Una nube cubrió la luna
menguante, apagando la sonrisa que llevaba acompañando a Jungkook y a aquella
persona de vestimenta negra y rostro oculto durante toda la noche. Ambos en
silencio, escuchando únicamente el pitido intermitente de las distintas máquinas
que llenaban la habitación número trece. Cada uno sumido en sus propios
pensamientos, en sus propias conclusiones, en sus propios objetivos.
- Sabes que tu amigo realmente te
quería, ¿verdad?
Jungkook giró la cabeza hasta la
esquina más oscura de la habitación, sin expresión, sin responder.
- Lo digo por si tenías dudas. -
Susurró la sombra. La persona.
- No las tenía. Nunca las tuve. -
Respondió éste, desviando la mirada hasta la luna, que empezaba a iluminar de
nuevo. Las nubes avanzaban por el cielo, sin detenerse, como pájaros que
emigran al sur para buscar la calidez de la primavera.
- Es bueno saberlo. - Musitó de
nuevo el acompañante sin rostro.
- Pero continúa. - La sombra miró
a Jungkook, pero este no pudo darse cuenta.
- ¿Qué?
- Si has dicho eso es porque
tienes algo más que decir. No es un comentario que se diga así como así en una
situación como esta. Si lo afirmaste, en vez de preguntarlo, es por algo. -
Respondió el joven, acercándose a su cama y sentándose al lado de su cuerpo. Se
observó con tristeza. Mañana probablemente le meterían en una caja y tras un
funeral cuya función le parecía completamente estúpida, le meterían bajo tierra
para siempre.
- Antes de ser asesinado… -
Añadió la sombra, con voz grave y ligeramente ronca.- Ese hombre intentó
domarle.
- ¿Domarle?
- Sí. Intentó convencerle
diciéndole que tenía que alejarse de ti, desaparecer de tu vida, porque tú no
eras más que un niño confundido, que lo que teníais no era más que amistad malinterpretada,
que jamás podrías llegar a amarle de verdad, que jamás podrías llegar a
quererle.
Jungkook se incorporó lentamente,
sintiendo cómo el corazón de su cuerpo latía acelerado de una forma casi
imperceptible, pero efectivamente, una de las máquinas varió el repetitivo
pitido por un segundo. Miró a la esquina, llevándose la mano al pecho
inmediatamente. Algo estaba cambiando.
- Pero… - Continuó la sombra, la
persona, tras lo que a Jungkook le sonó como un suspiro largo.- Él no se lo
creyó. Se rió en su cara pese al dolor. Confiaba plenamente en esa conexión que
tenía contigo. Confiaba en ti a ciegas, y se lo dijo a tu padrastro. Le dijo
que jamás cambiaría tus sentimientos, y que jamás cambiaría los suyos. Que lo
vuestro era real, era para siempre, y era más fuerte que cualquier otra cosa en
este universo.
Jungkook se acercó arrastrando
los pies a una lentitud inevitable. Las nubes le acompañaban, y finalmente se
quedó al borde de la sombra, observando como aquella persona semi-transparente
se incorporaba con la misma lentitud y parecía mirarle. De nuevo, el pitido
varió, y la luna pareció iluminar un poco más la habitación por un segundo,
pero ninguno de los dos lo pudo apreciar.
- Finalmente, - Continuó aquella
persona, acercándose también al borde de la sombra, pero sin atreverse a pisar
la zona iluminada por la sonrisa brillante del cielo.- tu amigo sacó de sus
casillas a tu padrastro, que era lo que intentaba, porque su prioridad era
mantenerle alejado de ti lo máximo posible, al menos hasta que, de alguna
forma, alguien apareciese por la escena y pudiese ayudarte. Aunque fuesen dos
minutos más, necesitaba mantenerle alejado de ti. - Susurró, bajando la cabeza.
Jungkook observaba la sombra que caía sobre el rostro de aquel ser. El sombrero
no le permitía verle el rostro, pero su voz grave y entrecortada le resultaba
vagamente familiar, y de nuevo el pitido varió.- Pero su plan no fue tan
perfecto como él creía… En lugar de discutir con su padrastro, éste le obligó a
tragar algo, una pastilla pequeña, y le obligó a meterse en la bañera para, a
continuación, abrirse las muñecas con su cuchilla de afeitar. - La persona
transparente narraba, cada vez con su voz más temblorosa. Jungkook juraría que
estaba llorando, pero no podía saberlo. La variación del molesto pitido cada
vez era más común.
- Cómo es posible… - Susurró
Jungkook, alargando una de sus manos hasta que notó el tacto de la fina tela
negra que cubría las mangas de la sombra.- ¿Cómo es posible que sepas todo eso?
La persona no respondió, simplemente
dejó que Jungkook alzase su otra mano hasta quitarle el sombrero, y entonces
tiró de su manga suavemente hasta que la luna iluminó el rostro de aquella
persona que hizo que las piernas de Jungkook olvidasen cuál era su función.
Taehyung le miraba fijamente, con los ojos húmedos y los labios temblorosos.
En ese momento, el pitido empezó
a sonar más y más rápido, encendiendo automáticamente una luz roja en la sala
de emergencias del hospital.
- ¡La habitación 13! - Exclama
uno de los doctores, mirando el monitor con los ojos como platos.
- Ya verás cómo al final vemos a
la súper modelo depresiva antes de tiempo… - Protestó otro doctor,
incorporándose rápidamente y poniéndose la bata, saliendo corriendo de la sala,
escaleras arriba, seguido por sus compañeros y dos enfermeras.
Jungkook y Taehyung observaron la
puerta abrirse de golpe, dejando entrar a una marabunta de personas que se
abalanzaban sobre la maquinaria y gritaban tecnicismos que ninguno lograba
entender bien.
Jungkook, desde el suelo, miró a
Taehyung con los ojos como platos, húmedos y temblorosos. Parecía ser que
finalmente sí que podía llorar.
- No dejes que me vaya ahora… -
Susurró, sintiendo su mente nublarse levemente, y eso se reflejó en los
monitores, haciendo que el doctor a cargo chillase por unos miligramos de
adrenalina. Taehyung dejó caer dos lágrimas, pero no se movía, estaba demasiado
confuso por todo lo que estaba ocurriendo. - Taehyung… - Sollozó el pequeño,
arrastrándose hasta aferrarse el tobillo del mayor, que le miró con pánico en
la mirada, sin poder dejar de llorar. - No dejes que me vaya ahora que te he
encontrado…
Las pupilas de Taehyung se
dilataron, y cuando Jungkook cerró los ojos, rindiéndose a un cansancio que no
acababa de entender, el mayor caminó apresuradamente hasta la cama donde los
médicos cortaban la camisa del pijama de Jungkook, echando un gel azul claro y
translúcido sobre su pecho y cargaban un desfibrilador con prisa. Caminó entre
ellos y a través de ellos, completamente desapercibido, hasta que estuvo a tan
solo unos centímetros del rostro del más pequeño. Le observó, con los ojos
nublados y apretó los dientes, ahogando un grito de dolor. Llevaba años sin
recordar nada de su vida anterior a la muerte, y ahora que lo había recordado
todo en solamente una noche, sentía que estaba al borde de la locura.
- No te pienso dejar ir… Aún. -
Susurró entre dientes, sujetando el rostro de Jungkook entre sus manos y
posando sus labios sobre los del pequeño. En ese momento, la luz roja se apagó,
los monitores volvieron a tener cifras razonables y el desfibrilador fue
apagado.
- ¿Qué acaba de pasar? - Susurró
una de las enfermeras, mirando los monitores, sin comprender.
- No tiene sentido que solamente
la adrenalina haya sido suficiente como para estabilizar al paciente. - Añadió
otro médico, también mirando las cifras y sintiendo su cerebro hervir en busca
de una respuesta lógica. El jefe, en cambio, mantenía el ceño fruncido.
- Bueno, está estabilizado, eso
es lo importante. Estemos pendientes por si tiene una recaída en lo que queda
de noche y listo. - Dijo, ordenando al equipo que se retirase. Todos
abandonaron la sala, y él salió de último, cerrando la puerta con un “Hay gente
afortunada, y luego estás tú, chaval.”
El cuerpo de Jungkook respiraba
lentamente, y su expresión de calma se mantenía etérea. Como lo había sido
desde hacía dos años. Taehyung no pudo evitar observarle en un tiempo que ni
avanzaba ni retrocedía, un tiempo que se mantenía estático, al igual que su
corazón llevaba en su pecho desde aquel día en el que las drogas le indujeron
al suicidio. “Perdóname por no haber sido lo suficientemente fuerte como para
protegerte, Kookie…”, sollozó en su pensamiento.
Mientras observaba cada
centímetro de su rostro, a su espalda el pequeño comenzó a abrir los ojos,
incorporándose del suelo con dificultad y mirando a su alrededor con confusión.
¿Qué acababa de pasar? En su mente dos hipótesis se peleaban: O la muerte le
había querido dar una despedida agradable manifestándose en la forma de su ser
más amado, o simplemente todo había sido una absurda broma que le había llevado
a la más profunda de las oscuridades.
- Te extrañé. - Musitó Jungkook,
observando a Taehyung mirarle, y éste se giró hacia él, con los ojos
humedecidos, al igual que Jungkook. Quizás no es que los espíritus no tuviesen
sentimientos, sino que no sabían manifestarlos hasta que el estímulo no era lo
suficientemente fuerte.
- Perdóname… - Fue la respuesta
de Taehyung, que no era capaz de apartar la mirada de los ojos del otro.-
Perdóname por todo.
- No se me ocurre una sola cosa
que hayas hecho mal por la que deba perdonarte. - Respondió Jungkook. Ninguno
se movía, ninguno tenía ninguna expresión en su rostro más allá de las lágrimas
que rodaban por sus rostros pero desaparecían antes de romperse contra el
suelo.
- A mí se me ocurre una infinidad
de ellas.
- Inspírame, entonces.
- Por no haber podido encarar a
tu padrastro, por no haber sido lo suficientemente fuerte como para ganar a esa
droga… - Empezó a decir, mientras Jungkook caminaba lentamente hacia él sin
perder el contacto visual. Taehyung tragó saliva antes de continuar. El
recuerdo dolía más de lo que dolía la muerte en su recuerdo.- Por morir. Por no
haber podido estar a tu lado cuando tu padrastro te atacó, por no haber podido
protegerte en el coche cuando os estrellasteis…
Jungkook por fin estaba solamente
a un paso de distancia de Taehyung. El miedo y sus emociones encontrándose
después de tanto tiempo no le permitían dar el paso final.
- Y sobre todo… - Taehyung bajó
su tono de voz radicalmente, convirtiéndolo en un grave suspiro.- Por no haber
podido recordarte todos estos años.
Jungkook sonrió.
- Durante todo este tiempo me
pregunté por qué estaba atado a este cuarto, día tras día y noche tras noche, a
ese chico que solamente se despertaba para observar la luna en silencio. ¿Quién
eras? ¿Por qué sentía que debía observarte desde que el sol se ponía hasta que
decidía que era hora de volver a aparecer? Ahora todo tiene sentido. -
Continuó, con su mirada temblando y su pecho derritiéndose a un doloroso ritmo.
Jungkook negó con la cabeza.
- No acepto tus disculpas. Porque
nada de eso fue culpa tuya, porque te he extrañado tanto que solamente viéndote
ahora mismo mirándome hace que todo merezca la pena… Y porque estoy
infinitamente agradecido ahora mismo.
Taehyung le miró, extrañado.
- ¿Por qué?
- Porque gracias a ti, gracias a
este momento, puedo volver a sentir lo maravilloso que es ver a la persona a la
que amas a tu lado, incluso después de la muerte. Gracias por estar a mi lado a
pesar de no recordarme, Taehyung. Gracias por amarme en tu subconsciente.
Gracias por no permitir que la muerte nos separase.
Jungkook bajó la mirada,
emocionado, y Taehyung no pudo hacer otra cosa, mas que romper ese paso que les
separaba y abrazar a Jungkook con todas sus fuerzas. Éste, en un suspiro, se
aferró a los ropajes negros que cubrían su espalda y lloró sobre su hombro.
- A medida que hablabas… -
Susurró Taehyung, aferrado a los hombros de Jungkook con tanta o más fuerza de
lo que el pequeño estaba a su espalda.- Fue como ir viendo un álbum de
fotografías, revivir unos flashbacks
y déjà-vus que tenía apartados de mi mundo, como recibir una caja
de recuerdos. Fueron tan deprisa que no entendía que estaba pasando, pero al
final me sentí estúpido porque con solamente una mirada a tus ojos debería
haber sido más que suficiente.
Jungkook sollozó y negó con
fuerza.
- No digas nada más… No es
necesario. Me da igual cómo, solamente estoy feliz de que estés a mi lado ahora
mismo. - Taehyung asintió, apretándole con más fuerza contra su torso, como si
quisiera que ambos se fundiesen en un mismo ser. A veces olvidaba que eso ya
había sucedido y que, aunque no fuese apreciable a simple vista, ambos
compartían un solo corazón.
La luna continuó moviéndose por el
cielo, casi rozando ya el horizonte, pero ninguno lo apreció. Estaban
recostados en la alfombra, ambos mirándose a los ojos y, como si fuese ayer,
compartiendo pensamientos y miradas que nadie más entendería jamás. Ese es el
poder del amor que tan pocos logran entender a lo largo de sus vidas. Ellos
pertenecían a aquel minúsculo porcentaje de personas que lo lograba en vida, y
del aún menos porcentaje que eran capaces de continuarlo después, en la muerte.
- ¿Estaremos así el resto de
nuestras vidas? - Susurró Jungkook, apartando un mechón castaño de la frente
del mayor. Éste parpadeó, sin entenderle.- Me refiero… ¿Pasaré así el resto de
mis días, despertando cada noche a tu lado, hasta que me muera?
Taehyung bajó la mirada,
recordando entonces la misión que le había sido encomendada a cambio de no
perder completamente el hilo con el mundo de los vivos. No recordaba cómo, ni
cuándo, ni quién… Pero sabía que alguien le había dicho que, si quería cambiar
el destino de aquel a quien él más amaba, a cambio algún día tendría que
llevárselo.
- Sí… Tendremos que vernos así
hasta que mueras. - Susurró. Jungkook asintió, observando la expresión de
Taehyung. Le conocía demasiado bien como para saber lo que estaba pensando.
- Al principio de esta noche me
dijiste que iba a morir, que ya era mi hora. - Los ojos de Taehyung se cerraron
lentamente en una expresión de dolor. Jungkook sonrió, también con tristeza,
observando sus largas pestañas y su ceño levemente fruncido.
- Sí…
- Y tú puedes matarme. - Taehyung
abrió los ojos con la misma lentitud y alzó su mirada hasta encontrarse con la
de Jungkook que, para su sorpresa, no reflejaba nada más que dulzura. Y odiaba
eso. Que hasta en esos momentos él tuviese que ser tan comprensivo y cariñoso,
en lugar de asustarse y odiarle.- Contéstame, Taehyung.
Taehyung tragó saliva y tensó
todo su cuerpo.
- Sí, puedo.
Jungkook asintió lentamente, sin
borrar su sonrisa, pero no pudo evitar que sus ojos se humedeciesen un poco,
porque no había que ser un experto en leyendas paranormales para saber que, si
un espíritu se mantiene a tu lado desde el día en el que tu mente decide
abandonar tu cuerpo, es para llevarte con él tarde o temprano. No le dolía
tener que morir, sino que Taehyung tuviese que pasar, antes o después, por eso.
No le preocupaba sufrir, sino hacer sufrir.
“Sufrir…”, esa palabra se quedó
rebotando misteriosamente en el pensamiento de Jungkook, y entonces éste supo
el por qué: Su madre. Miró a Taehyung con la mirada rota, y éste se la devolvió
cargada con preocupación.
- ¿Qué ocurre? - Le preguntó,
corriendo a abrazar al pequeño que rompió en llanto en cuanto las manos del
mayor se posaron en su cuerpo.
- Mi madre, Taehyung… Mi madre… -
Taehyung cerró los ojos. Ahora que Jungkook estaba recuperando todas sus
emociones, era obvio que la preocupación por su madre conviviendo con un
asesino en serie iba a aferrársele al pecho.- Tengo que ayudarla…
- Cálmate, Kookie…- Respondió
Taehyung, acariciándole la espalda con dulzura.- No hay nada que puedas hacer
ahora mismo por ella.
Jungkook entonces se separó de él
con brusquedad y le miró con los ojos como platos, como si acabase de ver un
fantasma, aunque quizás no fuese la expresión más apropiada para el momento.
- No, yo no… - Susurró, mirándole
e incorporándose lentamente. - Pero tú sí.
Taehyung se incorporó, con el
ceño fruncido. Ya veía por dónde iban los tiros, y no le gustaba nada.
- Tu madre no puede verme,
Kookie.
- No me refiero a eso,- Replicó,
rascándose la cabeza con entusiasmo. Sentía la cordura abandonarle
momentáneamente.- pero tú puedes matarme… Tiene que haber alguna forma de que
me puedas llevar de vuelta al mundo de los vivos.
Taehyung cerró los ojos y se
llevó dos dedos a la sien. Sí, Jungkook iba por dónde él le veía venir.
- No es tan sencillo, Jungkook.
- ¿Por qué no? Tiene que haber
alguna forma.
- La hay, pero no estoy dispuesto
a pagar el precio. - Masculló, mirándole con fiereza al principio, pero no
podía soportar la mirada de desesperación que el otro le dedicaba mientras todo
su cuerpo temblaba por los nervios.
- Taehyung… cada noche que mi
madre pasa durmiendo en la misma cama que ese hombre, podría ser la última.
Tengo que contarle lo que realmente ha pasado, lo que ocurrió de verdad.
- ¡Ya lo hiciste una vez y no te
creyeron, Jungkook! - Exclamó el mayor, y el pequeño se quedó paralizado al
escuchar a Taehyung llamarle por su nombre completo. Bajó la mirada, dejando el
llanto correr, y Taehyung al verle se tranquilizó. - ¿Qué sería diferente esta
vez?
- Que han pasado años, Taehyung.
Y aunque no me crea, he de intentarlo… Dime cuál es el precio y haré lo que sea
por pagarlo.- Rogó, tomando las manos de Taehyung y mirándole a los ojos. - Si
fuese tu madre, harías lo que fuese para intentar ayudarla… Tienes que lograr
entender lo que siento ahora mismo.
- Por supuesto que lo entiendo, y
por supuesto que lo haría, pero entiende que no puedo permitir que pagues un
precio tan grande.
- Yo juzgaré si es grande o no.
Dímelo.
Taehyung le miró, exasperado, y
bajó la mirada.
- Desaparecerás, Jungkook. - Éste
abrió muchos los ojos y parpadeó, sin entender.
- ¿Te refieres a que volveré a
ser un espíritu cuando muera? ¿Cómo ahora? - Taehyung negó y alzó la mirada,
armándose de valor y aguantando el llanto como podía. Solamente la idea le
aterrorizaba demasiado.
- No… Solamente estás aquí porque
yo me sentía atado a ti de alguna manera y porque tu espíritu sentía que había
dejado un asunto pendiente entre los vivos.- Jungkook escuchaba atentamente.-
Pero, si te mando de vuelta entre los vivos, no será por más de unas horas, y cuando
vuelvas no tendrás más de unos instantes en este mundo paralelo en el que
vivimos antes de desaparecer para siempre. No sé a dónde irás, no sé qué hay
más allá de esto, pero una vez cruzado el umbral, no hay marcha atrás.
- Pero… - Jungkook no podía
ocultar su miedo. Una cosa era morir, ¿pero sin saber a lo que se enfrenta?- No
lo entiendo… ¿Por qué no puedo simplemente volver aquí contigo?
- Básicamente, lo que ocurre es
que tienes como una especie de contrato con la muerte. Estás aquí por una deuda
pendiente que quieres enmendar, y una vez la intentes enmendar, da igual que
hayas logrado tu objetivo o no, queda tachado de tu lista de cosas pendientes,
lo que implica que tienes que irte. Esta es una zona de errores del pasado por
enmendar, para aquellos carecientes de una oportunidad en sus últimos momentos…
O bien son castigados por el resto de los tiempos por la cobardía de no hacerlo
bien en el último momento, o se les brinda la oportunidad de intentarlo una vez
más. Esa sería mi misión aquí, o eso es lo que había creído hasta ahora… Pero
no quiero verte desaparecer, Jungkook. No podría soportarlo.
Jungkook lloraba en silencio,
intentando pensar qué hacer. Ahora que había encontrado a Taehyung, a su amor
de toda una corta vida, ¿merecía la pena romperlo todo por una familia que
probablemente no le creería? Pero, por otro lado, era su madre. ¿Quién no daría
el resto del mundo por su propia madre?
Cuando quisieron darse cuenta, el
cielo se cubría de naranja, los pájaros empezaban a cantar con timidez, y las
miradas de ambos se encontraron.
- Amanece. - Susurró Taehyung,
acercándose a Jungkook y abrazándole, mientras éste temblaba y lloraba
delicadamente entre sus brazos, sin poder pronunciar palabra.- He de irme… Pero
volveré esta noche, ¿sí?
Jungkook se aferró a sus mangas y
le miró con pánico. Le iba a dejar solo, a merced de los recuerdos que veía día
tras día, como una película en “replay”. Eran terroríficos.
- No te preocupes… Despertarás y
yo estaré a tu lado…- Taehyung le sonrió con dulzura y le besó lentamente en la
frente.
- Taehyung… - Susurró, Jungkook,
sin soltar su agarre.- Voy a usar estas horas de luz para pensar en mi
decisión… - El rostro de Taehyung se oscureció. Es decir, ¿que había una
posibilidad de que Jungkook decidiese desaparecer? Sintió todo su cuerpo
retorcerse de dolor ante la idea.- Cuando atardezca, pase lo que pase, no me
odies, por favor…
Taehyung cerró los ojos, dejando
salir un suspiro entrecortado y dos lágrimas cristalinas.
- Jamás podría odiarte, Kookie.
A medida que los dos se fundían
en un beso lento, sus cuerpos empezaron a hacerse translúcidos, y en cuanto la
primera golondrina cruzó el cielo, ambos desparecieron en un brillo tan tenue
que simplemente parecía un reflejo de los primeros rayos de sol.
- ¡Empuja, mi vida! ¡Un último esfuerzo! - El aún no oficialmente
bautizado como padre del futuro Jungkook dejaba que su mujer le clavase las
uñas, aferrada a su mano, en el paritorio de aquel mismo hospital de Seúl donde
unos años después él perdería la vida.
- Muy bien, Sora, un último esfuerzo. - Dijo con calma el doctor, que
oculto tras la sábana que le cubría las piernas a la mujer, esperaba atento a
que el niño que ya se asomaba, saliese completamente del cuerpo de su madre.
Un grito desgarrador inundó la sala justo antes de que un llanto
infantil la siguiese, y la respiración entrecortada de Sora, acompañada de una
sonrisa cómplice entre ella y su marido, se reflejó entre todo el equipo del
hospital.
- Es un niño, enhorabuena. - Dijo la enfermera, envolviendo rápidamente
al bebé con una sábana verde y colocándolo rápidamente entre los brazos de la
impaciente madre, que lo miraba como si fuese el tesoro más impresionante del
mundo. Y lo era… Era su minúsculo milagro.
- Es precioso… - Suspiraron ambos padres al mismo tiempo, mirándose con
lágrimas en los ojos y besándose con su hijo entre ellos.
- ¿Cómo se llama, Sora? - Preguntó el doctor, ocultando una sonrisa
orgullosa tras la máscara verde, a juego con todo el instrumental del hospital.
- Jungkook… - Respondió ella, con una sonrisa estúpida, sin poder
quitar los ojos de encima del pequeño, que se movía con dificultad entre sus
brazos, soltando quejidos inentendibles y abriendo los ojos lentamente. -
Nuestro pequeño Jungkook.
ME ENCANTAAAAAAA! Hace un tiempo leí tu fanfic de Gongchan/Jinyoung y me enamoré completamente. Había guardado tu blog en marcadores y ahora me metí para revisar de qué se trataba esta página y me encuentro con esta maravillosa sorpresa. Qué historia más bella y qué argumento más original.Me encanta como escribes <3 Espero que tu estadía en China sea de lo más grata y espero con ansias el próximo capítulo
ResponderEliminarHola! Me acuerdo de ti <3 Cuánto tiempo! Me alegro de que te decidieses por visitarme de nuevo :3 Me alegro mucho de que te esté gustando tanto, y espero que nos visites con más regularidad ^^
EliminarGracias por leer y comentar, Bella
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHey~~
ResponderEliminarLo sabía, (creo) la "sombra" estaba demasiado pegada a kookie como para no ser Tae <3 <3 Amo a esos dos.
Casi me da algo cuando Jungkook casi muere, casi veía el final del fic ahí XDD
No sé yo si es buena idea que vuelva para ayudar a su madre... pero es que es su madre... no debería dejarla con ese pirado (lo odio profundamente), bueno... espero que no pase nada malo.
Pobre Tae-Tae ;^; no sabía nada hasta que escuchó a Kook, pero de todas formas, inconscientemente, estaba junto a él (Maldita sea, eso fue hermoso)
Bueno, ahora a saber que pasa, si vuelve, va a desaparecer, además el precio que tiene que pagar podría afectarle también a V, ¿No?
Hoy no hay testamento (lol) , estoy algo machacada, sorry.
¡Saludos desde la capital, besos~~! (A este paso voy a recorrer toda España XD)
UN COMENTARIO CORTO DE KATH!? El mundo se acaba. Lo veo.
EliminarJajajaja bueno, sí, ya veremos que pasa. En cuanto me mude me pongo de nuevo a currar con todo esto, que ahora ando de mudanzas (again) y así no se puede.
Besitos <3
*cofcof*
EliminarDONDE ESTÁS!?!? DD: Desde agosto no se nada de ti! Agosto! Y estamos ya octubre! T^T Si la razón de que no vuelvas es por mi comentario corto de antes, para la próxima haré el mayor testamento de toda la humanidad (?)
Vale... vaaale~~ era eso lo que quería decir XD
Ahora, dejando eso de lado y hablando más seriamente (Un poco, no tanto XD), espero que vuelvas, extraño leer cosas tuyas, de verdad ;^;
Cuídate, muchos Chuus para ti también <3
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