Junhyung POV
Saqué las
monedas de la máquina de cambio y me dirigí al lado de Hyunseung, que guardaba
dos ordenadores, uno al lado del otro, con una sonrisa de emoción en la cara. Hacía
bastantes meses que ese tipo no tocaba la tecnología, así que me imaginé que
debería de estar deseando volver a jugar a los marcianitos y esas cosas. Yo, en
cambio, solamente quería ojear mi bandeja de entrada.
- Tienes
frío? – Le di la mitad de las monedas y el las recibió con las manos juntas,
formando un cuenco.
- Qué va! –
Se encogió dentro de su nuevo anorak negro y me sonrió alegremente, sentándose.
– Es muy calentito!
- Ya puede
serlo con ese precio… - Mascullé, pero me ignoró y comenzó a meter las monedas
por la maquinita que estaba colocada sobre la torre del aparato. Le imité.
Cuando abrí
mi correo electrónico, asegurándome de que estaba en pestañas de incógnito cuyo
rastro podría ser eliminado fácilmente, aún con mis mínimos conocimientos de
informática.
Suspiré al
ver lo que ya me esperaba: Entre las decenas y decenas de emails de publicidad
y ofertas de dudosa fiabilidad, no había más que mails de Hara. En ellos, ella
me rogaba encontrarnos, y hablar sobre lo que había sucedido y qué podíamos
hacer al respecto. Hara había sido una amiga muy valiosa dentro de mi grupo de
la mafia, alguien en quien apoyarme emocionalmente en mis peores momentos, pero
ahora… No sabía si podía confiar en ella, por poco que fuese. Quién me decía
que no la habían amenazado para atraparme y entregarme? O aún peor… Y si
hubiese sido ella la que me había traicionado y por su culpa me encontraba en
esta situación? Me despeiné con frustración y simplemente opté por vaciar mi
carpeta, dejándola tan vacía que incluso brillaba de limpieza.
El
temporizador del aparato me indicaba que todavía nos quedaba media hora ahí,
pero yo había terminado y no tenía ningún interés en el mundo digital al que
tan adicto era todo el mundo hoy en día. Miré entonces a mi derecha, observando
a Hyunseung y su rostro de tristeza. Qué ocurría?
- Hey. –
Hice rodar mi silla hasta su lado y le peiné las ondas largas y castañas con
mis dedos. – Qué ocurre?
Él me miró y
sonrió suavemente, pero esa expresión no se borró de su rostro.
- Mi padre. –
Musitó, y volvió la vista al monitor. Le imité, y vi una fila de unos treinta
correos electrónicos bajo el nombre de su padre.
- Qué dice? –
Rodeé sus hombros con uno de mis brazos. Esta clase de contacto se había hecho
natural entre nosotros, pero nada más allá. Ninguno estábamos muy seguro de qué
sentía el otro, ni de qué sentíamos nosotros mismos.
Apoyó su
cabeza en mi hombro y suspiró profundamente.
- Pues…
Depende de la cantidad de botellas que lleve encima. – Me miró e hizo una mueca
de disgusto. – Cuando está sobrio me dice que me ponga en contacto con él, que
llame, que me está esperando… En fin, lo que se supone que debe de ser un
padre. Sin embargo… - Clicó de nuevo en la carpeta general, y me enseñó otro de
los correos, con faltas de ortografía y en ocasiones, sin espacios entre las
palabras. – cuando lleva unas copitas, o copazos, me dice que como vuelva a
casa me matará, que soy una vergüenza como hijo, que como me encuentre un día
me cortará en trozos y me dará de comer a los peces…
Abrí los
ojos al leer las barbaridades que ese señor le decía a su propio hijo.
- Madre mía…
- Musité.
Hyunseung
suspiró de nuevo a mi lado y cerró sesión justo cuando la cuenta atrás del
navegador comenzaba.
- Los
borrachos no mienten. – Musitó, cerrando los ojos y pegándose aún más a mí,
hundiendo su rostro en mis ropas. Lo hacía cuando se sentía triste, o incluso
asustado, así que le di unas palmaditas en la espalda como consuelo.
- Estarás
bien… No permitiré que te pase nada, de acuerdo? – Asintió, todavía con su
cabeza hundida en mi jersey, y yo sonreí, pegando mis labios a su coronilla,
aspirando el aroma de su cabello.
- Te
escribió Hara? – Parecía sorprendido ante mis noticias. Conducíamos bajo la
nieve, por lo que íbamos bastante más despacio de lo usual.
- Sí…
Bastante, además. – La radio no daba sintonizado nada, así que simplemente la
apagué. Ese ruido de fondo era molesto. Hyunseung sujetaba el mapa de las
carreteras, buscando el pueblo más cercano para comprar unas cadenas para las
ruedas. Corríamos el riesgo de, al ir sin ellas, que un policía nos multase,
pero la multa era lo que menos nos preocupaba de la presencia autoritaria.
- Y qué te
decía? – Musitó. Le miré de reojo, y él mantenía el ceño fruncido. Sonreí y él
me miró, ofendido. – Qué?
- Nada…
- No, dime!
- Estás
celoso? – Sus mejillas adoptaron un rostro rosáceo que antes no estaba ahí y negó enérgicamente con la
cabeza.
- Por qué lo
estaría? – Protestó doblando el mapa con rabia. Sonreí aún más ampliamente y
negué con la cabeza.
- Me dijo
que quedásemos. Que me pusiese en contacto con ella para hablar. – Abrió mucho
los ojos y me escudriñó con la mirada.
- Hablar? –
Asentí, fijando la vista en el letrero de delante que indicaba que todavía
quedaba una distancia importante hasta el pueblo que me había indicado
Hyunseung. – De qué?
- La mafia,
mi deuda, mi condena… Esas cosas, me imagino.
- Oh… -
Musitó, bajando la mirada, pero acto seguido la levantó y se tensó. – Un momento,
qué deuda!?
- No te lo
he dicho? – Me miraba como si fuese a matarme.
- Obviamente
no!
- Oh…
- No, oh no!
Qué diablos has hecho?
- Cuando hui
de la mafia… Bueno, ya te he mencionado antes que no sabía hacer nada, no?
Nunca tuve una educación ni una formación, ni siquiera la mínima, así que mis
opciones de supervivencia fuera de la protección que la mafia me proporcionaba
eran mínimas. Moriría congelado, de hambre o asesinado por alguna otra banda,
así que aproveché mi posición anterior de tesorero y saqué algún dinero de la
cuenta de ahorros para llevármelo conmigo y poder vivir hasta que encontrase la
forma de mantenerme por mi mismo.
Hyunseung
empalideció y tragó saliva.
- Junhyung…
- Susurró. – Define “algún dinero”.
- Unos cien
mil, más o menos. – Sus ojos se abrieron tanto que temí que fuesen a caérsele
de la cara.
- Por favor…
Dime que estamos hablando de wons.
- Dólares
estadounidenses.
Se llevó las
manos a la cabeza y se desplomó sobre el asiento.
- ESTAMOS
MUERTOS! – Chilló, pataleando sobre el asiento. Suspiré e hice una mueca de
molestia por el ruido. – Yah! Cómo demonios se te ocurre!?
- No te
molestaba tanto cuando te lo fundías en chorradas!
- Porque
pensaba que era tuyo! No de gente peligrosa!
- Yah! Yo
soy peligroso! – Me defendí, intentando no salir con un tímpano destrozado de
ese viaje. – Te secuestré con un cuchillo!
- Huy, sí!
Qué malo eres! Tú, que lo primero que hiciste cuando me metiste en el coche fue
preguntarme si tenía hambre!
- No fue
así!
-
Prácticamente!
- Argh!
Hyunseung
rugió de rabia y se cruzó de brazos, tirado en el asiento del copiloto. Le miré
de reojo y suspiré, apretando el volante entre mis manos.
- Hay otra
cosa que me preocupa… - Musité, unos minutos después de silencio.
-
Sorpréndeme.
- Casi no
nos queda dinero. – Me miró, con un rostro sin expresión, y yo tragué saliva.
- Genial… Y
a qué esperamos para comprar confeti y celebrarlo?
- Eh?
- CÓMO HAS
PODIDO GASTAR CIEN MIL DÓLARES EN ALGO MÁS DE UN AÑO!?
- Antes de
conocerte me di a la gran vida!! Antes de entender que tenía que ahorrar para
sobrevivir más de unos meses…
- Unos
meses! – Chilló, poniendo voz de pito y tensando la mandíbula. – Pero qué
hacías? Bebías diamantes?
- Hoteles
buenos, restaurantes de prestigio, noches desenfrenadas… No estoy orgulloso de
ello.
- Añádelo a
la lista entonces.
Le miré,
ofendido.
- Oye, que
tú tampoco eres perfecto!
- Pero no
robo!
- Quien roba
al ladrón tiene cien años de perdón.
- Eso es un
cuento de viejas: Si robas a un ladrón lo más probable es que el ladrón te
pegue un tiro aquí. – Se señaló el entrecejo y masculló algo que no logré
entender, pero que no sonaba muy amable.
De nuevo, el
silencio se adueñó del coche. Hyunseung parecía realmente preocupado, pero le
conocía, y seguramente no era por su propia persona… Sino por mí. Eso hizo que
mi enfado y mi molestia también se disipasen un poco.
- Yah… -
Dijo, en voz bajita. Le miré a través del retrovisor y sonrió con suavidad. –
Tendrías que haberme secuestrado antes.
- Por? – Su mirada
también se endulzó y mi enfado se disipó por arte de magia.
- Yo también
querría haber ido a buenos hoteles, restaurantes chulos y de fiesta a locales
de ricos.
- Tú eres
rico. – Reí, negando con la cabeza ante la expresión de fantasía de mi
compañero.
- Pero no
tenía edad! Además, todo el mundo me conocía… No podía ir ni a la vuelta de la
esquina sin ser saludado o insultado.
Asentí,
sonriendo con incredulidad. Era un maldito materialista.
Cambiamos a
una carretera provincial, que iba pegada a un río en un paisaje espectacular y
blanco a causa de la nieve. Hyunseung lo observaba con la boca abierta.
- Hyung… -
Murmuró, pegando el rostro a la ventana, empañándolo.
- Mh?
- Crees que
podremos estar así para siempre?
Le miré, y
él se giró para mirarme también en una expresión melancólica. Parpadeé y volví
mi vista a la carretera, con un nudo en la garganta. Ojalá pudiese prometerle
un “para siempre” a Hyunseung… Pero no podía prometerle ni el próximo minuto de
nuestras vidas.
- Lo espero.
– Respondí, tras pensarlo. Él asintió, y volviendo a sentarse normal, sonrió
con suavidad.
- Y yo. Me
encantaría que eso sucediese.
Me hubiese
gustado sonreír, pero no fui capaz. La culpa y el miedo habían formado un nudo
en mi garganta… El miedo de perder a lo único que tenía en mi vida. El miedo de
perderle a él.
- Algún día
me gustaría viajar juntos. – Le miré, enarcando una ceja y él rió. – Sabes a lo
que me refiero! Viajar de verdad! A un sitio diferente, con arena finísima bajo
nuestros pies y, por encima, un cielo azul celeste. Que el sol nos caliente la
piel pero que no queme. Que el agua nos refresque pero no sea fría… Irán! Irán
puede ser bonito! – Me aguanté una carcajada. Probablemente si fuésemos a Irán
acabaríamos en prisión. Este niño no parecía haber estudiado demasiada
historia. – O a un lugar donde estuviésemos rodeados de muchísima gente…
Shibuya! Quiero ir a Shibuya, en Tokio.
Reí y
asentí, animando su ilusión.
- Y tú? A
dónde quieres que vayamos, Junhyung?
- Mmmm… - Sonreí
suavemente. – No creo que pudiese hacerme un pasaporte para salir del país… Me
busca la policía, sabes?
Hyunseung
protestó, pataleando.
- Hyung! Tan
solo imagina!
- Está bien…
- Reí. – El Mediterráneo pinta bien…
- Europa? –
Asentí.
- También a
las grandes capitales… París, Nueva York, Londres… Quiero ir a todas ellas.
- Yo
también! Quiero bañarme en la Costa del Sol, y subir a lo alto de la Torre
Eiffel! – Hyunseung se había girado hacia mí y hablaba rápido y con emoción. No
pude evitar sonreír, era como un niño hablando de la Navidad. La diferencia es
que la Navidad llega siempre… Y esas vacaciones tenían menos en común con la
realidad que yo y San Pedro.- Y ver todo Londres desde el London Eye! Y subirme
a lo alto del Empire State!
“Ojalá
pudiese hacer todo eso por ti, Hyunseung… Ojalá.”
Hyunseung POV
- Deberíamos
parar aquí? – Señalé en el mapa una estación de servicio. – Está cerca, podemos
tomar algo caliente, llenar el depósito e ir al baño. Lo último es lo más
urgente.
Junhyung rió
y asintió, tomando la salida que le indiqué.
Llenamos el
depósito del coche y aparcamos en el parking trasero del sitio. Estaba
prácticamente vacío si quitabas dos o tres coches que probablemente fuesen de
los trabajadores, y un par de camiones que habían optado por pasar la noche sin
los riesgos de la carretera helada.
- Voy a ir
al baño. – Le dije, cuando nos dirigíamos a la puerta de la cafetería.
- Está bien,
yo iré pidiendo algo. Qué quieres? Chocolate?
- Con nubes!
– Asintió y se apresuró bajo la nieve hasta entrar en el local. Le observé
quitarse el abrigo con envidia, yo también quería quitármelo pronto, así que
también me apresuré hacia los lavabos, que estaban en la parte trasera de aquel
edificio. Cuando me acerqué a la puerta, observé una figura menuda y de escasa
estatura al lado de la puerta, pero simplemente la saludé rápidamente y entré
en el baño. La diferencia de temperatura con el exterior no era tan diferente,
para mi decepción, así que al menos deseé que hubiese agua caliente para
lavarme las manos.
Tras
desabrocharme el abrigo, me dirigí a uno de los urinarios a cumplir el objetivo
de mi visita a ese nauseabundo lugar. Pensé en cuánto tiempo haría que esos
azulejos no veían la lejía.
La puerta
del lavabo sonó a mis espaldas cuando yo ya me abrochaba los pantalones, pero
me giré y no había nadie. Fruncí el ceño, extrañado, pero me dirigí a lavarme
las manos sin darle más importancia.
El contacto
del agua caliente con mi piel fue de agradecer, y sonreí, deseando tener pronto
ese chocolate entre mis manos.
- Toallas… -
Musité, girándome para alcanzar algunas de papel, pero enfrente de éstas, la
figura menuda, cubierta hasta las rodillas por un grueso anorak negro, me
tendía unas cuantas en su mano. – Gracias… - Musité, extrañado y, por qué no
decirlo, algo asustado.
Iba a
alcanzarlas, pero la figura retiró la mano, dejándolas caer al suelo, y
quitándose la capucha, me descubrió su rostro. Al principio no supe reaccionar,
y miré a aquella mujer sin comprender, pero entonces, recordé el porqué de la
familiaridad de su cara: aquella menuda mujer era Hara, Goo Hara, la ex-compañera
de Junhyung. Ésta me miró con ojos fríos como el hielo durante unos segundos
hasta dejarme completamente congelado. Sentí cómo el pánico se apoderaba de mí…
Junhyung! Le habría pasado algo a él!?
- Hola,
chaval. - Su voz suave y femenina me sorprende, aunque sin motivo, ya que su
hermoso rostro armoniza con ella perfectamente, al igual que su cabello y su
aparentemente débil cuerpo. - Cuánto tiempo. Por tu reacción, puedo ver que me
reconoces… Me equivoco?
Ella avanza
unos pasos hacia mí, pero esos mismos los retrocedo yo, hasta calcular que no
puede haber mucha distancia entre mi espalda y esos asquerosos azulejos de la
pared.
- Tú eres… -
Mi voz no parece querer salir con la seguridad que me gustaría. No entiendo el porqué
de mi miedo, Junhyung no me dijo que ella quisiera hacernos daño, de hecho, en
su día fueron compañeros, pero hay algo en ella que me hace temerla simplemente
por su presencia. Algo me dice que tengo que salir corriendo de allí y
encontrar a Junhyung para irnos. Ya, además.
- Sí, soy
yo. - Sonríe con la misma frialdad con la que me escudriña y noto un escalofrío
recorrerme la espalda. - Tenía ganas de verte, sabes? Tenía curiosidad de si
seguirías vivo o no… Junhyung nunca ha tenido las agallas necesarias para hacer
bien su trabajo.
Tragué
saliva ante sus palabras.
- A qué has
venido? - Logro pronunciar, por fin. Ella ríe y niega con la cabeza.
- A ti no
tengo que darte ninguna explicación, niñato. Solamente he venido para poder
usarte como cebo.
“Cebo?”
Antes de que
pudiese articular palabra, ella saltó y sentí su pierna estrellarse contra mi
rostro en una patada que me tiró al suelo. Mi cráneo chocó contra el húmedo
suelo y sentía mi cabeza bombear de dolor. No podía abrir mi ojo derecho del
dolor, y notaba mi labio partido en ese mismo lado de la cara, mientras que mi
boca se llenaba de sangre por el mismo y me veía obligado a escupirla y toser
para poder respirar. Ella no me dio tregua, y sentí otro fortísimo golpe contra
mis costillas. Todo mi cuerpo sintió el punzante dolor ante su ruptura, y me
costaba respirar.
- A qué
espera tu novio para venir a buscarte? - Masculló, tumbándome boca arriba de
una patada y pateando el otro lado de mi costado, haciendo que me retorciese y
gritase de dolor. Parecía frustrada, pero se entretenía humillándome.
- Dime,
pequeño, te dolió mucho la primera vez que te la metió? Me imagino que sí…
Junhyung no es alguien paciente, lo sé perfectamente por experiencia… - Sonrió
con sorna cuando la miré con furia. Sabía que mentía y que Junhyung nunca se
había acostado con ella, pero aun así me dolía imaginarme la imagen, tanto como
mis costillas hechas pedazos.- Seguro que como su putita siempre haces lo que
él quiere en la cama, verdad?
Colocó su
pierna encima de mi brazo izquierdo y cargó todo su peso sobre mi antebrazo, y
en mi escasa lucidez, pude escuchar mi cúbito y mi radio partirse por el
impulso. Grité, grité tanto que estuve a punto de desgarrarme las cuerdas
vocales, pero lo único que hizo ella fue patearme la cara de nuevo. Intenté alejarme
de ella arrastrándome hasta la puerta, pero no era rápido… Uno de mis brazos
estaba inservible, mi torso dolía tanto que sentía que iba a desmayarme, y
apenas podía ver, porque la sangre corría de alguna herida de mi cabeza sobre
todo mi rostro, impidiéndome la visión del único ojo que era capaz de abrir
tras el golpe.
- A dónde
vas, pequeñín? - Una patada en mi cadera hizo que no pudiese hacer otra cosa
más que quedarme inmóvil, retorciéndome de dolor y rogando a la muerte que no
me torturase más. - No te he dado permiso para que te marches… La fiesta no ha
hecho más que empezar.
“Por favor…
Hazme lo que quieras, pero no le hagas daño a Junhyung.”, es lo que me hubiese
gustado decirle… Si hubiese podido hablar. Podía sentir la sangre gotear de mi
boca, mezclada son saliva, y me atragantaba con ella. Tenía ganas de vomitar.
Mi lucidez
cada vez era menos válida, pero sentí cómo ella agarraba mi capucha y me
arrastraba hasta la salida. Decía algo, pero no podía entenderla.
Mientras mi
visión se iba haciendo más y más oscura hasta acabar en un perfecto color
negro, recordaba una de mis comidas con Junhyung, en la que le pregunté:
- Hyung… Por qué en lugar de pasar por todo
esto ahora, no asesinaste a todos los miembros del clan? O por qué no los
denunciaste a todos y cada uno de ellos? Han cometido delitos muy graves… Si fuesen
a la cárcel también serían condenados a muerte.
- Dime una cosa, Hyunseung, - Me miró
completamente serio, dejando la cuchara sobre la mesa sin haberse acabado el
plato. - tú consideras a aquellos que aplican la ley como inocentes?
- Bueno… Sí… Hacen que los demás estemos
seguros librándose de los criminales. No es eso ser bueno?
Negó con la cabeza y retomó la cuchara,
apuntándome con ella.
- Si todos los inocentes asesinasen a los “malos”,
quiénes quedarían?
- Pues los inocentes. - Respondí, con
seguridad. Él sonrió con frialdad y de nuevo, negó.
- Los asesinos. El fin no justifica los
medios, Hyunseung.
Sonreí,
sintiendo un punzante dolor en mi boca al hacerlo.
“Sálvate,
Junhyung… No hagas que por esto, te conviertan a ti también en un asesino.”
Junhyung POV
Tardaba.
Tardaba mucho, tanto que me incorporé, bebidas en mano, y me dirigí al baño. A
medida que me acercaba, iba sintiendo una angustia en el pecho cuya procedencia
desconocía.
- Ha pasado algo. -
Musité, tirando las bebidas y echando a correr. No sé cómo lo supe, pero estaba
completamente seguro de que algo le había pasado a Hyunseung.
Corrí como alma que
lleva el diablo y, efectivamente, todos mis temores se hicieron realidad cuando
me encontré a Hara con Hyunseung a sus pies, inconsciente, y ella apoyada
contra la pared, liquidando un cigarro entre sus labios.
Me quedé helado,
observando su cuerpo tirado en el suelo, con el rostro deformado a golpes,
sucio y con una expresión de calma que me hacía temerme lo peor.
- Zorra… - Mascullé,
sintiendo mi bestia interior despertar y alcanzar un nivel de agresividad nunca
visto. Ella me sonrió con dulzura y pisando el cuerpo de mi amigo, pasó por
encima, acercándose dos pasos a mí.
- Junhyung! Cuánto
tiempo! Parece mentira que tenga que llegar a estos extremos para que aceptes
una cita conmigo…
- Como le hayas matado,
te juro que no será el único cadáver aquí esta noche, puta.
- Estás más feo, Jun… Te
has afeitado, no? Pareces un niño! Te quedaba mejor el otro aspecto. - Ignoró
mi amenaza, rematando el cigarro y tirando la colilla peligrosamente cerca del
rostro de Hyunseung. La miré, y de mis ojos podía salir fuego. - De la otra
forma estabas más… Tosco. - Gimió la última palabra, mordiéndose el labio
inferior y peinándose el pelo coquetamente.
- Me das ganas de vomitar.
- Espeté, haciendo que su rostro se tornase enfadado, en lugar de tranquilo,
como antes. Tensó la mandíbula y metió las manos en los bolsillos de su abrigo.
- No sé cuánto tiempo
durará tu amiguito… - Musitó, mirando la cara de Hyunseung con desprecio,
girándola con una de sus botas hasta hundirle el rostro en la nieve del
asfalto. Me iba a acercar corriendo, pero ella sacó un puñal de uno de los
bolsillos y negó con una sonrisa siniestra en el rostro.- Yo de ti no haría
eso, cielo… Verás, sabes que las artes marciales siempre me han fascinado, no?
- Se acuclilló al lado del cuerpo de Hyunseung y paseó el puñal por su jersey
naranja. - Pues verás, creo que me he cargado de forma efectiva unas cuantas
costillitas por aquí, - señaló ambos costados con el puñal, y yo sentía mi
sangre hervir y condensarse. La mataría. Lo juré. - así que al mínimo
movimiento, se le perforarán los pulmones, si no se le han perforado ya, claro.
- Rió musicalmente y señaló esta vez la cabeza del pobre Hyunseung, que yacía
boca abajo, empapado. - También le he pateado varias veces el cráneo… Me costó
dejarle inconsciente, no te voy a engañar, pero yo creo que algún derrame
debería de haber… A eso añádele que estamos a diez bajo cero, él está mojado y
sin abrigo. Cuánto crees que tardará en morir? Es una cuenta atrás.
Le enseñé los colmillos
y ella se cruzó de brazos, incorporándose y apoyando todo su peso en una
pierna, presumiendo de curvas. La odiaba, y como Hyunseung muriese, la mataría
yo mismo lenta y dolorosamente.
- Qué quieres, Hara?
Rió y me señaló con el
cuchillo.
- Si me dejas hacer mi
trabajo tranquilamente y sin armar follones, te prometo que llamaré a una
ambulancia y el chiquillo pasará la noche en la UCI. A salvo, y alejaré a todo
el clan de él. Diré que tú le mataste y no volverá a salir el tema de él. Tu
vida por la suya, Junhyung, ya he comprobado que él no es un cualquiera para
ti.
- Y si no? - Mascullé.
No podía fiarme de su palabra… Tenía que salir de esa por mí mismo y asegurar
la vida de Hyunseung. Esa era mi máxima prioridad.
Ella se acuclilló de nuevo
y colocó el cuchillo en su pálido y delicado cuello.
- Ni se te ocurra
tocarlo, Hara. Lo digo en serio. - Puso los ojos en blanco y acarició el cuello
con la hoja del cuchillo, impacientándose.
- No me gusta para ti,
Junhyung. Tu mereces a un monumento de mujer, como yo, no a un chaval que no
tiene ni media hostia. Además, nunca te interesaron los hombres.
- Me interesabas
bastante menos tú y mírate. Das pena. Eres una furcia barata y sucia. - Su
mandíbula se tensó y pude sentir la furia nacer en su interior.
- Sí? - Se incorporó
lentamente, agarrando el cuchillo con firmeza y flexionando las piernas. Iba a
atacar. - Pues entonces moriréis los dos esta noche. Qué bonito… Como Romeo y
Julieta. Otra muerta estúpida. - Yo también me puse en guardia, mirándola a los
ojos directamente, intentando centrarme en la pelea lo máximo posible para
terminarla cuanto antes. Como ella misma había dicho, la vida de Hyunseung era
una cuenta atrás. - Cuál de los dos es la Julieta, Junhyung?
Rió histérica y yo
ignoré su estúpida broma.
- Cállate, puta. -
Espeté. Ella rugió y avanzó rauda hacia mí. Hara siempre había sido muy rápida,
pero había mejorado, y se abalanzó sobre mí. Intenté esquivarla, pero no me dio
tiempo y recibí una puñalada en mi costado. Sentí el cuchillo desgarrar mi
carne cuando ella lo retiró con ánimo de propinarme otra puñalada más, pero no
se lo permití, y bloqueé su golpe, agarrando su brazo con firmeza y torciéndolo
hasta que escuché el “crack” de confirmación. Un brazo menos. Ella gritó de
dolor, pero no se derrumbó, propinándome una patada en la herida que me hizo
rugir a mí esta vez. No podía permitirme el derrumbarme y quejarme de cuánto
dolía, no, tenía que acabar con ella y poner a Hyunseung a salvo.
Agarré su torso y la
empujé con todas mis fuerzas contra el muro, propinándole un buen golpe en la
cabeza, que la desorientó, pero no hizo que se rindiese. Rodamos por el propio
muro hasta llegar a la puerta del lavabo, que se abrió de par en par y caímos
sobre el suelo, intentando ambos tener el control sobre el otro.
Finalmente, logré
incorporarme y, cuando ella lo hizo también, rápidamente agarré su cabello con
firmeza y la lancé contra los grifos, haciendo que cayese al suelo con una gran
brecha en la frente, pero pronto se incorporó.
- Me sorprende tu
aguante… Has estado entrenando?
- He tenido mucho
tiempo. - Jadeó, abalanzándose de nuevo sobre mí, pero su equilibrio ya no era
el mismo y la esquivé con facilidad, haciéndola caer al suelo, pero entonces
ella pateó con fuerza mis gemelos, haciéndome caer de espaldas contra el suelo.
Mi vista se nubló durante unos segundos a causa del golpe, y ella no los
desperdició, así que se arrodilló con mi cuello entre sus piernas y comenzó a
ahogarme. Ejercía mucha presión, no podía respirar, sentía mi cabeza bombear y
mi saliva amontonarse en mi boca. Era inútil intentar quitármela de encima,
estaba en una posición muy segura, así que en un acto desesperado, comencé a
palpar a mi alrededor, hasta que finalmente, en la esquina de debajo de los
grifos, encontré un bote. Lo alcancé, rogando por no quedarme inconsciente en
ese mismo momento, y como pude, lo destapé. El olor en seguida me confirmó mi
teoría y sonreí como pude antes de verter el contenido contra su rostro. Era
lejía. Ella soltó un alarido de dolor, frotándose los ojos con desesperación,
pero solamente conseguía empeorarlo.
- Hijo de puta! -
Chilló, retorciéndose en el suelo, completamente ciega. Me incorporé lo más
rápido que pude y salí corriendo de ese baño, cerrando tras de mí y asegurando la
puerta con el palo de una escoba que había al lado del cubo de basura.
No tenía tiempo que
perder, me arrodillé al lado de Hyunseung y le cargué en brazos hasta el coche,
arrancando de inmediato. Ya en la carretera, presioné mi herida con fuerza,
intentando detener aunque solo fuese un poco su sangrado; no podía desmayarme
ahora… Tenía que llegar a un motel, fuese donde fuese.
Le miré de reojo y
respiré aceleradamente, tomando su mano con desesperación.
- Aguanta! Hyunseung,
aguanta!
Hyunseung POV
Abrí los ojos cuando el
sol decidió que mi rostro era el mejor lugar a iluminar directamente, y en
cuanto intenté incorporarme, sentí un dolor punzante en todo mi torso. Dirigí la
mirada hacia éste, completamente vendado, y entonces miré a mí alrededor. No
estaba en el coche… Ni en la gasolinera. Estaba en una habitación de hotel, no
de los baratos a los que solíamos ir, o eso podía deducir por la decoración. Dirigí
entonces la mirada a mi brazo, enyesado.
Me asusté al recordar
todo lo sucedido anoche, a Hara, y cómo se había desquitado conmigo.
- Estás despierto? - Miré
a mi izquierda, donde tirado en una butaca estaba Junhyung, sin camisa y con el
torso vendado como el mío. La diferencia es que el suyo estaba completamente
ensangrentado.
- Junhyung! - Grité,
incorporándome de golpe y sintiendo un terrible dolor, pero no me detuve, y
aterricé de rodillas a su lado, observándole con los ojos humedecidos. - Oh,
Dios mío! Qué te ha pasado?
Él sonrió con cansancio
y posó su mano sobre mi cabeza, acariciándome.
- Hara se puso un poco
agresiva… Eso es todo. - Suspiró e hizo una mueca de dolor al toser. Yo no
sabía qué hacer, me sentía completamente inútil.
- Tenemos que llevarte a
un hospital… - Por fin, lo único razonable que había dicho desde hacía mucho
tiempo. - Rápido! Puedes levantarte?
Se libró de mi abrazo y negó.
- No voy a ir a un
hospital… Eso fue lo mismo que me dijo el médico.
- El médico?
- Había un médico en el
hotel, e hice que viniese a verte. Tus costillas no son un peligro, mientras no
hagas esfuerzos y descanses, estarás bien en poco tiempo. Tu brazo soldará sin
problema, y los golpes no son nada grave. Eres un chico fuerte. - Comencé a llorar ante sus palabras. Qué
demonios le pasaba?
- Eres idiota!? Sé un
poco egoísta! Tendrías que haber hecho que te examinasen a ti también.
- Lo hicieron. - Dijo,
cortándome. - El doctor vio mi herida y dijo que tenía que irme a un hospital.
- Y a qué demonios
esperas!?
- No voy a ir. Allí me
entregarán a la policía… No voy a ir.
- Junhyung, por favor,
sé razonable…
Sonrió y me sacó la
lengua, negando con la cabeza, mientras la venda se iba tiñendo lentamente de
rojo.
- Por favor… - Me
arrodillé de nuevo a su lado, sollozando abrazado a sus rodillas. - Te lo ruego…
Ve a un hospital…
Le miré con los ojos
rotos en mi ruego, pero él me miró, tranquilo, y acarició mi rostro suavemente.
- Hyunseung… - Musitó,
atrayéndome hacia él con una caricia en el mentón.
- Sí? - Susurré,
mirándole a los ojos, muy cerca de su rostro, magullado. Probablemente como el
mío propio.
- Te quiero. - Susurró,
antes de besarme con dulzura, muy suavemente. Mi labio dolía ante el roce, pero
no me aparté, solamente cerré mis ojos y lloré de nuevo.
- Junhyung… - Sollocé, cuando
sus labios se apartaron de mí. Él sonrió, también con los ojos humedecidos. Acaricié
su rostro, muriéndome de pena. Esto era una despedida?
- Escúchame atentamente…
- Me miraba a los ojos, dejándome ver su interior, y yo mostrándole el mío.
Cuánto nos queríamos? Cuánto habíamos aprendido a querernos sin darnos siquiera
cuenta? Demasiado… Tanto que dolía más que las heridas. - Tienes que irte. Yo
no voy a poder seguir… Y aquí es peligroso que te quedes. Es peligroso estar a
mi lado.
- No… - Empecé a negar
con mi cabeza rápidamente, de una forma casi histérica. Él sujetó mi rostro con
firmeza e hizo que le mirase a los ojos. - No… No! - Sollocé, cerrando los ojos
con fuerza y gritando mi última negación. - No me alejes de ti! No!
Lloraba tanto que todos
mis arañazos en la cara escocían como el fuego, pero Junhyung me abrazó con
fuerza.
- Vete… Por favor… Si me
quieres, vete.
Su abrazo se debilitó
hasta que su brazo resbaló de mi espalda hasta sus rodillas. Me quedé helado, y
cuando conseguí separarme de su cuerpo y mirarle, tenía los ojos cerrados y no
respondía.
- Junhyung? - Susurré,
con la voz temblorosa, acariciando su rostro y mirándole fijamente, aunque él
no me veía. - Junhyung!!
-Fin-
Wait, wait... Fin de fin del capitulo o fin de que ya se acabó y se muere?D:
ResponderEliminarDemasiado intenso xd
Fin del capítulo, Mei ^^ El último, la quinta parte, será la última.
EliminarEspero que te guste!
Y tanto que me gusta! Por eso me he quedado loca jajaja. Esperaré encantada ^^
EliminarOinsh :3 <3
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