16 de febrero de 2014

[St. Valentine's Special] Joking.


Mis ojos le recorrían de arriba abajo una y otra vez. Qué era él? Analicé su rostro cuidadosamente, milímetro a milímetro. Me detuve en sus pestañas, exageradamente largas, su nariz redondeada parecía casi femenina, y sus labios gruesos con forma de corazón que parecían puestos ahí solamente para completar la obra de arte perfecta.
- Corten! – Un murmullo no demasiado alegre me sacó de mi ensimismamiento. – JR, por favor, puedes hacer el favor de mirar a la cámara? Esto es un anuncio por si no te habías dado cuenta.
El director cruzó los brazos y me miró con el ceño fruncido. Miré a mi alrededor, todo el staff tenía cara de malas pulgas, menos el mánager, que era más bien de amenaza.  Escuchaba las risitas de Minhyun y Aaron a mi espalda, pero les di de todo menos importancia.
- Lo siento, estoy algo distraído. No volverá a pasar. – Agaché la cabeza a modo de disculpa y tras un suspiro general de todo el equipo, las luces volvieron a ponerse en posición y tras dar plaqueta, se escuchó un fuerte “Acción” para dar paso a la ridícula música de ese anuncio de yogures. Ni siquiera estaban tan buenos como decía la canción, por qué teníamos que hacer el ridículo?
- Buen trabajo, muchachos. – El mánager se acercó y nos dio una palmadita en la espalda a todos cuando acabamos a modo de felicitación. – Bueno, casi todos. – Su mirada de todo menos discreta no se mereció menos que una cara de mala leche por mi parte.
- Gracias, Hyung. Eres un encanto.

- Qué te pasa últimamente? – Baekho vino por mi espalda en el camerino y me rodeó los hombros con un brazo. No reaccioné a sus palabras, mis ojos estaban clavados en la persona que estaba sentada enfrente de mí, bebiendo uno de esos espantosos yogures mientras se reía viendo videos de gatos en YouTube. Analicé por enésima vez en el día su rostro. Tenía que ser una chica, no había opción. Sus reacciones, sus expresiones, sus palabras… Era lo más femenino que yo había visto jamás. – Jonghyun!
Le miré entonces. Baekho me observaba extrañado. – Estoy bien.
Escueto y directo. Así era yo en la mayoría de ocasiones.
- Minki! Mira lo que tengo! – Minhyun se acercó a Ren con un peluche en la mano y su rostro, literalmente, se iluminó. Abrazó al pequeño panda y le dio las gracias a Minhyun. – No me las des, lo encontré entre los regalos de las fans.
- No sé cuántos tengo ya… Pero es que nunca son suficientes! – Rió con voz aguda y yo resoplé, apoyando mi espalda en el respaldo de la butaca. Enarqué una ceja y observé la escena. Hacía mucho tiempo que Minki y yo éramos buenos amigos. Muy buenos amigos. Pero desde hacía unos meses… Algo había cambiado, y yo no acababa de comprender exactamente de qué se trataba. Me sentía extraño cuando no estaba al alcance de mi vista, y cuando le veía tan cercano a Donho mis nervios se crispaban. Uno de los primeros pensamientos que se me habían pasado por la cabeza no era otro que el de que quizás, solo quizás, hubiese caído en las trampas del skinship y me hubiese creído lo que aparentábamos ser en el escenario. Quizás Minki hubiese empezado a gustarme. Pero no, ese había sido mi primera idea pero no era aceptable. Yo no era una de esas personas que había visto en la televisión a las que le gustaba salir a beber a pubs con música de Lady Gaga y boas de plumas. Yo no era homosexual, así que la idea había quedado completamente descartada.

- Jonghyun! Mira! Me han dado más peluches! – Minki estaba sentado en mis rodillas de repente con animales de peluche varios entre sus brazos y una expresión completamente brillante. – No son monos?
Me quedé embobado por unos instantes. Sus ojos oscuros brillaban de la ilusión, y su sonrisa le ocupaba todo el rostro. Era lo más adorable que había visto en mucho tiempo.
- No pensarás meter eso en nuestro cuarto, verdad? – Mi papel de muchacho borde y frío salió, como siempre que me sentía incómodo y nervioso.
- Por qué no? En mi cama! – Puso morros y frunció el ceño, creando la segunda expresión más adorable que había visto jamás.
- Minki, siempre dices eso y al final los bichos acaban hasta encima del armario. Ya no caben más en la casa! – Hizo un puchero aún más grande que hice todo lo posible por ignorar, pero que no conseguí. Era hermoso, completamente hermoso, y por alguna maldita razón mi corazón latía de una forma desenfrenada cuando me miraba así… Sin contar que el estómago se me volvía del tamaño de un guisante.
- Ah, sí? Con que esas tenemos? Pues pienso contar por twitter a las fans que no quieres aceptar los peluches que nos mandan con tanta ilusión y cariño! – Saltó de mis rodillas antes de que pudiese reaccionar y alcanzó su móvil mientras me miraba con ojos amenazantes. Cómo podía cambiar tanto su imagen en un nanosegundo? Fijo que era un récord o algo.
Lo desbloqueó y empezó a escribir algo mientras me miraba de reojo, obviamente esperando alguna clase de reacción por mi parte. Yo no sé cómo pasó, pero antes de darme siquiera cuenta yo estaba encima de él, tirados en el sofá y sujetándole las manos por encima de la cabeza mientras él reía como un loco. No pude evitar sonreír al verle. Sus mechones rubios desordenados, sus ojos pequeños a causa de la risa y su rostro sonrojado… La imagen más bella del firmamento.
- Huy! – La puerta se abrió entonces y apareció una de las estilistas con nuestra ropa de calle en perchas. Su rostro se sonrojó mucho y bajó la mirada. – Lo siento! Ya me marcho… - Dejó la ropa encima de una silla y salió escopetada. Yo y Minki nos miramos serios, pero la situación era demasiado divertida y absurda, así que rompimos a reír de nuevo.
- No piensas soltarme nunca? – Aflojé la fuerza de mis manos, aún sonriendo y en ese momento, él aprovechó para subir sus brazos hasta mi cuello y rotar sobre él mismo hasta que yo aterricé en el suelo y él encima de mí.
- Qué bestia eres! – Ren rió y puso morros.
- Quejica… - Tragué saliva. Acababa de darme cuenta de que la situación era un tanto extraña y mi cerebro estaba atontado. No podía moverme… O no quería?
- Y… Y los demás? – Tragué saliva mientras intentaba pensar en otra cosa que no fuese Minki sentado sobre mis caderas y sus manos de perfecta manicura rodeando mi cuello. “Gatitos muertos, Jonghyun… Gatitos muertos!”
- Fueron a comer, tenían hambre… No te enteraste? Ah, claro, estabas demasiado ocupado haciéndome llaves de judo! – Me pellizcó el brazo y se incorporó de mí con una risa infantil. – Deberíamos ir a comer también?
Yo ni contesté. Estaba demasiado ocupado visualizando imágenes dramáticas y crueles que me hiciesen olvidar la imagen que tuve hace unos segundos apenas a unos centímetros de mi rostro. Podía recordar la calidez de su aliento…

Me incorporé entonces, pero desearía no haberlo hecho. Ren se estaba desabotonando la camisa del uniforme de una forma que parecía sacada de una película por su perfección. La tela se iba abriendo lentamente, dejando paso a una visión perfecta de su también perfecta piel. Además, había colocado su melena a un lado de su cuello, por lo que su cuello también quedaba a la vista. Noté cómo mis piernas flaqueaban ante esa visión y no tuve otra opción más que sentarme a observar… Mi mente me gritaba que hiciese el favor de no hacer eso pero mi cuerpo no se movía ni un milímetro.
La tela blanca se deslizó por sus hombros, dejando su torso desnudo completamente. Estaba delgado, pero no en extremo. Sus clavículas se marcaban en su justa medida, y su abdomen era liso como una tabla, sin rastro alguno de músculo. Su pecho también era plano, recordándome a mí mismo que estaba observando el cuerpo semidesnudo de un hombre, pero una parte de mí se encargó de silenciar ese pensamiento. Avanzó hasta la silla donde descansaba nuestra ropa y mi mirada se posó entonces en sus caderas, que se mecían suavemente a medida que caminaba, flexionando también de paso su estrecha cintura en un movimiento hipnótico y sensual. Alcanzó la prenda, pero yo no quería que ese espectáculo terminase… No aún. Me levanté y le alcancé, tomando sus muñecas con firmeza y empujándolo hasta la pared bajo su sorprendida mirada.
- Qué estás haciendo? – Murmuró en voz muy baja. Tenía expresión asustada, seguramente por la impetuosidad de mis actos, pero me daba igual. Mi respiración estaba más acelerada que nunca, y sentía como algo que ardía en mi interior… “Qué me está pasando?”
Ren intentó liberarse de mi agarre, pero no le dejé, al contrario; agarré sus muñecas con una sola mano y las coloqué por encima de su cabeza. La respiración de Ren también se había acelerado y había cerrado los ojos con fuerza. Aproveché su ciegue para volver a observar su cuerpo perfecto. Osé, con la mano que tenía libre, acariciar solo por un segundo su cintura y a mis oídos llegó el sonido de un quejido muy ligero, muy suave… Observé su rostro. Había abierto los ojos y parecía que se iba a poner a llorar.
- Jonghyun… Me haces daño… - Tenía razón. Solté sus muñecas, que estaban rojas y con las marcas de mis dedos perfectamente definidas. Bajó la mirada sin decir nada más, pero yo coloqué una mano bajo su mentón y lo subí hasta que sus ojos se encontraron con los míos. Le solté entonces para retirar esos mechones impertinentes que osaban tapar su rostro. Ren suspiró ante el contacto de mis dedos con su piel y yo me acerqué a su rostro. Cerró los ojos y no se movió. Yo continué acercándome, hasta que ya podía sentir su aliento como antes, hasta que nuestros labios se rozaron y una corriente eléctrica nos atravesó a ambos. No pude soportarlo, agarré su nuca bruscamente y le pegué a mí, besándole con agresividad mientras él se agarraba con fuerza a mi camisa.
- Qué es esto!? – Nos separamos de golpe al escuchar la voz de Aaron proveniente de la puerta. Su expresión lo decía todo. – Por favor, decidme que no era lo que parecía…
Yo parpadeé varias veces y mi cerebro volvió a su funcionamiento habitual. “Es cierto… Qué demonios estabas haciendo, Jonghyun? Es un tío! Mírale! Das asco…” Ren sin embargo no reaccionó así… Lo único que hizo fue echarse a reír y a negar con la cabeza.
- Fanservice, Hyung. – Aaron enarcó una ceja y nos escudriñó con la mirada a ambos, en absoluto convencido. – Sabes que somos la pareja más popular del grupo? Habrá que ensayar cosas para hacer en el escenario!
- Pensáis besaros en el escenario? Y tú desnudo? – Le señaló con el dedo y Ren volvió a reír.
- No… Pero besarnos algún día tendremos que hacerlo! El Fanservice más agresivo es el que más vende! – Aaron enarcó una ceja y, tras coger su mochila, se fue no muy convencido.
- Oye, solo quiero dejar clara una cosa… - Dije una vez que nos aseguramos de volver a estar a solas. – Yo no soy como tú, vale? No sé qué me acaba de pasar, pero yo no soy así. Es solo que llevo mucho tiempo solo y que tú pareces una Barbie, nada más. Lo entiendes?
Ren se puso su camiseta y me miró con una sonrisa impertinente.
- Como yo? Define eso.
- Gay. – Se echó a reír y asintió con expresión divertida.
- Está bien, JR, lo que tú digas… Y gracias por lo de Barbie, sabes que me encantan, pero si no eres gay como dices… A ver cómo explicas “eso”.
Dirigió su mirada con descaro a mi entrepierna y tras acabar de abrocharse la cazadora, desapareció por el mismo camino que Aaron. Resoplé con frustración al ver con absoluta claridad a lo que se refería y le di una furiosa patada a la mesa que tenía enfrente. Yo no era así… No podía ser así.
- Cómo puede cambiar tanto su personalidad? Siempre que se pone a la defensiva se convierte en una niña engreída y chula… - Mascullé mientras me desnudaba para vestirme y unirme a los demás del grupo.

- Pedimos pollo? – Ya habíamos llegado a casa y estábamos todos en el salón, tirados en el sofá.
- Estamos a dieta, recuerdas?
- Lo estarás tú que estás gordo, yo estoy estupendo.
- Oye!
Minhyun y Baekho discutían mientras Aaron dormitaba en el extremo del sofá. Los años no perdonan. Yo estaba sentado al lado de Ren, que apoyaba su cabeza en mi hombro como si nada hubiese pasado. Supongo que ya estábamos acostumbrados a estas cosas… No era la primera vez que nos besábamos, o que nos dábamos la mano, o que dormíamos juntos… Solo que cada vez pasaba con más frecuencia y con más intensidad y yo estaba muerto de miedo. Lo último que quería en mi vida era convertirme en uno de esos maricas que van por ahí perdiendo aceite… Los respetaba, eso sí, y no tenía nada en contra… Pero me negaba a unirme a su colorida secta. La prueba de ello no era otra más que la personita que veía la televisión recostado sobre mí.
Al final decidimos pedir pollo y saltarnos la dieta por un día. Agradecimos que el mánager no estuviese hoy por aquí.
- Qué hay mañana en la agenda? – Me preguntó Aaron.
- Hasta la tarde nada. Hay que ir a la radio, pero será un rato solo. – Los demás asintieron y celebraron que no hubiese que madrugar. Poco después nos deshicimos de las pruebas de la comida grasienta y nos fuimos a los dormitorios. Estábamos agotados de tanto rodaje.

- Respecto a lo de antes… - Ren habló mientras se ponía el pijama. Retiré la mirada inmediatamente. No volvería a correr el riesgo. – Estás enfadado? No debí de haberte hablado así, lo siento.
Levanté la mirada, sorprendido.
- No estoy enfadado, solo preferiría que lo ignorásemos… Yo tampoco debería haberte hablado así. – Sonrió con dulzura y se sentó en su cama con las piernas cruzadas. Era adorable, ignorando los momentos en los que era su alter-ego malvado, era adorable.
- Lo ignoraremos… Siempre lo hacemos, no? – Asentí en silencio y él hizo lo mismo, bajando la mirada. – Jonghyun… Sé que ya me lo has dicho y dejado claro un millón de veces pero… Estás seguro de que lo mejor es ignorarlo? Me confunde mucho cómo te comportas hacia mí y… Hoy… Bueno…
Minki hablaba con miedo, parecía que temía que le fuese a pegar o algo… Mantenía la cabeza baja y jugueteaba con el cordón del pantalón de su pijama.
- No soy gay.
- Lo sé, pero… Bueno… Hay más cosas además de ser gay… No has pensado que aunque te gusten las chicas también pueda gustarte…
- Quién? Tú? – No sé por qué solté eso de esa forma tan cruel, pero Ren alzó la mirada claramente herida y sonrió con dolor.
- Sí, yo.
- Somos amigos.
- No creo que ese sea el mayor de los problemas…
- Somos hombres!
- Ese es el problema para ti. – Resopló y negó con la cabeza. – Está bien. Olvídalo… Será lo mejor.
Su tono de voz dejaba claro que había sido muy frío con él. Por qué siempre tenía que reaccionar así? Lo peor es que notaba un punzante dolor en el pecho y tenía ganas de llorar… Por qué!? Yo me lo había buscado! Era lo que quería! … No?

- Jonghyun… - Me desperté al escuchar mi nombre desde la cama de al lado. – Jonghyun… Estás despierto?
Abrí los ojos en la oscuridad, pero no hubo mucha diferencia. El reloj digital marcaba las tres de la madrugada.
- Qué pasa? – Farfullé.
- Perdona por molestarte, pero… - La voz de Minki sonaba angustiada y sollozaba. – He tenido una pesadilla y… Puedo dormir contigo? Tengo miedo…
Encendí la luz de la mesa de noche y le observé. Ren abrazaba a los peluches recibidos hoy y tenía el rostro empapado en lágrimas. Bajó la cabeza para que le viese y sonreí con suavidad. Su lado femenino e infantil hacía que se me fuesen todos los males.
- Ven aquí, anda. – Me hice a un lado y abrí el edredón para él.  Se incorporó y vino a todo correr, peluches en mano, para meterse en mi cama. Sollozó y hundió su rostro en mi pecho. Mi corazón se encogió y mi reflejo fue acariciarle la cabeza con suavidad… Siempre tenía la necesidad de calmarle cuando le veía pasarlo mal. Apagué la luz de nuevo.
- Gracias… - Murmuró. Sonreí en la oscuridad.
- No pasa nada. Duerme. -  Le abracé y él se apretó aún más contra mí, buscando cobijo y protección. Mi protección. Me sentía tan cálido…
- Jonghyun? – Susurró una media hora después, cuando yo ya estaba a punto de dormirme.
- Mh?
- Te quiero. – Abrí los ojos como platos en la oscuridad y no dije nada. Ren relajó su respiración unos segundos después; se había dormido. Yo no dormí nada esa noche. No porque estuviese incómodo, sino porque su confesión repentina me había hecho feliz, y me negaba a aceptarlo.
“No estoy enamorado de él. No lo estoy. Todo esto es un maldito juego… Todo esto es fruto del Fanservice!”

En cuanto amaneció, comenzó mi rutina de observación. Su rostro… No había otro igual en el mundo. Sus pequeños labios de fresa estaban entreabiertos, y aún sin ese quilo de maquillaje encima que le ponían siempre, estaba más hermoso que nadie.
- Esto no puede ser... Lo siento… Pero no puedo quererte… No está bien… - Susurré, apartando con cuidado su pelo para que no le tapase el rostro.
Me incorporé de la cama intentando molestarle lo menos posible y me fui al salón. Los demás aún debían de estar durmiendo.
- Necesito una novia, es la única manera de olvidar todo esto… - Mascullé mientras ojeaba mi agenda de números de teléfono. – Solamente una mujer puede quitarme esta tontería de la cabeza. La confusión.
“Bora!?” Por qué no? Ya había trabajado con ella antes, en el videoclip de “Hello” y era encantadora, además de preciosa. Antes de decidirme, ya estaba marcando.

- Hola?
- Buenos días, Noona.
- Quién es?
- JR, de Nu’est.
- Ah! JR! Hola… Perdona, estaba durmiendo.
- Lo siento por despertarte…
- Está bien, está bien. Qué necesitabas?
- Pues… Quería preguntarte si hoy por la noche te apetecería ir a cenar conmigo.
- A cenar?
- Sí. Una cita.
- Una cita!?
- Sí…
- No sé… Y tu agencia? No te las tiene prohibidas?
- Lo superarán.
- Está bien, pero si te metes en líos no me hago responsable!
- No te preocupes, Noona. Te parece quedar en la KBS a las diez?
- En la KBS?
- Tengo que grabar en la radio, pero después estoy libre.
- Ah, claro! Allí estaré.
- Adiós Noona.
- Sí~
Listo. Ya tenía cita para esta noche. Nunca se me habían dado nada mal las mujeres… Por eso no entendía por qué jamás había tenido una novia formal…  No me habían faltado oportunidades, lo único era que jamás me había sentido del todo cómodo.

- Y tú tan madrugador? – Minhyun apareció por la cocina mientras yo me servía mi segundo bol de Special K. Si no comía mucho por la mañana luego no rendía.
- Me despertó Minki con sus ronquidos. – Reímos ambos y pronto se nos unieron los demás.
- Podríamos ir a cenar por ahí después de la radio, que os parece? – Propuso Baekho.
- Ayer ya nos saltamos la dieta, quieres saltártela hoy también? – Le riñó Minhyun.
- Nos vamos a poner todos obesos! – Rió Aaron.
- Yo no puedo. – Dije sin levantar la mirada de la cuchara. Noté como todas las miradas se centraban automáticamente en mí.
- Y eso?
- Tengo una cita. – Escuché a Ren atragantarse y el silencio confuso de los demás.
- Perdón?
- Una cita. Con una chica.
- Las tenemos prohibidas! Y si se entera el mánager?
- Acaso se va a chivar alguien? – Los miré amenazantes y ellos se miraron entre ellos, todos menos Ren, que me miraba con una expresión de clara confusión.
- No… Pero…
- Pues no hay más que hablar. – Me incorporé de la mesa y dejé mi bol en el friegaplatos. – Hoy limpia Baekho, lo pone en el calendario.
No dije nada más y me fui a mi cuarto.

- Una cita? – Ren no tardó en aparecer. Le miré desde mi cama y asentí. – Con quién?
- Shin Bora.
- Oh! Bora Noona?
- Sí.
- Es muy guapa! Enhorabuena! – Fruncí el ceño y me incorporé para mirarle. De qué demonios estaba hablando? – Eso sí, no sé qué hace con un engendro como tú… Pero bueno, para gustos hay colores… Qué me vas a contar! – Se echó a reír y abrió el armario en busca del modelito del día. – A dónde la vas a llevar?
- A… A… Cenar por ahí… Supongo… - No entendía nada. La noche anterior Ren se me había declarado sin tapujos y ahora era el más feliz de los dos por mi cita? “Hola? Universo?”
- No seas rata! Sorpréndela con un restaurante bueno… Has pensado en uno europeo? Qué tal francés? Francia es súper romántica… - Me sonrió y yo le devolví la sonrisa pero cargada de hostilidad.
- Lo siento, pero tengo que preguntártelo. – Me incorporé de la cama con brusquedad y me planté a su lado. – No vas a enfadarte? – Me miró serio.
- Por qué? Qué has hecho de malo?
- Tengo una cita. Con una chica. – Crucé los brazos y le miré fijamente a la cara. – Una chica que no eres tú.
Rió con sorna y negó con la cabeza.
- Primero: Algún día tengo fe en que te des cuenta de que no soy una chica… Y segundo: Tienes una cita. Qué puedo hacer yo? Es tu vida, Jonghyun, no la mía.
- Pero grítame! Pégame! De verdad que vas a reaccionar como si nada!? – Una parte de mí estaba realmente enfadada porque Ren no reaccionaba como me imaginaba… En mi mente se proyectaba una escenita de celos muy típica de telenovela, con lágrimas y diálogos melodramáticos, pero la realidad estaba siendo tan diferente que me chocaba. Ren resopló y cerró el armario con fuerza.
- Y qué hago, JR!? Te pido que no vayas!? Te ato a la cama para que no puedas salir del cuarto hasta que aprendas a amarme!? – Estaba respondiendo a mis gritos con gritos, tenía lógica.
- Yo no te amo.
- Pues entonces? Qué le voy a hacer? Tú tienes derecho a hacer tu vida como tú quieras, yo no pinto nada ahí si no sientes nada por mí.
- Siento amistad. – Rió exageradamente y volvió a negar con la cabeza.
- Mira, Jonghyun, todos los días tengo que aguantar momentos hostiles contigo, luego momentos de mejores amigos e incluso abrazos y tocamientos que hacen que me descoloques por completo. Sabes el autocontrol que tengo? Mi fuerza de voluntad no es ninguna broma. Y aunque rompas mi corazón todos los santos días, me aguanto y al día siguiente te sonrío como si nada. Siento ser un chico, Jonghyun. Todos los días te escucho decir cómo tu chica ideal es como yo, pero soy un chico. Nací así y seguiré siendo así. No tiene ninguna solución. Soy un chico, aunque no te guste… Te gustaría que fuese una chica, pero no lo soy! Qué tengo que hacer para que te des cuenta!? Todos los días me abrazas, me besas, y luego me apartas a empujones diciéndome que no eres gay. Qué se supone que debo hacer?
Ren tenía los ojos humedecidos y sollozaba mientras me gritaba con la mandíbula tensa.
- De verdad… Eres lo peor… No puedes quererme por lo que soy? Tan asquerosa te resulta la idea? – Susurró mirándome a los ojos. Algo en mi interior se rompió en mil pedacitos.
- Yo… No puedo… Somos chicos… Está mal… - Esas excusas, una tras otra, las tenía perfectamente ensayadas, pero hoy por algún motivo, no salían con la seguridad de costumbre.
- Tengo fe en que algún día te darás cuenta de que las cosas no pasan porque sí… Tengo fe, Jonghyun.
Minki salió por la puerta y se fue de casa. No contestaba al teléfono móvil y no fue hasta la hora de irnos a la KBS que volvió a aparecer por el dormitorio. Le analicé con la mirada, de nuevo se había puesto la capa del maknae alegre y daba saltitos de emoción mientras hablaba con los demás miembros con una perfecta sonrisa plantada en su cara.
- Nos vamos? – Se hizo una coleta y todos le seguimos por el pasillo hasta el ascensor. Todos iban con ilusión menos yo, que no podía sacarme de dentro un sentimiento amargo y sus palabras rebotando contra las paredes de mi cráneo. “No puedes quererme por lo que soy?

El programa iba bien, iba todo perfecto hasta el momento que sacaron el tema vetado: San Valentín.
- Hoy es San Valentín, y qué mejor que pasarlo con Nu’est? – Shindong nos presentó de nuevo tras el descanso publicitario. – Cómo lo habéis celebrado dentro del grupo?
- La verdad es que no nos hemos acordado hasta que hemos salido a la calle… - Todos reímos por la sinceridad de Aaron. – Pero nos regalaremos bombones en cuanto lleguemos a casa!
- Somos como una familia, así que lo hemos pasado juntos como todos los años. – Añadió Ren.
- Una familia? Quiénes serían los miembros? – Preguntó Shindong.
- Mmmm… Aaron la mamá, Baekho el papá, y Minhyun el gato! – Volvimos a reír.
- Y quién sería tu pareja entonces?
- JR, por supuesto! El segundo más guapo del grupo con el más guapo! El más guapo soy yo. – Todo el staff rió de nuevo. Ren se tapó el rostro, tímido. Yo reí también, pero el sentimiento amargo de mi interior se incrementó un poco más.
- Para cuándo la boda, hija? – Dijo Aaron entre risas.
- Cuando me regale un anillo del tamaño de un puño, Appa!
- Qué bien la he criado… - Remató Baekho.
El programa acabó a las nueve y media; tenía media hora hasta que llegase Bora.
- A qué vino eso? – Le pregunté a Ren mientras nuestro mánager hablaba con Shindong. Me miró con expresión inocente. – Sabes de sobra a lo que me refiero.
- Fanservice, Hyung. – “Hyung!? Desde cuándo!?” – Por qué? Te has hecho ilusiones? – Sonrió con picardía y se echó a reír.
- No digas estupideces.
- Algún día caerás del pino… Algún día. – Me dio unas palmaditas en el hombro y se dispuso a irse por la puerta del estudio con Baekho. – Ah! Hyung! – Se giró y me dedicó una sonrisa dulce, una sincera… - Suerte con ella. Con ella seguro que estarás bien y no estará mal. Con ella no es pecado.
Vale. Mi amargura interior había incrementado bastante de golpe, y por un momento quise detenerle mientras le veía desaparecer detrás de la puerta… Pero no lo hice. Su sonrisa se grabó en mi mente, pero no moví ni un músculo para impedir que se fuese.

- Hola! – Me giré y me encontré a mi cita sonriente. – Fuera hacía frío, así que decidí entrar. Ren me dijo que estarías aquí… - Mi sonrisa se transformó en una mueca y asentí. – A dónde vamos?
Era una chica verdaderamente preciosa, y con la que ya había tenido contacto aunque fuese en un rodaje, así que me sentía más o menos cómodo.
- Te gusta la comida francesa?
- Francesa!? Huy… Qué lujo, no? – Rió y asentí con una sonrisa cortés. Por qué no me podía comportar con naturalidad? Estaba completamente tenso. – La verdad es que me gusta más la comida coreana…
- En serio? – La miré con sorpresa. Ella asintió.
- No hay nada como la comida coreana… Nada! – Reí y me encogí de hombros.
- Entonces vamos a comer a un restaurante cualquiera! – Asintió con una sonrisa y salimos a la calle. Era una noche realmente fría, pero no nevaba y se agradecía.

- Qué te apetece? – Mirábamos los menús de un restaurante no muy lejano. – Yo creo que voy a comer japchae… Hace siglos que no lo tomo! – Le sonreí cortésmente y asentí.
- Yo… Nurungji? Con Kimchi. – Dije escuetamente. Asintió y alzó la mano para atraer la atención del camarero.
- Y cómo es que decidiste llamarme para pasar la noche de San Valentín? – Me preguntó una vez se hubo ido el chaval tras tomar nota. “Parece más joven que yo…”
- Necesitaba desconectar un poco… - “De él. Necesitaba desconectar de él.”
- Lógico. Estaréis muy ocupados! El comeback fue un éxito, no? – Asentí en silencio. Ella suspiró y rió.
- Te encuentras bien? – Alcé la mirada.
- Sí, por?
- Te ves… Raro. Pareces incómodo de alguna forma. – El chico llegó con la comida y se fue inmediatamente. Ella continuó hablando. – Es culpa mía? Te incomodo?
- Qué? No! Es solo que… No estoy acostumbrado a salir con chicas… - Siempre solía ir a comer con Ren. Se me hacía raro estar haciendo esto sin él.
- Sabes lo que me pasó hoy? – Bora cambió de tema sin más. No parecía callarse nunca… Hablaba y hablaba sobre cosas banales y yo fingía prestar atención. “Ren no habla tanto… No. Un momento. Qué demonios estoy pensando!?” Me metí una cucharada de arroz para callar a mi cerebro. – … Y me dijo que los zapatos no conjuntaban en absoluto! Quién se creía que era… Además, con las pintas que llevaba! Parecía una pordiosera…
Siempre que salíamos a comer, Ren miraba el vaso con lupa por si no estaba lo suficientemente limpio… Y siempre olía lo que estaba en el vaso antes de bebérselo. Recuerdo que la primera vez que lo hizo me resultó gracioso y adorable… Era como si sospechase que alguien le fuese a envenenar. Era curioso que siempre mirase el vaso y no los palillos o la cuchara. Además, antes de comer siempre se recogía el pelo en una coletita que le hacía parecer una manzana. Odiaba ensuciarse el pelo, supongo que el tenerlo tan largo implica unos cuidados que yo no entiendo…
- JR? – Levanté la mirada y tragué saliva el sentir sus ojos clavados en mí. – Me estabas escuchando?
- Eeeem… Sí, claro! Los zapatos! Qué vergüenza, no? – Ella rió y suspiró mientras negaba con la cabeza. “Por qué todo el mundo me hace eso!? Ren también lo hace…”
- No estaba hablando de eso… - Dejó la cuchara sobre la mesa y me fijé en que ambos habíamos terminado de comer. Cuánto tiempo llevaba pensando en él?
- JR… - La miré mientras me ponía el abrigo. – Quieres ir a tomar algo a mi casa?
Abrí los ojos como platos y tragué saliva. Asentí suavemente y tras pagar nos dirigimos a la salida. No tardó ni dos minutos en abalanzarse, literalmente, sobre mí. Suerte que la calle estaba desierta. Me pilló tan de sorpresa que no me dio ni tiempo a cerrar los ojos.
- Cielo… Correspóndeme, no? – Susurró con voz grave y yo asentí, intentando ponerle ganas al beso, pero por algún motivo no era capaz. Su lengua invadió mi boca sin previo aviso, como todo lo que hacía esta mujer,  y se abrazó a mi cuello para profundizarlo aún más.
Juro que intenté disfrutar el beso todo lo que pude… Pero llegó un momento en el que me pareció hasta desagradable… No sabía en absoluto bien, no se sentía bien, me sentía forzado e incómodo… Aquellos labios no se parecían nada a los labios que a mí me gustaban. Los de ella eran muy finos, no eran acolchados y estaban pegajosos por el brillo de labios. Aquellos no eran los labios a los que ya me había acostumbrado.
“Los labios de Minki son muy suaves… Además, son muy blanditos y muy agradables, es como morder gelatina, y su aliento siempre es como de caramelo aunque acabe de comer. Sus besos no son tan agresivos, los suyos son lentos y delicados, como todo él. No estoy besando a Ren, estos no son sus labios, estos no son sus besos… Esto… Esto no me gusta.”
Tomé sus hombros y la aparté de mí, limpiándome la boca a continuación con la manga del abrigo. Ella me miró con una clara expresión de ofensa en el rostro. “Quizás tendría que haber esperado a que ella no mirase para limpiarme…”
- Qué ocurre? – Preguntó al fin.
- Yo… Creo que esto no ha sido una buena idea… - Murmuré. Sentía un rechazo hacia cualquier tipo de contacto con ella que jamás creí que sentiría. Qué me estaba pasando?
- Venga ya, JR. Me has llamado tú!
- Pero… Yo no sabía que esto iba a acabar así…
- No? Y qué esperabas?
- No lo sé… La verdad, no lo sé. – Bajé la mirada y apoyé la espalda en la pared de ladrillo que tenía detrás. Me rasqué la cabeza, confuso, y suspiré. En toda la noche no había parado de pensar en Ren.
- Tus amigos no te esperan para esta noche, JR. Lo mejor es que vengas a mi casa. – Se volvió a acercar a mí y me dio un beso en el cuello. Mi reacción? La aparté de mí de un empujón que casi la tira al suelo.
- No me toques… No me gusta que me toques! – Ella me miró con los ojos como platos y rió exageradamente.
- Me estás rechazando? Sabes quién soy?
- Sé quién no eres… - Su expresión cambió.
- Un momento… Me estás diciendo que soy una sustituta? – Volví a bajar la mirada. Ella suspiró.
- Mira… Se suponía que íbamos a empezar a salir! Que esto era una cita! Qué demonios te pasa? Me llamaste tú! Ren me dijo que tenía que hacerte feliz, y eso estoy intentando! – Levanté la mirada, sorprendido.
- Qué? Repite eso. – Mi corazón había empezado a latir de una forma desbocada con solo escuchar su nombre.
- Que se suponía que íbamos a empezar a salir.
- No, eso no, lo de Ren.
- Ah, nada, que cuando entré a buscarte a la KBS, me lo crucé y me saludó. Me pidió que te hiciese muy feliz y que jamás de hiciese daño. Me hizo prometérselo… Cuántos años tiene esa niña? Cinco? Me hizo jurárselo con el meñique!
Sonreí con dulzura. Ren siempre juraba con el meñique, si no la promesa no tenía ningún valor para él.
- No es una niña, es un chico.
- Pues no lo parece.
- Lo sé…
- Por qué tienes esa cara? – La miré, confuso. – Tienes cara de idiota. Estás enamorado de él, acaso? – Se echó a reír, pero que ella me lo preguntase tan directamente, después de todo lo que había pasado esa noche… Una bombilla se encendió en mi cabeza. Caí del pino.
- Pues… Creo que sí. – Ella paro de reír de golpe y me miró con cara de asco.
- Dios mío… Eres gay!? – Enarqué una ceja. Ahora sé cómo se sentía Ren siempre que me metía con él y le rechazaba de esa forma…
- No soy gay. Estoy enamorado de un ser humano, me da igual quién sea y de qué género, estúpida. – La aparté de un empujón y me largué de aquel callejón, ignorando sus gritos e insultos a mis espaldas. Miré el reloj. Faltaban veinte minutos para que acabase del día de San Valentín. “He de darme prisa!”
Paré en una tienda 24 horas para coger el único ramo de flores que quedaba (por el cual me metieron un sablazo impresionante…) y me apuré en salir y llamar a un taxi.

- Dónde está Minki? – Irrumpí en casa empapado en sudor y con el aliento casi extinto. Quedaban trece minutos para que acabase el día de San Valentín. Todos me miraron con sorpresa, pero nadie hizo preguntas.
- No está en casa…
- Dijo que quería ir a relajarse un rato, que no se encontraba bien.
- Creo que dijo algo de la sala de prácticas?
- Si, cierto!
No esperé a escuchar ni una palabra más. Salí de un portazo y corrí por las calles de Seúl durante cinco minutos a la máxima velocidad que me permitían las piernas. Quedaban siete minutos para el fin del día de San Valentín cuando irrumpí en la sala de prácticas donde Ren lloraba mientras practicaba la coreografía de “Hello”.
- Hola… - Se giró con expresión de sorpresa al verme en el reflejo del espejo y le sonreí con ternura. – Estás muy guapo.
Ren estaba con todo el pelo alborotado y el eyeliner emborronado, pero para mí estaba precioso.
- Qué haces aquí? – Susurró mientras apagaba la música del reproductor. – Y Bora?
- Creo que tirada en un callejón… No lo sé ni me importa. – Ren se secó las lágrimas con la manga de la sudadera, emborronando aún más su maquillaje y yo reí. – Pareces un mapache.
Rió y bajó la mirada, avergonzado. – Cállate…
Miré el reloj de la sala. Dos minutos. Saqué el ramo de rosas de dentro de mi abrigo, todas espachurradas y se las tendí, con una sonrisa en el rostro.
- Feliz día de San Valentín, Minki. – Abrió la boca como un pez y me miró sin comprender nada. – Me alegro de que estés en estado de shock, porque así no me interrumpes. – Carraspeé y tomé una de sus manos, suave y cálida. – Minki, perdóname por tratarte así, perdóname por insultarte y por ignorar siempre mis verdaderos sentimientos solamente por mis estúpidos prejuicios… Hoy, esta noche, cuando Bora me besó, me di cuenta de que esos labios no eran sobre los que me sentía cómodo, y ese cuerpo no era el que quería abrazar todas las noches. No eran sus ojos a los que quería ver llorar con películas de terror, ni su cara todas las mañanas al despertarme… Sabes de quién son todas esas cosas? Tuyas. Perdóname por tardar tanto en darme cuenta, y perdona por hacerte todo el daño que te he hecho. Perdona por hacerte llorar y perdona por mi frialdad.
Ren lloraba de nuevo y su mano temblaba en la mía. Sonreí con dulzura y diez segundos antes de que el día acabase, se lo dije.
- Choi Minki, estoy perdidamente enamorado de ti. – Me acerqué a su rostro y en el último segundo de ese día, le besé. No había ni punto de comparación… Aquellos sí que eran los labios que quería saborear todos los días. – Me separé de sus labios en los diez primeros segundos del día quince de Febrero.

- Eres un imbécil, Jonghyun. – Ren estaba sonrojado y sonreía como un idiota mientras abrazaba el ramo de rosas. – Por qué has tardado tanto?
- Ya lo has dicho, porque soy un imbécil. – Le sonreí y rodeé su cintura por detrás, intentando sentirle lo más cerca posible. La felicidad absoluta existe, está en poder abrazar a la persona más importante del mundo para ti mientras llora de felicidad por tu culpa.
- Entonces ahora somos novios? - Se giró entre mis brazos y me miró a los ojos poniendo morros. Aquí estaba de nuevo el chico con el trastorno de personalidad múltiple. Reí avergonzado. – Lo siento, pero tienes que decírmelo así. Me encantan las etiquetas.
- Eres una caprichosa!
- No soy una chica! – Me pegó un puñetazo en el hombro que, efectivamente, no era en absoluto de chica. Hice una mueca de dolor y le miré con indignación.
- Mi novio me maltrata… - Murmuré y él sonrió feliz por mis palabras.


Le besé y dejé que las agujas del reloj de nuestro dormitorio siguiesen avanzando. Aquella noche no pensaba alejar mis labios de él, ni un segundo siquiera. 

-Fin-

3 comentarios:

  1. jodidamente hermoso por dios mori >u<

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    1. Me alegro de que te gustase tanto ^^
      Gracias por leer y comentar <3

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  2. Voy a tentar hablar en español para que entiendas. OMG,mi shipp del kokoro!! Todo yo leí. que buena história. Mi spañol es una droga,yo sé. Lo siento,pero,yo soy de Brasil. Me gutó mucho la fanfic,felicitaciones.

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