Abrí los
ojos y mi mirada se dirigió instintivamente al despertador que tenía al lado.
Era casi medio día... Las 11:40 del día 31 de Diciembre. "Fin de
año...", pensé mientras me incorporaba lentamente y arrastraba mis pies a
través del cuarto hasta la ducha.
- Buenos
días, Leo! - N canturreaba villancicos desde la cocina, emocionado. No le
respondí, no era necesario malgastar saliva con él... "Es tan molesto...
Siempre gritando..."
- Leo-Hyung!
- Cerré los ojos y tragué saliva para no amordazarlos a todos y tener un poco
de calma en el piso. "Jamás me dejarán llegar a la ducha, lo sé." Me
giré y al ver sus ojos brillantes mi mal humor desapareció en un abrir y cerrar
de ojos. "Hyuk..." Nunca había sido bueno expresándome, por eso siempre
prefería que los demás intuyesen lo que pasaba por mi mente, y este pequeño
siempre había sido bueno en eso.
- Hyung! -
Repitió, con una sonrisa alegre en el rostro, le miré e hice un amago de
sonrisa. Se dio por satisfecho y me tendió un paquetito. Lo miré y luego volví
a dirigir mi mirada hacia él, confuso. - Sé que por Navidad no me tocaste tú en
el amigo invisible, pero hoy es Fin de Año y quería regalarte algo.
Lo tomé y
bajé la mirada avergonzado. - Gracias. - Susurré y ahogué una sonrisa. Hyuk
soltó una de sus risitas musicales y se alejó de mí en dirección a los demás,
que se peleaban por el mando de la televisión en el salón. Le observé unirse a
la lucha y la sonrisa ahogada resurgió a mis labios de forma natural.
Antes de que
otro de los miembros viniese a interrumpirme, me encerré en el baño y empecé a
dejar correr el agua de la ducha, esperando a que saliese caliente. Me desnudé
y entonces volví a reparar en la cajita que me había dado. Me acerqué con
cautela y la abrí lentamente. Tomé el pequeño marco que descansaba en su
interior y observé atentamente la fotografía. Noté un nudo de emoción en la
garganta y de nuevo, la sonrisa apareció en mi boca. Hyuk me sonreía desde la
derecha de la foto, rodeándome con el brazo en un momento tierno de hace unos
dos años.
- Tenéis que haceros cercanos! No podéis
seguir así porque, además, entorpecéis el trabajo del equipo! - N nos reñía a
Sanghyuk y a mí. Aparté la mirada, odiaba las reprimendas, pero el pequeño
mantenía la mirada baja y asentía. N suspiró y lo siguiente que hizo fue salir
de la sala y dejarnos encerrados dentro. - Ya saldréis cuando seáis capaces de
dirigiros dos palabras agradables seguidas!
Levanté la mirada, sorprendido, pero ya era
demasiado tarde. La puerta estaba cerrada y Sanghyuk estaba tan tenso que
parecía una estatua. Resoplé y me senté en una colchoneta, enfrente de él. Él
me miraba desde su posición, inmóvil.
No recuerdo cuánto tiempo pasó, pero al
final me estaba poniendo tan nervioso que me levanté, le tomé por los hombros y
le obligué a sentarse justo donde yo estaba hace unos instantes. Me senté a su
lado. Hyuk me miró, confuso, y le devolví la mirada.
- Hyung... - Se la retiré, no porque
estuviese enfadado, sino porque acababa de darme cuenta de que el pequeño Hyuk
era adorable desde un plano tan cercano. Y me estaba sintiendo nervioso en
lugar de incómodo. Volví a mirarle de reojo y entonces le vi a él, rojo como un
tomate, mirando fijamente al suelo.
- Taekwoon Hyung... Tú me odias? - Abrí los
ojos y le miré extrañado.
- Por qué debería? - Respondí en un susurro.
Él me miró entonces, ahora era él el sorprendido.
- Porque nunca me hablas... De hecho, no
esperaba que me fueses a responder ahora. - Una sonrisa tímida se formó en su
rostro, y yo me quedé hipnotizado mirándola. No me di cuenta del por qué hasta
que ya fue muy tarde.
- No suelo hablar mucho... - Volví a
murmurar. Su sonrisa se amplió.
- Entonces ya soy feliz! - Exclamó
incorporándose. Tenía miedo de que me odiases y por eso me alejaba de ti, pero
si es porque hablas poco no importa... Hay gente que habla demasiado, no crees?
- colocó las manos alrededor de su boca y susurró el nombre de N. Me eché a
reír sin poder evitarlo. Era muy tierno.
- Amigos? - Me tendió la mano,
sorprendiéndome y cortándome la risa. Le miré a la cara. Tenía una sonrisa
radiante, derrochaba alegría, brillaba... Asentí y la tomé.
Sanghyuk
decidió entonces que había que inmortalizar el momento. Volvió a sentarse a mi
lado, cogió su teléfono móvil y nos sacó una fotografía para enseñársela a N.
No me podía creer que la hubiese guardado todo este tiempo. Volví a meter la
foto con cuidado en la caja para que no se estropease con la humedad y me metí
en la ducha. Me sentía terriblemente feliz, pero mi corazón era consciente de
que solo era un detalle por ser el mayor, por eso no debía hacerme ilusiones.
"Es
imposible que me siga queriendo después de tanto tiempo, verdad?" Sentía
el agua correr por mi espalda, empapándome y trayendo con ella recuerdos
felices y tristes al mismo tiempo.
- Leo-Hyung... - Bajé el libro que estaba
leyendo y dirigí mi mirada hacia él, quien se mantenía asomado a la puerta de
mi cuarto con una sonrisa tímida y las mejillas ligeramente sonrosadas. Esa
visión hizo que mi estómago se encogiese. - Puedo pasar? - Dejé el libro en la
mesilla como única respuesta y él asintió, cerrando la puerta tras de sí y
acercándose a mí con las manos a su espalda.
- Tachááááááán! - Con un movimiento rápido,
me entregó el paquete que traía escondido y se sentó de un salto en mi cama. Le
miré sorprendido y confuso. - Feliz cumpleaños! Es el primero que pasamos
juntos desde el debut!
- Pero... ya me hicisteis un evento hoy... -
Susurré, mientras observaba el intento de envoltura que le había hecho a la
caja. Llena de cinta adhesiva y arrugas.
- Bueno, pero yo quería regalarte algo. -
Movía las manos nervioso y me indicó con la mirada que lo abriese. Obedecí y
saqué un perrito de peluche con un corazón colgado en el collar. - He grabado
algo en el collar. - Explicó. - Pero no lo puedes escuchar ahora, trae mala
suerte! Hoy por la noche, cuando estén todos durmiendo, escúchala. - Se
incorporó a la velocidad del rayo y salió corriendo por la puerta, aunque de
refilón pude ver su rostro aún más rojo que el corazoncito del cachorro
inanimado. - Espero que te haya gustado el regalo! Felicidades, Hyung!
De nuevo en
mi cuarto, abrí el armario y del fondo de un cajón, saqué el perrito. Acaricié
su cabecita con delicadeza, imaginando que quizás fuese la de mi pequeño, y
presioné el corazón aprovechando que todos habían ido a hacer la compra.
- Cumpleaños feliiiiiiz~ Cumpleaños
Feliiiiiiiiiz~ Te deseo, Taekwoonnie Hyung, cumpleaños feliiiiiiz! - Sonreí
con ternura. - Hola Hyung! Soy Sanghyuk!
Supongo que ahora no estarás nada contento porque te he hecho un regalo que
hace ruido... Pero siempre puedes quitarle las pilas! Soy una persona práctica!
- De nuevo, otra sonrisa al escucharle reír a través del pequeño altavoz. - Hyung... - De repente, su tono de voz
cambió radicalmente. Me preparé a mi mismo para volver a escuchar esas palabras
por milésima vez. - Te quiero mucho...
Pero... No como quiero a los demás Hyungs... Yo... Mmmm... Creo que me he
enamorado de ti, Taekwoon Hyung, pero no era capaz de decírtelo en persona y
por eso se me ocurrió esto... Perdóname si te ha molestado! Entenderé que no
quieras volver a hablarme o a mirarme... Pero... si por casualidad quieres
responderme... Te estaré esperando esta noche en el salón, cuando todos
duerman. De verdad que entendería que no quisieras volver a hablarme! Está
bien! No te sientas forzado a nada, Hyung! No quiero eso... Solo quiero que
sepas cómo me siento... Mmmm... Bueno... Esto es todo... Buenas noches, Hyung!
Feliz cumpleaños! ... Te quiero... -
Abracé el
peluche al escuchar las palabras finales siendo susurradas, y me acuclillé en
el suelo con el animalito entre mis brazos, maldiciéndome por haber sido tan
estúpido aquella noche, por no haber entendido mis sentimientos y no haber sido
capaz de atravesar la puerta y corresponderle. Porque sí, yo quería a Hyukkie,
pero me había dado cuenta tarde, muy tarde...
Aún así,
Hyuk amaneció a la mañana siguiente en el sofá, yo estaba con N cuando le
despertó, y su rostro no dejó ver ni un ápice de dolor ni de enfado...
Simplemente nos sonrió como si nada y se disculpó por haberse dormido allí. Me
dedicó uno de sus cotidianos "Buenos días, Hyung!" y se dirigió a la
ducha dando saltitos.
Yo, tan sólo
una semana después, me di cuenta de que también estaba enamorado de él al verle
quedarse dormido en la sala de prácticas. Cuando le cargué hasta el dormitorio,
al sentirle abrazar mi espalda, o cuando refunfuñaba en sueños por no estar
cómodo o tener frío... O cuando hundía el rostro en mi pelo y murmuraba mi
nombre sonriendo... Esos gestos dejaron que mi mente se abriese y se diese
cuenta de lo que estaba pasando en mi interior. Pero era tarde... Y yo no era
tan valiente como Sanghyuk. Yo jamás me había confesado a nadie... Y era tan
malo expresándome con palabras que seguro que la fastidiaría... Por eso, aún
casi un año y medio después, sigo guardándome mis sentimientos y viviendo el
máximo silencio posible.
- Odio
esto... - Le susurré al perrito, que me miraba con sus ojos de plástico
brillantes. - La impotencia de no poder expresarme como quisiera... Y ahora
seguro que es demasiado tarde... Quién sería tan tonto de esperar años por una
respuesta?
Me tumbé en
la cama y apreté del nuevo el corazón del animalito, escuchando la voz de Hyuk
una y otra vez hasta quedarme dormido de nuevo.
- Leo! - N
entró en mi cuarto como un huracán, dándome un susto de muerte y, de paso,
despertándome. - Mueve ese culito y prepárate! Vamos a comer!
Me restregué
los ojos y me quedé helado al ver a Hyuk en la puerta, dejando salir a N, que
iba a poner la mesa. Yo no era el único helado. Hyuk miraba al perrito que
descansaba entre mis brazos con una expresión clarísima de pánico.
"Mierda."
- Yo... Esto
no... - Intenté explicárselo pero, como de costumbre, las palabras no querían
salir. Me sentía estúpido.
- No pensé
que lo hubieses guardado... - Murmuró y dibujó una sonrisa suave en su rostro.
Tras unos segundos mirándonos, Hyuk bajó la mirada y cambió su expresión
melancólica por una alegre, la que solía usar siempre. - Hyung! Hongbin ha
comprado pollo! Nos lo vamos a comer todo, así que date prisa o te quedarás sin
comida hasta la cena! - Fruncí el ceño. Hyuk ni me miraba al hablarme, como
solía hacer. Cerró la puerta tras de sí al acabar su actuación, porque eso
había sido claramente teatro puro, y cerró la puerta al salir.
Miré al
chucho con el ceño aún fruncido. Me costaba mucho generalmente entender a la
gente, y más aún a la gente entenderme a mí, pero esto me había descolocado por
completo.
- A qué
venía esa expresión? - Murmuré recordando la cara de Hyuk al ver el peluche. Obviamente,
no obtuve respuesta, así que lo devolví al fondo del cajón, coloqué la foto de
Hyuk sobre la mesa de noche y salí de mi cuarto antes de que esas bestias
devorasen hasta los huesos del pollo.
- Quién
cocinará esta noche? - Preguntó Ravi con la boca llena de arroz. Le miré con
reproche y tragó enseguida. - Es fin de año, deberíamos celebrarlo bien!
- Piedra,
papel o tijera? - Preguntó Hongbin.
- Eso es de
críos! - Chilló Ken con una voz excesivamente aguda. - Juguemos a ver quién da
la nota más alta!
Todos
ignoramos su sugerencia.
- Yo creo
que lo bonito sería que lo hiciésemos entre todos... Para que sea más
significativo. - N sonrió de forma maternal y nos miró con ternura.
- No sería
mala idea si no fuese porque siempre que trabajamos en equipo, tú te escaqueas.
- Reprochó Hongbin.
- Qué
exagerado eres, Binnie! - Protestó N.
Hyuk se
mantenía en silencio, comiendo sin parar, como si no tuviese fondo. Le observé,
también en silencio, preocupado por lo que podría estar pasando por su cabeza.
- Leo, tú
qué opinas? - Ken me integró en la discusión sin que nadie se lo pidiese, por
supuesto. Me encogí de hombros como única respuesta.
- Yo voto
por lo de hacerlo entre todos... Pero cuando digo todos, quiero decir TODOS. -
Ravi recalcó con especial énfasis la palabra y todos rieron y acordaron hacer
eso.
- Bueno,
habrá que dividir las tareas entonces... - N sacó un bloc de notas del mueble
que tenía a sus espaldas y un bolígrafo del bolsillo. - Chef principal? Yo, por
supuesto. - Sonrió alegremente a todas las quejas de los demás. - Pinches?
Binnie y Ken. Limpieza? Ravi, que es un negado de los alimentos. Y... me
faltáis vosotros dos... - Hyuk y yo levantamos la mirada, temiendo lo peor. -
Id a la compra, que faltan cositas por coger.
- Hyung! -
Hyuk se apresuró en mostrar su desacuerdo con el plan. Eso me dolió... Antes
nunca habría tenido objeción en estar conmigo. - Hemos ido a la compra hace tan
solo unas horas!
- La compra
de la comida, pequeño, pero si hacemos cena de fin de año hay que hacerla bien!
De nada
sirvieron las quejas de Hyuk, N hizo una lista rápida y se la dio junto a un
sonoro beso en la mejilla que solo sirvió para que Hyuk se quejase aún más... Y
para hacer que la vena del cuello se me hinchase. "Eso era
necesario?" - Te parece bien, Leo?
Miré a Hyuk
de reojo, que observaba a N con resignación, y asentí con un suspiro. Discutir
con él era tontería, siempre acabaría ganando de una forma y otra.
Recogimos la
mesa entre todos y yo volví a mi cuarto. Aún tenía un rato para descansar antes
de que el lío de la maldita cena empezase.
- Hyung? -
Escuché llamar a la puerta, pero ésta no se abrió. - Soy Hyuk...
Me
sorprendí, pero me dirigí a la puerta y la abrí. Hyuk bajó la mirada en cuanto
mis ojos se toparon con los suyos y empezó a mover las manos, como siempre que
hacía cuando estaba nervioso. Le indiqué con la mano que pasase y obedeció en
silencio, pero se quedó en medio del cuarto sin tomar asiento.
- Estabas
ocupado?
- Está bien.
- Murmuré.
- Ah... -
Tragó saliva. - Esto... Está bien que vayamos juntos al supermercado?
Le miré,
interrogante. Me encantaba eso de Hyuk... Nunca había tenido que usar
demasiadas palabras para entenderme con él... Solamente una mirada y él sabía
lo que yo quería decir... Jamás nadie lo había entendido tan claramente como
él.
- Es que...
El muñeco... He pensado que quizás estarías enfadado por haber vuelto a
escuchar esas estupideces y tal... - "Estupideces!?" Me incorporé de la
cama de un salto, sorprendiéndole.
- No, yo...
- "Ahora, Leo... Explícaselo todo! Ahora es el momento ideal!" La
idea la tenía clarísima, pero mi mente no reaccionaba. Resoplé frustrado y miré
al parqué. Me odiaba a mí mismo.
- Hyung. -
La voz seria de Hyuk me hizo mirarle. - Eso ya pasó. Siento haberte hecho pasar
por un momento incómodo y prometo que no volverá a pasar. He madurado en este
tiempo y he corregido errores. Por eso creo que lo mejor es olvidar lo que ha
ocurrido hoy y hacer como si nunca hubiese pasado, no?
No tenía
palabras. Un error? Yo era un error? Estupendo...
No tuve más
remedio que asentir y recibir con los brazos abiertos la sonrisa del pequeño.
- Perfecto
entonces. Prepárate, que en un rato nos vamos, que N ya ha tomado el mando de
la cocina y esto parece un reality
show! - Rió y salió del cuarto, dejándome a mí dentro con mi frustración y mi
tristeza. Porque sí, escuchar de la persona a la que quería que yo no había
sido más que un error, una confusión, y además que su confesión, a la que
tantas veces me había aferrado en momentos difíciles, no era más que una sarta
de estupideces, me ponía profundamente triste. Pero de qué servía eso? Tampoco
sabía expresarlo. Toda la vida había sido una persona que interiorizaba las
cosas, pero... Había llegado un momento en el que sentía que me sobrepasaba.
Me puse los
guantes en cuanto salimos del edificio y nos dirigimos al supermercado más
cercano.
- Tenemos
que ir a uno grande! Así tendremos todo en el mismo local y no tendremos que
andar de paseo por ahí! - Hyuk iba memorizando la lista y quejándose de que
había cosas completamente innecesarias. Asentí y busqué en el teléfono el
supermercado más grande que tuviésemos alrededor. Había uno no muy lejos y nos
encaminamos hacia allí.
- Jamás
había estado aquí, y tú? - Negué con la cabeza mientras desenganchaba un
carrito en la entrada del sitio y ambos nos adentrábamos en el inmenso
supermercado. No pude evitar sonreír cuando vi la boca de Hyuk abrirse de par
en par al observar la inmensidad del sitio. - Es gigante!
Asentí sin
borrar la sonrisa y le quité la lista para empezar nuestra tarea.
No sé en qué
momento Hyuk me tomó del brazo, pero estaba firmemente agarrado y no se
soltaba. Quizás tenía miedo a perderse, pero la verdad es que no me importaba
en absoluto, al contrario; me sorprendió lo cómodo que me resultó su contacto.
- Oppa! -
Hyuk y yo nos giramos al escuchar a una niña detrás de nosotros. Era minúscula,
no debía de tener más de cuatro años. Hyuk sonrió y se agachó hasta quedar a su
altura.
- Hola,
señorita! - Saludó alegremente, arrancándome otra sonrisa. Me agaché con él y
saludé a la pequeña con la mano. - En qué podemos ayudarte?
- Oppa, me
he perdido... - La pequeña hizo un puchero que sólo alimentó más nuestras
sonrisas. - No encuentro a mi madre... Qué debo hacer? - Hyuk me miró y yo me
encogí de hombros.
- La
adoptamos temporalmente? Puede que nos encontremos con su madre mientras
hacemos la compra... Y si no ya avisamos a seguridad. - No me pareció mala
idea, así que tomé a la niña entre mis brazos y la coloqué en el carrito. Ella
parecía feliz rodeada de verduras y alimentos varios.
- Ahora sois
mis papás! - La pequeña reía feliz mientras Hyuk le ponía caras. - Tú eres el
papá número uno! - me señaló y luego señaló a Hyuk. - Y tú eres su novia, mi
otro papá!
Hyuk y yo
nos miramos de reojo, noté como una suave incomodidad empezaba a espesarse en
el ambiente.
- Un
momento... - Murmuró Hyuk, cambiando su expresión. - Y por qué soy yo la novia,
eh? - Le reprochó a la pequeña entre risas y empezó a hacerle cosquillas. La
niña chillaba y reía como una loca mientras yo intentaba calmar mi interior
observando a esos dos seres, cada cual más infantil que el otro, jugar.
En ese
momento me replanteé muchas cosas... Yo sabía que en este mismo instante estaba
enamorado de Hyuk, pero... Y mañana? Llevaba estándolo un par de años, pero eso
qué significaba? Y el día de mañana? Y dentro de veinte años? Yo jamás me había
enamorado de un hombre... No podría tener hijos, ni una familia normal, que
siempre había sido mi sueño... No podríamos casarnos, jamás enseñaría a mis
hijos a andar en bicicleta o jugar al fútbol...
Le miré una
vez más. Volvía a tener tomado mi brazo, y estaba observando atentamente la
inmensa nevera de natas y yogures en busca de la marca que N había anotado.
Verle ahí, atento con la niña, concentrado en algo tan banal, esforzándose
hasta en esto... Hizo que todo lo demás me diese igual. Yo quería pasar el
resto de mis días viendo esa expresión, esa sonrisa brillante y sus ojos
almendrados. Escuchando sus quejas y sus risas, sus comentarios y sus dudas,
ayudándole en lo posible y estando día sí y día también junto a él... Si dentro
de veinte años no estábamos juntos, pues es la vida, pero actualmente mi vida y
Sanghyuk van unidas, pegadas la una a la otra, y eso era lo que más claro
tenía.
- Creo que
esto es todo... - Murmuró poniendo un pavo en el carro. - No me parece normal
que hayamos comido pollo y ahora vayamos a comer pavo, pero bueno... Ellos
sabrán! Yo solo quiero comer! - Sonreí y él rió.
- Jieun! -
Una señora corrió hacia nosotros.
- Mamá! -
Nuestra pequeña abrió los brazos para recibir a su madre, que nos miró con
desconfianza. - Mamá, ellos son mis oppas-appas! - Sí, ese era el apodo que nos
había quedado a lo largo de la compra. - Me han cuidado y me han regalado esto!
Le enseñó
con orgullo una piruleta a su madre, la misma que Hyuk llevaba en el bolsillo
hace unas horas. La madre parecía más tranquila después de inspeccionarla una y
otra vez por si le habíamos roto algo o robado alguno de sus organitos.
- Gracias
por cuidarla... Es una inquieta y en cuanto me despisto desaparece! - Nos dijo
la mujer, colocando a la niña en su carro.
- Es
preciosa, nos lo hemos pasado muy bien con ella. - Respondió Hyuk,
despidiéndose con la mano.
- Sois
pareja? - Miré a la señora, incrédulo. "Será cotilla...!?"
Hyuk se echó
a reír y negó con la cabeza. Nos despedimos de nuestra niña adoptada temporal y
fuimos a pagar.
- Oye, te
has dado cuenta de que no nos ha reconocido nadie? - Dijo Hyuk, cargando con
sus bolsas de regreso a casa. - Me
siento tan poco idol en estos casos... - Hizo un puchero y acto seguido se echó a reír. Sonreí y asentí.
- Pero me hace querer trabajar más duro! Para que todo el mundo me señale y
diga: Ese es Hyuk de VIXX! Tú no?
Asentí con
una sonrisa y, por fin, llegamos a casa.
- Me van a
tener que amputar los dedos por tu culpa! - Hyuk nada más dejar las bolsas en
la cocina, fue a lloriquearle a N. - Míralos! Están morados! Todo por el peso
de tu maldito pavo y tus verduras varias de guarnición!
N reía ante
los gritos del maknae sin darles más importancia de la mínima obligatoria.
- Cómo vais?
- Me acerqué a Hongbin, que daba vueltas a una olla que parecía contener un
tipo de sopa no identificable.
- Pues...
Bien... Bajo la dictadura del Líder, pero bien. - Rió y asentí, dándole unas
palmaditas en el hombro como único ánimo. Yo ya había cumplido y me iba a mi
cuarto a descansar y a pensar en el día de hoy.
Después de
tumbarme en mi cama durante dos horas eternas, me levanté y, siguiendo las
órdenes de N, busqué un traje en el fondo del armario.
- No sé para
qué tengo que arreglarme si no vamos ni a salir de casa... - Murmuré mientras
me abotonaba la camisa.
En ese mismo
momento que terminaba de meterme la camisa por dentro de los pantalones,
llamaron por enésima vez a la puerta en lo que iba de día. "Me la van a
gastar...", pensé mientras ésta se abría sin esperar respuesta.
- Hyung! -
Hyuk se metió a mil por hora en mi cuarto, cerrando tras de sí y echando el
pestillo justo a tiempo para que N se diese de morros contra ella. - Ayúdame!
Enarqué una
ceja mientras escuchaba a N chillando al otro lado de la puerta y al pobre Hyuk
a medio vestir con la respiración cortada por la carrera.
- Eres el
maknae! Tienes que obedecer!
- No me voy
a poner un vestido! Déjame vivir!
- Jamás!
N golpeaba
la puerta sin cesar, Hyuk se metió en mi armario y de repente me vi en una
situación completamente absurda. Resoplé, armándome de la escasa paciencia que
tengo, y avancé a zancadas hasta la puerta, abriéndola con brusquedad y
sorprendiendo a N, que sostenía un vestido de gala en la mano. Lo observé y
luego le dediqué una mirada aprensiva.
- Tengo que
interpretar la situación como que estás dándole golpes a mi puerta y pegando
gritos cerca de mi habitación, a sabiendas de cuánto odio el ruido, porque
quieres que el enano se travista? - N tragó saliva y se empezó a hacer pequeño.
- Es eso, Líder? Me estás molestando por otro de tus estúpidos fetiches? - N ya
era del tamaño de un tomate cherry
cuando escondió el vestido a su espalda y negando suavemente con la cabeza,
desapareció tras la puerta de su cuarto. Cerré entonces la mía y tras
asegurarla con el pestillo, abrí las puertas del armario para evitar que Hyuk
falleciese por falta de oxígeno.
- Gracias,
Hyung... - Susurró, saliendo con cuidado del armario y recolocando la ropa que
había desordenado a su paso. Cerró las puertas y se apoyó en el armario,
resoplando.
Le miré el
pecho prácticamente desnudo; traía la camisa a medio abrochar y lo abrochado no
estaba precisamente ordenado... Parecía que llevaba puesto un harapo.
- Huy! Lo
siento, Hyung! Las prisas... - Hyuk se dio cuenta del lugar en el que mis ojos
estaban fijos y empezó a abotonarse la camisa. Tragué saliva. Algo empezaba a
arder en mi interior... Algo desconocido deseaba que en vez de arreglarse la
camisa, hiciese lo contrario.
En un
arrebato, tomé sus manos temblorosas y húmedas por el sudor. "Está
nervioso?" No podía comprobarlo, me sentía demasiado violento con solo
pensar en mirarle a la cara, pero mis manos comenzaron a moverse solas y a
desabotonar de nuevo todos y cada uno de los botones.
- Hyung? -
Alcé la mirada, encontrándome con un niño, porque al fin y al cabo no era más
que un crío, con los ojos brillantes y el rostro colorado. Quise sonreír, pero
no salió de mí, de hecho mis manos empezaron a abotonar su camisa de nuevo
mientras mi cerebro emitía órdenes confusas que ni él mismo entendía. Llegué a
la zona de su clavícula y echando un último y rapidísimo vistazo a su piel
virgen, cerré el telón de seda blanca.
Me aparté de
él, con la mirada baja y con ganas de morirme de la vergüenza. Le había
tocado... Yo, por mi propia voluntad! No me lo podía creer... Pero ahora
llegaba el temor, o más bien pánico, a su reacción. Entonces, noté un lazo
alrededor de mi cuello, un lazo negro y ancho...
- Si te vas
a arreglar, hazlo bien. - Susurró, mientras temblaba como un flan intentando
atarme la corbata. Temblaba mucho y yo no lograba entender por qué. Levantó la
mirada, encontrándose con mis ojos, y al ver esa expresión nerviosa y tímida,
llorosa y confusa, algo nació en ese momento en mi interior. Tomé sus manos y,
dejando caer la corbata al suelo, las coloqué en mi nuca, acercándole a mí, y
con un intento muy patético de decisión, le rodeé la cintura.
Hyuk tragó
saliva, pero no se alejó en ningún momento de mi cuerpo. En ese momento intenté
aproximarle algo más a mí, y para mi sorpresa tampoco se resistió. Notaba su
pecho respirando aceleradamente junto al mío, sus manos entrelazadas sobre mi
nuca, e incluso alguna discreta caricia de sus dedos en mi pelo. Nos mirábamos
a los ojos, nada más, intento averiguar qué pensaba el otro, pero ninguno
dejaba mostrar ni una pizca de lo que cruzaba su mente.
Algo se
cruzó por mi mente en ese momento... Llamémosle arranque de locura o quizás
falta de control, pero me acerqué a sus labios muy despacio, y Hyuk no alejaba
su rostro al ver al mío aproximarse. Poco a poco, acortando la distancia de una
forma eterna, Hyuk cerró los ojos y entonces la distancia murió. Un casto y
puro beso, solo eso, era lo que necesitaba para conseguir abrir mi interior, la
caja de mis sentimientos amordazados. Rocé sus labios con los míos muy
suavemente, despacito, lo justo para no asustarle y yo calmar este ardor que
sentía en el pecho. Pude sentir sus manos aferrarse a mi cuello, pegándome aún
más a él y convirtiendo la caricia en un choque brusco pero en absoluto
indeseado. Correspondí y sentí cómo abría levemente la boca; un desafío que no
iba a rechazar, y me adentré en ella, saboreándola y recorriéndola con ansias.
"Cómo podía haber vivido antes sin esto?", pensé el instante antes de
que Hyuk abriese los ojos y me diese un empujón, alejándome de él y dejándome
con frío, mucho frío.
- Sanghyuk,
yo... - Tarde. Hyuk se había secado las lágrimas que apenas me había dejado ver
y había salido corriendo por la puerta. Caí sobre mis rodillas y pegué un
puñetazo en la alfombra. Uno? No... Muchos más... Descargué mi rabia y mi
confusión hasta que mis nudillos ardieron y sintieron el dolor de la piel
desprenderse. - Yo te quiero... - Sollocé, secándome las lágrimas con rabia e
ignorando el escozor del líquido salado en mis heridas.
- A
CENAAAAAAAAAAAAR!
- N, que no
grites!
- Calla,
Hongbin!
Juro, por
todo lo que conozco, que jamás en toda mi vida había vivido un momento tan
incómodo como esa cena. Todos riendo y bebiendo, mientras que yo cumplía mi
papel de alma en pena del grupo y a Hyuk parecía que le había atropellado un
camión.
- Podías
haberte peinado un poco al menos, no? - Le riñó el líder. La única respuesta
que obtuvo fue un encogimiento de hombros y un sollozo.
- Déjale!
Seguro que aún le duele el brazo... - La excusa que el pequeño había dado a los
demás para explicar su deplorable aspecto y su falta de alegría era que se
había caído de la litera y se había hecho mucho daño. "Es una excusa
patética..." - Quieres que vayamos a una farmacia? O al hospital? -
Hongbin le observaba con preocupación. Hyuk negó con la cabeza sin levantar la
mirada y rompió mi corazón un poco más. Podía soportar mi propio dolor, pero
verle sufrir a él? Verle triste? Sin su sonrisa permanente? Prefería morir a
vivir viendo eso.
- Le voy a
traer hielo para que se lo ponga, por si acaso. - Dijo Ravi, levantándose.
- No queda!
Tráele guisantes congelados! - Miré a Ken, siempre me sorprendían sus
comentarios absurdos y fuera de lugar... Nunca sabías con qué podría salir.
Ravi no dijo
nada y simplemente obedeció, tendiéndoselos a Hyuk, que los aceptó con un amago
de sonrisa y se los colocó en el brazo. Negué levemente con la cabeza y
continué comiendo. No tenía nada de hambre, pero prefería forzarme a aguantar
el interrogatorio que me harían.
- Cuáles son
vuestros deseos para el año nuevo? - Preguntó entonces Hongbin.
- Si los
decimos no se cumplirán! - Replicó Hongbin.
- Eso es un
mito... Solamente tienes que cambiarle las palabras y meter sinónimos por todas
partes y listo! Un deseo nuevo pero que significa lo mismo! - Todos rieron ante
la ocurrencia de Ken. Todos menos yo y el niño de los guisantes.
- Yo
deseo... - N apoyó la cara entre sus manos, pensativo. - Yo quiero que el año
que viene nos vaya tan bien como este y que seamos un VIXX mejor y más
brillante.
Todos aplaudimos
a nuestro líder (unos con más entusiasmo que otros...) y el turno pasó a Ken.
- Yo deseo
que ganemos muchos premios, que tengamos muchas fans fieles y poder comer sin
engordar! - Ahora el entusiasmo subió de nivel con su último comentario y todos
rieron. Yo me conformaba con dar palmadas suaves y mal acompasadas para dar el
pego.
- Hyuk? - Le
llegó el turno.
Alzó la
mirada y sonrió de esa forma de nuevo. "No hagas eso..." - Yo?
Bueno... Yo deseo que nos vaya muy bien a todos en el futuro, y que pase lo que
pase, siempre podamos seguir siendo amigos y compañeros. - Tragué saliva al
pillar las indirectas y los demás aplaudieron mientras sonreían por las
palabras del más pequeño.
- Pues yo
deseo que N Hyung deje de acosarnos a todos el año que viene! - Gracias al
comentario de Ravi, los aplausos pasaron a comentarios de apoyo a grito pelado.
- Yo deseo
que Ken deje de imitar a un mosquito en los programas de televisión! - Exclamó
Hongbin, recibiendo la misma reacción anterior excepto por Ken, que se metió en
su papel de señora y empezó a regañar.
De repente,
me encontré entre la espada y la pared.
- Y tú, Leo?
Miré a Hyuk
de reojo, observando sus ojos tristes.
- Yo... -
Susurré, como de costumbre. - Yo deseo poder aprender a expresarme mejor en el
futuro, a decir lo que pienso y a tener el valor como para poder obtener lo que
más deseo. - Hyuk bajó la mirada y tragó saliva, nervioso. Me aplaudieron no
muy convencidos de mis palabras, pero lo dieron por válido.
- A brindar,
no? - Ravi descorchó el champán y lo sirvió en las copas. - Feliz año nuevo,
chicos!
Brindamos y
le dimos un trago a la copa antes de irnos cada uno a nuestro cuarto para
llamar a la familia y amigos.
Hyuk me
siguió hasta mi cuarto y antes de que pudiese preguntar a qué se debía, cerró
la puerta con pestillo y se giró con expresión seria.
- Tenemos
que hablar, Hyung. - Se sentó en mi cama y me indicó que le imitase. Lo hice. -
Por qué me besaste?
"Porque
te quiero... Porque estoy enamorado de ti!". Esas palabras habrían sido
ideales para el momento, pero nada salió de mi boca. Nada. Tenía un nudo en la
garganta.
Hyuk me
miraba, y notaba cómo sus ojos se iban humedeciendo a medida que mi silencio se
prolongaba. Yo no quería eso! No quería hacerle llorar! Pero lo hice... Las
lágrimas empezaron a bañar sus mejillas y asintió en silencio, bajando la
mirada.
-
Entiendo... Jugando, no? Está bien... No pasa nada... - Se incorporó. - Lo
siento por hacerme ilusiones, Leo Hyung. No volverá a pasar. Feliz año.
- NO! - Le
agarré por la muñeca y con un movimiento brusco le atraje hacia mí, aprisionándolo
entre mis brazos con fuerza. - No te vayas... No te vayas... - Susurré. - NO ME
DEJES SOLO!
Hyuk me
miró, sorprendido por mi grito y le devolví la mirada. Estaba claramente
confuso.
- Leo...
Suéltame. - Murmuró. Mis brazos no se movieron ni una pulgada. Sus ojos se
inundaron de nuevo y hundió su rostro en mi pecho, empapándome mientras me daba
débiles puñetazos en el pecho. - No me hagas esto, Hyung... Déjame ir...
- No quiero
dejarte ir, ese es el problema... Lo hice una vez, pero no volverá a pasar...
No a no ser que me lo pidas. - Susurré, provocando que llorase aún más y el
pánico me invadiese. No sabía qué hacer.
- Eres un
idiota... Por qué esta noche? Mi propósito de año nuevo era olvidarte, sabes?
Llevo seiscientas noches esperándote en ese maldito salón... Y todas las noches
yéndome a dormir con la esperanza de que mañana fuera diferente... - Hyukkie
sollozaba sobre mi pecho, pegándome sin descanso, pero no me importaba. Me lo
merecía. Cerré los ojos, arrepentido, y posé mis labios sobre su cabeza
suavemente, aspirando el olor de su pelo, su olor.
- Yo... -
Llegaba mi turno de sincerarme. - Llevo enamorado de ti mucho tiempo... Ya lo
estaba antes de darme cuenta siquiera... Pero cuando me di cuenta ya había
pasado la noche de mi cumpleaños y creí que simplemente lo habrías dejado
pasar... No sabía que me habías estado esperando... Lo siento, no me lo
merezco. - Susurré, aflojando un poco la fuerza de mis brazos. Hyuk no tardó en
deshacerse de ellos y alejarse un paso atrás. De nuevo, sentía frío.
- Me estás
diciendo... Que me quieres? Que fue un beso de verdad? - Murmuró entre
sollozos, y yo le respondí asintiendo la cabeza en silencio. - Puedo...?
Le miré
confuso, pero entonces se acercó a mí y me besó. Con cuidado, con suavidad,
como la primera vez. Mi cuerpo actuó por sí mismo, sujetando su cintura y
aproximándole a mí. Sonrió sobre mis labios y le correspondí.
-
Entonces... Ahora eres mi novio? - Sonreí aún más ampliamente por la inocencia
que derrochaba. Asentí en silencio y su sonrisa se transformó en una expresión
facial completa de auténtica felicidad. De un salto rodeó mi cintura con sus
piernas y me abrazó.
- Te quiero,
Hyung! - Reí y con una mirada le respondí. La entendió perfectamente, porque me
plantó un sonoro beso en los labios que me sorprendió y me encantó al mismo
tiempo. - Puedo dormir aquí hoy?
"QUÉ!?"
Negué con la cabeza inmediatamente, desenredando sus piernas y dejándole con
cuidado en el suelo.
- Qué? Por
qué no? - Le miré con los ojos como platos. "Este niño..."
- Porque
ahora... Ahora no es lo mismo.
- Pero...
- NO.
Hyuk hizo un
puchero y se fue por la puerta sin despedirse. Resoplé y me dejé caer en la
cama con una sonrisa en el rostro. Me daba igual que se hubiese enfadado, ahora
estábamos juntos y la sensación era maravillosa.
Me incorporé
al escuchar la puerta abrirse y a Hyuk entrando por ésta, volviendo a cerrarla
bien cerrada, y caminando hacia mí con decisión.
- Qué te he
dicho? - Susurré. Pero me hizo caso omiso. Se sentó sobre mi cadera, y
empujándome sobre la cama, se recostó encima de mí y me besó con ansias. Mi
cerebro daba órdenes de detenerle, pero mi cuerpo no reaccionaba.
- Hyung... -
Susurró lamiéndose lentamente la saliva de la comisura de sus labios. MI
saliva. - Espero que así lo entiendas mejor... Pero llevo dos años esperando
esto... De verdad que no me vas a cumplir mi deseo?
- Hyuk...
Yo... No... - No me dejó continuar. Me quedé hipnotizado viendo como
desabrochaba los botones de su camisa uno a uno, los mismos que yo había
abotonado no mucho antes. Le miré, desesperado. No sabía qué hacer... Me dejaba
llevar por el deseo (que no era poco) o era consciente y responsable como
Hyung? La tela se deslizó por sus hombros ahora desnudos y la respuesta estuvo
clara. Me abalancé sobre su boca, incorporándome y tumbándole para colocarme yo
encima. Hyuk reía sobre mis labios mientras luchaba con mis botones; le ayudé
arrancándome la camisa de cuajo. "Que le den a los botones...
Sobran."
Su piel era
suave y tersa... Sin imperfecciones. Y si las tenía eran invisibles para mí.
Era salada y dulce a la vez, el manjar más exquisito jamás probado, y la visión
de él sonrojado debajo de mí, mordiéndose el labio para evitar hacer más ruido
del necesario, la primera maravilla del mundo a mis ojos. "Sólo yo puedo
verte así... Solo yo!" Le arranqué el cinturón y el pantalón, haciendo lo
mismo con el mío a continuación. Ya era imparable.
- Espera...
- Hyuk me sostuvo la mano cuando estaba agarrando la goma de su ropa interior.
Me temí lo peor. "Lo sabía... Le he asustado..." - Puedes... Puedes
apagar la luz? - No pude evitar sonreír al escucharle, sonrojado y sudado. Le
besé la frente, sintiendo como podía morir en ese mismo momento de absoluta
felicidad, y asentí. Me levanté mientras aguantaba mis ganas de ponerme a
saltar por todo el cuarto y chillar como un loco. "Tiene que ser un
sueño..."
No era un
sueño. Cuando volví a recostarme sobre él en la oscuridad, notar sus besos
sobre mis nudillos heridos, sus labios en mi cuello, sus manos por mi cuerpo...
No, no era un sueño.
Le saqué la
ropa interior, escuchando un ligero gemido de liberación y sonreí, besándole
los labios con suavidad, transmitiéndole seguridad para calmar sus nervios...
-
Despacio... - Murmuró, y le respondí con un beso mientras mis manos le
preparaban.
Hyuk gemía y
protestaba debajo de mí, pero cada vez que le preguntaba si quería parar,
sujetaba mi mano con decisión y la movía bruscamente dentro de él.
-
Despacio... - Repitió en un susurro a mi oído que lo único que hizo fue que
quisiese tomarle sin piedad alguna, entrar bruscamente y calmar este ardor de
una vez... Pero le quería demasiado como para hacerle eso... Le bañé el rostro
a besos y sentí cómo mordía mi labio a medida que me introducía en él.
- Duele? -
Le pregunté, preocupado. Negó con la cabeza, pero su expresión decía lo
contrario. - Lo siento, Hyukkie... - Me moví un poco para empezar a
acostumbrarle y noté el sabor de la sangre en mi boca por la fuerza de sus
mordiscos. No me importaba... Hasta eso era hermoso.
Toda la
noche juntos, la primera noche, eterna, insaciables, nos faltaron horas antes
de, finalmente, llegar exhaustos al éxtasis casi a la vez y recostarnos juntos
el uno al otro.
- Me has
manchado... - Susurró Hyuk con una sonrisa cansada mientras se limpiaba con un
pañuelo de papel los muslos.
- Lo
siento... - Murmuré, pasándole más, avergonzado por la situación. Cómo podía él
parecer tan tranquilo? - Te duele? - Susurré mientras dejaba que me limpiase el
abdomen, manchado por ambos. Asintió con una sonrisa absolutamente feliz que me
contagió.
- Duele
muchísimo... Pero eso me hace ver que no es un sueño... Me gusta... - Susurró y
me dio un beso casto en la mejilla. - Menos mal que mañana tenemos vacaciones.
- Rió y sonreí aún más ampliamente, recostándome en la cama y recostándole a mi
lado con cuidado.
- Se ha
cumplido mi deseo de año nuevo... - Murmuró Hyuk, mirándome a los ojos con esa
sonrisa traviesa.
- Y a mí
todos los del año. - Susurré antes de rodearle entre mis brazos y escuchar su
risa alegre. La adoraba.
- Quédate
para siempre a mi lado, Hyung...
- Hasta que
tú me pidas que me vaya...
- No me
hagas caso... Ni entonces me hagas caso.
Le sonreí y
asentí a su petición.
"Va a
ser un gran año.", pensé mientras observaba nuestra fotografía sobre la
mesilla y a Hyuk durmiendo sobre mi pecho.
"Me esforzaré para poder decirte todos
los días cuánto te quiero..."
FIN
Emm... Hi~~ XD
ResponderEliminarPero qué cosa más hermosa he leído! De verdad, no sé cuántas veces te lo he repetido, pero me ha encantado la forma en que describías todo, especialmente la forma de ser de cada uno, hay Fanfics que los lees y quieres pegarte un tiro (lol), pero como tú los escribes es espectacular, pude imaginarme a la perfección todo, en definitiva, Amé cada pequeña frase de la historia <3
Gracias por escribir sobre ellos, no solo sobre LeoHyuk, sino sobre VIXX~~ (Me encantan)
Nos vemos~
Emm... A ti ya te conozco xD El "Hi~~" sobra xD
EliminarLo del tiro también sobraba... D: AQUI SUISIDIOS NOH!
A mí también me encanta VIXX... De hecho, en secreto público (?) tengo preparado un Neo muy cuqui <3
Chuuuuus p'atí ^^
Pero el "Hi~~" mola (?) XD
EliminarNEO!! *O* esperaré a leerlo, lo leeré, tenlo por seguro
lol, aquí no me pego un tiro entonces, de todas formas aquí mola todo, pa'qué lo haría? XDD
Acepto tus Chuuus y te envío otros Chuuuuuuuus (?)
¿Respuesta rara? perdón, es el calor agobiante (¡Te odio verano! *IMISSYOUINVIERNO*)
¡Nos leemos! C:
Mola coca-cola (?) Tengo que dejar de ver series de los 80...
EliminarNEO IS RIAL!
Suicidios prohibíos que luego tengo que limpiarlo yo y no me llega el Fairy.
Pues yo colecciono tus Chuus y los meto en el baúl de los recuerdos (uuuuh~)
Dímelo a mí... No puedo esperar a estar a menos diez grados otra vez.
Siii~