6 de mayo de 2013

[EunHae] Back to the Memories.


Sentí la alarma del teléfono vibrar bajo mi almohada.
- Aish... Que ya te escuché las cinco primeras veces! - Protesté apagando sin abrir los ojos la alarma de nuevo y tiré el móvil lejos de mí, deseándole un final terrible lleno de sufrimientos;  a mí no me despertaba nadie!
- Arriba! - Abrí los ojos, muerto del susto, cuando Donghae aterrizó encima de mí sin ninguna delicadeza. - No te ha sonado la alarma? - Suspiré frustrado. Nadie me despertaba... menos él, que todas las mañanas aparecía por mi cuarto de la misma forma, y todas las mañanas a mí me daba un mini infarto cuando se lanzaba encima mía desde los pies de mi cama sin importarle en absoluto si me rompía las costillas o no.
- Más o menos... - Murmuré mientras intentaba sacármelo de encima sin éxito. Finalmente, él entre risas rodó hasta acomodarse a mi lado en el colchón.
- Pues arriba! Eres un vago, Hyukjae... Siempre haces que venga a despertarte a propósito, verdad? - Le miré con una ceja enarcada. - Acaso quieres mimos, eh?
Le pegué una patada que le hizo rodas fuera de mi colchón entre quejas.
- No digas estupideces... Ya me he levantado, no? Fuera de mi cuarto! - Le amenazaba con un cojín mientras él, entre risas, se iba gateando de mi cuarto.

Me incorporé y me senté en el borde del colchón frotándome los ojos. Era muy tarde, pero yo tenía sueño igual. Me puse una camiseta sin mangas y salí hacia el salón, donde me esperaban los demás chicos.
- Qué? Tu lo de madrugar como que no, eh? - Leeteuk me miraba con desaprobación. Yo le dediqué una sonrisa de "me importa una mierda lo que me digas porque estoy recién levantado" y abrí la nevera buscando algún resto de los juegos de cocinitas que Ryeowook nos preparaba siempre.
- No hay nada para comer? - Pregunté mirándoles. Algunos comían cereales, otros simplemente se bebían una botella de agua.
- No creo que te vaya a dar tiempo a desayunar... - Dijo Sungmin desde el sofá mientras se comía lo que parecía ser una barrita de cereales. - O te vistes o desayunas, y no creo que lo de ir en calzoncillos por el centro de Seúl sea una buena idea...
Me miré y suspiré asintiendo al tiempo que arrastraba los pies hasta la habitación. Abrí el armario y decidí no esforzarme mucho, total, solamente teníamos reunión para empezar a preparar la nueva gira del Super Show.

- Chicos! - Grité mientras observaba el armario. - A qué hora pasan a buscarnos?
Siempre éramos así; por pura vagancia nunca nos molestábamos en ir a donde estaban los demás para comunicarnos... Los gritos de momento funcionaban genial.
- En veinte minutos. - Me sobresalté al escuchar una voz a mi espalda. Resoplé frustrado al ver quién era.
- Donghae... Me has asustado! Cómo has entrado?
- Por la puerta. - Vale, mi pregunta había sido estúpida, pero me refería a cómo había podido entrar sin hacer ni el más mínimo ruido. Le miré con odio fingido y me volví a girar a mi armario mientras él, por algún motivo, me hacía la cama.
- Solamente tenemos reunión para planificar el Super Show, no? - Nunca solía enterarme muy bien de las cosas, así que prefería preguntar a alguien medianamente responsable.
- Ajá. - Escuchaba las sábanas moverse y los pasitos de Donghae correteando de un lado al otro de la cama. Siempre era muy perfeccionista, seguro que por eso se negaba a dejar hasta la más mínima arruga.
Me decidí por la sudadera amarilla y unos simples vaqueros negros rotos.
Cuando me quité la camiseta sin mangas que solía estar para usar por casa, los pasitos de Donghae cesaron.
- Ya terminaste, mamá? - pregunté irónico mientras me giraba para ver el motivo de su repentina parada. - Donghae? - Donghae me miraba fijamente con mi almohada entre sus manos. - Donghae!
- Ah! Qué? - Sacudió la cabeza, despeinándose y yo me eché a reír.
- Qué pasa? Qué miras? Ni que nunca me hubieses visto desnudo...
- Ese es el problema... - susurró dejando mi almohada en su sitio y terminando, por fin, mi cama estirando la colcha con cuidado. - Tú ya estás listo?
Asentí abrochándome los pantalones y mirándole extrañado.
- Seguro que estás bien?
Asintió también y me sonrió. Vamos, que en cinco minutos hay que estar abajo.
Salimos los dos de mi cuarto. Donghae decía que estaba bien, pero yo notaba algo de incomodidad entre nosotros que no solía haber.

Generalmente no me preocuparía si fuese con otro miembro, pero era Donghae... Desde que habíamos roto hace un año y medio, nuestra relación no había sido tan distinta a cuando salíamos, simplemente que ahora los roces que había ya no tenían otro significado más que amistoso. Aún así, no habíamos podido volver a hacer ciertas cosas que con los demás sí que hacíamos, como ir a bañarnos juntos o dormir un día todos en la misma habitación. La incomodidad y los recuerdos eran demasiados. A pesar de haber mantenido una relación, éramos los mejores amigos. Teníamos un vínculo que no teníamos con los demás, y la ruptura no había podido con él.
Sentado en el coche, con los auriculares puestos y observándole dormir en el asiento de delante, me pregunté el motivo de nuestra ruptura. Por qué habíamos roto si éramos tan felices? No recuerdo ni un solo momento de mi relación con Donghae que no esté acompañado de sonrisas y esa característica calidez que acompaña al amor. Sin embargo, estar todo el día ocupados y no tener tiempo a solas acabó con lo nuestro. Al llegar a casa siempre estábamos demasiado cansados como para darnos cariño el uno al otro y antes de darnos cuenta... la magia se acabó. Ambos lo supimos y no hizo falta ni que lo hablásemos, supimos en seguida cuándo se había acabado, y que no había sido culpa de ninguno.
Suspiré apoyando la cabeza en el cristal tintado de nuestra furgoneta, los siete años que pasé al lado de Donghae habían sido los mejores de mi vida. Recuerdo la ilusión que nos hizo saber que ambos íbamos a debutar en el mismo grupo... Sonrío al recordarlo.
- Abajo muchachos - el manager abrió la puerta y bajamos medio dormidos. Qué tendrán las furgonetas de la SM que es imposible no quedarse frito en ellas?
Enseguida entramos al inmenso edificio y subimos hasta la sala que siempre era asignada a nuestras reuniones.

No sé cuánto duró la reunión, pero fácilmente estuvimos ahí encerrados unas siete horas escuchando hablar a cinco planificadores, quienes nos explicaban mil cosas de las cuales solamente pillábamos dos.
- Respecto a los escenarios especiales... - Una coordinadora miró en su iPad. - Vosotros dos... - lo comprobó de nuevo mientras nos señalaba a mí y a Donghae. - Tenéis un solo de coreografía ambos. Os asignaremos bailarinas y tal para que estén al fondo, pero de momento id preparando una coreografía para dos.
Miré a Donghae quien asentía a todo lo que esa mujer decía. Levantó la mano.
- Coreografía de qué tipo? Podemos escoger?
- A qué te refieres? - La chica no levantaba la mirada del iPad mientras movía los dedos organizando cosas.
- Tiene que tener temática o algo? Es decir... quieres que sea sexy, cómica, clásica...
Ella levantó la mirada mirándole incrédula.
- Chicos... es vuestro concierto. Nosotros nos encargamos del escenario, luces, orden de canciones... pero representarlas es cosa vuestra. No os vamos a decir cómo tenéis que hacerlo.
Donghae me miró confuso y yo me encogí de hombros.
- Eso quiere decir que con temática o sin ella?
Algunos de los miembros soltaron una risa al ver la cara de confusión de Donghae.
- No. - la mujer resopló antes de contestar y continuó hablando de los escenarios especiales de los demás.
Donghae inclinó la cabeza para agradecerle la respuesta directa y me miró.
- Qué vamos a hacer? - leí en sus labios.
Volví a encogerme de hombros. No me encontraba muy bien... Pero no era algo físico. Me había acostumbrado a encerrar el pasado relacionado con mi ex-novio en una caja al fondo de mis recuerdos, pero hoy había decidido abrirla en cuanto vi cómo me miró en mi cuarto. Y ahora... tantos recuerdos juntos de golpe... tantas lágrimas y tantas sonrisas... Dolía un poco.
Terminamos por fin la reunión cuando ya estaba anocheciendo.
- Hyukjae! - Donghae se acercó corriendo a mí en el parking. Me estremecí al sentir su mano en mi hombro. "Para..." rogué en mis adentros. - Qué vamos a hacer? Hay que ir preparándolo... solamente tenemos seis meses.
- Solamente dices!? Es muchísimo Donghae! - Le sonreí, girándome hacia él para liberarme de su mano discretamente. - Tienes que tomártelo con más calma.
- Cuanto antes lo tengamos hecho, más tiempo habrá para ensayar... - protestó mirándome como si fuese obvio. Tenía razón, pero aún así...- Además, aquí mando yo! Mañana mismo empezamos!
Salió corriendo hacia la furgoneta, dejándome con las palabras en la boca.
- Yah! - le grité empezando a correr detrás suya. - Quién te ha dicho a ti que tú mandas!?

- Hyukkie... - Alguien llamó a la puerta de mi cuarto. Reconocí enseguida su voz. - Estás dormido?
Donghae hablaba en susurros. Sonreí divertido al escucharle. Los susurros de Donghae son increíblemente ruidosos. Hace más ruido cuando intenta susurrar algo que diciéndolo con voz normal.
- Me has despertado con tus gritos! - le susurré yo incorporándome de la cama para abrirle la puerta. Mentí, no estaba dormido, pero me gustaba el puchero que Donghae hacía cuando se metían con él.
Abrí la puerta y me lo encontré acuclillado frente a mi puerta. Miraba hacia arriba, encontrándose directamente con mis ojos. Sus ojos oscuros brillaban aún en la oscuridad y llevaba uno de esos pijamas azules de felpa que su madre le enviaba periódicamente. Todos dormíamos en calzoncillos menos Donghae, que no dormía sin uno de los pijamas que su mamá le compraba.
Al observarle allí, en esa pose mirándome con sus ojos brillantes, mi corazón latió a un ritmo desmesurado. Por qué narices tuve que tocar la maldita caja?
- Qué... qué querías? - Pregunté apartando la mirada con disimulo.
- Pasar. - Gateó hasta el interior de mi habitación a una velocidad fuera de lugar. Le miré sorprendido y cerré la puerta.
- Y bien? - Me apoyé en mi armario y él se sentó descaradamente en mi cama. Esto no era bueno... puede que Donghae hubiese podido olvidar todo lo relacionado con nuestra relación, pero yo desde esa misma mañana no estaba tan seguro.
- Por qué no enciendes la luz? - Preguntó buscando con la mirada el interruptor.
- Acostúmbrate a la oscuridad y calla. - Reproché. Notaba cómo mis mejillas ardían y me negaba a que él las viese.
- Vaaaaaale... - protestó haciendo un puchero precioso. Qué me pasaba? Aish... Estúpido Eunhyuk... Quién te manda cotillear el pasado?
- Vas a decirme de una vez a qué vienes o no?
- He tenido una idea para la coreografía! - Puse los ojos en blanco. Las reuniones de planificación con Donghae deberían hacerlas un día antes del concierto para que no tuviese tanto tiempo para comerse el tarro de esa forma.
- Donghae... Faltan seis meses!
- Y qué? Mira, escucha... - Se acomodó en mi cama y comenzó a hablar emocionado. - Vamos tras el solo de Kyuhyun, verdad? - asentí. - Bueno, pues como siempre, el friki cantará una balada de esas suyas, nosotros para no romper la atmósfera podríamos hacer algún baile lento... Qué te parece?
Asentí intentando prestar atención a lo que decía y no a sus labios.
- Vale, me parece bien, ahora fuera. - Señalé la puerta y le miré apresurándole.
- Noooo, déjame quedarme aquí, sí? - Mi mandíbula se desencajó cuando Donghae se coló entre mis sábanas como Pedro por su casa.
- Oye... qué estás haciendo? - Me acerqué a la cama intentando sacarle de ella, pero se había pegado como una lapa.
- Yo la hice, pues yo la deshago. - Se enredó entre las mantas mientras yo le miraba sin creérmelo.
- Donghae, en serio... no son horas... - Intenté separar las sábanas enredadas de su cuerpo sin tocarle más de lo necesario, pero él no parecía estar dispuesto a dejarme.
Donghae siempre era muy cariñoso, siempre lo había sido incluso después de que rompiésemos. Jamás me había molestado, al contrario, agradecía que me tratase con tanta naturalidad a pesar de lo que había pasado entre nosotros, pero ahora...
Quizás... Donghae esperaba de mí la misma naturalidad?
Dejé de pelearme con las sábanas y asentí tumbándome en la cama lo más separado posible de él.
- Está bien... Duerme aquí si quieres. Pero no molestes. - No le estaba viendo, pero pude adivinar la sonrisa victoriosa que se formó en sus preciosos labios. Un pinchazo me atravesó el corazón cuando mi cerebro me traicionó con uno de sus pensamientos nostálgicos: "Una vez esos labios fueron míos"

Abrí los ojos sin necesidad de alarma. Era muy temprano, las seis de la mañana, y frente a mí, a escasos centímetros de mi rostro, tenía a Donghae durmiendo.
Una sonrisa estúpida de asomó por mis labios al observarle dormir. Era precioso, todo en él. Tenía el pelo completamente despeinado y dormía tranquilamente con la boca entreabierta. Casi me echo a reír al verle, pero no podía; si lo hacía perdería aquella preciosa vista con la que eran recompensados mis ojos. En ese momento, me fijé que estábamos completamente entrelazados entre nosotros; una de las piernas de Donghae descansaba entre las mías, y uno de mis brazos rodeaba su cintura, al igual que el suyo la mía. Mi sonrisa se tornó en preocupación al sentir de nuevo mi corazón latir a un ritmo anormal y las mariposas en el estómago que yo había dado por extintas.

Volví a mirar su rostro. Parecía tan inocente, tan tierno... Mi mente comenzó a recordar de nuevo, traicionándome como se había acostumbrado a hacer desde el día anterior. Levanté el brazo que no estaba reposando cómodamente sobre su cuerpo hasta su mejilla, osando acariciarla como hacía un año y medio que no lo hacía. De nuevo la sonrisa nació. Su piel... estaba tan suave como la recordaba. Arrugó levemente la nariz en su inconsciencia al sentir aquel intruso sobre su piel, pero enseguida volvió a relajar el rostro y las comisuras de sus labios formaron una leve sonrisa. Un suspiro escapó de mis labios al observarle. Extrañaba tanto aquello... Entonces, una idea descabellada surcó fugazmente mi atontado cerebro; "sus labios...". Mi cuerpo no obedecía los gritos de alarma que mi conciencia se esforzaba en emitir, mi rostro se acercó peligrosamente al suyo el cual dormía tranquilo sin enterarse del caos que estaba provocando en mí. Podía sentir su respiración, sentí la punta de su nariz contra mi mejilla y entonces, mis labios sobre los suyos. No me atreví a moverme más, simplemente un beso, un puro y casto beso, como una caricia sobre sus labios producida por los míos propios.
Cerré los ojos sin separarme de él, no quería hacerlo. Quería descansar sobre los labios suaves de Donghae para siempre. Mi corazón latía desbocado y mi respiración se aceleraba, pero Donghae no se movía. Mis labios se separaron unas décimas de segundo de los suyos, pero sintieron frío y enseguida volvieron a fundirse con los de él. Entonces, por fin, y protestando en mis pensamientos, me separé de él. Ya era definitivo, volvía a estar enamorado de mi mejor amigo. Otra vez, exactamente igual que hace diez años, cuando le conocí. Tardamos tres años en aceptar lo que sentíamos el uno por el otro, y cuando por fin lo hicimos no hubo dudas, tuvimos un romance de siete hermosos años. Maldecía ser un idol... yo podía amar a Donghae, pero ambos habíamos sufrido mucho y nuestros corazones no soportarían pasar por lo mismo de nuevo. A veces maldecía ser un idol a pesar de que me encantaba mi trabajo.

Enfrentándome a la realidad y dándole las gracias al destino por haberme dado ese momento perfecto junto a él, me separé lentamente de su cuerpo, escurrí suavemente su pierna de entre las mías y me liberé con cuidado de su brazo. Donghae soltó un leve quejido mientras se revolvía entre el colchón, molesto por el frío que sentía en contraste con mi cuerpo.
Sonreí con tristeza y me levanté a preparar el desayuno. Allí, en la cocina, ya estaba mamá Ryeowook, abriendo un cartón de leche.
- Buenos días. - Canturreó con una sonrisa en los labios. - Qué madrugón! Es en compensación por los 364 días restantes del año en el que duermes más que todos nosotros juntos?
Le sonreí con odio y me senté a su lado en los taburetes que teníamos colocados al lado de la encimera. Siendo diez personas en la misma casa teníamos que sacar sitio de donde fuese.
- Qué hay de desayuno? - le quité el cartón contra el que se estaba peleando y lo abrí con facilidad, correspondiendo a su sonrisa de gratitud.
- Pues... no mucho... hay que ir a la compra.
Asentí como si me importase. Ryeowook era el ama de casa en Super Junior, y Yesung el marido manipulado. Si había que ir a la compra, Ryeowook iba, pero desde luego que sus preciosas manos no iban a cargar peso, ni hablar; para eso tenía a Yesung detrás desde hace años y lo aprovechaba. El pequeñajo tenía carita y voz de ángel, pero eso era todo.
- Los demás? - pregunté notando que las puertas de las habitaciones estaban abiertas.
- Mmmmm.... Kangin, Leeteuk y Shindong están en la radio... Sungmin y Kyuhyun han ido a grabar un anuncio de no sé qué, Siwon está en la iglesia y...  Yesung esperándome abajo en el coche, que vamos a intentar componer una canción nueva para K.R.Y.
Asentí. Yo no tenía agenda por la mañana, así que me quedaría en casa espatarrado en el sofá comiendo cosas calóricas que me hiciesen sentirme mejor y, de paso, engordar un poco.
- Buenos días. - Murmuró Donghae entrando en la cocina arrastrando los pies.
- Buenos días Hyung, os dejo la leche aquí, sí? - Ryeowook se ponía el abrigo y se despedía de nosotros con una sonrisa. Le despedimos con otra sonrisa y Donghae se sentó a mi lado.
- Dormiste bien? - preguntó aún medio zombi por culpa de Morfeo.
Asentí y me levanté para preparar una cafetera.
- Café? - Pregunté a mi dormido compañero. Asintió apoyando la cabeza en la encimera y protestando por lo fría que estaba. Reí al escucharle lloriquear.
- Hoy por la mañana no tienes eventos, verdad? - Negué observando cómo se empezaba a filtrar el café. - Bien, pues en cuanto terminemos de desayunar, a ensayar.
Me giré mirándole incrédulo.
- Donghae... No pretenderás que en la única mañana que tengo libre desde hace meses me vaya a poner a bailar, verdad?
Su sonrisa me indicó que así era, y yo no tardé en empezar a protestar y a ser ignorado completamente. Donghae mostraba una sonrisa feliz mientras iba corriendo a su cuarto a cambiarse. Siempre le encantaba inventarse coreografías.

Me tuve que tomar el café abrasándome la garganta porque tenía a Donghae metiéndome prisa por detrás. Finalmente, me lo terminé sintiendo como mi carrera de cantante se acababa de arruinar por abrasarme las cuerdas vocales y salimos por la puerta, cada uno con su bolsa de ir al gimnasio.
- Qué haremos si está la sala ocupada? - me refería a nuestra sala habitual de ensayos. Se giró para sonreírme con tranquilidad.
- No vamos a esa sala. Vamos al gimnasio. De mañana siempre está vacío y hay muchísimo sitio.
Suspiré pesadamente. Mi última esperanza de librarme se acababa de esfumar por culpa de su premeditación.

Llegamos al gimnasio y, como era de esperar, Donghae tenía razón. Estaba desierto.
- No tendría que haber trainees aquí o algo? - Pregunté por curiosidad.
Se encogió de hombros y comenzó a arrastrar bicicletas estáticas al fondo de la habitación.
Después de un rato de hacer el perezoso, decidí ayudarle con las últimas que quedaban.
- Listo! - sonrió satisfecho y encendió el equipo de música.- Empezamos?
Asentí y me acerqué a él, mirándonos en el reflejo del espejo.
- Anoche hablamos de hacer algo lento, no? - Asentí tragando saliva. Donghae se estaba quitando la sudadera y se había quedado en una camiseta sin mangas que había sido recortada de más y dejaba ver sus costados cuando movía los brazos. Me iba a volver loco y lo sabía. - Hyukjae?
Retiré la mirada de su cuerpo y le observé mirándome serio.
- Estás bien? - preguntó mirándome directamente a mí, abandonando al cristal.
Asentí tragando saliva de nuevo. Asintió también y empezamos a planear el principio de la coreografía.
- Dijeron que meterían más bailarines aparte de nosotros, así que tenemos que pensar también una coreografía de fondo para ellos... - Donghae se movía incansable, hacía dos horas que habíamos empezado a sudar exageradamente los dos y a él parecía que aún le quedaba energía. En una situación normal yo tampoco estaría cansado todavía, pero Donghae bailando delante de mí de aquella manera... Mi corazón no lo soportaba muy bien, pero no me quedaba otra opción más que aguantarlo. Seguimos otras dos horas igual y finalmente nos tiramos al suelo, respirando agitadamente y sintiendo como nuestras ropas se pegaban a nosotros por el sudor. Estúpido de mí, que cometí el terrible error de mirar a Donghae. Me quedé embobado, debía retirar mi mirada pronto o acabaría abalanzándome encima suya sin piedad alguna, al igual que él hacía todas las mañanas conmigo para despertarme, pero mis intenciones desde luego que no iban a ser esas.
- Estás bien Hyukkie? Te veo pálido...- Salí de mi mundo para volver a la realidad.
Sentía que ya no aguantaba más. Negué con la cabeza y me levanté con furia, sentándome en las colchonetas situadas en el otro extremo de la habitación y dándome un fuerte golpe contra la pared al apoyar con rabia mi espalda contra ella.
- Hyukjae? - Donghae me miraba confuso desde el suelo. - Qué te ocurre? Te has hecho daño?
Se incorporó con intención de acercarse, pero le frené.
- No! - Se paró en seco, mirándome aún más confuso que antes. - No... No vengas...
- Pero...
- Qué no vengas! No me hagas esto...
Los ojos de Donghae se abrieron mostrando su colapso mental. Yo oculté mi rostro entre mis manos. No era digno de ser visto por sus preciosos ojos, no.
Tenía que buscar una salida a aquella situación, no podía ser así con él. Donghae no tenía culpa de nada.

- Para la coreografía... - Donghae seguía de pie en el mismo sitio desde hace cinco minutos, inmóvil y mirándome a través del espejo. - creo que lo mejor sería que nos diesen pocos bailarines para poder interactuar con ellos...
Asintió mientras se acuclillaba y se giraba, acabando así sentado en el suelo con la espalda apoyada en el espejo.
De nuevo silencio. Lo odiaba.
- Vamos después de Kyuhyun... cierto? - de nuevo asintió. - Qué cantará él?
- No... No quieras saberlo... - susurró mientras enredaba unos de sus largos mechones castaños entre sus dedos.
En seguida supe por qué no quería decírmelo. Sabía que canción había elegido Kyuhyun y sabía que era una canción que a nosotros nos traía muchísima tristeza...
- 7 years... verdad? - murmuré entre dientes, pero me escuchó y asintió.
- Es una canción muy triste... - Levanté mi mirada hacia él, chocándome con su mirada color chocolate. Sus ojos brillaban más de lo normal, Donghae lloraba, y al darme cuenta de ello, dos lágrimas rodaron también por mis propias mejillas.
- Es la canción más triste del mundo... - respondí, intentando formar una sonrisa en mi rostro pero sin éxito.
- Hyukjae... - un sollozo se escapó por su garganta, él intentó disimularlo empezando a toser, pero yo conocía demasiado bien cómo era el llanto de Donghae.
Guardé silencio ante su llamada. Me daba miedo responder. No sabía por qué motivo lloraba Donghae, pero mi amor por él era tan grande que sus lágrimas eran contagiosas.
- Hyukkie... - su último susurro sonó desesperado, no podía más.
- Qué, Donghae? - No quería mirarle a la cara, era lo que más miedo me daba de todo.
- Por qué eres así?
Aquella pregunta me sorprendió. Finalmente, fruto de la curiosidad, me atreví a girar mi rostro hacia él, quien había cambiado su posición y rodeaba sus rodillas con sus brazos, hundiendo el rostro en ellas.
- Así...?
- Me he acostumbrado a que me trates con frialdad, a que ya no quieras dormir a mi lado y a que nunca quieras quedarte a solas conmigo... Me duele, pero me he acostumbrado y por eso tengo valor para sonreír todos los días, para darte mi mejor sonrisa y dejando que esa sonrisa sea lo primero que veas cada mañana al despertarte... Por qué yo me esfuerzo tanto y tú sigues negando la realidad?
Su espalda temblaba mucho y hablaba entre suspiros. No había dejado de llorar.
- Los siete años que pasé a tu lado... fueron los mejores de mi vida. Y aunque nunca podíamos tener tiempo para nosotros, yo era feliz con los diez segundos que me dedicabas antes de dormirte agotado... O la sonrisa que me dedicabas cada mañana, o las caricias en el coche... Yo me conformaba con eso Hyukjae... Pero no fuiste capaz de soportarlo y acabaste alejándote de mí, a pesar de que me habías jurado estar para siempre a mi lado...
Sus palabras estaban partiéndome el alma en miles de trozos.
- Ayer... me armé de valor para ir a tu cuarto... quería confesarte que durante este año y medio que llevas esquivándome, yo jamás he dejado de verte solo a ti... Pero no fui capaz, solamente hice el ridículo e hice que te enfadases por querer dormir contigo... Lo siento mucho.
- No... - por fin mi cerebro reaccionó y fui capaz de hablar. - No te disculpes... Por qué lo haces?
- Porque he actuado mal...
- No has hecho nada malo... - Me incorporé, intentando disimular cuánto me temblaban las piernas y me acerqué a él con pasos vacilantes. - Donghae... esta mañana, antes de que te despertases, hice una cosa horrible...
- Me besaste.
- Exacto, y por eso... - "Un momento..." - Lo sabías!?
- Yo me desperté antes que tú.
Le miré sorprendido ante la tremenda revelación que acababa de hacerme.
- Pero... por qué no me dijiste nada?
- Temía que te enfadases... Al fin y al cabo, después de besarme me apartaste de tu lado y te fuiste de la habitación...
- Donghae... - suspiré y me senté a su lado. Su espalda seguía temblando y no apartaba su rostro de sus rodillas. - Donghae...
Volví a llamarle sin obtener resultado. Suspiré y supe que llegaba mi turno de sinceridad.

- Si te soy sincero... Yo había encerrado todo lo que sentía por ti que no fuese amistad. Me dolió tanto que nos separásemos que me negué a recordarte siquiera como el Donghae al que una vez quise, y me centré solamente en el Donghae amigo. Siento si te has sentido apartado durante todo este tiempo, pero sabes que siempre has sido lo más importante para mí... Tú siempre eres mi prioridad, Donghae...
Escuché un leve sollozo salir de él. No se me daba bien sincerarme, siempre me había costado horrores confesar lo que sentía, pero si no lo había, perdería a la persona más importante de mi vida.
- Donghae... Yo siempre te he querido, lo sabes, y también sabes que no es la clase de amor que siento por los demás... Sabes que te amo como a nada, que siempre lo he hecho...
Por fin, levantó el rostro mirándome incrédulo. Sus ojos estaban enrojecidos y tenía la cara sucia por las lágrimas.
- Pero... entonces... por qué eras así conmigo? - Tartamudeaba mientras hablaba en un tono de voz suave, increíblemente bajo. Más que un susurro.
Suspiré y miré al techo. - Porque soy un cobarde... Tengo miedo de lastimarme y de lastimarte a ti igual que lo hice en su día...
La respiración entrecortada de Donghae me hacía sentir aún más nervioso.
- Esto... no va a funcionar... - susurró. Abrí mucho los ojos y giré mi cabeza rápidamente hacia él.
- Qué no va a funcionar?
- Esto... nosotros... - sentí como el pánico me empezaba a inundar. - Tú tienes miedo a que salgamos heridos, pero es que eso va a pasar sí o sí... La vida que hemos elegido no nos permitirá vivir tranquilos, queriéndonos como queremos hacerlo... Yo soy capaz de conformarme con lo mínimo pero tú... - me miró a los ojos, esbozando una sonrisa triste. - Pero tú, eres muy egoísta... Quieres las veinticuatro horas de nosotros, y eso no es posible... Yo cedo, siempre lo he hecho, está en mi naturaleza, pero tú no... Y ambos sabemos el final si no cedemos... Las lágrimas están aseguradas, no creo que seamos capaces de soportar el distanciamiento de nuevo, y yo no podría soportar volver a verte llorar de dolor... No quiero eso para ti...
Así era como me veía? Como un egoísta que no sabía ceder? Que no era capaz de conformarme? Sabía que Donghae tenía razón, ninguno de los dos lo soportaríamos de nuevo... Las sonrisas falsas que acallaban lágrimas ardían como el hierro al rojo vivo, las cicatrices que éstas habían dejado aún perduraban... Si poníamos otra encima, la herida no cerraría jamás.
Aún así, era Donghae. Mi Donghae. Mi amigo, mi primer amor, mi primer beso, mi primer todo... Estaba dispuesto a dejarle marchar así?
Parpadeé despertando de mis propios pensamientos cuando se incorporó y se puso la sudadera.
- Me voy... nos vemos luego... - susurró. Aquella despedida era más que un "hasta luego" y yo lo sabía.
Entonces, lo vi todo claro. No iba a dejarle marchar por segunda vez. Me incorporé rápidamente y caminé hacia él hasta que puse rodear su cintura con mis brazos, pegándole a mí y apretándole tan fuerte contra mi cuerpo que sentía que ambos nos ahogaríamos.
- No te vayas.
Sonó tan suplicante que hasta me di pena a mí mismo.
- Eunhyuk... no te hagas esto... - Noté una de sus preciosas lágrimas recorrer mi antebrazo.
- Deja de ponerme por encima de ti, estúpido. - Le giré entre mis brazos y le miré a los ojos. Efectivamente, estaba llorando de nuevo, por mi culpa.
- Donghae... - le miré a los ojos mientras intentaba sacar todo mi valor. - Te quiero... por favor... no te vayas de mi lado... no te vayas de mi lado a pesar de que te lo pida... nunca me dejes... por favor... - Donghae me miraba con tristeza en sus ojos.
- Pero... y qué pasará si no eres capaz de aguantarlo?
Sonreí. - Sé que me ayudarás a soportarlo...- En el momento en el que posé mis labios sobre los suyos, sentí que todas las lágrimas desperdiciadas innecesariamente ya no importaban.
Sentí como poco a poco, sus labios se movían como los míos, al principio con timidez, pero después rodeó mi cuello con sus brazos y ambos peleábamos por robarnos el aliento el uno al otro. Cómo había podido soportar un año y medio sin él? Sin sus besos? Sin sus manos?

Antes de darnos siquiera cuenta, estábamos sobre las colchonetas, envueltos en caricias cada vez más prohibidas y besos culpables.
- Hyukkie... - susurró sobre mis labios cuando, inconscientemente, mis manos le desabrochaban la sudadera. Le miré sin separarme ni un solo milímetro. - Estás seguro? Luego, si sale mal será mucho peor...
Sabía que estaba hablando de que lo hiciésemos. Ambos nos deseábamos, pero qué ocurriría si al final todo salía mal? Este momento quedaría manchado por el dolor y la culpabilidad que la reconciliación había traído. Pero no, no iba a ser así, yo creía en Donghae y creía en nuestro amor. Así se lo demostré cuando, dejando aparte nuestros besos bruscos y ansiosos que nos acabábamos de dar, le dediqué el más dulce de los besos, la más tierna de las caricias y la más cariñosa de las miradas.
- Te amo. - le susurré sobre sus labios. Sonrió y asintió. Los besos dulces y lentos acompañaban nuestras caricias.
No tardamos en librarnos de la ropa, sentir su cuerpo bajo el mío después de tanto tiempo me estaba volviendo loco... Le liberé de su última prenda y me abalancé sobre sus labios, la timidez quedaba fuera de las opciones, nos deseábamos tanto el uno al otro que nuestros cuerpos no se molestaban en disimularlo en absoluto. Los roces, ya fuesen intencionados o puramente casuales, arrancaban leves gemidos de nuestras gargantas que acallábamos con besos.
Mis manos recorrían su cuerpo de arriba a abajo, felices de sentir de nuevo aquel torso que tan bien se conocían de hace tiempo atrás. Las caricias empezaban a ser ansiosas, y las caderas de Donghae se elevaban impacientes.
Sonreí y le besé de nuevo mientras, acariciando sus muslos, coloqué sus piernas alrededor de mi cintura. Suspiró sobre mis labios ante mis caricias, arrancándome otra sonrisa.
- Te gusta? - susurré. Su cara se puso aún más roja de lo que ya estaba.
- Cállate. - Sonreí y correspondí a su ansioso beso mientras, con cuidado, me entrometía dentro de su cuerpo. Cerré los ojos por las múltiples sensaciones que me proporcionaba, sus músculos luchaban por sacarme de dentro de él, apretando con fuerza mi miembro entre ellos, pero eso no iba a funcionar. Acaricié su torso para relajarle un poco más y finalmente, tras esfuerzo y muchos quejidos de dolor ahogados, su cuerpo me aceptó y pude comenzar lo que tanto tiempo llevaba esperando. Sus gemidos seguían a los míos, se acompasaban perfectamente, eran música para mis oídos. A veces los acallaba con besos necesitados o, al revés, los aumentaba buscando sus puntos más sensibles para acariciarlos con mis impacientes manos.
Notaba cómo su cuerpo se retorcía bajo el mío, se mordía el labio con fuerza y tenía los ojos cerrados... conocía bien esa expresión; Donghae no tardaría mucho.
Aceleré mis movimientos, haciendo que soltase de entre sus dientes aquel delicioso labio y pasase a abrir completamente la boca mientras se aferraba a mi espalda. Sentía sus uñas clavarse sobre mí, pero aquel toque de dolor solo me ayudaba más a llegar a mi objetivo.
Donghae se abalanzó sobre mis labios para acallar el grito desgarrador que acompañaba a su orgasmo. Escasos segundos después, imité su gesto y ahogué mi último gemido en su boca, la cual me dio la bienvenida con sus respuestas rápidas a mis besos y suspiros.
Me dejé caer encima suya en aquella colchoneta, ahora empapada. Podía notar cómo nuestro sudor se mezclaba con su sustancia entre nosotros, pero eso no hizo que me separase de él. Me quedé quieto, muy quieto, sintiendo los leves espasmos que aún le daban a Donghae, quien se recuperaba de aquel esperado orgasmo al igual que yo. Arranqué un último suspiro de sus labios cuando,  finalmente, moví levemente mi cadera para salir de él.

- No me acordaba... - susurró entrecortadamente. Levanté la mirada hacia él y sonreí al verle completamente despeinado y sonrojado. - No me acordaba de lo vergonzoso que era el momento de después...
Se tapó la cara con las manos y yo sonreí, muerto de ternura. Podíamos haberlo hecho mil veces, pero siempre al terminar a Donghae le daba vergüenza.
- Bobo... Déjame verte... - Intentaba quitar sus manos para ver aquel precioso rostro, pero no me quería dejar.
- No... - gimió como un cachorro llorón. Negué con la cabeza sin borrar mi sonrisa y volví a recostarme encima suya, besándole el pecho.
- Aaaaaah! Qué haces? - Chilló y yo aproveché para entrelazar mis manos con las suyas y apartarlas de su cara, la cual me miraba avergonzada.
- Siempre funciona... Eres muy simple! - Me eché a reír ante sus protestas y le callé con un beso suave.
Le abracé y dejé que apoyase su cabeza en mi pecho, mientras yo hundía mi rostro en su pelo, suspirando por aquel embriagador aroma.
- Hyuk... - susurró.
- Mh?
- Estaremos bien? - Abrí los ojos y dudé unos instantes, pero enseguida acaricié su espalda y le di un tierno beso en la frente.
- Hae... Te prometo que haré todo lo que pueda para que esto salga bien... Porque jamás volveré a dejarte llorar, está claro?
Me miró sorprendido ante mis palabras y me sonrió con dulzura.
- Te quiero...
- Te amo.

Donghae y yo somos como el aceite y el agua, no nos parecemos en nada... Pero sin embargo, sé que él estará ahí para mí todos los días de lo que me queda de vida. Da igual que estemos juntos como pareja o no... Tenemos un vínculo irrompible, si uno llora el otro irá a consolarle aunque esté en el otro extremo del planeta, porque nos queremos, y estamos entrelazados.
No sé cómo acabará lo nuestro, va a ser muy duro, muy difícil... Pero siempre nos quedarán los momentos de irnos a dormir, agotados... Los momentos en el coche mientras vamos de un programa a otro... Las caricias escondidas cuando las cámaras se apagan... Soy positivo, creo en el amor... Y sé que Donghae siempre estará ahí para mí. Te quiero Donghae.

-Fin-


YangMi~, gracias por leernos y comentar. Esperamos que lo sigas haciendo como hasta ahora y que te haya gustado!





4 comentarios:

  1. Wow.... simplemente wow... este es oficialmente uno de mis 3 fanfics favoritos! Como has logrado hacerme llorar, reír y emocionarme tanto con tan pocas palabras? Has cogido la esencia del EunHae, la has plasmado aquí y te amo por ello jajaja sigue escribiendo tan bien como aquí *_* soy tu fan!!

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    1. Oooooh :') Qué cosas más bonitas me dices!! ;;
      Muchísimas gracias! Me alegro de que te haya gustado tanto! Gracias por ser mi fan, por leerme y por comentar ;D
      Un besazo! <3

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  2. Wow de verdad heemoso....apegado a la realidas....me encatan como describes todo...de verdad todod estuvo exelente...ni exagerado...ni fantaseoso...ni bulgar...PERFECTO.. y la verdad a mi me encanta el lemon...pero este de verdad no le cambiaria nada...NADA....me encanto...AMO EL EUNHAE

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