Sentí la
alarma del teléfono vibrar bajo mi almohada.
- Aish...
Que ya te escuché las cinco primeras veces! - Protesté apagando sin abrir los
ojos la alarma de nuevo y tiré el móvil lejos de mí, deseándole un final
terrible lleno de sufrimientos; a mí no
me despertaba nadie!
- Arriba! -
Abrí los ojos, muerto del susto, cuando Donghae aterrizó encima de mí sin
ninguna delicadeza. - No te ha sonado la alarma? - Suspiré frustrado. Nadie me
despertaba... menos él, que todas las mañanas aparecía por mi cuarto de la
misma forma, y todas las mañanas a mí me daba un mini infarto cuando se lanzaba
encima mía desde los pies de mi cama sin importarle en absoluto si me rompía
las costillas o no.
- Más o
menos... - Murmuré mientras intentaba sacármelo de encima sin éxito.
Finalmente, él entre risas rodó hasta acomodarse a mi lado en el colchón.
- Pues
arriba! Eres un vago, Hyukjae... Siempre haces que venga a despertarte a
propósito, verdad? - Le miré con una ceja enarcada. - Acaso quieres mimos, eh?
Le pegué una
patada que le hizo rodas fuera de mi colchón entre quejas.
- No digas
estupideces... Ya me he levantado, no? Fuera de mi cuarto! - Le amenazaba con
un cojín mientras él, entre risas, se iba gateando de mi cuarto.
Me incorporé
y me senté en el borde del colchón frotándome los ojos. Era muy tarde, pero yo
tenía sueño igual. Me puse una camiseta sin mangas y salí hacia el salón, donde
me esperaban los demás chicos.
- Qué? Tu lo
de madrugar como que no, eh? - Leeteuk me miraba con desaprobación. Yo le
dediqué una sonrisa de "me importa una mierda lo que me digas porque estoy
recién levantado" y abrí la nevera buscando algún resto de los juegos de
cocinitas que Ryeowook nos preparaba siempre.
- No hay
nada para comer? - Pregunté mirándoles. Algunos comían cereales, otros
simplemente se bebían una botella de agua.
- No creo
que te vaya a dar tiempo a desayunar... - Dijo Sungmin desde el sofá mientras
se comía lo que parecía ser una barrita de cereales. - O te vistes o desayunas,
y no creo que lo de ir en calzoncillos por el centro de Seúl sea una buena idea...
Me miré y
suspiré asintiendo al tiempo que arrastraba los pies hasta la habitación. Abrí
el armario y decidí no esforzarme mucho, total, solamente teníamos reunión para
empezar a preparar la nueva gira del Super Show.
- Chicos! -
Grité mientras observaba el armario. - A qué hora pasan a buscarnos?
Siempre
éramos así; por pura vagancia nunca nos molestábamos en ir a donde estaban los
demás para comunicarnos... Los gritos de momento funcionaban genial.
- En veinte
minutos. - Me sobresalté al escuchar una voz a mi espalda. Resoplé frustrado al
ver quién era.
- Donghae...
Me has asustado! Cómo has entrado?
- Por la
puerta. - Vale, mi pregunta había sido estúpida, pero me refería a cómo había
podido entrar sin hacer ni el más mínimo ruido. Le miré con odio fingido y me
volví a girar a mi armario mientras él, por algún motivo, me hacía la cama.
- Solamente
tenemos reunión para planificar el Super Show, no? - Nunca solía enterarme muy
bien de las cosas, así que prefería preguntar a alguien medianamente
responsable.
- Ajá. -
Escuchaba las sábanas moverse y los pasitos de Donghae correteando de un lado
al otro de la cama. Siempre era muy perfeccionista, seguro que por eso se
negaba a dejar hasta la más mínima arruga.
Me decidí
por la sudadera amarilla y unos simples vaqueros negros rotos.
Cuando me
quité la camiseta sin mangas que solía estar para usar por casa, los pasitos de
Donghae cesaron.
- Ya
terminaste, mamá? - pregunté irónico mientras me giraba para ver el motivo de
su repentina parada. - Donghae? - Donghae me miraba fijamente con mi almohada
entre sus manos. - Donghae!
- Ah! Qué? -
Sacudió la cabeza, despeinándose y yo me eché a reír.
- Qué pasa?
Qué miras? Ni que nunca me hubieses visto desnudo...
- Ese es el
problema... - susurró dejando mi almohada en su sitio y terminando, por fin, mi
cama estirando la colcha con cuidado. - Tú ya estás listo?
Asentí
abrochándome los pantalones y mirándole extrañado.
- Seguro que
estás bien?
Asintió
también y me sonrió. Vamos, que en cinco minutos hay que estar abajo.
Salimos los
dos de mi cuarto. Donghae decía que estaba bien, pero yo notaba algo de
incomodidad entre nosotros que no solía haber.
Generalmente
no me preocuparía si fuese con otro miembro, pero era Donghae... Desde que
habíamos roto hace un año y medio, nuestra relación no había sido tan distinta
a cuando salíamos, simplemente que ahora los roces que había ya no tenían otro
significado más que amistoso. Aún así, no habíamos podido volver a hacer
ciertas cosas que con los demás sí que hacíamos, como ir a bañarnos juntos o
dormir un día todos en la misma habitación. La incomodidad y los recuerdos eran
demasiados. A pesar de haber mantenido una relación, éramos los mejores amigos.
Teníamos un vínculo que no teníamos con los demás, y la ruptura no había podido
con él.
Sentado en
el coche, con los auriculares puestos y observándole dormir en el asiento de
delante, me pregunté el motivo de nuestra ruptura. Por qué habíamos roto si
éramos tan felices? No recuerdo ni un solo momento de mi relación con Donghae
que no esté acompañado de sonrisas y esa característica calidez que acompaña al
amor. Sin embargo, estar todo el día ocupados y no tener tiempo a solas acabó
con lo nuestro. Al llegar a casa siempre estábamos demasiado cansados como
para darnos cariño el uno al otro y antes de darnos cuenta... la magia se
acabó. Ambos lo supimos y no hizo falta ni que lo hablásemos, supimos en
seguida cuándo se había acabado, y que no había sido culpa de ninguno.
Suspiré
apoyando la cabeza en el cristal tintado de nuestra furgoneta, los siete años
que pasé al lado de Donghae habían sido los mejores de mi vida. Recuerdo la
ilusión que nos hizo saber que ambos íbamos a debutar en el mismo grupo...
Sonrío al recordarlo.
- Abajo
muchachos - el manager abrió la puerta y bajamos medio dormidos. Qué tendrán
las furgonetas de la SM que es imposible no quedarse frito en ellas?
Enseguida
entramos al inmenso edificio y subimos hasta la sala que siempre era asignada a
nuestras reuniones.
No sé cuánto
duró la reunión, pero fácilmente estuvimos ahí encerrados unas siete horas
escuchando hablar a cinco planificadores, quienes nos explicaban mil cosas de
las cuales solamente pillábamos dos.
- Respecto a
los escenarios especiales... - Una coordinadora miró en su iPad. - Vosotros
dos... - lo comprobó de nuevo mientras nos señalaba a mí y a Donghae. - Tenéis
un solo de coreografía ambos. Os asignaremos bailarinas y tal para que estén al
fondo, pero de momento id preparando una coreografía para dos.
Miré a
Donghae quien asentía a todo lo que esa mujer decía. Levantó la mano.
-
Coreografía de qué tipo? Podemos escoger?
- A qué te
refieres? - La chica no levantaba la mirada del iPad mientras movía los dedos
organizando cosas.
- Tiene que
tener temática o algo? Es decir... quieres que sea sexy, cómica, clásica...
Ella levantó
la mirada mirándole incrédula.
- Chicos...
es vuestro concierto. Nosotros nos encargamos del escenario, luces, orden de
canciones... pero representarlas es cosa vuestra. No os vamos a decir cómo
tenéis que hacerlo.
Donghae me
miró confuso y yo me encogí de hombros.
- Eso quiere
decir que con temática o sin ella?
Algunos de
los miembros soltaron una risa al ver la cara de confusión de Donghae.
- No. - la
mujer resopló antes de contestar y continuó hablando de los escenarios
especiales de los demás.
Donghae
inclinó la cabeza para agradecerle la respuesta directa y me miró.
- Qué vamos
a hacer? - leí en sus labios.
Volví a encogerme
de hombros. No me encontraba muy bien... Pero no era algo físico. Me había
acostumbrado a encerrar el pasado relacionado con mi ex-novio en una caja al
fondo de mis recuerdos, pero hoy había decidido abrirla en cuanto vi cómo me
miró en mi cuarto. Y ahora... tantos recuerdos juntos de golpe... tantas
lágrimas y tantas sonrisas... Dolía un poco.
Terminamos
por fin la reunión cuando ya estaba anocheciendo.
- Hyukjae! -
Donghae se acercó corriendo a mí en el parking. Me estremecí al sentir su mano
en mi hombro. "Para..." rogué en mis adentros. - Qué vamos a hacer?
Hay que ir preparándolo... solamente tenemos seis meses.
- Solamente
dices!? Es muchísimo Donghae! - Le sonreí, girándome hacia él para liberarme de
su mano discretamente. - Tienes que tomártelo con más calma.
- Cuanto
antes lo tengamos hecho, más tiempo habrá para ensayar... - protestó mirándome
como si fuese obvio. Tenía razón, pero aún así...- Además, aquí mando yo!
Mañana mismo empezamos!
Salió
corriendo hacia la furgoneta, dejándome con las palabras en la boca.
- Yah! - le
grité empezando a correr detrás suya. - Quién te ha dicho a ti que tú mandas!?
- Hyukkie...
- Alguien llamó a la puerta de mi cuarto. Reconocí enseguida su voz. - Estás
dormido?
Donghae
hablaba en susurros. Sonreí divertido al escucharle. Los susurros de Donghae
son increíblemente ruidosos. Hace más ruido cuando intenta susurrar algo que
diciéndolo con voz normal.
- Me has
despertado con tus gritos! - le susurré yo incorporándome de la cama para
abrirle la puerta. Mentí, no estaba dormido, pero me gustaba el puchero que
Donghae hacía cuando se metían con él.
Abrí la
puerta y me lo encontré acuclillado frente a mi puerta. Miraba hacia arriba,
encontrándose directamente con mis ojos. Sus ojos oscuros brillaban aún en la oscuridad
y llevaba uno de esos pijamas azules de felpa que su madre le enviaba
periódicamente. Todos dormíamos en calzoncillos menos Donghae, que no dormía
sin uno de los pijamas que su mamá le compraba.
Al
observarle allí, en esa pose mirándome con sus ojos brillantes, mi corazón
latió a un ritmo desmesurado. Por qué narices tuve que tocar la maldita caja?
- Qué... qué
querías? - Pregunté apartando la mirada con disimulo.
- Pasar. -
Gateó hasta el interior de mi habitación a una velocidad fuera de lugar. Le
miré sorprendido y cerré la puerta.
- Y bien? -
Me apoyé en mi armario y él se sentó descaradamente en mi cama. Esto no era
bueno... puede que Donghae hubiese podido olvidar todo lo relacionado con
nuestra relación, pero yo desde esa misma mañana no estaba tan seguro.
- Por qué no
enciendes la luz? - Preguntó buscando con la mirada el interruptor.
-
Acostúmbrate a la oscuridad y calla. - Reproché. Notaba cómo mis mejillas
ardían y me negaba a que él las viese.
-
Vaaaaaale... - protestó haciendo un puchero precioso. Qué me pasaba? Aish...
Estúpido Eunhyuk... Quién te manda cotillear el pasado?
- Vas a
decirme de una vez a qué vienes o no?
- He tenido
una idea para la coreografía! - Puse los ojos en blanco. Las reuniones de
planificación con Donghae deberían hacerlas un día antes del concierto para que
no tuviese tanto tiempo para comerse el tarro de esa forma.
- Donghae...
Faltan seis meses!
- Y qué?
Mira, escucha... - Se acomodó en mi cama y comenzó a hablar emocionado. - Vamos
tras el solo de Kyuhyun, verdad? - asentí. - Bueno, pues como siempre, el friki
cantará una balada de esas suyas, nosotros para no romper la atmósfera
podríamos hacer algún baile lento... Qué te parece?
Asentí
intentando prestar atención a lo que decía y no a sus labios.
- Vale, me
parece bien, ahora fuera. - Señalé la puerta y le miré apresurándole.
- Noooo,
déjame quedarme aquí, sí? - Mi mandíbula se desencajó cuando Donghae se coló
entre mis sábanas como Pedro por su casa.
- Oye... qué
estás haciendo? - Me acerqué a la cama intentando sacarle de ella, pero se
había pegado como una lapa.
- Yo la
hice, pues yo la deshago. - Se enredó entre las mantas mientras yo le miraba
sin creérmelo.
- Donghae,
en serio... no son horas... - Intenté separar las sábanas enredadas de su
cuerpo sin tocarle más de lo necesario, pero él no parecía estar dispuesto a
dejarme.
Donghae
siempre era muy cariñoso, siempre lo había sido incluso después de que
rompiésemos. Jamás me había molestado, al contrario, agradecía que me tratase
con tanta naturalidad a pesar de lo que había pasado entre nosotros, pero
ahora...
Quizás...
Donghae esperaba de mí la misma naturalidad?
Dejé de
pelearme con las sábanas y asentí tumbándome en la cama lo más separado posible
de él.
- Está
bien... Duerme aquí si quieres. Pero no molestes. - No le estaba viendo, pero
pude adivinar la sonrisa victoriosa que se formó en sus preciosos labios. Un pinchazo
me atravesó el corazón cuando mi cerebro me traicionó con uno de sus
pensamientos nostálgicos: "Una vez esos labios fueron míos"
Abrí los
ojos sin necesidad de alarma. Era muy temprano, las seis de la mañana, y frente
a mí, a escasos centímetros de mi rostro, tenía a Donghae durmiendo.
Una sonrisa
estúpida de asomó por mis labios al observarle dormir. Era precioso, todo en
él. Tenía el pelo completamente despeinado y dormía tranquilamente con la boca entreabierta.
Casi me echo a reír al verle, pero no podía; si lo hacía perdería aquella
preciosa vista con la que eran recompensados mis ojos. En ese momento, me fijé
que estábamos completamente entrelazados entre nosotros; una de las piernas de
Donghae descansaba entre las mías, y uno de mis brazos rodeaba su cintura, al
igual que el suyo la mía. Mi sonrisa se tornó en preocupación al sentir de
nuevo mi corazón latir a un ritmo anormal y las mariposas en el estómago que yo
había dado por extintas.
Volví a
mirar su rostro. Parecía tan inocente, tan tierno... Mi mente comenzó a
recordar de nuevo, traicionándome como se había acostumbrado a hacer desde el
día anterior. Levanté el brazo que no estaba reposando cómodamente sobre su
cuerpo hasta su mejilla, osando acariciarla como hacía un año y medio que no lo
hacía. De nuevo la sonrisa nació. Su piel... estaba tan suave como la
recordaba. Arrugó levemente la nariz en su inconsciencia al sentir aquel intruso
sobre su piel, pero enseguida volvió a relajar el rostro y las comisuras de sus
labios formaron una leve sonrisa. Un suspiro escapó de mis labios al
observarle. Extrañaba tanto aquello... Entonces, una idea descabellada surcó
fugazmente mi atontado cerebro; "sus labios...". Mi cuerpo no
obedecía los gritos de alarma que mi conciencia se esforzaba en emitir, mi
rostro se acercó peligrosamente al suyo el cual dormía tranquilo sin enterarse
del caos que estaba provocando en mí. Podía sentir su respiración, sentí la
punta de su nariz contra mi mejilla y entonces, mis labios sobre los suyos. No
me atreví a moverme más, simplemente un beso, un puro y casto beso, como una
caricia sobre sus labios producida por los míos propios.
Cerré los ojos
sin separarme de él, no quería hacerlo. Quería descansar sobre los labios suaves
de Donghae para siempre. Mi corazón latía desbocado y mi respiración se
aceleraba, pero Donghae no se movía. Mis labios se separaron unas décimas de
segundo de los suyos, pero sintieron frío y enseguida volvieron a fundirse con
los de él. Entonces, por fin, y protestando en mis pensamientos, me separé de
él. Ya era definitivo, volvía a estar enamorado de mi mejor amigo. Otra vez,
exactamente igual que hace diez años, cuando le conocí. Tardamos tres años en
aceptar lo que sentíamos el uno por el otro, y cuando por fin lo hicimos no
hubo dudas, tuvimos un romance de siete hermosos años. Maldecía ser un idol...
yo podía amar a Donghae, pero ambos habíamos sufrido mucho y nuestros corazones
no soportarían pasar por lo mismo de nuevo. A veces maldecía ser un idol a
pesar de que me encantaba mi trabajo.
Enfrentándome
a la realidad y dándole las gracias al destino por haberme dado ese momento
perfecto junto a él, me separé lentamente de su cuerpo, escurrí suavemente su
pierna de entre las mías y me liberé con cuidado de su brazo. Donghae soltó un
leve quejido mientras se revolvía entre el colchón, molesto por el frío que
sentía en contraste con mi cuerpo.
Sonreí con
tristeza y me levanté a preparar el desayuno. Allí, en la cocina, ya estaba
mamá Ryeowook, abriendo un cartón de leche.
- Buenos
días. - Canturreó con una sonrisa en los labios. - Qué madrugón! Es en
compensación por los 364 días restantes del año en el que duermes más que todos
nosotros juntos?
Le sonreí
con odio y me senté a su lado en los taburetes que teníamos colocados al lado
de la encimera. Siendo diez personas en la misma casa teníamos que sacar sitio
de donde fuese.
- Qué hay de
desayuno? - le quité el cartón contra el que se estaba peleando y lo abrí con
facilidad, correspondiendo a su sonrisa de gratitud.
- Pues... no
mucho... hay que ir a la compra.
Asentí como
si me importase. Ryeowook era el ama de casa en Super Junior, y Yesung el
marido manipulado. Si había que ir a la compra, Ryeowook iba, pero desde luego
que sus preciosas manos no iban a cargar peso, ni hablar; para eso tenía a
Yesung detrás desde hace años y lo aprovechaba. El pequeñajo tenía carita y voz
de ángel, pero eso era todo.
- Los demás?
- pregunté notando que las puertas de las habitaciones estaban abiertas.
- Mmmmm.... Kangin, Leeteuk y
Shindong están en la radio... Sungmin y Kyuhyun han ido a grabar un anuncio de
no sé qué, Siwon está en la iglesia y...
Yesung esperándome abajo en el coche, que vamos a intentar componer una
canción nueva para K.R.Y.
Asentí. Yo
no tenía agenda por la mañana, así que me quedaría en casa espatarrado en el
sofá comiendo cosas calóricas que me hiciesen sentirme mejor y, de paso,
engordar un poco.
- Buenos
días. - Murmuró Donghae entrando en la cocina arrastrando los pies.
- Buenos
días Hyung, os dejo la leche aquí, sí? - Ryeowook se ponía el abrigo y se
despedía de nosotros con una sonrisa. Le despedimos con otra sonrisa y Donghae
se sentó a mi lado.
- Dormiste
bien? - preguntó aún medio zombi por culpa de Morfeo.
Asentí y me
levanté para preparar una cafetera.
- Café? -
Pregunté a mi dormido compañero. Asintió apoyando la cabeza en la encimera y
protestando por lo fría que estaba. Reí al escucharle lloriquear.
- Hoy por la
mañana no tienes eventos, verdad? - Negué observando cómo se empezaba a filtrar
el café. - Bien, pues en cuanto terminemos de desayunar, a ensayar.
Me giré
mirándole incrédulo.
- Donghae...
No pretenderás que en la única mañana que tengo libre desde hace meses me vaya
a poner a bailar, verdad?
Su sonrisa
me indicó que así era, y yo no tardé en empezar a protestar y a ser ignorado
completamente. Donghae mostraba una sonrisa feliz mientras iba corriendo a su
cuarto a cambiarse. Siempre le encantaba inventarse coreografías.
Me tuve que
tomar el café abrasándome la garganta porque tenía a Donghae metiéndome prisa
por detrás. Finalmente, me lo terminé sintiendo como mi carrera de cantante se
acababa de arruinar por abrasarme las cuerdas vocales y salimos por la puerta,
cada uno con su bolsa de ir al gimnasio.
- Qué
haremos si está la sala ocupada? - me refería a nuestra sala habitual de
ensayos. Se giró para sonreírme con tranquilidad.
- No vamos a
esa sala. Vamos al gimnasio. De mañana siempre está vacío y hay muchísimo
sitio.
Suspiré
pesadamente. Mi última esperanza de librarme se acababa de esfumar por culpa de
su premeditación.
Llegamos al
gimnasio y, como era de esperar, Donghae tenía razón. Estaba desierto.
- No tendría
que haber trainees aquí o algo? - Pregunté
por curiosidad.
Se encogió
de hombros y comenzó a arrastrar bicicletas estáticas al fondo de la
habitación.
Después de
un rato de hacer el perezoso, decidí ayudarle con las últimas que quedaban.
- Listo! - sonrió
satisfecho y encendió el equipo de música.- Empezamos?
Asentí y me
acerqué a él, mirándonos en el reflejo del espejo.
- Anoche
hablamos de hacer algo lento, no? - Asentí tragando saliva. Donghae se estaba
quitando la sudadera y se había quedado en una camiseta sin mangas que había
sido recortada de más y dejaba ver sus costados cuando movía los brazos. Me iba
a volver loco y lo sabía. - Hyukjae?
Retiré la
mirada de su cuerpo y le observé mirándome serio.
- Estás bien?
- preguntó mirándome directamente a mí, abandonando al cristal.
Asentí
tragando saliva de nuevo. Asintió también y empezamos a planear el principio de
la coreografía.
- Dijeron
que meterían más bailarines aparte de nosotros, así que tenemos que pensar
también una coreografía de fondo para ellos... - Donghae se movía incansable,
hacía dos horas que habíamos empezado a sudar exageradamente los dos y a él
parecía que aún le quedaba energía. En una situación normal yo tampoco estaría
cansado todavía, pero Donghae bailando delante de mí de aquella manera... Mi
corazón no lo soportaba muy bien, pero no me quedaba otra opción más que
aguantarlo. Seguimos otras dos horas igual y finalmente nos tiramos al suelo,
respirando agitadamente y sintiendo como nuestras ropas se pegaban a nosotros
por el sudor. Estúpido de mí, que cometí el terrible error de mirar a Donghae.
Me quedé embobado, debía retirar mi mirada pronto o acabaría abalanzándome
encima suya sin piedad alguna, al igual que él hacía todas las mañanas conmigo
para despertarme, pero mis intenciones desde luego que no iban a ser esas.
- Estás bien
Hyukkie? Te veo pálido...- Salí de mi mundo para volver a la realidad.
Sentía que
ya no aguantaba más. Negué con la cabeza y me levanté con furia, sentándome en
las colchonetas situadas en el otro extremo de la habitación y dándome un
fuerte golpe contra la pared al apoyar con rabia mi espalda contra ella.
- Hyukjae? -
Donghae me miraba confuso desde el suelo. - Qué te ocurre? Te has hecho daño?
Se incorporó
con intención de acercarse, pero le frené.
- No! - Se
paró en seco, mirándome aún más confuso que antes. - No... No vengas...
- Pero...
- Qué no
vengas! No me hagas esto...
Los ojos de
Donghae se abrieron mostrando su colapso mental. Yo oculté mi rostro entre mis
manos. No era digno de ser visto por sus preciosos ojos, no.
Tenía que
buscar una salida a aquella situación, no podía ser así con él. Donghae no
tenía culpa de nada.
- Para la
coreografía... - Donghae seguía de pie en el mismo sitio desde hace cinco
minutos, inmóvil y mirándome a través del espejo. - creo que lo mejor sería que
nos diesen pocos bailarines para poder interactuar con ellos...
Asintió
mientras se acuclillaba y se giraba, acabando así sentado en el suelo con la
espalda apoyada en el espejo.
De nuevo
silencio. Lo odiaba.
- Vamos
después de Kyuhyun... cierto? - de nuevo asintió. - Qué cantará él?
- No... No
quieras saberlo... - susurró mientras enredaba unos de sus largos mechones
castaños entre sus dedos.
En seguida
supe por qué no quería decírmelo. Sabía que canción había elegido Kyuhyun y
sabía que era una canción que a nosotros nos traía muchísima tristeza...
- 7 years... verdad? - murmuré
entre dientes, pero me escuchó y asintió.
- Es una
canción muy triste... - Levanté mi mirada hacia él, chocándome con su mirada
color chocolate. Sus ojos brillaban más de lo normal, Donghae lloraba, y al
darme cuenta de ello, dos lágrimas rodaron también por mis propias mejillas.
- Es la
canción más triste del mundo... - respondí, intentando formar una sonrisa en mi
rostro pero sin éxito.
- Hyukjae...
- un sollozo se escapó por su garganta, él intentó disimularlo empezando a
toser, pero yo conocía demasiado bien cómo era el llanto de Donghae.
Guardé
silencio ante su llamada. Me daba miedo responder. No sabía por qué motivo
lloraba Donghae, pero mi amor por él era tan grande que sus lágrimas eran
contagiosas.
- Hyukkie...
- su último susurro sonó desesperado, no podía más.
- Qué,
Donghae? - No quería mirarle a la cara, era lo que más miedo me daba de todo.
- Por qué
eres así?
Aquella
pregunta me sorprendió. Finalmente, fruto de la curiosidad, me atreví a girar
mi rostro hacia él, quien había cambiado su posición y rodeaba sus rodillas con
sus brazos, hundiendo el rostro en ellas.
- Así...?
- Me he
acostumbrado a que me trates con frialdad, a que ya no quieras dormir a mi lado
y a que nunca quieras quedarte a solas conmigo... Me duele, pero me he
acostumbrado y por eso tengo valor para sonreír todos los días, para darte mi
mejor sonrisa y dejando que esa sonrisa sea lo primero que veas cada mañana al
despertarte... Por qué yo me esfuerzo tanto y tú sigues negando la realidad?
Su espalda
temblaba mucho y hablaba entre suspiros. No había dejado de llorar.
- Los siete
años que pasé a tu lado... fueron los mejores de mi vida. Y aunque nunca
podíamos tener tiempo para nosotros, yo era feliz con los diez segundos que me
dedicabas antes de dormirte agotado... O la sonrisa que me dedicabas cada
mañana, o las caricias en el coche... Yo me conformaba con eso Hyukjae... Pero
no fuiste capaz de soportarlo y acabaste alejándote de mí, a pesar de que me
habías jurado estar para siempre a mi lado...
Sus palabras
estaban partiéndome el alma en miles de trozos.
- Ayer... me
armé de valor para ir a tu cuarto... quería confesarte que durante este año y
medio que llevas esquivándome, yo jamás he dejado de verte solo a ti... Pero no
fui capaz, solamente hice el ridículo e hice que te enfadases por querer dormir
contigo... Lo siento mucho.
- No... -
por fin mi cerebro reaccionó y fui capaz de hablar. - No te disculpes... Por
qué lo haces?
- Porque he
actuado mal...
- No has
hecho nada malo... - Me incorporé, intentando disimular cuánto me temblaban las
piernas y me acerqué a él con pasos vacilantes. - Donghae... esta mañana, antes
de que te despertases, hice una cosa horrible...
- Me
besaste.
- Exacto, y
por eso... - "Un momento..." - Lo sabías!?
- Yo me
desperté antes que tú.
Le miré
sorprendido ante la tremenda revelación que acababa de hacerme.
- Pero...
por qué no me dijiste nada?
- Temía que
te enfadases... Al fin y al cabo, después de besarme me apartaste de tu lado y
te fuiste de la habitación...
- Donghae...
- suspiré y me senté a su lado. Su espalda seguía temblando y no apartaba su
rostro de sus rodillas. - Donghae...
Volví a
llamarle sin obtener resultado. Suspiré y supe que llegaba mi turno de
sinceridad.
- Si te soy
sincero... Yo había encerrado todo lo que sentía por ti que no fuese amistad.
Me dolió tanto que nos separásemos que me negué a recordarte siquiera como el
Donghae al que una vez quise, y me centré solamente en el Donghae amigo. Siento
si te has sentido apartado durante todo este tiempo, pero sabes que siempre has
sido lo más importante para mí... Tú siempre eres mi prioridad, Donghae...
Escuché un
leve sollozo salir de él. No se me daba bien sincerarme, siempre me había
costado horrores confesar lo que sentía, pero si no lo había, perdería a la
persona más importante de mi vida.
- Donghae...
Yo siempre te he querido, lo sabes, y también sabes que no es la clase de amor
que siento por los demás... Sabes que te amo como a nada, que siempre lo he
hecho...
Por fin,
levantó el rostro mirándome incrédulo. Sus ojos estaban enrojecidos y tenía la
cara sucia por las lágrimas.
- Pero...
entonces... por qué eras así conmigo? - Tartamudeaba mientras hablaba en un
tono de voz suave, increíblemente bajo. Más que un susurro.
Suspiré y
miré al techo. - Porque soy un cobarde... Tengo miedo de lastimarme y de
lastimarte a ti igual que lo hice en su día...
La
respiración entrecortada de Donghae me hacía sentir aún más nervioso.
- Esto... no
va a funcionar... - susurró. Abrí mucho los ojos y giré mi cabeza rápidamente
hacia él.
- Qué no va
a funcionar?
- Esto...
nosotros... - sentí como el pánico me empezaba a inundar. - Tú tienes miedo a que salgamos
heridos, pero es que eso va a pasar sí o sí... La vida que hemos elegido no nos
permitirá vivir tranquilos, queriéndonos como queremos hacerlo... Yo soy capaz
de conformarme con lo mínimo pero tú... - me miró a los ojos, esbozando una
sonrisa triste. - Pero tú, eres muy egoísta... Quieres las veinticuatro horas
de nosotros, y eso no es posible... Yo cedo, siempre lo he hecho, está en mi
naturaleza, pero tú no... Y ambos sabemos el final si no cedemos... Las
lágrimas están aseguradas, no creo que seamos capaces de soportar el
distanciamiento de nuevo, y yo no podría soportar volver a verte llorar de
dolor... No quiero eso para ti...
Así era como
me veía? Como un egoísta que no sabía ceder? Que no era capaz de conformarme?
Sabía que Donghae tenía razón, ninguno de los dos lo soportaríamos de nuevo...
Las sonrisas falsas que acallaban lágrimas ardían como el hierro al rojo vivo,
las cicatrices que éstas habían dejado aún perduraban... Si poníamos otra
encima, la herida no cerraría jamás.
Aún así, era
Donghae. Mi Donghae. Mi amigo, mi primer amor, mi primer beso, mi primer
todo... Estaba dispuesto a dejarle marchar así?
Parpadeé
despertando de mis propios pensamientos cuando se incorporó y se puso la
sudadera.
- Me voy...
nos vemos luego... - susurró. Aquella despedida era más que un "hasta
luego" y yo lo sabía.
Entonces, lo
vi todo claro. No iba a dejarle marchar por segunda vez. Me incorporé
rápidamente y caminé hacia él hasta que puse rodear su cintura con mis brazos,
pegándole a mí y apretándole tan fuerte contra mi cuerpo que sentía que ambos
nos ahogaríamos.
- No te
vayas.
Sonó tan
suplicante que hasta me di pena a mí mismo.
- Eunhyuk...
no te hagas esto... - Noté una de sus preciosas lágrimas recorrer mi antebrazo.
- Deja de
ponerme por encima de ti, estúpido. - Le giré entre mis brazos y le miré a los
ojos. Efectivamente, estaba llorando de nuevo, por mi culpa.
- Donghae...
- le miré a los ojos mientras intentaba sacar todo mi valor. - Te quiero... por
favor... no te vayas de mi lado... no te vayas de mi lado a pesar de que te lo
pida... nunca me dejes... por favor... - Donghae me miraba con tristeza en sus
ojos.
- Pero... y
qué pasará si no eres capaz de aguantarlo?
Sonreí. - Sé
que me ayudarás a soportarlo...- En el momento en el que posé mis labios sobre
los suyos, sentí que todas las lágrimas desperdiciadas innecesariamente ya no
importaban.
Sentí como
poco a poco, sus labios se movían como los míos, al principio con timidez, pero
después rodeó mi cuello con sus brazos y ambos peleábamos por robarnos el
aliento el uno al otro. Cómo había podido soportar un año y medio sin él? Sin
sus besos? Sin sus manos?
Antes de
darnos siquiera cuenta, estábamos sobre las colchonetas, envueltos en caricias
cada vez más prohibidas y besos culpables.
- Hyukkie...
- susurró sobre mis labios cuando, inconscientemente, mis manos le
desabrochaban la sudadera. Le miré sin separarme ni un solo milímetro. - Estás
seguro? Luego, si sale mal será mucho peor...
Sabía que
estaba hablando de que lo hiciésemos. Ambos nos deseábamos, pero qué ocurriría
si al final todo salía mal? Este momento quedaría manchado por el dolor y la
culpabilidad que la reconciliación había traído. Pero no, no iba a ser así, yo
creía en Donghae y creía en nuestro amor. Así se lo demostré cuando, dejando
aparte nuestros besos bruscos y ansiosos que nos acabábamos de dar, le dediqué
el más dulce de los besos, la más tierna de las caricias y la más cariñosa de
las miradas.
- Te amo. -
le susurré sobre sus labios. Sonrió y asintió. Los besos dulces y lentos
acompañaban nuestras caricias.
No tardamos
en librarnos de la ropa, sentir su cuerpo bajo el mío después de tanto tiempo
me estaba volviendo loco... Le liberé de su última prenda y me abalancé sobre
sus labios, la timidez quedaba fuera de las opciones, nos deseábamos tanto el uno
al otro que nuestros cuerpos no se molestaban en disimularlo en absoluto. Los
roces, ya fuesen intencionados o puramente casuales, arrancaban leves gemidos
de nuestras gargantas que acallábamos con besos.
Mis manos
recorrían su cuerpo de arriba a abajo, felices de sentir de nuevo aquel torso
que tan bien se conocían de hace tiempo atrás. Las caricias empezaban a ser
ansiosas, y las caderas de Donghae se elevaban impacientes.
Sonreí y le
besé de nuevo mientras, acariciando sus muslos, coloqué sus piernas alrededor
de mi cintura. Suspiró sobre mis labios ante mis caricias, arrancándome otra
sonrisa.
- Te gusta?
- susurré. Su cara se puso aún más roja de lo que ya estaba.
- Cállate. -
Sonreí y correspondí a su ansioso beso mientras, con cuidado, me entrometía
dentro de su cuerpo. Cerré los ojos por las múltiples sensaciones que me
proporcionaba, sus músculos luchaban por sacarme de dentro de él, apretando con
fuerza mi miembro entre ellos, pero eso no iba a funcionar. Acaricié su torso
para relajarle un poco más y finalmente, tras esfuerzo y muchos quejidos de
dolor ahogados, su cuerpo me aceptó y pude comenzar lo que tanto tiempo llevaba
esperando. Sus gemidos seguían a los míos, se acompasaban perfectamente, eran
música para mis oídos. A veces los acallaba con besos necesitados o, al revés,
los aumentaba buscando sus puntos más sensibles para acariciarlos con mis
impacientes manos.
Notaba cómo
su cuerpo se retorcía bajo el mío, se mordía el labio con fuerza y tenía los
ojos cerrados... conocía bien esa expresión; Donghae no tardaría mucho.
Aceleré mis
movimientos, haciendo que soltase de entre sus dientes aquel delicioso labio y
pasase a abrir completamente la boca mientras se aferraba a mi espalda. Sentía
sus uñas clavarse sobre mí, pero aquel toque de dolor solo me ayudaba más a
llegar a mi objetivo.
Donghae se
abalanzó sobre mis labios para acallar el grito desgarrador que acompañaba a su
orgasmo. Escasos segundos después, imité su gesto y ahogué mi último gemido en
su boca, la cual me dio la bienvenida con sus respuestas rápidas a mis besos y
suspiros.
Me dejé caer
encima suya en aquella colchoneta, ahora empapada. Podía notar cómo nuestro
sudor se mezclaba con su sustancia entre nosotros, pero eso no hizo que me
separase de él. Me quedé quieto, muy quieto, sintiendo los leves espasmos que
aún le daban a Donghae, quien se recuperaba de aquel esperado orgasmo al igual
que yo. Arranqué un último suspiro de sus labios cuando, finalmente, moví levemente mi cadera para
salir de él.
- No me
acordaba... - susurró entrecortadamente. Levanté la mirada hacia él y sonreí al
verle completamente despeinado y sonrojado. - No me acordaba de lo vergonzoso
que era el momento de después...
Se tapó la
cara con las manos y yo sonreí, muerto de ternura. Podíamos haberlo hecho mil
veces, pero siempre al terminar a Donghae le daba vergüenza.
- Bobo...
Déjame verte... - Intentaba quitar sus manos para ver aquel precioso rostro,
pero no me quería dejar.
- No... -
gimió como un cachorro llorón. Negué con la cabeza sin borrar mi sonrisa y
volví a recostarme encima suya, besándole el pecho.
- Aaaaaah!
Qué haces? - Chilló y yo aproveché para entrelazar mis manos con las suyas y
apartarlas de su cara, la cual me miraba avergonzada.
- Siempre
funciona... Eres muy simple! - Me eché a reír ante sus protestas y le callé con
un beso suave.
Le abracé y
dejé que apoyase su cabeza en mi pecho, mientras yo hundía mi rostro en su
pelo, suspirando por aquel embriagador aroma.
- Hyuk... -
susurró.
- Mh?
- Estaremos
bien? - Abrí los ojos y dudé unos instantes, pero enseguida acaricié su espalda
y le di un tierno beso en la frente.
- Hae... Te
prometo que haré todo lo que pueda para que esto salga bien... Porque jamás
volveré a dejarte llorar, está claro?
Me miró
sorprendido ante mis palabras y me sonrió con dulzura.
- Te
quiero...
- Te amo.
Donghae y yo
somos como el aceite y el agua, no nos parecemos en nada... Pero sin embargo,
sé que él estará ahí para mí todos los días de lo que me queda de vida. Da
igual que estemos juntos como pareja o no... Tenemos un vínculo irrompible, si
uno llora el otro irá a consolarle aunque esté en el otro extremo del planeta,
porque nos queremos, y estamos entrelazados.
No sé cómo
acabará lo nuestro, va a ser muy duro, muy difícil... Pero siempre nos quedarán
los momentos de irnos a dormir, agotados... Los momentos en el coche mientras
vamos de un programa a otro... Las caricias escondidas cuando las cámaras se
apagan... Soy positivo, creo en el amor... Y sé que Donghae siempre estará ahí
para mí. Te quiero Donghae.
-Fin-
Wow.... simplemente wow... este es oficialmente uno de mis 3 fanfics favoritos! Como has logrado hacerme llorar, reír y emocionarme tanto con tan pocas palabras? Has cogido la esencia del EunHae, la has plasmado aquí y te amo por ello jajaja sigue escribiendo tan bien como aquí *_* soy tu fan!!
ResponderEliminarOooooh :') Qué cosas más bonitas me dices!! ;;
EliminarMuchísimas gracias! Me alegro de que te haya gustado tanto! Gracias por ser mi fan, por leerme y por comentar ;D
Un besazo! <3
Wow de verdad heemoso....apegado a la realidas....me encatan como describes todo...de verdad todod estuvo exelente...ni exagerado...ni fantaseoso...ni bulgar...PERFECTO.. y la verdad a mi me encanta el lemon...pero este de verdad no le cambiaria nada...NADA....me encanto...AMO EL EUNHAE
ResponderEliminarJajajaja Me alegro! EunHae is real! ;D
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