[TEENFINITE] Forbidden. Capítulo 13: Lies.

Dongwoo POV

“Socorro”, era lo único que se repetía en mi cabeza una y otra vez, como un disco rayado, a medida que el contador del taxi subía y subía. No estaba en condiciones de coger mi propio coche, y me arrepentía, porque huir me saldría más barato.

- Hemos llegado. - Me anunció el taxista, al inicio de una calle peatonal que estaba anormalmente vacía. - Efectivo o tarjeta?

Tragué saliva mientras miraba a través de los cristales tintados. No veía a Howon por ninguna parte, así que supuse que, o había decidido huir él, o ya estaba esperándome en la cafetería.

- Tarjeta. - Suspiré, sacándola de la cartera y tendiéndosela.

- Quiere que le imprima ticket?

- Para qué? - Estaba a punto de romper a llorar, lo que menos me importaba era que el taxista me hubiese timado.

Salí del coche y miré la calle con desesperación. Nadie que quisiese secuestrarme? A Myungsoo le habían dejado inconsciente… Yo me ofrecía voluntario para pasar por lo mismo si eso significaba que podía librarme de ir ahí.

- Maldito Sungjong… - Siseé, colocándome la gorra tan baja que mi campo se visión se redujo a lo mínimo. - Cómo pudiste convencerme para que viniese?

La cosa no  había sido así, y yo lo sabía… Pero no quería que mi joven amigo perdiese una oportunidad tan merecida de ser feliz, aún si eso significaba que yo tenía que venir a hacer el ridículo más espantoso frente a Howon.

- Recuerda, Dongwoo, - Me dije, mirándome en un escaparate de zapatillas deportivas. - Qué has aprendido de Frozen? Elsa decía: Ocúltalo, no sientas, no des un paso en falso o todos lo sabrán. - Aunque parezca increíble, la filosofía de Disney me dio el impulso necesario para, cuando quise darme cuenta, estar frente a las escaleras que llevaban a esa cafetería donde Howon me esperaba.

- Maldita Elsa… - Siseé, subiendo los peldaños con pesar. - Qué carajo tengo que ocultar? Esa eras tú! Yo ya me he confesado a Howon! - Me paré en ese momento en las escaleras y fruncí el ceño. - Un momento… Lo he hecho?

Recapitulé en mi memoria y llegué a la conclusión de que sí, le había dicho cómo me sentía, así que eso contaba como una declaración en toda regla. O eso creía.

Cuando llegué a la cuarta planta, me encontré un ascensor en mis narices y ese día quedó inaugurado como el peor día de toda mi existencia. Mis preciadas calorías, malgastadas en subir unas escaleras.

- En fin… - Opté por hacerme el fuerte mientras me mantenía estático en la puerta de cristal opaco y letras burdeos de fuente victoriana. Bonitas, pero mi humor no estaba como para apreciar caligrafía; tenía tantas ganas de huir que mis piernas estaban listas para echar a correr de un momento a otro.

- Dongwoo? - Abrí mis ojos como platos y pude sentir todos y cada uno de mis glóbulos rojos convertirse en hielo. Ahora sí que era Elsa.

Howon se asomó por mi costado y me miró, extrañado.

- Ho… Ho… Hola. - Voz? Qué es eso? Lo que salió de mi boca desde luego podía ser cualquier cosa menos algo considerado como voz.

- Qué haces aquí fuera? Creí que ya estarías dentro. - Musitó, adelantándose y abriendo la puerta, haciendo sonar una campanita. Mi cara debía de ser un poema, porque me miraba con una clara expresión de preocupación.

- Yo… También creí que ya estarías dentro… - Susurré. Ahora ya parecía más voz, pero aún no cuadraba en la definición.

- Llego tarde, lo siento. - Susurró, bajando la mirada y avanzando cuando yo lo hice, al interior del local. - Estaba con… - Se calló de repente y le miré, frunciendo el ceño. “Con…?” - Inguk.

Decir que eso dolió sería quedarse cortos, sentí como si alguien me desencajase la mandíbula, metiese su brazo vestido con una chaqueta de cuero con tachuelas por mi garganta hasta llegar a mi pecho y, una vez ahí, empezase a arañar y romper todo lo que se encontrase a su estrecho alrededor.

- Oh. - “La mejor respuesta de la historia. Quiero mi diploma.”

- Qué vas a tomar? - Me preguntó, cuando llegamos al mostrador. No parecía que fuesen a tardar mucho en cerrar, y en efecto, la dependienta nos advirtió de que teníamos poco más de media hora para finalizar nuestra consumición. Howon me miró de reojo y suspiró.

- Suficiente, gracias. - Le miré, dolido. Suficiente!? Qué significaba eso? “No debería de haber venido…”

Pedí un chocolate caliente para reponer y multiplicar las calorías malgastadas en esas malditas escaleras. Bajaría en ascensor.

- Bueno… Has ido a ver a Myungsoo? - Me preguntó, removiendo su café. Luego no dormiría, y yo, como su compañero de habitación durante años, lo sabía mejor que nadie.

- No… Y tú? - Negó con la cabeza y le dio un sorbo a su bebida, expresando rápidamente en una mueca que estaba demasiado caliente. No pude evitarlo, una sonrisa suave se plasmó en mi cara.

- Qué pasó exactamente? - Me preguntó, dejando el café sobre la mesa y quitándose la chaqueta. Le imité y crucé los brazos, mirando por el amplio ventanal de mi derecha.

- Le han atacado, creo. - Howon suspiró.

- Viniendo de Myungsoo… A saber qué ha pasado en realidad.

- Está Sungyeol con él… Y fueron también Sunggyu y Woohyun. - Howon me miró, sorprendido.

- Madre mía… La que se va a liar ahí… - Musitó. No entendí por qué, pero tampoco pregunté.

- No creo que sea tan grave como nos dijo Sungyeol por teléfono. - Dije, observando el vapor que salía por la tapa semi-abierta de mi chocolate.

- Claro que no. - Rió con suavidad, colocando las manos sobre sus piernas cruzadas. - Ya sabemos que a Sungyeol le encanta el teatro y dramatizarlo todo…

- Va para actor, no para músico.

- Estoy de acuerdo.

Nos miramos un momento a los ojos, pero en seguida rompimos el incómodo contacto y sonreímos, cada cual más incómodo que el otro. La tensión del ambiente la podía palpar hasta la camarera.

- Oye… - Musitó Howon, haciendo que levantase la mirada de la mesa y la fijase en él. Su mirada era triste y nerviosa… Probablemente como la mía. - Vinimos a hablar… Creo que deberíamos de hacerlo…

Tragué saliva y algo en mi estómago dio un vuelco.

- Está bien…

- Yo… Bueno, en la azotea no supe reaccionar como debería de haberlo hecho… - Dijo, intentando que su voz temblase lo menos posible. Se le notaba porque alargaba las sílabas y carraspeaba continuamente. No fui capaz de sonreírle a pesar de querer hacerlo. - Pero sobre todo, no debería de haberte mentido, entiendo que estés dolido por ello… Y me disculpo. Un amigo no miente, y menos sobre una cosa así… Solamente quería que te sintieses menos incómodo conmigo a tu alrededor, y la cosa se me fue de las manos, tanto a mí como a Inguk.

De todo lo que Howon me estaba diciendo, escuchar de nuevo el nombre de Inguk fue lo que más me enfureció. Creo que hubo un malentendido, y de los gordos.

- Yo… - Me recosté en mi butaca, resoplando e intentando encontrar las palabras adecuadas. - Oye, no sé qué habrás entendido de esa azotea y qué no… Pero te puedo asegurar que por lo que menos enfadado estaba era porque me hubieses mentido. - Hoya elevó las cejas, sin entender. Suspiré y tomé mi bebida, rodeándola con mis manos y encontrando valor en su calor. - Yo jamás me he sentido incómodo a tu lado, Howon, jamás. Y no me sentí incómodo cuando me comentaste “lo tuyo”, al igual que no me sentí incómodo cuando me contaste con quién estabas saliendo…

- Pero era mentira. - Se apresuró a aclarar. Cerré los ojos y fruncí el ceño, molesto ante el recuerdo.

- Lo sé. - Musité. - Pero eso no me enfadó… Bueno, sí, pero solamente un porcentaje ínfimo de mi enfado se debió a eso.

- Lo siento, - Susurró. - pero no entiendo a qué te refieres, entonces. Por qué te pusiste así si no?

Le miré a los ojos, serio, y él parecía tan perdido que derrumbó todas mis defensas y discursos. Yo creía que había sido claro… Creía que a estas alturas Howon sabría de mis sentimientos… Pero no. Parecía ser que no. Tan mal me explicaba!?

- Te lo dije en la azotea… - Siseé, dándole un sorbo a mi chocolate, ahora ya templado.

- Decirme qué? - Howon se estaba frustrando. No era demasiado paciente. - Dongwoo, lo que me dijiste en la azotea fueron un montón de cosas raras sobre nuestra relación.

Levanté la mirada de nuevo hacia él y enarqué una ceja. “Exacto, sobre nuestra relación…” Qué más necesitaba!?

- Da igual… - Suspiré. Esto no iba a ninguna parte. Howon estaba frustrado, yo estaba a punto de derrumbarme aunque me intentase mostrar fuerte, y la empleada miraba el reloj repetidamente. Nuestra media hora, nuestra última oportunidad, se difuminaba en el aire al igual que lo habían hecho los humos de nuestras bebidas.

- NO, no da igual. - Howon dejó el vaso vacío con un golpe sobre la mesa, mirándome con ojos enfadados. Qué le pasaba? Se supone que el que debería de estar enfadado era yo!

- No quiero discutir de nuevo, Howon. - Rogué. Él resopló y me miró con el ceño fruncido.

- Pues lo siento, pero toca. - Espetó. - Dongwoo, por qué dijiste todo eso en la azotea? Si no estabas enfadado conmigo por mentirte, por qué te enfadaste? Por qué te fuiste así de la cadena de televisión cuando Inguk estaba allí? Por qué le seguiste el juego y acabaste a su altura? Por qué!?

Miré de reojo a la camarera, que nos miraba a causa del alto tono de la voz de Howon, poco correcto para un sitio público. Él la miró también y se hundió en la butaca, tapándose el rostro con las manos.

- No puedo más… - Su voz tembló y se hizo suave y débil. - No puedo soportarlo más…

Le miré fijamente, sin expresión, y él retiró las manos de su rostro para encontrarse con mi mirada. La mantuvo, mientras sus ojos se humedecían, y entonces, lo escupí.

- Porque estoy enamorado de ti. - Su cara era un poema. Ojos ampliándose lentamente, cual lémur, y la boca balbuceando, como un pez fuera del agua, sin emitir sonido alguno.

- Chicos, lo siento, pero vamos a cerrar… - La mujer se acercó tímidamente, bandeja en mano, dispuesta a recoger nuestros envases casi vacíos. Howon bajó la mirada hasta el suelo, con una expresión de tristeza, y ahí obtuve mi respuesta.

Tragué saliva y le sonreí con esfuerzo a la barista.

- Claro, lo siento por tardar. - Dije, apurando mi bebida y poniéndome la cazadora. - Pagaré yo.

No sé si se lo dije a Howon o a la camarera, pero ella asintió y tras recoger rápidamente los envases, me indicó que, por favor, la siguiese a caja. Howon no reaccionó, seguía en la misma pose, en el mismo sitio, sin mover ni un pelo. “Tan horrible es la idea?”, dije, mientras sacaba mi tarjeta por segunda vez en lo que iba de hora y aguantaba las lágrimas.

- Muchas gracias por su consumición. - Recitó. Yo le sonreí sin ganas y ella me tendió tímidamente un papel en blanco. La miré, sin entender.

- Me firmarías un autógrafo? - Susurró, con una sonrisa avergonzada. Le mantuve la mirada unos segundos, serio, intentando entender a qué se refería, hasta que aterricé de nuevo en la tierra y me acordé de esa parte de mí que aparentaba que su vida no era una mierda.

- Claro. - Le sonreí, sacando a la estrella Dongwoo, que dormía, escondida con miedo de que mi tristeza se le contagiase. Firmé y le dibujé un “smiley”.

- Muchísimas gracias! Volved pronto, por favor.

Me giré, y me gustaría haberle podido decir que sí, que volveríamos juntos, que aquel sitio se había convertido en un lugar hermoso para nosotros, con un recuerdo y un significado, pero no pude, porque era el lugar al que menos me apetecía volver del mundo. El vertedero me parecía un lugar idílico en esos momentos.

Miré a mis espaldas una vez más mientras abría la puerta, dispuesto a salir y dejar atrás todo lo que había pasado en esa media hora, pero me encontré con la mirada rota de Howon, desde su asiento, y fue demasiado para mí, así que me giré y salí, asegurándome de dejar la puerta cerrada a mis espaldas.

Estuve ahí estático unos segundos, pero cuando las lágrimas comenzaron a rodar por mi rostro de nuevo, decidí que era demasiado patético desahogarme ahí, y me arrastré hasta el ascensor, esperando pacientemente a que abriese sus puertas.

“Y ahora a dónde voy?”, pensé. Sunggyu estaba en el hospital, y me apetecía poco ir hasta allí, encontrarme con Myungsoo inconsciente, Sungyeol, Woohyun y Sunggyu, solo para pedirle las llaves de un piso que ni siquiera era nuestro. Volver al dormitorio no era una opción… Howon también iría allí después. Un hotel? No me parecía tan mala idea…

Entré en el ascensor antes de que las puertas se abriesen por completo y presioné el botón del cero, pero cuando estaban a punto de cerrarse por completo, una mano impidió que lo hiciesen.

Levanté la mirada de mis cordones desatados hasta esa persona, y mi llanto se cortó, mirando fijamente a Howon, que tenía la respiración acelerada y el pelo desordenado.

- Yo… - Dijo, entrando en el espacio. - No he terminado.

Le seguí con la mirada hasta que se posicionó a mi lado y presionó de nuevo el mismo botón que yo, a pesar de que no era necesario. Bajamos en silencio, él mirando al frente y yo mirándole a él, sin entender a qué se refería. Yo, por mi parte, ya había tenido suficiente por un día.

- Dongwoo… - Dijo, cuando salimos del edificio y sentimos el aire frío rodearnos. Le miré, cansado. Llorar me agotaba, por poco que fuese. -Puedo ser sincero?

No respondí, bajé la mirada. No sabía si quería que fuese sincero o no… Ambas cosas me asustaban. El propio Howon me asustaba.

- Yo creo que te equivocas… - Levanté la mirada, sorprendido. Él me miraba con una sonrisa dulce y triste. Le escudriñé con los ojos. - Tú no eres así, Dongwoo… Tú eres alguien que quiere enamorarse de una mujer hiperactiva, a la que le gusta hacer el idiota contigo, una mujer con la que en un futuro poder casarte y tener muchos niños, una gran casa con jardín y un perro. Un perro al que, probablemente por hacer la broma, le llamarías como a mí.

Recordé entonces el momento en el que había hablado con Woohyun, hacía ya tiempo, y le había dicho lo mismo que me estaba diciendo ahora Howon a mí. Lo había escuchado, y quise que me tragase la tierra.

- Creo que, - Continuó, mirándome con comprensión, pero había algo roto en su mirada… Algo que me decía que sus palabras tenían algo más allá del significado obvio. - solamente me ves como a un amigo, pero que estás confuso porque has notado que nuestra amistad peligra al yo tener pareja… Bueno, cuando creías eso. Y ahora te has obcecado en esos sentimientos y los has confundido… Creo que eso es lo más probable.

Bajó la mirada y suspiró, pero siguiendo ese suspiro, vino un sollozo.

- Howon… - Le llamé, acercándome un paso a él, el mismo paso que él retrocedió.

- No… No vengas… Por favor. - Sollozó. Fruncí el ceño, me sentía completamente perdido, y al mismo tiempo me dolía verle llorar. No podía soportarlo. - No tienes ni idea de cuánto me ha costado decirte todo esto…

Se giró y sus hombros empezaron a temblar, justo en el momento en el que yo ya no supe qué más hacer.

- Howon… - Volví a llamarle, pero no respondió. Continuaba llorando, dándome las espaldas, y solo en ese entonces se me pasó una idea por la cabeza… Howon lloraba de espaldas a mí, cuando de cara siempre había sido alegre y feliz. Cuántas otras veces había llorado a mis espaldas? Cuántas veces se había sentido angustiado y se había consolado a sí mismo? Quizás su mentira había sido por otro motivo? Quizás no había sido solo para no hacerme sentir incómodo? Quizás esa era solo la cara de la mentira?

Puse las manos en sus hombros y le obligué a girarse hacia mí, levantándole el mentón y haciendo que me mirase. Esa imagen me destrozó.

- Estoy completamente seguro… - Musité, colocando mi palma extendida sobre su mejilla, en una caricia a la que él reaccionó cerrando los ojos ante mi contacto. - Estoy completamente seguro de que no te veo como un amigo, Howon.

Abrió los ojos y me miró con frustración. Las lágrimas, sin embargo, continuaban bañando su rostro.

- Deja de decir chorradas. - Dijo, entre hipidos. Sonreí con suavidad y coloqué mi otra mano en su otra mejilla.

- Dime… - Susurré, justo cuando el subía sus manos hasta las mías. Parecía que no quería dejarme ir. - Si fuese así… No tendría ganas de besarte ahora mismo, no?

Abrió los ojos como platos y dejó escapar un jadeo de sorpresa de sus labios, entreabiertos y húmedos por las lágrimas.

- Yo… - No le di la oportunidad de responder, sino que me acerqué lentamente a su rostro y posé mi boca sobre la suya. Jamás pensé que nuestros labios fuesen a encajar con tanta perfección.

No era mi primer beso, ni mucho menos, pero sin embargo fue el primero con el que sentí que todo a mi alrededor se congelaba, el único con el que me sentí tan emocionado que me dieron ganas de llorar. Significaba eso que de verdad quería a Howon? Según mi basto conocimiento sobre el amor, basado sobre todo en comedias románticas extranjeras, sí.

Howon despegó sus labios de los míos para coger aire y me miró, sorprendido. En ese momento tuve miedo de su reacción, pero cuando comenzó a llorar de nuevo y me abrazó, no pude evitar comenzar a llorar yo con él, apretándole contra mí con tanta fuerza que podría haberle partido en dos.

- Yah… - Susurró, con su rostro hundido en mi hombro. - Vámonos a casa, tengo frío.

Sonreí y le estrujé aún más.

- Sí, vámonos a casa.

- Sabes que eres un idiota? - Murmuró, sin despegarse de mí. Agradecí que la calle estuviese desierta.

- Por qué todo el mundo me dice eso? - Dije, fingiendo enfado, y él rió.

“Sungjong… Gracias por hacerme venir.”

Niel POV

- No me hables! - Levanté la mirada del móvil, al mismo tiempo que Minsoo, y nos miramos, sorprendidos por el chillido proveniente del salón.

- Ese ha sido Changhyun? - Preguntó Minsoo.

- Eso parece. - Dije, incorporándome y siguiéndole por el pasillo hasta el salón, donde Changhyun lloraba, abrazando a un sorprendido Chanhee.

Jonghyun estaba de morros, con los brazos cruzados, dándole la espalda.

- Qué pasa aquí? - Preguntó Minsoo, autoritario.

- Que aquí la gente no piensa. - Masculló Jonghyun.

- Chicos, de verdad que no entiendo que os peleéis por nosotros… Es una tontería! - Chanhee intentó calmar las cosas, y Jonghyun se giró hacia él, furioso.

- No, Hyung, no es una tontería. Porque luego, cuando vosotros dos andéis a gritos de nuevo, tirándoos los cacharros a la cabeza, los que lo pagaremos seremos nosotros. - Masculló, apuntándole con el dedo y haciendo que Minsoo se acercase a él y le bajase la mano a la fuerza.

- Oye, entiendo que expreses lo que piensas, pero ten al menos el respeto básico para hacerlo. - Le dijo, mirándole desafiante, manteniéndole firmemente sujeta la muñeca. Jonghyun mantenía la mandíbula tensa y le miraba con fiereza. - Jamás señales con un dedo a uno de tus mayores, me oyes? Eres el más joven aquí, ten respeto.

Minsoo cansado no era tan tranquilo como de costumbre.

Aproveché que estaban en un duelo de miradas para acercarme a Changhyun y Chanhee, este último claramente dolido por las palabras de Jonghyun, que habían ido directamente a la llaga.

- Qué pasa? - Musité, alejándome con ellos a la cocina. Changhyun lloraba con el ceño fruncido, y Chanhee mantenía la mirada perdida mientras dejaba que Changhyun llorase en su regazo.

- Que Jonghyun es un insensible… Nos hemos peleado y hemos roto. - Dijo Changhyun, separándose de Chanhee y secándose el rostro con un trozo de papel de cocina. Le miré, sin comprender.

- Pero por qué ha dicho que era por tu culpa? - Le pregunté a Chanhee.

- Por lo visto Jonghyun dice que no debería de haber vuelto con Byunghyun porque la cosa está destinada a acabar mal. - No pude ocultar mi sorpresa y mi indignación ante la noticia.

- Cómo ha podido decir eso?

- Entonces yo le dije que las segundas oportunidades existen, y que pueden acabar bien, pero se rió y dijo que eso era una tontería. - Dijo Changhyun por lo bajo. - Entonces cuando le pregunté qué pasaría si nos peleásemos y rompiésemos, si no volvería a por mí, no contestó, así que ya sé lo que le importo…

Abrí los ojos como platos. Yo habría jurado que los dos maknaes se amaban con locura…

- Por eso estábais así en el aeropuerto? - Changhyun asintió con energía, sollozando de nuevo.

- Me parece increíble que haya dicho eso… Las parejas discuten y es normal!

- Estamos todos muy cansados… - Murmuró Chanhee. - Yo esperaré a que Byunghyun vuelva para irnos a la cama, pero vosotros deberíais de iros acostando.

- Pronto habrá que reanudar los ensayos con Infinite, no? - Pregunté a Chanhee. Su expresión se ensombreció y asintió.

- Dónde está Hyung? - Preguntó Changhyun, refiriéndose a Byunghyun.

- Salió a comprar algo… - Musitó Chanhee. - Pero no sé el qué.

- No pareces muy convencido. - Dije.

- Es que me temo que haya ido al hospital.

- Se encuentra mal!? - Exclamó Changhyun. Chanhee negó.

- Cuando entramos en casa vio en twitter que Myungsoo estaba hospitalizado y desde entonces estuvo muy raro. No sé a dónde habrá ido.

- No creo que haya ido allí… No hay hospitales cerca… Y tampoco creo que sepa en cuál está.

- Cierto…

- Chicos, - Minsoo apareció por la cocina con expresión de enfado. - venga, todos a la cama. Es tarde.

- Yo voy a esperar por Byunghyun. - Repitió Chanhee. Minsoo suspiró y no discutió más, sino que asintió y desapareció por la oscuridad del pasillo.

- No quiero ir a mi cuarto… - Murmuró Changhyun. Le miré con tristeza y suspiré.

- Duerme en mi cama mientras llega Byunghyun, luego ya te despertaremos y podrás venir al sofá. - Propuso Chanhee. Changhyun asintió y nos despedimos, para irnos cada uno a nuestro cuarto.

Entré cuando Minsoo se quitaba la camiseta y fijé la vista en el suelo. Por qué su cuerpo y el mío eran tan diferentes? Siempre lo habían sido, pero la diferencia cada vez era más notoria.

- Qué te dijo Jonghyun? - Dije, girándome para quitarme yo también la mía y ponerme la del pijama.

- Nada, solo verdades como casas. - Enarqué una ceja en ese momento y me giré hacia él, que se ponía en ese momento el pantalón.

- A qué te refieres con verdades?

- A cosas que son ciertas. - Sonrió con cansado.

- Por ejemplo?

- A que esos dos estaban mejor separados y que solo va a traer dolores de cabeza al equipo. - Abrí los ojos como platos y crucé los brazos. Él se tendió en su cama y me miró, esperando a que hiciese lo mismo, pero eso no ocurrió.

- No estoy de acuerdo. - Espeté. - Creo que las segundas oportunidades existen, y que porque no haya funcionado la primera vez no tiene por qué significar que vaya a ocurrir lo mismo una segunda.

- Una primera!? - Dijo, riéndose. Eso solo hizo que me sintiese peor. - Querrás decir una milésima.

- Un par de peleas no tienen por qué matar el amor.

- No, pero torturarlo hasta que no quiera volver, sí.

Minsoo sonrió con incredulidad y yo cada vez me sentía más enfadado.

- Es así como piensas?

- Vamos a ver, Niel. - Dijo, resoplando e incorporándose de la cama. - No es que no me alegre de que se sigan queriendo, solo digo que me gustaría que pudiesen escoger de una vez qué tienen como prioridad, si sus sentimientos o el bien del equipo.

- Ah, sí? - Dije, tensando la mandíbula. - Y cuál es la tuya entonces, Minsoo? Cuál es tu prioridad? El grupo o yo?

Minsoo se calló y me sentí completamente dolido.

- Ya veo. - Musité, bajando la mirada y lamiéndome los labios con frustración.

- No es lo mismo, Niel. Yo puedo compaginarlo. - Levanté la mirada y le miré con el ceño fruncido y las ganas de gritar palpitándome en la garganta.

- Ah, sí? Estás seguro? Cuánto tiempo llevamos juntos? Podrás compaginarlo dentro de unos años, cuando tengamos actividades en solitario y no nos veamos en semanas? O cuando dejemos el dormitorio y vivamos separados? Eh? Ellos lo han hecho lo mejor que han podido, por qué no tienen derecho a volver a intentarlo?

- Niel, cálmate. - Me dijo, autoritario. Eso fue la gota que colmó el vaso.

- Que me calme!? Oye, con quién te crees que estás hablando? Ahora estoy hablando con Minsoo, con mi novio, no con el líder CAP de Teen Top!

Bajó la mano que había levantado, como había hecho anteriormente con Jonghyun.

- Lo que no pareces entender es que en el fondo somos la misma persona. - Dijo, con voz suave, pero podía ver su frustración latente.

- Por eso no sabes decirme cuál es tu prioridad, si yo o Teen Top?

- Niel, soy el líder… Se depositó ese cargo sobre mis hombros con el objetivo de siempre saber cuál es mi prioridad.

Su voz calmada pronunciando esas últimas palabras fue lo que terminó de hundirme por completo.

Esa era su respuesta, y era más clara que el agua. Yo no era su prioridad, y mientras él fuese líder, no lo sería.

- Me voy a dormir. - Dije, girándome sobre mí mismo y metiéndome en la cama. - Ahn Daniel está agotado de esta discusión.

- Niel…

- No, Niel no. Daniel lo está. Para Niel no eres más que su líder, no te preocupes.

Cuando creí que nada podía hundirme más, Minsoo se superó a sí mismo. Cómo? Pues metiéndose en la cama sin dignarse a decirme nada más.

“Muy bien.”, dije, conteniéndome las lágrimas y ahogando un sollozo. “Así que así es cómo funcionan las cosas… Me alegra haberme dado cuenta a tiempo.”

Sungyeol POV

Ni siquiera había amanecido y yo ya estaba en pie, poniéndome la chaqueta, dispuesto a ir al hospital. Habría pasado buena noche? Cuando me dispuse a ponerme los zapatos, sentí la vena del cuello palpitarme con furia al ver, en la entrada, los dos pares de zapatos respectivos de Sunggyu y Woohyun.

- La madre que los… - Mascullé, dándome media vuelta y dirigiéndome a su habitación. Abrí la puerta de una patada, haciendo que Sunggyu pegase un bote en su cama y Woohyun, durmiendo en el suelo en el lado contrario de la habitación, me mirase asustado.

- Sungyeol! Qué demonios…!?

- YAH! SE SUPONÍA QUE TENÍAIS QUE ESTAR CUIDANDO DE MYUNGSOO EN EL HOSPITAL?

- Qué hora es? - Balbuceó Sunggyu, mientras Woohyun hacía una mueca de dolor y se masajeaba a él mismo la espalda de mala manera.

- Las cinco y media de la mañana! - Gruñí, mirándoles con los ojos inyectados en sangre.

- Y a dónde vas a estas horas? - Preguntó Woohyun, incorporándose del suelo y acercándose a Sunggyu con un puchero en el rostro. Sunggyu negó con la cabeza y le señaló el suelo, haciendo que Woohyun obedeciese de inmediato y se sentase donde le había señalado. La escena era patética.

- Al hospital, donde se supone que deberíais de estar vosotros!

- El médico nos dijo que estaba completamente bien y que ya estaba durmiendo, ni inconsciente ni nada! - Protestó Woohyun, intentando trepar a la cama de Sunggyu, pero siendo visto y propinado con una patada que le hizo aterrizar de nuevo en el suelo.

- Da igual! Deberíais de estar cuidándole! Y si se despierta por la noche y se asusta al estar solo!?

- Yah, ya se despertó y nos dijo que nos viniésemos a casa, que estaba bien. - Dijo Sunggyu, sin perder de vista a Woohyun, que parecía en penitencia, arrodillado al lado de su cama, rogando en silencio que le dejase subir.

- En serio? - Musité, incrédulo, mirando a Woohyun, que se quedaba dormido mientras intentaba subir a la cama de nuevo.

- Sí. - Sunggyu le miraba con una ceja enarcada y suspiraba, tapándole con una manta doblada a sus pies.- A que sí, Woohyun?

Éste abrió los ojos y le miró, sonriendo como un bobo a continuación y recibiendo una colleja. No sabía qué clase de droga habían tomado, pero opté por suspirar y salir de esa habitación, cerrando la puerta a mis espaldas y apurándome en calzarme y llegar al hospital. No me creía que le hubiese dicho eso a Sunggyu…

Llegué rápidamente, tomando un taxi que me cobró una salvajada por el sentido de lo que él llamaba madrugada, y entré en el hospital, inhóspito a esas horas.

De todas formas, a las seis y cuarto de la mañana, en planta ya empezaba a haber algo de movimiento por parte de enfermeras.

- Disculpe, busco a Kim Myungsoo. - Le pregunté a una de las enfermeras y esta, que organizaba papeles de medicación, me señaló con desgana a su derecha. - Gracias.

Fui por ese camino hasta encontrar una habitación con su nombre en la puerta y entré sin llamar, pero mi sangre se heló al encontrarme a una enfermera recogiendo las sábanas y llevándoselas tras evitar mi mirada.

- No… - Me dejé caer sobre mis rodillas, sintiendo mis lágrimas asomar y empezando a bañarme el rostro. - No, Myungsoo! No puede ser!

Sollocé en silencio, tapándome el rostro con las manos y sintiendo que me faltaba la respiración. Mi pobre Myungsoo…

- Ojalá hubiese podido despedirme de ti… - Sollocé, incorporándome y acercándome a su ropa, que descansaba sobre una silla, hundiendo mi rostro en ella y empapándola con mis lágrimas. - Te habría dicho tantas cosas…

- Te vas a alguna parte? - Chillé al escuchar una voz a mi espalda, y chillé de nuevo al verle, con la cara llena de tiritas y moratones.- Qué haces? Estás loco?- Dijo, tapándose los oídos con una expresión de dolor. - Menudos pulmones tienes…

- Estás vivo! - Me miró como si fuese idiota.- Menos mal!

Comencé a llorar de nuevo y él resopló, con cara de resignación.

- Me asusté al encontrarme la cama vacía tan temprana y al ver que la enfermera se llevaba tus sábanas.

- Esta noche tuve algo de fiebre y sudé mucho, por eso me desperté incómodo y le pedí que las cambiase, exagerado. - Murmuró, sentándose en el borde de la cama. Me incorporé y me fui a sentar a su lado.

- Entonces… Tuviste fiebre? - Le miré, preocupado. Parecía muy cansado, y las heridas que no tenían tirita estaban rojas y feas, pero parecían ir curando bien.

- Muy poca, no te preocupes. - Sonrió suavemente y le devolví el gesto.

- Te duele mucho? - Pregunté, alzando mi mano a su rostro y observando que no había gesto alguno de dolor en su rostro. Negó.

- No duele apenas… Soy fuerte.

- Qué pasó? Por qué te metiste en otra pelea, Myungsoo?

- Lo haces sonar como si me metiese en peleas a diario… - Protestó, frunciendo el ceño.

- Cuéntame qué ha ocurrido. - Insistí, bajando mi mano de su rostro y acomodándome en el colchón vacío.

- Tuve una discusión con un hombre, eso es todo. - Musitó, bajando la mirada hasta el suelo, y yo resoplé.

- Eso ya lo sé. Lo que quiero saber es por qué.

- Por nada.

- Myungsoo…

- No creo que debas saberlo…

- Creía que estabas intentando cambiar para ser mejor persona, y lo que me encuentro ayer por la noche, nada más llegar a casa, es que estás ingresado inconsciente con el rostro deformado.

- Qué exagerado eres… - Susurró, moviendo la mano con cuidado, cuya muñeca estaba vendada con fuerza. Un esguince, había dicho el médico.

- No sé cómo piensas conseguir que confíe en ti de nuevo si sigues ocultándome cosas… - Le regañé. - Tan malo es?

Myungsoo levantó la mirada y me miró de reojo. Sus ojos negros se clavaron en los míos y suspiró, asintiendo suavemente.

- Conocí a una chica hace poco, una chica de compañía. - Cerré los ojos y tensé la mandíbula. Por supuesto, la gente nunca cambia. - Ella estaba en problemas de deudas con su jefe… Un mafioso de la prostitución de la ciudad.

- Y te enamoraste de ella o algo así? - Espeté. Él me miró con la ceja enarcada.

- Escúchame. - Dijo, imperativo. Resoplé y me crucé de brazos, ya con toda esperanza perdida. - Ella tenía problemas de deudas, y me dio pena, es una chica joven, que vino con la esperanza de ser modelo desde Estados Unidos y ha acabado haciendo mamadas a cambio de cuatro wons para así poder librarse de su jefe. - Le miré, incrédulo. Esto gritaba “mentira” a los cuatro vientos. - Entonces, le pagué a su jefe la gran parte de la deuda en su nombre, pero ese día no llevaba más dinero encima, entonces volví a quedar con ella una segunda vez para ayudarla a buscar trabajo y que pudiese pagar su deuda así. No tenía un gran currículum, así que se la presenté a una amiga que tiene un burdel y que la pusiese a bailar ahí y le alquilase una habitación. Ellas aceptaron, ambas partes, pero cuando fui a pagar el resto de su deuda, el jefe se enfadó y dijo que no iba a permitir que le quitase a una de sus chicas, y menos aún de las que más ingresos generaban. Me ofrecí a pagar el doble, pero no quiso y cuando salía de ese sitio tras dejar el dinero, y amenazarles de denunciarles a la policía si iban a por ella, me mandó a tres gorilas que me siguieron hasta un callejón. Después ya no recuerdo nada más, pero sé que ella está bien, ya la he llamado.

- …

- Sungyeol?

- Tú te crees que me he caído de un burro o algo así? - Espeté, con la mandíbula tensa y, por segunda vez en lo poquísimo que iba de día, deseando desgarrarme la garganta a gritos.

- Eh?

- Estoy harto… - Dije, incorporándome y acercándome a por mis cosas. - Estoy harto de que te creas que soy idiota… No me quieres contar lo que ha pasado? Vale. No cuentes conmigo a partir de ahora.

- Sungyeol, no te estoy mintiendo!

- Ya, bueno. - Le sonreí, cansado, con las lágrimas en los ojos. Para qué diablos me seguiría creyendo sus “puedo cambiar”? Por qué? Era un idiota enamorado, pero mi límite existía. - Te veo bien… Puedo irme. Creía que estarías peor, pero la imaginación la tienes intacta.

- Me cago en todo! - Rugió, incorporándose de la cama y arrancándose las tiritas de la cara con furia. Le miré, asustado. - No te estoy mintiendo, joder! Estoy cambiando! Quiero salvarle la vida a esa chica!

- Oiga, por favor, esto es un hospital! - Una enfermera entró, apurada, a regañarnos. - Les ruego que mantengan un tono de voz respetuoso hacia los demás enfermos.

- Lo siento. - Respondió inmediatamente Myungsoo, mientras yo lloraba en silencio, apoyado en la pared.

- Me voy a ir ya… - Musité. - Mejórate, que tenemos que retomar los ensayos pronto.

Me giré escuchando la respiración frustrada de Myungsoo a mi espalda, y salí de la habitación cerrando la puerta tras de mí.

- Y ahora qué? - Musité, caminando lentamente hasta la salida del hospital.

Entonces, mi teléfono vibró y lo saqué, respondiendo a la llamada de Sungjong.

- Jong? - Descolgué y le escuché, abatido, al otro lado de la línea.

- Dónde estás? - Preguntó.

- Saliendo del hospital.

- Cómo está Myungsoo?

- Como siempre. - Suspiré. - Tristemente, como siempre.

- Uy… Eso suena a que algo ha pasado.

- Qué haces despierto a estas horas, por cierto?

- No he dormido, así que técnicamente no me he despertado… - Murmuró, haciendo casi inentendible sus palabras.

- Dónde estás?

- Te mando la dirección y vienes? Creo que voy a necesitar que alguien me lleve a casa.

- … Estás borracho!?

- Aún no… Pero no me debe de quedar mucho. - Suspiré.

- Mándame la dirección.

Cogí un taxi y aproveché para mirar los mensajes que tenía. Algo en mi pecho se rompió en dos al ver un mensaje de Myungsoo de hacía unas 4 horas en las que me preguntaba dónde estaba. Por lo visto sí que se había despertado por la noche y se encontró solo.

Me esforcé por contener mis lágrimas, sobre todo cuando leí uno de apenas unos minutos en los que me decía que no mentía, pero no podía creerle, por mucho que quisiese .

El conductor del taxi me dejó en el inicio de la calle que me había dicho Sungjong, y agradecí que no hiciese ningún tipo de comentario, porque ya tenía yo bastante con tratar de entender qué diablos hacía Sungjong en una calle de prostíbulos, y más aún a estas horas. Dudaba mucho que las prostitutas madrugasen.

Recorrí la calle hasta encontrar una puerta de color fucsia y la miré con desconfianza. Tiré de ella para entrar pero, por supuesto, estaba cerrada. Eran las siete y media de la mañana, cómo iba a estar abierto un burdel? Saqué el teléfono de mi bolsillo y justo cuando mi llamada a Sungjong emitió su segundo tono de espera, la puerta se abrió y una chica en una sudadera negra y expresión de agotamiento, me miró con una sonrisa.

- Eres Sungyeol? - Preguntó, con acento extranjero. Asentí, con desconfianza, pero entré cuando me indicó que lo hiciese.

- Vengo porque…

- Sungyeol! Has venido! - Sungjong me saludaba con una sonrisa mientras giraba en una de esas barras de striptease. Le miré con la expresión descolocada, pero él se bajó y se acercó a mí dando tumbos.

- Qué tomas? - Me preguntó la chica, que se colocó detrás de la barra de bar y le retiraba la copa a Sungjong, intentando que éste no la viese.

- Una coca cola, por favor. - Musité, mirando a Sungjong. - Yah, no sé si preguntarte cómo puedes estar borracho tan temprano o cómo puedes estar bebiendo hasta tan tarde…

- Estaba deprimido, y siempre que estoy deprimido vengo aquí. - Farfulló, sentándose en un taburete. Asentí, mirando a mi alrededor con una ceja enarcada. Nunca había estado en un prostíbulo.

- No sabía que te gustaban este tipo de ambientes… - Murmuré. - Creía que solo te gustaban los hombres.

- Y así es, pero lo que más me gusta en el mundo es bailar. - Respondió, sonriéndole a la chica que me metía hielos en un vaso. Esta le devolvió la sonrisa y entonces me miró con preocupación.

- Sungyeol, cómo está L?

Abrí los ojos como platos.

- Sabes quiénes somos? - Ella me miró sin comprender y Sungjong se echó a reír.

- No tiene ni idea… Jessica es americana.

- Te llamas Jessica? - Ella asintió, y al sonreír pude ver que tenía un aire a la cantante de Girls Generation.- Y cómo conoces a Myung… L?

- Son amigos, por lo visto. - Enarqué una ceja. - No pienses mal, aunque entiendo que lo hagas. Por lo visto, L la ayudó y su antiguo jefe le pegó, o algo así… No?

La expresión de la chica se tornó triste y parecía sentirse culpable.

- Es todo culpa mía…

- No lo es! No te preocupes, además, Myungsoo está bien. - Sungjong le sonrió y arrastró las palabras como si pesasen toneladas.

- Myungsoo?

- L. - Aclaré, empezando a sentirme como una mierda.

- No está muy grave, verdad?

- Está bien… Nada roto, solo unos rasguños, y el esguince curará en una semana, quizás dos, pero nada más. - Musité, depositando entonces mi atención en la sudadera negra de la chica.

- Me alegro muchísimo…

- Yah… - Le dije, levantándome de mi asiento y mirándola detalladamente. - Dónde has comprado eso?

- Esto? - Se señaló la chaqueta y la acarició, con una sonrisa maternal. - Es de L, se la volvió a dejar aquí el otro día que vino a ayudarme.

- Joder… - Mascullé, poniéndome la cazadora y la mochila. - Sungjong, no te muevas de aquí, me oyes?

- Sí, mi capitán! - Casi pierde el equilibrio del taburete al hacer el saludo militar y le miré, preocupado.

- Puedes cuidar de él unas horas más, por favor? - Le pregunté con la mirada a la chica rubia. Ella asintió, con confusión, y yo salí corriendo de allí.

Myungsoo no me había mentido, y yo me había comportado como un capullo, dejándole completamente solo en el hospital cuando sabía cómo los odiaba. Les tenía pánico, y yo le había llamado mentiroso a la cara cuando de verdad había puesto en riesgo su vida para salvar a una chica…

- Myungsoo… - Corrí y corrí, con el tráfico de la hora punta mañanera, era bastante más rápido que ir en coche, o al menos lo era hasta que me choqué de frente con alguien y acabe en el suelo con el trasero dolorido. - Ay!

- Lo siento mucho… - Abrí los ojos ante la voz familiar y miré a la persona que estaba tirada enfrente de mí. - Oh! Sungyeol!

- L.Joe!?