- Té? –
Llegábamos de ensayar una introducción para Two Moons, y Jongin
asintió, apartándose el flequillo empapado en sudor de la frente.
- Con cinco
de azúcar. – Dejó caer la mochila en la entrada justo antes de que los demás
viniesen zumbando a nuestro lado. Resoplé. No iba a poder estar a solas con él
nunca? La respuesta era obvia.
- Jongin Ah,
tienes ropa para lavar? – Kyungsoo se acercó y tomó la mochila de Jongin, que
le miró con expresión sorprendida. No respondió, simplemente se quedó
observando al moreno, que le miraba, esperando una respuesta. – Hola?
Jongin
parpadeó varias veces y finalmente asintió suavemente. Yo fruncí el ceño. La
verdad es que últimamente nuestra relación era demasiado… Normal. No era en
absoluto una relación romántica, de pareja. Se había convertido en algo
monótono y soso, y yo tenía miedo de haber caído en lo que se conoce como
rutina a la corta edad de mis diecinueve años.
- Ya te digo
que tienes! – Kyungsoo se tapaba la nariz, escandalizando por el olor que salía
del interior de la bolsa de deporte. Jongin bajó la mirada y me molesté aún más
al atisbar un ligero sonrojo en sus mejillas morenas. Apreté con tanta fuerza
la cuchara del té entre mis manos que estuvo a punto de fundirse con mi piel.
- Lo siento
mucho… - Le quitó su mochila de las manos, dándose la vuelta, aún con la cabeza
gacha y mostrando una clarísima vergüenza. Desde cuándo a Jongin le daba
vergüenza que le lavasen la ropa? Todo lo que fuese una tarea de la que
librarse siempre le había parecido bien… Hasta ahora, por lo visto.
Kyungsoo rió
y recuperó la mochila con un movimiento rápido.
- Está bien.
No te preocupes. – Le sonrió con esa sonrisa maternal que nos ponía a todos muy
de vez en cuando y Jongin de nuevo se quedó con cara de estar viendo a
Jesucristo bajar de un camión de bomberos con un cartel luminoso de “helados
gratis”.
Kyungsoo me
saludó con una sonrisa al pasar por mi lado e ir a poner la dichosa lavadora.
Podía escucharle a mis espaldas protestar porque necesitábamos una de tamaño
industrial para doce miembros, y que la SM no le hacía ni caso, pero me daba
exactamente lo mismo. Por qué? Porque Jongin le observaba desde la puerta de la
cocina con un brillo en los ojos que me molestaba muchísimo.
- Tu té. –
Le dije, prácticamente poniéndole la taza en la cara para apartar su mirada de
nuestro Hyung. Parpadeó de nuevo y me sonrió, tomándolo.
- Gracias. –
Le dio un sorbo y reí al ver su expresión de dolor ante su abrasante
temperatura. – Yah! Avisa!
- Así te
centras un poquito. – Mascullé, disfrutando del dolor ajeno mientras me
apoderaba de un trozo del sofá.
Jongin se
sentó a mi lado y le observé de reojo. Soplaba al té lentamente mientras miraba
al vacío con los ojos entrecerrados.
- Yah… - Le
tomé la mano libre y la llevé a mi mejilla, en señal de cariño. Jongin me miró
y yo le sonreí. – Estás bien? Últimamente te noto algo raro…
Me observó
en silencio y serio unos segundos, pero finalmente sonrió con suavidad y negó.
- Estoy
bien. Solo algo cansado, supongo. – Apartó su mano de mi rostro y agarró la
taza con ambas manos, recuperando la expresión de antes. No pude evitar sentir una
punzada en mi corazón. Antes jamás me retiraba el tacto… Antes jugaba conmigo
hasta el amanecer y jamás se cansaba. El Kai al que conocía… No. El Jongin al
que conocía se estaba disipando entre mis brazos y, aunque no quisiese
aceptarlo, era la realidad.
- Deberíamos
ir a dormir? – Solo quedábamos los dos en pie, tumbados en el sofá. Yo tenía la
cabeza apoyada en sus rodillas mientras Jongin prestaba atención a una película
de cine independiente espantosa.
- Quiero
acabar de verla. – Murmuró, sin moverse siquiera. Asentí y me coloqué tumbado
boca arriba, de forma que le veía el rostro perfectamente. Sonreí con dulzura y
me giré de nuevo, abrazando su cintura con fuerza. Otro pinchazo atravesó mi
corazón cuando sentí todo su cuerpo tensarse, y no en el buen sentido. – Sehun…
Quiero ver la película.
Fruncí el
ceño. No iba a rendirme. Necesitaba saber que Jongin no se iba a dejar llevar
por esa corriente extraña que le estaba alejando de mí poco a poco. No cedí ni
un poco mi abrazo. Suspiró.
- Jongin… -
Murmuré, mirándole a los ojos. – De verdad, vamos a la habitación, sí?
Le levanté
levemente la camiseta, observando su terso y bien formado abdomen, y
depositando un suave beso sobre su piel, volví a elevar la vista, esperando
alguna reacción positiva de su parte. No la hubo. Tragó saliva y apartó la
mirada.
- Es que no
me apetece… Lo siento. – El último rastro de orgullo que me quedaba murió en
ese momento en el que mi novio me rechazó con la más inexistente de las
delicadezas.
- Está bien…
- Le solté, intentando aliviar el nudo de mi garganta que estaba cada vez más
tenso. – No te preocupes.
Le sonreí
con ternura y me incorporé del sofá, dirigiéndome a nuestro cuarto solo, más
solo que nunca.
- Aún estás
despierto? – Frené en seco al escuchar una voz familiar a mi espalda. – Jongin,
mañana tenemos actividades, y a las maquilladoras no les va a hacer ninguna
gracia tener que hacer magia para taparte esas ojeras tan pronunciadas que
siempre te salen. Quieres acaso parecerte a Tao?
Caminé sobre
mis pasos y, ayudándome de las sombras, observé con dolor la situación del
salón. Kyungsoo regañaba a Jongin, que se había incorporado de inmediato y
parecía más animado que en todo el día.
- Lo siento,
Hyung. No podía dormir. – Kyungsoo sonrió con frustración y frunció el ceño.
- Pasa a
dormir ahora mismo. – Jongin no se movió ni un milímetro, al contrario, avanzó
hacia Kyungsoo Hyung y le abrazó con cuidado. Kyungsoo no podía ocultar su
sorpresa, y en el rostro de mi novio nació una amplia sonrisa mientras cerraba
los ojos. – Jongin? Estás bien?
Tragué
saliva, sintiendo un dolor agudo en el estómago y unas ganas espantosas de
llorar. Por supuesto, no iba a hacerlo. Yo nunca lloraba.
- Solo…
Necesitaba un abrazo tuyo, Hyung. – Kyungsoo rió y posó sus manos en los
hombros de Jongin para alejarle con suavidad.
- Pues ya lo
has recibido, así que ahora a dormir, sí? – Ambos se sonrieron y yo me apresuré
a nuestro cuarto, me metí en la cama y me tapé hasta las orejas justo cuando la
puerta se abría de nuevo.
- Duermes? –
Susurró. Yo no respondí, aún estaba procesando lo que acababa de ver en el
salón. Esa imagen se repetía en mi mente una y otra vez… Mi novio me había
rechazado a mí pero había aceptado sin protestas, más aún, había tomado él la
iniciativa de abrazar a Kyungsoo Hyung? Una parte de mí sabía lo que estaba
pasando ahí, pero la otra mitad, la que quería seguir siendo feliz, la tenía
amordazada y bajo vigilancia para asegurarse de que guardaba silencio sobre lo
doloroso de la realidad.- Bueno… Hablaremos mañana entonces.
Suspiró y
escuché su ropa caer al suelo y el sonido de las sábanas rozarse con su piel.
Si todo hubiese ido según mis deseos, esas sábanas no habrían sido lo único que
se habría rozado sobre su dorada piel esa noche. Pero las cosas ya nunca iban
como yo quería… Desde hacía un mes más o menos, Jongin ya no me miraba. Ya no
éramos los mismos. Algo se había extinguido en nuestra relación, y aunque yo
intentaba recuperarlo con todas mis fuerzas, mi novio no ponía absolutamente
nada de su parte.
- Hoy tengo
que conseguirlo. – Me dije a mi yo del espejo al salir de la ducha a la mañana
siguiente. – Hoy voy a pasar el día pegado a él… Conseguiré que recuerde que un
día fuimos la pareja más guay del mundo entero, y todo volverá a ser como
antes.
Salí de la
ducha y tras vestirme en mi cuarto, me dirigí a la cocina, donde me encontré a
Kyungsoo sirviéndole el desayuno a un somnoliento Jongin, que sonreía mientras
se frotaba un ojo.
- Gracias,
Hyung. – Kyungsoo le sonrió y le empezó a servir el desayuno a los demás
miembros, que se iban colocando por toda la sala debido a la falta de espacio y
de sillas.
- Buenos
días. – Saludé lo más animadamente posible. Todos me saludaron menos él.
Resople e intenté que el día no se hundiese completamente.
- Jongin, -
Le llamé. – después de la radio, podríamos ir a tomar algo, no? Bubble tea? Está delicioso!
Jongin
levantó la mirada, mirando a Kyungsoo unos segundos y acto seguido negó con la
cabeza. De nuevo el pinchazo.
- Hunnie! –
Luhan Hyung se sentó a mi lado y me sonrió con dulzura. – Si quieres voy yo
contigo! Me apetece un montón, y hace mucho que no vamos juntos. – “Sí, desde
que yo empecé a salir con Jongin, que tenía celos de ti…”
- No te
preocupes. – Me levanté de mi asiento y dejé el desayuno intacto en la
encimera. – No me apetece tanto de todas formas.
- Oh… Está
bien. – Murmuró Luhan, dejando también su cuchara sobre la mesa. Me daba igual
haber sido brusco, me fastidiaba mucho que pasase hasta de ir a tomar algo
conmigo. Era un té, no podía alargarse más de dos horas! No podía darme un
ratito de su tiempo? Tan desagradable era mi presencia?
Entre
tristes pensamientos me fui a mi cuarto y me tiré boca abajo en la cama. Poco
después, Jongin entró, vacilando un poco al percatarse de mi presencia.
- Estás
aquí? – Susurró a modo de saludo.
- Solo de
cuerpo presente. – Mascullé, con el rostro hundido en la almohada.
- Es que no
me apetece ir… - Eso se suponía que era una disculpa?
- Ya. No te
culpo. Qué tiene de interesante ir a tomar algo con tu novio? – Resopló y yo
aparté mi rostro de la almohada, incorporándome de rodillas sobre la cama y
mirándole. – De verdad que tanto te molesta la idea de pasar un rato conmigo a
solas?
Bajó la
mirada y yo asentí, mordiéndome el labio interior con furia.
- Iré. –
Dijo, después de un silencio demasiado largo. – Así podremos hablar y estará mejor.
Le miré con
una ceja enarcada.
- No quiero
que sea una obligación, Jongin, quiero que te apetezca.
- He dicho
que iré, no? – Me miró, con expresión dulcificada. Suspiré y asentí. – Después
de la radio, entonces.
Se revolvió
el pelo, señal típica suya de incomodidad, y salió del cuarto. De nuevo, aún
estando en una casa atestada de gente, me sentía más solo que nunca.
La tarde
pasó, y cuando veíamos atardecer desde la sala de espera de la radio, nos
anunciaron que ya podíamos irnos tras sacarnos unas cuantas fotos con los
presentadores.
Jongin se me
acercó con expresión tranquila y con un gesto de cabeza me indicó que le
siguiera. Lo hice sin dudarlo, al fin y al cabo, siempre lo había hecho.
- Vamos a Hongdae, como siempre? –
Pregunté, sin poder ocultar la emoción de estar a solas con él desde hacía
tanto tiempo. Incluso me atreví a rozar su mano para entrelazar nuestros dedos
y caminar juntos. Para mi sorpresa, no se resistió, simplemente bajó la mirada
y asintió.
- Me parece
bien.
No tardamos
en llegar, aunque sí más de lo normal, ya que decidimos esquivar calles muy
transitadas para evitar fotos indeseadas.
- De qué es
el tuyo? – Le pregunté. Me cedió su pajita y sorbí. – Fresa y limón.
Asintió con
una sonrisa leve y yo reí. Me daba igual que Jongin se sintiese incómodo, yo
estaba dando lo mejor de mí.
- Quieres
probar del mío? Es chocolate. – Le acerqué mi vaso pero negó con la cabeza.
- El
chocolate no es lo mío. – Asentí. Tenía razón. Hacía tanto que no hablaba con
él que ya ni me acordaba. Le dio un sorbo a su té y nos sentamos en una de las
mesas de la planta superior de la cafetería.
- Sabes?
Últimamente Chanyeol Hyung está mucho más feliz… Más aún de lo normal, sabes? –
Kai asintió, mirando por la ventana al horizonte.
- Es por
Baekhyun Hyung. – Respondió. Siempre escueto.
- Eh?
- Han
empezado a salir no hace mucho… Ya sabes que Chanyeol no podía disimular. Creo
que al final, aunque solo fuese por no aguantarle más, Baekhyun le dijo que sí.
– Me eché a reír.
- Entonces
ya somos dos parejas en el grupo? – Reí tras dar otro sorbo, y desearía no
haber dicho nada. Su cuerpo volvió a tensarse, al igual que la noche anterior. –
Esto… Y Kyungsoo Hyung?
Me miró.
Después de una hora juntos, por fin su atención parecía estar centrada en mí, y
todo por pronunciar ese maldito nombre. Suspiré.
- Qué le
pasa? – Tragué saliva y me armé de paciencia.
- También se
le ve más feliz últimamente… - Musité. Mi parte realista estaba logrando
librarse de las mordazas poco a poco.
- En serio? –
Su mirada se iluminó y sonrió con suavidad. Tensé mi mandíbula ante su
reacción. – Tú crees? Yo no me he fijado…
- Ya… - Bebí
un trago larguísimo, deseando que en vez de ser ese estúpido té, fuese soju. –
Por qué será?
Se encogió
de hombros, pero la expresión de felicidad de su rostro no había desaparecido.
Yo, por mi parte, solo quería destrozar el local y gritar hasta rasgarme las
cuerdas vocales. Esto eran celos, pero por una vez, tenía tantos motivos que me
sentía estúpido.
- Estará
enamorado? – Se atragantó y me miró, sorprendido. Enarqué una ceja.
- Eh? De
quién? – Me encogí de hombros y miré por la ventana por la que minutos antes se
perdía Jongin.
- Quién sabe…
Quizás de una fan? Habrá conocido a alguna chica mientras no miramos? –
Mastiqué una de las bolas de gelatina con fuerza, ahogando mi frustración en
ella.
- De una fan…?
– Le miré de reojo. Su expresión de repente parecía preocupada.
- Puede. Es
solo una hipótesis. – Asintió a mis palabras y negué con la cabeza.
- Estoy algo
cansado… - Dijo unos minutos después. – Volvemos a casa? Se va a hacer de noche
y acabarán preocupándose por nosotros.
Resoplé y
asentí. Esta había sido la peor cita de mi vida, y con nota. Y esa tarde, pese
a caminar junto a la persona a la que yo había entregado mi corazón, me sentí
también muy solo.
Ninguno de
los dos pronunció palabra hasta llegar al dormitorio.
- Oh! Ya llegasteis?
– Kyungsoo nos recibió con una sonrisa desde la cocina, donde cocinaba. Los
ojos de Jongin se agrandaron y yo simplemente me quedé observando cómo caminaba
hasta él como un idiota sonriente. – Te lo has pasado bien? – Se sentó en un
taburete de la cocina y asintió, sin dejar de sonreír. – Me alegro! Mira,
prueba esto… Le falta sal?
Lamió la
cuchara como si fuese su última voluntad en el mundo. Se le podía poner pasión
a lamer una cuchara? Ese día descubrí que sí.
- Está
delicioso, Hyung. Como siempre. – Kyungsoo rió, sin poder ocultar su orgullo femenino
que se le escapaba por los poros y no hacía más que hacerme resbalar con él.
Cenamos, sin
novedad. Luhan intentaba sacarme un tema de conversación, pero la verdad es que
todo lo que tuviese que decirme me traía sin cuidado. Por qué estaba tan pesado
conmigo últimamente? Me agobiaba, y yo no era de los que se molestaban en
ocultarlo.
- Me vas a
dejar cenar tranquilo? – Le espeté. Todos los demás se quedaron en silencio,
mirándome fijamente. Luhan bajó la mirada, con el rostro rojo como un tomate.
- Lo siento…
- Te pasas
el día disculpándote! No te aburre? La clave para no hacerlo es no tocarles las
narices a los demás! – Ignoré los reproches de mis mayores mientras me apartaba
con furia de la mesa y me encerraba en mi cuarto de un portazo. Kris no parecía
en absoluto contento con mi actitud, pero la verdad es que, siendo fino, me la
sudaba. Lo único que estaba en mi cabeza eran las miradas cómplices que
llevaban compartiendo toda la noche MI novio y Kyungsoo toda la maldita noche,
y sin disimular en absoluto. No había nada que más me fastidiase que sentirme
completamente ignorado.
- Sehun… -
Una voz suave llamó a la puerta una hora después. Cerré los ojos con
frustración al reconocerla. – Sehunnie, puedo pasar?
- No. – Por supuesto,
Luhan Hyung no me hizo ni caso. Cerró la puerta a su espalda y me observó desde
el marco de la puerta con la cabeza baja.
- Siento lo
de antes. – Murmuró. – Al verte tan triste, intenté animarte, pero supongo que
animar a los demás no es lo mío… - Rió con suavidad y se sentó en la cama de
enfrente con cuidado, como si tuviese miedo de que me fuese a lanzar sobre su
cuello o algo así. – Quieres hablarlo? No te encuentras bien?
- No estoy
enfermo. – Repliqué.
- No, me
refiero… De aquí… - Susurró, dándose palmaditas en el pecho.
- Corazón?
- Eso. – Su vocabulario
escaso y su poca memoria no ayudaban mucho a mantener una conversación con él.
- No tengo
nada que decirte.
- Vamos,
Sehunnie… Antes éramos muy amigos! Salíamos a patinar y a jugar juntos! Qué ha
pasado? – Sonrió con expresión dolida.
- Que me
enamoré de Jongin. – Asintió, bajando la mirada pero sin borrar la sonrisa, que
ahora parecía más bien una mueca de dolor.- Siento decírtelo así, pero es la
verdad.
- No importa…
Ya me tienes dicho antes… Lo que pasa es que no me acostumbro. – Rió, incómodo.
– Ya sabes… Antes era yo y… Luego llegó él.
- Contigo no
era amor, Hyung. Era… Tontería adolescente. – Me miró a los ojos, con una
mirada entre dolida y sorprendida.
- Oh…
Comprendo… - Tragó saliva y se revolvió el pelo. – Bueno… Entonces no quieres
hablarlo?
- En
absoluto.
Asintió en
silencio y sin decir nada más, cogió la puerta y salió en el más absoluto
silencio.
Pasaron
varias horas hasta que la oscuridad dejó mi habitación sumida en la negrura y
Jongin entró por la puerta, sin hacer ruido.
- Duermes? –
Siempre preguntaba lo mismo. Y yo ya no respondía nunca. Para qué? – Hablaremos
mañana, entonces…
Suspiró y yo
me incorporé con rabia, haciéndole dar un pequeño salto por el susto. Le miré,
en la oscuridad, y él me miró a mí.
- Jongin, -
Tensé la mandíbula y él tragó saliva. – hoy te apetece?
- Eh? El
qué?
- Sexo.
Quieres hacerlo? Hoy puedo hacer de pasivo si quieres, no me importa.- Parecía
realmente sorprendido por mi propuesta. Ni siquiera lo decía en serio,
simplemente era una especie de pregunta trampa.
- Yo… No me
apetece mucho… - Resoplé y asentí, despeinándome con rabia.
- Y con
Kyungsoo te apetece?
- Cómo
dices?
- Olvídalo.
Ahí acabó la
conversación. Yo me envolví en las sábanas y él me imitó más tarde. Esa noche
lloré en silencio, en silencio y oscuridad. De forma que nadie me oyese… De
forma que nadie me viese. Solamente yo, en mi soledad personal y mis
sentimientos rotos completamente.
- Sehun… -
Abrí los ojos, encontrándome con el rostro de Jongin en un primer plano hermoso
como nada. Sonreí con suavidad hasta recordar el día anterior, y entonces mi
vista amenazó con nublarse de nuevo, pero no lo permití. – Sehun, despierta.
Tenemos que hablar.
Me incorporé,
intentando poner en orden mi mente. Jongin llevaba puesto un chándal y estaba
ya duchado. Qué narices estaba pasando?
- Qué
ocurre? – Farfullé. Los músculos de mi cara despertaban más tarde que yo.
- Verás…
Tenemos que hablar. – “Huy.” Tragué saliva y me incorporé, quedándome sentado
delante de él. – No sé cómo decirte esto pero… Antes de nada quiero que sepas
que te tengo un aprecio inmenso… Te quiero mucho, pero creo que no cómo te
quería antes… Creo que en este tiempo juntos ambos hemos crecido y evolucionado
como personas y… Bueno… - He empezado a sentir algo por otra persona… Algo
especial… Y quiero intentarlo. Por eso, espero que comprendas por qué estoy
rompiendo contigo. No te equivoques, no has hecho nada malo, al contrario…
Muchas gracias por todo este tiempo a mi lado.
Y yo no
podía decir nada. Mi boca estaba abierta de par en par y le miraba, incrédulo.
Realmente este momento había llegado? El momento que más había temido en las
últimas semanas? El momento con el que tenía pesadillas y que me atormentaba?
Jongin me
dedicó una sonrisa dulce y salió por la puerta sin decir nada más. Mi primera reacción fue correr tras él y
rogarle de rodillas que no me dejase, pero mi cuerpo no se movió ni un
milímetro durante las dos horas siguientes.
Cuando logré
moverme, desearía no haberlo hecho, porque nada más llegar a la cocina, agudicé
el oído hacia las voces que se escuchaban desde el balcón y mi alma se quemó a
lo Bonzo por sí misma. Mis sentimientos se suicidaron todos a la vez, los de
tristeza y los de amor. En mi interior solamente quedaba la más pura y
primitiva de las rabias y odios.
- Hyung…
Podemos hablar un segundo?
- Claro,
Jongin. Dime.
- Esto…
Hyung… Yo… Quería decirte que… Desde hace un tiempo ya, he empezado a sentir
unas cosas muy fuertes… Por ti. Y que no sé por qué, pero solamente te veo a
ti, me siento feliz cuando estás a mi lado y cuando hablas conmigo… Y quería
pedirte que salieses conmigo. Comprendería que no quisieras pero… Por favor, al
menos piénsalo.
- Jongin, yo…
No sé qué decir.
- Es la
primera vez en mi vida que me siento así, Hyung…
- No es que
no te quiera, Jongin, lo hago, pero… Y Sehun?
- Ya he
hablado con él.
- De verdad?
- Sí. Le he
dicho que estoy enamorado de otra persona.
- Está bien…
Salgamos juntos.
Yo, desde mi
ángulo de la cocina, presencié los sonrojos, los tartamudeos, las miradas
asustadas y tímidas, las sonrisas avergonzadas, y sobre todo, el beso que ambos
compartieron al aceptar cada uno el corazón del otro.
- La primera
vez que te sientes así? – Mascullé, sintiendo correr por mis mejillas lágrimas
de odio. – Es decir, que yo he sido… Nada? No he sido… Nada? Bien. Vale.
Pegué un
puñetazo al mármol de la encimera, disfrutando el palpitante dolor de mis
nudillos que me hacía sentir vivo, y sin decir más, me dirigí a esa puerta que
tan bien conocía por mi anterior “relación” a la de Jongin.
- Luhan? –
Llamé con fuerza a la puerta y unos segundos después, el chico rubio me abrió,
con expresión confusa.
- Sehun? Qué…?
- Puedo
pasar?
Parpadeó
varias veces y asintió en silencio, haciéndose a un lado y cerrando la puerta a
mi espalda.
“Yo habré
salido herido… Pero juro que no seré el único. Ni hablar. No voy a estar solo
en esto también.”
Luhan se
giró hacia mí, y en el momento en el que lo hizo, me abalancé sobre sus labios
con agresividad. El interior de mi boca sabía a sangre, pero no me importaba.
Luhan estaba tan sorprendido que no sabía que hacer… Movía sus labios también,
pero no podía seguir a los míos.
-Sehun… -
Intentó separarse para buscar aire, pero no iba a permitírselo. – Sehun! Para! –
Me apartó de un empujón y observé cómo se acariciaba los labios con expresión
dolorida. Me miró, con ojos asustados. – Qué diablos te pasa?
Me acerqué a
él con una sonrisa de lado. Luhan retrocedió con expresión asustada hasta
chocarse con la puerta y entonces, suspiró. Juraría que incluso temblaba un
poco.
- Hyung… -
Abrió los ojos como platos al escucharme llamarle así. – Voy a hacerte mío.
-Fin-
Ppppero ;O; como??? :(
ResponderEliminar... Sorry. (?) xD
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