus labios sobre los míos y acarició mis
mejillas con sus pulgares, secando mis lágrimas.
“Te quiero…”
A veces sentía que la situación me superaba y me olvidaba de lo que realmente
este hombre me hacía sentir… Solamente él podía hacer que me sintiese así… Que
estuviese triste o feliz, quisiera estar entre sus brazos. Era amor, lo que
sentía era amor. Y el amor no siempre es dulce… También puede ser amargo, pero
no por ello deja de ser amor.
- Eunsol,
acábate el brócoli ahora mismo! – Le regañó Jinyoung, señalándoselo con los
palillos.
- No me
gusta… Sabe mal!
- Eso no es
cierto! Está muy rico! Además, es muy sano! No quieres crecer? Si no comes brócoli no crecerás.
- Oppa, que
tonto… Eso es con la leche! – Jinyoung se hizo el ofendido y puso morros. Yo
sonreí con suavidad. Jinyoung tenía razón, a veces no podía ver qué había más
allá de mis narices… Y al verles delante de mí, así, me sentía mucho más tranquilo.
- Y sabes
qué comen las vacas que dan leche? Brócoli! Por eso el origen del crecimiento
no está en la leche, como todo el mundo cree… La clave es el brócoli!
- Las vacas
comen brócoli? – Casi se me sale el agua por la nariz de la risa. La expresión
de confusión de Eunsol era todo un poema. “Bendita inocencia infantil…”
- Claro! –
Jinyoung me miró de reojo, intentando aguantarse él también la risa. – Comen
verduras! Y cuando las verduras pasan por la barriguita de las vacas, hacen que
éstas crezcan! No ves lo grandes que son las vacas?
- Es verdad…
- Me giré y ahogué la cara en la servilleta. El tono de razonamiento que le
estaban poniendo ambos a la conversación era simplemente desternillante. – Pero
yo no quiero ser tan grande como una vaca!
- No te
preocupes… Que eso se regula con el pescado.
- Pero
tampoco me gusta el pescado!
- Ya, pero
es que si no serás tan grande como una vaca! Con cuernos y todo…
Eunsol
inclinó la cabeza, haciendo sus propias deducciones.
- Está bien…
- Asintió con decisión y se metió el brócoli entero en la boca. Miré a Jinyoung
con absoluto asombro y devoción, y él me miró con una sonrisa triunfal en el
rostro. – Mañana quiero pescado para comer! Que no quiero convertirme en vaca!
- Está bien,
no te preocupes. – Jinyoung la ayudó a limpiarse la boca y la acompañó a
lavarse los dientes mientras yo recogía la mesa. Viéndole actuar con Eunsol, a
veces se me pasaba el pensamiento por la cabeza de que era un desperdicio que
no estuviese casado con una hermosa mujer de buena familia… Podrían tener unos
niños preciosos.
- Qué
filosofas? – Jinyoung me sorprendió, haciendo que pegase un saltito ridículo
del cual se rió hasta llorar. – Lo siento…
- Estaba
pensando en la relación que puede tener el brócoli con el metabolismo de una
vaca y a su vez, qué relación tiene el metabolismo de una vaca con los propiedades menguantes del pescado.
- Pues muy
fácil… - Sonrió y me rodeó por la cintura, girándome sobre mí mismo y mirándome
a los ojos. – Cuántos años tienes?
- Veinte,
señor. – Rió suavemente y posó su frente sobre la mía.
- Ya eres
muy mayor para entenderlo… Pídele mañana a Eunsol que te lo explique y ya
verás.
Reí y le
pegué un débil puñetazo en el pecho.
- Que bobo
eres. – Se encogió de hombros y me besó la mejilla.
- Quieres
ver una peli? – Señaló el sofá, cubierto de plásticos y rodeado de ladrillos y
bolsas de materiales no identificables para mí. Frunció el ceño y suspiró. –
No, olvídalo.
Reí
suavemente.
- Sabes en
lo que estaba pensando de verdad? – Rodeé su cuello con mis brazos y le sonreí
con ternura. – En lo buen padre que serías.
Sonrió con
amplitud. – Siempre me han gustado los críos. Son divertidos… Tienen su pequeño
universo aparte, es interesante.
Asentí
suavemente. – También pensaba que deberías casarte con alguna hermosa mujer de
medidas envidiables y tener gemelos de belleza sobrenatural.
Borró la
sonrisa y frunció el ceño. – No sé si tomarme eso como un cumplido porque me
has llamado guapo o si enfadarme porque crees que tendría hijos de alguien más
que no fueses tú.
Reí de
nuevo. – A lo primero, tómatelo como quieras, y respecto a lo segundo… Me
recuerdas a Anna. No puedo tener hijos, lo siento.
- Eres
estéril?
- No, soy un
hombre. – Reímos. Menos mal que sabía localizar sus bromas o pensaría que es
rematadamente idiota. Me apretujó contra él y me besó con cuidado en los
labios.
- Eso no
importa… Podemos intentarlo igual. – Sonreí sobre sus labios. Este hombre tenía
un estilo único para hacer proposiciones indecentes.
- No tengo
ningún problema, pero no quiero que te desilusiones al ver que mi barriga no
crece en absoluto.
- A mí me
gusta tu barriga así, no te preocupes. – Me mecía entre sus brazos, con sus
labios separados por milímetros escasos de los míos. – Además, Anna me ha dado
un cursillo intensivo de dónde y cómo podemos conseguir un niño.
- Omo! Se lo
pediste!? – Enarcó una ceja.
- No hizo
falta… Esos pequeños detalles salen de ella. – Reí. Maldita cotilla… -
Entonces? Lo intentamos? – Lamió mi labio inferior con lentitud, haciendo que
un escalofrío de pura excitación me recorriese la espalda. No me lancé a sus
brazos como una bestia porque mi timidez me lo impedía, que si no… Ganas no faltaban.
- Por
supuesto. – Acepté sus labios de buena gana y paseé mis manos por su camisa,
desabrochando todos los botones que se tropezaban en mi camino.
En cuestión
de segundos, Jinyoung me cargaba hasta nuestro cuarto, yo ya sin camiseta y él
con el pecho al descubierto. Quería chillar como Anna, pero despertaría a la
pequeña y no iba a permitir que me cortasen el rollo.
- Aaaah… -
Gemí en su oído cuando sentí su lengua pasearse por todo mi cuello, dejando
pequeños besos y mordiscos a su paso. Al igual que también noté su sonrisa al
escucharme.
- Debería
pedirles a los obreros que hagan su habitación insonorizada? Por si algún día…
- Cállate,
idiota. – Rió y nos devoramos los labios el uno al otro. Su camisa salió
volando a algún rincón del cuarto y sus manos se movían deliciosamente,
deteniéndose en los puntos más sensibles de mi cuerpo para hacer que me retorciese
bajo su cuerpo.
Sus manos
alcanzaron el cierre de mi pantalón y no tardó en arrancármelos, paseando ahora
su lengua por mis muslos, arrancándome gemidos cada vez más sonoros y, por qué
no decirlo, vergonzosos.
Un grito
ahogado se escapó de mi garganta cuando noté su boca encima de mi ropa
interior, haciendo presión sobre mi entrepierna.
- Jinyoung…
No… Aaaah… - Sus manos alcanzaron los bordes de mi ropa interior, liberándome
de ella y haciéndome estrujar la almohada con todas mis fuerzas al sentir una
repentina humedad invadir toda mi zona íntima. – Para… Paraaaaa… Aaaah… - Como
hubiese parado en ese momento, me lo hubiese cargado con el cuchillo de la
cocina.
Notaba su
boca definirme una y otra vez, arriba y abajo, deteniéndose cuando mis gemidos
rozaban el grito y torturándome con su lengua juguetona.
- Jinyoung…
Voy a… Me voy a… - La humedad desapareció de repente, dejándome con las ganas
pero al mismo tiempo con el alivio. Subió su rostro hasta el mío, dejando
pequeños besos de camino y me sonrió. Mi expresión era completamente
vergonzosa, y podía saberlo por su sonrisa de satisfacción.
- Me toca. –
Susurró sobre mis labios antes de besarme con ansias. Le rodeé el cuello,
atrayéndole aún más hacia mí, notando sus manos liberarle del resto de su ropa
y abrazarme por la cintura mientras rozaba nuestras caderas, haciendo que
nuestros suspiros se encontrasen en nuestras bocas.
Levantó mis
piernas, haciendo que le rodeasen la cintura, y poco a poco, entró dentro de
mí, invadiéndome por completo a una lentitud desesperante. Gracias a mi
infinita excitación, apenas me dolía, pero él se movía tan despacio, tan
cuidadosamente, que me hacía sentir como si fuese de cristal.
Cerré los
ojos, disfrutando de todas las sensaciones con más intensidad. Un movimiento de
mi cadera le indicó que ya podía ir cogiendo velocidad, y pude sentir su
sonrisa aún con los ojos cerrados. “Su sonrisa… Su aliento… Sus manos… Sus
labios… Todo es tan dulce…”
Jinyoung me
embestía con fuerza, haciéndome ahogar mi rostro en su cuello para ahogar mis
aullidos. Escucharle gruñir y gemir en mi oído era tan sumamente excitante que
sentía que podía lograr el orgasmo con solo eso… Por suerte, no tenía que
intentarlo. Jinyoung tomó mi cintura con fuerza y tiró de mí hacia arriba,
incorporándome y acabando yo sentado encima de él.
- Cómo
puedes ser tan hermoso? – Susurró. Abrí los ojos y me encontré con la imagen
más bella del testamento. Jinyoung tenía los mechones del flequillo pegados al
rostro a causa del sudor, y su cara estaba colorada por el esfuerzo. Sonreí con
dulzura y aparté esos insolentes mechones hacia atrás, estudiando su
hermosísimo rostro. Era una obra de arte en vida.
Le besé, con
suavidad, sintiendo su abrazo y su movimiento de caderas que invitaba al mío a
acompañarle.
Así, en una
postura tan íntima, tan romántica… Con la luz nocturna de Seúl iluminando
nuestros rostros… Llevamos al orgasmo casi al unísono, dejándonos caer
completamente agotados en el colchón, húmedo por nuestro sudor.
- Te quiero…
- Susurró, arrastrándose hasta mi lado, atrayéndome hacia él y haciéndome
apoyar la cabeza en su pecho. No había un lugar más cómodo para dormir que el
pecho de Jinyoung.
- Te quiero.
– Respondí en un suspiro. Me sonrió con dulzura y le devolví la sonrisa.
- 2 Años Después –
- Ya estoy
en casa! – Saludé, agotado. Dejé la bolsa del trabajo en la entrada y me
acerqué a saludar a Eunsol.
- Oh! Oppa!
– Se levantó y se acercó con una sonrisa. – Qué tal en el colegio?
- Dicho así
parece que voy yo al colegio! – Reí y me agaché para recibir mi beso en la
mejilla. Me lo dio y la despeiné con la mano, riendo al ver cómo se enfadaba.
- Dónde está
Jinyoung? – Miré a mi alrededor, extrañado de que no hubiese salido a saludar.
- Appa dijo
que tenía una reunión, que no tardaría en volver.
- Te dejó
sola!?
- Oppa! – Me
miró con reproche y le devolví una mirada sorprendida. – Ya no soy un bebé!
Tengo 7 años!
Reí y me
senté a su lado en la mesa del salón. – Claro, claro… Siempre se me olvida que
ya eres toda una mujercita…
Sonrió con
orgullo, mostrando un vacío en su dentadura por uno de los dientes que se le
habían caído hacía unos días. Sonreí con ternura. Mujercita? No era más que una
niña.
- Necesitas
ayuda con eso? – Señalé el cuaderno de multiplicaciones que tenía delante mi
hermana y que parecían traerla de calle.
- Esto no
tiene ninguna lógica! – La miré, divertido. Tenía que decirle a Jinyoung que
dejase de enseñarle ese tipo de expresiones.
- Al
contrario… Yo creo que tiene mucha lógica… Mira, si sigues las tablas de
multiplicar, solamente tienes que…
- Oppa!- Me
cortó y la miré, sorprendido. – Eres un impositor de ideas! Estás coartando mi
libertad de pensamiento!
Enarqué una
ceja y maldije a Jinyoung y su filosofía mentalmente.
- Yo no
coarto, instruyo. Además, no digas cosas que no entiendes! – Puso morros y
cruzó los brazos. – Voy a tener que hablar con Appa para que controle su
vocabulario… Y por qué eres tan buena memorizando!?
Sonrió de
lado con superioridad y se encogió de hombros.
- Soy
inteligente. Tengo un cociente intelectual privilegiado.
- Que no
repitas las frases que te dice Jinyoung!
Dejé a
Eunsol peleándose con las matemáticas y me dirigí a la cocina para pelarle
alguna fruta para la merienda. Mientras le quitaba las semillas a la sandía,
reía al recordar las palabras que me había dicho.
- Coartar su
libertad de pensamiento, eh? Eso lo dice tu “Appa” vegetariano, de filosofía
rebelde, liberal y que vive en su mundo literario… estupendo. – Reí para mis
adentros. Me esperaba una vida muy cansada.
- Oppa!
Llaman a la puerta! – Chilló Eunsol con la boca llena de uvas.
- Yah! No
hables con la boca llena o te saldrán escamas! – Eunsol me miró, confusa. Yo
decidí dejar el tema mientras abría la puerta. – Oh! Anna!
- Hola,
Gongchan! – Anna daba saltitos en la puerta, con expresión de felicidad en el
rostro. Es decir, como siempre. – Interrumpo algo?
Su tono de
ilusión era palpable hasta con manoplas.
- No, siento
desilusionarte. Jinyoung no está en casa. – Suspiró y puso morros. – Pasa,
anda.
- Hola,
Eunsol! – Saludó con la mano a mi hermana, que estaba muy entretenida con la
sandía.
- Hola,
Unnie! No te hablo porque me saldrán escamas! – Anna me miró, confusa.
- No estoy
segura de haber entendido bien lo que ha dicho…
-
Seguramente lo hayas entendido, otra cosa es que tenga sentido. – Reí y la
invité a sentarse en la cocina. – Té?
Asintió,
quitándose la cazadora.
- Qué tal
con Eric? Os va bien? – Anna se sonrojó y asintió.
- Es muy
buen chico… Aunque a veces nos liamos los dos con el coreano. – Reí con ella.
Podía imaginármelo… Algún día conseguiría grabarlos. – Y tú? Qué tal con
Jinyoung?
También me
sonrojé y sonreí.
- Muy bien,
la verdad…
- Parecéis
un matrimonio! – Me puse como un tomate y negué con la cabeza.- Te lo ha pedido
ya?
- El qué?
- Aish… -
Levantó la mano y se señaló el dedo anular. Mi cerebro tardó unos segundos en
pillar a lo que se estaba refiriendo, pero a medida que lo iba captando, mi
tono de piel se volvía del color de la sangre.
- No… -
Murmuré, dándome la vuelta para coger la tetera.
- Aigoo… Y a
qué espera? Sin un anillo no es lo mismo.
- Llevamos
años sin un anillo y no ha pasado nada, está bien! – Reí y le serví el humeante
líquido.
- Venga ya…
Te conozco. Te hace ilusión! En el fondo se nota que tú eres el uke… - La miré,
sin entender su expresión. – Nada, déjalo. – Rió, nerviosa. A veces prefería no
entenderla cuando hablaba.
- A ver… -
Me senté a su lado, con el té entre mis manos y la mirada baja por la
vergüenza. – No quiero decir que no me hace ilusión imaginarme que me lo pide,
pero… Estoy bien así. Soy feliz. No necesito un anillo para demostrarlo.
Anna sonrió
y asintió.
- Madre mía,
si tienes grabado en la frente que te mueres por uno! Tu novio debe de estar
ciego.
- Exagerada!
- Y un
cuerno!
- Tsk…
- Yah… - La
miré y su expresión sucia me asustó. – Quieres que le dé una “pista”?
- … Viniendo
de ti, prefiero que no lo hagas, la verdad.
- Jope… - Le
dio un trago a su té.
- Además… Y
qué si me lo pide? No nos podemos casar, no es legal. – Miré el humo del té,
pensativo.
- En Francia
sí! Y de paso os volvéis con un bebé! – La fulminé con la mirada.
- Te me
relajas, eh?
- Os
imagináis!? Podríais casaros en la playa! Con el atardecer francés a vuestras
espaldas… O en la torre Eiffel! Qué romántico…
- Sí… Qué!?
NO. – En qué momento Anna me había arrastrado a sus fantasías Disney?
- Aigoo… -
Jamás creí que fuese tan gracioso escuchar esa típica expresión coreana de una
francesa. – No te preocupes, seguro que te lo acabará pidiendo… Además, yo creo
que él también lo está deseando, pero que se lía a sí mismo y al final se echa
atrás.
- … Tú
crees?
Asintió con
una sonrisa de oreja a oreja y se acabó de un sorbo su té.
- Además…
Hay algo que no te he contado y que no sé si debería contarte… - Hizo círculos
en la mesa con el dedo índice, sonriendo de lado.
- Venga ya!
Si estás deseando contarlo! Llevas sangre maruja en las venas!
- Yo? Qué
va… - Sonrió aún más delatadoramente y enarqué una ceja. – Aish! Está bien! Ya
que insistes…
Reí con
sarcasmo y se acercó a mí.
- Ayer le
vi.
- A quién?
- A
Jinyoung.
- Y?
- Saliendo
de una joyería.
- …
- Con una
cajita pequeña y aterciopelada en la mano.
- …
- DIME ALGO!
- … No sé
qué decir… - Se separó de mí y me escudriñó con la mirada.
- Emociónate
al menos, no?
- Es que… Y
si no es para mí?
La cara de
Póker de Anna duró unos segundos eternos.
- Tú… Eres
idiota?
- Eh?
- PARA QUIÉN
IBA A SER SI NO!?
- No lo sé…
Para la señora Kim? O para Eunsol.
- Has bebido
o algo? Razonemos, por favor… Tú crees que Jinyoung compraría algo como un
anillo a alguien que no fueses tú? A quién si no? A su amante?
- Tiene una
amante!?
- En serio…
Te pegaría, pero no se puede mostrar violencia delante de los niños. – Tarde.
Mi cerebro estaba barajando opciones a causa del pánico sorpresa que me había
causado la idea de Jinyoung con un anillo.
- No es una
locura… Sabes? Últimamente siempre llega tarde a casa… Y siempre está cansado…
- Sí,
Gongchan, se llama trabajar. Sabes lo mucho que se está esforzando! Tú eres un
becario y, aunque te parezca duro, llevas una vida de lujo! Él tiene que
dirigir su estudio entero!
- No sé yo…
- Aish, en
serio… Me voy a ir porque me estás poniendo histérica!
- Falsa… Has
quedado con Eric, que llevas dos horas mirando el reloj! – Sonrió y asintió.
- Pillada…
Pero en serio, no tienes de qué preocuparte por Jinyoung… Solamente prepárate
para una proposición.
Negué con la
cabeza y ella se encogió de hombros.
- Adiós,
Eunsol! – Se despidió de mi hermana y ella asintió con la boca aún llena. Reí y
negué con la cabeza a la expresión preocupada de Anna.
- Aish…
Estoy tan solito… - Me tiré en el sofá. Eunsol estaba jugando en su cuarto, y
yo no era tan bueno haciendo de compañero de aventuras como Jinyoung, así que
solía aburrirse conmigo y me acababa echando de su cuarto. Además, Jinyoung no
volvería hasta después de cenar y para eso aún quedaban un montón de horas
eternas.
Con el
trabajo en el estudio y el éxito que estaban teniendo últimamente, Jinyoung se
había convertido en todo un hombre de negocios, y todo lo que eso conlleva:
siempre con el teléfono, papeleo, reuniones, viajes de negocios… O eso, o tenía
una amante.
Fruncí el
ceño ante la idea. Yo no creía a Jinyoung capaz de eso… O sí?
- Aaaaargh!
– Me froté la cara con rabia hasta dejármela colorada por la fricción. – Qué
demonios estoy pensando? Maldita Anna que me mete ideas en la cabeza… - Sí, lo
sé, Anna no había hecho nada… Pero siempre era más fácil culpar a la
extranjera.
- Eunsol! –
Llamé desde el sofá como tres veces hasta que por fin asomó su cabeza por la
barandilla de la escalera.
- Qué?
- Quieres
salir a pasear conmigo? – Así me daría un poco el aire y me despejaría algo la
cabeza, que la tenía como un bombo del trabajo.
- No. – Me
incorporé, mirándola con indignación.
- Oye! Que
soy tu hermano!
- Me
comprarás helado? – La miré, con expresión agotada. Enarcó una ceja, cosa que
me sorprendió. Esta niña aprendía rápidamente. – Lo harás o no?
- Está bien…
- Suspiré. Ella pegó un chillido de felicidad y corrió escaleras abajo.- No
corras! Te caerás!
- Oppa! Eres
el mejor! – Dijo, abrazándome con fuerza. – Voy a ponerme los zapatos! -
“Manipuladora…”
- Qué
quieres de cenar? – Le pregunté mientras le limpiaba el rostro pegajoso de
chocolate con una toallita húmeda.
- Gambas!
- Está bien…
Con verduras? – Negó con la cabeza enérgicamente y reí. – Está bien… Hoy te
libras… Qué tal sopa? Te apetece?
Asintió con
una sonrisa mientras devoraba el final del cucurucho y me tendía las manos para
que se las limpiase también.
- Pues vamos
entonces! Que hay que comprar las gambas. – Tomó mi mano y entramos en un
supermercado no muy lejano al parque que solíamos visitar. Ver jugar a Eunsol
con los demás niños y yo solamente mirar no era especialmente divertido…
Extrañaba hacer estas cosas junto a Jinyoung.
- Compramos
mermelada, Oppa? – Eunsol me mostró un tarro gigante de mermelada de fresa.
- Tenemos en
casa, deja eso en su sitio.
- Pero no
tenemos la de Pororo! – Señaló el tapón, donde aparecía el pingüino piloto
guiñando un ojo y saludando. “No saben marketing
ni nada los de la mermelada…”. Ante la insistencia de Eunsol, Pororo acabó en
el carrito de la compra junto a las gambas, chocolate, helado, chucherías y
cereales para el desayuno de colores que estaba seguro de que acabarían
caducados en la despensa.
- Mañana en
la clase de música vamos a tener que cantar una canción! – Eunsol iba
firmemente sujeta a mi mano mientras parloteaba de su colegio en el camino a casa.
- Ah, sí?
- Sí! Y yo
voy a cantar una que compuso Appa! Me la puso el otro día y me gustó mucho…
- Appa
compone muy bien, verdad? – Eunsol asintió.
- Y Appa
también canta muy bien! Y toca el piano y la guitarra! Appa es un genio como
yo! – Enarqué una ceja y reí.
- Por
supuesto! Jamás lo dudaría.
Eunsol
pareció satisfecha con mi respuesta.
- Appa! –
Eunsol frenó de golpe.
- Qué? Date
prisa, que se nos van a descongelar los helados!
- Appa! Está
ahí! – Eunsol señaló el cristal de una cafetería y mis manos perdieron fuerza,
dejando caer las bolsas contra el suelo.
- Jinyoung…
- Jinyoung charlaba animadamente con una mujer. No me preocuparía si fuese una
mujer normal y corriente, pero aquella era simplemente hermosa. Tenía el pelo
largo y castaño, que caía ondulado sobre sus estrechos hombros. Iba maquillada
en su justa medida, y, lo que más me fastidiaba, llevaba una falda
exageradamente corta y un escote completamente fuera de lugar para la
primavera.
Jinyoung
reía una y otra vez acompañado de esa mujer, que se toqueteaba el pelo
repetitivamente.
- Puedo ir a
saludar? – Eunsol tiraba de mi manga, pero yo sentía como mi corazón se rompía
con cada carcajada que soltaban.
- Es mejor
que no, cielo… Se descongelan las cosas. – Agarré su muñeca con fuerza y avancé
a grandes zancadas hasta que llegamos a casa. No dije nada, simplemente me
dirigí a la cocina y dejé la bolsa en la encimera, apoyándome yo en ésta al
sentir cómo mis piernas empezaban a temblar.
- Lo sabía…
Sabía que había otra razón más allá del trabajo… - Mis ojos se humedecieron y
dejaron correr lágrimas por mi rostro mientras yo colocaba la compra con rabia.
– Y yo qué se supone que he de hacer ahora?
Al final,
antes de darme cuenta, me encontraba en nuestro cuarto llenando una maleta con
mi ropa y, tras cerrarla, la dejé en la entrada. Le mandé un mensaje a Anna,
diciéndole que hoy pasaría la noche en su casa, y ni siquiera me molesté en
responder a su mensaje de preocupación. No merecía la pena. Estaba furioso y
dolido.
- Quizás
estoy sacando las cosas de contexto… - Musité. No tardé en desechar la idea;
las imágenes de las piernas y el escote de esa mujer de larguísima melena
disparaban a mi mente una y otra vez. – Ni hablar. Me largo.
Me giré
sobre mí mismo, dispuesto a ir a buscar a Eunsol cuando sentí la puerta abrirse
a mis espaldas.
- Ya estoy
en casa! – Jinyoung irrumpió alegremente en el salón, soltando un quejido al
tropezarse con mi maleta. – Y esto? Qué ocurre?
Me paré en
seco frente a las escaleras.
- Jinyoung…
- Intenté que mi voz sonase lo más calmada posible. – Qué hiciste hoy por la
tarde?
- Hoy? Tuve
una reunión. – Sonreí, irónico.
- Ah, en
serio? Fantástico.
- Gongchan,
qué ocurre aquí? Estás temblando!
- Que me
voy. Me niego a compartir techo con un mentiroso. – Me giré y mascullé esas
palabras mirándole a la cara. Jinyoung pareció sorprendido por mi respuesta.
- De qué
demonios estás hablando?
- TE HE
VISTO DE RISITAS CON MISS COREA EN UNA CAFETERÍA! NO TE PERMITO QUE ME TOMES
POR IMBÉCIL! – Ya empezaban los gritos. Jinyoung negó con la cabeza y se acercó
a mí. – NO TE ACERQUES A MÍ! En estos momentos me resultas asqueroso…
En sus ojos
se notó el impacto de mis palabras.
- Chan, no
es lo que parece…
- Qué
original. – Reí mientras le esquivaba, dirigiéndome a la cocina. Notaba que mis
sentimientos me fallarían de un momento a otro por la humedad creciente en mis
ojos.
- Te lo digo
en serio! – Jinyoung me perseguía sin descanso por todo el piso. – Gongchan,
escúchame al menos.
- No quiero
escucharte! – Sollocé. – No quiero escuchar tus palabras melosas de traidor!
- No soy un
traidor! Jamás te traicionaría!
- Y más
mentiras… - Sollocé de nuevo, sentándome en un taburete de la cocina.
Jinyoung se
acercó a mi lado y se sentó, negando con la cabeza.
- Esa mujer
era mi editora. – Le miro de reojo.
- Qué?
- Me van a
publicar el libro… Bueno, de hecho, ya lo han hecho… Quería que fuese una
sorpresa. Se llama Hara, puedo llamarla si quieres.
Yo en esos
momentos tenía un colapso mental.
- Tu…
editora?
- Sí,
Gongchan. Mi editora. – En esos momentos el alivio que sentí en mi interior fue
tan inmenso que empecé a llorar como no había llorado nunca. Jinyoung me
miraba, asustado.
- ME
ASUSTASTE, IMBÉCIL! TE ODIO! – Le lancé una manzana, que era lo único que tenía
a mano, con todas mis ganas. – TIENES IDEA DEL SUSTO QUE ME HAS PEGADO!?
Jinyoung se
quedó de piedra, observándome unos segundos antes de romper a reír.
- Lo siento…
- Se acercó a un tembloroso y lloroso yo y me abrazó con fuerza.- Cómo podría
engañarte yo a ti? Si eres lo más importante del mundo para mí… Nada merece la
pena si no es contigo, Gongchan.
Sollocé
sobre su pecho, como siempre, empapándole con mis lágrimas y pegándole de vez
en cuando sin fuerzas.
- De verdad
te van a publicar el libro? – Despegué mi rostro de su empapada camiseta y
sollocé, secándome la cara con una servilleta. Asintió, sin poder ocultar la
emoción.
- Mira… - Se
acercó hasta la entrada y rebuscó en su bolsa, sacando un volumen de color azul
cielo y letras dorado oscuro que decían "Beautiful Words". Era muy bonito. Me lo tendió y lo tomé, con
cuidado.
En ese libro
estaba la historia de Jinyoung… Nuestra historia…
Le miré,
sonriendo.
-
Enhorabuena, te lo mereces. – Sonrió y me besó en los labios con ternura.
- No vas a
ojearlo? – Enarqué una ceja.
- Por? Va a
saltar algo de dentro cuando lo abra, verdad? Que nos conocemos.
- Qué? No!
Solo es que… En ese libro pone unas cosas que tienes que leer…
- Ah, sí? –
Jinyoung parecía realmente ansioso porque abriese el dichoso libro, así que
opté por hacerle sufrir un poco más, dejándolo encima de la encimera. – Después
de que cene Eunsol, que es tarde. ENSOOOOL, A CENAAAAR!
Jinyoung me
miró, incrédulo, y yo le sonreí con sorna. “Venganza…”
- Esto no
son gambas! – Eunsol removía su ramen con cara de disgusto. – Y mis gambas?
- No hay, se
escaparon por la bañera. – Respondí, sirviéndole agua. La verdad era que con toda la discusión, no me había dado tiempo a cocinar.
- Esto
engorda! – Miré a Jinyoung, los dos sorprendidos por su expresión.
- Y el ego
también! Come! – “Esta televisión de hoy en día…”
Eunsol
después de protestar durante una hora eterna, se acabó los fideos y como
disculpa, le dejé comer una de sus chucherías nuevas de Pororo. Eso no
engordaba para ella.
Jinyoung se
levantó para llevarla a la cama y, cuando bajó, yo le esperaba con una botella
de vino abierta. Sonrió con dulzura.
- Y esto? Yo
también tengo chuche? – Asentí, riendo.
- Hay que
celebrar que vas a ser un escritor de éxito! Y un gran compositor y productor!
Sonrió y
asintió mientras yo servía el líquido rojo en dos copas. Se acercó a por la
suya y depositó un sonoro beso en mi mejilla.
- Prométeme
que antes de montarme un follón como el de hoy, preguntarás. – Reí,
avergonzado, y asentí.
- Lo siento…
Pero fue culpa tuya!
- Por
supuesto! Como siempre! El terremoto de San Francisco también, no lo sabías? Es
que se me cayó el maletín y rebotó el impacto.
-
Clarísimamente. – Reímos y le dimos un sorbo al vino.
- Ven… -
Jinyoung tiró de mi mano con suavidad y me sentó en su regazo en el sofá. – Te tengo
que preguntar una cosa.
Sonreí con
suavidad.
- Dime.
- Eres
feliz? Conmigo? – La pregunta me sorprendió, sobre todo por la seriedad con la
que lo decía.
- A qué
viene eso?
- Responde.
- Soy tan
feliz que siento que podría morir. – Sonrió y asintió, bajando la mirada. – En serio,
a qué viene eso? No te estarás muriendo ni nada, no?
Me miró, con
cara de traumatizado.
- Qué bruto
eres… - Reí, dándole otro trago a mi copa y apoyando la cabeza en su hombro.
- Soy muy
feliz… Siempre. – Apoyó su cabeza en la mía y sonrió suavemente.
- Entonces…
Me haces un favor? – Le miré, esperando a que hiciese algún chiste verde o algo
por el estilo. Asentí. – Lee la última página de mi libro.
- La última
página de tu libro? – Repetí, levantando la cabeza. Él asintió y yo lo tomé de
encima de la mesa, acomodándome sobre sus piernas de nuevo. – No habrá alguna
caricatura mía o algo, no?
Negó con la
cabeza, sonriendo. “Está bien…”
Gracias a él logre descubrir lo que toda la
humanidad llevaba buscando desde el principio de los tiempos: La felicidad.
Antes de conocerle, había probado todos los métodos filosóficos, desde la
antigua Grecia hasta la Alemania moderna, pero ninguno era suficiente… Faltaba
algo… No bastaba con vivir con justicia y ser amable… No… Faltaba él. Faltaba
el amor, amor en su puro elemento.
Nada tiene sentido si no es hecho con amor…
El amor es la base de todo, del mundo; tu base y la mía, todos nacimos gracias
al amor, y vivimos por el amor y para el amor. Es la única manera de ser
completamente feliz: Amar y ser amado.
Por eso, yo tengo que agradecerle no solo
una cosa ni dos a mi compañero de viaje, sino toda mi vida, que es gracias a
él. Porque vivo por él, que me da toda la fuerza para vivir día a día con una
sonrisa en el rostro.
Porque he estado esperando por él toda una
vida, podría esperar otra, solamente viviendo con la ambición de que algún día
le tendría entre mis brazos, vería su sonrisa y sentiría nuestro vínculo… Vivo
por él.
Qué haría si se fuese de mi lado? Podría
seguir viviendo sin amor? Porque amor es él, soy yo, somos nosotros… Si falta
un trozo de mí, de nosotros, podría seguir viviendo? No quiero arriesgarme a
hacer la prueba… Deseo estar entre sus brazos para siempre.
Le miro, con
los ojos húmedos y le sonrío con ternura.
- Eres más
cursi…
- Calla, no
rompas el momento. – Frunce el ceño y sonríe. – Ahora, lee la dedicatoria.
Obedecí, y
abrí el tomo azul por la primera página. Las lágrimas corrieron inmediatamente.
A esa persona que me
hizo amar por primera vez.
A mi primera persona,
A mi persona eterna,
Gracias.
Te amo.
Estarás conmigo hasta
que los cielos se caigan y las luces se apaguen?
- Oh,
Jinyoung… - Me tapé la boca, completamente emocionado. De mis ojos caían
lágrimas de pura ternura. Él sonrió y me retiró la mano de la boca para besarme
con suavidad.
- Te quiero.
– Asentí y le besé con ímpetu. – Dime… Entiendes lo que te quiero decir con la
última frase? – No me dejó contestarle, porque sacó una cajita aterciopelada de
color azul de su bolsillo. Ahí, en ese preciso instante, mi corazón se quedó
sin pilas y me morí. Vale, no exactamente, pero realmente sentí como si me
fuese a dar un infarto o una taquicardia mortal.
- Jinyoung…
- Te casarás
conmigo? – Su sonrisa perfecta me tenía hipnotizado. De nuevo, mis ojos comienzan
a derramar lágrimas y yo asiento, completamente mudo de la impresión.
Toma con
suavidad mi mano derecha y coloca la fina alianza en mi dedo anular. Le miro,
sin poder dejar de llorar y sin articular palabra.
- Ahora ya
no vale echarse atrás, eh? Está pegada para siempre a tu dedo!
- Imbécil… -
Rió y nos fundimos en un beso eterno. – Te amo… Te amo mucho!
Le abracé,
hundiendo mi húmedo rostro en su cuello, absorbiendo todo su calor corporal y
el amor que me transmitía con su abrazo.
- Chan… - Me
separo de su cuello y recibo automáticamente a sus labios, que me besan con
suavidad pero con ansia al mismo tiempo. Entiendo perfectamente lo que me
quiere decir con ese beso… Esa noche, será la primera noche que hagamos el amor
como prometidos.
- Te amo… -
Susurra sobre mis labios mientras entrelazamos nuestros dedos, donde ambas
alianzas brillan juntas, haciendo brillar los pequeños diamantes con las luces
de Seúl, la ciudad que me trajo la felicidad.
- Te amo. –
Respondo, fundiéndonos en un beso que duraría el resto de nuestras vidas con
una promesa de amor mutuo que duraría, como diría Jinyoung, hasta que los
cielos se cayesen y las luces se apagaesn
“Hasta la
muerte, Jinyoung. Siempre juntos.”
-Fin-
No hay cosa mas triste que leer -FINAL- y es que desde hace ufff siempre eperaba las actualizaciones y ahora no se que hacer con mi vida(?, dejando eso de lado, me a gustado mucho todo desde el principio hasta el final y eh soltado mas lagrimas con esta historia, ahora~ WAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA YO TAMBIEN CREI QUE TENIA UN AMANTE!! MALDITO JINYOUNG POR QUE ES TAN ESTUPIDAMENTE LINDO!! DAN GANAS DE MATARLO A BESOS >W< Y EUN SOL UNA MUJERCITA TAN ASTUTA ewe!! y Channie~ A EL LO AMO!! LO AMO T__T espero escribas mas Jinchan en un futuro♥
ResponderEliminarMe alegro de que te gustase tanto! ^^
EliminarQuizás algún día escriba otro Jinyoung, pero de momento tengo otros proyectos. :3
Me alegro de que lo siguieses hasta ahora tan fielmente y espero que sigas leyéndome en el futuro!♥
No puedo creer que Gongchan aparte de ser un chillon sea un celoso y paranoico -aunque claro como un hombre tan perfecto como Jinyoung cualquiera lo seria- awwwwww pero asi lo amo <3 y asi lo ama el pobre de Jin.
ResponderEliminarBueno este es el fin ahora que hare con mi vida... -crisis existencial- aunque ese final es muy hermoso te juro que este ha sido el mejor fanfic de B1A4 que he leido aunque en lo personal prefiero el BaDeul -IS REAL!!......ok no XD- pero enserio este fic ha sido el mejor que he leido eres una gran escritora te lo he dicho ya mucho y esperare que tengas mas proyectos con este grupo.
Sin mas que decir -que pienso que ya ha sido demasiado- me ire a llorar en un rincon oscuro.
Gracias por escribir este hermoso fic <3
Yo también shippeo al BaDeul♥ Algún día pensaré algo con ellos ^^
EliminarMuchas gracias por leerlo, me alegro de que te gustase tanto y espero que me sigas leyendo ;)
me gusto mucho unnie, estuvo muy bonito me gustaria que hicieras un fic mas por que casi no hay fics de ellos y los que hay o no stan terminados o son muy simples
ResponderEliminarMe alegro de que te gustase ^^
EliminarDe B1A4 por el momento no tengo planeado ninguno más... Pero quién sabe? A mí las ideas me aparecen de la nada, así que podría ser ^^
Primero que todo ¡Hola!
ResponderEliminarYa después de saludar (?) ¡Amo tu fanfic! Es el mejor JinChan que he leído en todo este tiempo. -Tanto en inglés como español (?)-. Me es difícil encontrar fanfics de ellos, pero el tuyo akdjdjs ame la historia, las personalidades de cada uno, por dios, tan bonito que fue JinYoung con Channie<3 ¡Lo ame por completo! El mejor que he leído, insisto.
¿Has pensado en hacer otro JinChan? Yo con gusto lo leería<3.
Saludos~.
Holo! (?)
EliminarMuchas gracias! ^^ No hay mucho JinChan, no, y no entiendo por qué, porque es súper obvio que se aman con locura! TT__TT
Y sí... He pensado y tengo proyectos de historias sin protagonistas definidos todavía, pero nada seguro... Tiempo al tiempo ^^
Espero que leas otros proyectos míos y que te gusten tanto también <3
Besines y welcome to the family :D
Disculpa, me dejaria publicarli en otro sitio (? Si es asi, a quien le doy creditos?
ResponderEliminarPuedes publicarlo siempre y cuando pongas en todos los capítulos el link del blog y el nickname de la autora (osease, yo xD) ^^
Eliminar