16 de julio de 2014

[JunSeung] Ride or Die: Part II.

*Junhyung POV*

Abrí los ojos por el asfixiante calor que sentía… Tenía la espalda y el cuello empapado en sudor, y odiaba sudar a muerte. Era asqueroso.
- La madre que lo… - Mascullé, al darme cuenta de la razón de mi asfixia. Tenía a ese crío estúpido pegado como una lapa. – Te quitas o te quito!?
No obtuve respuesta más allá de un sollozo y temblores. Me quedé estático unos segundos antes de girarme despacio hacia él en un suspiro de resignación. Entonces, le observé; estaba encogido sobre sí mismo, en posición fetal, con las manos se tapaba el rostro, y temblaba como si se estuviese congelando… Cosa imposible.
- Estás bien…? – Intenté apartarle las manos del rostro con cuidado, pero no se dejó. – Yah! Si no me lo dices no te puedo ayudar!

En ese mismo instante, un trueno rebotó en nuestros tímpanos, acompañado de un alarido de terror del chaval. Enarqué una ceja y le miré, incrédulo: El crío chulito y orgulloso le tenía miedo a las tormentas?
Miré entonces por la ventana; al otro lado de ésta la lluvia chocaba con agresividad contra el asfalto, los rayos iluminaban de una forma hermosa y siniestra la ciudad por apenas una milésima de segundo, los truenos despertaban a los ciudadanos, avisándoles de que el espectáculo era digno de verse. La humedad era espesa y no hacía más cómodo el asfixiante calor del verano. Me incorporé entonces a cerrarla para que no se mojase el suelo, y cerré las cortinas, evitando que los rayos le hiciesen cerrar con más fuerza aún los ojos.
- Se te meterán para dentro si los aprietas con tanta fuerza… - Comenté, apoyándome en la pared y observándole. No se había movido ni un ápice además de los temblores violentos que hacía su cuerpo de forma involuntaria. Por algún motivo… No era capaz de disfrutar ese espectáculo que normalmente me habría hecho reír hasta la muerte.
- Apágalo… - Sollozó, abriendo por un nanosegundo los ojos y mirándome fijamente. – Haz que pare…
Otro trueno se encargó de hacerle callar.
- Qué diablos estás diciendo… - Resoplé, negando con la cabeza y alcanzando mi cámara, que descansaba sobre la cómoda de la habitación. – Quién te crees que soy para poder apagar la tormenta?
Por algún motivo, su comentario no me hizo enfadar o frustrarme como hubiese hecho normalmente, sino que me pareció… Inocente. Me hizo realmente querer poder apagar la tormenta para que parase de llorar. Algo estaba cambiando en mí.
Cuando quise darme cuenta, me encontré arrodillado a su lado, observándole a través del objetivo de mi cámara, esperando al momento oportuno para disparar. Éste llegó cuando un rayo iluminó la habitación y separó las manos de su rostro por un instante para mirarme, sorprendido. El flash y el rayo le hicieron volver a taparse de inmediato.
- Yah! Qué demonios estás haciendo, capullo!? – Me empujó con fuerza lejos de él, haciendo que la cámara cayese de mis manos y resbalase por el suelo de madera hasta debajo de la cama. Se incorporó y me miró, con los ojos hinchados de llorar y una expresión entre avergonzada y furiosa. – Cómo puedes hacerme una foto así? Eres lo peor!
Parpadeé, sorprendido por sus gritos, y no hice absolutamente nada por detenerle cuando, tras tomar su sudadera, salió de la habitación pegando un portazo que probablemente despertó a todos los huéspedes que no había despertado ya la tormenta.

*Hyunseung POV*

Mientras hacía de tripas corazón para no volver corriendo al cuarto, a esconderme debajo de la cama, caminaba a pasos acelerados, como si pudiese escapar de aquella horrible tormenta. Las odiaba a muerte, probablemente era lo único de este mundo que me producía pavor, que me hacía sentir inseguro y desprotegido. Prefería encaramarme a un millón de rascacielos, dispuesto a lanzarme al vacío, antes que estar solo en una tormenta.
- Estúpido psicópata… - Mascullé, pegado a una columna del hall de recepción (si es que se le podía llamar así a ese portal cutre de edificio antiguo con moqueta sucia).
En realidad, ni siquiera sabía por qué estaba tan enfadado… Quizás porque en lo más profundo de mí deseaba una reacción distinta por su parte? Mi orgullo era demasiado grande como para dejarme fotografiar con patéticas lágrimas en los ojos.
Quizás, solo quizás, en el fondo esperaba que se quedase tumbado a mi lado, protegiéndome de mi inofensivo mayor enemigo.
- Está bien… - Susurré, acercándome a la puerta del edificio y saliendo lentamente. – Superaré mis miedos.
En cuanto crucé la puerta, una ráfaga de agua me caló por completo, empapándome hasta los intestinos en apenas un segundo. La lluvia no era ninguna broma, y el viento no ayudaba, aunque por lo menos parecía que los rayos y los truenos habían frenado un poco… Los primeros ya no se veían, y los segundos se escuchaban muy lejanos. Sonreí con tristeza y caminé bajo esa horrible lluvia sin rumbo.
- Muchacho! – Mientras pateaba una piedra que me había acompañado ya desde hacía quince minutos de mi caminata, un señor se asomó por la puerta de su veinticuatro horas. – Qué haces!? Te vas a helar! – Enarqué una ceja. Estábamos por lo menos a veinticinco grados. – Entra a secarte! Te serviré un té.
Los consejos de mi madre de “no te vayas con extraños que te ofrezcan golosinas” rebotaban en mi cabeza, pero el simple recuerdo de mi familia me enfureció, así que negué enérgicamente y me acerqué al rechoncho hombre, que en cuanto entré me tendió una toalla y me cedió un taburete.
- Es tarde… Eres mayor de edad para estar por ahí a estas horas? No tienes mañana colegio? – Tragué saliva y bajé la mirada, secándome el pelo con la toalla.
- Soy mayor de edad, he venido con mi tío por motivos de trabajo, pero no lograba dormir y salí a dar un paseo. – Soltó una carcajada.
- No ha sido una buena idea… El tiempo de la costa no es algo para tomarse a la ligera.
- No me fijé en el tiempo antes de salir.
- Ya veo… Bueno, quédate al menos hasta que llueva con menos intensidad. O llévate un paraguas.
- No creo que fuese a servir de mucho con este tiempo, así que, si no es molestia, me quedaré unos minutos.
- No lo es! Me aburro como una ostra… Y no me vienen a hacer el cambio de turno hasta dentro de tres horas, así que encantado de tener compañía. – Sonreí cordialmente, como me habían enseñado a hacer desde niño. De nuevo, el pensamiento me revolvió el estómago.
Desde cuándo mentir se había convertido en algo cotidiano? En una costumbre? Siempre había odiado la mentira con todas mis fuerzas, pero ahora era lo único que salía por mi boca día tras día, con una naturalidad asquerosa. Ahora la mentira se había convertido en mi caparazón, en mi muro, en una forma de aislarme a mí mismo y protegerme de las miradas de odio y lástima del exterior. El mundo es cruel, y eso nos hace crueles a nosotros.
Sin embargo, había alguien a quien no era capaz de mentirle… La imagen de Junhyung se cruzó por mi mente en un nanosegundo, como uno de esos rayos que tanto odiaba, y me hizo tensar la mandíbula y observar la calle empapada. Por qué a él no era capaz de mentirle? Por miedo? Por respeto? O quizás porque no tenía la necesidad de hacerlo… Junhyung no sabía nada de mí, ni mi nombre, y eso hacía que pudiese construir mi personalidad a mi gusto, mi verdadera personalidad, porque él no iba a juzgarme basándose en mi pasado… Cuando quise darme cuenta, estaba sonriendo con suavidad.
- Te haré borrar esas malditas fotos… - Mascullé, antes de frustrarme al recordar que a ese idiota le gustaban las cámaras a carrete por ese mismo motivo. “Porque no se puede borrar lo que se ha capturado… No se puede borrar el pasado.”

No tardé mucho en irme, pese a la insistencia de ese amable hombre porque me quedase a comer ramen con él. Si comía algo en ese momento, seguramente vomitaría. Además, tenía que reservar mi apetito para arruinar a Junhyung. Era una cuestión de principios de moralidad cuestionable.
No estaba mucho más seco que antes, mi ropa se pegaba a mi piel de una forma desagradable, y la lluvia, pese a haber disminuido su fuerza, no parecía tener intención de parar. Al menos ya no hacía daño al chocar contra la piel, como antes.
Caminaba de nuevo sin rumbo, escuchando el mar enfurecido a mi derecha, con las olas como único pensamiento en mi cabeza. No quería pensar, no quería hacer absolutamente nada que no fuese vagar cual alma en pena.
Entonces, pegado en la puerta del edificio que frenó mi camino, me encontré con la foto de una persona demasiado familiar. Levanté la mirada hasta el inmenso cartel que rezaba “Comisaría de Policía” y sonreí con ironía. En la puerta había un póster con una gran fotografía en blanco y negro y de calidad escasa, pero aun así  se podía reconocer perfectamente a la persona: Era Junhyung.
EL CUERPO NACIONAL DE POLICÍA INFORMA: Se busca a este hombre. Su nombre es Yong Junhyung, cuando se le vio por última vez llevaba un traje formal negro. Complexión mediana, bien parecido, 178 cm, unos 65 kg aproximadamente. Puede haber cambiado su apariencia recientemente, se les ruega precaución. Se le acusa de: Asesinato, resistencia a la autoridad, expropiación ilegal de material policial y ajeno a su propiedad. Si le ven, les rogamos que avisen al número de emergencias cuanto antes o a su comisaría más cercana.”
No pude evitar echarme a reír al acabar de leerlo, y miré fijamente la fotografía de mi raptor, que sonreía con chulería a la cámara de la tienda de donde probablemente habían sacado la imagen. “Sabías que te grababan y aún encima posas, modelo-bien-parecido Yong?” Repasé el perfil de su rostro en la foto con las yemas de los dedos y resoplé.
- Me pregunto cuánto me darían si te entregase… Me llegaría para comprarme una casa en la playa? En Europa? – Reí con solo imaginarlo. En cuanto saliese de la cárcel, me mataría a mí.
Antes de irme, me aseguré de que no había cámaras a mi alrededor y arranqué el cartel, haciéndolo una pelota y pateándolo por el empapado suelo a mi paso hasta que se deshizo completamente en un charco. – Qué final más poco glamuroso para un cartel tan bonito…- Ironicé, pisoteándolo hasta que fue una masa de color gris sin recomposición posible. Sí, la policía volvería a imprimir otro en cuanto notasen su ausencia, pero yo me sentía satisfecho y seguro por el momento con mi obra.
- Pronto amanecerá… - Susurré, sentándome en la incómoda arena mojada de la playa, observando al mar acercarse a mí a medida que las horas pasaban, como si quisiese abrazarme con desesperación pero fuese incapaz de alcanzarme. – Debería volver? Quizás esté preocupado…
Caminé hasta el hotel con esa pequeña esperanza en la cabeza, pero se estrelló contra el suelo en cuanto abrí la puerta de la habitación y me lo encontré durmiendo con la boca abierta y roncando a unos decibelios indecentes.  Fruncí el ceño, molesto al ver que mi ausencia le había importado más bien poco, y cerré la puerta de un portazo al mismo tiempo que le grité con toda la fuerza que me permitieron mis agotados pulmones.
- BUENOS DÍAS, MÍSTER YONG! – El brinco que pegó me impidió seguir enfadado y me desplomé en el suelo por la risa. A Junhyung se le hinchó la vena de la frente y cogió el puñal que había sobre la mesita de noche, acercándose a mí, pero yo por algún motivo no le encontraba amenazante, simplemente eso me hizo reírme más aún, retorciéndome en el suelo como un gusano mientras lloraba de una forma incesante y me sujetaba el abdomen, que me dolía a causa de las contracciones.
- Escúchame, mocoso… - Masculló, haciendo que de una patada muy poco delicada me estirase y le mirase, intentando contenerme la risa. Creía que moriría del esfuerzo que me estaba produciendo. – Como no te calles ahora mismo te juro que pinto este cuarto de rojo con tu sangre, me entiendes?
Parpadeé varias veces antes de volver a reírme. Por qué no era capaz de sentir miedo hacia él? Por qué en sus ojos en vez de sed se sangre veía simplemente irritación? No lo sabía, solo sabía que pasase lo que pasase, Yong Junhyung no me haría daño.
Ante mis carcajadas, Junhyung me miró con desprecio y lanzó el cuchillo al suelo con rabia, volviendo a la cama y suspirando profundamente. Finalmente, unos minutos después, logré controlarme y parar de reír.
- Hyung… - Me incorporé del suelo, aun sintiendo el dolor de mis carcajadas y de su generosa patada. – Lo siento.
- Mentira.
- Ya. – Sonreí ampliamente y él me miró de reojo, exasperado. Lo más probable es que él acabase suicidándose antes que yo por mi culpa a este paso.
- Dónde has estado? – Preguntó por fin, manteniendo la mirada baja. Sonreí.
- Por? Estabas preocupado? – Soltó una carcajada impertinente y acto después me miró, completamente serio y con una ceja enarcada.
- Necesitas que te responda?
- Supongo que no…
- Exacto. – Se incorporó y cogió un cigarro, colocándoselo en los labios y dándole una larga calada mientras miraba por la ventana. El mono por el tabaco no estaba siendo tan difícil de soportar como me esperaba, aunque la verdad es que no me consideraba un adicto… Las tentativas de suicidio me tenían bastante más enganchado que esa mierda, lo que pasaba era que comprarlo con el dinero de papá y que papá lo supiese, que se enfadase conmigo por eso, aumentaba la herida de mi interior, eso dolía, y eso era sentir algo.
- Sabes que he visto? – Me incorporé y me acerqué hacia él, robándole el cigarro de los labios y tirándolo por la ventana. Me miró con odio y le sonreí con dulzura.
- Qué? – Masculló, cerrando la ventana con violencia. Lo ignoré.
- Una foto tuya en plena calle.- Me miró, sin entender. – En la puerta de la comisaría de policía. Salías muy bien en esa imagen tamaño A4. – Reí y él tragó saliva, nervioso.
- En serio? – Asentí y me senté a su lado en la cama de nuevo. Parecía nervioso. – Si ha llegado hasta aquí es que no hay ciudad en el país donde no esté mi cara en la pared…
- Eso es lo de menos. – Me miró, de nuevo con confusión en la mirada. Le miré también y sonreí. – Lo más importante aquí es tu descripción que aparecía en el cartel… - Enarcó una ceja y yo le definí la línea de la mandíbula con el dedo índice, haciendo que apartase mi mano de su rostro de un zarpazo.
- Qué decía?
Volví a posar mi mano en su rostro, pero esta vez definiéndole las cejas, pobladas y masculinas, y la nariz, que parecía hecha a medida para su rostro. – Que eras bien parecido… Supongo que sí que lo eres. – Me eché a reír al ver su cara de frustración y me quejé entre carcajadas cuando me pegó ese puñetazo en el brazo.
- Esto es algo serio, idiota. – Mi risa fue en disminución hasta que paró y le observé el rostro, no porque fuese guapo, sino porque por primera vez vi reflejado en él la seriedad de la situación: En su piel se veía marcado el estrés, la preocupación, la reflexión y, sobre todo, la inocencia. Yo creía ciegamente que Junhyung era inocente.
- Yah… - No me hizo caso, pero sabía que me estaba escuchando. – Yong Junhyung… - Al escuchar su nombre completo, me miró. Le sonreí y apoyé la cabeza en su hombro, la cual fue apartada al momento. Sonreí de nuevo, ya me había acostumbrado a su rechazo, pero a mí me encantaba hacerle rabiar con mi skinship.
- Qué?
- No me acordaba de tu apellido… Significa dragón, no? – Resopló, retirando su mirada de mí, probablemente pensando que volvía a estar tomándole el pelo. Sonreí. – Te pega… Aunque ahora que me sé tu nombre completo, creo que es injusto que no te sepas el mío.
Me miró, serio. Podía ser que le interesase aunque fuese un poco saberlo?
- Me llamo Jang Hyunseung. – Nada cambió en su expresión.- Y ahora que lo sabes… Al igual que yo lo haré, llámame. – Pude apreciar un ápice de sorpresa en su mirada. Aproveché y me acerqué unos centímetros a él, y por primera vez, no mostró rechazo. Se quedó inmóvil, mirándome a los ojos. – Cuando me necesites… Llámame. Grita mi nombre. No lo olvides nunca, y si te sientes atrapado, o solo, llámame.
Tragó saliva y apartó la mirada de mí. Yo también tragué saliva y bajé la mirada, sin borrar mi sonrisa. Sentía algún tipo de empatía hacia este hombre, yo también era víctima de injusticias, y yo quería morir por ello, pero no quería que él lo hiciese…
- Hyunseung… - Sonreí ampliamente al escucharle susurrar mi nombre, pero no respondí, porque supe que eso no era lo que él quería. Probablemente solo quería saber cómo sonaba dicho por él… Teníamos más en común de lo que parecía. Él era como esa parte de mí que se había extinto en este último año. Era la parte de mí que representaba el esfuerzo, el reto, la ambición, la lucha… No entendía por qué, pero mientras pensaba en eso, una sensación que ya creía que había desaparecido de mí, volvió. De verdad tenía ganas de llorar por pena? Por empatía? “Imposible.”
- Oh! – Llevábamos unos minutos en silencio absoluto, pero yo había estado psicoanalizándome y había decidido que era suficiente por un día. Solamente quería compartir con él mi conclusión, aunque fuese a pasar de mí olímpicamente. – Hyung! – Ni me miró. – Sabes qué? – Continuó ignorándome. – Hyung! Hazme caso! Que esto es importante! – Un suspiro fue mi única respuesta. – Bueno, pues te lo pienso decir igual! – Tragué saliva y él cerró los ojos lentamente, haciéndose el dormido. Arrugué la nariz. – Planeo estar contigo hasta la muerte.
En ese momento, abrió los ojos y su cuerpo se tensó. Sonreí y me incorporé del colchón para sentarme delante de él, en el suelo, colándome en su campo visual a la fuerza. Enarcó una ceja, mirándome desde la cama, pero mi sonrisa no se debilitó en absoluto. Me sentía nervioso por lo que iba a decir, pero no era de los que se guardaban las cosas para sí mismo.
- Planeo seguirte a donde quiera que vayas hasta la muerte… Mi muerte, quiero decir. – Enarcó aún más la ceja y yo aumenté proporcionalmente mi sonrisa. – Porque, Hyung, no pienso morir hasta que seas declarado inocente y todas tus fotografías desaparezcan de las comisarías de policía. Hasta que la última de ellas no esté hecha pedazos en una trituradora de papel, no moriré y estaré a tu lado.
El silencio se hizo en la habitación mientras él no apartaba su mirada de la mía. Pero… Parecía enfadado. Y eso me confundía.
- Eres un gilipollas. – Mi sonrisa desapareció y él resopló, mirándome con asco. – No eres más que un chaval estúpido.
- No me insultes… Estaba siendo sincero contigo. – Susurré. Era la primera vez que dejaba que uno de sus comentarios me doliese, y ni sabía por qué. Él resopló de nuevo y acentuó su expresión.
- Un niñato que piensa que la muerte es una tontería con la que se puede bromear como si nada no se merece mi respeto. – Escupía cada palabra directa a mi rostro, cuya expresión se había transformado en una de incomprensión y tristeza. No me esperaba que aún pudiese sentir esas cosas… Daba mis sentimientos por muertos, pero aún sentía el dolor.
- No… No me conoces…
- No quiero conocerte si esa es tu filosofía de vida. – Por qué era yo el único que estaba siendo herido en esa conversación?
- Tú no tienes ni idea de lo que ha pasado en mi vida, Hyung… No tienes ni idea de lo que supone para mí despertarme día tras día y que mi mayor decepción sea esa misma, el haber tenido que despertarme de nuevo. No tienes ni idea de lo que es para mí querer llorar a todas horas y no poder porque me enseñaron a golpes desde que tengo memoria que los hombres no lloran. Tú no sabes nada sobre mí! – Las ganas de llorar me sobrepasaban, pero no podía… No de día y a sabiendo que él me estaba mirando fijamente. – No tienes ni idea…
- Yo…
- No! Cállate! – En ese instante, todo mi cuerpo se congeló. Qué era esa sensación en mi rostro? Era húmedo, caliente, y salado… Parpadeé varias veces y esa sensación aumentó. Me llevé entonces la mano al rostro y palpé con cuidado, notando el líquido también en mis dedos.
“Estoy llorando?” Ni yo mismo podía creérmelo. Hacía tantos años que no lloraba a la luz del día que se me hacía increíble. Miré a Junhyung, que me miraba con expresión preocupada pero que él intentaba camuflar como una seria, y entonces, un torbellino de emociones se creó en mi interior, trayendo con él sentimientos contradictorios y muchas, pero que muchas lágrimas. “Cuánto hacía que no lloraba desconsoladamente?”, pensé. “Es doloroso, pero… Es un alivio.” Sí, mi corazón se sentía más ligero con cada lágrima, pero también hacía que la costra de la herida se resquebrajase.

*Junhyung POV*

Desde cuándo yo era capaz de sentir arrepentimiento hacia otros? Compasión? Culpabilidad? Era términos que había borrado de mi vocabulario, pero a los que sentía la necesidad de recurrir en esos momentos. Ver a Hyunseung llorando de esa forma me había descolocado completamente. Vale que le había visto esa misma noche, pero… No era lo mismo. Su expresión, era completamente distinta.
Hyunseung lloraba frente a mí, desconsolado, sin parar, sollozando y empapándose el rostro, colorado y sucio. Era por mi culpa? Porque me había enfadado con él? Desde cuándo le importaba lo más mínimo lo que yo le dijese?
- Yah… No vas a parar? – Un gemido desconsolado fue lo único que obtuve de él como respuesta, acompañado de hipidos entre sollozos. Resoplé y le observé en silencio, sintiéndome cada vez más incómodo conmigo mismo.- Por qué me molesta saber que te he hecho daño? – Susurré, sintiendo un nudo en mi garganta. Por suerte no me escuchó, sus llantos no se lo permitieron.
Al final, no pude evitarlo, mi cuerpo se movió solo y me senté a su lado en el suelo, observándole más de cerca mientras él sollozaba una y otra vez. Cuántas lágrimas se había tragado este niño para haber explotado de esta forma? Me daba pena solo de pensarlo… Tan joven y ya tanta tristeza…
- Hyunseung… - Puse mi mano en su cabeza, sintiendo la suavidad de su pelo, despeinado y enredado.- Lo siento, no llores más…
Ni caso. Fruncí el ceño, no me gustaba que no me obedeciesen, pero cuando al retirar la mano de su cabeza, él se hundió en mi pecho, no pude evitarlo, tuve que abrazarle. Tuve que apretarle suavemente contra mí, dejando que descargase todo ese dolor que llevaba dentro, todo aquello que le hacía querer morir.

Habían pasado cincuenta días desde que me encontré por primera vez a Hyunseung en aquel ático, dispuesto a lanzarse al vacío, y cincuenta días que le había tenido que aguantar a mi lado… Y soy brusco, pero cuando me encontraba en un cajero, como en ese momento, y miraba los movimientos de mi cuenta de los últimos días, pensaba cuán fácil sería todo ahora si ese consumista de estómago sin fondo se hubiese estrellado contra el asfalto.
- Aish… - Saqué el dinero mínimo del día de la máquina y retiré mi tarjeta con rabia. Observé, al salir, cómo Hyunseung ya se había acoplado a otro grupo y lanzaba la pelota a canasta desde el parque de enfrente. Aproveché y encendí un cigarro mientras le observaba atentamente.
Le había crecido tanto el pelo que se lo tenía que recoger en una coleta para poder ver algo. Cuando le veía reír y correr tan aparentemente feliz, me preocupaba la idea de cuánto tiempo podría mantenerle así a mi lado… No me quedaba mucho dinero. Tenía el suficiente para vivir cerca de un año por mi cuenta y sin lujos, pero ahora los gastos eran el doble, y Hyunseung era un caprichoso que de una forma u otra siempre acababa logrando lo que quería…
- Sería más barato salir del país… - Suspiré, dándole una larga calada a mi cigarro y dejando salir el humo lentamente. – Pero entonces no podría llevarle conmigo… - “Y me da miedo no saber qué le puede pasar si no estoy vigilándole…”
Poco rato después le vi despedirse de sus nuevos amigos y acercarse a mí a todo correr. El otoño se acercaba, las temperaturas habían bajado mucho, pero él seguía andando por ahí en manga corta… “No pienso pagarle el hospital como pille una pulmonía.”
- En qué piensas? – Se planta a mi lado rápidamente y me quita el cigarro de los labios, tirándolo al suelo y aplastándolo con el pie. Le miró con rencor y él lo ignora completamente.
- En cómo librarme de ti. – Espeto.
- Es nuevo? – Señala mi gorro y sonríe con ternura. Frunzo el ceño y comienzo a caminar con él pegado a mis talones. Ya es costumbre… No le he vuelto a decir que no se vaya o que me siga… Él ya lo hace por su cuenta. – Te queda muy bien! Te hace parecer más joven, Hyung…
- Me está llamando viejo… - Mascullo, tensando la mandíbula mientras camino en dirección al parking donde dejé el coche una hora antes.
- Cuando te conocí pensé que tenías cuarenta años más o menos… Que serías tan solo unos años más joven que mi padre, pero cuando me enteré que no me sorprendí mucho. Deberías cuidar más tu aspecto, Hyung…
- No se callará nunca? – Murmuré, intentando que su rallante voz desapareciese de mi cabeza.
- En qué piensas? – Extrañaba el silencio que tenía antes de conocerle… Ahora cada vez que había más de diez segundos de esa maravilla, él la despedazaba con alguna pregunta, la mayoría de las veces, estúpida.
- En cómo huir a los Estados Unidos sin que te des cuenta… - Rió, y al escucharle, no pude evitar tener que ahogar mi sonrisa.
- Sabes inglés? – Me sorprendió su pregunta.
- No…
- Pues entonces a dónde planeas ir? – Rió y se colocó delante de mí, frenándome el paso. Le miré, sorprendido. – Yo te enseñaré.
- Tú? – Asintió.
- Soy completamente bilingüe. Te ayudaré, Hyung… Y así podrás ir a donde tú quieras sin barreras. – Me sonrió con dulzura y yo tragué saliva.
- Vale…
- En serio!? – Parecía sorprendido por mi respuesta, y eso me molestaba. Fruncí el ceño. – Genial!

Cuando llegamos al hotel de turno, Hyunseung sacó de su mochila un libro y me lo tendió. Aún tenía el plástico y el precio pegado en la portada.
- Qué es esto?- Lo tomé y lo miré con el ceño fruncido.
- Tu libro de ejercicios. – Parpadeé varias veces y le miré con una ceja enarcada.
- Qué?
- Para estudiar. – Le quitó el plástico y me lo devolvió rápidamente. Suspiré. Seguía gastándose mi dinero en cosas así…
- Tienes que estar bromeando… - Lo dejé en el suelo, pero él enseguida lo puso de nuevo en mis manos. Resoplé. Era invencible.
- Estudiaremos dos horas diarias. Con un descanso de diez minutos cuando la primera hora haga pasado. – No podía creer que de verdad se lo estuviese tomando en serio… Solo había accedido para que se callase, pero con Hyunseung nunca se podía dar nada por logrado.
- Oye… Paso… - Dejé el libro de nuevo en el suelo, pero cuando quise darme cuenta, me había colocado la mesa de la televisión frente a mí con un lápiz, un folio en blanco y el libro. Resoplé. Este niño me agotaba.
- Atención! – Da una palmada a pocos centímetros de mi cara y le miro con odio. Él, como siempre, sonríe alegremente y se sienta cerca de mí. – Empezaremos por la pronunciación… Es muy común que se pronuncie la “r” como una “l”, y eso es un error… Intenta pronunciar arrow.
Lo imité, pero no lo logré. La “r” dichosa no salía, y me frustraba. Él sonrió con dulzura y lo intentó de nuevo infinitas veces.
- Aish! Esto no es para mí! – Lancé el lápiz con furia contra la pared y Hyunseung se levantó rápidamente a recogerlo, le sacó punta y lo colocó en mi mano de nuevo. Le miré, sorprendido. Él me miró con una sonrisa comprensiva y asintió suavemente.
- Está bien. Poco a poco. – Verle comportarse así hacia mí… Me hacía sentir incómodo. Pero no era una incomodidad desagradable del todo… - A ver, atento a mis labios.
Automáticamente, al escuchar sus palabras, fijé mi vista en ellos como se me había dicho. Tragué saliva, esta sensación iba en aumento.
- Vale… Mira muy atentamente. – Susurró. Yo no podía apartar la mirada de ellos… Y eso me estaba enfureciendo por dentro.
Sus labios se abrieron un poco, y colocó su lengua en su paladar, emitiendo entonces el sonido de la “l”, en voz baja. Tragué saliva. Entonces, su lengua se movió un poco hacia atrás y la hizo vibrar, emitiendo el de la “r”. Me llevé la mano al estómago porque algo ahí estaba raro… Era como un cosquilleo intenso, pero que me estaba volviendo loco.
- Lo entiendes? – Ni caso. Solo podía ver sus labios. – Hyung!
Aplaudió de nuevo prácticamente sobre mi cara y parpadeé varias veces, elevando la mirada hasta sus ojos, que me miraban, divertidos.
- Hyung, qué te pasaba? Tan bonitos son mis labios? – Rió y yo puse cara de asco.
- Al contrario, son tan feos que me estaban poniendo de los nervios… No sabes lo que es un bálsamo labial!? – Me incorporé con fuerza y me giré hacia el libro, rellenando los huecos con las letras y los fonemas que recién acababa de aprender. Hyunseung reía suavemente a mi lado y me corregía cuidadosamente cuando me equivocaba.
Mientras lo hacía y yo le atendía, una idea se cruzó por mi mente… Le miré de reojo y sentí eso en mi interior de nuevo pero más intenso aún. No pude evitarlo, alargué mi mano hasta su pelo, que le tapaba los ojos por su largura, y se lo coloqué detrás de la oreja con cuidado. Él se quedó helado y me miró, serio. Tragamos saliva y nos miramos unos segundos, ambos serios, analizando qué acababa de pasar y los motivos, pero al final yo aparté la mirada y comencé el ejercicio de la “p” y la “f”.
“Hasta cuándo seremos capaces de seguir así?”, pensé, mientras hacía un dictado. “Cuánto tiempo más se quedará conmigo? Cuánto tiempo aguantaremos?” Le miré de reojo mientras corregía mi dictado cuidadosamente. Observé su sonrisa orgullosa y un amago de sonrisa nació también en mi rostro. “Sin molestias, sin problemas, para siempre, viajando juntos…”
- Hyung! Muy bien hecho! Y en la primera clase! Ves? Sí que estás hecho para esto! – Hyunseung me sonrió con alegría mientras bailoteaba en su posición, orgulloso por su trabajo y por el mío. No pude evitar sonreír al verle reír tan alegremente. “Juntos para siempre, así… Podría estar bien.”

Era domingo, y estábamos de nuevo en el sur. En nuestro cuarto de motel, yo hacía mis deberes del día mientras Hyunseung me recordaba cada dos por tres que tenía que memorizar más vocabulario. Yo no podía concentrarme… Mi cabeza era un caos. Me preocupaba el poco dinero que nos quedaba, me preocupada que nos pillasen, me preocupaba lo que pudiese pasarme y, aunque me fastidiase admitirlo, lo que más me preocupaba era lo que pudiese pasarle a él. Por qué diablos sentía esta necesidad de protegerle?
- Hyung… Recuerda que la tercera persona acaba en –s… - Murmuró, señalando una palabra de mi ejercicio. Resoplé, frustrado, y la borré con rabia. Hyunseung me miró, extrañado.- No pasa nada… Es normal que no te salga aún! Vamos muy rápido, pero es que aprendes como una esponja, Jonghyun!
Escucharle llamarle por mi nombre fue la gota que colmó el vaso, y lancé el libro con rabia contra la pared. Hyunseung me miró, completamente descolocado.
- Paso de esta mierda. Ya me aburre. – Me incorporé, cogí el paquete de tabaco de encima de la mesa y la cazadora para a continuación salir del cuarto sin decir nada.
- Hyung! A dónde vas? Hyung! – Cerré la puerta con fuerza. Sabía que él no me seguiría, así que me quedé unos instantes apoyado en la puerta, con los ojos cerrados, intentando decidir qué hacer en ese momento. Al final, caminé lentamente por el pasillo hasta salir a la escalera de incendios, donde me senté, disfrutando el frío del otoño y de mi cigarro.
- Odio esto. – Mascullé, despeinándome con rabia. – Por qué soy así? Por qué esto es así? – Tenía ganas de gritar, pero no podía. – Por qué él es así? – Susurré, mirando el cigarro y apagándolo. Era el efecto que tenía Hyunseung sobre mí… Sabía que si me viese fumando lo haría él mismo, pero si no estaba… Si no estaba a mi lado, tenía que hacerlo yo para que su ausencia no me molestase tanto. Tomé entonces mi paquete de tabaco y observé los siete pisos de altura que había bajo mis pies.
- Tengo que ser realista… - Susurré, sintiendo ese ya familiar nudo en la garganta de nuevo. Estiré el brazo, sosteniendo el paquete blanco y rojo entre el índice y el pulgar, balanceándolo sobre el vacío. Tal y como me sentía yo. – Cómo podría quedarse a mi lado? No es más que un estudiante… - Reduje la presión entre mis dedos, haciendo que el paquete resbalase unos milímetros pero no terminase de caer. – Y yo no vivo una vida apropiada para alguien como él… - Otros milímetros menos entre el suelo y mi metáfora hecha tabaco. – Supongo que… - Abrí la mano completamente y lo observé caer al suelo embarrado, cuando varios gatos se lanzaron sobre él como locos, probablemente buscando algo de comida. Pocos segundos después perdieron el interés en el objeto y, tras destrozarlo a zarpazos, se alejaron en busca de algo que llevarse a la boca. Observé los restos desde arriba, apenas reconocibles, y apoyándome en la barandilla, enterré el rostro entre mis brazos cruzados.
- Supongo que soñar no le está permitido a alguien como yo. No tengo derecho a hacerme ilusiones ni escapar ni un segundo de la realidad… Lo siento, Hyunseung. – Murmuré. Llevé mis manos al bolsillo de los vaqueros, y sí, ahí estaba lo que buscaba: Las llaves del coche.

-Fin-


5 comentarios:

  1. Síguelo por favor, escribes increíble 8c <3

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    1. Planeo actualizar lo antes posible, Yailyn, el problema es que ahora mismo no tengo internet y me es complicado subir una entrada... Lo haré lo antes posible. Gracias por leer y comentar! ^^

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    2. Comprendo, espero y puedas solucionar tu problema u_u en verdad quede bastante 'metida' con la historia sin contar que son poquísimos los fics de esta pareja y tu escribes y te expresas increíble <3 *-*

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    3. Ya está solucionado ^^ Y sí, hay muy pocos JunSeungs... No sé por qué! Son amor!
      Muchísimas gracias por el halago *-* <3

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    4. ¿En serio? En verdad quiero seguir leyendo la historia u_u y tienes razón, ellos como pareja son tan lindos y asdadsgfasdjhsd muchas cositas guays(?) No agradezcas, es solo la verdad. *o* <3

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