21 de diciembre de 2014

[TEENFINITE] Forbidden. Capítulo 19: Empty.

Hoya POV

Dejar a Sungjong en aquel antro había sido una de las decisiones más complicadas de toda mi vida. Lo lógico sería creer que estoy exagerando, pero yo no lo considero así en absoluto; Sungjong era una de las personas más importantes de mi vida, y pese a que la diferencia de edad no era tanta, a mí me daba la impresión de que le había visto crecer.
Cuando llegó a Infinite era una cosita pequeña, tímida y que, aunque lo nieguen los demás, todos creíamos que era una chica extraplana.
Dulce, generoso, atento, reservado pero cariñoso; nuestro maknae estaba creciendo, y a mí más que a los demás, me costaba dejar que lo hiciese solo. Crecer no es fácil, y ya en su mayoría de edad, su vida era complicada y especialmente dura en lo que sentimientos se refiere.
- Howon… - Me llamó Dongwoo con suavidad. Le miré.- No llores…

Estaba llorando? Me llevé la mano lentamente al rostro, húmedo, y sollocé, hundiendo mi rostro en su pecho. Él acariciaba mi pelo suavemente mientras susurraba en mi oído que todo estaba bien.
- Vayamos a casa… Es muy tarde, estás agotado, y necesitamos descansar para mañana.
Caminé lentamente en su abrazo por las calles oscuras. Quedaba un buen trecho hasta el aparcamiento donde Dongwoo decía haber dejado el coche.
Mientras mis piernas se arrastraban por el asfalto, mi mente no paraba de recordar la expresión de Sungjong, de Myungsoo, de Sungyeol, de Chanhee e incluso la del propio Byunghyun. Por qué todo se había vuelto tan complicado? Cómo algo tan simple como dos personas gustándose podía convertirse en el peor laberinto emocional? No podía evitar temer que un día Dongwoo y yo fuésemos a acabar así… Nunca se sabía. Sungjong ya arrastraba dolor consigo por culpa de Myungsoo, pero mi relación con Dongwoo acababa de empezar, y no podíamos saber qué nos deparaba el futuro. Eso era lo que más miedo me daba, ir dando palos de ciego en nuestro camino.
- Deberíamos pedir un taxi? - Preguntó Dongwoo, mirándome preocupado. Negué lentamente sin levantar la vista, pero pude adivinar su ceño fruncido, que acompañó a un suspiro. - Howon… Habla conmigo. No te guardes todo eso dentro.
- Estoy bien.
- No lo estás. - No respondí, así que el avanzó y se colocó delante de mí, sujetándome los hombros y haciendo que le mirase.
Mis ojos lloraban sin detenerse, sin voluntad mía alguna, y Dongwoo me sonrió con ternura, acercándose a besarme la frente. Eso solo hizo peor la situación, porque me abalancé sobre él, aferrándome a su abrigo y llorando desconsoladamente entre sus brazos.
- Eso es… - Susurraba, con su rostro hundido en mi pelo, depositando de vez en cuando pequeños besos que acompañaban sus palabras. - Échalo todo. No te quedes con nada dentro.
- Dongwoo… - Sollocé, hundiéndome todavía más en su cuerpo.
- Estoy aquí.
- No me dejes nunca. - Rogué, entre lágrimas. Él sonrió entre mi cabello y se separó un poco de mí, mirándome al rostro con una sonrisa dulce. - Nunca.
- Tendría que estar loco para hacerlo. - Musitó, acariciándome una mejilla y depositando un suave beso en mis labios.
- Aunque te lo pida, no lo hagas.
- No lo haré.
- Prométemelo.
- Te lo juro, Howon. Nada hará que me aleje de ti.
Asentí, sintiendo que sus palabras suavizaban un poco la presión que sentía en mi pecho. Tomó mi mano, entrelazando nuestros dedos, y llevándola a su bolsillo, comenzamos a caminar de nuevo.
Después de unos quince minutos de silencio y sollozos entrecortados por mi parte, llegamos por fin al coche.
- Quítate el abrigo. Pondré la calefacción.
- Estoy bien así. - Susurré, abriendo la puerta, pero él me detuvo y me miró.
- Al salir te destemplarás y te resfriarás. Hazme caso y quítate el abrigo, te prometo que no pasarás frío. - Esa simple promesa aflojó un poquito más la presión, y por algún motivo, sentí que podía confiar plenamente en sus palabras. Si Dongwoo decía que no pasaría frío, yo le creía ciegamente.
Asentí y me quité mi abrigo. Él lo tomó y lo metió junto al suyo en la parte trasera del coche.
- Entra rápido, no cojas frío. - Obedecí, abriendo la puerta y acomodándome en los asientos de color negro. La puerta paralela a la mía no tardó en abrirse y Dongwoo entró en el coche, conectando inmediatamente la llave y encendiendo la calefacción. Le miré con dulzura: Cumplía sus promesas. Siempre.
- Vamos a casa… - Musité, hundiéndome en mi asiento, disfrutando de la calidez del interior del coche. Dongwoo asintió y el coche enseguida rugió, poniéndose en marcha.
Las ruedas volaban sobre la carretera central con un tráfico prácticamente inexistente. Los neones de la ciudad se reflejaban en los cristales e iluminaban mi ropa de distintos colores que yo observaba, preguntándome si todo estaría yendo bien con mi joven amigo. Y conmigo? Estaba todo bien conmigo? Miré a mi derecha, donde Dongwoo iba concentrado, atento a los semáforos y señales varias. Y con él? Estaba todo bien con él? Con nosotros?
Me sentí tentado a tomarle la mano, pero iba conduciendo, así que simplemente tomé la mía propia, entrelazando mis dedos, deseando que fuesen los suyos los que me diesen aún más calidez. Un cariño que siempre me hacía feliz, por pequeña que fuese la muestra.
- Cuéntame qué ocurre. - Dijo Dongwoo de repente, cuando un semáforo se puso en rojo y el coche detuvo su rumbo. Se giró hacia mí con expresión comprensiva y me miró fijamente.
No pude sostenerle la mirada, dirigiéndola a mis manos, todavía unidas en un gesto de falsa soledad. No estaba solo… Por qué me empeñaba en temer estarlo? Dongwoo había prometido que eso no iba a pasar.
- Estoy bien.
- Te conozco bien, Howon. Por qué no hablas conmigo? - Musitó, llevando una de sus manos a las mías, acariciándolas con su pulgar. Ese gesto derritió mi corazón. Sus manos eran siempre cálidas y suaves, grandes y de largos dedos. Una de las suyas casi cubría ambas las mías.
- Estoy pensando… - Respondí, fijándome entonces en el anillo que llevaba puesto. Se lo había regalado yo cuando debutamos como sub-unidad. Yo tenía uno igual, en color plateado con una “H” en fuente gótica grabada en su exterior y un “Te quiero” en el interior. Él en su momento lo entendió como un gesto de amistad, pero ahora que lo llevaba puesto sabía que ya no lo veía más así. Ojalá me hubiese puesto yo también el mío.
- Y en qué piensas?
- En el futuro.
El semáforo se puso en verde, y su cálida mano se alejó de las mías, dejándolas solas y frías. La observé irse, con expresión desesperada que Dongwoo sin duda vio.
- No sé qué se te estará pasando por la cabeza, Howon, pero elimínalo ahora mismo. - Dijo, pisando el acelerador.
- Ojalá pudiese…
Dongwoo resopló y aceleró todavía más. Yo miraba la aguja del indicador de velocidad moverse hacia el lado rojo de la rueda lentamente, pero sin pararse.
- Dongwoo… Frena un poco. - Musité. Él frunció el ceño.
- Quiero llegar pronto a casa para poder darte un abrazo, un beso, y meterte en esa cabeza llena de dudas que todo está bien.
Abrí mucho los ojos ante sus palabras, pero una sonrisa estúpida se dibujó en mi rostro. Solamente con esa especie de amenaza ya había hecho callar a la mitad de mis demonios.
No tardamos demasiado en entrar en el garaje del edificio. A través de las ventanas del sótano podía verse cómo Seúl empezaba a ser iluminado por el amanecer. Pronto serían las cinco de la mañana.
El coche protestó al ser tratado con la rudeza con la que Dongwoo frenó y aparcó. Finalmente, cuando el motor guardó silencio, se desabrochó el cinturón, se giró hacia mí y, ante mi atónita mirada, se abalanzó sobre mis labios, invadiendo mi boca y haciendo que mi pecho casi colapsase.
Cuando se separó de mis labios, húmedos por su saliva, me miró con el ceño fruncido.
- Necesitaba hacer esto. - Se excusó. Yo parpadeé, completamente desconcertado.- Y ahora, habla.
- Eh?
- Howon, te conozco tan bien como si fuese tu madre. - Después de ese beso, no me apetecía en absoluto pensar en Dongwoo como mi madre. - Sé lo que estás pensando.
- Lo sabes?
- Por supuesto. Te crees que a mí no se me ha pasado por la cabeza? - No pude evitarlo, bajé la mirada hasta sus pantalones, pero él suspiró y llevó su mano a mi mentón, haciendo que mi vista volviese de sus vaqueros a su rostro. - Eso no, melón.
- Oh.
- Escucha: Sé que estás pensando que lo que le ha pasado a Sungjong podría llegar a pasarnos algún día. Que podríamos llegar a odiarnos, a querer tirarnos al cuello del otro, a insultarnos, e incluso a querer no volver a vernos jamás. - Ante sus palabras, mi corazón se retorció de dolor y mis ojos se humedecieron. Cómo podía leerme así? Tan simple era?
- Crees que podría llegar a pasar? - Musité.
- Imposible. - Respondió inmediatamente, sonriéndome.- Por un sencillo momento: Nosotros tenemos una historia. Hemos llegado a enamorarnos porque teníamos una base de años de amistad. Porque ya nos conocíamos, y nos queríamos desde mucho antes de saberlo siquiera.
- Myungsoo y Sungjong también tenían una historia.
- Sí, de cuernos y gritos. - Resopló, haciendo una mueca. Sonreí. Siempre me hacía sonreír.- Escucha… - Dijo, poniéndose serio y respirando profundamente, probablemente buscando las palabras adecuadas. - No puedo prometerte que vayamos a estar juntos hasta la muerte. No puedo prometerte que no nos pelearemos, o que no vayamos a romper algún día… - Yo escuchaba atentamente a sus palabras, que pese a no ser de cuento de hadas, de alguna forma conseguían tranquilizarme. - Pero puedo prometerte que siempre conseguiré que seas feliz. Si no es conmigo, con alguien más. Jamás permitiré que sufras, que llores de tristeza o que desees que todo fuese diferente. Jamás. Siempre me ocuparé personalmente de estar ahí, a tu lado, ayudándote con lo que sea, alentándote a seguir adelante y gritando tu nombre cuando lo necesites.
- Dongwoo…
- Aunque yo no vaya a ser el hombre de tu vida, que espero serlo, me ocuparé de que sea el adecuado, de que te haga feliz, de que siempre tengas una sonrisa en el rostro al verle y de que te trate como te mereces.
Sonreí, completamente conmovido.
- Quieres decir… Que me haga tan feliz como tú me haces? Que me haga sonreír como tú lo haces? De que me trate como tú lo haces?
Dongwoo sonrió coquetamente.
- Ay, calla, que me voy a sonrojar. - Solté una carcajada.
- Eres idiota. - Dije, sin poder dejar de sonreír. Siempre conseguía esto… Hacerme reír. Qué más quería? Era completamente feliz.
- Pero me quieres. - Replicó, sacándome la lengua. Enarqué una ceja y puse morros.
- Eso es lo que tú te crees… El día menos pensado te digo que tengo a otro. - Abrió los ojos como platos, en una expresión de sorpresa y ofensa.
- Serías capaz? - Hizo un puchero y no pude evitarlo, volví a reír.
- Claro que sí, idiota. Pero solamente para ponerte celoso…
Frunció el ceño, colocando una mano en mi mentón y acercándome a él, quedándose apenas a unos milímetros de mis labios.
- Quieres que esto acabe con víctimas? Mira lo que pasó con Inguk…
- Pobrecito… - Sonreí traviesamente. - Tendré que llamarle para ver qué tal va…
- Ni de broma. - Masculló, rozando sus labios contra los míos. Cerré los ojos y sonreí. Le quería tanto que me sentía idiota perdido, tanto como él o más, pero me hacía tan feliz que no me importaba en absoluto. Mientras le tuviese a mi lado… Todo era posible para mí.
- Dongwoo… - Susurré, entre sus labios. Él me respondió hundiendo su boca en la mía, sujetando firmemente mi cintura. Con el freno de mano y la palanca de cambios de por medio, no podía hacer lo que quería hacer de la forma más cómoda posible.- Dongwoo… - Volví a llamarle.
Él, esta vez, se separó un poco de mí, con la respiración acelerada, y me miró. Tenía el mismo ardor en los ojos que estaba seguro que yo también tenía. Le sonreí traviesamente y me desabroché la chaqueta, quitándomela. Él no me quitaba los ojos de los míos. En ese coche hacía demasiado calor, pese a estar apagada la calefacción.
- Howon… No juegues conmigo. Que me estoy controlando hasta unos niveles que están a punto de sobrepasarme. - Sonreí y reí suavemente, respirando con la misma agitación que él. Nuestros pechos subían y bajaban al mismo ritmo. Hasta nuestras respiraciones estaban acompasadas.
- Bueno, entonces dejaré las sutilezas aparte: - Enarcó una ceja y sonrió de lado, como él sabía que me volvía loco que hiciese.- Me desnudas tú o lo hago yo?
- JODER. - Rugió, saltando de su asiento sobre el mío, abalanzándose sobre mis labios mientras yo le recibía, intentando corresponder a sus besos y aguantarme la risa. Presionó algún mecanismo al lateral de mi asiento, porque el respaldo se volcó hacia atrás, dejándome tumbado completamente en horizontal y él encima de mí, peleándose a muerte con toda mi ropa. La verdad es que me daba lo mismo que la hiciese añicos, cosa que no era tan lejano a lo posible por las ansias que mi novio le estaba poniendo a verme desnudo de una vez. Jamás me habría imaginado que Dongwoo pudiese tener esa bestia guardada en su interior.
Pronto estuvimos los dos completamente desnudos en su coche, acariciándonos, mordiéndonos y besándonos cada centímetro de piel posible. Ni complejos ni reparos, ese amanecer era nuestro, para nosotros, exclusivo y privado.
Nuestro cuerpo emanaba calor, tanto que los cristales tintados se empañaban, y mis manos, locas de placer, se intentaban aferrar a ellas, dejando su huella distorsionada por las embestidas de Dongwoo, cuyos gruñidos y gemidos casi ahogaban mis gritos.
No hace falta decir que luego encontrar la ropa para vestirnos y poder subir arriba con los demás, intentando aparentar normalidad, fue lo más complicado del día. No?
- Y ese arañazo? - Preguntó Woohyun, mirando el cuello enrojecido de Dongwoo. Éste empezó a reírse como un idiota, y yo simplemente decidí irme a la cama e ignorar que, aunque le quisiese, no dejaba de ser un hombre. Los hombres somos todos iguales: Penosos cuando hay que disimular sobre sexo.

Sungyeol POV

Myungsoo y yo estábamos sentados en un banco, en un parque no muy lejano a la zona de bares donde estaba el pub, pero ninguno decía nada. Estábamos sentados como a un metro de distancia el uno del otro, completamente en silencio. Solamente se escuchaba a la ciudad ponerse en marcha lentamente para un nuevo día de trabajo.
Me miraba la palma de la mano, enrojecida por la bofetada que le había dado no hacía demasiado tiempo. A mí me había dolido, mi piel escocía y mi corazón más, pero… Y a él? Estaba bien? No tenía el valor de preguntarle. Ni eso ni nada.
Sin embargo, había muchas cosas que quería saber… Por qué había actuado así, por qué no entendía que esta ya no era su guerra, por qué no aprendía que disculparse e irse, aunque fuese tarde, siempre ayudaba…
Sin embargo, yo tampoco me había comportado con la madurez adecuada. Pegarle? La violencia física era lo último. Además, por la expresión que había puesto Myungsoo en el momento en el que mi mano se estrelló contra su rostro, supe que algo había cambiado en su interior. Lo que no sabía es si había sido un paso hacia delante o hacia atrás. Lo último me aterraba.
Finalmente, me armé de valor y me acerqué a él. La distancia se redujo a una cautelosa mitad, pero Myungsoo estaba en trance, con la mano apoyada en su mejilla. En la mejilla que había sido golpeada sin reparo alguno.
- Myung… - Susurré, pero no obtuve respuesta. Ni siquiera parpadeaba. - Myungsoo… - Le llamé, de nuevo.
Entonces, parpadeó dos veces, antes de girarse lentamente hacia mí. No me dijo nada, solamente se quedó mirándome fijamente, mientras sus pupilas se dilataban lentamente.
- Sungyeol… - Musitó, por fin. Sonreí suavemente.
- Myungsoo… - Rompí la distancia de nuevo a la mitad, y sus ojos se humedecieron ligeramente. - Lo siento muchísimo…
- El qué?
Levanté mi mano a su mejilla, ya libre de su mano, y la acaricié con suavidad. Estaba enrojecida por el golpe.
- No debí de haberte pegado, lo siento muchísimo, de veras. - Cerró los ojos ante mi tacto y de sus ojos cayeron dos lágrimas, desacompasadas. Sentí que me ahogaba al verle llorar.
- Gracias por hacerlo. - Susurró, poniendo su mano sobre la mía. Le observé, sin poder ocultar mi sorpresa.
- Gracias?
Asintió, abriendo los ojos y mirándome con dolor y remordimiento. Qué estaba pensando?
- Gracias por pararme. Por sacarme de mi antiguo yo.
- A qué te refieres?
- Cuando iba a enfrentarme a Byunghyun… De verdad que no podía controlarme. Todo lo que sentía aquí dentro, - Se llevó la otra mano al pecho. - todos los pensamientos, todo eso… Me di miedo a mí mismo. Era tan similar a lo que sentía antes… Todo el odio, los celos, la rabia… Era horrible. Temí que Hyde venciese a Jekyll.
- Myungsoo…
- Cuando vi que te acercabas a mí, rogué porque me sacases del borde del precipicio, y lo hiciste. Gracias.
- Tuve que hacerlo, pero no me gustó. - Susurré, pegándome a él y apoyando mi cabeza en su hombro. Él apoyó su cabeza sobre la mía, y podía sentir su respiración entrecortada. Estaba asustado, él más que yo, y de él mismo. Era tristísimo, pero el hecho de que supiese lo que había pasado y no buscase excusa alguna ya me demostraba que Myungsoo estaba convirtiéndose poco a poco en una gran persona. La persona a la que yo amaba con locura.
- No quiero ni pensar en qué habría pasado si no me hubieses frenado los pies. - Susurró, buscando mi mano con la suya, y yo se la di, entrelazando nuestros dedos en un gesto de amor.
- No lo pienses. No merece la pena. - Musité.
- No puedo evitarlo… Mi mayor miedo es volver a hacerte daño, y estoy seguro de que lo hubiese vuelto a hacer si no hubieses estado a mi lado.
- Es algo a lo que tienes que hacerte, Myungsoo.
- A qué?
- A que a partir de ahora voy a estar siempre a tu lado. Te guste o no, no permitiré que vuelvas a la oscuridad. Te sacaré de ahí aunque eso implique tener que mazarte a palos. - Sentí su sonrisa ante mis palabras. Podía sonar a chiste, pero no lo era en absoluto.
- Me lo prometes?
- Mil veces si es necesario.
Giró su cabeza hasta acercarse a mi rostro y me besó con delicadeza, rompiendo a llorar justo después. Yo le miré, atónito. Qué ocurría?
- Myungsoo? - Me incorporé, arrodillándome frente a él. La hierba húmeda me empapaba las rodillas, y tenía frío, pero me daba igual. - Myungsoo, qué ocurre?
- Que tengo miedo… - Sollozó, mirándome con la expresión rota.
- Miedo de qué?
- De mí. De mi pasado.
- El pasado, pasado está.
- El mío me tortura, Sungyeol. Me sigue a donde quiera que vaya, me observa desde los pies de la cama por las noches y se convierte en pesadillas en cuanto cierro los ojos.
- Y es normal, Myungsoo. Suena crudo, pero es la verdad. Aunque no te lo creas, eso es bueno, porque significa que tienes remordimientos y que algo en tu corazón y en tu cabeza sabe que lo que hiciste no está bien. Es cuestión de que te perdones a ti mismo por ello.
- No podré hacerlo jamás… Recuerdo a Sungjong llorando, a Byunghyun también, no pueden estar juntos por mi culpa. Y tú? Cuántas noches no has dormido por mi culpa?
- Demasiadas.
- Exacto. Cómo podré enmendar todo eso?
- No puedes. - Me miró, desesperado, y yo le sonreí con dulzura. - No puedes, porque eso no depende de ti, sino de tu conciencia.
- Estoy jodido.
- No lo estás… Lo que necesitas es saber que has sido perdonado. Y para ello, primero has de disculparte. Has probado a hablar con Sungjong? Hoy no es un buen momento, tiene mucho en juego, al igual que Byunghyun, pero cuando las cosas estén más tranquilas, prueba a hablar con aquellos a los que les has hecho daño y demuéstrales que has cambiado. Que ya no eres aquel tipo que les quería hundir la vida, sino una persona nueva y hermosa no solo en apariencia.
- Y tú? - Abrí los ojos, sorprendido.
- Yo qué?
- Tú cuándo podrás perdonarme? - Sonreí.
- Yo ya lo he hecho. Yo lo hice el primer día que decidiste intentar cambiar.
- Cómo has podido? Después de todo?
Me encogí de hombros y tomé sus manos.
- Porque te quiero. Siempre lo he hecho, y siempre estuve esperando a poder perdonarte y a perdonarme a mí mismo por quererte.
- No entiendo cómo puedes querer a alguien como yo. - Me encogí de hombros de nuevo.
- Uno no escoge de quién se enamora.
- Yo en el fondo siempre supe que serías tú de quién acabaría atado. Aunque le diese un millón de vueltas, lo sabía perfectamente. - Le sonreí de nuevo y le miré con dulzura.
- La gente cambia.
- Sungjong no piensa así… - Musitó. Su mirada se tornó oscura de nuevo, y yo borré mi sonrisa. Sungjong había sido bastante duro esa noche, pero no le culpaba, cualquiera lo habría sido en sus circunstancias, además de que no había dicho ninguna mentira.
- Sungjong dijo que la gente no cambia, cierto? - Asintió.- Y en cierto modo tiene razón.
- Pero acabas de decir que…
- He dicho “en cierto modo”.
- Siempre queda algo de la naturaleza oscura. Las malas hierbas no mueren.
- La gente cambia si quiere, Myungsoo. - Me miró, serio, y le devolví la mirada.- Alguien que no tiene nada por lo que luchar, algo sobre lo que apoyarse y coger impulso para salir, por mucho que diga que va a cambiar, no lo hace. Tú tienes algo que te impulse hacia arriba? Que te haga nadar hacia la superficie?
Me miró y asintió lentamente.
- Lo tengo. - Sonreí. Sabía que se refería a mí, su mirada lo decía todo.
- Entonces? Acaso no te estás esforzando?
- Lo estoy.
- No estás luchando por enmendar tus errores? No estás ahora aquí conmigo?
- Lo estoy.
Sonreí y besé su mano.
- Entonces?
- Crees que lograré cambiar?
- Creo que ya lo has hecho. Ahora solo falta reconstruir lo que has destrozado para llegar hasta aquí.
Cerró los ojos y, de nuevo, dos lágrimas bañaron su rostro.
Me incorporé, me senté sobre su regazo, haciendo que abriese los ojos, sorprendido, y llevé mis manos a sus brazos, llevándolos a mi cintura, la cual fue abrazada de inmediato. Rodeé su cuello y le besé con suavidad.
- Confío en ti. - Susurré. Él me miraba, con la mirada húmeda, pero ahora esperanzada. Solamente quería que se sintiese valioso, importante para alguien, acompañado y amado. Quería que entendiese que no estaba solo, y que a partir de ahora, no lo estaría jamás.- Estoy aquí por y para ti, para siempre, a tu lado.
- Sungyeol…
- Te creo, confío en ti, y si dices que puedes, yo sabré que así es. Puedes lograrlo? Lograrás llegar a la superficie?
Su abrazo se hizo más fuerte y hundió su rostro en mi cuello, aspirando mi aroma. Sonreí, acariciando su pelo.
- Si estás a mi lado puedo ir hasta el cielo si es necesario. Lo estarás?
- Hasta el fin, Myungsoo.
- Te quiero.
- Te amo.
Nos besamos de nuevo, pero esta vez fue un beso de verdad. Un beso que transmitía de todo, desde sentimientos hasta ideas y recuerdos. Quería que todos los besos fuesen a sí. Besos que te diesen ganas de llorar de felicidad.
- No estés triste, sí? - Le susurré, acariciándole la mejilla. Era tan hermoso… Tanto por dentro como por fuera.
- Ya no lo estoy. - Sonrió suavemente, mirándome con amor, puro amor, emanando de sus ojos.
- Te has portado muy bien. - Le dije, dándole palmaditas en la cabeza como si fuese un cachorro. Él rió, secándose con la manga las últimas lágrimas aletargadas que todavía caían de sus ojos.- Te mereces una recompensa.
- Como me saques una galleta o algo así del bolsillo, te dejo aquí tirado y me largo a casa a dormir. - Me amenazó, con una sonrisa en el rostro. Yo reí y me acerqué a sus labios, depositando un pequeño beso y mirándole desde ellos a los ojos. Él enarcó una ceja.
- En realidad, podemos hacer lo de la galleta, pero yo estaba pensando más bien en un hotelito… No te apetece?
Ese brillo de “Estoy listo” apareció en su mirada y una sonrisa malvada se dibujó en su rostro.
- Llama a un taxi. - Reí como un niño y tomé su mano, corriendo ambos como adolescentes a la carretera a pillar uno.
Nos queríamos, nos habíamos perdonado todo lo que teníamos que perdonar y más también, así que ahora solo quedaba disfrutar nuestra juventud el uno al lado del otro. No necesitábamos nada más que estar tomados de la mano y caminar juntos. Nada más.

Sungjong POV

Cuando quisimos darnos cuenta, Byunghyun y yo estábamos todo lo solos que se podía estar en un club de strippers a las cuatro de la mañana. Sin embargo, yo estaba demasiado roto como para poder decir algo.
- Quieres tomar algo? - Susurró, finalmente. No pude evitarlo, tuve que aguantarme las ganas de arrearle un guantazo.
- No. He bajado a trabajar.
Me miró, pero yo le retiré la mirada y me dispuse a ir a la pista de baile.
- Este no es tu trabajo.- Dijo a mis espaldas. Detuve mis pasos y me giré hacia él, sin mostrar ninguna expresión. Tampoco tenía ningún sentimiento que expresar.- Tu trabajo es subirte a un escenario y mostrar al mundo tu música.
- Ah, que crees conocerme? - Espeté, enarcando una ceja. Él bajó la mirada y suspiró, metiendo las manos en los bolsillos y encorvándose sobre sí mismo.
- Por favor… - Susurró, sin elevar la mirada. - Vamos a hablar.
- No tendría ningún problema si tuviese algo que decirte, Byunghyun. - Respondí, intentando que mi voz sonase lo más segura y autoritaria posible.
- Pues ven a escucharme, por favor.
No sé por qué accedí, pero finalmente me sentí obligado a seguirle a través del servicio del bar, escaleras arriba hasta llegar a la habitación donde un día habíamos compartido cama… A la habitación donde esta locura había empezado. Donde yo, despechado y hecho trizas (no muy distinto a mi yo de ahora), me había abalanzado sobre Byunghyun como un desesperado. E incluso él me había rechazado. En eso se basaba mi vida, en rechazos y palos.
Una vez llegamos a “mi cuarto”, lleno de ropa sucia tirada por los suelos, la cama sin hacer y el baño hecho un desastre, Byunghyun miró a su alrededor, buscando un sitio donde sentarse.
Le adelanté y aparte unas camisetas de una silla, ocupándola. Él me miró y suspiró, optando simplemente por apoyarse contra la pared.
- Bueno… - Suspiró, mirándome con los brazos cruzados. A mí me parecía más interesante observar la moqueta hecha de camisetas y ropa interior.- Qué tal todo?
Enarqué una ceja, sin levantar la mirada.
- De verdad me estás preguntando eso?
- Lo siento…
- Ya.
- Si quieres que me vaya, no tienes más que pedírmelo… - Musitó. Levanté la mirada y le miré durante un único segundo. Él bajó la mirada inmediatamente, al igual que yo. No podía mirarle durante demasiado tiempo… Las lágrimas amenazaban con hundir mi coraza de acero.
- Vete. - Dije, alto y claro.
- Sungjong…
- Quiero que te vayas.
- Dijiste que me escucharías…
- Y tú que te dijese que te fueses. En el fondo me imagino que tú tampoco quieres pasar por esta humillación.
- Quiero si esto va a llevar a algo.
- A qué te crees que va a llevar? - Pregunté. Me dolía el pecho, y tenía ganas de llorar, pero no podía permitírmelo. Ni eso ni volver a mirarle a los ojos y pedirle que me dijese que me quería. No se puede tener todo en esta vida; orgullo o amor. Ambas no son posibles, y yo ya me había rendido con la segunda. - Crees que disculpándote va a cambiar algo? Ya lo hiciste en la azotea, y acaso ha mejorado algo?
- Jonghyun nos interrumpió…
- No le eches la culpa a él. - Espeté, incorporándome y girándome, mirando por la ventana la calle oscura que contenía únicamente un par de cubos de basura y sus respectivos gatos.- Aunque no hubiese venido, yo me habría ido de todas formas.
- Me besaste. - Reprochó. Yo cerré los ojos con fuerza, intentando borrar el recuerdo de mi cabeza.- Acaso eso no significó nada?
No supe que responder. En aquel momento, en aquella azotea, con el frío haciendo que me doliesen hasta los huesos y escuchando las cálidas palabras de Byunghyun, simplemente me había rendido al momento.
- Significó una despedida. - Musité.- No podemos estar juntos. No estamos hechos el uno para el otro.
- Quién lo dice? - Protestó, en casi un grito a mis espaldas. Mis lágrimas brotaron en cuanto sus palabras azotaron mi corazón.
- Los hechos.- Respondí, sin girarme, pero podía observarle en el reflejo de la ventana. Él también lloraba.
- En esa azotea… Te dije que te amaba.
- Yo no recuerdo eso. Recuerdo habértelo dicho yo.- Siseé, furioso y dolido ante el recuerdo.- Y hoy aparece Chanhee de la nada, pidiéndome que hable contigo porque me quieres y todas esas estupideces. Qué se supone que he de hacer ahora?
- Chanhee ha sido mi bofetada de realidad, Sungjong. - Gimió, caminando hasta el centro de la habitación y mirándome con los ojos rotos. Aparté la mirada de su reflejo, era demasiado insoportable.- Ha tenido que darse cuenta él por mí que estaba viviendo una mentira. Una ilusión. Jamás podría volver a quererle porque ya quería a alguien más.
- Y POR QUÉ NO LO DIJISTE ANTES!? - Grité, explotando y girándome hacia él, avanzando a pasos rápidos hasta su persona. Quería pegarle, pero eso no arreglaría nada, y probablemente me dolería más a mí que a él.
- Porque soy un cobarde que no supo actuar acorde a la situación. - Susurró, mirándome en un ruego. Yo tensé la mandíbula, intentando por todos los medios dejar de llorar, pero no podía. Era incapaz al verle a él.
- Vas a repetirme todas las chorradas que dijiste el día de la actuación? - Siseé, mirándole con furia.- Todas y cada una de ellas? Porque es muy tarde y estoy cansado.
- Yo también, pero de todas formas no sería capaz de dormir. Lo sé porque no he sido capaz de hacerlo desde que volví de América.
- Qué pena me das. - Resoplé, sarcástico. Él bajó la mirada, dolido.
- Escucha… - Susurró. Le miré de reojo. - Vamos a hacer una cosa: Dime que ya no sientes nada por mí y desapareceré para siempre. Simplemente saldré por esa puerta y no volverás a saber de mí, te lo prometo. Intentaré por todos los medios que no nos encontremos en las grabaciones, en los conciertos, o incluso en la calle. Si te veo, cruzaré de acera, me ocultaré debajo de una mesa, todo lo que sea necesario para que no tengas que volver a verme. Solamente dime que ya no sientes nada por mí.
Tragué saliva. Podía mentir así? Podía intentarlo al menos.
- No siento nada por ti más que odio. - Esas palabras me dolieron más a mí que a él, que levantó la mirada, empapada en lágrimas y con un gesto de tristeza que hizo que cerrase mis ojos inmediatamente. No podía soportar verle así.
- Repítemelo, para que pueda sentirme tan destrozado que no pueda hacer otra cosa más que despedirme. Repítemelo sinceramente y mirándome a los ojos.
- Yo, - Empecé a repetir, intentando calmar mi respiración y mis pensamientos, que intentaban frenar a mi lengua con todos los motivos que sabían.- Lee Sungjong, no siento por ti nada más que… - No pude seguir. En cuanto abrí mis ojos y me encontré con los suyos, mirándome fijamente, todo lo que había de odio en mí desapareció. Se evaporó. Esos ojos castaños… No podía con ellos. Los amaba demasiado.
- Nada más que… Qué? - Repitió, en un sollozo.
- Amor. - Susurré. Él cerró los ojos al escucharme y yo me giré, completamente furioso conmigo mismo. Por qué? Por qué era tan masoquista? Por qué el sufrir era adictivo? Por qué el dolor se había convertido en mi cocaína? Solamente sabía que le amaba, y aunque sabía que sacarle de esa habitación en ese momento era lo mejor que podía hacer para empezar a curar mi adicción, mi instinto básico era más fuerte, y dominaba mis pensamientos con mano de hierro.
- Te amo, Sungjong. Siento no haber podido decírtelo antes, al igual que siento no haberme enfrentado a mis miedos, o a Myungsoo. Ya no pienso culpar a nadie más, porque soy responsable de mis actos, y sé que lo que hice fue grotesco. - Lloraba mientras hablaba, y entonces yo ya me había derrumbado sobre mis rodillas, cayendo en el suelo blando que formaba mi ropa, sollozando tanto que corría riesgo de deshidratación.
- Por favor… - Rogué, tensando tanto mi mandíbula que me dolían los dientes.- Cállate y vete. No puedo soportarlo más…
- Por favor, - Lloró, arrodillándose delante de mí. No pude levantar la mirada y encararle, su “Te amo” resonaba por mi cabeza, creando excusas para él y su comportamiento, plantando pequeños “y si” que nacían en forma de oportunidades y sueños de nosotros dos felices, de la mano, compartiendo citas y un futuro. Me odiaba a mí mismo y a mi estúpida ingenuidad.- Podrás escucharme solo unos minutos más? Si después todavía quieres que me vaya, me iré y no volveré jamás. Lo juro.
Gemí de dolor al escucharle. No quería que se fuera, quería que me abrazase, que me besase, que me jurase que estaría a mi lado para siempre y que me hiciese el amor dulcemente como jamás me lo habían hecho. Quería mi dosis.
- Desde el momento en el que te conocí, - Susurró, con la voz entrecortada por su llanto.- supe que eras especial. Eras un alma rota por el dolor, al igual que lo era yo. Sentí que, quizás, tu serías la cura de mi enfermedad… Un pensamiento egoísta que se compensaba con la idea de que yo podría ser la tuya. Quizás encontraríamos el uno en el otro el consuelo que tanto necesitábamos, el calmante para el dolor que ambos llevábamos arrastrando durante tanto tiempo. Intenté acercarme a ti de la manera más pura que supe, con miedo al rechazo, por supuesto, pero no me rendí. Sí, admito que hice mal cuando me dejé amedrentar por Myungsoo, pero por favor, ponte en mi papel… Si alguien amenazase con destruir todo tu mundo por un deseo egoísta propio, lo permitirías? Mi grupo es de una agencia pequeña, no tenemos los guardaespaldas económicos que tiene la tuya, y el mínimo escándalo puede hundirnos. Entonces, tirarías la vida de tus compañeros y amigos, de tu familia y seres queridos, solamente por poder ser feliz? Admito que no actué como debí. Te di la espalda sin darte ninguna explicación, escondí el rabo entre las piernas y hui a otro continente sin despedirme… Eso no tiene excusa. No se la intento buscar tampoco. Solamente quiero que sepas por qué hice lo que hice.
Entre sollozos, escuchaba atentamente todo lo que me decía. Claro que lo entendía… Acaso yo no habría hecho lo mismo? Mi coraza se desmontaba pieza a pieza con cada palabra suya.
- A pesar de estar a miles de quilómetros de ti, Sungjong, y pese a que busqué refugio en la oscuridad conocida en lugar de intentar buscar una salida a ésta, jamás dejé de pensar en ti. Moría por verte, por abrazarte, pero no podía. No podía porque lo que tenía en riesgo era demasiado grande. Tenía tanto dolor dentro que me escondí en aquellos brazos de los que un día quise huir contigo.
- Chanhee… - Susurré.
- Exacto. Y no te voy a engañar, en América pasaron cosas con Chanhee, pero en ningún momento, ni cuando le miraba a él, dejaba de ver tu rostro.
Cerré los ojos con fuerza y lloré desconsoladamente. Cómo se suponía que tenía que tomarme eso? Cómo debía reaccionar? Cómo quería reaccionar? Todo en mí era un caos.
- Y ahora… Aunque ambos estemos llorando, aunque ambos estemos rotos, soy feliz. Porque me estás escuchando, porque puedo hablar contigo sin gritarnos. Y ahora, que estoy aquí a tu lado, no entiendo como he podido pasar tanto tiempo sin ver tu rostro, sin sentir tu olor y tus ojos. Nada se compara a eso, da igual por dónde haya viajado y lo que haya experimentado, porque lo que tú tienes no puedo encontrarlo en ningún otro lugar. Solamente existes tú en mi mundo. Puedes creer que fui un cobarde, y lo fui, pero yo a pesar de eso veo en ti a la persona más fuerte del mundo, la única persona valiosa para mí, la única que hace que me sienta feliz pese a estar muriéndome de dolor.
- Byunghyun… - Lloré, levantando la mirada y mirándole.
- Te quiero tanto que creo que me voy a volver loco. No intento manipularte, puedo haberte fallado, pero te he querido desde el momento en el que te vi. Tanto que he hecho las mayores tonterías del mundo, las estupideces más grandes y las locuras más imposibles. Hablar es fácil, por eso te ruego que, esta noche, pienses en mis palabras y decidas si me das una oportunidad que no merezco.
No podía apartar la mirada de él. Ni parpadeaba, eso era lo último que se pasaba por mi cabeza en esos momentos.
- Por qué debería creerte? - Susurré.
- Porque jamás me había arrodillado por nada en mi vida, y estoy rogándote por un minuto de tu tiempo.
- Y qué quieres que haga ahora? - Mi voz no quería salir en un tono normal. Solamente salía en un hilo finísimo, casi inaudible. Él sonrió con tristeza y bajó la cabeza.
- Mi parte comprensiva quiere que pienses esta noche con tranquilidad todo lo que ha pasado hoy… Mi parte egoísta y la que más te ha extrañado quiere una sonrisa.
“Una sonrisa…”, repitió mi mente. Byunghyun me pedía una sonrisa como confirmación de que le había perdonado y que estaba dispuesto a volver a amarle. Pero… Y yo? Quería amarle, claro que quería, pero estaba preparado? En estos momentos en los que la tristeza y la desesperación se arremolinaban formando un torbellino de emociones, yo no quería una sonrisa, quería un beso.
- Ahora me iré. - Susurró, incorporándose a duras penas. Sus piernas temblaban, aunque él intentaba ocultarlo, y yo le seguí con la mirada.- Si finalmente tienes algo que decirme… Mándame un mensaje. No hace falta ni que me llames, yo lo haré. El mensaje no tiene ni que decir nada… Solamente… Mándame una señal y yo iré corriendo a donde quiera que estés.
Me sonrió suavemente, y tras secarse el rostro con las mangas de la sudadera, se giró sobre sí mismo y caminó lentamente hacia la puerta.
Yo abrí los ojos como platos. Se iba, realmente se iba. Esa puerta era el final, si la atravesaba, estaba seguro de que no sería capaz de volver a verle, y no por él, sino por mí y mi estúpido orgullo, machacado hasta el extremo y que ya no soportaba más golpes.
Pero… Acaso no podía ponerme en su piel? Cuánto le habría costado a él sincerarse? Abrirse ante mí de la forma en la que lo había hecho? Arrodillarse para pedirme que le sonriese una vez más? No necesité más. No necesitaba más. Me incorporé y corrí a cerrar la puerta en el justo momento en el que él tomaba el pomo entre sus manos. Me miró, sorprendido, mientras yo sollozaba y respiraba agitadamente.
- No te vayas. - Rogué, mirándole a los ojos. Él parpadeó, sin comprender, pero obedeció, dejando caer sus brazos a ambos lados de su cuerpo. - No te vayas. - Repetí.
Nos quedamos mirándonos el uno al otro durante unos segundos en los que el tiempo se detuvo. Era como si jamás nos hubiésemos visto antes, como si fuésemos extraños que sienten el capricho del destino al mirarse a los ojos.
- Te quiero. - Susurró, de la nada. Yo sonreí levemente y él, entonces, dejó caer dos lágrimas más.
- Bésame. - Ordené. Mi pecho no recibía suficiente oxígeno, me mareaba por el agotamiento, pero no me iba a dejar caer. Nunca más me dejaría caer.
Creí que dudaría, que me miraría sorprendido, o que incluso diría que no era el momento… Pero no tardó ni una décima de segundo en reaccionar y lanzarse sobre mi boca, tal y como yo deseaba, mordiéndonos de necesidad, lamiéndonos como si jamás nos hubiésemos saboreado antes, y suspirando de alivio. Esta era nuestra dosis.
La tensión era tal que caminamos a tropezones hasta la cama, donde caímos el uno al lado del otro, entrelazándonos en un abrazo y enredando nuestras piernas en una espiral de besos y deseo. Cuánto tiempo hacía que habíamos deseado esto? Quizás incluso desde antes de conocernos.
Yo moría por saber qué era hacer el amor… No hablo de sexo, sino de algo completamente distinto. Juro que jamás me había sentido tan preciado como cuando Byunghyun me quitó la ropa y me miró como si fuese de cristal. Sentía que podía ver a través de mí, directamente a mi corazón y alma. No existía nada físico entre nosotros, era algo mucho más complicado, más químico y mágico al mismo tiempo. Básico pero complejo al mismo tiempo. Quién puede tener el valor de definir el amor?
Nos revolcábamos desnudos en el colchón, deshecho y con las sábanas enredándose entre nosotros. Todo eso era nuevo para mí, que jamás había sido parte de algo tan maravilloso. Algo tan bello que entraban ganas de parar para llorar de alegría, algo que te abrazaba desde lo más profundo de tu ser para inundarte con olas de gozo y placer. Jamás había sido algo distinto a un objeto, un consolador andante para todos aquellos que en su momento habían colonizado mi cuerpo… Pero Byunghyun me acariciaba, me besaba, me miraba como si realmente fuese importante para él. Quizás incluso lo fuese, quizás realmente me quería y yo solamente no sabía lo que era eso… Quizás había llegado mi momento de ser feliz.
Grité de placer en el momento en el que invadió mi cuerpo lentamente, gimiendo en mi boca, abierta de par en par, con mi espalda arqueada y mis uñas clavándose en sus hombros.
Todo era suave, sensual. Cada toque de sus manos hacía que me retorciese, y el calor que su cuerpo me proporcionaba compensaba la helada que caía al otro lado de la ventana.
Nuestros sudores se mezclaban, creando la más exquisita de las bebidas, mientras él salía y entraba de mi interior, dedicándonos miradas y sonrisas que serían un secreto solo para nosotros, algo que esperaba que nos uniese hasta que el mundo se tornase oscuro a nuestros ojos y vidas.
Clavaba sus dientes en mi cuello, haciendo que de mi garganta brotasen gemidos ahogados, pero curaba el dolor del momento con su saliva, que corría por mi cuerpo, humedeciéndolo entero, como si el sudor ya no fuese lo suficientemente cálido y refrescante al mismo tiempo.
Su mano viajaba por mi vientre, jugando conmigo como quería, llevándome a la locura cuando acariciaba  zonas prohibidas pero que eran las más deliciosas, como todos los pecados del mundo juntos.
Pasaron horas, incluso el sol había comenzado a inundar la estancia cuando finalmente dejó que me corriese en un gemido ronco que él acompañó al inundar mi interior de su esencia y caer rendido a mi lado. Solamente pudo dedicarme el beso más dulce del mundo y una sonrisa antes de colapsar en manos del sueño.
Le observé dormir hasta que el reloj marcó las siete de la mañana, y entonces, tras besar sus labios, me incorporé de la cama, sintiendo todo mi interior resbalar por mis muslos, empapándolos de nuevo. La sensación era deliciosa, pero decidí guardarla como un tesoro en mi memoria mientras me duchaba, porque sería la última vez que sucumbiría a ella.
Llegaba el momento de despedirme, esta vez por mi parte. Había tenido mi sobredosis, y mi bofetada de realidad. Un escándalo hundiría su carrera, pero la mía también, y seis personas estaban a mi lado, cortándose al intentar sujetar el hilo del que pendía mi vida. No podía permitir que continuasen siendo heridos por mi culpa…
Mientras me vestía lo más silenciosamente posible pensaba que, quizás, no tendría que ser una despedida para siempre, sino solamente un “hasta pronto”. Ahora mismo ninguno podía permitirse una relación que llevase más de dos minutos a la semana, así que quizás en un futuro podríamos declararnos nuestro amor mutuo. Por el momento…
Sujeté el pomo de la puerta con una mano, mientras que con la otra cargaba mi maleta, llena de mis posesiones. Me iba para no volver.
- Adiós, Byunghyun. Gracias por tu amor. Lo atesoraré.
Y la puerta se cerró a mis espaldas, al igual que la del edificio, y al igual que la del taxi que me llevó a casa. A mi verdadera casa.



14 comentarios:

  1. noooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo
    SungJong nononono
    te vas a arrepentir
    Dios me encanto en capitulo, quiero mas

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    1. Me alegro de que te gustase tanto ^^
      Pronto el siguiente... Y el último.
      Gracias por leer y comentar <3

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    2. Por que me provocas tanto dolor, mi corazón ya no aguanta más -se muere moridamente- TwT por que todo es tan difícil! Por qué! Espero El próximo cap, espero haya una boda imaginaria Jajajjajaja Ok no, quiero mas Cao TwT.
      PD: Extrañaba leer tu finc ♡

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    3. Yukari! Te he echado de menos! Qué tal todo? <3
      No te mueras! Ni moridamente ni de ninguna otra manera! D:
      Boda... Bueno... No prometo nada xD
      P.D: Y yo que me leyeses <3

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  2. siguela porfavor esta emocionante, escribes precioso. Feliz año nuevo :)

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    1. Actualizaré pronto ^^ Estamos de vacaciones de Navidad, que tenemos derecho jajajaja
      Muchísimas gracias por el cunplido <3
      Gracias por leer y comentar! Feliz año 2015!

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  3. Hey~

    Sí, comento después de más de veinte días... perdón por eso, culpa mía y de mis alrededores XD ¡Pero no iba a dejarlo sin comentar! ¡Por supuesto que no! Vamos por partes,

    Primero, Hoya es todo en terrón de azúcar por la preocupación que siente por el maknae, me encanta que esté tan unido a él, es muy tierno, al igual que Dongwoo cuando estaba consolando, se han convertido en una pareja acaramelada en toda regla, son encantadores. ¡Por supuesto que estarán juntos siempre! ¡Apostaría mi mano derecha a que lo estarán!
    Aunque por un momento hiciste que me preocupara por ellos, Dongwoo conducía demasiado rápido, y yo tengo un trauma por tantos fics que han acabado en un accidente de tráfico, aunque menos mal que no pasó nada ;^; traumas, traumas everywhere XDD
    Me encantó como acabaron las cosas entre ellos, todo lo mal que pasaron terminó estupendamente, Y, en mi humilde opinión de lectora totalmente prendada por la forma en que escribes, no podrías haberlo hecho mejor <3

    Segundo... Joder, que sincera y fuerte se ha vuelta la relación entre Myungsoo y Sungyeol, son perfectos el uno para el otro, se dicen las cosas que son, sin mentiras ni nada, para mí que de ahora en adelante nada podrá con ellos.
    Aunque cuando L lloraba me partió el corazón, pero me alivió a partes iguales, como dije hace... tres? dos?... Lo que sea XD Como dije hace tres o dos capítulos, ¡Myungsoo ha salido del lado oscuro! ¡Nadie puede negarlo! XD

    Tercero y último: Sungjong y Byunghyun... ¿Qué podría decir de ellos? Me alegra que hayan “Arreglado” lo suyo pero no sé qué va a pasar con Sungjong… todavía no está del todo bien ;^; tengo que esperar a ver qué pasa con él en el otro capítulo…

    Para finalizar, Lo peor.... ¡lo peor para mí fue que acabé con una caja de pañuelos entera mientras leía el capítulo! XD demonios, te encanta hacerme llorar ¿No? le has cogido el gustillo XDD
    Sé que se me olvida decirte algo más... para variar... -.-
    Como siempre, me gustó el capítulo, y perdón por tardar en responder, estaba en plena depresión post-vacacional (?) ok no, estaba algo liada, eso es todo, espero que hayas pasado una bonita navidad!! ...y año nuevo...... y reyes... >.<

    ¡Gracias por el capítulo! <33

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    1. Y yo respondo después de miles de meses (?) Soy una mala escritora TT___TT
      Ya ni me acuerdo de qué había escrito... :__D

      En fin, los accidentes de tráfico en los fics son demasiado comunes, y yo escribo de toh menos cosas normales jajajaja
      Myungsoo ha salido del lado oscuro, eso parece... A ver cuánto le dura xD
      Yo creo recordar que también había llorado al escribir este... Tengo la mala costumbre de meterme mucho en lo que escribo y luego me paso una semana deprimidísima.
      Me alegro de que te gustase tanto, Kath! Te echo un montón de menos! A ver cuándo podemos charlar ^^

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    2. Miles de meses, lol, al menos tengo una respuesta *es feliz*
      ME ALEGRO MUCHO DE QUE NO ESCRIBAS COSAS COMUNES ¡VAYA QUE SI ME ALEGRO! *Aún sigue con el trauma* te juro que si incluso leo que alguien que cruza la calle ya me preocupo XD
      Oh, pls,¡ Myungsoo dejó de ser malo ya! ¡Hay que ser positivos!
      T^T al menos también lloraste, ya no me siento tan ghei XD
      ¡Yo también te echo de menos! (Creo que ya lo puse por ahí... en algún comentario) Charlar cuando quieras, yo encantada xD

      Pásala bien por allá~~

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    3. xD Miles de cientos de millones de... Ya. xD
      Los accidentes están hasta en la sopa, es un argumento tan común que ya aburre.
      JAJAJAJAJAA SI FUERAS GHEI, ESTARÍA OKAY~ Ok, ya paro. Soy más hortera que una perdiz con liguero.
      Huy, huy, huy... No me hagas invitación a charleta que la liamos xD Que como empiece, no me callo xD

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  4. donde esta la continuacion!!!!
    gua llorar TwT quiero leer en que terminara todo esto
    hola? :c hal alguien ahi? HAY ALGUIEN AHIIII??!!!! DE PREFERENCIA LA AUTORA PARA QUE CONTINUE >:C
    GUENO ESTA HERMOSO TU FIC TWT te felicito :3
    aunque te tardas mucho :´v pero ya...
    estare esperando la conti *w*

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    1. Lo siento, hubo unas complicaciones. Estamos trabajando para volver a ponernos en marcha pronto. Espero que te gusten los futuros capítulos.
      Gracias!

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  5. Quisiera seguir leyendo tu magnifica historia >u<

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  6. Please, la continuación!!! No puedo con tanta incertidumbre, leí toda la historia en un día!! no podía dejar de leer, por favor!! apiádate de mi!! xD

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