Miré el reloj, quedaban exactamente veintisiete segundos
para las seis y media de aquella tarde del primer jueves de Abril.
- Tres, dos, uno... - Dirigí mi mirada a la puerta, que se
abrió de par en par como cada día a la misma hora desde hacía un mes.
- Qué sorpresa... - Susurró mi compañera de trabajo. La miré
y le sonreí. - Qué te apuestas a que se sienta en la mesa del fondo?
No pude aceptar la apuesta porque el recién llegado cliente
ya se había instalado en la dicha mesa con pasos rápidos. Mi compañera me miró
con superioridad.
- Qué pasa? - Me defendí. - Tampoco habría aceptado la
apuesta. Este tipo siempre va al mismo sitio.
- Ya ya ya... Me debes una copa. - Iba a protestar pero no
me dio tiempo. Cogió una bandeja y se dirigió dando saltitos a la mesa más
oculta del local. La observé desde la barra hablar con el hombre y volver con
cara de incredulidad a mi lado.
- Hey, Channie... - Me pasó la bandeja y la miré confuso. -
Conoces de algo a ese hombre?
Negué con la cabeza mientras miraba la bandeja.
- Por?
- Porque no me ha hecho ni caso cuando fui a pedirle el
pedido. Me ha dicho que quiere que le sirvas tú. - Aparté los ojos del objeto metálico para
dirigirlos a ella.
- Perdón?
- Como lo oyes... Será un acosador? - Miré por encima de su
hombro al joven de pelo castaño que observaba por la ventana con expresión
aburrida. - Aunque ahora que lo pienso... ayer fuiste tú quién le tomó el
pedido... y antes de ayer también... Siempre le has tomado tú el pedido desde
que empezó a venir?
Me encogí de hombros mientras me ataba el delantal negro del
uniforme. - Pues ahora que lo dices... Aunque no lo sé! No me fijo en la gente;
simplemente tomo nota y sirvo. - Tomé de nuevo la bandeja y me dirigí a la mesa
sin más preámbulos.
- Buenos días señor. - Saludé educadamente, tal y como me
habían enseñado. - Me llamo GongChan y seré su camarero.
El hombre castaño se giró hacia mí con expresión ausente,
pero tras mirarme unos segundos, las comisuras de sus labios se arquearon
formando una suave sonrisa en su rostro. Sus ojos se empequeñecieron dándole un
aspecto simpático. Le devolví la sonrisa y dejé la bandeja vacía sobre la mesa
para sacar el bloc de notas del bolsillo.
- Me permite tomarle el pedido? - Apreté la parte superior
del bolígrafo para escuchar el "clic" y disponerme a tomar nota.
- Un americano con hielo y un sándwich vegetal, por favor. -
Podía notar sus ojos clavados sobre mí mientras yo anotaba rápidamente lo dicho
en el bloc.
- Está bien señor. Enseguida se lo traeremos. - Cerré el
bloc y el bolígrafo, guardándolos en el bolsillo, y tomé la bandeja de vuelta a
la barra, donde la cotilla de mi amiga me esperaba impaciente.
- Y bien? - La miré sin comprender.
- Y bien qué? - Puse
en marcha la cafetera y saqué de la nevera uno de los sándwiches para ponerlo
en un platito.
- Qué te ha dicho? - Correteaba detrás de mí con los ojos
brillantes de curiosidad.
- Americano con hielo y sándwich que no sabe a nada. -
Espeté. La vi resoplar frustrada y me eché a reír. - En serio, qué esperabas?
Fui a tomarle el pedido! No a interrogarle.
- Pero podríais haber intercambiado más frases que no fuesen
las que están siempre en el guión... - Hizo un puchero y volví a reír,
sirviendo el hielo en un vaso ancho.
- No era necesario.
Terminé de colocar todo en la bandeja y volví al lado del
misterioso hombre. - Perdone la espera. - Sonreí cual maniquí y coloqué con
cuidado todos y cada uno de sus pedidos en la mesa. - Espero que lo disfrute. -
Me disponía a alejarme cuando su voz me retuvo.
- GongChan... - Me giré de nuevo con la sonrisa automática
en la cara.
- Algo no está a su gusto, señor?
Rió, tapándose la boca con la mano y negó con la cabeza.
- No... Solamente quería ver de nuevo esa sonrisa tan...
rara. - La sonrisa "rara" de mi boca se convirtió en una mueca de
desagrado.
- Si me disculpa... - Me giré y me largué de allí a pasos
acelerados. Sabía de muchas colegialas que venían a mi lugar de trabajo porque
mi sonrisa les encantaba, para ellas no era más que "mono" y
"adorable", incluso muchos hombres habían sucumbido a mí... Pero
jamás nadie, pero nadie, me había dicho que era un falso. Porque sí, eso era lo
que yo había entendido de esa frase, una sonrisa falsa. Claro que lo era!
Llevaba dos años trabajando en aquel sitio para pagarme los estudios; ser
camarero no era mi sueño, pero si no sonreía, me despedían!
Mientras discutía en mi mente conmigo mismo, dejé la bandeja
con fuerza sobre la barra, asegurándome antes de que un trapo estuviera debajo
para amortiguar el ruido de mi enfado.
- Ocurre algo? - Mi compañera se asomó por la puerta de la
cocina del local, vacía a esas horas, y me observó sentado en una de las
encimeras de aluminio.
- Estoy bien... - Resoplé mientras jugueteaba con un trapo
entre mis manos. - Te gusta trabajar aquí?
Ella sonrió, entendiendo enseguida lo que me pasaba, y se
acercó para sentarse a mi lado.
- Me encanta. - Intenté localizar sarcasmo en su tono, pero
no lo encontré. - No me mires así, es cierto. Puedo hablar con mucha gente
distinta, conozco a gente muy simpática, a otra que no lo es tanto, puedo ver a
la gente feliz cuando charla con sus amigos comiéndose y bebiéndose lo que yo
les he servido... es un trabajo genial porque ayudo a la gente a mejorar un
poquito su día con comida rica.
La miré incrédulo ante su discurso exageradamente optimista.
- Eres camarera. - Le espeté.
- Soy como una relaciones públicas! - se defendió y se
incorporó para salir por la puerta. - Sé que no te gusta este trabajo... -
Suspiré. - Pero piensa que podría ser peor!
- Cómo?
- Bueno... Podrías estar bailando desnudo en una barra,
rodeado de viejos sobándote el culo y metiéndote billetes en el tanga. - Se
echó a reír ante mi expresión horrorizada.
- Gracias... creo. O no, porque me has traumatizado de por
vida. - Salió de la cocina riendo y yo suspiré para, tras levantarme, ajustarme
el lazo del mandil y salir por la puerta con mi sonrisa permanente y
"rara", dispuesto a atender con todo mi amor fingido a quien entrase
por la puerta.
- GongChan. - Otro de mis compañeros se acercó. - Mi turno
se ha acabado, el de la mesa dieciocho se acaba de ir, te toca limpiarla. Creo
que le serviste tú, de hecho...
Tomé con resentimiento el trapo que me ofrecía. - Cómo sabes
que le serví yo?
- Porque hay una nota en la mesa que pone tu nombre.
- Nota? La que yo le tomé?
- No, no sé, no la leí... Pero es larga.
Me extrañé ante sus palabras y tras humedecer el trapo,
caminé rápidamente hacia la famosa mesa. Efectivamente. Encima, descansando
sobre el servilletero, había un papel cuidadosamente doblado que llevaba mi
nombre en letras grandes y claras. Desdoblé aquel folio y asegurándome de que
ninguno de mis compañeros podía verme, empecé a leer la carta.
GongChan, disculpa si te he hecho enfadar,
no era mi intención. A veces soy un poco insensible... Aunque bueno, tú que vas
a saber? Soy solo un cliente que está aquí todos los días, en la misma mesa, a
la misma hora y pidiendo lo mismo. Te preguntarás por qué estoy escribiéndote
esto a ti, mi camarero habitual... Pues bien, tiene un simple motivo. Quiero un
regalo por ser cliente habitual. Mañana, estaré aquí de nuevo a las 6:30, me
atenderás tú, como siempre, y quiero que me sonrías de verdad. Sabes a lo que
me refiero. Tu sonrisa falsa es absolutamente preciosa pero... si la falsa es
así de bonita, cómo será la real? Dicen que la realidad siempre supera a la
ficción.
Te espero mañana, aquí.
Jinyoung.
Volví a cerrar el folio, sonriendo
sin darme cuenta. Me parecía muy curiosa la situación; un cliente me había
dejado una carta, pero no una de esas de amor raras que me tenían dejado alguna
que otra colegiala, no. Esta era madura, bien escrita, letra adulta y al mismo
tiempo, divertida. La volví a desdoblar y releí la última palabra de la carta,
su nombre. Ahora sabía su nombre. Una extraña sensación de felicidad me
invadió, quizás porque por una vez, alguien se había dado cuenta de lo que yo
realmente pensaba y era... Limpié la
mesa y guardé la carta en mi taquilla. Una hora después, ya era libre.
Llegué a casa agotado y me tiré en
la cama. Saqué la carta del bolsillo de mis vaqueros y la leí de nuevo. El
papel era reciclado. Acaso era ecologista? La sonrisa volvió a aparecer por mi
cara, la curiosidad por saber más de la primera persona que parecía fijarse en
mí por algo más que la cara bonita no iba más que en aumento. De repente, una
idea fugaz pasó por mi mente. Sonreí y me levanté en dirección a mi escritorio.
Tomé papel y bolígrafo y empecé a escribir. "Jinyoung... He leído tu carta."
- Buenos días. - Canturreé entrando
por la puerta de mi lugar de trabajo a la hora del almuerzo. Acababa de salir
de clase y había estado nervioso durante todo el día. Palpé mi bolsillo
asegurándome de que mi carta seguía ahí.
- QUÉ? - Mi amiga parecía realmente
trastocada por lo que le acababa de contar. - Que te dejó una carta? Oh, que
romántico, por favor... Voy a llorar.
Me reí al verla hacer movimientos
exagerados con la mano mientras fingía que se aguantaba las lágrimas. - Pues
sí... Me ha parecido muy original. Podría haberme pedido el número de teléfono
o algo así, pero no; me ha dejado una carta. Es muy... de la antigua usanza.
- Cuántos años tiene?
- Cómo voy a saberlo?
- Me refiero a cuántos le echas.
- Ah! Pues... - Recordé su sonrisa
leve y sus ojos, cómo se empequeñecían cuando mostraba sus perfectos dientes. -
No sé... Veinte más o menos? Puede que algunos más, pero no llega a los
veinticinco.
- Pues es joven... Será uno de estos
rockeros de baladas poéticas cuya
letra nadie entiende? Es la única gente de este siglo que sigue dejando cartas
además de los bancos.
- Pues puede ser... - Sonreí al
imaginarme a aquel hombre con una guitarra cantando a la luz de la luna en una
playa desierta. No le pegaba nada.
- Ah, y tú qué piensas hacer? - Se
colocó de espaldas delante de mí, apartándose el pelo para que le ayudase con
al lazo del mandil. Lo até con cuidado de no enganchar su pelo en él y sonreí
nervioso.
- Le he escrito una. - Se dio la
vuelta de golpe, mirándome con los ojos como platos.
- Una qué?
- Una serenata. Qué va a ser? Una
carta!
- Omo... Qué bonito! Vais a empezar
un romance por correspondencia! Uno de estos que solo se ven en las películas!
Voy a llorar... - De nuevo aquellos gestos exageradamente teatrales. Suspiré y
reí.
- No lo creo... En realidad,
simplemente es por seguridad. Quiero saber más de esa persona. Quiero saber por
qué después de un mes viniendo aquí de forma rutinaria, se ha decidido justo
ayer a dejarme la carta.
- Te gusta? - La miré sorprendido
por su pregunta.
- Cómo has llegado a esa conclusión?
- Porque no paras de sonreír como un
bobo... - Me miré en el espejo de mi taquilla y enseguida borré la sonrisa de
mi cara. Ella tenía razón. Pero sólo eran nervios! No? - Hombre... yo lo he
visto poco, pero es mono... Un poco canijo quizás, pero es mono.
Me eché a reír al escucharla y
asentí. - Tranquila... No creo que vaya a pasar nada entre nosotros.
Pasaron tres horas y media
interminables hasta que el enorme reloj de la pared marcó las seis y veinte de
la tarde. Tragué saliva mirándolo y me sobresalté al sentir una mano en mi
hombro.
- Tranquilo, no soy el coco! - Rió
uno de mis compañeros. - Por qué no paras de mirar el reloj? Esperas a alguien
importante?
Reí nervioso y asentí mientras
luchaba para que los vasos que estaba secando no se estrellasen contra el
suelo.
- Más o menos... - Susurré.
Por fin, llegó la hora. Tres...
Dos... Uno... Y la puerta se abrió, provocándome una sonrisa. Había cumplido su
palabra, claro que... Después de un mes y pico haciendo lo mismo, pues supongo
que sus piernas ya se dirigirían solas hasta este lugar.
Como siempre, atravesó el local sin
mirar a nadie, con las solapas de la gabardina subidas y una gorra. Parecía un
espía. Reí entre dientes y esperé a que se sentase en la que ya era su mesa.
Tomé la bandeja y suspiré cogiendo el bloc y el bolígrafo.
- Buenos días señor. Mi nombre es
GongChan y voy a ser su camarero hoy. - Dirigió a mí su mirada y, de nuevo, esa
sonrisa. Aunque esta vez era más... Cómo decirlo? Tímida? Sí, podría decirse
así... Porque no consiguió aguantar mi contacto visual y bajó los ojos sin
borrar aquella hermosa sonrisa. Sonreí, por primera vez desde que empecé a trabajar
allí, con sinceridad. - Me permite tomarle el pedido?
Asintió mientras fingía que miraba
la carta y yo aguanté una risa nerviosa que amenazaba con salir. - Tomaré un
americano con hielo...
- Y un sándwich vegetal. Me
equivoco? - Levantó la mirada mirándome sorprendido y volví a sonreírle.
- No... Está bien...- Susurró. Tenía
la voz suave, quizás sí que fuese cantante. Asentí y cerré el bloc, tomando la
bandeja y volví a la barra. Por algún motivo, tenía ganas de chillar y reír
como esas odiosas colegialas acosadoras que vienen a tomar simplemente un vaso
de agua y cuchichean cuando paso por su lado.
Al igual que ayer, puse en marcha la
cafetera, cogí el sándwich y lo coloqué en la bandeja junto a un vaso con
hielo. Me apoyé en la barra esperando a que la máquina terminase de hacer el
café y saqué el sobre de mi carta del bolsillo, pensando la forma más discreta
de dárselo.
- Qué tal? - Mi mejor amiga se
acercó son una sonrisa cotilla. - Habéis hablado?
- No... Bueno... Más o menos. - Bajé
la mirada, toqueteando nervioso el sobre.
- Channie! Estás sonrojado? Te
gusta! - Empezó a dar saltitos y yo me apresuré en hacerle un placaje discreto
para que nadie la viese.
- Que no! Ya te dije que era solo
curiosidad! - Susurré desde el suelo mientras ella se reía histérica. Escuché
el pitido de la cafetera y me apresuré en servirlo. Mientras servía el café,
contemplé el sobre y al final, decidí colocarlo debajo del platito del
sándwich. Sonreí y tomé la bandeja para dirigirme a la mesa.
- Perdone la espera señor... - Me
fijé en sus ojos esta vez al dejar las cosas en la mesa. Eran oscuros y
brillantes... preciosos.
- No ha sido nada... - Me sorprendí
por su tímida respuesta ante mi frase autómata. Me di la vuelta con la bandeja
dispuesto a volver a la barra, pero de nuevo, él me detuvo al igual que ayer.
- GongChan... - Fue casi un susurro,
pero le escuché claramente. Me mordí el labio para ocultar una sonrisa y me
giré.
- Sí? Hay algo que no esté a su
gusto, señor? - Me miró con los ojos muy abiertos y me sonrió, negando con la
cabeza.
- No... Está bien... Gracias. - Supe
que las gracias no eran ni por el café ni por el sándwich, si no porque le
acababa de dedicar la más cariñosa de mis sonrisas. Aquella que no solía
mostrar mucho desde hacía tiempo, pero él... Él era distinto. Volví a la barra
y me puse a lavar los platos y vasos que se habían apilado en mi ausencia. Por
una vez, decidí no quejarme, pues desde ese lugar podía observar perfectamente
la mesa de Jinyoung sin que él fuese capaz de verme a mí. No parecía haber
notado la presencia del sobre hasta que levantó el pequeño aperitivo del plato.
Sonreí al ver cómo miraba confuso a su alrededor, y finalmente lo tomaba con
ambas manos, sonriendo. Dejó el piscolabis en el plato de nuevo y abrió el
sobre. Me hacía gracia ver cómo cambiaba su expresión a medida que iba leyendo
mi carta.
Jinyoung,
he leído tu carta. Jamás me figuré que un cliente fuese capaz de ver más allá
de la imagen que la empresa nos obliga a mostrar al público. Muchas gracias por
hacerlo, has hecho que mi trabajo aquí sea un poco más llevadero. Mañana,
prometo sonreírte como me has pedido. O al menos lo intentaré, aunque no creo
que me cueste mucho, ya que mientras escribo esto ya estoy sonriendo. Si no te
molesta... Tengo varias preguntas que me gustaría hacerte. No tienes que
contestarme si no quieres, es simplemente curiosidad. La primera es: Por qué
siempre vienes a la misma hora exacta y al mismo sitio? Me parece curioso... La
segunda es: Por qué siempre pides que te sirva yo? Eres un acosador? Y la
tercera es... Querrías contarme algo sobre ti?
Saludos.
Espero verte mañana.
GongChan.
Dobló el papel y lo metió en el
bolso que traía, sin borrar esa sonrisa que me hipnotizaba. Sacó una libreta y
un lápiz y comenzó a escribir lo que yo deseaba que fuese una respuesta a mi
carta. Quizás había sido demasiado directo? Parecía que quería algo más que
simplemente charlar? Ahora las dudas atormentaban mi mente mientras fregaba una
y otra vez los cacharros que ya habían sido fregados.
Esperé a que abandonase la mesa.
Siempre pagaba en metálico y lo dejaba encima de la mesa antes de irse sin
avisar. Nosotros ya nos habíamos acostumbrado y ni nos figurábamos que fuese
capaz de irse sin pagar. Me acerqué con un trapo húmedo y sonreí al ver, debajo
del servilletero, un papel doblado con mi nombre escrito en una esquina. Lo
tomé con cuidado y reconocí el tacto rugoso del papel reciclado. Limpié la mesa
y me escapé lo más discretamente posible, escondiéndome en el baño del personal
para leer la carta.
- Aish... Por qué estoy tan
nervioso? - Protesté porque las manos me sudaban en exceso y me daba miedo
emborronar la letra. Me las sequé con el mandil y me senté con la espalda
apoyada en la puerta para leer aquella carta que me mantenía en suspense.
Hola
GongChan, supongo que sabes quién soy... Aunque no sé cuántas cartas recibes a
diario, así que por si acaso: Soy Jinyoung, el acosador. Antes de nada,
agradecerte por dejarme ver hoy la que sabía que sería la sonrisa más bonita
que jamás he presenciado. Deberías sonreír así más a menudo. Sonreír es muy
sano, está demostrado científicamente... Lo aclaro por si acaso no te fías de
lo que te dice un acosador como yo... Y por supuesto que responderé a tus
preguntas.
Respondiendo
a la primera pregunta... Vengo a esta hora todos los días porque es a la hora
que salgo de la universidad, y sonará raro... Pero es justo a la misma hora
exacta, ni un segundo más ni uno menos, porque es como una especia de
competición conmigo mismo... Siempre la hago cuando voy a un lugar. Intento
llegar a una hora exacta, tan exacta que no rompa la perfección ni un segundo.
Y respecto al lugar donde me siento... Bueno, aquí ya no puedo esquivar más el
tema... Me siento aquí porque puedo observar perfectamente cómo trabajas sin
que tú veas que lo estoy haciendo. Soy un acosador? Quizás.
Que
por qué pido que seas tú mi camarero? Esa es sencilla de responder. Porque me
gusta ver cómo te frustras al coger la bandeja y cómo al resoplar se te
despeina el flequillo. Es francamente divertido, aunque espero que sepas que no
me estoy riendo de ti con maldad. Aunque hoy hundiste mi plan, no te frustraste
al coger la bandeja... Y de hecho, puedo sentir cómo me estás observando
mientras friegas detrás de la barra mientras escribo esto.
No
entiendo muy bien a lo que te refieres cuando me pides que te cuente algo sobre
mí... Aunque lo intentaré. Me llamo Jung Jinyoung, tengo veintitrés años y soy
estudiante de literatura en la universidad. Me gusta comer, aunque no tomo
carne, y soy una persona bastante tranquila. Compongo música para varias
discográficas como trabajo adicional para pagar la universidad. También me
gusta muchísimo la lectura, la música, sobretodo clásica, y escribir. Ahora
mismo estoy escribiendo una especie de diario, pero simplemente de todo lo que
veo y siento, no de las cosas que hago. Ten por seguro que tu carta y lo que he
sentido al recibirla, estarán en mi libro. Bueno... no creo que tenga mucho más
que contar... Soy una persona bastante simple.
Aunque,
tras semejante interrogatorio, he quedado en un punto de vista bastante pobre
de mí mismo; realmente me siento un acosador. Tendría que dejar de venir tan a
menudo? Puede... pero no cuentes con ello.
Y,
debido a todo esto, creo que estoy en mi derecho de pedir yo también mis tres
preguntas, cierto? No puedo asegurarte que vaya a ser exactamente tres, pero
intentaré ser escueto.
La
primera, por qué te decidiste a responderme a la carta? La segunda, por qué
tanta curiosidad? La tercera es más bien una petición: cuéntame cosas de ti.
-
Fin -
jskjsk morí ;;;
ResponderEliminarEs hermoso~ *^*
Es el primer fic que leo aquí .__. pero aww me dio algo -w-
Esto está mas bueno que dormir 5 minutos más :')
Me encantan sus notas y ars~ no sé enserio que esto es bello ;u; maldito fic mas sensual 8D
Pd: Desde ahora te amo <3 lol xD
Es tu primer fic? Ohhhh :') Nuevo lector o lectora! Bienvenid@! ^^
EliminarMe alegro mucho de que te haya gustado, y espero que nos continúes leyendo.
Un besazo! Yo también te amo por leerme! xD
<3
ohh que hermosa historia, ahora estoy demasiado curiosa por qué sucederá y responderá Channie...
ResponderEliminarGracias por escribir y publicar tus fics *-*
Besi :* espero un nuevo capítulo pronto...
Gracias a ti por leer! ^^
EliminarPronto publicaremos el segundo capítulo, esperamos que te guste, un besazo! ;D
JinChan! Jinchan!!! como amo esta couple >w<!! hermosoo hermoso fic!!! contiii y si tiene lemon mejor ;D jxjxjx
ResponderEliminarEl lemon nunca sobra, eh? Jajajaja
EliminarAún no creo que la historia esté lo suficientemente desarrollada como para incluirlo, pero todo llegará xD
Saludos y gracias por leer y comentar! <3
Que hermoso mori de ternura :) :D son tan lindos me canta
ResponderEliminarMe alegro mucho de que te gustase tanto, Mariana ^^ Espero que te continúe gustando! <3
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