Kyuhyun se estiró al
bajar del avión. Catorce horas de vuelo entumecían hasta al último de los
músculos del cuerpo de cualquiera.
- Bienvenido a Corea.
- sonrió una amable señorita mientras le pedía el pasaporte con un gesto
educado.
"Ya estoy
aquí..." pensó sonriendo con amplitud. Nunca creyó que pudiese sentirse
san seguro tan alejado de su familia.
Salió del aeropuerto
arrastrando la maleta y subiéndose a un taxi, dio la dirección del hotel que
previamente había mirado y el coche blanco se puso en marcha. Durante la hora
de trayecto, Kyuhyun miraba con ansia a través de la ventana la maravillosa
ciudad de Seúl. Pagó al taxista y bajó del vehículo.
- Muchas gracias.-
dijo en un coreano que debía de sonar un poco extraño, o al menos eso dedujo por la sonrisa burlona del taxista.
- No hay de qué, muchacho.
Disfruta la estancia.- Kyuhyun asintió y le cedió las maletas al botones del
hotel, quien amablemente le guió a su habitación tras pasar por recepción.
- Vaya... - a medida
que caminaba por los pasillos, iba admirando la exquisita decoración del edificio,
discreta y elegante, añadiendo esa sensación de lujo que hace que te sientas
afortunado pero sin sentirte millonario. Su asombro tocó la cima cuando
entraron en el cuarto que había reservado por adelantado. Era inmenso, y en eso
tenía que admitir que había engañado un poco a sus padres... el dinero que
tenía que pagar por ese mini apartamento no podría ser cubierto solamente con
su paga mensual (por generosa que fuera), así que en su plan entraba buscarse
un trabajo, por cutre que fuese, y así aprender a mantenerse.
- Muchas gracias. - le
sonrió al botones y le dio la propina después de que depositase cuidadosamente
las maletas sobre la alfombra.
Se sentó en el
escritorio del cuarto y descolgó el teléfono, debía llamar a casa para avisar
de que había llegado a salvo. Marcó los números y dejó que el pitido de espera
sonase cuatro veces antes de escuchar cómo descolgaban desde el otro lado del
mundo. Sonrió.
- Mamá! - canturreó
felizmente. - Ya llegué.
- Ya me echas tanto de
menos? - su sonrisa se borró después de escuchar la voz de Zhoumi al otro lado
del aparato. Una risa aguda sonó. - Mamá no está Kyuhyunnie, pero puedes hablar
conmigo, no? Hacía mucho tiempo que no pasábamos tanto tiempo separados...
Kyuhyun cerró los ojos
con decepción al escucharlo, y tras morderse el labio con dureza para reprimir
sus ganas de colgar, contestó finalmente.
- Zhoumi, sabes cuándo
volverán papá y mamá?
- No... creo que
fueron al cine o algo así... Ah, por cierto, por qué no te has llevado ninguna
foto de nosotros dos? Están todas en casa! Quieres que te las escanee y te las
mande?
Kyuhyun suspiró y bajó
la cabeza mientras negaba.
- No te preocupes, no
es necesario... llamaré más tarde.
- Esper...!- Colgó el teléfono
con fuerza sin más. No tenía ganas de acoso, estaba muy cansado después de
tantas horas, además, en Seúl aún era mediodía, así que tendría que aguantar
para acostumbrarse al horario. Decidió salir a buscar el trabajo sin el cual no
duraría más de un mes en aquel apartamento. Abrió su maleta para buscar su
diccionario de coreano mientras miraba a su alrededor. Allí tenía de todo, una
mini cocina, dormitorio, baño y un escritorio. Qué más necesitaba para vivir?
Se guardó en un bolsillo la cartera y el móvil, cogió la llave de su nuevo
hogar temporal y salió de allí. Mientras se ponía la chaqueta en el ascensor,
pensaba en qué clase de lugares podría trabajar. Aún era joven, además de
inexperto, novato, estudiante... Quizás un Starbucks estaría bien? No sabía...
- Buenos días. - dijo
en recepción con una sonrisa en la cara. La recepcionista le miró con ojos
brillantes mientras sonreía y empujando al señor viejo que iba a atenderle, se
situó delante y le miró.
- Buenos días señor,
en qué puedo ayudarle? - se arregló el pelo coqueta y sin disimulo ninguno.
Kyuhyun rió, le parecía muy extraño todo.
- Sí... quería
preguntarle si tendría algún mapa de la ciudad disponible, soy nuevo, jamás
había estado aquí y...-
- Por supuesto! - la
joven enseguida desapareció debajo del mostrador para resurgir con tres papeles
plegados en las manos. - tenemos varios tipos: de metro, de transportes en general y luego el
callejero... todos gratis, por supuesto, para nuestros huéspedes... irán
acompañados de mi número solo por ser usted.
- Solo el mapa,
gracias. - Kyuhyun tomó el callejero y se alejó riendo entre dientes. Dejando a la chica con un puchero en el
rostro, abandonó la lujosa entrada del céntrico hotel.
- Veamos... - murmuró
desdoblando el amplio mapa y buscando las calles principales que no quedasen
muy lejos. -Quizás en esta... - remarcó con su bolígrafo una calle que
sobresalía de las demás. Según el mapa era zona comercial, muchas cafeterías, y
eso significaba, posibilidades de trabajo.
No tuvo que entrar en
más de dos locales para que en seguida prácticamente le pusiesen un delantal y
lo situasen detrás de una barra.
- Tienes que venir
todos los días de tres y media hasta el cierre. Te parece bien? - Kyuhyun
asintió sorprendido mientras recogía el uniforme que el dueño le tendía. No le
desagradaba tanto, era azul cielo, pegaba muy bien con la heladería en la que
le había tocado. El sueldo no era maravilloso, pero era un sueldo, y eso ya era
como para darse con un canto en los dientes.
Feliz, Kyuhyun decidió
pasear por las calles durante un rato, pero finalmente se rindió y, mapa en
mano, volvió al hotel, donde por suerte ya no estaba la pesada recepcionista.
Subió hasta su cuarto y se tiró en la cama, cerrando los ojos y durmiéndose.
La alarma del móvil
sonaba al día siguiente en la capital coreana. Kyuhyun abrió los ojos un poco
desorientado. "Ah, cierto, Seúl..." murmuró en su mente mientras se
desperezaba y se metía en la ducha. Se arregló vagamente y tras no encontrar nada
en la nevera de la mini cocina (y no iba a usar el mini bar), suspiró y aún sin
sus ojos completamente abiertos, decidió que lo mejor sería desayunar de camino
al trabajo.
- Cuántas horas habré
dormido? Más de un día? - miró el reloj dándole un mordisco a un croissant y suspiró mientras caminaba por las
abarrotadas calles.
Sintiéndose un genio
por llegar a su lugar de trabajo sin perderse, entró en la colorida heladería y
saludando con la cabeza a sus compañeros, entró por una puerta que ponía
"solo personal" y sacó su cursi uniforme azul cielo de la mochila,
poniéndoselo y guardando las cosas en la taquilla. "Listo..." pensó
mirándose al espejo mientras se colocaba bien la gorra con una vaquita sonriente
dibujada.
- Bienvenido, en qué
puedo ayudarle? - haciendo de tripas corazón, Kyuhyun atendió con una sonrisa a
su primer cliente. No pudo evitar sorprenderse, aquello era un chico o una
chica?
- Mmmm... Quiero un
helado de fresa con sirope de fresa y... Mmmm... - la cara de Kyuhyun parecía
un poema. Aquello era un cámara oculta? Un tipo vestido entero de rosa, juraría
que hasta sus calcetines lo eran, pidiendo un helado rosa, con sirope rosa...
qué más? virutas rosas? - Qué tal algo de virutas rosas? -Kyuhyun suspiró
bajando la cabeza. "lo veía venir."- Ah, y un corazón de esos! - el
misterioso chico rosa señaló una de las chucherías que tenía detrás Kyuhyun.
- De acuerdo... -
Kyuhyun asintió mientras tecleaba en la pantalla, aún así, le miraba de reojo
mientras aquella cosa rosa tarareaba acompañado de otros muchachos (mucho más
normales).
- Va Sungmin! Date
prisa! - gritó uno de sus compañeros.
"Hasta su nombre
es de chica..." susurró para sus adentros Kyuhyun mientras tomaba una de
las chucherías, sí, también rosas.
El muchacho pagó y se
fue con el resto del grupito.
- Qué cosa más rara...
- murmuró mientras guardaba el dinero en la caja. "Aún así... era guapo...
parecía una chica..." pensó mientras miraba por las paredes de cristal de
la heladería y le perdía de vista entre los peatones.
Así, pasaron dos meses
desde su llegada a Seúl, y entre lágrimas de la recepcionista, que resultó ser
una acosadora... (Pero de las que te traen el desayuno y se ofrecen a
plancharte la ropa) se despidió de sus conocidos del hotel y tomando su
equipaje, se dirigió al colegio.
-Preséntate por favor-
Le dijo la profesora.
-Hola, me llamo KyuHyun. Por favor, cuidad de mí.
-Hola, me llamo KyuHyun. Por favor, cuidad de mí.
* fin flashback*
- Quéquéquéqué!? - salté de su cama histérico. - Me estás
diciendo que ya nos conocíamos y aún así cuando entraste en el colegio no me
dijiste nada? - Me miró con una expresión de frustración, seguramente porque le
había interrumpido.
- Sungmin... me estás diciendo que después de todo lo que te
he contado lo que más te ha impactado es que te conocí en una heladería!?
Me volví a sentar algo avergonzado...
- Sorry... - sururré. - Pero por qué no me dijiste nada?
- Si te soy sincero... no me acordaba... me he acordado a
medida que te iba contando la historia... - Kyuhyun sonrió con inocencia y yo
fruncí el ceño. Este hombre tenía memoria para lo que a él le interesaba.
- Bah, olvídalo. Continúa. - me acomodé de nuevo en la
posición que tenía hace unos minutos y le miré curioso mientras él sonreía.
Parecía... tímido?
- La continuación ya la sabes... entré en el colegio, y te
conocí, compartimos cuarto... me enamoré de ti... - me miró con una expresión
dulce que me derritió completamente. Me sentí como aquel helado de fresa que me
había pedido en nuestro primer encuentro. Se levantó y sentándose a mi lado en
la cama me dio un beso en la mejilla. - estos besos también están vetados
temporalmente? - me miró sonriendo.
Negué y le aparté un poco con las manos.
- No, pero son el desencadenante de los que sí que lo están,
así que distancia y sigue contando. Por qué cuándo volviste no me hablabas? - después
de la broma, le miré, volvía a estar serio. Se notaba que a él también le dolía
recordarlo. Suspiró y apoyando su cabeza en mis rodillas, tomó aire para
continuar su relato.
*Flashback*
El vuelo de regreso
fue tan duro como el de ida, llegó agotado, y no ayudó que nada más salir del
aeropuerto, su madre se tirase encima suya entre lloros y gritos sin sentido
aparente.
- Volviste! Has comido
bien? - su madre se secó las lágrimas y empezó a escanear a su hijo. - Estás
más delgado!
- Claro que comí bien
mamá, y he hecho más deporte, eso es todo... - comentó riendo con cansancio el
recién llegado.
- También estás más
alto... no te dejaré pasarme! - refunfuñó el padre mientras le daba unas firmes
palmaditas (más bien manotazos) en la espalda que casi le hicieron caer.
- De acuerdo padre...
- susurró Kyuhyun mientras lo saludaba con expresión dolorida. De repente miró
a su alrededor, extrañado por la falta del que suele ser el protagonista en
todos los eventos familiares. - Y Zhoumi?
- No quiso venir...
Dijo que te vería en casa. - contestó su madre mientras observaba al chófer
subir el equipaje al coche. - Y es raro... siempre estaba preguntando por ti...
- Bah, estaría
cansado, no juzgues al chiquillo! - le reprochó su marido.
- No le juzgo, solo
opino! - protestó la señora mientras entraba insolentemente en el coche antes
que él, haciéndole suspirar pidiendo al cielo paciencia. Kyuhyun rió, sus
padres no cambiarían jamás.
No tardaron en llegar
a casa, Kyuhyun dejó las cosas en la entrada, prometiendo que las recogería al
día siguiente. Sacó el móvil, tenía llamadas perdidas de Sungmin. Nada más ver
los mensajes, una estúpida sonrisa se formó en su cara, al mismo tiempo que la
tristeza de no poder verle y la felicidad del amor se peleaban dentro de él.
- Tengo que hacer una
llamada. - dijo excusándose de sus padres y saliendo al jardín mientras marcaba
el número de su novio. - Sungminnie!
- Kyuhyun! - la voz
dulce y afeminada del chiquillo sonó a través de la línea. - Has llegado bien?
Estaba preocupado...
- Babo, te dije que
era un vuelo largo...
- Ya, pero aún así...
Bueno, pero estás bien? Cansado?
- Agotado... - rió
Kyuhyun.
- Descansa todo lo que
necesites, vale? Ve a dormir... - su voz parecía decir que no quería colgar,
pero su deber de novio le decía que debía mandarle dormir. - Me llamarás
mañana?
- No sé yo... me lo
voy a pensar... - rió Kyuhyun. Le encantaba molestarle y escuchar sus protestas
infantiles a través del teléfono. - Era
broma bobo, claro que te llamaré.
- En serio?
- Claro que sí. Me voy
a dormir, te quiero.
- Te quiero.
Colgó y miró el cielo
despejado con un aire melancólico. "Sungmin... "
Nada más girarse, el
corazón le dio un vuelco al encontrarse a Zhoumi mirándole seriamente.
- Zhoumi... - susurró
blanco como la tiza Kyuhyun. Reaccionó rápido. Debía aparentar normalidad. -
Qué tal?
- Con quién hablabas?
- Preguntó fríamente.- A quién quieres
tanto?
- A nadie... no te
preocupes... - Kyuhyun intentaba aparentar calma, pero no era fácil,
seguramente Zhoumi había escuchado toda la conversación.
- No sabía que te
habías echado novio... - se acercó a Kyuhyun arrastrando los pies y mirándole
desafiante. - A diferencia de ti, yo me he mantenido solo, sin acercarme a
nadie, solamente te tenía a ti en mente en todo momento... te he sido fiel.
- Ah, sí? Mira tú que
bien... - ironizó Kyuhyun. - A ver Zhoumi, sí, tengo novio, es un amor, le amo,
le adoro, y no tengo nada de lo que arrepentirme, ni tú nada que echarme en
cara porque no estamos juntos! - añadió un énfasis especial a sus últimas
palabras y se alejó de su hermano.
Más tarde, en su
cuarto, Kyuhyun yacía sobre su cama rodeado de inquietud mientras miraba la
foto de Sungmin dormido que tenía de fondo de pantalla. La acarició con el
pulgar y en un sollozo que ahogó con una almohada, pataleó fuertemente sobre el
colchón. Por qué no podía tener una vida normal? Por qué? Kyuhyun conocía muy
bien a Zhoumi, sabía que su hermano rozaba la locura psicótica y sería capaz de
cualquier cosa para arrebatarle lo más importante. Su mentalidad era
"Quito lo que más espacio ocupe en tu corazón y en ese agujero me meto yo,
aunque sea por la fuerza."
- No quiero que te
hagan daño... No quiero que vuelvas a llorar... - susurró mientras observaba su
pantalla donde yacía el pequeño con expresión dulce y tranquila.
Los días del verano
pasaron, y Kyuhyun finalmente tocó el fondo de los fondos cuando un día, en la
comida, Zhoumi anunció que este curso acudiría con Kyuhyun al internado de
Corea.
- Qué? - exclamó casi
gritando Kyuhyun, levantándose de la mesa. - Por qué?
- Ha insistido
tanto... nos dijo que te había extrañado mucho el curso pasado, no sería capaz
de pasar otro igual, así que decidimos mandarlo contigo. - comentó con calma su
madre.
Kyuhyun, sin alma, se
dejó caer sobre la silla mientras miraba a Zhoumi, quien masticaba
tranquilamente con expresión triunfante y sosteniéndole de forma impertinente
la mirada.
"No..."
Kyuhyun estaba al borde del colapso, no sabía qué hacer, Zhoumi le haría daño a
Sungmin sin remordimiento alguno como no hiciese algo... Quedaba menos de un
mes para volver, y la única solución que veía, por muy dolorosa que fuera, era
alejar a Sungmin de su lado. Borró su número y sus fotos de su móvil, tiró las
que llevaba en la cartera, y pasó de llamarle cada día a ignorar sus llamadas.
Entre lágrimas, cada vez que pulsaba la tecla roja de "colgar",
murmuraba para sus adentros - Ojalá no tuviera que ser así... Lo siento.-
*Flashback End*
Le miré con ojos descorazonadores, tantas llamadas sin
respuesta... ahora todo tenía sentido.
- Pero... no pensaste en hablarlo conmigo? Podríamos haber
encontrado otra solución... - le acaricié el rostro que descansaba sobre mis
piernas, mirando al techo con los ojos húmedos.
- No había otra solución... si te lo contaba habrías
sugerido hablar con él, y eso no es posible, esa era la única opción que
veía... - susurró mientras cerraba los ojos dejando correr una única lágrima
que me apresuré a secar con mi mano.
- Pero...- me miró. - Aún hay cosas que no entiendo...
- Qué cosas? - sujetó mi mano sobre su mejilla, como si
necesitase mi cálido contacto para vivir.
- Pues... - murmuré. - Por qué entonces Zhoumi siguió
acercándose a mí? Y qué era aquello de que no valía hacer trampas? - dirigí mi
mirada a sus ojos, estaba muy curioso sobre todo, aunque poco a poco las piezas
sueltas de mi puzzle mental empezaban a cobrar sentido y se empezaba a
interpretar la imagen.
*Flashback*
La vida en la escuela
con su hermano no era fácil, no habían dejado que nadie supiese de su tipo de
relación, simplemente eran amigos de la infancia, y para la sorpresa de
Kyuhyun, cuando se lo propuso a Zhoumi, éste aceptó de inmediato sin protestar.
Sin embargo, las cosas
no salieron como él había planeado, su plan inicial era que Zhoumi no supiese
quién era Sungmin, pero enseguida el chico llamó también la atención a ojos de
Zhoumi y antes de ser siquiera consciente, Zhoumi estaba intentando hacerse cercano
a él.
Kyuhyun al principio
lograba soportarlo a duras penas, pero hubo un día que no lo logró más: el día
en el que empezó "el juego".
Ya había avisado a
Zhoumi unos días antes de quién era Sungmin, y le había advertido de que no
osase siquiera tocarle un pelo... Gran error por su parte, eso solo alimentó la
competitividad de su compañero, y desde entonces, se esforzaba por hacerse más
y más cercano a Sungmin. Kyuhyun estaba a punto de volverse loco, tenía miedo
de que si volvía al lado de Sungmin, Zhoumi en su locura personal, no lo
dudaría dos veces antes de librarse de él de una forma u otra, pero si seguía
así, protegiéndole desde la oscuridad... Quizás Sungmin acabaría enamorándose
de verdad de Zhoumi? Lo que más sorprendía a Kyuhyun eran las dotes teatrales
de Zhoumi, siempre actuando como el caballero de brillante armadura delante del
débil y derrotado Sungmin.
- Me he cansado ya de
tus estupideces! - gritó Kyuhyun en la parte trasera del edificio escolar,
dándole un puñetazo a la pared y mirando desafiante a Zhoumi, quien
tranquilamente se acomodaba en un banco y le miraba risueño.
- A qué te refieres
Kyuhyunnie? - tomó una margarita entre los dedos y empezó a arrancarle los
pétalos inocentemente.
- Maldito bastardo...
- apretó los dientes mientras se acercaba a él amenazante. - Cuántas veces te
he dicho que te alejes de él?
Zhoumi se encogió de
hombros y con su imborrable sonrisa en la cara, se puso de pie sobre el banco,
haciendo equilibrios en el reposabrazos.
- Pero... - saltó de
éste y se acercó a Kyuhyun de forma socarrona. - me he enamorado.
La vena de la frente
de Kyuhyun se hinchó, amenazando con explotar de un momento a otro. Agarró por
el cuello de la camisa a Zhoumi y lo tiró al suelo, mientras el agarrado solamente
reía histérico.
- Qué pasa Kyuhyunnie?
Tienes miedo de que tu novia te abandone? - reía y reía mientras Kyuhyun ya
levantaba el puño decidido a deformarle ese apuesto rostro.
- No tengo miedo...
Sungmin solamente me ama a mí. - bramó mientras alzaba el puño.
- Quieres apostar? -
Frenó el puño y le miró. Conocía bien a Zhoumi, su alimento para la vida era la
competición, pero estaba seguro de que si la ganaba y Sungmin se quedaba a su lado,
Zhoumi se libraría de él de todas formas...
- Está bien. - Kyuhyun se incorporó y le miró tendido en
el suelo tranquilamente. - Juguemos.
Las normas impuestas
para "el juego" era que no había normas salvo que Sungmin no fuese
herido. Sin embargo, las normas que Kyuhyun se había puesto a sí mismo eran más
duras: no podía hacer que Sungmin creyese que quería volver con él de una forma
amorosa, simplemente alejarle de Zhoumi, hacerle sentir incómodo a su lado...
Esa era la única manera, y le dolía de una forma espantosa.
*Fin Flashback*
- ... pero llegó un momento que se hizo insoportable... -
Kyuhyun hablaba casi en susurros desde mis rodillas, era muy difícil
escucharle, pero más o menos iba entendiendo y mi corazón se iba compadeciendo
cada vez un poco más. - y llegó el momento en el que tenía que volver a tu
lado, protegerte con todo lo necesario contra Zhoumi, que era lo que tenía que
haber hecho desde el principio... perdóname... - me abrazó en un movimiento
rápido, apretándome y hundiendo su cabeza en mi pecho. Mis brazos le rodearon y
me mecí a mí mismo para acunarle a él y calmarle. Él sollozaba de nuevo.
- Está bien Kyuhyun... Está bien... - murmuraba a su oído
mientras él no me soltaba. Una sonrisa tierna se formó en mi rostro. No sabía
que todo eso había ocurrido! Yo vivía en una burbuja de ignorancia mientras a
mi alrededor había una guerra en el que el mayor herido no era yo, era Kyuhyun.
- Podrás perdonarme? - alzó la mirada, aún sin soltarme pero
alejándose unos centímetros.
Le miré confuso, aún estaba procesando toda la información
recibida, había sido también muy difícil para mí pero... era Kyuhyun, era el
hombre que quería a mi lado el resto de mi vida, mi único y verdadero amor...
- ...
- Sungmin? - me miró con desesperación.
- Claro que sí. - sonreí con dulzura y le besé en los
labios, liberando por fin aquella angustia que llevaba guardada todo ese
tiempo... Me correspondió en el acto y ambos nos perdimos entre suspiros y
besos. No supe cuánto tiempo estuvimos besándonos, pero podría haberme pasado
así días y días. Los labios me dolían por las magulladuras y heridas, pero
aquel dolor no era desagradable, era suave y relajante, una anestesia local que
llevaba pidiendo meses.
- Sungmin... - susurró Kyuhyun sobre mis labios.
- Sí?- respondí sin abrir los ojos siquiera, me daba miedo
despertarme de aquel sueño perfecto.
- Te amo. - abrí los ojos y me lo encontré levemente
ruborizado, a esa mínima distancia que nos separaba pero que para nosotros era
un universo.
Sonreí y tras susurrarle un "Te amo" en el oído,
volví a sus labios como si hoy fuese el último día del planeta.
"Te quiero tanto Kyuhyun... Pero tanto..."
*Fin*
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