26 de septiembre de 2014

[JunSeung] Ride or Die: Part IV.

Junhyung POV

Saqué las monedas de la máquina de cambio y me dirigí al lado de Hyunseung, que guardaba dos ordenadores, uno al lado del otro, con una sonrisa de emoción en la cara. Hacía bastantes meses que ese tipo no tocaba la tecnología, así que me imaginé que debería de estar deseando volver a jugar a los marcianitos y esas cosas. Yo, en cambio, solamente quería ojear mi bandeja de entrada.
- Tienes frío? – Le di la mitad de las monedas y el las recibió con las manos juntas, formando un cuenco.
- Qué va! – Se encogió dentro de su nuevo anorak negro y me sonrió alegremente, sentándose. – Es muy calentito!
- Ya puede serlo con ese precio… - Mascullé, pero me ignoró y comenzó a meter las monedas por la maquinita que estaba colocada sobre la torre del aparato. Le imité.

Cuando abrí mi correo electrónico, asegurándome de que estaba en pestañas de incógnito cuyo rastro podría ser eliminado fácilmente, aún con mis mínimos conocimientos de informática.
Suspiré al ver lo que ya me esperaba: Entre las decenas y decenas de emails de publicidad y ofertas de dudosa fiabilidad, no había más que mails de Hara. En ellos, ella me rogaba encontrarnos, y hablar sobre lo que había sucedido y qué podíamos hacer al respecto. Hara había sido una amiga muy valiosa dentro de mi grupo de la mafia, alguien en quien apoyarme emocionalmente en mis peores momentos, pero ahora… No sabía si podía confiar en ella, por poco que fuese. Quién me decía que no la habían amenazado para atraparme y entregarme? O aún peor… Y si hubiese sido ella la que me había traicionado y por su culpa me encontraba en esta situación? Me despeiné con frustración y simplemente opté por vaciar mi carpeta, dejándola tan vacía que incluso brillaba de limpieza.
El temporizador del aparato me indicaba que todavía nos quedaba media hora ahí, pero yo había terminado y no tenía ningún interés en el mundo digital al que tan adicto era todo el mundo hoy en día. Miré entonces a mi derecha, observando a Hyunseung y su rostro de tristeza. Qué ocurría?
- Hey. – Hice rodar mi silla hasta su lado y le peiné las ondas largas y castañas con mis dedos. – Qué ocurre?
Él me miró y sonrió suavemente, pero esa expresión no se borró de su rostro.
- Mi padre. – Musitó, y volvió la vista al monitor. Le imité, y vi una fila de unos treinta correos electrónicos bajo el nombre de su padre.
- Qué dice? – Rodeé sus hombros con uno de mis brazos. Esta clase de contacto se había hecho natural entre nosotros, pero nada más allá. Ninguno estábamos muy seguro de qué sentía el otro, ni de qué sentíamos nosotros mismos.
Apoyó su cabeza en mi hombro y suspiró profundamente.
- Pues… Depende de la cantidad de botellas que lleve encima. – Me miró e hizo una mueca de disgusto. – Cuando está sobrio me dice que me ponga en contacto con él, que llame, que me está esperando… En fin, lo que se supone que debe de ser un padre. Sin embargo… - Clicó de nuevo en la carpeta general, y me enseñó otro de los correos, con faltas de ortografía y en ocasiones, sin espacios entre las palabras. – cuando lleva unas copitas, o copazos, me dice que como vuelva a casa me matará, que soy una vergüenza como hijo, que como me encuentre un día me cortará en trozos y me dará de comer a los peces…
Abrí los ojos al leer las barbaridades que ese señor le decía a su propio hijo.
- Madre mía… - Musité.
Hyunseung suspiró de nuevo a mi lado y cerró sesión justo cuando la cuenta atrás del navegador comenzaba.
- Los borrachos no mienten. – Musitó, cerrando los ojos y pegándose aún más a mí, hundiendo su rostro en mis ropas. Lo hacía cuando se sentía triste, o incluso asustado, así que le di unas palmaditas en la espalda como consuelo.
- Estarás bien… No permitiré que te pase nada, de acuerdo? – Asintió, todavía con su cabeza hundida en mi jersey, y yo sonreí, pegando mis labios a su coronilla, aspirando el aroma de su cabello.

- Te escribió Hara? – Parecía sorprendido ante mis noticias. Conducíamos bajo la nieve, por lo que íbamos bastante más despacio de lo usual.
- Sí… Bastante, además. – La radio no daba sintonizado nada, así que simplemente la apagué. Ese ruido de fondo era molesto. Hyunseung sujetaba el mapa de las carreteras, buscando el pueblo más cercano para comprar unas cadenas para las ruedas. Corríamos el riesgo de, al ir sin ellas, que un policía nos multase, pero la multa era lo que menos nos preocupaba de la presencia autoritaria.
- Y qué te decía? – Musitó. Le miré de reojo, y él mantenía el ceño fruncido. Sonreí y él me miró, ofendido. – Qué?
- Nada…
- No, dime!
- Estás celoso? – Sus mejillas adoptaron un rostro rosáceo que antes  no estaba ahí y negó enérgicamente con la cabeza.
- Por qué lo estaría? – Protestó doblando el mapa con rabia. Sonreí aún más ampliamente y negué con la cabeza.
- Me dijo que quedásemos. Que me pusiese en contacto con ella para hablar. – Abrió mucho los ojos y me escudriñó con la mirada.
- Hablar? – Asentí, fijando la vista en el letrero de delante que indicaba que todavía quedaba una distancia importante hasta el pueblo que me había indicado Hyunseung. – De qué?
- La mafia, mi deuda, mi condena… Esas cosas, me imagino.
- Oh… - Musitó, bajando la mirada, pero acto seguido la levantó y se tensó. – Un momento, qué deuda!?
- No te lo he dicho? – Me miraba como si fuese a matarme.
- Obviamente no!
- Oh…
- No, oh no! Qué diablos has hecho?
- Cuando hui de la mafia… Bueno, ya te he mencionado antes que no sabía hacer nada, no? Nunca tuve una educación ni una formación, ni siquiera la mínima, así que mis opciones de supervivencia fuera de la protección que la mafia me proporcionaba eran mínimas. Moriría congelado, de hambre o asesinado por alguna otra banda, así que aproveché mi posición anterior de tesorero y saqué algún dinero de la cuenta de ahorros para llevármelo conmigo y poder vivir hasta que encontrase la forma de mantenerme por mi mismo.
Hyunseung empalideció y tragó saliva.
- Junhyung… - Susurró. – Define “algún dinero”.
- Unos cien mil, más o menos. – Sus ojos se abrieron tanto que temí que fuesen a caérsele de la cara.
- Por favor… Dime que estamos hablando de wons.
- Dólares estadounidenses.
Se llevó las manos a la cabeza y se desplomó sobre el asiento.
- ESTAMOS MUERTOS! – Chilló, pataleando sobre el asiento. Suspiré e hice una mueca de molestia por el ruido. – Yah! Cómo demonios se te ocurre!?
- No te molestaba tanto cuando te lo fundías en chorradas!
- Porque pensaba que era tuyo! No de gente peligrosa!
- Yah! Yo soy peligroso! – Me defendí, intentando no salir con un tímpano destrozado de ese viaje. – Te secuestré con un cuchillo!
- Huy, sí! Qué malo eres! Tú, que lo primero que hiciste cuando me metiste en el coche fue preguntarme si tenía hambre!
- No fue así!
- Prácticamente!
- Argh!
Hyunseung rugió de rabia y se cruzó de brazos, tirado en el asiento del copiloto. Le miré de reojo y suspiré, apretando el volante entre mis manos.
- Hay otra cosa que me preocupa… - Musité, unos minutos después de silencio.
- Sorpréndeme.
- Casi no nos queda dinero. – Me miró, con un rostro sin expresión, y yo tragué saliva.
- Genial… Y a qué esperamos para comprar confeti y celebrarlo?
- Eh?
- CÓMO HAS PODIDO GASTAR CIEN MIL DÓLARES EN ALGO MÁS DE UN AÑO!?
- Antes de conocerte me di a la gran vida!! Antes de entender que tenía que ahorrar para sobrevivir más de unos meses…
- Unos meses! – Chilló, poniendo voz de pito y tensando la mandíbula. – Pero qué hacías? Bebías diamantes?
- Hoteles buenos, restaurantes de prestigio, noches desenfrenadas… No estoy orgulloso de ello.
- Añádelo a la lista entonces.
Le miré, ofendido.
- Oye, que tú tampoco eres perfecto!
- Pero no robo!
- Quien roba al ladrón tiene cien años de perdón.
- Eso es un cuento de viejas: Si robas a un ladrón lo más probable es que el ladrón te pegue un tiro aquí. – Se señaló el entrecejo y masculló algo que no logré entender, pero que  no sonaba muy amable.
De nuevo, el silencio se adueñó del coche. Hyunseung parecía realmente preocupado, pero le conocía, y seguramente no era por su propia persona… Sino por mí. Eso hizo que mi enfado y mi molestia también se disipasen un poco.
- Yah… - Dijo, en voz bajita. Le miré a través del retrovisor y sonrió con suavidad. – Tendrías que haberme secuestrado antes.
- Por? – Su mirada también se endulzó y mi enfado se disipó por arte de magia.
- Yo también querría haber ido a buenos hoteles, restaurantes chulos y de fiesta a locales de ricos.
- Tú eres rico. – Reí, negando con la cabeza ante la expresión de fantasía de mi compañero.
- Pero no tenía edad! Además, todo el mundo me conocía… No podía ir ni a la vuelta de la esquina sin ser saludado o insultado.
Asentí, sonriendo con incredulidad. Era un maldito materialista.
Cambiamos a una carretera provincial, que iba pegada a un río en un paisaje espectacular y blanco a causa de la nieve. Hyunseung lo observaba con la boca abierta.
- Hyung… - Murmuró, pegando el rostro a la ventana, empañándolo.
- Mh?
- Crees que podremos estar así para siempre?
Le miré, y él se giró para mirarme también en una expresión melancólica. Parpadeé y volví mi vista a la carretera, con un nudo en la garganta. Ojalá pudiese prometerle un “para siempre” a Hyunseung… Pero no podía prometerle ni el próximo minuto de nuestras vidas.
- Lo espero. – Respondí, tras pensarlo. Él asintió, y volviendo a sentarse normal, sonrió con suavidad.
- Y yo. Me encantaría que eso sucediese.
Me hubiese gustado sonreír, pero no fui capaz. La culpa y el miedo habían formado un nudo en mi garganta… El miedo de perder a lo único que tenía en mi vida. El miedo de perderle a él.
- Algún día me gustaría viajar juntos. – Le miré, enarcando una ceja y él rió. – Sabes a lo que me refiero! Viajar de verdad! A un sitio diferente, con arena finísima bajo nuestros pies y, por encima, un cielo azul celeste. Que el sol nos caliente la piel pero que no queme. Que el agua nos refresque pero no sea fría… Irán! Irán puede ser bonito! – Me aguanté una carcajada. Probablemente si fuésemos a Irán acabaríamos en prisión. Este niño no parecía haber estudiado demasiada historia. – O a un lugar donde estuviésemos rodeados de muchísima gente… Shibuya! Quiero ir a Shibuya, en Tokio.
Reí y asentí, animando su ilusión.
- Y tú? A dónde quieres que vayamos, Junhyung?
- Mmmm… - Sonreí suavemente. – No creo que pudiese hacerme un pasaporte para salir del país… Me busca la policía, sabes?
Hyunseung protestó, pataleando.
- Hyung! Tan solo imagina!
- Está bien… - Reí. – El Mediterráneo pinta bien…
- Europa? – Asentí.
- También a las grandes capitales… París, Nueva York, Londres… Quiero ir a todas ellas.
- Yo también! Quiero bañarme en la Costa del Sol, y subir a lo alto de la Torre Eiffel! – Hyunseung se había girado hacia mí y hablaba rápido y con emoción. No pude evitar sonreír, era como un niño hablando de la Navidad. La diferencia es que la Navidad llega siempre… Y esas vacaciones tenían menos en común con la realidad que yo y San Pedro.- Y ver todo Londres desde el London Eye! Y subirme a lo alto del Empire State!
“Ojalá pudiese hacer todo eso por ti, Hyunseung… Ojalá.”

Hyunseung POV

- Deberíamos parar aquí? – Señalé en el mapa una estación de servicio. – Está cerca, podemos tomar algo caliente, llenar el depósito e ir al baño. Lo último es lo más urgente.
Junhyung rió y asintió, tomando la salida que le indiqué.
Llenamos el depósito del coche y aparcamos en el parking trasero del sitio. Estaba prácticamente vacío si quitabas dos o tres coches que probablemente fuesen de los trabajadores, y un par de camiones que habían optado por pasar la noche sin los riesgos de la carretera helada.
- Voy a ir al baño. – Le dije, cuando nos dirigíamos a la puerta de la cafetería.
- Está bien, yo iré pidiendo algo. Qué quieres? Chocolate?
- Con nubes! – Asintió y se apresuró bajo la nieve hasta entrar en el local. Le observé quitarse el abrigo con envidia, yo también quería quitármelo pronto, así que también me apresuré hacia los lavabos, que estaban en la parte trasera de aquel edificio. Cuando me acerqué a la puerta, observé una figura menuda y de escasa estatura al lado de la puerta, pero simplemente la saludé rápidamente y entré en el baño. La diferencia de temperatura con el exterior no era tan diferente, para mi decepción, así que al menos deseé que hubiese agua caliente para lavarme las manos.
Tras desabrocharme el abrigo, me dirigí a uno de los urinarios a cumplir el objetivo de mi visita a ese nauseabundo lugar. Pensé en cuánto tiempo haría que esos azulejos no veían la lejía.
La puerta del lavabo sonó a mis espaldas cuando yo ya me abrochaba los pantalones, pero me giré y no había nadie. Fruncí el ceño, extrañado, pero me dirigí a lavarme las manos sin darle más importancia.
El contacto del agua caliente con mi piel fue de agradecer, y sonreí, deseando tener pronto ese chocolate entre mis manos.
- Toallas… - Musité, girándome para alcanzar algunas de papel, pero enfrente de éstas, la figura menuda, cubierta hasta las rodillas por un grueso anorak negro, me tendía unas cuantas en su mano. – Gracias… - Musité, extrañado y, por qué no decirlo, algo asustado.
Iba a alcanzarlas, pero la figura retiró la mano, dejándolas caer al suelo, y quitándose la capucha, me descubrió su rostro. Al principio no supe reaccionar, y miré a aquella mujer sin comprender, pero entonces, recordé el porqué de la familiaridad de su cara: aquella menuda mujer era Hara, Goo Hara, la ex-compañera de Junhyung. Ésta me miró con ojos fríos como el hielo durante unos segundos hasta dejarme completamente congelado. Sentí cómo el pánico se apoderaba de mí… Junhyung! Le habría pasado algo a él!?
- Hola, chaval. - Su voz suave y femenina me sorprende, aunque sin motivo, ya que su hermoso rostro armoniza con ella perfectamente, al igual que su cabello y su aparentemente débil cuerpo. - Cuánto tiempo. Por tu reacción, puedo ver que me reconoces… Me equivoco?
Ella avanza unos pasos hacia mí, pero esos mismos los retrocedo yo, hasta calcular que no puede haber mucha distancia entre mi espalda y esos asquerosos azulejos de la pared.
- Tú eres… - Mi voz no parece querer salir con la seguridad que me gustaría. No entiendo el porqué de mi miedo, Junhyung no me dijo que ella quisiera hacernos daño, de hecho, en su día fueron compañeros, pero hay algo en ella que me hace temerla simplemente por su presencia. Algo me dice que tengo que salir corriendo de allí y encontrar a Junhyung para irnos. Ya, además.
- Sí, soy yo. - Sonríe con la misma frialdad con la que me escudriña y noto un escalofrío recorrerme la espalda. - Tenía ganas de verte, sabes? Tenía curiosidad de si seguirías vivo o no… Junhyung nunca ha tenido las agallas necesarias para hacer bien su trabajo.
Tragué saliva ante sus palabras.
- A qué has venido? - Logro pronunciar, por fin. Ella ríe y niega con la cabeza.
- A ti no tengo que darte ninguna explicación, niñato. Solamente he venido para poder usarte como cebo.
“Cebo?”
Antes de que pudiese articular palabra, ella saltó y sentí su pierna estrellarse contra mi rostro en una patada que me tiró al suelo. Mi cráneo chocó contra el húmedo suelo y sentía mi cabeza bombear de dolor. No podía abrir mi ojo derecho del dolor, y notaba mi labio partido en ese mismo lado de la cara, mientras que mi boca se llenaba de sangre por el mismo y me veía obligado a escupirla y toser para poder respirar. Ella no me dio tregua, y sentí otro fortísimo golpe contra mis costillas. Todo mi cuerpo sintió el punzante dolor ante su ruptura, y me costaba respirar.
- A qué espera tu novio para venir a buscarte? - Masculló, tumbándome boca arriba de una patada y pateando el otro lado de mi costado, haciendo que me retorciese y gritase de dolor. Parecía frustrada, pero se entretenía humillándome.
- Dime, pequeño, te dolió mucho la primera vez que te la metió? Me imagino que sí… Junhyung no es alguien paciente, lo sé perfectamente por experiencia… - Sonrió con sorna cuando la miré con furia. Sabía que mentía y que Junhyung nunca se había acostado con ella, pero aun así me dolía imaginarme la imagen, tanto como mis costillas hechas pedazos.- Seguro que como su putita siempre haces lo que él quiere en la cama, verdad?
Colocó su pierna encima de mi brazo izquierdo y cargó todo su peso sobre mi antebrazo, y en mi escasa lucidez, pude escuchar mi cúbito y mi radio partirse por el impulso. Grité, grité tanto que estuve a punto de desgarrarme las cuerdas vocales, pero lo único que hizo ella fue patearme la cara de nuevo. Intenté alejarme de ella arrastrándome hasta la puerta, pero no era rápido… Uno de mis brazos estaba inservible, mi torso dolía tanto que sentía que iba a desmayarme, y apenas podía ver, porque la sangre corría de alguna herida de mi cabeza sobre todo mi rostro, impidiéndome la visión del único ojo que era capaz de abrir tras el golpe.
- A dónde vas, pequeñín? - Una patada en mi cadera hizo que no pudiese hacer otra cosa más que quedarme inmóvil, retorciéndome de dolor y rogando a la muerte que no me torturase más. - No te he dado permiso para que te marches… La fiesta no ha hecho más que empezar.
“Por favor… Hazme lo que quieras, pero no le hagas daño a Junhyung.”, es lo que me hubiese gustado decirle… Si hubiese podido hablar. Podía sentir la sangre gotear de mi boca, mezclada son saliva, y me atragantaba con ella. Tenía ganas de vomitar.
Mi lucidez cada vez era menos válida, pero sentí cómo ella agarraba mi capucha y me arrastraba hasta la salida. Decía algo, pero no podía entenderla.
Mientras mi visión se iba haciendo más y más oscura hasta acabar en un perfecto color negro, recordaba una de mis comidas con Junhyung, en la que le pregunté:
- Hyung… Por qué en lugar de pasar por todo esto ahora, no asesinaste a todos los miembros del clan? O por qué no los denunciaste a todos y cada uno de ellos? Han cometido delitos muy graves… Si fuesen a la cárcel también serían condenados a muerte.
- Dime una cosa, Hyunseung, - Me miró completamente serio, dejando la cuchara sobre la mesa sin haberse acabado el plato. - tú consideras a aquellos que aplican la ley como inocentes?
- Bueno… Sí… Hacen que los demás estemos seguros librándose de los criminales. No es eso ser bueno?
Negó con la cabeza y retomó la cuchara, apuntándome con ella.
- Si todos los inocentes asesinasen a los “malos”, quiénes quedarían?
- Pues los inocentes. - Respondí, con seguridad. Él sonrió con frialdad y de nuevo, negó.
- Los asesinos. El fin no justifica los medios, Hyunseung.
Sonreí, sintiendo un punzante dolor en mi boca al hacerlo.
“Sálvate, Junhyung… No hagas que por esto, te conviertan a ti también en un asesino.”

Junhyung POV

Tardaba. Tardaba mucho, tanto que me incorporé, bebidas en mano, y me dirigí al baño. A medida que me acercaba, iba sintiendo una angustia en el pecho cuya procedencia desconocía.
- Ha pasado algo. - Musité, tirando las bebidas y echando a correr. No sé cómo lo supe, pero estaba completamente seguro de que algo le había pasado a Hyunseung.
Corrí como alma que lleva el diablo y, efectivamente, todos mis temores se hicieron realidad cuando me encontré a Hara con Hyunseung a sus pies, inconsciente, y ella apoyada contra la pared, liquidando un cigarro entre sus labios.
Me quedé helado, observando su cuerpo tirado en el suelo, con el rostro deformado a golpes, sucio y con una expresión de calma que me hacía temerme lo peor.
- Zorra… - Mascullé, sintiendo mi bestia interior despertar y alcanzar un nivel de agresividad nunca visto. Ella me sonrió con dulzura y pisando el cuerpo de mi amigo, pasó por encima, acercándose dos pasos a mí.
- Junhyung! Cuánto tiempo! Parece mentira que tenga que llegar a estos extremos para que aceptes una cita conmigo…
- Como le hayas matado, te juro que no será el único cadáver aquí esta noche, puta.
- Estás más feo, Jun… Te has afeitado, no? Pareces un niño! Te quedaba mejor el otro aspecto. - Ignoró mi amenaza, rematando el cigarro y tirando la colilla peligrosamente cerca del rostro de Hyunseung. La miré, y de mis ojos podía salir fuego. - De la otra forma estabas más… Tosco. - Gimió la última palabra, mordiéndose el labio inferior y peinándose el pelo coquetamente.
- Me das ganas de vomitar. - Espeté, haciendo que su rostro se tornase enfadado, en lugar de tranquilo, como antes. Tensó la mandíbula y metió las manos en los bolsillos de su abrigo.
- No sé cuánto tiempo durará tu amiguito… - Musitó, mirando la cara de Hyunseung con desprecio, girándola con una de sus botas hasta hundirle el rostro en la nieve del asfalto. Me iba a acercar corriendo, pero ella sacó un puñal de uno de los bolsillos y negó con una sonrisa siniestra en el rostro.- Yo de ti no haría eso, cielo… Verás, sabes que las artes marciales siempre me han fascinado, no? - Se acuclilló al lado del cuerpo de Hyunseung y paseó el puñal por su jersey naranja. - Pues verás, creo que me he cargado de forma efectiva unas cuantas costillitas por aquí, - señaló ambos costados con el puñal, y yo sentía mi sangre hervir y condensarse. La mataría. Lo juré. - así que al mínimo movimiento, se le perforarán los pulmones, si no se le han perforado ya, claro. - Rió musicalmente y señaló esta vez la cabeza del pobre Hyunseung, que yacía boca abajo, empapado. - También le he pateado varias veces el cráneo… Me costó dejarle inconsciente, no te voy a engañar, pero yo creo que algún derrame debería de haber… A eso añádele que estamos a diez bajo cero, él está mojado y sin abrigo. Cuánto crees que tardará en morir? Es una cuenta atrás.
Le enseñé los colmillos y ella se cruzó de brazos, incorporándose y apoyando todo su peso en una pierna, presumiendo de curvas. La odiaba, y como Hyunseung muriese, la mataría yo mismo lenta y dolorosamente.
 - Qué quieres, Hara?
Rió y me señaló con el cuchillo.
- Si me dejas hacer mi trabajo tranquilamente y sin armar follones, te prometo que llamaré a una ambulancia y el chiquillo pasará la noche en la UCI. A salvo, y alejaré a todo el clan de él. Diré que tú le mataste y no volverá a salir el tema de él. Tu vida por la suya, Junhyung, ya he comprobado que él no es un cualquiera para ti.
- Y si no? - Mascullé. No podía fiarme de su palabra… Tenía que salir de esa por mí mismo y asegurar la vida de Hyunseung. Esa era mi máxima prioridad.
Ella se acuclilló de nuevo y colocó el cuchillo en su pálido y delicado cuello.
- Ni se te ocurra tocarlo, Hara. Lo digo en serio. - Puso los ojos en blanco y acarició el cuello con la hoja del cuchillo, impacientándose.
- No me gusta para ti, Junhyung. Tu mereces a un monumento de mujer, como yo, no a un chaval que no tiene ni media hostia. Además, nunca te interesaron los hombres.
- Me interesabas bastante menos tú y mírate. Das pena. Eres una furcia barata y sucia. - Su mandíbula se tensó y pude sentir la furia nacer en su interior.
- Sí? - Se incorporó lentamente, agarrando el cuchillo con firmeza y flexionando las piernas. Iba a atacar. - Pues entonces moriréis los dos esta noche. Qué bonito… Como Romeo y Julieta. Otra muerta estúpida. - Yo también me puse en guardia, mirándola a los ojos directamente, intentando centrarme en la pelea lo máximo posible para terminarla cuanto antes. Como ella misma había dicho, la vida de Hyunseung era una cuenta atrás. - Cuál de los dos es la Julieta, Junhyung?
Rió histérica y yo ignoré su estúpida broma.
- Cállate, puta. - Espeté. Ella rugió y avanzó rauda hacia mí. Hara siempre había sido muy rápida, pero había mejorado, y se abalanzó sobre mí. Intenté esquivarla, pero no me dio tiempo y recibí una puñalada en mi costado. Sentí el cuchillo desgarrar mi carne cuando ella lo retiró con ánimo de propinarme otra puñalada más, pero no se lo permití, y bloqueé su golpe, agarrando su brazo con firmeza y torciéndolo hasta que escuché el “crack” de confirmación. Un brazo menos. Ella gritó de dolor, pero no se derrumbó, propinándome una patada en la herida que me hizo rugir a mí esta vez. No podía permitirme el derrumbarme y quejarme de cuánto dolía, no, tenía que acabar con ella y poner a Hyunseung a salvo.
Agarré su torso y la empujé con todas mis fuerzas contra el muro, propinándole un buen golpe en la cabeza, que la desorientó, pero no hizo que se rindiese. Rodamos por el propio muro hasta llegar a la puerta del lavabo, que se abrió de par en par y caímos sobre el suelo, intentando ambos tener el control sobre el otro.
Finalmente, logré incorporarme y, cuando ella lo hizo también, rápidamente agarré su cabello con firmeza y la lancé contra los grifos, haciendo que cayese al suelo con una gran brecha en la frente, pero pronto se incorporó.
- Me sorprende tu aguante… Has estado entrenando?
- He tenido mucho tiempo. - Jadeó, abalanzándose de nuevo sobre mí, pero su equilibrio ya no era el mismo y la esquivé con facilidad, haciéndola caer al suelo, pero entonces ella pateó con fuerza mis gemelos, haciéndome caer de espaldas contra el suelo. Mi vista se nubló durante unos segundos a causa del golpe, y ella no los desperdició, así que se arrodilló con mi cuello entre sus piernas y comenzó a ahogarme. Ejercía mucha presión, no podía respirar, sentía mi cabeza bombear y mi saliva amontonarse en mi boca. Era inútil intentar quitármela de encima, estaba en una posición muy segura, así que en un acto desesperado, comencé a palpar a mi alrededor, hasta que finalmente, en la esquina de debajo de los grifos, encontré un bote. Lo alcancé, rogando por no quedarme inconsciente en ese mismo momento, y como pude, lo destapé. El olor en seguida me confirmó mi teoría y sonreí como pude antes de verter el contenido contra su rostro. Era lejía. Ella soltó un alarido de dolor, frotándose los ojos con desesperación, pero solamente conseguía empeorarlo.
- Hijo de puta! - Chilló, retorciéndose en el suelo, completamente ciega. Me incorporé lo más rápido que pude y salí corriendo de ese baño, cerrando tras de mí y asegurando la puerta con el palo de una escoba que había al lado del cubo de basura.
No tenía tiempo que perder, me arrodillé al lado de Hyunseung y le cargué en brazos hasta el coche, arrancando de inmediato. Ya en la carretera, presioné mi herida con fuerza, intentando detener aunque solo fuese un poco su sangrado; no podía desmayarme ahora… Tenía que llegar a un motel, fuese donde fuese.
Le miré de reojo y respiré aceleradamente, tomando su mano con desesperación.
- Aguanta! Hyunseung, aguanta!

Hyunseung POV

Abrí los ojos cuando el sol decidió que mi rostro era el mejor lugar a iluminar directamente, y en cuanto intenté incorporarme, sentí un dolor punzante en todo mi torso. Dirigí la mirada hacia éste, completamente vendado, y entonces miré a mí alrededor. No estaba en el coche… Ni en la gasolinera. Estaba en una habitación de hotel, no de los baratos a los que solíamos ir, o eso podía deducir por la decoración. Dirigí entonces la mirada a mi brazo, enyesado.
Me asusté al recordar todo lo sucedido anoche, a Hara, y cómo se había desquitado conmigo.
- Estás despierto? - Miré a mi izquierda, donde tirado en una butaca estaba Junhyung, sin camisa y con el torso vendado como el mío. La diferencia es que el suyo estaba completamente ensangrentado.
- Junhyung! - Grité, incorporándome de golpe y sintiendo un terrible dolor, pero no me detuve, y aterricé de rodillas a su lado, observándole con los ojos humedecidos. - Oh, Dios mío! Qué te ha pasado?
Él sonrió con cansancio y posó su mano sobre mi cabeza, acariciándome.
- Hara se puso un poco agresiva… Eso es todo. - Suspiró e hizo una mueca de dolor al toser. Yo no sabía qué hacer, me sentía completamente inútil.
- Tenemos que llevarte a un hospital… - Por fin, lo único razonable que había dicho desde hacía mucho tiempo. - Rápido! Puedes levantarte?
Se libró de mi abrazo y negó.
- No voy a ir a un hospital… Eso fue lo mismo que me dijo el médico.
- El médico?
- Había un médico en el hotel, e hice que viniese a verte. Tus costillas no son un peligro, mientras no hagas esfuerzos y descanses, estarás bien en poco tiempo. Tu brazo soldará sin problema, y los golpes no son nada grave. Eres un chico fuerte. -  Comencé a llorar ante sus palabras. Qué demonios le pasaba?
- Eres idiota!? Sé un poco egoísta! Tendrías que haber hecho que te examinasen a ti también.
- Lo hicieron. - Dijo, cortándome. - El doctor vio mi herida y dijo que tenía que irme a un hospital.
- Y a qué demonios esperas!?
- No voy a ir. Allí me entregarán a la policía… No voy a ir.
- Junhyung, por favor, sé razonable…
Sonrió y me sacó la lengua, negando con la cabeza, mientras la venda se iba tiñendo lentamente de rojo.
- Por favor… - Me arrodillé de nuevo a su lado, sollozando abrazado a sus rodillas. - Te lo ruego… Ve a un hospital…
Le miré con los ojos rotos en mi ruego, pero él me miró, tranquilo, y acarició mi rostro suavemente.
- Hyunseung… - Musitó, atrayéndome hacia él con una caricia en el mentón.
- Sí? - Susurré, mirándole a los ojos, muy cerca de su rostro, magullado. Probablemente como el mío propio.
- Te quiero. - Susurró, antes de besarme con dulzura, muy suavemente. Mi labio dolía ante el roce, pero no me aparté, solamente cerré mis ojos y lloré de nuevo.
- Junhyung… - Sollocé, cuando sus labios se apartaron de mí. Él sonrió, también con los ojos humedecidos. Acaricié su rostro, muriéndome de pena. Esto era una despedida?
- Escúchame atentamente… - Me miraba a los ojos, dejándome ver su interior, y yo mostrándole el mío. Cuánto nos queríamos? Cuánto habíamos aprendido a querernos sin darnos siquiera cuenta? Demasiado… Tanto que dolía más que las heridas. - Tienes que irte. Yo no voy a poder seguir… Y aquí es peligroso que te quedes. Es peligroso estar a mi lado.
- No… - Empecé a negar con mi cabeza rápidamente, de una forma casi histérica. Él sujetó mi rostro con firmeza e hizo que le mirase a los ojos. - No… No! - Sollocé, cerrando los ojos con fuerza y gritando mi última negación. - No me alejes de ti! No!
Lloraba tanto que todos mis arañazos en la cara escocían como el fuego, pero Junhyung me abrazó con fuerza.
- Vete… Por favor… Si me quieres, vete.
Su abrazo se debilitó hasta que su brazo resbaló de mi espalda hasta sus rodillas. Me quedé helado, y cuando conseguí separarme de su cuerpo y mirarle, tenía los ojos cerrados y no respondía.
- Junhyung? - Susurré, con la voz temblorosa, acariciando su rostro y mirándole fijamente, aunque él no me veía. - Junhyung!!


-Fin- 

4 comentarios:

  1. Wait, wait... Fin de fin del capitulo o fin de que ya se acabó y se muere?D:
    Demasiado intenso xd

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    1. Fin del capítulo, Mei ^^ El último, la quinta parte, será la última.
      Espero que te guste!

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    2. Y tanto que me gusta! Por eso me he quedado loca jajaja. Esperaré encantada ^^

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