Zhoumi abrió la puerta de la habitación, acercándose a mi
cama y dejando sobre la mesa de noche un té caliente, sentándose a mi lado, en
el borde de la cama.
- Estás mejor? – me preguntó.
No, no estaba mejor. Había dejado de llorar simplemente
porque no me quedaban más lágrimas en el cuerpo, hubiese podido llorar sangre
si hubiese querido, pero ya me parecía demasiado gore.
- Sí, gracias.- Ni le miré, seguía mirando fijamente el
techo de madera de nuestra habitación, tumbado en la cama y aún con el chándal
puesto.
[Flashback]
- Sungmin, no llores aquí… vas a quedar muy mal.- le miré y
cuando moví mis ojos de nuevo para mirarle, noté como dos lágrimas caían cada
una de su respectivo ojo, mojándole el chándal gris a mi compañero y dejando
una mancha pequeña de color gris oscuro en su lugar.
- Es todo culpa tuya… idiota.- lo dije lo más bajo posible, pero debió de oírme y volvió a tensarse.
- Ya lo sé.- dejó de hacer abdominales y retiró mis brazos de sus piernas con suavidad para a continuación levantarse y dejarme a mí tirado en el suelo, llorando como una estúpida nenaza.
- Es todo culpa tuya… idiota.- lo dije lo más bajo posible, pero debió de oírme y volvió a tensarse.
- Ya lo sé.- dejó de hacer abdominales y retiró mis brazos de sus piernas con suavidad para a continuación levantarse y dejarme a mí tirado en el suelo, llorando como una estúpida nenaza.
[Fin del Flashback]
Qué ya lo sabía? Qué demonios significaba eso?
-Sungmin, si hay algo que quieras contarme, puedes. Somos
compañeros de habitación, y si quieres, podemos ser amigos incluso.
Miré a Zhoumi, quien aún seguía sentado al borde de mi cama,
dándole vueltas con la cucharilla al humeante té que me acababa de traer
mientras me miraba fijamente. Zhoumi era de esa clase de personas que creían
que fuese cual fuese el problema, la solución era tomar algo caliente, aunque
estés en pleno agosto a 40ºc a la sombra.
- No hay nada de lo que hablar. – No sé mentir, nunca se me
ha dado bien, y creo que Zhoumi lo notó, porque soltó la cucharilla y me sujetó
el mentón con la mano haciendo que le mirase directamente a los ojos.
- Sungmin, no oses mentirme.- Sus ojos miraban desafiantes
directamente a los míos.- Ha pasado algo, y puedo entender que no quieras contárselo a alguien que es prácticamente un desconocido
para ti, pero lo que no puedes hacer es mentir. Que no me lo quieres decir? No
te voy a obligar a punta de pistola, pero por lo menos no lo niegues, ya no por
mí, si no por ti.
Le miré claramente impresionado. Nunca creí que ese tipo con
el que compartía cuarto, que vivía a base de actuar adorable y que parecía un
poco pervertido desde mi punto de vista, pudiese hablar de esa forma, y mucho
menos hacerme recapacitar.
- Yo…- No tenía ni palabras. Me soltó el mentón con
delicadeza y se incorporó de la cama, dándome la espalda y dirigiéndose de
nuevo a la puerta.
- Tómatelo mientras aún está caliente. – Se puso la chaqueta
del uniforme y salió de la habitación.
Miré el té. Ya no echaba tanto humo como antes.
- Kyuhyun… - logré decir entre sollozos. Había vuelto a
empezar a llorar de nuevo, no sé que salía de mis ojos, porque era humanamente
imposible que todavía me quedasen lágrimas. – Idiota…-
La puerta se abrió de nuevo. Entró Zhoumi a recoger su
chaqueta, pero se quedó paralizado al verme, llorando de nuevo.
- Sungmin…?
Cuando pronunció mi nombre no pude hacer otra cosa que
gritar, no sé por qué, pero necesitaba gritar, empecé a gritar frases sin
sentido ni conexión entre ellas, mientras el pobre Zhoumi me miraba con cara de
confusión, sujetando con una mano la chaqueta que acababa de coger. Lloraba y
lloraba sin parar, empezaba a dolerme la garganta de los gritos y había veces
en las que incluso casi me ahogaba.
Zhoumi soltó la chaqueta y corrió hacia mí, abrazándome y
hundiendo mi cabeza en su pecho mientras ahogaba mis gritos con sus palabras de
consuelo.
- Ya está Sungmin… Ya pasó. – Me acariciaba la cabeza
mientras me mecía y me lo repetía entre susurros una y otra vez.- Ya está
Sungmin… Ya pasó.
Me aferré a su espalda con todas mis fuerzas, me daba igual
quién fuese, solamente necesitaba a alguien que recogiese mis pedazos, que
ahogase mis gritos con palabras de apoyo…
Hundía mi cabeza en su pecho con todas mis fuerzas, ahogando
los gritos que desgarraban mi garganta y empapando su camiseta con mis lágrimas,
hundía la cabeza con tanta fuerza que estoy seguro de que le estaba haciendo daño,
pero él no se quejó, simplemente me acariciaba la espalda y la cabeza, consolándome
y meciéndome en sus palabras.
Un par de eternas horas después, cuando había dejado de
gritar porque simplemente ya no me quedaba voz, Zhoumi sujetó entre sus manos
mi cara, despegándola de su torso empapado y mirándome con la expresión más
dulce que jamás había visto.
- Ves como no es bueno guardárselo dentro? – dijo sonriendo
mientras limpiaba el rastro de lágrimas de mis mejillas con sus pulgares.
Asentí, aún sollozando y con hipo, probablemente lucía patético,
pero a Zhoumi no le importaba, me miraba a los ojos sonriendo, sin soltarme la
cara.
- Quieres contármelo, verdad? – No sé cómo, pero el parecía
adivinar lo que yo pensaba incluso antes de que yo mismo lo supiese. Asentí de
nuevo y empecé a contarle la historia de Kyuhyun y mía, cada discusión que
recordaba dolía, pero dolían aún más los momentos felices, todas las risas
compartidas, todos los sueños cumplidos y todos los recuerdos que ahora deseaba
olvidar… Las lágrimas no paraban, por mucho que los pulgares de Zhoumi luchaban
contra ellas, él asentía y escuchaba atentamente mi historia, tranquilizándome
cuando había partes de la historia que me hacían querer volver a gritar y secándome
las lágrimas sin descanso ninguno. Los dos sentados en mi cama. Nunca creí que
haría eso con la nueva persona que ocupaba mi lugar en el corazón de Kyuhyun.
De repente, llamaron a la puerta. Hice ademán de levantarme
para abrir, pero Zhoumi me frenó suavemente, y se levantó él.
- No querrás que te vean así, verdad? – Dijo señalándome la
cara. Me miré en la pantalla del móvil, parecía una mezcla entre Eduardo
Manostijeras y la Novia Cadáver, así que asentí y me quedé sentado en mi cama,
mientras que Zhoumi se acercó a la puerta.
- Se encuentra Sungmin mejor? – esa voz era de nuestra
tutora.- Me han dicho que estaba enfermo…
El estar enfermo era la excusa que yo había dado para no
tener que asistir a las clases de esa mañana… no quería verle la cara a nadie,
y mucho menos que alguien me la viese a mí… Aunque ahora que me paraba a
pensarlo… Yo tenía la excusa de estar enfermo, pero qué excusa tenía Zhoumi
para estar faltando a todas las clases así como así?
Me metí rápidamente bajo las sábanas y mantas de mi cama,
haciéndome el dormido por si acaso le daba por entrar a la profesora.
- Está mejor… pero aún no está del todo bien… Yo creo que es
mejor que descanse por hoy y si mañana está mejor, que se incorpore a las
clases…- Contestó Zhoumi con voz seria y tranquila.
- Ya veo… Pobrecito, también es mala pata ponerse enfermo el
primer día de clase… Aunque menos mal, porque así no se habrá perdido gran cosa
aparte de las presentaciones y todo eso…- comentaba la profesora.- Puedo pasar
a verle?
Zhoumi me miró, comprobando que estaba con el típico aspecto
de un enfermo…
- Pues… no sé… A lo mejor está DORMIDO…- Dijo la última
palabra en un tono de voz distinto, lo pillé enseguida. “Hazte el dormido por
si acaso…” Cerré los ojos y entreabrí los labios, respirando profundamente. –
Aunque no creo que haya ningún problema, pasa, por favor.
Escuché los pasos de los tacones hacia mi cama.
- Pobrecito… Qué mala cara tiene! – “Vale… gracias.”
Escuché una leve risa de Zhoumi.
- Pero Zhoumi, tú no deberías de regresar a clase también? Podemos
mandar a alguna enfermera si estás cansado o…
- No! No te preocupes, de verdad. Además, es el primer día,
así que no me perderé gran cosa, y prefiero cuidarle yo antes que cualquier
otra persona…- El comentario de Zhoumi me sorprendió bastante. Prefería
cuidarme él?
- Como quieras… pero sabes que esto no se volverá a repetir,
verdad? No podemos permitir que dos alumnos pierdan clase así como así…
- Lo comprendo.
- Bien… Bueno, me voy, cualquier cosa avisa a la enfermería,
de acuerdo?
- Lo haré.
- Dile que beba muchos líquidos… La vitamina C es muy
importante así que dile también que tome cítricos… Y que no se esfuerce
demasiado! – Escuchaba como la voz de la profesora se iba haciendo más lejana
poco a poco, así que intuí que Zhoumi la estaba echando educadamente de nuestro
cuarto.
En cuanto sentí cerrarse la puerta, me incorporé.
- Esta mujer es un encanto… a pesar de que es una pesada…-me
dijo con una sonrisa cansada Zhoumi, apoyado en la puerta.
Asentí, sentado con las piernas cruzadas encima de mi cama.
Zhoumi tenía una mancha enorme en el centro de su camiseta, consecuencia de mis
llantos, que hacía que ésta se pegase a su torso, marcando su cuerpo. Pareció
darse cuenta de que miraba la mancha fijamente, con algo de culpabilidad, lógicamente.
Sonrió mirándome de nuevo.
- Qué pasa? Estoy sexy con toda la camiseta empapada? – rió.
- Qué?- me sorprendió un poco su pregunta.- No digas tonterías…-
Retiré la mirada y le fijé en el estampado del edredón.
- Era broma, hombre!- Le escuché reír, y cuando dirigí mi
mirada a él de nuevo, ya se la estaba quitando y buscando en el armario otra. Fijé
mi mirada en su espalda, arqueada sobre el cajón de su cómoda en busca de una
camiseta, y varias preguntas se me vinieron a la cabeza mientras le observaba.
- Por qué estás aquí? – pregunté por fin, haciendo que se
quedase inmóvil por un momento. Durante unos segundos no se movió para nada,
simplemente se incorporó y me miró a través de el reflejo del espejo, su
expresión había cambiado por completo. Estaba serio y me miraba con ojos
aparentemente desafiantes.
- A qué te refieres? – no podía quitar la mirada de aquellos
ojos en el espejo… Eran… no sé como describirlo bien… oscuros… No eran los ojos
amables que me habían tranquilizado antes.
Tragué saliva e intenté vocalizar bien las palabras.- Me
refiero a que… Por qué estás aquí? Podrían mandar a una enfermera perfectamente
como hacen siempre… por qué estás tú aquí?- cerró los ojos y se dio la vuelta,
aun sin camiseta.
- Boh! Creía que te referías a otra cosa! – rompió a reír,
apoyando la espalda contra la pared. Me sorprendió la forma en la que su
expresión cambió. Por un momento me había dado hasta miedo…- Pues por nada,
simplemente que pensé… Quién mejor que yo para cuidar a mi compañero de cuarto
y así hacernos más cercanos? – rió de nuevo, mirándome y dejándose caer sobre
su cama.- Además, todo el mundo sabe que el primer día de clase nunca se hace
nada, no?
Asentí. No era una explicación muy aceptable, mucho menos desde el punto de vista moral, y
teniendo en cuenta de que las primeras impresiones en el ámbito escolar son
cruciales, pero bueno… No me apetecía discutir ni rallarme más la cabeza en un
mismo día, ya o había hecho bastante.
-Zhoumi…
- Sí? – me miró.
- Podrías vestirte? – el tipo seguía semidesnudo encima de
su cama y la situación empezaba a ser incómoda.
- Por qué? Te hago sentir nervioso…?- preguntó sonriente.
- Vístete. –dije cortante.
- Ok.- rió y de un salto se incorporó de la cama, dirigiéndose
a la cómoda y cogiendo una camiseta.- Oye, y qué vas a hacer? Con respecto a
Kyuhyun digo…
Era obvio que se refería a Kyuhyun, no hacía falta ni que lo
aclarase, y además, era la misma pregunta que llevaba haciéndome todo el mundo
desde que había vuelto hace escasos días al centro.
- A decir verdad… no lo sé. Mi plan principal era por lo
menos convertirme en amigo suyo y luego ya si eso intentar volver a
conquistarle desde dentro… pero ya no lo sé…
Zhoumi escuchaba atentamente mientras pasaba sus dedos una y
otra vez por los relieves del cabecero de su cama.
- De verdad crees que vas a poder ser amigo suyo así como así?
Después de todo lo que ha pasado entre vosotros y el estado en el que tú te
encuentras?
Tenía razón… cómo iba a poder convertirme en amigo suyo tan
fácilmente?
Miré a Zhoumi, quien parecía tener toda su atención puesta
en aprenderse de memoria los dibujos del cabecero. Le estaba contando todo esto
a él y ni siquiera sabía cuál era su relación con Kyuhyun… No sé como se habían
conocido, ni si eran amigos o algo más, ni qué sentía Zhoumi por él… no sabía
nada y yo le estaba soltando todo esto así como así… No sabía si sentirme cruel
por si acaso se amaban y solamente le estaba haciendo daño a mi compañero, o si
sentir miedo, porque al fin y al cabo yo no sabía nada de él… y aquella mirada
a través del espejo realmente me había desconcertado…
- No lo sé… Qué debería hacer? – pregunté.
Zhoumi sonrió y apartó la mirada del cabecero para dirigirla
a mí.
- Quizás… lo mejor sea que te alejes de Kyuhyun.
-Fin-
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