Hoya POV
- Estás
seguro de esto? – Me dijo Woohyun, retirándome el tazón de cereales vacío de
delante. Levanté la mirada y suspiré, cansado a pesar de haberme acabado de
levantar.
- En
absoluto. Es mi primer papel grande, y aún encima, voy a tener que estar con Eunji
e Inguk. Una lesbiana rencorosa y un acosador.
- Solo a ti
se te ocurre decir que estás saliendo con él… - Suspiró, poniendo los cacharros
a remojo. Volví a suspirar.
- Fue lo
último a lo que pude aferrarme, Hyung. – Murmuré, mirando fijamente la
encimera. Parecía anormalmente interesante esa mañana.
- Yo creo
que Dongwoo acabará poniéndose celoso. – Iba a responderle cuando el susodicho
apareció por la cocina en un pijama verde lima que me hizo sonreír con
tristeza. Se lo había regalado yo por navidades, eso y un dinosaurio de peluche
con el que dormía siempre.
- Buenos
días, muchachos. – Bostezó, sentándose en el taburete de al lado. – Nervioso?
Me miró con
una sonrisa y tragué saliva, asintiendo suavemente. Hasta recién levantado, que
parecía haber vuelto de una excursión por Mordor con esos pelos y rostro
hinchado, me producía mariposas en el estómago.
- Lo harás
bien. – Me dio una palmadita en el hombro que le agradecí retirándole la mirada
y asintiendo suavemente. – Woohyun, y mi desayuno?
Woohyun
señaló el reloj de la cocina y rió con ironía.
- Si vas a
llevar a Howon a la lectura del guión, tal y como llevas diciendo que harás una
semana, o desayunas o te vistes. Ambas cosas no te va a dar tiempo.
- Tan tarde
es? – Woohyun asintió, y en un lloriqueo, se levantó y se arrastró hasta la
puerta por la que había salido no mucho antes.
- Dongwoo
aún no se ha despertado? – Preguntó Sungjong, dejando el bolso sobre la
encimera y ocupando el sitio de Dongwoo en la cocina.
- Se ha ido
a vestir. – Le sonreí y él me devolvió la sonrisa.
- Tú también
vas a ir, Jonggie? – Preguntó Woohyun, poniéndole un café con leche delante.
Éste asintió, dándole un sorbo y sonriéndole como agradecimiento. Parecía más
animado últimamente… Quizás ya se le había pasado ese rollo raro con L.Joe? No
tardarían mucho más en volver de Estados Unidos, y entonces tendríamos la
actuación conjunta que tanto llevábamos ensayando. Me preocupaba que las cosas
pudiesen torcerse aún más.
- Hyung, es
cierto que vas a salir con Inguk? – Me preguntó Sungjong. Abrí los ojos como
platos y miré a Woohyun, que se encogió de hombros en una expresión de sorpresa
como la mía.
- Yo no he
sido. – Se excusó.
- Me lo dijo
Dongwoo. – Aclaró Jong.
- En serio? –
Asintió.
- Me
sorprendió porque, bueno, como te gustaba él y tal… Aunque después de lo de
Hyung y Kibum, ya no sé qué pensar… - Miró de reojo a Woohyun, que se giró con
apuro a fregar los platos. Yo tampoco acababa de entender por qué de repente
estaba saliendo con Key, pero bueno. Aquí cada loco con su tema.
- Verás, -
Bajé la voz por si acaso el dinosaurio salía de su cuarto y nos escuchaba. – no
tengo ninguna intención de salir con Inguk, ya sabes que es un pesado. –
Asentía mientras me escuchaba con interés. – Pero la otra noche le confesé a
Dongwoo que no me gustaban las chicas, y como se lo tomó demasiado bien, me
enfadé y le dije que iba a salir con Inguk.
Parpadeó
varias veces antes de fruncir el ceño.
- Hyung…
- Sí?
- No lo
entiendo.
- Ni tú ni
nadie! – Se giró Woohyun, apretando el estropajo entre sus manos y poniendo el
suelo perdido de detergente.
- Dejadme!
Vuestras mentes no entienden mis planes! – Protesté, incorporándome y cogiendo
mi bolsa. – Dongwoo! Como no salgas ya no vamos a llegar!
- Voy! –
Chilló desde el otro lado de la puerta de nuestro cuarto.
- Hyung, -
Sungjong se acercó de nuevo. – entonces no estás saliendo con Inguk, no?
- Exacto.
- Pero
Dongwoo piensa que sí.
- Ajá.
- Y ahora él
te va a llevar a un sitio donde tendrás que estar con Inguk… - Empezaba a ver
por dónde quería ir. – Cómo piensas comportarte? Tendréis que actuar como
pareja.
Tragué
saliva y Dongwoo salió atropelladamente de nuestro cuarto, corriendo a nuestro
lado.
- De qué
habláis con tanta seriedad? – Preguntó, haciendo bailar las llaves de su coche
en su mano derecha.
- Sobre
Inguk. – Sonrió Sungjong sin apartar la mirada de mí. Maldito maknae.
- Oh.
- Le estaba
preguntando a Howon si esto contaría como una cita o no. – Rió con una dulzura
repugnante y Dongwoo me miró, pero no le devolví la mirada, estaba demasiado ocupado
intentando utilizar la fuerza jedi para asesinar a Sungjong.
- Chicos!
Que vais a llegar tarde! – Gritó Woohyun desde la cocina, seguramente para
romper el silencio incómodo que se había formado entre nosotros tres. Le amaría
para siempre por ello.
- Gracias
por el desayuno! – Le dije antes de salir por la puerta, y él asintió,
entendiendo a lo que me refería.
- Suerte! Ya
me contarás…
- Sí…
Nos subimos
al coche e hicimos un viaje silencioso hasta los estudios de la cadena TVN, que emitiría mi drama. Yo releí el guión del
primer episodio otras dos veces hasta que, por fin, llegamos al aparcamiento y
los tres salimos del coche para entrar al edificio.
- Howon! –
Inguk apareció de la nada, para variar,
y me estrujó entre sus brazos. – No sabes lo feliz que me hace que
finalmente dijimos que sí.
Una parte de
mis preocupaciones se fueron en ese momento al ver las expresiones de Sungjong
y Dongwoo. No tenía que fingir que éramos pareja, él ya se comportaba así, yo solamente
tenía que seguirle un poco la corriente.
- Inguk! –
Le correspondí al abrazo y pude sentir cómo su sonrisa se ampliaba. – Te he
echado de menos.
Me miró, con
los ojos brillantes. “Lo siento, Hyung…”
- En serio!?
- Claro!
- Te quiero!
- Y yo a ti!
Volvimos a
abrazarnos y miré de reojo a mis dos amigos, que se miraban entre ellos con
confusión.
- Oh! –
Entonces Inguk se percató de su presencia. – Dongwoo! Sungjong! Cuánto tiempo!
- Buenos
días, Hyung! – Saludo Sungjong con una reverencia formal y su sonrisa dulce de
saludar a casi desconocidos. Dongwoo le dio la mano con una expresión algo
incómoda. Le miré y me sonrió, pero actuaba arisco hacia Inguk. Una parte de mí
quería hacerse ilusiones, pero probablemente no estaba pensando en lo mismo que
yo.
- Qué tal? –
Musitó Dongwoo. Inguk le sonrió con alegría y me rodeó el hombro con uno de sus
brazos.
- Podría
estar mejor? – Me sonrió y le devolví la sonrisa. Sungjong también miró a
Dongwoo entonces y ahogó una carcajada. Su expresión chillaba “incomodidad” a
pleno pulmón.
- No
llegamos tarde? – Le pregunté, mirando mi reloj.
- Aún quedan
quince minutos, no te preocupes. Eunji aún no ha llegado.
- Quién no
ha llegado? – En ese momento, entraba ella por la puerta, quitándose las gafas
de sol y sonriéndonos ampliamente.
- Hola! – La
saludé con una sonrisa y le tendí la mano, sintiendo la fuerza de su apretón.
Ella hizo lo mismo con los otros tres y solo entonces nos percatamos de que no
estaba sola. Detrás de ella nos observaban en discreta compañía Bomi y Naeun.
Las saludé también con una sonrisa y ellas asintieron con timidez.
Miré
entonces a Dongwoo, que se acercó a saludar a Bomi con una expresión incómoda
de nuevo. No sé qué excusa le daría para no poder volver a acudir a una cita
con ella… Pero dudaba que le hubiese dicho la verdad.
- Gracias
por sugerirme para el papel, Oppa. – Le dijo a Inguk, y éste rió con alegría.
- No me las
des. Ya me habías mencionado que querías actuar, y este papel te va que ni
pintado.
- Tendré que
esforzarme mucho para verte como a un hombre. – Inguk no tardó en expresar su
firme protesta mientras mis dos compañeros de grupo observaban con incomodidad
a los otros dos miembros de A-Pink.
- Naeun,
eres la maknae, no? – Le pregunté. Ella asintió suavemente y entonces señalé a
Sungjong. – Él es nuestro maknae también. Podéis ser amigos.
Sungjong me
miró con una ceja enarcada y yo sonreí mientras disfrutaba el sabor de la
venganza. La aversión de Sungjong hacia el género femenino no era algo que no
se supiese a los cuatro vientos.
- Sí? De qué
año eres? – Preguntó con timidez la chica.
- Del 93. –
Masculló Sungjong.
- Oh! Como
yo entonces! – La chica soltaba tantas feromonas que podían recogerse y tirar
como confeti, pero Sungjong también las soltaba. Las de Naeun eran como
purpurina y arcoíris, pero mi pequeño amigo era una diva en cuerpo y alma, y su
pose lo demostraba: piernas cruzadas, brazos cruzadas, gafas de sol y espalda
estirada. Si Naeun era purpurina, pop y terciopelo, él era cuero, tachuelas y glam rock.
- Oppa, has
estado bien? – Preguntó entonces Bomi, refiriéndose a Dongwoo. Él sonrió
educadamente y asintió.
- Y tú?
Ella también
asintió con una sonrisa y bajó la mirada tímidamente. Dongwoo, sin embargo, no
parecía tímido… Sino lejano a ella. Como si no le importase lo que le estaba
diciendo?
- Hoya! Qué
vas a hacer después?
- Eh? – Me pilló
desprevenido su abrazo posesivo y le miré, sin entender.
- Podíamos
ir a comer los dos. Qué me dices?
- Los dos?
Solos? – Eunji me miró como si no comprendiese.
- Celosa? –
Le dijo Inguk, sonriendo alegremente. Ella rió y negó con la cabeza.
- En
absoluto, lo siento.
- Hoya es mi
alma gemela, por eso quiero ir a cenar con él.
- Oye… - Le
reprendí con la mirada y miré de reojo a Eunji, que me decía con la mirada que
íbamos a tener una charla más tarde.
- Después
tenemos que irnos a casa. – Espetó Dongwoo. Sungjong y yo le miramos. – Tenemos
agenda.
Inguk y él
se miraron unos segundos a los ojos en absoluto silencio, sin parpadear
siquiera, como si se estuviesen diciendo algo que los demás no lográbamos
captar.
- Qué
tenemos? – Preguntó Sungjong.
- Agenda. –
El tono de voz de Dongwoo no era el normal. Era más grave, ese que utilizaba en
esas raras ocasiones en las que se enfadaba y no quería ni comentarios ni
preguntas.
Sungjong
asintió mientras aguantaba una sonrisa y me miró, enarcando una ceja en una
expresión divertida.
No quería
hacerme ilusiones, de verdad que no, pero todo esto no ayudaba en absoluto.
Entramos a
leer el guión, y en unas horas salimos, quedando para el primer rodaje en unos
días.
- Qué tal
todo? – Mis amigos se acercaron, aprovechando que me había librado de la lapa
Inguk, que se había quedado charlando con los productores. Parecían muy
satisfechos con la química que tenían él y Eunji, y querían hablar con ellos
más íntimamente.
- Cuántas
veces te equivocaste? – Fulminé a Sungjong con la mirada.
- Ninguna,
listo. Les gusté y empezaremos a rodar en breves. Ya contactarán con el mánager
para ajustar horarios y todo eso.
- Me alegro
mucho! – Dongwoo me sonrió y me dio un suave puñetazo en el hombro. Parecía más
tranquilo que antes.
- Oppa, has
visto a Eunji? – Preguntó Naeun, acercándose sola. Bomi se había ido? No la
veía por ninguna parte.
- Está
dentro charlando con los productores y Seo Inguk. Puedes pasar si quieres, no creo
que les importe…
Me dedicó
una sonrisa de agradecimiento y me hizo caso, desapareciendo tras despedirse
con un discreto gesto de Sungjong y Dongwoo.
- Yo también
me voy. – Dijo de pronto Sungjong, haciendo que ambos le mirásemos.
- A dónde?
- Tengo
cosas que hacer. – Se encogió de hombros y me miró fijamente. Vale, nos iba a
dejar solos después de todo lo de hoy. No sabía si amarle u odiarle.
- No te
vayas de compras otra vez! Ahorra para el futuro! – Le chilló Dongwoo mientras
él se iba sin mirar atrás.
Entonces,
por primera vez en años, se hizo el silencio entre Dongwoo y yo. Un silencio
incómodo que no había conocido antes en su compañía.
- Qué agenda
hay hoy por la tarde? – Murmuré, rompiendo el silencio sin la seguridad que me
gustaría aparentar.
- Eh?
- Dijiste
que no podía ir a comer con Inguk porque teníamos agenda… Qué tenemos?
Me miró a la
cara un par de segundos y vi su expresión de confusión.
- Dije eso? –
Asentí y sentí mi corazón acelerarse.
- Oh…
- Howon! –
Me giré al escuchar ese grito familiar a mi espalda. Inguk se acercaba
corriendo con dos cafés en las manos. Tensé la mandíbula, pero agité mi mano a
modo de saludo hasta que llegó a nuestro lado y la mirada de Dongwoo se fijó en
él de una forma no demasiado amable, pero él le ignoró.
- Te he traído
café. Tu favorito. – Me tendió un vaso de americano y Dongwoo resopló, haciendo
que entonces le mirase.
- Oh, no te
había visto. – Recitó. No era tan buen actor como decían. Le sonrió con sorna y
Dongwoo le devolvió la sonrisa.
- Latte. – Dijo mi compañero de
grupo. Inguk le miró, sin entender. – A Howon le gusta el latte. Los sabores suaves, no los fuertes.
Parpadeé,
mirándole fijamente. De verdad, qué carajo estaba pasando ahí? Mi corazón dolía
porque estaba feliz, pero no quería dejarle serlo… Finalmente se estrellaría y
se haría pedazos, como siempre. Cuanto más subes, más duele la caída.
- No te gusta
el americano? – Inguk me miró, con algo en sus ojos triste.
- Me gusta. –
Respondí, dándole un trago con rapidez e intentando camuflar mi mueca de asco
en una sonrisa. – Muchas gracias por el café.
Podía notar
los ojos de Dongwoo taladrarme el rostro, pero decidí no devolverle la mirada.
Por mi propio bien. Inguk sonrió con alivio y miró de reojo a Dongwoo.
- Me alegro
de que te guste. – El doble sentido de la frase arrancó de los labios de
Dongwoo un “tsk”.
- Tienes
algún problema? – Inguk se giró hacia Dongwoo y le miró a los ojos, desafiante.
Dongwoo enarcó una ceja y tensó los labios.
- Y tú?
- Sí, tú.
- Vaya por
dios. Guardaré tu opinión en el banco para ver si con el tiempo me produce
algún tipo de interés.
En cualquier
otra ocasión me habría hecho gracia su chiste, pero en esos momentos realmente
parecía que se iban a pelear. Dicho y hecho, Inguk agarró del cuello de la
camisa a Dongwoo, que hizo lo mismo a su vez, y se acercaron el uno al otro,
enseñando los colmillos y con las miradas soltando chispas.
-
Suficiente! – Grité, acercándome y metiéndome entre ellos, separándoles y mirándoles
con desaprobación.- Qué demonios os pasa?
Inguk me
abrazó por la cintura y apoyó la cabeza en mi hombro, mirando así los dos a
Dongwoo, pero cada uno con una expresión distinta.
- Lo siento.
– Susurró en mi oído. – No volveré a hacerlo, cariño.
Algo explotó
en los ojos de Dongwoo en ese momento y se giró sobre sí mismo, alejándose a
pasos agigantados de nosotros.
- Dongwoo! –
Chillé, librándome del abrazo de Inguk.
- A dónde
vas? – Me preguntó, mientras yo cogía mi chaqueta y mi bolsa del suelo.
- Tengo
agenda, lo siento. Te llamaré. – Dije, saliendo a todo correr tras Dongwoo y
logrando alcanzarle cuando las puertas del ascensor ya se cerraban.
- Qué
demonios te pasa? – Le chillé, entrando y acuclillándome en el suelo,
recuperando el aliento. Realmente había corrido como alma que lleva el diablo.
No me
respondió, simplemente mantuvo la mirada perdida hasta que se abrieron las
puertas y ambos estuvimos de nuevo en su coche.
- No vas a
hablarme? – Murmuré, escuchando el clic de su cinturón de seguridad y a
continuación el mío. De nuevo, sin respuesta. – Oye, yo no he hecho nada malo,
y si así ha sido, al menos infórmame para poder saber de qué se trata y poder
disculparme.
Dongwoo puso
en marcha el coche y salimos disparados por el asfalto. La radio se encendió de
forma automática en cuanto el motor rugió, pero él la apagó de inmediato con un
golpe.
Le miré fijamente
mientras conducía y atravesábamos Seúl a una velocidad completamente
inapropiada.
- No me
mires así. – Masculló. Tragué saliva y retiré la mirada de forma obediente.
- Dongwoo… -
Ni siquiera sabía a dónde estábamos yendo. Conducía por conducir? – De verdad,
dime al menos qué está pasando.
Durante
veinte minutos de silencio ninguno dijo nada más, pero pronto empecé a
orientarme y reconocí el edificio de nuestra agencia a lo lejos. Entró en el
aparcamiento y salió del coche pegando un portazo. Le seguí, cerrando mi puerta
con mucho más cuidado. No sé si cerró el coche siquiera, pero cogimos el
ascensor en silencio y subimos a la azotea. Dongwoo caminó delante de mí y se
paró frente a la barandilla, sujetándola y mirando al horizonte. Yo me quedé
parado al lado de la puerta, observándole en silencio.
Sentía un
dolor punzante en el pecho, y el sol de mediodía maltrataba mi rostro sin
piedad.
- No has
hecho nada malo. – Dijo por fin, girándose hacia mí, pero apenas podía ver su
rostro por culpa del sol. – No te tenías que haber disculpado, porque no
hiciste nada malo.
No sabía qué
decirle. Permanecíamos ambos inmóviles, mirándonos el uno al otro, sin saber
qué estaba pasando. Yo no lo sabía, y yo por las expresiones confusas que me
mostraba mi mejor amigo, podía deducir que él tampoco sabía lo que le estaba
pasando.
- Entonces? –
Musité.
- No lo sé. –
Susurró.
Se desplomó
sobre el suelo de cemento pulido y se poyó en la barandilla, despeinándose con
frustración y observándome atentamente entonces.
- No lo
entiendo…
Me senté de
la misma forma que él, pero apoyándome en la puerta de enfrente, aprovechando
la sombra del depósito del agua y pudiendo analizarle así mejor.
- El qué?
- Nada. No
entiendo nada.
- Respecto a
qué?
- A ti.
Tragué
saliva y en ese momento, mis oídos aislaron el sonido de su voz y de mis
latidos. Nada más llegaba a mi cerebro: ni el tráfico, ni el parloteo de los
caminantes, ni los anuncios publicitarios en las pantallas gigantes de las
calles. Nada, solamente su voz y mi corazón.
- Por qué… -
Continuó, mirándome con seriedad. – me molesta verte a su lado? Por qué no
quiero que estés con él a solas? Por qué me incomoda que te toque?
Noté mis
ojos humedecerse y un nudo formarse en mi garganta.
- Dongwoo…
- Bomi… - Me
calló. – Se fue hoy porque me dijo que durante nuestra primera cita te había
prestado más atención a ti que a ella. Y durante nuestra cita a solas,
solamente hablé de ti. – Tragué saliva a duras penas y él rió con sarcasmo. –
Ni siquiera lo recuerdo! Qué está mal conmigo?
- No estoy
saliendo con Inguk…
Levantó su
mirada del suelo hasta mis ojos y la noté clavarse en ellos.
- Solamente
te lo dije porque tenía miedo de que te alejases de mí por ser un gay promiscuo
sin ningún compromiso y que podría violarte por la noche mientras duermes. –
Parpadeó varias veces.
- Qué? –
Bajé la mirada, avergonzado por mis propias palabras.
- Inguk es
solo un amigo para mí…
- Tú para él
no.
- No.
Suspiró
ruidosamente y volvió a despeinarse, frustrado. Estaba presenciando la salida
del armario de Jang Dongwoo? Eso era lo que mi corazón quería creer.
- Cuando me
dijiste que ibas a salir con él… Me alegré por ti. Porque nunca habías tenido
novia y así no estarías tan solo… No me molestó por muchas vueltas que le di,
no podía quitármelo de la cabeza, pero no me molestó… Pensé en qué clase de
pareja haríais, cómo iríais a vuestras citas sin que nadie sospechase porque
sois dos chicos, cómo os llamaríais el uno al otro, qué películas veríais, si
compartiríais la ropa, si os prepararíais el desayuno y con el tiempo
acabaríais teniendo el uno el cepillo de dientes del otro… – Levanté la mirada
hacia él, que la mantenía fija en algún punto de su imaginación. – Pero hoy,
cuando vi que de verdad estábais juntos, o parecíais estarlo, todas mis
preguntas de hicieron terriblemente próximas y reales… Y empecé a pensar que
todo eso, lo que siempre habías hecho conmigo, lo harías con él.
Parpadeó y
me miró a los ojos. Yo apenas podía contener mis lágrimas.
- Y
entonces, cuando me di cuenta de eso, algo aquí se rompió… - Se llevó la mano
al pecho y tragó saliva.- Y dolió bastante.
- Dongwoo…
- Hoy por la
mañana… Busqué en mi neceser mi colonia… Porque era un día importante para ti,
quería estar a tu lado y a tu altura… - Su voz pareció quebrarse un poco. – Y en
el fondo de éste, encontré un cepillo de dientes morado con una funda de
dinosaurio… - Sonrió y cerró los ojos. – Y me hizo sonreír. Porque tu cepillo
de dientes tenía mi funda puesta.
Una lágrima
corrió por mi mejilla y sollocé en silencio. Todas sus palabras de clavaban una
a una en mi pecho, como dardos, cada uno más punzante que el anterior.
- Entonces
miré a mi alrededor. Llevaba puesto el pijama que tú me habías regalado, dormía
con las sábanas que habíamos comprado juntos, el muñeco que teníamos a juego, y
la toalla con la que me lavé la cara nos la regaló una fan con nuestras
iniciales bordadas cuando sacamos nuestro álbum. Juntos.
Se incorporó
y se inclinó sobre la barandilla, cogiendo una gran bocanada de aire y soltándola lentamente.
- Entonces
me di cuenta de que toda mi vida estaba construida junto a la tuya… Junto a la
de los demás chicos también, pero contigo es distinto por algún motivo…
- Dongwoo… -
Me incorporé también. No podía decir nada más que su nombre. Qué me estaba
diciendo? Que me quería? O que no? Me estaba volviendo loco.
- Howon… -
Se giró hacia mí y me miró con los ojos brillantes. – Qué hago? Qué debo hacer?
No sé qué me está pasando… No sé cómo comportarme, ni qué hacer al respecto.
Intenté que tu confesión no cambiase nada entre nosotros, porque no me afectaba
directamente, pero ahora que me afecta… Qué he de hacer?
- No
entiendo lo que me quieres decir… - Sollocé, intentando que no se notase mucho.
Jamás me había esforzado tanto por mantener la compostura.
- Ni yo lo
sé, he ahí el problema.- Musitó.
- Pero…
- Howon, -
Me calló, mirándome a los ojos. – voy a
dejar el dormitorio.
- … Qué!?
- Me voy a
ir del dormitorio de Infinite. Por nosotros, me voy a ir.
Changjo POV
- Podemos ir
ya a cenar? – Preguntó Changhyun, tirado en la cama con una coletita
recogiéndole el flequillo sobre la cabeza, dándole un simpático aspecto similar
a una manzana. Le sonreí con ternura.
- Tienes
hambre? – Sonrió como respuesta y asentí.
- Tenemos
que tener cuidado para no cruzarnos con el mánager y que se nos acople… -
Murmuré y él asintió.
- Sino no
nos dejará comer todo lo que queramos! – Suspiré. Yo pensaba en no cruzárnoslo
para que nos dejase cenar a los dos solos, pero supongo que la mentalidad de
Changhyun y la mía aún no eran todo lo compatibles que yo quisiera. Chanhee
Hyung me había enseñado que eso cambiaría con el paso del tiempo, así que solo
tenía que tener paciencia.
- Vamos! –
Le tendí la mano a Changhyun, que la miró sin entender.
- Qué? High-five? – Preguntó, chocando su
mano con la mía. Resoplé frustrado y se la agarré, entrelazándola con la mía.
- No! Esto! –
Las alcé frente a su rostro, que se puso colorado. Sonrió con timidez y
asintió.
- Perdona…
No me acostumbro… - Suspiré y le acaricié una mejilla, haciendo que me mirase
con esos ojos redondos y brillantes que tan adorables me parecían. Era un
cachorro peliazul.
- Está bien.
– Le di un rápido beso en los labios que hizo que me riese a más no poder de su
expresión. Tenía la boca abierta de par en par y los ojos como platos.
- Qué
haces!? – Se llevó la mano libre a la boca, escandalizado.
- Besarte. –
Dije, secándome las lágrimas de la risa.
- Por qué!? –
Exclamó.
- Porque
eres mi novio! – Respondí, también chillando. – Algún problema!?
Parpadeó,
sorprendido por mi repentino cambio de humor.
- No… Solo…
Avísame antes… Jo.
- Si te
aviso antes no es romántico!
- Sí que lo
es!
- En los
dramas nunca se avisan cuando se van a besar!
- Yo una vez
leí un manga en el que sí!
- Pues
seguro que era malísimo!
- Fue
precioso!
- Pues a partir
de ahora no te besaré!
Sí,
estábamos discutiendo sobre si pedirnos permiso o no antes de besarnos, con las
manos entrelazadas, a grito pelado, en medio de la habitación y con nuestras tripas
haciéndonos los coros.
Nos miramos
con el ceño fruncido el uno al otro durante unos segundos hasta que Changhyun
se puso de puntillas y me dio un suave y rápido beso en los labios que me
descolocó por completo, pero no pude evitarlo, tuve que sonreír.
- Qué haces?
– Musité, llevándome los dedos a los labios y acariciándolos. Changhyun sonrió,
travieso, y me sacó la lengua.
- Ahora ya
estamos en paz. Y tienes razón, sin avisar es más divertido… - Reí y le
pellizqué una mejilla. Ambos aún estábamos aprendiendo cómo actuar el uno como
el otro siendo pareja… Y teniendo en cuenta que nuestra previa experiencia era
inexistente, estas pequeñas discusiones absurdas eran necesarias y algo que
algún día, cuando fuésemos mayores, serían recuerdos de los cuales pudiésemos
reírnos ambos, dados de la mano como ahora.
Bajamos a
cenar de la mano, pero cuando las miradas de desaprobación de los demás
huéspedes ya eran demasiado incómodas, decidimos soltarnos de mala gana.
Teníamos una reputación, y queríamos mantenerla, al menos de cara al público.
- Está bien
que comas tanto? Engordarás… - Le dije al ver sus platos, en plural, llenos. Me
miró, con un trozo de lechuga sobresaliendo de sus mejillas llenas, y una clara
expresión de tristeza. Sonreí y suspiré. Era demasiado lindo. – Está bien, es
broma. Come todo lo que quieras.
La felicidad
volvió a su aura y tragó, metiéndose un trozo de pollo inmediatamente en la
boca.
Comimos los
dos hasta reventar, o casi, y subimos a la habitación discutiendo sobre quién
tendría el poder del mando de la televisión cuando llegásemos.
- Si tú no
entiendes inglés! Qué más te da? – Me reprochó.
- Tú
tampoco!
- Con
subtítulos sí!
- Qué
mentira! – Solté una carcajada sarcástica cuando entrábamos a nuestro cuarto y
Changhyun se cruzó de brazos, mostrando su enfado.
- Te crees
que soy tonto?
- Tanto como
yo. Ninguno sabemos inglés!
- De alguna
forma habrá que aprender!
- Está bien!
– Dejé mi chaqueta sobre una butaca y me giré. – Piedra, papel o tijera?
- Hecho.
Ganó.
- Bien! –
Rió, apoderándose del mando y yo suspiré. Tendría que ver dibujos animados o
alguna película chorra. – Veamos qué dan en la televisión de este país…
Después de
hacer zapping, se quedó en un canal en el que estaban dando una película cursi
para chicas. Le miré, exasperado.
- Qué? – Se defendió,
abrazando el mando. – Es o esto o coches. Odio los coches.
- Está bien…-
Suspiré, sentándome a su lado en la cama e intentando entender algo de la
película. Ambos teníamos la mirada fija en el aparato.
- Tú entiendes
algo? – Murmuré, un rato después.
- Claro… -
No sonaba en absoluto convincente, así que sonreí y negué con la cabeza, hasta
que el hombre y la mujer de la pantalla, que yo creía que estaban discutiendo y
se odiaban, empezaron a besarse de una forma muy poco inocente.
Tragué
saliva, incomodándome ante la imagen, y miré a Changhyun de reojo, que tenía
las orejas coloradas y los ojos como platos fijados en la colcha. Él pensaba
como yo: Nosotros aún no hemos llegado a eso. Ni lo hemos pensado siquiera. Lo
más lejos que hemos ido ha sido darnos un beso en los labios de 3 segundos,
contados, mientras nos dábamos la mano.
“Pero…” Miré
la pantalla de nuevo, cuando la mujer rodeó la cintura del hombre con sus
piernas. “Qué se sentirá al besar así a alguien? Y todo lo demás?”
Cuando la
blusa de la chica rubia empezó a ser desabrochada, Changhyun cambió de canal y
puso la carrera de coches que tanto aborrecía. Le miré, y su expresión era de
desconcierto y vergüenza. Probablemente estaba pensando lo mismo que yo.
- Mañana hay
que madrugar.- Dijo con voz temblorosa. – Deberíamos dormir.
- Sí…
- Buenas
noches. – Se tumbó en la cama, dándome la espalda, vestido y con todo el cuerpo
tenso. Tragué saliva y enarqué una ceja. Le conocía demasiado bien.
- Yo… Voy a
ir a ducharme. Tú ponte el pijama mientras. – Musité, incorporándome de la cama
y encerrándome en el cuarto de baño.
Me metí bajo
la ducha, esperando que el agua se llevase todos esos pensamientos indecentes
de mi cabeza.
- Es muy
pronto. – Musité, secándome la cabeza con una toalla. – Demasiado pronto. No es
bueno apresurarse… Lo dijo Chanhee. Hay que ir paso a paso, aprendiendo sobre
el terreno. – Recité de memoria. Porque sí, había recibido ya información sobre
qué hacer, cómo y con qué básicos por nuestra propia seguridad, pero había sido
demasiada información de golpe y no tenía ninguna prisa. Chanhee Hyung había
sido demasiado gráfico para mi gusto.
Sacudí la
cabeza para eliminar esos esquemas de la pizarra tan desagradables y me dispuse
a ponerme el pijama. Me dispuse, sí, pero no lo tenía.
- Mierda. –
Mascullé, anudándome con fuerza la toalla a la cintura. – Con las prisas no lo
he cogido…
Me senté en
la taza del retrete y hundí mi rostro entre mis manos, frustrado.
“Si salgo
ahí fuera ahora, así vestido, se va a pensar lo que no es y no va a confiar en
mí en lo que queda de noche…”
Me quedé
analizando las opciones durante lo que me pareció una eternidad, pero,
finalmente, vi que no había opción. Abrí la puerta del baño y me dirigí
directamente a mi maleta, sin mirar a Ricky a la cara siquiera, aunque no me
hizo falta porque escuché su reacción.
- Qué
haces!? – Chilló, escondiéndose bajo el edredón.
- Lo siento.
Me dejé el pijama aquí antes… - Musité, rebuscando en mi maleta. Por qué
demonios siempre lo guardaba en el fondo?
- Seguro que
lo has hecho a propósito… - Musitó, en un lloriqueo. Me quedé helado y noté
cómo mi vena de la furia se hinchaba ligeramente.
- Por qué
crees eso?
- No sé… -
Susurró.
Me incorporé
y lancé mi pijama sobre la cama, haciendo que se sobresaltase, y coloqué mis
manos en mi cadera, mirándole fijamente.
- Qué pasa? –
Susurró. Parecía que incluso temblaba.
- Esa es la
confianza que tienes en mí? – Espeté, con la mandíbula tensa. – Qué demonios te
pasa? Te he hecho algo que te dé a desconfiar de mí? Que pienses mal de mí? –
Negó con suavidad. – Entonces? Me he olvidado el pijama! No te he desnudado a
la fuerza ni nada así, por favor!
Me sentía
enfadado por su reacción.
- Ya lo sé…
- Además, ya
me has visto desnudo antes! Nos tenemos duchado juntos muchas veces! Tú, yo y
todos los demás. Maldita sea!
- Por eso
mismo… Ahora ya no es lo mismo… Verte desnudo ya no me hace pensar igual! –
Protestó, quitándose el edredón de encima y haciendo un puchero que intenté inútilmente
que no me pareciese adorable.
Tragué
saliva ante sus palabras. Tenía razón… Ya nada era lo mismo. Yo lo sabía, pero
no me había parado a pensarlo antes de enfadarme.
- Voy a
ponerme el pijama. – Susurré, volviendo al baño y sintiéndome terriblemente
culpable por haberle gritado.
Cuando salí,
Changhyun estaba acurrucado en el lado izquierdo de la cama, haciéndose el
dormido. Sonreí con ternura y me acosté a su lado silenciosamente, apagando las
luces a continuación.
Desde
nuestra ventana entraba la luz de las farolas y los spots publicitarios, por lo
que podía verse perfectamente.
- Changhyun…
- Susurré. Él respiró profundamente y sonreí. – Sé que no estás dormido… Cuando
lo estás, roncas.
- Yo no
ronco! – Se giró, indignado, mirándome a la cara. – Reí.
- Ya lo sé,
bobo. – Hizo un puchero y frunció el ceño.
- Malo.
- Perdona.
Por todo. – Le acaricie una mejilla y su expresión se dulcificó. – Ya conoces
mi carácter…
- Sí… Yo
también lo siento. No dudé de ti en ningún momento, que lo sepas, solamente me
puse nervioso…
- Por? –
Sonreí.
- Porque sí.
– Pude sentir su sonrojo.
- Ya no
vamos a poder ir a la piscina entonces? – Le peiné con cuidado y él cerró los
ojos ante mi toque. Algo en mi estómago empezó a manifestarse. Nervios? Estaba
nervioso? Por qué?
- No es lo
mismo… - Susurró, aún con los ojos cerrados, completamente relajado por mis
caricias.
- Changhyun…
- Retiré mi mano de su pelo y la bajé a su rostro. Abrió los ojos al notar mis
dedos definir sus rasgos. Su mirada me hizo tragar saliva; quería besarle.
- Jonghyun…
Suspiré y me
acerqué un poco más a él, que me miraba con los ojos brillantes, más de lo
normal.
- Voy a
besarte. – Musité, acercando mi rostro al suyo. Él sonrió con nerviosismo y
asintió.
- Gracias
por avisar. – Le devolví la sonrisa y posé mis labios sobre los suyos en un
casto beso. Uno más de los que ya nos habíamos dado en numerosas ocasiones.
Me separé,
pero, extrañamente, mi sensación interior no se había calmado. Al contrario,
parecía haber aumentado. Le miré, y él me miró a mí. Quizás no era yo el único?
- Otra vez. –
Susurró. Me consoló saber que así era.
Volví a
besarle, pero esta vez me quedé sobre sus labios más tiempo, moviéndolos con
suavidad, incluso abriendo un poco mi boca para besar su labio inferior y su
superior por separado, como en la película. Sentí la respiración de Changhyun
acelerarse junto a la mía, e incluso juraría poder escuchar sus latidos junto a
los míos. Me separé, manteniendo mis ojos cerrados, disfrutando de esa nueva
sensación.
- Jonghyun…
- Abrí los ojos, y observé a Changhyun, con los ojos brillantes entrecerrados y
los labios también brillantes a causa de mi saliva. No debería haber mirado,
porque me abalancé sobre sus labios sin poder evitarlo.
Nuestras
bocas se movían con torpeza, inexpertas, intentando seguir y corresponder al
otro lo mejor posible, incluso sentí su lengua asomarse tímidamente, buscando
la reunión con la mía, que enseguida invadió su territorio, entrelazándose y
bailando al ritmo de nuestras respiraciones. Le agarré por la cintura y le
pegué a mí, haciendo que soltase un gemido que me dejó de piedra, al igual que
a él.
Me miró,
completamente avergonzado, y yo le sonreí, sorprendido pero feliz. Me sentía
muy feliz, estúpidamente feliz.
- Perdón… -
Susurró, retirando sus manos de mi camiseta, a la cual se aferraba segundos
antes, y tapándose la cara. Conmovido, le besé las manos y se las aparté con
delicadeza del rostro. Me miró, haciendo un puchero, y yo le abracé con fuerza,
empujándole debajo de mi cuerpo sobre el colchón.
- Te quiero.
– Susurré, apoyando mi frente en la suya, mirándole a los ojos. Él sonrió, haciendo
que esos preciosos ojos se hiciesen pequeñitos, en una expresión infantil y
hermosa.
- Y yo a ti.
Le acaricié
la mejilla antes de besarle, lentamente pero de esa nueva forma que ambos aún estábamos
aprendiendo. Más íntima, más adulta, más excitante.
No pude
evitarlo, cuando quise darme cuenta yo ya no tenía mi parte superior del pijama
y estaba quitándole la suya a Changhyun. Mis manos viajaban por su torso y
tripa, suaves, infantiles, igual que el resto de su cuerpo, pero solo en
apariencia, porque su cuerpo era duro y fibroso bajo esa piel de bebé a causa
del baile. Changhyun abrazaba mi espalda con firmeza, demasiado tímido como
para hacer algo más, pero suspirando en mi boca cada vez que alguna de mis
manos inquietas y curiosas se movía.
Me deshice
de mis pantalones, y él de los suyos, pero entonces, algo entre nosotros nació:
el miedo. Ambos abrimos los ojos al mismo tiempo y nos quedamos mirándonos, sin
expresión. No sabíamos qué hacer ahora…
- Changhyun…
- Susurré, acariciando su mejilla, adorando con mis ojos su expresión.
- Jonghyun…
- Colocó su mano sobre la mía y me sonrió suavemente.
- Quieres
continuar? – Murmuré, mirándole a los ojos, mostrando mi inseguridad. Él tragó
saliva y parpadeó, nervioso.
- Tú
quieres?
- Claro que
quiero, pero… - Nos quedamos en silencio, mirándonos el uno al otro. Él sonrió
de nuevo y me acercó a él, dándome un beso de los nuestros, uno casto y corto.
Nuestros besos infantiles e inocentes, que me gustaban tanto o quizás incluso
más que los nuevos.
- Te
entiendo, y yo pienso igual. – Murmuró. Le sonreí y me retiré de encima suya,
acostándome a su lado, completamente pegado a él. Le quería demasiado.
- Es mejor
ir paso a paso. – Murmuré y él asintió.
- Ya
aprenderemos… No hay prisa. – Asentí y reímos, abrazándonos.
- Te quiero.
– Le dije, estrechándole contra mi pecho, besándole el pelo.
- Y yo a ti.
Fue la mejor
noche de mi vida. Descubrí que el vínculo entre Changhyun y yo era más fuerte
de lo que yo creía, y había aprendido que ambos podíamos ir poquito a poco,
aventurándonos paso a paso a lo que quisiéramos, pero siempre de la mano y
hablando entre nosotros todo, nuestros miedos e inseguridades, nuestras
alegrías y emociones.
A la mañana
siguientes nos despertamos abrazados, despeinados y con sonrisas tiernas.
- Buenos
días. – Le dije, dándole un beso en la frente que le sacó una risita infantil
preciosa.
- Buenos
días.
- Dormiste
bien?
- Como
nunca.
- Igual que
yo entonces.
Nos vestimos
y bajábamos a desayunar, cuando nuestra alegría duró poco.
- Chanhee
Hyung? – Musité, mirando a Chanhee, sentado en las escaleras del hotel con el
rostro entre las manos, sollozando. Changhyun soltó mi mano para abrazarle, y
entonces yo vi a Byunghyun, que bajaba en esos momentos desde el piso superior,
también con el rostro roto.
- Qué
demonios ha pasado aquí? – Susurré, mirando a mis dos Hyungs. Ya sabía yo que
no era buena idea que durmiesen juntos…
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