Una nube cubrió la luna
menguante, apagando la sonrisa que llevaba acompañando a Jungkook y a aquella
persona de vestimenta negra y rostro oculto durante toda la noche. Ambos en
silencio, escuchando únicamente el pitido intermitente de las distintas máquinas
que llenaban la habitación número trece. Cada uno sumido en sus propios
pensamientos, en sus propias conclusiones, en sus propios objetivos.
- Sabes que tu amigo realmente te
quería, ¿verdad?
Jungkook giró la cabeza hasta la
esquina más oscura de la habitación, sin expresión, sin responder.
- Lo digo por si tenías dudas. -
Susurró la sombra. La persona.
- No las tenía. Nunca las tuve. -
Respondió éste, desviando la mirada hasta la luna, que empezaba a iluminar de
nuevo. Las nubes avanzaban por el cielo, sin detenerse, como pájaros que
emigran al sur para buscar la calidez de la primavera.