22 de octubre de 2014

[TEENFINITE] Forbidden. Capítulo 14: Lonely.

L.Joe POV

- Sungyeol!?
- L.Joe!?
Ambos nos mirábamos el uno al otro con confusión, pero yo fui más rápido y me incorporé primero, ayudándole a levantarse. Tomó mi mano y se incorporó, sacudiéndose el polvo de la parte trasera de sus vaqueros.
- Estás bien? - Pregunté, mirándome yo las rodillas, donde a través de los rotos de los pantalones se podía ver mis rodillas con unos raspones sucios y sangrantes, pero nada grave.
- Perfectamente, pero tú… - Señaló mis articulaciones enrojecidas y sonreí con cansancio, negando con la cabeza.
- El escozor es soportable. Cuando llegue a casa les echaré agua oxigenada.
- Está bien… - Musitó, mirándome ahora con algo de desconfianza. - Qué haces por aquí a estas horas? No tienes agenda?
- Llegamos ayer de la gira y tenemos unos días de descanso. - Musité, preguntándome si habría hablado con Sungjong y también me odiaría. Motivos no le faltaban.

- Oh.
- Y tú?
- Yo no tengo agenda. - Respondió automáticamente, como si no quisiese contarme algo.- No deberías estar en el dormitorio descansando? Escuché que estábais en Estados Unidos… No es un vuelo corto. Nosotros fuimos a rodar un vídeo a Los Ángeles y fue bastante duro.
- Estoy bien. - Respondí, aunque su mirada analizaba mi rostro, con ojeras pronunciadas y una piel que no estaba en su mejor condición debido a la extenuación. Sí que había sido muy duro, aunque no precisamente por la gira. - A dónde ibas tan apresurado, Hyung?
Bajó la mirada, incómodo. Fruncí el ceño.
- A dar una vuelta, simplemente. - Su dormitorio no quedaba cerca de ese sitio… Y unas manzanas más allá, estaba el pub que solía frecuentar Sungjong. Me preguntaba si quizás estaría allí ahora… Y me preguntaba más aún si Sungyeol acababa de ir a verle. Aunque la verdad, siendo sinceros, tampoco tenía ni la más remota idea de qué le iba a decir si le veía… Simplemente, después de la visita que le había hecho a Myungsoo, había sentido la necesidad de estar a su lado, como antes de marcharme a América, y cuando quise darme cuenta, estaba corriendo sin sentir el agotamiento de mis poco entrenados pulmones.
- Hyung… - Tragué saliva y le miré con miedo. Porque sí, tenía miedo de que, si había hablado con Sungjong, fuese a partirme la cara de un momento a otro. Me miró como respuesta. - Has visto hoy a…
- Sungjong? Sí. - Espetó. Tragué saliva y sentí la necesidad de retirar la mirada ante su seguridad. Había hablado con Sungjong, no había duda.
- Y… Cómo está?
- Estupendo. Creo que ya te lo imaginabas. - Cerré los ojos. Si dijese que no me dolía hacerle daño a Sungjong, mentiría. Mis sentimientos por él no habían hecho más que crecer, pero mi deber y lealtad por mis compañeros también se había reforzado, y mi interior era un completo caos ante esa situación.
- Yo… Lo siento muchísimo, de verdad. - Musité. Sentía la necesidad de caer sobre mis rodillas heridas, pero también sabía que eso no serviría de nada. Yo no sentiría piedad por alguien que hiriese a alguno de mis compañeros, que eran como hermanos para mí, así que dudaba que Sungyeol fuese a hacerlo.
- No creo que sea conmigo con quien debas disculparte, L.Joe.
- Llámame Byunghyun.
- No quiero llamarte nada, la verdad… - Le miré, dolido por sus palabras, y él suspiró, abrochándose la chaqueta con la mirada baja. - Oye… Sé que Myungsoo te comió la cabeza no hace demasiado tiempo, que te metió el miedo en el cuerpo y que probablemente una gran parte de todo lo que está pasando ahora mismo es culpa suya, pero… - Volvió a suspirar y se peinó con nerviosismo, como si no supiese muy bien si lo que estaba haciendo era correcto o no. - Creo que en lugar de haberte asustado y huido, deberías de haber luchado por lo que sentías.
- Hyung…
- No quiero que pienses que le estoy excusando. Nada más lejos de mi intención, fue un capullo y no se merece que ni tú ni Sungjong le volváis a dirigir la palabra jamás. - En ese momento conectó sus ojos con los míos y una línea invisible de tensión y sentimientos entremezclados se creó entre nosotros: comprensión y enfado, miedo y coraje, inseguridad y decisión. - Lo que quiero decir es que si en algún momento llegaste a sentir algo por Sungjong, ahora va a ser muy difícil que eso se vuelva a recuperar. En el momento en el que decidiste que salir huyendo y pisar sobre seguro era la mejor opción, perdiste todo el derecho a pedir su perdón.
- Yo… - Musité, tosiendo suavemente a continuación para aclarar mi voz y que sonase más segura. - Acabo de volver de ver a Myungsoo.
Abrió los ojos con sorpresa y frunció el ceño, probablemente imaginando qué habría pasado en el hospital.
- Y…?
- Yo… - Le corté, bajando la mirada como disculpa por mi osadía. No dejaba de ser alguien más mayor que yo. - Me enteré anoche de que estaba ingresado en el hospital, y fui a ver cómo se encontraba. Sungjong vino ayer al aeropuerto a recibirme, y mi comportamiento fue de todo menos apropiado, pero realmente me encontré a mí mismo en una situación de pánico y desesperación, y fue lo único que se me ocurrió.
- Qué te ha dicho Myungsoo? - Musitó. Su voz sonaba mucho menos segura que antes. Temía que Myungsoo hubiese vuelto a su personalidad obsesa por Sungjong, y eso no era nada difícil de ver.
- Nada de lo que estás pensando, te lo juro. - Respondí, con voz tranquilizadora. - El único que mencionó a Sungjong en esa habitación fui yo.
Respiró, aliviado.
- Entonces?
- Nada. Solamente quería que lo supieses, y porque yo también quiero decirte algo, Hyung. - Enarcó una ceja y asintió, dándome a entender que tenía su atención. - Yo… No conozco mucho a Myungsoo, ni a ti, y de hecho tampoco a Sungjong, y hay muy pocas cosas de las que esté completamente seguro que os conciernan a los tres, pero hoy Myungsoo me ha parecido una persona completamente diferente. - En su mirada vi un brillo esperanzador y de alegría, pero su rostro no cambió en absoluto. - Perdona la comparación, pero diría que el perro salvaje ha sido domesticado, y aunque todavía es reacio al contacto con extraños, parece estar esperando a su dueño.
Eso que vi en su rostro fue un atisbo de sonrisa. Suspiré y sonreí con suavidad en su lugar.
- Hyung, ve al hospital. - Asintió suavemente y cuando se ponía en marcha, se paró a mi lado y colocó una mano en mi hombro. Le miré, y él me miró.
- Hey.
- Mh?
- No sé qué será lo que te está pasando ahora mismo por esa cabeza manipulable tuya, pero solamente quiero que sepas que… Bueno… Es importante ser sincero, sobre todo con uno mismo. Y que ser generoso no es sinónimo de ser idiota, ambos términos son compatibles. Sungjong te quiere, porque tú le sacaste de la oscuridad en la que estaba sumido, y él también es un perro que está abandonado, esperando a su dueño y el cariño que éste un día le prometió.
- Hyung…
- He dicho. - Una palmadita en la espalda a modo de despedida y se alejó, corriendo a gran velocidad con sus largas y envidiables piernas.
En el momento en el que Sungyeol abandonó mi lado, sentí que se había llevado consigo todas mis fuerzas. Me adentré en los jardines que tenía a mi derecha e invadí un banco, tirándome sobre éste boca arriba y sintiendo de repente la fatiga de mi maratón.
- Y yo ahora qué se supone que he de hacer? - Musité, casi en un susurro, tapándome los ojos con el antebrazo por culpa de la molesta luz del sol, que cada vez se acercaba más al punto álgido del cielo.

- Disculpe, podría decirme la habitación de Kim Myung Soo? - Pregunté en recepción.
Subí por las escaleras, esquivando a la mayor parte de gente posible y evitar situaciones incómodas con fans espontáneas, hasta que llegué a la planta que me habían señalado y avancé, no sin dudas, por los pasillos de tonalidades crema y verde. Finalmente, me paré frente a una habitación que tenía un cartelito con su nombre, pero no me acababa de decidir a entrar. Aquello podía ser, o una reunión incómoda como pocas o la matanza de Texas, y no estaba muy seguro de cuál prefería.
- Hola? - Llamé finalmente, armándome de valor, a la puerta, pero no obtuve respuesta.
- Disculpe. - Paré a una de las enfermeras que revoloteaban por ahí. - Esta habitación está vacía?
Me miró como si fuese idiota. Apostaba que estaba pensando que cómo quería yo que ella lo supiese.
Suspiró, dejando las sábanas blancas que llevaba en sus brazos sobre un carrito de acero y avanzó a grandes zancadas hacia la puerta. Mi sorpresa llegó cuando, sin llamar siguiera, la señora abrió la puerta.
- Kim! Tienes visita! - Chilló, desde el umbral. - No, no está vacía. - Me dijo, pasando de largo y dejándome allí, con Myungsoo mirándome desde una butaca al lado de la ventana, con el ceño fruncido y calándome hasta los huesos con esa mirada característica suya, tan fría, desafiante y oscura como la noche.
- Hola… - Musité, acercándome lentamente. - Me enteré por la radio de tu hospitalización, mi mánager llamó al tuyo y…
- No me interesa tu vida. - Espetó, desviando su vista a la ventana. Desde allí se veían unos jardines y un parque infantil.
- Pues para no interesarte, te has ocupado bastante de ella. - Musité, acercándome y quedándome de pie al lado de su cama, a una distancia prudente. Tenía la salida despejada por si las moscas.
- La culpa es tuya por hacerme caso. - Espetó, sin dignarse siquiera a mirarme. - De verdad te crees que, después de todo, sería capaz de destrozar así a Sungjong? Si le destrozase, sería con mis propias manos, no con otros medios mediocres.
Después de ser definido como un “medio mediocre”, no pude evitar fruncir el ceño.
- Estás tratando de decirme que no pensabas llevar a cabo tu amenaza?
- Básicamente.
En ese momento, mi conciencia empezó a atormentarme a unos niveles que rozaban la locura.
- Pero…
- Ahora ya da igual. Sungjong necesita a un hombre a su lado, no a un cobarde que huya de una situación difícil con el rabo entre las piernas.
- Oye… - Mascullé, sintiendo palpitar la vena de mi cuello. - Amenazaste a mi grupo y a mi agencia… Sabes cuántas familias comen de eso? Qué esperabas que hiciese?
Se giró en la silla y me miró, congelándome automáticamente con esos ojos negros.
- Esperaba que peleases. - Espetó, como si le diese asco dirigirse hacia mí. - Esperaba que me dijeses que ibas a salvar a todos: a tu agencia, a tu amado grupo y a Sungjong. Esperaba que te dejases la piel en ello como todos hemos hecho en nuestro momento para defender nuestros sentimientos. Esperaba que, aunque fueses a rastras, lograses ganarte mi respeto… - Me escaneó con los ojos de arriba a abajo y resopló, negando con la cabeza y volviendo a darme la espalda. - Ahora lárgate… No estoy de humor.
- Y qué hay de ti? - Me escudriñó a través de mi reflejo en el cristal. Enarcó una ceja. - Tú has hecho daño a las dos únicas personas que querías en el mundo, manejándolas a tu antojo como si fuesen marionetas.
- Cállate.
- Y ahora qué? Estás solo. Yo al menos tengo a mi grupo a mi lado, para recogerme si me caigo…
- Yo no estoy solo. - Masculló.
- No? - Alcé las cejas, mirando a mi alrededor exageradamente. - Caray… Pues yo no veo a nadie a mi alrededor.
- Cállate.
- Es triste, Myungsoo. - Musité, suavizando mi tono y mirándole con reproche. - Es triste que, tras tanto jugar, finalmente te hayas quedado tan solo. Es triste que la primera visita del día te la haga yo, el hombre al que hundiste emocionalmente. Es triste que sea yo el único que se preocupe en venir a ver si tienes algo roto.
- …
- No tienes nada que decir?
- Byunghyun… - Tragué saliva al escuchar mi nombre de su boca. Mi verdadero nombre. A través de su imagen en la ventana, juraría haber visto una lágrima rodar por su rostro. “Oh… Bueno, supongo que hasta las peores personas odian quedarse solos.” - Lo siento.
- … Eh?- Me esperaba una defensa con uñas y dientes, no una disculpa.
Bajó la cabeza y hundió el rostro entre las manos.
- Yo… - Suspiró, mientras su voz intentaba esforzarse en parecer neutral, pero a la hora de la verdad sonaba rota. En ese momento pensé que Myungsoo extrañaba a Sungyeol a su lado, o incluso a Sungjong. - De verdad que lo siento.
Me quedé en silencio unos segundos, observando la figura oscura y demacrada de un hombre solo. Y en ese momento, me pareció digno de lástima.
- Hyung…
- Yo… No volveré a entrometerme. Quiero cambiar, por mí y por las personas a las que quiero, quiero cambiar. - “Sungyeol…”- Quiero que alguien esté a mi lado a partir de ahora… Pero porque me quieran, no por lástima y obligación. - “Ven rápido a buscar a tu hombre… Creo que ya puedes entrar sin que muerda.”

Cuando abrí los ojos, el sol estaba en lo más alto del cielo, el parque se llenaba poco a poco de gente con cajas y bolsas de papel con su almuerzo en el interior, y yo miré la hora. Era tarde, muy tarde.
Probablemente, Sungjong ya se habría ido, o habría sido llevado, a casa, así que tras suspirar profundamente y morderme el labio con frustración, bajé la mirada y, al igual que Myungsoo en mi recuerdo, hundí el rostro entre mis manos, buscando el consuelo en la oscuridad.
- De todas formas… - Musité. - Qué le diría? Que me perdone? - Sonreí con frustración y negué con la cabeza, incorporándome y sacando el teléfono para pedir un taxi. No me apetecía caminar. - Menuda estupidez… Sungjong jamás me perdonará.

L POV

En mi butaca, en mi habitación, recordaba la visita de Byunghyun, recordaba la visita de Sungyeol, y sentía que no podía llorar más o acabarían dándome tratamiento contra la deshidratación.
- Kim, quieres ducharte ahora o más tarde? - Una enfermera joven se acercó con una sonrisa tímida en el rostro. La miré de reojo con una ceja enarcada. - Yo te puedo ayudar, si lo necesitas.
- Me ves aspecto de tetrapléjico, furcia? - Mascullé, haciendo que su expresión inocente se transformase. Me faltaban los gruñidos guturales y enseñar los colmillos.
- Yo…
- Largo.
Obedeció en el acto, saliendo apresuradamente de la habitación y yo, furioso conmigo mismo, con la vida, con el karma, con la gente y con todo, corrí las cortinas con furia, inundando mi cuarto con una casi completa y acogedora oscuridad.
- Miento. - Musité, abrazando mis rodillas y hundiendo el rostro en ellas. - No odio a todo el mundo… No odio a Sungyeol.
Solamente mencionar su nombre, hizo que mi llanto se reanudase, incontrolable.
Opté por aceptar la sugerencia de mi enfermera, al menos la parte de tomarme una ducha. La verdad es que el cuerpo me dolía bastante, el jefe de la mafia no se había cortado ni un pelo. De todas formas, agradecía estar vivo… Así podía continuar torturándome a mí mismo en lugar de encontrar la paz de la muerte.
- Qué demonios estoy pensando? - Resoplé, quitándome la camiseta y encaminándome al baño. Me quité las tiritas del cuerpo y me cubrí con plástico la muñeca en la que me habían hecho el esguince, ya que lo último que quería era que me viniesen a molestar para cambiarme la venda por estar húmeda.
- Todo apesta… - Mascullé, metiéndome bajo el agua, que dolía al contacto con mis heridas, pero cerré los ojos y tensé la mandíbula. - De qué sirve intentar ser mejor persona por alguien que ya no tiene ninguna fe en ti? No se puede restaurar algo que está hecho polvo.
Abrí los ojos, pero no vi nada. Mi flequillo caía sobre mi rostro, empapado y creando una cortina negra que cortaba mi visión.
- De qué sirve? - Sollocé, sintiendo mi voz cortarse por el llanto inminente, camuflado esta vez bajo el agua. - De qué sirvo?
Me senté en la bañera, debajo del chorro de la ducha, y abracé mis rodillas, llorando. Siempre terminaba llorando solo… Pero yo mismo me lo había buscado, por no haber podido frenar a tiempo en mi carrera. Siempre había sentido que lo tenía todo: Atractivo, popularidad, capacidad de esfuerzo y talento, pero ahora… Todo eso de qué diablos me servía si ni siquiera podía pedir a alguien que me ayudase a vestirme debido a mi condición?
- De nada… - Susurré, cerrando los ojos y sintiendo la temperatura del agua aumentar, quemando mi piel bajo mi mando. Era soportable. Hasta eso dolía menos que recordar el rostro de decepción de Sungyeol cuando salió por la puerta hacía unas horas.
De hecho, estaba aterrado ante la idea de que esta vez podía ser la última y que Sungyeol podría llegar a cumplir definitivamente su amenaza. Podía llegar a dejar el grupo y desaparecer.
- Oiga! No corra! - Abrí los ojos al escuchar gritar a una enfermera al otro lado de la pared.
“Pero qué…?”
Una puerta abrirse de golpe y…
- Myungsoo! - Abrí los ojos como platos al escuchar la voz entrecortada pero muy poco silenciosa de Sungyeol en mi habitación. No me dio tiempo a responder porque, en seguida, la puerta del baño se abrió con el mismo ruido y Sungyeol me observó, con ojos llorosos y el rostro descompuesto.
Nos quedamos mirándonos el uno al otro, él respirando agitadamente y yo apenas haciéndolo. La situación era cómica dentro de lo grave, pero perdió ya toda la seriedad cuando Sungyeol se descalzó, sus zapatos y calcetines volaron por el cuarto de baño, y pronto se les unió su camisa y su camiseta.
- Qué estás…? - Cuando quise protestar, Sungyeol había saltado dentro de la ducha, semidesnudo, y me abrazaba con fuerza, sollozando en mi cuello bajo el agua.
- Lo siento mucho, Myungsoo! Lo siento tanto…! - Lloraba y lloraba, pero no lograba reaccionar a la situación. Más que nada, porque no alcanzaba a entenderla.
- Sungyeol… - Finalmente, subí mis manos a su espalda y le abracé, cerrando los ojos que amenazaban con descargar toda su artillería de nuevo. Realmente estaba aquí? No me había ahogado en la ducha y estaba en el limbo? En el cielo? En el paraíso?
- Myungsoo… - Se separó de mí y sujetó mi rostro entre sus manos, mirándome a los ojos con una sonrisa dulce en el rostro. - Myungsoo… Lo siento muchísimo.
- De qué estás hablando? - Musité, colocando mis manos sobre las suyas. Me negaba a dejarle ir, estuviese donde estuviese.
- Jessica. - Abrí los ojos sin poder esconder mi sorpresa. - Todo lo que me dijiste era cierto… Verdad? - Sonrió más ampliamente. - Oh, Myungsoo… Te quiero tanto…
- … Repite eso. - Murmuré, deslizando una de mis manos hasta su cintura, que chorreaba agua. Le aproximé a mi cuerpo, necesitado de su contacto, de sus palabras, de su respiración y de todo lo que tuviese que ver con Sungyeol.
- Te amo, maldito bastardo. - Sonreí y me abalancé sobre sus labios con hambre y ansias. Le devoraba la boca como si no existiese un mañana, y él se esforzaba por devolverme el beso, pero apenas podíamos porque a la mínima una sonrisa se dibujaba en nuestras bocas, que se negaban a separarse. Respirar era secundario.
Le sujeté la cintura y él rodeó mi cuello con sus brazos, dejándome tumbarle debajo de mi cuerpo, que chillaba por sentir el suyo después de tantísimo tiempo. Nos logramos deshacer de sus pantalones, lo cual no fue una tarea fácil, ya que unos vaqueros ajustados y mojados, no son un buen accesorio, y mucho menos cómodo de poner y sacar. La ropa interior me dio muchos menos problemas.
- Sabes cómo te necesitaba, Sungyeol? - Susurré sobre sus labios, mordiendo de inmediato su grueso labio inferior y haciéndole suspirar. Él no me respondió, simplemente me aproximó con brusquedad a su boca y besándome con violencia. Ahí entendí que yo no había sido el único.
Su cuerpo delgado y largo me volvía loco, y no me molestaba en ocultarlo. Lo lamía, lo mordía, lo succionaba, lo saboreaba… Todos los rincones de su cuerpo eran míos y solo míos, para siempre, y lo iba a marcar para que todos lo supiesen. Que nadie pudiese negármelo.
Lamí su pecho, haciéndole gemir de inmediato, pero nada comparado con cuando me hundí en su cuello, que agarraba mi pelo con fuerza, pidiéndome más entre suspiros. Obviamente, lo hice. Le separé las piernas y entré en él sin prepararle.
No era necesario hacerlo… El cuerpo de Sungyeol me conocía demasiado bien, eran muchos años ya de relación y sabía perfectamente él solito qué hacer y cómo. En la primera penetración, sonreí con satisfacción en su pecho al ver que, en efecto, tanto entrenamiento había dado sus frutos pese a llevar un tiempo en Hiatus.
A la segunda, el cuerpo de Sungyeol ya se sacudió, y a la tercera, su columna se arqueó, arañándome la espalda y gruñendo por más.
- Te quiero. - Le susurré en los labios, besándole lentamente, al ritmo de mis movimientos de cadera, que le desesperaban pero al mismo tiempo le hacían convulsionar cada vez que, con cada una de mis certeras estocadas, alcanzaban su punto dorado.
- Myungsoo… - Gimió, hundiendo sus manos en mi pelo y cerrando los ojos, manteniendo su boca abierta, invitándome a invadirla sin pensármelo dos veces. Yo, compulsivo como siempre, lo hice, saboreándole y derritiéndome con él bajo el agua con cada movimiento, que a petición de los dos, cada vez aumentaban más su velocidad y fuerza, hasta que literalmente gritaba debajo de mi cuerpo, clavando sus uñas en mi baja espalda y empujándome contra él con violencia. Sungyeol llegó primero al orgasmo, con un gruñido grave y sonoro, y dadas sus convulsiones y contracciones interiores, no tardé en llegar yo. Cuestión de segundos.
- Joder… - Jadeó, tirado boca arriba en el suelo del baño. - Hacía mucho tiempo…
- Mucho… - Respondí, apresurándome a tomar su mano. Me sentía muy frío si una mínima parte de mi cuerpo no estaba unida al suyo.
- Me estaba volviendo loco sin sentirte… - Confesó, en un susurro, y yo giré mi cabeza hacia él, mirándole. Él hizo lo mismo y su expresión tímida y cansada me derritió por dentro. No pude evitarlo y me tiré sobre él de nuevo, abrazándole con fuerza y besándole. Él reía en mi boca y yo le sonreí, atrapándole debajo de mi peso. Protestó con un gemido, pero me dio igual. Darle la mano no era suficiente.
- Yo estaba al borde de la psicosis. - Murmuré en su oído, dándole un beso suave en el cuello, y él subió sus manos hasta mi espalda, acariciando con las yemas de los dedos sus propios arañazos, hinchados por lo reciente del acto. - Te necesito tanto…
- Y yo a ti…
- Te quiero, Sungyeol. Te juro que jamás volveré a hacértelo dudar. - Le miré a los ojos y él sonrió con timidez, asintiendo con suavidad.
- Lo has jurado. Ahora y no hay marcha atrás. - Asentí y le besé la frente, deslizándome hasta su lado para dejarle respirar con propiedad. Sin embargo, no solté su mano.
- Oye… - Le miré y él me sonrió ampliamente.
- Mh?
- No hemos usado protección. - Le miré, sin entender.
- Por una vez no pasa nada…
Rió con timidez y enarqué una ceja.
- Qué?
- Y si me quedo embarazado?
- …
- Te imaginas un bebé nuestro? Sería completamente hermoso!
- …
- Myung?
- Eres idiota, Sungyeol?


8 comentarios:

  1. haaaaaaaaaaaaaaaaa que lindo yo lo que sigo esperando es lo que va a pasar entre l.joe y sugjong la verdad es que si es un poco torpe l.joe yo pensé que l.joe iba a pelear por sungjong después de la amenaza de myungsoo, como en el dicho perro que ladra no muerde,y a pesar de que myungsoo se escuchaba muy serio no lo creía capas de cumplirlo, pero bueno que le vamos hacer.
    te quedo muy bien el myungyeol pero la verdad es que a mi casi no me gusta el lemon, la verdad no me gusta pero estuvo genial :)
    espero lo que va a pasar con las de mas couples.

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    1. Lo del L.Jong ya para el siguiente capítulo ^^
      A mi sí que me gusta el lemon >/< Me alegro de que te gustase!! ^^

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  2. -Llega rodando y chillando de felicidad- Al fin puedo leer esto, ya me hacia falta ponerme al día! TwT, una pregunta, Cuando L.joe dejara de ser tan idiota, es que hay un limite y el ya lo a superado! si sigue jugando así con los dos se va a quedar como el perro del hortelano sin cabra ni cuerda -creo era así- es tiempo de que se ponga los pantalones , se los pone o se los pongo ewe,
    addsaasdasdsda Estaba chillando y fangirliandome al leer el lemmon, no es que sea pervertida -si lo soy- pero es que tu lemmon es tan tierno y romantico, ya era tiempo de que ellos dos estuvieran bien, Myungsoo tenia su corazoncito ewe, son tan lindos, quien diría que serian la pareja feliz Jjaajajaaj todo va mejorando ahora solo falta LA REVOLUCIÓN DE LOS UKES!! YEAH!!! gracias por escribir <3

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    1. Jajajaja Te echaba de menos por aquí!
      L.Joe es idiota pero... Me da penita (?) ;; Está confuso.
      El lemmon es lo mejor <3
      LA REVOLUCIÓN DE LOS UKES ya veremos jajajaja Aunque en cierto modo Ricky y Niel se han revolucionado (?)

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  3. ¡Hola! Lamento tardar tanto en comentar, estaba ocupada (Exámenes, Pruebas, Deberes...) ¡¡Pero al fin pude leer!! *-* Tenía unas ganas inmensas de leer el capítulo y comentarte (El "testamento" que te prometí XD) Comencemos.

    Primero; L.Joe... Ohh queridísimo Byunghyun, en realidad no sé cómo comenzar, solo que... es una mala persona, sí lo pienso, pero también entiendo que esté confuso, vamos, acaba de salir de una relación muy larga, lo amenazaron... ¡es normal que esté confuso! ¡Pero me enfada que le haya hecho daño a Sungjong! ¡Le tengo demasiado cariño! además ha sufrido un montón con Myungsoo... No puede volver a pasar por lo mismo con él...

    El gran encuentro entre L y L.Joe fue épico, me encantó, los razonamientos de cada uno, la discusión; he de admitir que en cada diálogo me enfadaba con los dos, dijeron cosas muy hirientes, verdaderas, pero hirientes de todos modos. Pero me encantó porque ambos se percataron más de lo que estaban haciendo, especialmente Myungsoo, a él ya lo veo como rehabilitado (?) XD Joe sigue estando confuso. Creo. XD

    Segundo; Estoy desesperada por ver como se encuentra Sungjong, decir que estoy preocupada por él es poco, y es que me enfadó tanto que L.Joe le haya dado la espalda que... estaría bien que no le perdonase, por el momento (Soy un poco rencorosa pero no tanto XD)

    ¡¡Y es que también sufro por Chunji!! ¡¡Chanhee!! ¡¡No soporto que esté sufriendo tanto!! TT^TT ¡¡Se merece a alguien que lo quiera al cien por cien!! ¡¡Todo el tiempo!! ¡¡Todos los días incondicionalmente!! Perdón por tantas exclamaciones pero es que…… ¡¡Es Chunji!! (?) ;3;

    Tercero; Pasando a cosas más felices (Mucho, mucho, más felices) La reconciliación entre Myungsoo y Sungyeol, el Lemon fue hermoso (Casi lloro. Lo sé, demasiado sentimental XD) ¡Me gustó, me gustó muchísimo! El amor y la necesitad que mostraban fue realmente conmovedora, además del toque cómico del final… perfecto, simplemente perfecto.

    En conclusión, un capitulo que me encantó como todos los demás, definitivamente me quedo embelesada cada vez que leo. Eres genial :3


    Esperaré el próximo capítulo, espero poder comentarte más pronto a como lo he hecho hoy *-*

    ¡Gracias! <3

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    1. Kath! Ya te esperaba con ansias ^^ No te preocupes, lo primero es lo primero :3

      L.Joe no es malo... Solo está más perdido que un pulpo en un garaje. Él no quiere hacer daño a nadie ;;

      Ahora L.Joe tendrá que rehabilitarse (?)

      Ya veremos qué ocurre con el L.Jong... Jajajaja

      Sufres por todos! No se puede ir así por la vida, mujer... Alegría! xD

      Llorar con el lemon no está permitido en este blog, eh? Jajajaja Con el lemon se fangirlea de toda la vida *-*

      Muchas gracias por tu súper comentario ^^ Me alegro un montón de que te gustase el capítulo y espero que el siguiente te guste tanto o incluso más :3

      Gracias a ti, amor! <3

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    2. Lo primero es lo primero... Pero lo primero no me deja hacer más cosas (?) XD

      Si sé que L.Joe no es malo... pero hace cosas malas... Ok, eso no tiene sentido jajaja De todas formas, espero que se rehabilite, como L

      Quiero demasiado a todos como para no sufrir por ellos ;^;

      Pero ya lloré con un Lemon en este blog, en el capítulo 7.2 D: ¿Cuál es mi multa? XD

      Tardé en responder otra vez -.- Es por lo que dije al principio, espero el próximo capítulo <3

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    3. Es lo malo que tienen las clases... Yo también paso por eso y es el mal D:
      Rehabilitación de idols en marcha jajajajaja
      Jajajaajajaja Ninguna, mujer, solo que el lemon se debería disfrutar, no hacer llorar xD
      Y don't worry, que ni los fics ni los comentarios se van a mover de aquí ^^

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