- Dios mío… Qué he hecho?
Ahí me veía yo, de rodillas en la cama mirando a Jinyoung, tumbado a mi
lado, con expresión de calma absoluta mientras yo sentía a mi cerebro colapsar.
Cómo se me había ocurrido esta locura? Qué narices había pasado por mi mente
enferma para llegar a estos puntos?
Respiré hondo, cerré los ojos y regulé mi pulso… “Está bien… Todo esto es
un sueño, Gongchan… Ahora, vas a abrir los ojos muy lentamente, y te
despertarás en tu cuarto, en tu cama, vestido y solo… Insisto en lo de VESTIDO
Y SOLO.” Abrí los ojos y ahí volvía a estar él, desnudo, y por más que ojeé
debajo de mi sábana, yo también lo estaba. “Mierda.”
Desesperado, me cubrí la cara con la sábana y la apreté con los puños.
Quería gritar, chillar, romper cosas y, por último, saltar de ese piso treinta
y cuatro sin mirar atrás, pero eso no iba a pasar… Ojalá, pero no pasaría.
Jinyoung, en su inconsciencia de fase rem, creyó que era un buen momento
para conseguir cariño y calor corporal, por lo que murmurando palabras que podrían
estar perfectamente en pársel, se acercó a mí y me rodeó la cintura con el
brazo. Tenía todos los pelos de punta mientras mi cabeza decidía cuál debía de
ser mi reacción. No me moví. Me quedé quieto y tenso cual estatua y le miré de
reojo. Jinyoung estaba completamente despeinado y sonreía suavemente en sueños.
Su sonrisa estuvo a punto de ser contagiosa hasta que mi mente se encargó de
recordarme que él también estaba desnudo, y el roce de su piel con la mía a
esas horas de la mañana no era algo que yo pudiese soportar, no sin antes
aclararme primero. Aunque… Tenía que admitir que era bastante agradable… “La
piel de Jinyoung es muy suave y cálida…” NO. Qué se me estaba pasando por la
cabeza? Lancé la sábana lejos mientras me abalanzaba sobre mi ropa interior,
que descansaba en una esquina de la habitación. Escuché a Jinyoung quejarse
desde la cama con palabras farfulladas que ni me molesté en intentar entender.
Localicé también a una velocidad pasmosa mi camiseta y salí corriendo de la
habitación en dirección al fin del mundo, al acantilado más cercano o, si me
tenía que conformar, a ponerme cemento en los pies y tirarme al río Han.
- Gongchan? – Escuché mi nombre desde el otro extremo de la casa y noté un
calambre recorrerme la columna vertebral. La taza de café que tenía entre mis
manos temblaba tanto que la mitad estaba desparramada sobre la mesa y yo
observaba mi reflejo en él, cada vez arrepintiéndome más y más de haber bebido
el primer trago de champán. Lo peor era que recordaba cada momento de la noche
de ayer… Recordaba cómo había hecho el ridículo más absoluto, cómo había puesto
a Jinyoung en una situación incómoda… Todo. “Lo peor es que no lo hicimos
porque ambos nos quisiésemos… Fue porque yo me emborraché y prácticamente le
obligué a hacerlo… Soy un imbécil. Un completo imbécil.”
- Buenos días… - Alcé la mirada y me encontré con una imagen que me dejó
embobado. Jinyoung sonreía con los ojos entrecerrados mientras intentaba
peinarse un poco. Llevaba puestos solamente los pantalones que traía ayer,
dejando a la vista su torso, lleno de arañazos y marcas varias. “Su torso
perfecto…” – Gongchan?
- Qué? Ah, sí, buenos días… - Bajé la mirada de nuevo al café y me mordí el
labio. Ojalá el edificio se derrumbase en ese mismo momento y así los escombros
ocultarían mi vergüenza.
- Puedo…? – Jinyoung señalaba la cafetera y asentí en silencio. Sonrió de
nuevo y se sirvió él mismo. No podía ni levantar la mirada, no me sentía capaz…
Mi cuerpo estaba tenso y las palabras no querían salir de mi garganta. – Dormiste?
– Se sentó a mi lado y me dio un beso en la mejilla que casi hace que me de un
infarto. Me arrepentí más tarde, pero en ese momento mi única reacción fue
empujarle y alejarme de él. Jinyoung me miró, confuso, y se levantó conmigo.
- No… No vengas… - Mi voz sonaba entre cortada y de todo menos amenazadora.
Jinyoung seguía observándome con preocupación en el rostro y a mí de repente me
entraron unas ganas tremendas de llorar y abrazarle. Por qué había reaccionado
así? Además, el recordar cómo me abrazó ayer solo empeoraba las cosas… Los
recuerdos se amontonaban unos sobre otros en mi memoria, unos más borrosos que
otros, y yo me sentía fatal… Había dejado que mis sentimientos confusos le
confundiesen también a él.
- Gongchan… Por qué lloras? Te… te duele? – Negué con la cabeza mientras un
sollozo traicionero escapaba de mis labios. Jinyoung alcanzó el rollo de papel
de cocina y, tras arrancar un trozo, se acercó a mí muy despacio. Yo caminaba
hacia atrás, pero me choqué con la isla de la cocina y finalmente me alcanzó.
Esquivó mis brazos, que solamente querían alejarle de mí, que solamente
intentaban alejarle para aclarar mis sentimientos, y me alcanzó, secándome las
lágrimas con cuidado. – Qué ocurre? – Yo no era capaz de hacer otra cosa más
que sollozar y sollozar, cosa que empeoró cuando él, en su aparentemente
infinita bondad, me abrazó y solo el olor de su piel multiplicó mis lágrimas
por mil.
- Lo siento mucho… - Susurré. – Yo no quería… Fue el alcohol y… Podrás
perdonarme? – Frunció el ceño, extrañado.
- De qué estás hablando?
- Yo… Yo te obligué a… Bueno… - Bajé la mirada cuando se alejó de mí e
intentaba analizar mi expresión. – Será mejor que te vayas.
- Creo que estás confundido, pequeño… - Noté una de sus grandes manos
acariciarme el pelo con cuidado. – No sé qué recordarás tú, pero yo recuerdo
que a mí nadie me obligó a hacer nada que yo no quisiese… Al contrario, quizás
debería ser yo el que se disculpase por aprovecharme de tu estado.
Le miré, confuso. Jinyoung me observaba, serio. Parecía decirlo de verdad…
Resopló y sonrió.
- Vamos a hablar en serio, Gongchan, vale? – No respondí. Solo seguí
secándome las lágrimas con el ya empapado papel de cocina. No absorbía tanto
como decían en el anuncio. – Anoche… Me dijiste unas cosas que… No sé si serían
verdad o fruto de tu embriaguez, pero que me hicieron muy feliz, más feliz de
lo que me esperaba, la verdad… - Su piel se estaba sonrojando poco a poco, y de
repente parecía muy inocente y tímido, no el chico seguro y orgulloso que
estaba acostumbrado a ver. – Y la verdad es que te besé porque no pude
guardármelo dentro… Ese beso, el mejor que he tenido en toda mi vida, fue el
que desencadenó lo otro… Pero… Me hizo muy feliz, me desperté muy feliz, y
cuando de vi dormir también me sentí muy feliz… Me he dado cuenta de muchas
cosas en una sola noche, Gongchan, y espero haber aclarado también tus
sentimientos.
Le miré con la boca abierta. Cómo podía sincerarse tanto sin dudar
siquiera? Le admiraba.
- Y… De qué te has dado cuenta? – Murmuré en voz muy bajita. Él me sonrió y
se acercó de nuevo a mí, tomándome la mano y llevándola a su mejilla. Cerró los
ojos ante mi tacto.
- De que estoy locamente enamorado de ti. De que un crío de diecinueve años
me ha robado el corazón. – El latido de mi corazón rebotaba en mis tímpanos con
fuerza mientras notaba mi garganta completamente seca.
No sabía qué responderle. Toda mi cabeza era un caos en ese momento, y yo
aún estaba procesando lo ocurrido ayer por la noche… Miré el reloj. Eran las
once de la mañana. “A la mierda las clases del lunes…” Él abrió los ojos y mis
pensamientos académicos desaparecieron, solamente existían sus ojos castaños en
el universos, que me miraban brillantes y alegres. Sentí cómo mi corazón se
sentía arropado, querido, al igual que yo me sentí la noche anterior… Pero lo
nuestro no podía ser. En qué universo su personalidad y la mía eran
compatibles? Aún no se había descubierto. Me solté de su agarre con suavidad y
bajé la mirada. Jinyoung sonrió con tristeza y asintió en silencio. Salió de la
cocina y desapareció en mi cuarto, saliendo poco después vestido y con sus
cosas. Yo le observaba desde la isla con los brazos cruzados y el corazón
pidiéndole a gritos silenciosos que no se fuese.
- Creo que lo mejor es que me vaya… - Tragué saliva. – Gongchan… Si
por casualidad te lo piensas y tienes algo que decirme… Llámame. – Se acercó a
mí y me dio un beso en la frente, me dedicó una sonrisa cálida y desapareció
por la puerta de la entrada. En ese momento, mis piernas se volvieron gelatina
y me desplomé en el suelo, frustrado y sintiéndome terriblemente vacío. Era
este el efecto que Jinyoung dejaba después de irse? Vacío y soledad…
Me incorporé como pude unos minutos después y me desplomé de nuevo, esta
vez en el sofá. Miré al techo durante un tiempo infinito. Mi cerebro daba
vueltas y vueltas, me mandaba mensajes confusos y recuerdos que
respaldaban a algunos de ellos mientras que otros no tanto. Suspiré y pataleé
en el sofá, furioso. Justo en ese momento fue cuando me di cuenta de cuánto me
dolía el trasero… Hice una mueca y solté un quejido. “Menos mal que fue
delicado, que si no…” Cierto, había sido delicado. En ese momento empecé a
sentir una sensación muy cálida y agradable inundarme… Sus ojos, sus suspiros,
sus brazos, sus besos, sus sonrisas tiernas, sus caricias tan suaves como el
aire… Jinyoung me había tratado como a un tesoro, como a lo más valioso del
mundo… Jamás nadie me había tratado así antes en ninguna situación, jamás nadie
me había hecho sentirme especial, único y tan querido… Tan… Feliz. Sí, Jinyoung
me hacía feliz. Y le echaba de menos. Resoplé, arrepintiéndome de haberme
puesto a filosofar este tema tan tarde… Podía haber evitado que se fuese así!
Gruñí una maldición e intenté levantarme con una normalidad aceptable, pero no lo
conseguí, mi trasero dolorido se encargó de ello.
Decidí entonces irme a la ducha y calmar un poco mis pensamientos. Me quité
la poca ropa que llevaba y tras dejarla en el cesto de la colada, abrí el agua
de la ducha para dejarla correr. En ese entonces me percaté del estado de mi
cuerpo al mirarme en el espejo. Yo no estaba mucho mejor que Jinyoung… Tenía
todo el pecho, cuello y abdomen lleno de marcas rojas, rosas y algunas incluso
moradas, pero al menos no tenía arañazos sangrantes como él… Me sonrojé,
sintiéndome avergonzado. Me miré la espalda, mis hombros tenían algunas marcas
que parecían de dientes y sonreí con timidez. Mi piel era propensa a conservar
marcas, pero no dolían para nada… Sí que había tenido cuidado. “Idiota…” Sonreí
como una cría adolescente mientras me metía bajo el agua y sentía mi cuerpo
relajarse. Ahora que había aclarado mis propios sentimientos me sentía mucho
mejor, no podía evitar tener dudas, pero al menos sabía que si Jinyoung no
estaba a mi lado, me sentía solo, y que si lo estaba me sentía feliz.
- Eso significa que también estoy enamorado, no? – Pregunté al yo del
espejo, pero no me respondió y suspiré, girándome para darle la espalda y
continuar enjabonándome. – Supongo que sí…
Cuando salí de la ducha volví a mirarme en el espejo y sonreí de nuevo.
“Como para ir a clase con estas pintas…” Observé el estado de mi habitación
desde la puerta… La cama estaba hecha un desastre, y el colchón algo movido del
somier. Además de que las alfombras estaban fuera de sus respectivos sitios y
mi ropa dispersa por ahí. Me sonrojé mucho, recibiendo en mi memoria flashbacks
de la noche anterior y me acerqué lentamente a la cama, tomando la
almohada que había usado Jinyoung y, al hundir el rostro en ella, los recuerdos
se intensificaron. El aroma de su pelo aún no se había ido. Opté por no echarla
a lavar… Quería guardarme un pequeño recuerdo. Las sábanas había que lavarlas
sí o sí. No había por donde cogerlas, aunque por lo menos ya no estaban
húmedas. Las arranqué del colchón y las dejé en el baño junto a mi ropa. Estaba
deseando tener mi lavadora… No quería que nadie viese lo que había en ellas.
Después, ordené las alfombras, recoloqué el colchón y me vestí. No sabía
qué hacer… Jinyoung me había dicho que si recapacitaba, le llamase, pero no me
sentía con el valor como para hacerlo… Siempre había sido una persona muy
orgullosa, jamás daba mi brazo a torcer y a cabezota no me ganaba nadie, por
eso me avergonzaba tanto que, después de haberle echado de mi casa, le fuese a
confesar mis sentimientos y como si nada. Cómo íbamos a empezar una relación
desde cero si la primera noche ya habíamos llegado al setenta por ciento sin ni
siquiera estar saliendo juntos? Ya empezábamos con las dudas…
Entonces, mis ojos se fijaron en algo sobre la mesita de noche. Un sobre.
El corazón se me encogió y me acerqué hasta él para cogerlo. No era de papel
reciclado… Salí hasta el salón, donde lo abrí y sonreí al reconocer su letra.
Los papeles debía de haberlos cogido él de mi escritorio o algo así… Porque
tampoco era la típica tinta que solía usar, más bien era la de un bolígrafo
normal y corriente.
Hola Gongchan, no sé cuándo estarás leyendo esto, pero supongo que será de
mañana… Buenos días. No te voy a decir quién soy porque me dejaste muy clarito
ayer por la noche que esto estaba vetado a partir de ahora. Qué tal la resaca?
No pareces estar muy acostumbrado a beber, deberíamos haber cenado primero… Me
quedé con ganas de comer esa deliciosa cena que habías preparado para nosotros.
La próxima vez, vale? De verdad espero que haya una próxima.
Ayer no me diste la oportunidad de responder a tus palabras, así que he
decidido hacerlo ahora, que duermes tranquilamente a mi lado. Solo quiero
decirte que estás precioso durmiendo, emanas paz. Bien, apartaré mis cursiladas
a un lado, que no parecen gustarte demasiado. Respecto a lo que me dijiste
ayer, viéndote dormir ahora con la boca a medio abrir y murmurando cosas raras
dormido, te veo de todo menos amenazante, lo siento. No puedo evitar sonreír
mientras escribo esto… Lo siento, Gongchan, pero de verdad que eres adorable.
Sé que te da vergüenza llorar, pero, quiero decirte, que a partir de ahora
yo estaré ahí para evitar que lo hagas, y que si lo tienes que hacer, yo secaré
tus lágrimas y te ayudaré en lo que pueda, o en lo que me dejes. Quiero
quedarme así para siempre, recostado a tu lado, observándote dormir,
sonriendo por tus reacciones a mis caricias o aguantándome la risa por tus
muecas cuando te aparto el pelo de la cara… Me has atrapado, no me avergüenza decirlo,
y no me importa repetir mil veces lo que siento por ti… Que te quiero no es un
secreto.
Ayer te besé porque estabas confuso y me dejaste hacerlo para aclarar tus
pensamientos… Espero que lo hayas hecho, porque si no, como mañana me rechaces,
no sé qué voy a hacer… Soy consciente de que no he actuado acorde con la
madurez que intento mostrar siempre, pero de verdad que espero que mañana por
la mañana me recibas con una sonrisa y no con rechazo… Eso es lo único que
deseo en estos momentos.
Estoy agotado, Gongchan, creo que con motivo… Me has dejado extasiado, así
que voy a dejar ya el bolígrafo. Ya he hecho la confesión real que tantas dudas
te causaba, y espero haber respondido y solucionado todas tus dudas…
Descansa. Te quiero.
Doblé el papel y lo metí dentro de su sobre con una sonrisa tierna en el
rostro.
- Maldito pervertido… Es odioso. – No, no lo era. Y yo lo sabía. Jinyoung
había estado a mi lado toda la noche, cuidándome, calmándome… Lo había sido
todo para mí esa noche, y en alguna parte de mí nació la idea de que quizás yo
quisiera que lo fuese para siempre. – Demonios! Está bien! Voy a llamarle!
No sé a quién le grité eso; si a mí, a mi mente, a mi corazón o a mi
travieso reflejo de la ducha, pero en cuestión de segundos estaba cogiendo el teléfono
móvil y marcando su número de teléfono.
- Diga?
- …
- Hola?
- …
- Gongchan, eres tú?
- … Sí. – Por qué demonios no me salía la voz? Odiaba eso de mí mismo; en
un momento podía estar seguro de algo hasta la muerte, pero al siguiente me
arrepentía y quería huir. Supongo que eso mismo había pasado esa misma mañana.
– Hola.
- Hola. – Pude adivinar una sonrisa en su rostro aún estando al otro lado
de la línea. – Qué tal?
- Bien… Supongo.
- Supones?
- Sí.
- Por qué lo supones? Suponer es un verbo que muestra inseguridad pero que
se apoya en algo que nos hace sospechar lo que afirmamos…
- No empecemos, Jinyoung. – Rió al otro lado de la línea.
- Lo hago a propósito, bobo. – Sonreí, sonrojado. Por qué me sentía tan
avergonzado?
- Esto… Yo… Te he llamado por algo.
- Me imagino.
- Déjame hablar, por favor.
- Lo siento… - Rió de nuevo. – Adelante.
- Yo… He estado pensando y… Verás, no es fácil para mí hacerme cercano a
alguien… Me da miedo que alguien sepa tan fácilmente cómo me siento y por qué…
Desde que mis padres fallecieron yo siempre he sido muy independiente, no me
gusta que la gente trate de acercarse a mí y romper mis murallas pero, tú, de
alguna forma lo has logrado sin que yo me diese ni cuenta y… Bueno… Tengo miedo
de que si, por un casual, te llegase a querer, tú desaparecieses de repente y
me volviese a ver solo… - Suspiré profundamente y me retiré el pelo del rostro.
– No sé ni por qué te estoy contando todo esto… Lo siento.
- No te disculpes… Me hace feliz que confíes en mí tanto como para decirme
lo que me estás diciendo. – Su voz me abrazaba y me reconfortaba. – Siento lo
de tus padres, Gongchan, pero no por ello debes estar solo. Y yo, mientras no
me alejes de ti con denuncias o con tu aún oculta furia interna, estaré a tu
lado. Para lo bueno y para lo malo. Soy una persona bastante cabezota, sabes? –
Sonreí y abracé uno de los cojines del sofá. “Cuándo he llegado al salón?”
- Puedo ponerme muy furioso cuando quiero, sabes?
- Estoy seguro de ello. – Sonreí aún más ampliamente.
- Sarcasmo?
- Ironía más bien.
- Eres un idiota…
- Jamás lo negaría.
- Ironía?
- En absoluto. – Reí y él rió conmigo.
- Yo… Hoy por la tarde tengo que ir a la cafetería… Tengo que trabajar. –
Murmuré. Había sonado mucho como una petición?
- No, Gongchan, aunque me pidas que no vaya, no puedo hacerlo. Soy un
hombre de costumbres. – Reí ante su tono melodramático. – Allí estaré. A las 6.
- Está bien… No hay manera de cesar tu acoso, no?
- No, no la hay. – Volvimos a reír. No quería colgar y dejar de escuchar su
voz… Su voz se había llevado mi soledad.
- He… He encontrado la carta.
- La has leído? – Sonaba apurado.
- Dos veces a falta de una.
- Qué vergüenza… - Murmuró, arrancándome una carcajada.
- Pues en la carta ponías que no te avergonzabas!
- De decírtelo no me avergüenzo, me avergüenzo del conjunto completo, carta
más cursiladas, más confesiones, más detalles… No sería humano si no me
avergonzase.
- Entonces qué es lo que no te avergüenza? Porque lo has nombrado todo…
- No me avergüenza decirte que te quiero. – Me quedé mudo. Había escuchado
algo parecido por la mañana, pero no tan directo.
- …
- Te quiero, Gongchan.
- Gracias… - Le escuché reír al otro lado del teléfono.
- Te digo que te quiero y solo me dices gracias?
- … Sí. – Estaba rojo como un tomate y sentía que me iba a morir de
felicidad, pero mi orgullo no me permitía decírselo yo también.
- Está bien… Conseguiré que me quieras y que me lo digas tarde o temprano,
ya te dije que soy muy cabezota. – Sonreí. – He de irme… Te veo esta tarde,
Gongchan.
- Está bien… Adiós.
- Te quiero!
Antes de que me diese tiempo a protestar, ya me había colgado. Me tiré en
el sofá y pataleé y chillé hasta marearme. Era como una adolescente a la que su
estrella pop favorita había dedicado una canción en un concierto… Sí, creo que
eso es lo que mejor describía como me sentía en ese momento. Me había
convertido en un fanboy de Jinyoung.
- Te has caído? – Anna se me acercó con una cesta llena de vasos para meter
en el lavavajillas mientras me escaneaba con la mirada. Le miré, extrañado.
- No que yo sepa, por? – Tomé la cesta y la metí directamente en la
máquina.
- Creí que te habrías caído y hecho daño en la espalda… Es que andas raro.
– Me quedé helado y noté cómo toda mi sangre se me juntaba en el rostro. Tanto
se me notaba? Mierda.
- Ah! Sí, hoy por la mañana en la ducha… Me caí. – Esquivé todo contacto
visual con ella y me giré para irme en dirección contraria. No tuve la suerte
de conseguir que me dejase en paz.
- No puede ser… - Se colocó a mi lado en la cafetera y me sonrió de lado. –
Fue con tu amigo especial?
- No sé de qué me estás hablando.
- Oh, sí que lo sabes… Tu cara está colorada y tienes marcas en el cuello.
– Me subí el cuello de la camisa con apuro. Lo había subido hace nada, pero
debía de haberse bajado solo.
- Mosquitos.
- Ya… Seguro que sí… - Rió entre dientes y se fue a atender una mesa nueva.
Mascullé una maldición para ella entre dientes y llevé los cafés a la mesa que
me esperaba. La cafetería no podría estar más ajetreada, y eso que era lunes.
No tuve ni tiempo de fijarme en la hora, solamente me di cuenta cuando Anna
apareció detrás de mí para darme un codazo y señalar una de las mesas del
fondo, donde estaba Jinyoung sentado con un libro abierto sobre la mesa y
expresión concentrada. De nuevo, mi cara debía de ser un poema de colores
cálidos.
- Lo sabía… Fue con él, verdad? Es tu novio? Eh? – La fulminé con la mirada
para que se fuera mientras yo me subía por enésima vez en lo que iba de día el
cuello de la camisa e, intentando ocultar como podía la sonrisa de mi rostro,
coloqué en una bandeja un americano con hielo y uno de sus sándwiches.
- Buenos días, Señor. Soy Gongchan y seré su camarero por hoy. Como usted
viene siempre por aquí, me he tomado la libertad de adivinar, sin demasiado
esfuerzo, su pedido y así ahorrarnos tiempo a los dos. – Levantó la mirada y me
sonrió. Le devolví la sonrisa con timidez y dejé la comida sobre la mesa. –
Cuando se pase un poco el ajetreo vengo. – Susurré la última frase y él
asintió. Le dio un sorbo a su café y tras volver a sonreírme, yo me fui,
dejándole con su libro y así yo poder centrarme en mi trabajo.
- Qué te ha dicho? – Anna no tardó en volver al ataque. – Que ocurrió ayer?
Cómo? Va, cuéntamelo! Te he dicho ya que en Francia os podríais casar? Os vais
a casar en Francia? También tenéis derecho a adoptar un bebé! No sería genial?
Lo que pasa es que no sería asiático… Pero en Francia hay bebés muy bonitos!
Me giré para mirarla con cara de espanto. De qué narices me estaba
hablando?
- Anna, para ya. No me ha dicho nada, ayer no pasó nada que deba de
importarte, no tengo planes de matrimonio a la vista, y menos de críos, así que
relájate. – Ella puso cara de decepción e hizo un puchero.
- Creía que éramos amigos… - Bajó la mirada y fingió un sollozo. Estaba
intentando hacerme sentir culpable y yo lo sabía… Pero si lo sabía por qué
siempre acababa picando?
- Él y yo, estamos juntos. – Fui escueto y preciso. Ella no necesitaba
saber más y yo no quería contarle nada más, pero pareció darse por satisfecha y
puso cara de emoción absoluta. Sería ella una de esas mujeres a las que les
encanta rodearse de hombres homosexuales? Esas chicas dan miedo…
Pasaron cuatro horas eternas hasta que el bar por fin empezó a vaciarse y
yo pude quitarme el delantal y acercarme a su mesa. Él seguía enfrascado en su
libro. Me fijé en que ya casi lo estaba acabando y me sorprendí. Leía realmente
rápido.
- Qué lees? – Me senté delante suya y él me sonrió, apartando la mirada del
libro y dedicándomela enterita a mí.
- Amor bajo el espino blanco, me lo recomendaron. – Sonreí ampliamente,
feliz de saber que hacía caso a mis recomendaciones.
- Ah, sí? Y te está gustando?
- Mucho. La persona que me lo recomendó tiene buen gusto.
- Estoy de acuerdo.
Ambos nos sonreímos y hablamos de temas banales hasta que me reclamaron
para fregar. Como siempre; yo siempre era el pringado al que le tocaba fregar.
- Se supone que deberíamos turnarnos, sabes? – Le recriminé a mi compañero
de la barra.
- La diferencia es que nosotros no nos tomamos descansos extras para irnos
a hablar con colegas, sabes? – Bajé la mirada avergonzado.
- Lo siento, voy ahora. – Miré a Jinyoung, que me observaba.
- Te ayudo. – No me dio tiempo a protestar. Antes de darme cuenta ya le
había arrancado la escoba a mi compañero de las manos, ante su atónita mirada,
y el recogedor.
- No tienes que hacerlo, es mi trabajo! – Intenté quitársela, pero no me lo
permitió. Era más rápido que yo.
- No me importa, me gusta ayudarte, y entre dos es más rápido. Así luego
saldrás antes y tendrás más tiempo para mí.
- ESO ES TAAAAAAN ROMÁNTICO! – Anna chillaba desde el otro lado del bar,
dando saltitos ante nuestras miradas atónitas. Qué le pasaba? Jinyoung me miró,
buscando una respuesta a esa actitud, pero yo simplemente negué con la cabeza
indicándole que la ignorase.
- Listo. – Acabé de colocar la última bandeja del lavavajillas y le sonreí.
– Estoy agotado, pero por fin he acabado!
- Eso podría haberlo hecho yo si estabas cansado… - Protestó mientras
recogía sus cosas.
- Ni hablar. Me cambio y salgo, vale? – Asintió y se sentó en un taburete a
esperarme. Me cambié lo más rápido posible, sonriendo y muriendo de felicidad.
Nunca antes me había sentido así…
- Y entonces sois novios? – Cuando salí me encontré a Anna sentada al lado
de Jinyoung, que la miraba con expresión divertida mientras ella se esforzaba
en hablar y que él la entendiese. Yo ya estaba acostumbrado a su pronunciación,
pero no había sido fácil.
- Pues… Bueno, supongo. – Jinyoung sonrió y ella soltó un gritito de
emoción. De verdad que no entendía lo que le pasaba a esa mujer.
- Y, una cosa que me tiene preocupada, las marcas del cuello de Gongchan se
las hiciste tú? – Jinyoung rompió a reír mientras ella le miraba con
expectación. Negué con la cabeza y acudí a su socorro.
- Nos vamos, Jinyoung? – Él asintió, cogiendo su abrigo y despidiéndose de
ella con un gesto cortés. Anna se lo devolvió, pero no podía ocultar la
expresión de decepción. – Lo siento, es una pesada.
- No sabía que se iban a notar tanto… - Murmuró, sacando una bufanda de su
bolsa y colocándomela alrededor del cuello. Me sonrojé, por lo que agradecí que
ya hubiese anochecido y no fuese tan visible como con luz natural. – Me pasé,
lo siento.
- No pasa nada… - La bufanda olía igual que mi almohada… Era muy agradable.
Jinyoung me dio un suave empujoncito para que caminase a su lado y le obedecí
en silencio. Entonces recordé su carta y rebusqué en el bolsillo de mi abrigo
en busca de la respuesta que le había escrito en el metro. Se la tendí, mirando
para otro lado por vergüenza. Él sonrió y simplemente tomó mi mano y la
escondió en su bolsillo. Mi corazón iba a explotar… Estábamos caminando con las
manos unidas! Entrelazó sus dedos con los míos y sentí que me fallaban las
piernas. Esto iba a ser así a partir de ahora? Porque iba a acabar en el suelo
en más de una ocasión.
Después de un paseo, llegamos a la orilla del río y nos sentamos en un
banco. Soltó mi mano y un ápice de decepción se presentó en mi interior. Su
mano era cálida y suave, y ahora yo tenía frío.
- Puedo leerla? – Sacó la carta de su bolsillo y negué con la cabeza. – Lo
voy a hacer igual, era una pregunta de cortesía. – Rió e hizo caso omiso a mis
protestas.
- No lo hagas en voz alta, por favor… - Susurré. Él me sonrió y asintió en
silencio.
- Entonces léela conmigo. – Me tomó de la cintura y me pegó a su cuerpo. De
nuevo, si no fuese porque estábamos sentados, hubiese mordido el suelo. Su
suave olor llegaba hasta mí, y su calor corporal me protegía de la brisa
nocturna del río. Estaba muy cómodo.
Buenos días, Jinyoung.
Para mi sorpresa, no, no tengo resaca, y ni te pienses que volveré a
cocinar para ti. He probado lo que hice ayer, y menos mal que no te lo comiste…
Menos mal! Para la próxima vez, mejor llamamos a un chino.
No es que no me gusten las cosas cursis, es solo que no estoy acostumbrado
a ellas, y he de decir que me parece fatal que me hayas observado dormir… Eso
no es de psicópata obsesivo? Lo voy a buscar en Google.
Sé que he dicho que las cursiladas no son lo mío pero… La verdad es que no
me importaría que estuvieses a mi lado… Si tú quieres! Si no pues no pasa nada,
no te preocupes por eso. Aunque… Después de lo de ayer… Supongo que ya sabrás
que tus “te quiero” ya no son los únicos que no son secretos… Espero haberme
explicado bien.
Y respecto al beso y a lo demás… Me ayudaron mucho a aclarar mis
sentimientos, gracias. Ahora sé, más o menos, lo que quiero y lo que está
ocurriendo en mi interior.
Por último, quiero disculparme por haberte echado hoy así de mi casa… No
era mi intención, no sé qué me pasó, pero de repente me entró el pánico y…
Bueno, que lo siento. Supongo que no me esperaba esa reacción de ti, que me
tratases tan bien y que me cuidases tanto… Fue algo que me sorprendió y que me
descolocó por completo.
No sé qué más decirte, y me estoy acercando ya a mi parada… Quiero intentar
escribirlo, ya que no me siento capaz de decírtelo directamente… Yo también te
quiero. Ala, ya está. Dicho. Contento? Me bajo ya. Hasta luego, Jinyoung.
Gongchan.
- Esto es todo? – Miró el dorso del papel. – Qué escueto…
- Aún encima te quejas… Hay que fastidiarse! – Retiré mi mirada del papel y
bajé la cabeza. Me sentía muy avergonzado.
- Qué quieres decir con que ya era tu parada?
- Escribí la carta en el metro.
- Qué? Qué cutre… - Le di un puñetazo suave en el brazo y él se echó a
reír. – Es broma, bobo, me ha hecho mucha ilusión que me respondieses. Y sí, me
ha hecho muy feliz, aunque me lo hayas escrito en vez de dicho. – Me dio un
beso en la mejilla que me pilló por sorpresa e hizo que le mirase con expresión
sorprendida. Él rió y volvió a tomar mi mano sin dejar de mirarme.
“Esto es lo que se siente al estar enamorado? Esta inmensa felicidad por
dentro? Porque creo que no me disgusta tanto…” Bajé la mirada hasta nuestras
manos y sonreí con timidez.
- Tengo una idea… - Jinyoung rompió el silencio. – Qué te parece si hacemos
de esta nuestra primera cita? – Le miré, claramente sorprendido. – Es
romántica, no? Estamos juntos, solos, al lado del río, a la luz de la luna… Y
si quiero conquistarte de verdad tendré que empezar a hacer cursiladas aunque
no te gusten. – Rió y me rodeó la cintura, acercándome aún más a él y con la
otra mano, tomó la mía que se había vuelto a quedar sola. Sonreí, enternecido.
– Además, me parece muy mal que sin estar juntos siquiera, osase robar tu primer
beso y tu primera vez, es vergonzoso… Lo siento, Gongchan. – Observé su
expresión, ya no sonreía… Parecía realmente arrepentido.
- Te arrepientes de lo de anoche? – No sé ni por qué pregunté eso,
simplemente salió. Él negó con la cabeza y apartó su mirada de la luna para
fijarla en mí.
- Jamás. No conseguirás eso. Pero sí que debería de haber sido de otra
forma… Lo siento.
Negué con la cabeza y le sonreí con ternura. – Está bien.
- Entonces… Qué me dices? Me concedes el honor de hacer de esta nuestra primera
cita? – Amplié mi sonrisa y él también me dedicó una. Asentí.
- Me encantaría.
Sonrió aún más y, acercándose a mi rostro, me dedicó un casto y lento beso
en los labios bajo la luz de la luna. No le aparté, no me quejé, y me alegré de
estar completamente sobrio esta vez. Sus labios suaves sin el sabor del champán
eran aún mejores. Sonreí sobre ellos y él me imitó. Continuaríamos nuestro beso
hasta que nuestro aliento se extinguiese.
- Fin-
LO AMOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! Quiero ser Channie y estar con Jinyouuuuungggg!!
ResponderEliminarActualiza pronto porfiavorrrrrr *WWWWWWWWWWWWW*
Jajajaja me alegro de que te gustase! ^^
EliminarLa semana que viene uno nuevo ;)
T_____________________T -inserte llanto aquí- cuando leí los primeros párrafos llore mucho de cólera, por que me dolió que lo botase de su casa de esa forma, y cuando lei la carta me rompió el corazón peor, pero luego cuando le hablo por teléfono y aclararon las cosas, empece a chillar como un chanchito por que es tan romántico y estúpido que me encanta!! en verdad eres una de las mejores escritoras que eh podido leer! gracias por existir TwT
ResponderEliminarPD: JAJAAJAJJA YO me identifico con Anna xD!
Jajajajaja pero no llores, mujer~ Bueno, lo importante es que aclararon las cosas ;)
EliminarMuchísimas gracias! <3 Gracias a ti por leerme siempre ;D <3<3<3
P.D: TODAS nos identificamos con Anna... De hecho, la creé para poder meternos todas en la historia jajajaja
OMG OMG!!-se desmaya desmayadamente-eso fue hermoso jinyoung <3 en cada capitulo me enamoro mas de este fic enserio no se como lo haces!!! enserio me encanta estoy super enganchada con este fic y amo esta pareja!
ResponderEliminaractualiza pronto!
Me alegro de que te esté gustando tanto ;) Prontito habrá un capítulo nuevo~
EliminarGracias por leer y comentar! <3
QUE PASOOOO!!! hace ya casi un mes que no actualizas
ResponderEliminarNO NOS HAGAS ESTO!!! yo amo este fic porfavor no lo dejes abandonado NO LO ABANDONEEEEEEES :'( realmente este fic es hermoso y lo dejaste en una parte muy bella porfavor actualiza pronto no nos dejes sufriendo asiii!!! -llora mientras se hace bolita- :'(
La razón por la cual no he actualizado desde hace tanto tiempo es por los exámenes... Me disculpo por no haber anunciado de que estaría ausente, ahora mismo pondré un post con fecha de regreso.
EliminarJAMÁS abandonaría un fic sin avisar de ante mano, por eso no te preocupes.
Actualizaré pronto. Gracias por entenderlo!