Hoya POV
Dejar a
Sungjong en aquel antro había sido una de las decisiones más complicadas de
toda mi vida. Lo lógico sería creer que estoy exagerando, pero yo no lo
considero así en absoluto; Sungjong era una de las personas más importantes de
mi vida, y pese a que la diferencia de edad no era tanta, a mí me daba la
impresión de que le había visto crecer.
Cuando llegó
a Infinite era una cosita pequeña, tímida y que, aunque lo nieguen los demás,
todos creíamos que era una chica extraplana.
Dulce,
generoso, atento, reservado pero cariñoso; nuestro maknae estaba creciendo, y a
mí más que a los demás, me costaba dejar que lo hiciese solo. Crecer no es
fácil, y ya en su mayoría de edad, su vida era complicada y especialmente dura
en lo que sentimientos se refiere.
- Howon… -
Me llamó Dongwoo con suavidad. Le miré.- No llores…
Estaba
llorando? Me llevé la mano lentamente al rostro, húmedo, y sollocé, hundiendo
mi rostro en su pecho. Él acariciaba mi pelo suavemente mientras susurraba en
mi oído que todo estaba bien.
- Vayamos a
casa… Es muy tarde, estás agotado, y necesitamos descansar para mañana.
Caminé
lentamente en su abrazo por las calles oscuras. Quedaba un buen trecho hasta el
aparcamiento donde Dongwoo decía haber dejado el coche.
Mientras mis
piernas se arrastraban por el asfalto, mi mente no paraba de recordar la
expresión de Sungjong, de Myungsoo, de Sungyeol, de Chanhee e incluso la del
propio Byunghyun. Por qué todo se había vuelto tan complicado? Cómo algo tan
simple como dos personas gustándose podía convertirse en el peor laberinto
emocional? No podía evitar temer que un día Dongwoo y yo fuésemos a acabar así…
Nunca se sabía. Sungjong ya arrastraba dolor consigo por culpa de Myungsoo,
pero mi relación con Dongwoo acababa de empezar, y no podíamos saber qué nos
deparaba el futuro. Eso era lo que más miedo me daba, ir dando palos de ciego
en nuestro camino.
- Deberíamos
pedir un taxi? - Preguntó Dongwoo, mirándome preocupado. Negué lentamente sin
levantar la vista, pero pude adivinar su ceño fruncido, que acompañó a un
suspiro. - Howon… Habla conmigo. No te guardes todo eso dentro.
- Estoy
bien.
- No lo
estás. - No respondí, así que el avanzó y se colocó delante de mí, sujetándome
los hombros y haciendo que le mirase.
Mis ojos
lloraban sin detenerse, sin voluntad mía alguna, y Dongwoo me sonrió con
ternura, acercándose a besarme la frente. Eso solo hizo peor la situación,
porque me abalancé sobre él, aferrándome a su abrigo y llorando
desconsoladamente entre sus brazos.
- Eso es… -
Susurraba, con su rostro hundido en mi pelo, depositando de vez en cuando
pequeños besos que acompañaban sus palabras. - Échalo todo. No te quedes con
nada dentro.
- Dongwoo… -
Sollocé, hundiéndome todavía más en su cuerpo.
- Estoy
aquí.
- No me
dejes nunca. - Rogué, entre lágrimas. Él sonrió entre mi cabello y se separó un
poco de mí, mirándome al rostro con una sonrisa dulce. - Nunca.
- Tendría
que estar loco para hacerlo. - Musitó, acariciándome una mejilla y depositando
un suave beso en mis labios.
- Aunque te
lo pida, no lo hagas.
- No lo
haré.
-
Prométemelo.
- Te lo
juro, Howon. Nada hará que me aleje de ti.
Asentí,
sintiendo que sus palabras suavizaban un poco la presión que sentía en mi
pecho. Tomó mi mano, entrelazando nuestros dedos, y llevándola a su bolsillo,
comenzamos a caminar de nuevo.
Después de
unos quince minutos de silencio y sollozos entrecortados por mi parte, llegamos
por fin al coche.
- Quítate el
abrigo. Pondré la calefacción.
- Estoy bien
así. - Susurré, abriendo la puerta, pero él me detuvo y me miró.
- Al salir
te destemplarás y te resfriarás. Hazme caso y quítate el abrigo, te prometo que
no pasarás frío. - Esa simple promesa aflojó un poquito más la presión, y por
algún motivo, sentí que podía confiar plenamente en sus palabras. Si Dongwoo
decía que no pasaría frío, yo le creía ciegamente.
Asentí y me
quité mi abrigo. Él lo tomó y lo metió junto al suyo en la parte trasera del
coche.
- Entra
rápido, no cojas frío. - Obedecí, abriendo la puerta y acomodándome en los
asientos de color negro. La puerta paralela a la mía no tardó en abrirse y
Dongwoo entró en el coche, conectando inmediatamente la llave y encendiendo la
calefacción. Le miré con dulzura: Cumplía sus promesas. Siempre.
- Vamos a
casa… - Musité, hundiéndome en mi asiento, disfrutando de la calidez del
interior del coche. Dongwoo asintió y el coche enseguida rugió, poniéndose en
marcha.
Las ruedas
volaban sobre la carretera central con un tráfico prácticamente inexistente.
Los neones de la ciudad se reflejaban en los cristales e iluminaban mi ropa de
distintos colores que yo observaba, preguntándome si todo estaría yendo bien
con mi joven amigo. Y conmigo? Estaba todo bien conmigo? Miré a mi derecha,
donde Dongwoo iba concentrado, atento a los semáforos y señales varias. Y con
él? Estaba todo bien con él? Con nosotros?
Me sentí
tentado a tomarle la mano, pero iba conduciendo, así que simplemente tomé la
mía propia, entrelazando mis dedos, deseando que fuesen los suyos los que me
diesen aún más calidez. Un cariño que siempre me hacía feliz, por pequeña que
fuese la muestra.
- Cuéntame
qué ocurre. - Dijo Dongwoo de repente, cuando un semáforo se puso en rojo y el
coche detuvo su rumbo. Se giró hacia mí con expresión comprensiva y me miró
fijamente.
No pude
sostenerle la mirada, dirigiéndola a mis manos, todavía unidas en un gesto de
falsa soledad. No estaba solo… Por qué me empeñaba en temer estarlo? Dongwoo
había prometido que eso no iba a pasar.
- Estoy
bien.
- Te conozco
bien, Howon. Por qué no hablas conmigo? - Musitó, llevando una de sus manos a
las mías, acariciándolas con su pulgar. Ese gesto derritió mi corazón. Sus
manos eran siempre cálidas y suaves, grandes y de largos dedos. Una de las
suyas casi cubría ambas las mías.
- Estoy
pensando… - Respondí, fijándome entonces en el anillo que llevaba puesto. Se lo
había regalado yo cuando debutamos como sub-unidad. Yo tenía uno igual, en
color plateado con una “H” en fuente gótica grabada en su exterior y un “Te
quiero” en el interior. Él en su momento lo entendió como un gesto de amistad,
pero ahora que lo llevaba puesto sabía que ya no lo veía más así. Ojalá me
hubiese puesto yo también el mío.
- Y en qué
piensas?
- En el futuro.
El semáforo
se puso en verde, y su cálida mano se alejó de las mías, dejándolas solas y
frías. La observé irse, con expresión desesperada que Dongwoo sin duda vio.
- No sé qué
se te estará pasando por la cabeza, Howon, pero elimínalo ahora mismo. - Dijo,
pisando el acelerador.
- Ojalá
pudiese…
Dongwoo
resopló y aceleró todavía más. Yo miraba la aguja del indicador de velocidad
moverse hacia el lado rojo de la rueda lentamente, pero sin pararse.
- Dongwoo…
Frena un poco. - Musité. Él frunció el ceño.
- Quiero
llegar pronto a casa para poder darte un abrazo, un beso, y meterte en esa
cabeza llena de dudas que todo está bien.
Abrí mucho
los ojos ante sus palabras, pero una sonrisa estúpida se dibujó en mi rostro.
Solamente con esa especie de amenaza ya había hecho callar a la mitad de mis
demonios.
No tardamos
demasiado en entrar en el garaje del edificio. A través de las ventanas del
sótano podía verse cómo Seúl empezaba a ser iluminado por el amanecer. Pronto
serían las cinco de la mañana.
El coche protestó
al ser tratado con la rudeza con la que Dongwoo frenó y aparcó. Finalmente,
cuando el motor guardó silencio, se desabrochó el cinturón, se giró hacia mí y,
ante mi atónita mirada, se abalanzó sobre mis labios, invadiendo mi boca y
haciendo que mi pecho casi colapsase.
Cuando se
separó de mis labios, húmedos por su saliva, me miró con el ceño fruncido.
- Necesitaba
hacer esto. - Se excusó. Yo parpadeé, completamente desconcertado.- Y ahora,
habla.
- Eh?
- Howon, te
conozco tan bien como si fuese tu madre. - Después de ese beso, no me apetecía
en absoluto pensar en Dongwoo como mi madre. - Sé lo que estás pensando.
- Lo sabes?
- Por
supuesto. Te crees que a mí no se me ha pasado por la cabeza? - No pude
evitarlo, bajé la mirada hasta sus pantalones, pero él suspiró y llevó su mano
a mi mentón, haciendo que mi vista volviese de sus vaqueros a su rostro. - Eso
no, melón.
- Oh.
- Escucha:
Sé que estás pensando que lo que le ha pasado a Sungjong podría llegar a
pasarnos algún día. Que podríamos llegar a odiarnos, a querer tirarnos al
cuello del otro, a insultarnos, e incluso a querer no volver a vernos jamás. -
Ante sus palabras, mi corazón se retorció de dolor y mis ojos se humedecieron.
Cómo podía leerme así? Tan simple era?
- Crees que
podría llegar a pasar? - Musité.
- Imposible.
- Respondió inmediatamente, sonriéndome.- Por un sencillo momento: Nosotros
tenemos una historia. Hemos llegado a enamorarnos porque teníamos una base de
años de amistad. Porque ya nos conocíamos, y nos queríamos desde mucho antes de
saberlo siquiera.
- Myungsoo y
Sungjong también tenían una historia.
- Sí, de
cuernos y gritos. - Resopló, haciendo una mueca. Sonreí. Siempre me hacía
sonreír.- Escucha… - Dijo, poniéndose serio y respirando profundamente,
probablemente buscando las palabras adecuadas. - No puedo prometerte que
vayamos a estar juntos hasta la muerte. No puedo prometerte que no nos
pelearemos, o que no vayamos a romper algún día… - Yo escuchaba atentamente a
sus palabras, que pese a no ser de cuento de hadas, de alguna forma conseguían
tranquilizarme. - Pero puedo prometerte que siempre conseguiré que seas feliz.
Si no es conmigo, con alguien más. Jamás permitiré que sufras, que llores de
tristeza o que desees que todo fuese diferente. Jamás. Siempre me ocuparé personalmente
de estar ahí, a tu lado, ayudándote con lo que sea, alentándote a seguir adelante
y gritando tu nombre cuando lo necesites.
- Dongwoo…
- Aunque yo
no vaya a ser el hombre de tu vida, que espero serlo, me ocuparé de que sea el
adecuado, de que te haga feliz, de que siempre tengas una sonrisa en el rostro
al verle y de que te trate como te mereces.
Sonreí,
completamente conmovido.
- Quieres
decir… Que me haga tan feliz como tú me haces? Que me haga sonreír como tú lo
haces? De que me trate como tú lo haces?
Dongwoo
sonrió coquetamente.
- Ay, calla,
que me voy a sonrojar. - Solté una carcajada.
- Eres
idiota. - Dije, sin poder dejar de sonreír. Siempre conseguía esto… Hacerme
reír. Qué más quería? Era completamente feliz.
- Pero me
quieres. - Replicó, sacándome la lengua. Enarqué una ceja y puse morros.
- Eso es lo
que tú te crees… El día menos pensado te digo que tengo a otro. - Abrió los
ojos como platos, en una expresión de sorpresa y ofensa.
- Serías
capaz? - Hizo un puchero y no pude evitarlo, volví a reír.
- Claro que
sí, idiota. Pero solamente para ponerte celoso…
Frunció el
ceño, colocando una mano en mi mentón y acercándome a él, quedándose apenas a
unos milímetros de mis labios.
- Quieres
que esto acabe con víctimas? Mira lo que pasó con Inguk…
- Pobrecito…
- Sonreí traviesamente. - Tendré que llamarle para ver qué tal va…
- Ni de
broma. - Masculló, rozando sus labios contra los míos. Cerré los ojos y sonreí.
Le quería tanto que me sentía idiota perdido, tanto como él o más, pero me hacía
tan feliz que no me importaba en absoluto. Mientras le tuviese a mi lado… Todo
era posible para mí.
- Dongwoo… -
Susurré, entre sus labios. Él me respondió hundiendo su boca en la mía,
sujetando firmemente mi cintura. Con el freno de mano y la palanca de cambios
de por medio, no podía hacer lo que quería hacer de la forma más cómoda
posible.- Dongwoo… - Volví a llamarle.
Él, esta
vez, se separó un poco de mí, con la respiración acelerada, y me miró. Tenía el
mismo ardor en los ojos que estaba seguro que yo también tenía. Le sonreí
traviesamente y me desabroché la chaqueta, quitándomela. Él no me quitaba los
ojos de los míos. En ese coche hacía demasiado calor, pese a estar apagada la
calefacción.
- Howon… No
juegues conmigo. Que me estoy controlando hasta unos niveles que están a punto
de sobrepasarme. - Sonreí y reí suavemente, respirando con la misma agitación
que él. Nuestros pechos subían y bajaban al mismo ritmo. Hasta nuestras
respiraciones estaban acompasadas.
- Bueno,
entonces dejaré las sutilezas aparte: - Enarcó una ceja y sonrió de lado, como
él sabía que me volvía loco que hiciese.- Me desnudas tú o lo hago yo?
- JODER. -
Rugió, saltando de su asiento sobre el mío, abalanzándose sobre mis labios
mientras yo le recibía, intentando corresponder a sus besos y aguantarme la
risa. Presionó algún mecanismo al lateral de mi asiento, porque el respaldo se
volcó hacia atrás, dejándome tumbado completamente en horizontal y él encima de
mí, peleándose a muerte con toda mi ropa. La verdad es que me daba lo mismo que
la hiciese añicos, cosa que no era tan lejano a lo posible por las ansias que
mi novio le estaba poniendo a verme desnudo de una vez. Jamás me habría
imaginado que Dongwoo pudiese tener esa bestia guardada en su interior.
Pronto
estuvimos los dos completamente desnudos en su coche, acariciándonos,
mordiéndonos y besándonos cada centímetro de piel posible. Ni complejos ni
reparos, ese amanecer era nuestro, para nosotros, exclusivo y privado.
Nuestro
cuerpo emanaba calor, tanto que los cristales tintados se empañaban, y mis
manos, locas de placer, se intentaban aferrar a ellas, dejando su huella
distorsionada por las embestidas de Dongwoo, cuyos gruñidos y gemidos casi
ahogaban mis gritos.
No hace
falta decir que luego encontrar la ropa para vestirnos y poder subir arriba con
los demás, intentando aparentar normalidad, fue lo más complicado del día. No?
- Y ese
arañazo? - Preguntó Woohyun, mirando el cuello enrojecido de Dongwoo. Éste
empezó a reírse como un idiota, y yo simplemente decidí irme a la cama e
ignorar que, aunque le quisiese, no dejaba de ser un hombre. Los hombres somos
todos iguales: Penosos cuando hay que disimular sobre sexo.
Sungyeol POV
Myungsoo y
yo estábamos sentados en un banco, en un parque no muy lejano a la zona de
bares donde estaba el pub, pero ninguno decía nada. Estábamos sentados como a
un metro de distancia el uno del otro, completamente en silencio. Solamente se
escuchaba a la ciudad ponerse en marcha lentamente para un nuevo día de
trabajo.
Me miraba la
palma de la mano, enrojecida por la bofetada que le había dado no hacía
demasiado tiempo. A mí me había dolido, mi piel escocía y mi corazón más, pero…
Y a él? Estaba bien? No tenía el valor de preguntarle. Ni eso ni nada.
Sin embargo,
había muchas cosas que quería saber… Por qué había actuado así, por qué no
entendía que esta ya no era su guerra, por qué no aprendía que disculparse e
irse, aunque fuese tarde, siempre ayudaba…
Sin embargo,
yo tampoco me había comportado con la madurez adecuada. Pegarle? La violencia
física era lo último. Además, por la expresión que había puesto Myungsoo en el
momento en el que mi mano se estrelló contra su rostro, supe que algo había
cambiado en su interior. Lo que no sabía es si había sido un paso hacia delante
o hacia atrás. Lo último me aterraba.
Finalmente,
me armé de valor y me acerqué a él. La distancia se redujo a una cautelosa
mitad, pero Myungsoo estaba en trance, con la mano apoyada en su mejilla. En la
mejilla que había sido golpeada sin reparo alguno.
- Myung… -
Susurré, pero no obtuve respuesta. Ni siquiera parpadeaba. - Myungsoo… - Le
llamé, de nuevo.
Entonces,
parpadeó dos veces, antes de girarse lentamente hacia mí. No me dijo nada,
solamente se quedó mirándome fijamente, mientras sus pupilas se dilataban
lentamente.
- Sungyeol…
- Musitó, por fin. Sonreí suavemente.
- Myungsoo…
- Rompí la distancia de nuevo a la mitad, y sus ojos se humedecieron
ligeramente. - Lo siento muchísimo…
- El qué?
Levanté mi
mano a su mejilla, ya libre de su mano, y la acaricié con suavidad. Estaba
enrojecida por el golpe.
- No debí de
haberte pegado, lo siento muchísimo, de veras. - Cerró los ojos ante mi tacto y
de sus ojos cayeron dos lágrimas, desacompasadas. Sentí que me ahogaba al verle
llorar.
- Gracias
por hacerlo. - Susurró, poniendo su mano sobre la mía. Le observé, sin poder
ocultar mi sorpresa.
- Gracias?
Asintió,
abriendo los ojos y mirándome con dolor y remordimiento. Qué estaba pensando?
- Gracias
por pararme. Por sacarme de mi antiguo yo.
- A qué te
refieres?
- Cuando iba
a enfrentarme a Byunghyun… De verdad que no podía controlarme. Todo lo que
sentía aquí dentro, - Se llevó la otra mano al pecho. - todos los pensamientos,
todo eso… Me di miedo a mí mismo. Era tan similar a lo que sentía antes… Todo
el odio, los celos, la rabia… Era horrible. Temí que Hyde venciese a Jekyll.
- Myungsoo…
- Cuando vi
que te acercabas a mí, rogué porque me sacases del borde del precipicio, y lo
hiciste. Gracias.
- Tuve que
hacerlo, pero no me gustó. - Susurré, pegándome a él y apoyando mi cabeza en su
hombro. Él apoyó su cabeza sobre la mía, y podía sentir su respiración
entrecortada. Estaba asustado, él más que yo, y de él mismo. Era tristísimo,
pero el hecho de que supiese lo que había pasado y no buscase excusa alguna ya
me demostraba que Myungsoo estaba convirtiéndose poco a poco en una gran
persona. La persona a la que yo amaba con locura.
- No quiero
ni pensar en qué habría pasado si no me hubieses frenado los pies. - Susurró,
buscando mi mano con la suya, y yo se la di, entrelazando nuestros dedos en un
gesto de amor.
- No lo
pienses. No merece la pena. - Musité.
- No puedo
evitarlo… Mi mayor miedo es volver a hacerte daño, y estoy seguro de que lo
hubiese vuelto a hacer si no hubieses estado a mi lado.
- Es algo a
lo que tienes que hacerte, Myungsoo.
- A qué?
- A que a
partir de ahora voy a estar siempre a tu lado. Te guste o no, no permitiré que
vuelvas a la oscuridad. Te sacaré de ahí aunque eso implique tener que mazarte
a palos. - Sentí su sonrisa ante mis palabras. Podía sonar a chiste, pero no lo
era en absoluto.
- Me lo
prometes?
- Mil veces
si es necesario.
Giró su
cabeza hasta acercarse a mi rostro y me besó con delicadeza, rompiendo a llorar
justo después. Yo le miré, atónito. Qué ocurría?
- Myungsoo?
- Me incorporé, arrodillándome frente a él. La hierba húmeda me empapaba las
rodillas, y tenía frío, pero me daba igual. - Myungsoo, qué ocurre?
- Que tengo
miedo… - Sollozó, mirándome con la expresión rota.
- Miedo de
qué?
- De mí. De
mi pasado.
- El pasado,
pasado está.
- El mío me
tortura, Sungyeol. Me sigue a donde quiera que vaya, me observa desde los pies
de la cama por las noches y se convierte en pesadillas en cuanto cierro los
ojos.
- Y es
normal, Myungsoo. Suena crudo, pero es la verdad. Aunque no te lo creas, eso es
bueno, porque significa que tienes remordimientos y que algo en tu corazón y en
tu cabeza sabe que lo que hiciste no está bien. Es cuestión de que te perdones
a ti mismo por ello.
- No podré
hacerlo jamás… Recuerdo a Sungjong llorando, a Byunghyun también, no pueden
estar juntos por mi culpa. Y tú? Cuántas noches no has dormido por mi culpa?
-
Demasiadas.
- Exacto.
Cómo podré enmendar todo eso?
- No puedes.
- Me miró, desesperado, y yo le sonreí con dulzura. - No puedes, porque eso no
depende de ti, sino de tu conciencia.
- Estoy
jodido.
- No lo
estás… Lo que necesitas es saber que has sido perdonado. Y para ello, primero
has de disculparte. Has probado a hablar con Sungjong? Hoy no es un buen
momento, tiene mucho en juego, al igual que Byunghyun, pero cuando las cosas
estén más tranquilas, prueba a hablar con aquellos a los que les has hecho daño
y demuéstrales que has cambiado. Que ya no eres aquel tipo que les quería
hundir la vida, sino una persona nueva y hermosa no solo en apariencia.
- Y tú? -
Abrí los ojos, sorprendido.
- Yo qué?
- Tú cuándo
podrás perdonarme? - Sonreí.
- Yo ya lo
he hecho. Yo lo hice el primer día que decidiste intentar cambiar.
- Cómo has
podido? Después de todo?
Me encogí de
hombros y tomé sus manos.
- Porque te
quiero. Siempre lo he hecho, y siempre estuve esperando a poder perdonarte y a
perdonarme a mí mismo por quererte.
- No
entiendo cómo puedes querer a alguien como yo. - Me encogí de hombros de nuevo.
- Uno no
escoge de quién se enamora.
- Yo en el
fondo siempre supe que serías tú de quién acabaría atado. Aunque le diese un
millón de vueltas, lo sabía perfectamente. - Le sonreí de nuevo y le miré con
dulzura.
- La gente
cambia.
- Sungjong
no piensa así… - Musitó. Su mirada se tornó oscura de nuevo, y yo borré mi
sonrisa. Sungjong había sido bastante duro esa noche, pero no le culpaba,
cualquiera lo habría sido en sus circunstancias, además de que no había dicho
ninguna mentira.
- Sungjong
dijo que la gente no cambia, cierto? - Asintió.- Y en cierto modo tiene razón.
- Pero
acabas de decir que…
- He dicho
“en cierto modo”.
- Siempre
queda algo de la naturaleza oscura. Las malas hierbas no mueren.
- La gente
cambia si quiere, Myungsoo. - Me miró, serio, y le devolví la mirada.- Alguien
que no tiene nada por lo que luchar, algo sobre lo que apoyarse y coger impulso
para salir, por mucho que diga que va a cambiar, no lo hace. Tú tienes algo que
te impulse hacia arriba? Que te haga nadar hacia la superficie?
Me miró y
asintió lentamente.
- Lo tengo.
- Sonreí. Sabía que se refería a mí, su mirada lo decía todo.
- Entonces?
Acaso no te estás esforzando?
- Lo estoy.
- No estás
luchando por enmendar tus errores? No estás ahora aquí conmigo?
- Lo estoy.
Sonreí y
besé su mano.
- Entonces?
- Crees que
lograré cambiar?
- Creo que
ya lo has hecho. Ahora solo falta reconstruir lo que has destrozado para llegar
hasta aquí.
Cerró los
ojos y, de nuevo, dos lágrimas bañaron su rostro.
Me
incorporé, me senté sobre su regazo, haciendo que abriese los ojos,
sorprendido, y llevé mis manos a sus brazos, llevándolos a mi cintura, la cual
fue abrazada de inmediato. Rodeé su cuello y le besé con suavidad.
- Confío en
ti. - Susurré. Él me miraba, con la mirada húmeda, pero ahora esperanzada.
Solamente quería que se sintiese valioso, importante para alguien, acompañado y
amado. Quería que entendiese que no estaba solo, y que a partir de ahora, no lo
estaría jamás.- Estoy aquí por y para ti, para siempre, a tu lado.
- Sungyeol…
- Te creo,
confío en ti, y si dices que puedes, yo sabré que así es. Puedes lograrlo?
Lograrás llegar a la superficie?
Su abrazo se
hizo más fuerte y hundió su rostro en mi cuello, aspirando mi aroma. Sonreí,
acariciando su pelo.
- Si estás a
mi lado puedo ir hasta el cielo si es necesario. Lo estarás?
- Hasta el
fin, Myungsoo.
- Te quiero.
- Te amo.
Nos besamos
de nuevo, pero esta vez fue un beso de verdad. Un beso que transmitía de todo,
desde sentimientos hasta ideas y recuerdos. Quería que todos los besos fuesen a
sí. Besos que te diesen ganas de llorar de felicidad.
- No estés
triste, sí? - Le susurré, acariciándole la mejilla. Era tan hermoso… Tanto por
dentro como por fuera.
- Ya no lo
estoy. - Sonrió suavemente, mirándome con amor, puro amor, emanando de sus
ojos.
- Te has
portado muy bien. - Le dije, dándole palmaditas en la cabeza como si fuese un
cachorro. Él rió, secándose con la manga las últimas lágrimas aletargadas que
todavía caían de sus ojos.- Te mereces una recompensa.
- Como me
saques una galleta o algo así del bolsillo, te dejo aquí tirado y me largo a
casa a dormir. - Me amenazó, con una sonrisa en el rostro. Yo reí y me acerqué
a sus labios, depositando un pequeño beso y mirándole desde ellos a los ojos.
Él enarcó una ceja.
- En
realidad, podemos hacer lo de la galleta, pero yo estaba pensando más bien en
un hotelito… No te apetece?
Ese brillo
de “Estoy listo” apareció en su mirada y una sonrisa malvada se dibujó en su
rostro.
- Llama a un
taxi. - Reí como un niño y tomé su mano, corriendo ambos como adolescentes a la
carretera a pillar uno.
Nos
queríamos, nos habíamos perdonado todo lo que teníamos que perdonar y más
también, así que ahora solo quedaba disfrutar nuestra juventud el uno al lado
del otro. No necesitábamos nada más que estar tomados de la mano y caminar
juntos. Nada más.
Sungjong POV
Cuando
quisimos darnos cuenta, Byunghyun y yo estábamos todo lo solos que se podía
estar en un club de strippers a las cuatro de la mañana. Sin embargo, yo estaba
demasiado roto como para poder decir algo.
- Quieres
tomar algo? - Susurró, finalmente. No pude evitarlo, tuve que aguantarme las
ganas de arrearle un guantazo.
- No. He
bajado a trabajar.
Me miró,
pero yo le retiré la mirada y me dispuse a ir a la pista de baile.
- Este no es
tu trabajo.- Dijo a mis espaldas. Detuve mis pasos y me giré hacia él, sin
mostrar ninguna expresión. Tampoco tenía ningún sentimiento que expresar.- Tu
trabajo es subirte a un escenario y mostrar al mundo tu música.
- Ah, que
crees conocerme? - Espeté, enarcando una ceja. Él bajó la mirada y suspiró,
metiendo las manos en los bolsillos y encorvándose sobre sí mismo.
- Por favor…
- Susurró, sin elevar la mirada. - Vamos a hablar.
- No tendría
ningún problema si tuviese algo que decirte, Byunghyun. - Respondí, intentando
que mi voz sonase lo más segura y autoritaria posible.
- Pues ven a
escucharme, por favor.
No sé por
qué accedí, pero finalmente me sentí obligado a seguirle a través del servicio
del bar, escaleras arriba hasta llegar a la habitación donde un día habíamos
compartido cama… A la habitación donde esta locura había empezado. Donde yo,
despechado y hecho trizas (no muy distinto a mi yo de ahora), me había
abalanzado sobre Byunghyun como un desesperado. E incluso él me había
rechazado. En eso se basaba mi vida, en rechazos y palos.
Una vez
llegamos a “mi cuarto”, lleno de ropa sucia tirada por los suelos, la cama sin
hacer y el baño hecho un desastre, Byunghyun miró a su alrededor, buscando un
sitio donde sentarse.
Le adelanté
y aparte unas camisetas de una silla, ocupándola. Él me miró y suspiró, optando
simplemente por apoyarse contra la pared.
- Bueno… -
Suspiró, mirándome con los brazos cruzados. A mí me parecía más interesante
observar la moqueta hecha de camisetas y ropa interior.- Qué tal todo?
Enarqué una
ceja, sin levantar la mirada.
- De verdad
me estás preguntando eso?
- Lo siento…
- Ya.
- Si quieres
que me vaya, no tienes más que pedírmelo… - Musitó. Levanté la mirada y le miré
durante un único segundo. Él bajó la mirada inmediatamente, al igual que yo. No
podía mirarle durante demasiado tiempo… Las lágrimas amenazaban con hundir mi
coraza de acero.
- Vete. -
Dije, alto y claro.
- Sungjong…
- Quiero que
te vayas.
- Dijiste
que me escucharías…
- Y tú que
te dijese que te fueses. En el fondo me imagino que tú tampoco quieres pasar
por esta humillación.
- Quiero si
esto va a llevar a algo.
- A qué te
crees que va a llevar? - Pregunté. Me dolía el pecho, y tenía ganas de llorar,
pero no podía permitírmelo. Ni eso ni volver a mirarle a los ojos y pedirle que
me dijese que me quería. No se puede tener todo en esta vida; orgullo o amor.
Ambas no son posibles, y yo ya me había rendido con la segunda. - Crees que
disculpándote va a cambiar algo? Ya lo hiciste en la azotea, y acaso ha
mejorado algo?
- Jonghyun
nos interrumpió…
- No le
eches la culpa a él. - Espeté, incorporándome y girándome, mirando por la
ventana la calle oscura que contenía únicamente un par de cubos de basura y sus
respectivos gatos.- Aunque no hubiese venido, yo me habría ido de todas formas.
- Me
besaste. - Reprochó. Yo cerré los ojos con fuerza, intentando borrar el
recuerdo de mi cabeza.- Acaso eso no significó nada?
No supe que
responder. En aquel momento, en aquella azotea, con el frío haciendo que me
doliesen hasta los huesos y escuchando las cálidas palabras de Byunghyun,
simplemente me había rendido al momento.
- Significó
una despedida. - Musité.- No podemos estar juntos. No estamos hechos el uno
para el otro.
- Quién lo
dice? - Protestó, en casi un grito a mis espaldas. Mis lágrimas brotaron en
cuanto sus palabras azotaron mi corazón.
- Los
hechos.- Respondí, sin girarme, pero podía observarle en el reflejo de la
ventana. Él también lloraba.
- En esa
azotea… Te dije que te amaba.
- Yo no
recuerdo eso. Recuerdo habértelo dicho yo.- Siseé, furioso y dolido ante el
recuerdo.- Y hoy aparece Chanhee de la nada, pidiéndome que hable contigo
porque me quieres y todas esas estupideces. Qué se supone que he de hacer
ahora?
- Chanhee ha
sido mi bofetada de realidad, Sungjong. - Gimió, caminando hasta el centro de
la habitación y mirándome con los ojos rotos. Aparté la mirada de su reflejo,
era demasiado insoportable.- Ha tenido que darse cuenta él por mí que estaba
viviendo una mentira. Una ilusión. Jamás podría volver a quererle porque ya
quería a alguien más.
- Y POR QUÉ
NO LO DIJISTE ANTES!? - Grité, explotando y girándome hacia él, avanzando a
pasos rápidos hasta su persona. Quería pegarle, pero eso no arreglaría nada, y
probablemente me dolería más a mí que a él.
- Porque soy
un cobarde que no supo actuar acorde a la situación. - Susurró, mirándome en un
ruego. Yo tensé la mandíbula, intentando por todos los medios dejar de llorar,
pero no podía. Era incapaz al verle a él.
- Vas a
repetirme todas las chorradas que dijiste el día de la actuación? - Siseé,
mirándole con furia.- Todas y cada una de ellas? Porque es muy tarde y estoy
cansado.
- Yo
también, pero de todas formas no sería capaz de dormir. Lo sé porque no he sido
capaz de hacerlo desde que volví de América.
- Qué pena
me das. - Resoplé, sarcástico. Él bajó la mirada, dolido.
- Escucha… -
Susurró. Le miré de reojo. - Vamos a hacer una cosa: Dime que ya no sientes
nada por mí y desapareceré para siempre. Simplemente saldré por esa puerta y no
volverás a saber de mí, te lo prometo. Intentaré por todos los medios que no
nos encontremos en las grabaciones, en los conciertos, o incluso en la calle.
Si te veo, cruzaré de acera, me ocultaré debajo de una mesa, todo lo que sea
necesario para que no tengas que volver a verme. Solamente dime que ya no
sientes nada por mí.
Tragué
saliva. Podía mentir así? Podía intentarlo al menos.
- No siento
nada por ti más que odio. - Esas palabras me dolieron más a mí que a él, que
levantó la mirada, empapada en lágrimas y con un gesto de tristeza que hizo que
cerrase mis ojos inmediatamente. No podía soportar verle así.
-
Repítemelo, para que pueda sentirme tan destrozado que no pueda hacer otra cosa
más que despedirme. Repítemelo sinceramente y mirándome a los ojos.
- Yo, -
Empecé a repetir, intentando calmar mi respiración y mis pensamientos, que intentaban
frenar a mi lengua con todos los motivos que sabían.- Lee Sungjong, no siento
por ti nada más que… - No pude seguir. En cuanto abrí mis ojos y me encontré
con los suyos, mirándome fijamente, todo lo que había de odio en mí
desapareció. Se evaporó. Esos ojos castaños… No podía con ellos. Los amaba
demasiado.
- Nada más
que… Qué? - Repitió, en un sollozo.
- Amor. -
Susurré. Él cerró los ojos al escucharme y yo me giré, completamente furioso
conmigo mismo. Por qué? Por qué era tan masoquista? Por qué el sufrir era
adictivo? Por qué el dolor se había convertido en mi cocaína? Solamente sabía
que le amaba, y aunque sabía que sacarle de esa habitación en ese momento era
lo mejor que podía hacer para empezar a curar mi adicción, mi instinto básico
era más fuerte, y dominaba mis pensamientos con mano de hierro.
- Te amo,
Sungjong. Siento no haber podido decírtelo antes, al igual que siento no
haberme enfrentado a mis miedos, o a Myungsoo. Ya no pienso culpar a nadie más,
porque soy responsable de mis actos, y sé que lo que hice fue grotesco. -
Lloraba mientras hablaba, y entonces yo ya me había derrumbado sobre mis
rodillas, cayendo en el suelo blando que formaba mi ropa, sollozando tanto que
corría riesgo de deshidratación.
- Por favor…
- Rogué, tensando tanto mi mandíbula que me dolían los dientes.- Cállate y
vete. No puedo soportarlo más…
- Por favor,
- Lloró, arrodillándose delante de mí. No pude levantar la mirada y encararle,
su “Te amo” resonaba por mi cabeza, creando excusas para él y su comportamiento,
plantando pequeños “y si” que nacían en forma de oportunidades y sueños de
nosotros dos felices, de la mano, compartiendo citas y un futuro. Me odiaba a
mí mismo y a mi estúpida ingenuidad.- Podrás escucharme solo unos minutos más?
Si después todavía quieres que me vaya, me iré y no volveré jamás. Lo juro.
Gemí de
dolor al escucharle. No quería que se fuera, quería que me abrazase, que me
besase, que me jurase que estaría a mi lado para siempre y que me hiciese el
amor dulcemente como jamás me lo habían hecho. Quería mi dosis.
- Desde el
momento en el que te conocí, - Susurró, con la voz entrecortada por su llanto.-
supe que eras especial. Eras un alma rota por el dolor, al igual que lo era yo.
Sentí que, quizás, tu serías la cura de mi enfermedad… Un pensamiento egoísta
que se compensaba con la idea de que yo podría ser la tuya. Quizás
encontraríamos el uno en el otro el consuelo que tanto necesitábamos, el
calmante para el dolor que ambos llevábamos arrastrando durante tanto tiempo. Intenté
acercarme a ti de la manera más pura que supe, con miedo al rechazo, por
supuesto, pero no me rendí. Sí, admito que hice mal cuando me dejé amedrentar
por Myungsoo, pero por favor, ponte en mi papel… Si alguien amenazase con
destruir todo tu mundo por un deseo egoísta propio, lo permitirías? Mi grupo es
de una agencia pequeña, no tenemos los guardaespaldas económicos que tiene la
tuya, y el mínimo escándalo puede hundirnos. Entonces, tirarías la vida de tus
compañeros y amigos, de tu familia y seres queridos, solamente por poder ser
feliz? Admito que no actué como debí. Te di la espalda sin darte ninguna
explicación, escondí el rabo entre las piernas y hui a otro continente sin
despedirme… Eso no tiene excusa. No se la intento buscar tampoco. Solamente
quiero que sepas por qué hice lo que hice.
Entre
sollozos, escuchaba atentamente todo lo que me decía. Claro que lo entendía…
Acaso yo no habría hecho lo mismo? Mi coraza se desmontaba pieza a pieza con
cada palabra suya.
- A pesar de
estar a miles de quilómetros de ti, Sungjong, y pese a que busqué refugio en la
oscuridad conocida en lugar de intentar buscar una salida a ésta, jamás dejé de
pensar en ti. Moría por verte, por abrazarte, pero no podía. No podía porque lo
que tenía en riesgo era demasiado grande. Tenía tanto dolor dentro que me
escondí en aquellos brazos de los que un día quise huir contigo.
- Chanhee… -
Susurré.
- Exacto. Y
no te voy a engañar, en América pasaron cosas con Chanhee, pero en ningún
momento, ni cuando le miraba a él, dejaba de ver tu rostro.
Cerré los
ojos con fuerza y lloré desconsoladamente. Cómo se suponía que tenía que
tomarme eso? Cómo debía reaccionar? Cómo quería reaccionar? Todo en mí era un
caos.
- Y ahora…
Aunque ambos estemos llorando, aunque ambos estemos rotos, soy feliz. Porque me
estás escuchando, porque puedo hablar contigo sin gritarnos. Y ahora, que estoy
aquí a tu lado, no entiendo como he podido pasar tanto tiempo sin ver tu
rostro, sin sentir tu olor y tus ojos. Nada se compara a eso, da igual por
dónde haya viajado y lo que haya experimentado, porque lo que tú tienes no
puedo encontrarlo en ningún otro lugar. Solamente existes tú en mi mundo.
Puedes creer que fui un cobarde, y lo fui, pero yo a pesar de eso veo en ti a
la persona más fuerte del mundo, la única persona valiosa para mí, la única que
hace que me sienta feliz pese a estar muriéndome de dolor.
- Byunghyun…
- Lloré, levantando la mirada y mirándole.
- Te quiero
tanto que creo que me voy a volver loco. No intento manipularte, puedo haberte
fallado, pero te he querido desde el momento en el que te vi. Tanto que he
hecho las mayores tonterías del mundo, las estupideces más grandes y las
locuras más imposibles. Hablar es fácil, por eso te ruego que, esta noche,
pienses en mis palabras y decidas si me das una oportunidad que no merezco.
No podía
apartar la mirada de él. Ni parpadeaba, eso era lo último que se pasaba por mi
cabeza en esos momentos.
- Por qué
debería creerte? - Susurré.
- Porque
jamás me había arrodillado por nada en mi vida, y estoy rogándote por un minuto
de tu tiempo.
- Y qué
quieres que haga ahora? - Mi voz no quería salir en un tono normal. Solamente
salía en un hilo finísimo, casi inaudible. Él sonrió con tristeza y bajó la
cabeza.
- Mi parte
comprensiva quiere que pienses esta noche con tranquilidad todo lo que ha
pasado hoy… Mi parte egoísta y la que más te ha extrañado quiere una sonrisa.
“Una
sonrisa…”, repitió mi mente. Byunghyun me pedía una sonrisa como confirmación
de que le había perdonado y que estaba dispuesto a volver a amarle. Pero… Y yo?
Quería amarle, claro que quería, pero estaba preparado? En estos momentos en
los que la tristeza y la desesperación se arremolinaban formando un torbellino
de emociones, yo no quería una sonrisa, quería un beso.
- Ahora me
iré. - Susurró, incorporándose a duras penas. Sus piernas temblaban, aunque él
intentaba ocultarlo, y yo le seguí con la mirada.- Si finalmente tienes algo
que decirme… Mándame un mensaje. No hace falta ni que me llames, yo lo haré. El
mensaje no tiene ni que decir nada… Solamente… Mándame una señal y yo iré
corriendo a donde quiera que estés.
Me sonrió
suavemente, y tras secarse el rostro con las mangas de la sudadera, se giró
sobre sí mismo y caminó lentamente hacia la puerta.
Yo abrí los
ojos como platos. Se iba, realmente se iba. Esa puerta era el final, si la
atravesaba, estaba seguro de que no sería capaz de volver a verle, y no por él,
sino por mí y mi estúpido orgullo, machacado hasta el extremo y que ya no
soportaba más golpes.
Pero… Acaso
no podía ponerme en su piel? Cuánto le habría costado a él sincerarse? Abrirse
ante mí de la forma en la que lo había hecho? Arrodillarse para pedirme que le
sonriese una vez más? No necesité más. No necesitaba más. Me incorporé y corrí
a cerrar la puerta en el justo momento en el que él tomaba el pomo entre sus
manos. Me miró, sorprendido, mientras yo sollozaba y respiraba agitadamente.
- No te
vayas. - Rogué, mirándole a los ojos. Él parpadeó, sin comprender, pero
obedeció, dejando caer sus brazos a ambos lados de su cuerpo. - No te vayas. -
Repetí.
Nos quedamos
mirándonos el uno al otro durante unos segundos en los que el tiempo se detuvo.
Era como si jamás nos hubiésemos visto antes, como si fuésemos extraños que
sienten el capricho del destino al mirarse a los ojos.
- Te quiero.
- Susurró, de la nada. Yo sonreí levemente y él, entonces, dejó caer dos
lágrimas más.
- Bésame. -
Ordené. Mi pecho no recibía suficiente oxígeno, me mareaba por el agotamiento,
pero no me iba a dejar caer. Nunca más me dejaría caer.
Creí que
dudaría, que me miraría sorprendido, o que incluso diría que no era el momento…
Pero no tardó ni una décima de segundo en reaccionar y lanzarse sobre mi boca,
tal y como yo deseaba, mordiéndonos de necesidad, lamiéndonos como si jamás nos
hubiésemos saboreado antes, y suspirando de alivio. Esta era nuestra dosis.
La tensión
era tal que caminamos a tropezones hasta la cama, donde caímos el uno al lado
del otro, entrelazándonos en un abrazo y enredando nuestras piernas en una
espiral de besos y deseo. Cuánto tiempo hacía que habíamos deseado esto? Quizás
incluso desde antes de conocernos.
Yo moría por
saber qué era hacer el amor… No hablo de sexo, sino de algo completamente
distinto. Juro que jamás me había sentido tan preciado como cuando Byunghyun me
quitó la ropa y me miró como si fuese de cristal. Sentía que podía ver a través
de mí, directamente a mi corazón y alma. No existía nada físico entre nosotros,
era algo mucho más complicado, más químico y mágico al mismo tiempo. Básico
pero complejo al mismo tiempo. Quién puede tener el valor de definir el amor?
Nos
revolcábamos desnudos en el colchón, deshecho y con las sábanas enredándose
entre nosotros. Todo eso era nuevo para mí, que jamás había sido parte de algo
tan maravilloso. Algo tan bello que entraban ganas de parar para llorar de
alegría, algo que te abrazaba desde lo más profundo de tu ser para inundarte
con olas de gozo y placer. Jamás había sido algo distinto a un objeto, un
consolador andante para todos aquellos que en su momento habían colonizado mi
cuerpo… Pero Byunghyun me acariciaba, me besaba, me miraba como si realmente
fuese importante para él. Quizás incluso lo fuese, quizás realmente me quería y
yo solamente no sabía lo que era eso… Quizás había llegado mi momento de ser
feliz.
Grité de
placer en el momento en el que invadió mi cuerpo lentamente, gimiendo en mi
boca, abierta de par en par, con mi espalda arqueada y mis uñas clavándose en
sus hombros.
Todo era
suave, sensual. Cada toque de sus manos hacía que me retorciese, y el calor que
su cuerpo me proporcionaba compensaba la helada que caía al otro lado de la
ventana.
Nuestros
sudores se mezclaban, creando la más exquisita de las bebidas, mientras él
salía y entraba de mi interior, dedicándonos miradas y sonrisas que serían un
secreto solo para nosotros, algo que esperaba que nos uniese hasta que el mundo
se tornase oscuro a nuestros ojos y vidas.
Clavaba sus
dientes en mi cuello, haciendo que de mi garganta brotasen gemidos ahogados,
pero curaba el dolor del momento con su saliva, que corría por mi cuerpo,
humedeciéndolo entero, como si el sudor ya no fuese lo suficientemente cálido y
refrescante al mismo tiempo.
Su mano
viajaba por mi vientre, jugando conmigo como quería, llevándome a la locura
cuando acariciaba zonas prohibidas pero
que eran las más deliciosas, como todos los pecados del mundo juntos.
Pasaron
horas, incluso el sol había comenzado a inundar la estancia cuando finalmente
dejó que me corriese en un gemido ronco que él acompañó al inundar mi interior
de su esencia y caer rendido a mi lado. Solamente pudo dedicarme el beso más
dulce del mundo y una sonrisa antes de colapsar en manos del sueño.
Le observé
dormir hasta que el reloj marcó las siete de la mañana, y entonces, tras besar
sus labios, me incorporé de la cama, sintiendo todo mi interior resbalar por
mis muslos, empapándolos de nuevo. La sensación era deliciosa, pero decidí
guardarla como un tesoro en mi memoria mientras me duchaba, porque sería la
última vez que sucumbiría a ella.
Llegaba el
momento de despedirme, esta vez por mi parte. Había tenido mi sobredosis, y mi
bofetada de realidad. Un escándalo hundiría su carrera, pero la mía también, y
seis personas estaban a mi lado, cortándose al intentar sujetar el hilo del que
pendía mi vida. No podía permitir que continuasen siendo heridos por mi culpa…
Mientras me
vestía lo más silenciosamente posible pensaba que, quizás, no tendría que ser
una despedida para siempre, sino solamente un “hasta pronto”. Ahora mismo
ninguno podía permitirse una relación que llevase más de dos minutos a la
semana, así que quizás en un futuro podríamos declararnos nuestro amor mutuo.
Por el momento…
Sujeté el
pomo de la puerta con una mano, mientras que con la otra cargaba mi maleta,
llena de mis posesiones. Me iba para no volver.
- Adiós,
Byunghyun. Gracias por tu amor. Lo atesoraré.
Y la puerta
se cerró a mis espaldas, al igual que la del edificio, y al igual que la del
taxi que me llevó a casa. A mi verdadera casa.
noooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo
ResponderEliminarSungJong nononono
te vas a arrepentir
Dios me encanto en capitulo, quiero mas
Me alegro de que te gustase tanto ^^
EliminarPronto el siguiente... Y el último.
Gracias por leer y comentar <3
Por que me provocas tanto dolor, mi corazón ya no aguanta más -se muere moridamente- TwT por que todo es tan difícil! Por qué! Espero El próximo cap, espero haya una boda imaginaria Jajajjajaja Ok no, quiero mas Cao TwT.
EliminarPD: Extrañaba leer tu finc ♡
Yukari! Te he echado de menos! Qué tal todo? <3
EliminarNo te mueras! Ni moridamente ni de ninguna otra manera! D:
Boda... Bueno... No prometo nada xD
P.D: Y yo que me leyeses <3
siguela porfavor esta emocionante, escribes precioso. Feliz año nuevo :)
ResponderEliminarActualizaré pronto ^^ Estamos de vacaciones de Navidad, que tenemos derecho jajajaja
EliminarMuchísimas gracias por el cunplido <3
Gracias por leer y comentar! Feliz año 2015!
Hey~
ResponderEliminarSí, comento después de más de veinte días... perdón por eso, culpa mía y de mis alrededores XD ¡Pero no iba a dejarlo sin comentar! ¡Por supuesto que no! Vamos por partes,
Primero, Hoya es todo en terrón de azúcar por la preocupación que siente por el maknae, me encanta que esté tan unido a él, es muy tierno, al igual que Dongwoo cuando estaba consolando, se han convertido en una pareja acaramelada en toda regla, son encantadores. ¡Por supuesto que estarán juntos siempre! ¡Apostaría mi mano derecha a que lo estarán!
Aunque por un momento hiciste que me preocupara por ellos, Dongwoo conducía demasiado rápido, y yo tengo un trauma por tantos fics que han acabado en un accidente de tráfico, aunque menos mal que no pasó nada ;^; traumas, traumas everywhere XDD
Me encantó como acabaron las cosas entre ellos, todo lo mal que pasaron terminó estupendamente, Y, en mi humilde opinión de lectora totalmente prendada por la forma en que escribes, no podrías haberlo hecho mejor <3
Segundo... Joder, que sincera y fuerte se ha vuelta la relación entre Myungsoo y Sungyeol, son perfectos el uno para el otro, se dicen las cosas que son, sin mentiras ni nada, para mí que de ahora en adelante nada podrá con ellos.
Aunque cuando L lloraba me partió el corazón, pero me alivió a partes iguales, como dije hace... tres? dos?... Lo que sea XD Como dije hace tres o dos capítulos, ¡Myungsoo ha salido del lado oscuro! ¡Nadie puede negarlo! XD
Tercero y último: Sungjong y Byunghyun... ¿Qué podría decir de ellos? Me alegra que hayan “Arreglado” lo suyo pero no sé qué va a pasar con Sungjong… todavía no está del todo bien ;^; tengo que esperar a ver qué pasa con él en el otro capítulo…
Para finalizar, Lo peor.... ¡lo peor para mí fue que acabé con una caja de pañuelos entera mientras leía el capítulo! XD demonios, te encanta hacerme llorar ¿No? le has cogido el gustillo XDD
Sé que se me olvida decirte algo más... para variar... -.-
Como siempre, me gustó el capítulo, y perdón por tardar en responder, estaba en plena depresión post-vacacional (?) ok no, estaba algo liada, eso es todo, espero que hayas pasado una bonita navidad!! ...y año nuevo...... y reyes... >.<
¡Gracias por el capítulo! <33
Y yo respondo después de miles de meses (?) Soy una mala escritora TT___TT
EliminarYa ni me acuerdo de qué había escrito... :__D
En fin, los accidentes de tráfico en los fics son demasiado comunes, y yo escribo de toh menos cosas normales jajajaja
Myungsoo ha salido del lado oscuro, eso parece... A ver cuánto le dura xD
Yo creo recordar que también había llorado al escribir este... Tengo la mala costumbre de meterme mucho en lo que escribo y luego me paso una semana deprimidísima.
Me alegro de que te gustase tanto, Kath! Te echo un montón de menos! A ver cuándo podemos charlar ^^
Miles de meses, lol, al menos tengo una respuesta *es feliz*
EliminarME ALEGRO MUCHO DE QUE NO ESCRIBAS COSAS COMUNES ¡VAYA QUE SI ME ALEGRO! *Aún sigue con el trauma* te juro que si incluso leo que alguien que cruza la calle ya me preocupo XD
Oh, pls,¡ Myungsoo dejó de ser malo ya! ¡Hay que ser positivos!
T^T al menos también lloraste, ya no me siento tan ghei XD
¡Yo también te echo de menos! (Creo que ya lo puse por ahí... en algún comentario) Charlar cuando quieras, yo encantada xD
Pásala bien por allá~~
xD Miles de cientos de millones de... Ya. xD
EliminarLos accidentes están hasta en la sopa, es un argumento tan común que ya aburre.
JAJAJAJAJAA SI FUERAS GHEI, ESTARÍA OKAY~ Ok, ya paro. Soy más hortera que una perdiz con liguero.
Huy, huy, huy... No me hagas invitación a charleta que la liamos xD Que como empiece, no me callo xD
donde esta la continuacion!!!!
ResponderEliminargua llorar TwT quiero leer en que terminara todo esto
hola? :c hal alguien ahi? HAY ALGUIEN AHIIII??!!!! DE PREFERENCIA LA AUTORA PARA QUE CONTINUE >:C
GUENO ESTA HERMOSO TU FIC TWT te felicito :3
aunque te tardas mucho :´v pero ya...
estare esperando la conti *w*
Lo siento, hubo unas complicaciones. Estamos trabajando para volver a ponernos en marcha pronto. Espero que te gusten los futuros capítulos.
EliminarGracias!
Quisiera seguir leyendo tu magnifica historia >u<
ResponderEliminarPlease, la continuación!!! No puedo con tanta incertidumbre, leí toda la historia en un día!! no podía dejar de leer, por favor!! apiádate de mi!! xD
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