*Junhyung POV*
Abrí los
ojos por el asfixiante calor que sentía… Tenía la espalda y el cuello empapado
en sudor, y odiaba sudar a muerte. Era asqueroso.
- La madre
que lo… - Mascullé, al darme cuenta de la razón de mi asfixia. Tenía a ese crío
estúpido pegado como una lapa. – Te quitas o te quito!?
No obtuve
respuesta más allá de un sollozo y temblores. Me quedé estático unos segundos
antes de girarme despacio hacia él en un suspiro de resignación. Entonces, le
observé; estaba encogido sobre sí mismo, en posición fetal, con las manos se
tapaba el rostro, y temblaba como si se estuviese congelando… Cosa imposible.
- Estás bien…?
– Intenté apartarle las manos del rostro con cuidado, pero no se dejó. – Yah!
Si no me lo dices no te puedo ayudar!
En ese mismo
instante, un trueno rebotó en nuestros tímpanos, acompañado de un alarido de terror
del chaval. Enarqué una ceja y le miré, incrédulo: El crío chulito y orgulloso
le tenía miedo a las tormentas?
Miré
entonces por la ventana; al otro lado de ésta la lluvia chocaba con agresividad
contra el asfalto, los rayos iluminaban de una forma hermosa y siniestra la
ciudad por apenas una milésima de segundo, los truenos despertaban a los
ciudadanos, avisándoles de que el espectáculo era digno de verse. La humedad
era espesa y no hacía más cómodo el asfixiante calor del verano. Me incorporé
entonces a cerrarla para que no se mojase el suelo, y cerré las cortinas,
evitando que los rayos le hiciesen cerrar con más fuerza aún los ojos.
- Se te
meterán para dentro si los aprietas con tanta fuerza… - Comenté, apoyándome en
la pared y observándole. No se había movido ni un ápice además de los temblores
violentos que hacía su cuerpo de forma involuntaria. Por algún motivo… No era
capaz de disfrutar ese espectáculo que normalmente me habría hecho reír hasta
la muerte.
- Apágalo… -
Sollozó, abriendo por un nanosegundo los ojos y mirándome fijamente. – Haz que
pare…
Otro trueno
se encargó de hacerle callar.
- Qué
diablos estás diciendo… - Resoplé, negando con la cabeza y alcanzando mi
cámara, que descansaba sobre la cómoda de la habitación. – Quién te crees que
soy para poder apagar la tormenta?
Por algún
motivo, su comentario no me hizo enfadar o frustrarme como hubiese hecho
normalmente, sino que me pareció… Inocente. Me hizo realmente querer poder
apagar la tormenta para que parase de llorar. Algo estaba cambiando en mí.
Cuando quise
darme cuenta, me encontré arrodillado a su lado, observándole a través del
objetivo de mi cámara, esperando al momento oportuno para disparar. Éste llegó
cuando un rayo iluminó la habitación y separó las manos de su rostro por un
instante para mirarme, sorprendido. El flash y el rayo le hicieron volver a
taparse de inmediato.
- Yah! Qué
demonios estás haciendo, capullo!? – Me empujó con fuerza lejos de él, haciendo
que la cámara cayese de mis manos y resbalase por el suelo de madera hasta
debajo de la cama. Se incorporó y me miró, con los ojos hinchados de llorar y
una expresión entre avergonzada y furiosa. – Cómo puedes hacerme una foto así?
Eres lo peor!
Parpadeé,
sorprendido por sus gritos, y no hice absolutamente nada por detenerle cuando,
tras tomar su sudadera, salió de la habitación pegando un portazo que
probablemente despertó a todos los huéspedes que no había despertado ya la
tormenta.
*Hyunseung POV*
Mientras
hacía de tripas corazón para no volver corriendo al cuarto, a esconderme debajo
de la cama, caminaba a pasos acelerados, como si pudiese escapar de aquella
horrible tormenta. Las odiaba a muerte, probablemente era lo único de este
mundo que me producía pavor, que me hacía sentir inseguro y desprotegido. Prefería
encaramarme a un millón de rascacielos, dispuesto a lanzarme al vacío, antes
que estar solo en una tormenta.
- Estúpido
psicópata… - Mascullé, pegado a una columna del hall de recepción (si es que se
le podía llamar así a ese portal cutre de edificio antiguo con moqueta sucia).
En realidad,
ni siquiera sabía por qué estaba tan enfadado… Quizás porque en lo más profundo
de mí deseaba una reacción distinta por su parte? Mi orgullo era demasiado
grande como para dejarme fotografiar con patéticas lágrimas en los ojos.
Quizás, solo
quizás, en el fondo esperaba que se quedase tumbado a mi lado, protegiéndome de
mi inofensivo mayor enemigo.
- Está bien…
- Susurré, acercándome a la puerta del edificio y saliendo lentamente. –
Superaré mis miedos.
En cuanto
crucé la puerta, una ráfaga de agua me caló por completo, empapándome hasta los
intestinos en apenas un segundo. La lluvia no era ninguna broma, y el viento no
ayudaba, aunque por lo menos parecía que los rayos y los truenos habían frenado
un poco… Los primeros ya no se veían, y los segundos se escuchaban muy lejanos.
Sonreí con tristeza y caminé bajo esa horrible lluvia sin rumbo.
- Muchacho! –
Mientras pateaba una piedra que me había acompañado ya desde hacía quince
minutos de mi caminata, un señor se asomó por la puerta de su veinticuatro
horas. – Qué haces!? Te vas a helar! – Enarqué una ceja. Estábamos por lo menos
a veinticinco grados. – Entra a secarte! Te serviré un té.
Los consejos
de mi madre de “no te vayas con extraños que te ofrezcan golosinas” rebotaban
en mi cabeza, pero el simple recuerdo de mi familia me enfureció, así que negué
enérgicamente y me acerqué al rechoncho hombre, que en cuanto entré me tendió
una toalla y me cedió un taburete.
- Es tarde…
Eres mayor de edad para estar por ahí a estas horas? No tienes mañana colegio? –
Tragué saliva y bajé la mirada, secándome el pelo con la toalla.
- Soy mayor
de edad, he venido con mi tío por motivos de trabajo, pero no lograba dormir y
salí a dar un paseo. – Soltó una carcajada.
- No ha sido
una buena idea… El tiempo de la costa no es algo para tomarse a la ligera.
- No me fijé
en el tiempo antes de salir.
- Ya veo…
Bueno, quédate al menos hasta que llueva con menos intensidad. O llévate un
paraguas.
- No creo
que fuese a servir de mucho con este tiempo, así que, si no es molestia, me
quedaré unos minutos.
- No lo es!
Me aburro como una ostra… Y no me vienen a hacer el cambio de turno hasta
dentro de tres horas, así que encantado de tener compañía. – Sonreí cordialmente,
como me habían enseñado a hacer desde niño. De nuevo, el pensamiento me
revolvió el estómago.
Desde cuándo
mentir se había convertido en algo cotidiano? En una costumbre? Siempre había
odiado la mentira con todas mis fuerzas, pero ahora era lo único que salía por
mi boca día tras día, con una naturalidad asquerosa. Ahora la mentira se había
convertido en mi caparazón, en mi muro, en una forma de aislarme a mí mismo y
protegerme de las miradas de odio y lástima del exterior. El mundo es cruel, y
eso nos hace crueles a nosotros.
Sin embargo,
había alguien a quien no era capaz de mentirle… La imagen de Junhyung se cruzó
por mi mente en un nanosegundo, como uno de esos rayos que tanto odiaba, y me
hizo tensar la mandíbula y observar la calle empapada. Por qué a él no era
capaz de mentirle? Por miedo? Por respeto? O quizás porque no tenía la
necesidad de hacerlo… Junhyung no sabía nada de mí, ni mi nombre, y eso hacía
que pudiese construir mi personalidad a mi gusto, mi verdadera personalidad,
porque él no iba a juzgarme basándose en mi pasado… Cuando quise darme cuenta,
estaba sonriendo con suavidad.
- Te haré
borrar esas malditas fotos… - Mascullé, antes de frustrarme al recordar que a
ese idiota le gustaban las cámaras a carrete por ese mismo motivo. “Porque no
se puede borrar lo que se ha capturado… No se puede borrar el pasado.”
No tardé
mucho en irme, pese a la insistencia de ese amable hombre porque me quedase a
comer ramen con él. Si comía algo en ese momento, seguramente vomitaría.
Además, tenía que reservar mi apetito para arruinar a Junhyung. Era una
cuestión de principios de moralidad cuestionable.
No estaba
mucho más seco que antes, mi ropa se pegaba a mi piel de una forma
desagradable, y la lluvia, pese a haber disminuido su fuerza, no parecía tener
intención de parar. Al menos ya no hacía daño al chocar contra la piel, como
antes.
Caminaba de
nuevo sin rumbo, escuchando el mar enfurecido a mi derecha, con las olas como único
pensamiento en mi cabeza. No quería pensar, no quería hacer absolutamente nada
que no fuese vagar cual alma en pena.
Entonces,
pegado en la puerta del edificio que frenó mi camino, me encontré con la foto
de una persona demasiado familiar. Levanté la mirada hasta el inmenso cartel
que rezaba “Comisaría de Policía” y sonreí con ironía. En la puerta había un
póster con una gran fotografía en blanco y negro y de calidad escasa, pero aun
así se podía reconocer perfectamente a
la persona: Era Junhyung.
“EL CUERPO NACIONAL DE POLICÍA INFORMA: Se
busca a este hombre. Su nombre es Yong Junhyung, cuando se le vio por última
vez llevaba un traje formal negro. Complexión mediana, bien parecido, 178 cm,
unos 65 kg aproximadamente. Puede haber cambiado su apariencia recientemente,
se les ruega precaución. Se le acusa de: Asesinato, resistencia a la autoridad,
expropiación ilegal de material policial y ajeno a su propiedad. Si le ven, les
rogamos que avisen al número de emergencias cuanto antes o a su comisaría más
cercana.”
No pude
evitar echarme a reír al acabar de leerlo, y miré fijamente la fotografía de mi
raptor, que sonreía con chulería a la cámara de la tienda de donde
probablemente habían sacado la imagen. “Sabías que te grababan y aún encima
posas, modelo-bien-parecido Yong?” Repasé el perfil de su rostro en la foto con
las yemas de los dedos y resoplé.
- Me
pregunto cuánto me darían si te entregase… Me llegaría para comprarme una casa
en la playa? En Europa? – Reí con solo imaginarlo. En cuanto saliese de la
cárcel, me mataría a mí.
Antes de
irme, me aseguré de que no había cámaras a mi alrededor y arranqué el cartel,
haciéndolo una pelota y pateándolo por el empapado suelo a mi paso hasta que se
deshizo completamente en un charco. – Qué final más poco glamuroso para un
cartel tan bonito…- Ironicé, pisoteándolo hasta que fue una masa de color gris sin
recomposición posible. Sí, la policía volvería a imprimir otro en cuanto notasen
su ausencia, pero yo me sentía satisfecho y seguro por el momento con mi obra.
- Pronto
amanecerá… - Susurré, sentándome en la incómoda arena mojada de la playa,
observando al mar acercarse a mí a medida que las horas pasaban, como si
quisiese abrazarme con desesperación pero fuese incapaz de alcanzarme. –
Debería volver? Quizás esté preocupado…
Caminé hasta
el hotel con esa pequeña esperanza en la cabeza, pero se estrelló contra el
suelo en cuanto abrí la puerta de la habitación y me lo encontré durmiendo con
la boca abierta y roncando a unos decibelios indecentes. Fruncí el ceño, molesto al ver que mi ausencia
le había importado más bien poco, y cerré la puerta de un portazo al mismo
tiempo que le grité con toda la fuerza que me permitieron mis agotados
pulmones.
- BUENOS
DÍAS, MÍSTER YONG! – El brinco que pegó me impidió seguir enfadado y me
desplomé en el suelo por la risa. A Junhyung se le hinchó la vena de la frente
y cogió el puñal que había sobre la mesita de noche, acercándose a mí, pero yo
por algún motivo no le encontraba amenazante, simplemente eso me hizo reírme
más aún, retorciéndome en el suelo como un gusano mientras lloraba de una forma
incesante y me sujetaba el abdomen, que me dolía a causa de las contracciones.
- Escúchame,
mocoso… - Masculló, haciendo que de una patada muy poco delicada me estirase y
le mirase, intentando contenerme la risa. Creía que moriría del esfuerzo que me
estaba produciendo. – Como no te calles ahora mismo te juro que pinto este
cuarto de rojo con tu sangre, me entiendes?
Parpadeé
varias veces antes de volver a reírme. Por qué no era capaz de sentir miedo
hacia él? Por qué en sus ojos en vez de sed se sangre veía simplemente
irritación? No lo sabía, solo sabía que pasase lo que pasase, Yong Junhyung no
me haría daño.
Ante mis
carcajadas, Junhyung me miró con desprecio y lanzó el cuchillo al suelo con
rabia, volviendo a la cama y suspirando profundamente. Finalmente, unos minutos
después, logré controlarme y parar de reír.
- Hyung… -
Me incorporé del suelo, aun sintiendo el dolor de mis carcajadas y de su
generosa patada. – Lo siento.
- Mentira.
- Ya. –
Sonreí ampliamente y él me miró de reojo, exasperado. Lo más probable es que él
acabase suicidándose antes que yo por mi culpa a este paso.
- Dónde has
estado? – Preguntó por fin, manteniendo la mirada baja. Sonreí.
- Por?
Estabas preocupado? – Soltó una carcajada impertinente y acto después me miró,
completamente serio y con una ceja enarcada.
- Necesitas
que te responda?
- Supongo
que no…
- Exacto. –
Se incorporó y cogió un cigarro, colocándoselo en los labios y dándole una
larga calada mientras miraba por la ventana. El mono por el tabaco no estaba
siendo tan difícil de soportar como me esperaba, aunque la verdad es que no me
consideraba un adicto… Las tentativas de suicidio me tenían bastante más
enganchado que esa mierda, lo que pasaba era que comprarlo con el dinero de
papá y que papá lo supiese, que se enfadase conmigo por eso, aumentaba la
herida de mi interior, eso dolía, y eso era sentir algo.
- Sabes que
he visto? – Me incorporé y me acerqué hacia él, robándole el cigarro de los
labios y tirándolo por la ventana. Me miró con odio y le sonreí con dulzura.
- Qué? –
Masculló, cerrando la ventana con violencia. Lo ignoré.
- Una foto
tuya en plena calle.- Me miró, sin entender. – En la puerta de la comisaría de
policía. Salías muy bien en esa imagen tamaño A4. – Reí y él tragó saliva,
nervioso.
- En serio? –
Asentí y me senté a su lado en la cama de nuevo. Parecía nervioso. – Si ha llegado
hasta aquí es que no hay ciudad en el país donde no esté mi cara en la pared…
- Eso es lo
de menos. – Me miró, de nuevo con confusión en la mirada. Le miré también y
sonreí. – Lo más importante aquí es tu descripción que aparecía en el cartel… -
Enarcó una ceja y yo le definí la línea de la mandíbula con el dedo índice,
haciendo que apartase mi mano de su rostro de un zarpazo.
- Qué decía?
Volví a
posar mi mano en su rostro, pero esta vez definiéndole las cejas, pobladas y
masculinas, y la nariz, que parecía hecha a medida para su rostro. – Que eras
bien parecido… Supongo que sí que lo eres. – Me eché a reír al ver su cara de
frustración y me quejé entre carcajadas cuando me pegó ese puñetazo en el brazo.
- Esto es
algo serio, idiota. – Mi risa fue en disminución hasta que paró y le observé el
rostro, no porque fuese guapo, sino porque por primera vez vi reflejado en él
la seriedad de la situación: En su piel se veía marcado el estrés, la
preocupación, la reflexión y, sobre todo, la inocencia. Yo creía ciegamente que
Junhyung era inocente.
- Yah… - No
me hizo caso, pero sabía que me estaba escuchando. – Yong Junhyung… - Al
escuchar su nombre completo, me miró. Le sonreí y apoyé la cabeza en su hombro,
la cual fue apartada al momento. Sonreí de nuevo, ya me había acostumbrado a su
rechazo, pero a mí me encantaba hacerle rabiar con mi skinship.
- Qué?
- No me
acordaba de tu apellido… Significa dragón, no? – Resopló, retirando su mirada
de mí, probablemente pensando que volvía a estar tomándole el pelo. Sonreí. –
Te pega… Aunque ahora que me sé tu nombre completo, creo que es injusto que no
te sepas el mío.
Me miró,
serio. Podía ser que le interesase aunque fuese un poco saberlo?
- Me llamo
Jang Hyunseung. – Nada cambió en su expresión.- Y ahora que lo sabes… Al igual
que yo lo haré, llámame. – Pude apreciar un ápice de sorpresa en su mirada.
Aproveché y me acerqué unos centímetros a él, y por primera vez, no mostró
rechazo. Se quedó inmóvil, mirándome a los ojos. – Cuando me necesites…
Llámame. Grita mi nombre. No lo olvides nunca, y si te sientes atrapado, o
solo, llámame.
Tragó saliva
y apartó la mirada de mí. Yo también tragué saliva y bajé la mirada, sin borrar
mi sonrisa. Sentía algún tipo de empatía hacia este hombre, yo también era
víctima de injusticias, y yo quería morir por ello, pero no quería que él lo
hiciese…
- Hyunseung…
- Sonreí ampliamente al escucharle susurrar mi nombre, pero no respondí, porque
supe que eso no era lo que él quería. Probablemente solo quería saber cómo
sonaba dicho por él… Teníamos más en común de lo que parecía. Él era como esa
parte de mí que se había extinto en este último año. Era la parte de mí que
representaba el esfuerzo, el reto, la ambición, la lucha… No entendía por qué,
pero mientras pensaba en eso, una sensación que ya creía que había desaparecido
de mí, volvió. De verdad tenía ganas de llorar por pena? Por empatía? “Imposible.”
- Oh! –
Llevábamos unos minutos en silencio absoluto, pero yo había estado
psicoanalizándome y había decidido que era suficiente por un día. Solamente
quería compartir con él mi conclusión, aunque fuese a pasar de mí
olímpicamente. – Hyung! – Ni me miró. – Sabes qué? – Continuó ignorándome. –
Hyung! Hazme caso! Que esto es importante! – Un suspiro fue mi única respuesta.
– Bueno, pues te lo pienso decir igual! – Tragué saliva y él cerró los ojos
lentamente, haciéndose el dormido. Arrugué la nariz. – Planeo estar contigo
hasta la muerte.
En ese
momento, abrió los ojos y su cuerpo se tensó. Sonreí y me incorporé del colchón
para sentarme delante de él, en el suelo, colándome en su campo visual a la
fuerza. Enarcó una ceja, mirándome desde la cama, pero mi sonrisa no se
debilitó en absoluto. Me sentía nervioso por lo que iba a decir, pero no era de
los que se guardaban las cosas para sí mismo.
- Planeo
seguirte a donde quiera que vayas hasta la muerte… Mi muerte, quiero decir. –
Enarcó aún más la ceja y yo aumenté proporcionalmente mi sonrisa. – Porque,
Hyung, no pienso morir hasta que seas declarado inocente y todas tus
fotografías desaparezcan de las comisarías de policía. Hasta que la última de
ellas no esté hecha pedazos en una trituradora de papel, no moriré y estaré a
tu lado.
El silencio
se hizo en la habitación mientras él no apartaba su mirada de la mía. Pero…
Parecía enfadado. Y eso me confundía.
- Eres un
gilipollas. – Mi sonrisa desapareció y él resopló, mirándome con asco. – No eres
más que un chaval estúpido.
- No me insultes…
Estaba siendo sincero contigo. – Susurré. Era la primera vez que dejaba que uno
de sus comentarios me doliese, y ni sabía por qué. Él resopló de nuevo y
acentuó su expresión.
- Un niñato
que piensa que la muerte es una tontería con la que se puede bromear como si
nada no se merece mi respeto. – Escupía cada palabra directa a mi rostro, cuya
expresión se había transformado en una de incomprensión y tristeza. No me
esperaba que aún pudiese sentir esas cosas… Daba mis sentimientos por muertos,
pero aún sentía el dolor.
- No… No me
conoces…
- No quiero
conocerte si esa es tu filosofía de vida. – Por qué era yo el único que estaba
siendo herido en esa conversación?
- Tú no
tienes ni idea de lo que ha pasado en mi vida, Hyung… No tienes ni idea de lo
que supone para mí despertarme día tras día y que mi mayor decepción sea esa
misma, el haber tenido que despertarme de nuevo. No tienes ni idea de lo que es
para mí querer llorar a todas horas y no poder porque me enseñaron a golpes desde
que tengo memoria que los hombres no lloran. Tú no sabes nada sobre mí! – Las
ganas de llorar me sobrepasaban, pero no podía… No de día y a sabiendo que él
me estaba mirando fijamente. – No tienes ni idea…
- Yo…
- No!
Cállate! – En ese instante, todo mi cuerpo se congeló. Qué era esa sensación en
mi rostro? Era húmedo, caliente, y salado… Parpadeé varias veces y esa
sensación aumentó. Me llevé entonces la mano al rostro y palpé con cuidado,
notando el líquido también en mis dedos.
“Estoy
llorando?” Ni yo mismo podía creérmelo. Hacía tantos años que no lloraba a la
luz del día que se me hacía increíble. Miré a Junhyung, que me miraba con
expresión preocupada pero que él intentaba camuflar como una seria, y entonces,
un torbellino de emociones se creó en mi interior, trayendo con él sentimientos
contradictorios y muchas, pero que muchas lágrimas. “Cuánto hacía que no
lloraba desconsoladamente?”, pensé. “Es doloroso, pero… Es un alivio.” Sí, mi
corazón se sentía más ligero con cada lágrima, pero también hacía que la costra
de la herida se resquebrajase.
*Junhyung POV*
Desde cuándo
yo era capaz de sentir arrepentimiento hacia otros? Compasión? Culpabilidad?
Era términos que había borrado de mi vocabulario, pero a los que sentía la
necesidad de recurrir en esos momentos. Ver a Hyunseung llorando de esa forma
me había descolocado completamente. Vale que le había visto esa misma noche,
pero… No era lo mismo. Su expresión, era completamente distinta.
Hyunseung
lloraba frente a mí, desconsolado, sin parar, sollozando y empapándose el
rostro, colorado y sucio. Era por mi culpa? Porque me había enfadado con él?
Desde cuándo le importaba lo más mínimo lo que yo le dijese?
- Yah… No
vas a parar? – Un gemido desconsolado fue lo único que obtuve de él como
respuesta, acompañado de hipidos entre sollozos. Resoplé y le observé en
silencio, sintiéndome cada vez más incómodo conmigo mismo.- Por qué me molesta
saber que te he hecho daño? – Susurré, sintiendo un nudo en mi garganta. Por
suerte no me escuchó, sus llantos no se lo permitieron.
Al final, no
pude evitarlo, mi cuerpo se movió solo y me senté a su lado en el suelo,
observándole más de cerca mientras él sollozaba una y otra vez. Cuántas
lágrimas se había tragado este niño para haber explotado de esta forma? Me daba
pena solo de pensarlo… Tan joven y ya tanta tristeza…
- Hyunseung…
- Puse mi mano en su cabeza, sintiendo la suavidad de su pelo, despeinado y enredado.-
Lo siento, no llores más…
Ni caso.
Fruncí el ceño, no me gustaba que no me obedeciesen, pero cuando al retirar la
mano de su cabeza, él se hundió en mi pecho, no pude evitarlo, tuve que
abrazarle. Tuve que apretarle suavemente contra mí, dejando que descargase todo
ese dolor que llevaba dentro, todo aquello que le hacía querer morir.
Habían
pasado cincuenta días desde que me encontré por primera vez a Hyunseung en
aquel ático, dispuesto a lanzarse al vacío, y cincuenta días que le había
tenido que aguantar a mi lado… Y soy brusco, pero cuando me encontraba en un
cajero, como en ese momento, y miraba los movimientos de mi cuenta de los
últimos días, pensaba cuán fácil sería todo ahora si ese consumista de estómago
sin fondo se hubiese estrellado contra el asfalto.
- Aish… -
Saqué el dinero mínimo del día de la máquina y retiré mi tarjeta con rabia.
Observé, al salir, cómo Hyunseung ya se había acoplado a otro grupo y lanzaba
la pelota a canasta desde el parque de enfrente. Aproveché y encendí un cigarro
mientras le observaba atentamente.
Le había
crecido tanto el pelo que se lo tenía que recoger en una coleta para poder ver
algo. Cuando le veía reír y correr tan aparentemente feliz, me preocupaba la
idea de cuánto tiempo podría mantenerle así a mi lado… No me quedaba mucho
dinero. Tenía el suficiente para vivir cerca de un año por mi cuenta y sin
lujos, pero ahora los gastos eran el doble, y Hyunseung era un caprichoso que
de una forma u otra siempre acababa logrando lo que quería…
- Sería más
barato salir del país… - Suspiré, dándole una larga calada a mi cigarro y
dejando salir el humo lentamente. – Pero entonces no podría llevarle conmigo… -
“Y me da miedo no saber qué le puede pasar si no estoy vigilándole…”
Poco rato
después le vi despedirse de sus nuevos amigos y acercarse a mí a todo correr.
El otoño se acercaba, las temperaturas habían bajado mucho, pero él seguía
andando por ahí en manga corta… “No pienso pagarle el hospital como pille una
pulmonía.”
- En qué
piensas? – Se planta a mi lado rápidamente y me quita el cigarro de los labios,
tirándolo al suelo y aplastándolo con el pie. Le miró con rencor y él lo ignora
completamente.
- En cómo
librarme de ti. – Espeto.
- Es nuevo? –
Señala mi gorro y sonríe con ternura. Frunzo el ceño y comienzo a caminar con
él pegado a mis talones. Ya es costumbre… No le he vuelto a decir que no se vaya
o que me siga… Él ya lo hace por su cuenta. – Te queda muy bien! Te hace
parecer más joven, Hyung…
- Me está
llamando viejo… - Mascullo, tensando la mandíbula mientras camino en dirección
al parking donde dejé el coche una hora antes.
- Cuando te
conocí pensé que tenías cuarenta años más o menos… Que serías tan solo unos
años más joven que mi padre, pero cuando me enteré que no me sorprendí mucho.
Deberías cuidar más tu aspecto, Hyung…
- No se
callará nunca? – Murmuré, intentando que su rallante voz desapareciese de mi
cabeza.
- En qué
piensas? – Extrañaba el silencio que tenía antes de conocerle… Ahora cada vez
que había más de diez segundos de esa maravilla, él la despedazaba con alguna
pregunta, la mayoría de las veces, estúpida.
- En cómo
huir a los Estados Unidos sin que te des cuenta… - Rió, y al escucharle, no
pude evitar tener que ahogar mi sonrisa.
- Sabes
inglés? – Me sorprendió su pregunta.
- No…
- Pues entonces
a dónde planeas ir? – Rió y se colocó delante de mí, frenándome el paso. Le
miré, sorprendido. – Yo te enseñaré.
- Tú? –
Asintió.
- Soy
completamente bilingüe. Te ayudaré, Hyung… Y así podrás ir a donde tú quieras
sin barreras. – Me sonrió con dulzura y yo tragué saliva.
- Vale…
- En serio!?
– Parecía sorprendido por mi respuesta, y eso me molestaba. Fruncí el ceño. –
Genial!
Cuando
llegamos al hotel de turno, Hyunseung sacó de su mochila un libro y me lo
tendió. Aún tenía el plástico y el precio pegado en la portada.
- Qué es
esto?- Lo tomé y lo miré con el ceño fruncido.
- Tu libro
de ejercicios. – Parpadeé varias veces y le miré con una ceja enarcada.
- Qué?
- Para
estudiar. – Le quitó el plástico y me lo devolvió rápidamente. Suspiré. Seguía
gastándose mi dinero en cosas así…
- Tienes que
estar bromeando… - Lo dejé en el suelo, pero él enseguida lo puso de nuevo en
mis manos. Resoplé. Era invencible.
-
Estudiaremos dos horas diarias. Con un descanso de diez minutos cuando la
primera hora haga pasado. – No podía creer que de verdad se lo estuviese
tomando en serio… Solo había accedido para que se callase, pero con Hyunseung
nunca se podía dar nada por logrado.
- Oye… Paso…
- Dejé el libro de nuevo en el suelo, pero cuando quise darme cuenta, me había
colocado la mesa de la televisión frente a mí con un lápiz, un folio en blanco
y el libro. Resoplé. Este niño me agotaba.
- Atención! –
Da una palmada a pocos centímetros de mi cara y le miro con odio. Él, como
siempre, sonríe alegremente y se sienta cerca de mí. – Empezaremos por la
pronunciación… Es muy común que se pronuncie la “r” como una “l”, y eso es un
error… Intenta pronunciar arrow.
Lo imité,
pero no lo logré. La “r” dichosa no salía, y me frustraba. Él sonrió con
dulzura y lo intentó de nuevo infinitas veces.
- Aish! Esto
no es para mí! – Lancé el lápiz con furia contra la pared y Hyunseung se
levantó rápidamente a recogerlo, le sacó punta y lo colocó en mi mano de nuevo.
Le miré, sorprendido. Él me miró con una sonrisa comprensiva y asintió
suavemente.
- Está bien.
Poco a poco. – Verle comportarse así hacia mí… Me hacía sentir incómodo. Pero
no era una incomodidad desagradable del todo… - A ver, atento a mis labios.
Automáticamente,
al escuchar sus palabras, fijé mi vista en ellos como se me había dicho. Tragué
saliva, esta sensación iba en aumento.
- Vale… Mira
muy atentamente. – Susurró. Yo no podía apartar la mirada de ellos… Y eso me
estaba enfureciendo por dentro.
Sus labios
se abrieron un poco, y colocó su lengua en su paladar, emitiendo entonces el
sonido de la “l”, en voz baja. Tragué saliva. Entonces, su lengua se movió un
poco hacia atrás y la hizo vibrar, emitiendo el de la “r”. Me llevé la mano al
estómago porque algo ahí estaba raro… Era como un cosquilleo intenso, pero que
me estaba volviendo loco.
- Lo
entiendes? – Ni caso. Solo podía ver sus labios. – Hyung!
Aplaudió de
nuevo prácticamente sobre mi cara y parpadeé varias veces, elevando la mirada
hasta sus ojos, que me miraban, divertidos.
- Hyung, qué
te pasaba? Tan bonitos son mis labios? – Rió y yo puse cara de asco.
- Al
contrario, son tan feos que me estaban poniendo de los nervios… No sabes lo que
es un bálsamo labial!? – Me incorporé con fuerza y me giré hacia el libro,
rellenando los huecos con las letras y los fonemas que recién acababa de
aprender. Hyunseung reía suavemente a mi lado y me corregía cuidadosamente
cuando me equivocaba.
Mientras lo
hacía y yo le atendía, una idea se cruzó por mi mente… Le miré de reojo y sentí
eso en mi interior de nuevo pero más intenso aún. No pude evitarlo, alargué mi
mano hasta su pelo, que le tapaba los ojos por su largura, y se lo coloqué
detrás de la oreja con cuidado. Él se quedó helado y me miró, serio. Tragamos
saliva y nos miramos unos segundos, ambos serios, analizando qué acababa de
pasar y los motivos, pero al final yo aparté la mirada y comencé el ejercicio de
la “p” y la “f”.
“Hasta
cuándo seremos capaces de seguir así?”, pensé, mientras hacía un dictado. “Cuánto
tiempo más se quedará conmigo? Cuánto tiempo aguantaremos?” Le miré de reojo
mientras corregía mi dictado cuidadosamente. Observé su sonrisa orgullosa y un
amago de sonrisa nació también en mi rostro. “Sin molestias, sin problemas,
para siempre, viajando juntos…”
- Hyung! Muy
bien hecho! Y en la primera clase! Ves? Sí que estás hecho para esto! –
Hyunseung me sonrió con alegría mientras bailoteaba en su posición, orgulloso
por su trabajo y por el mío. No pude evitar sonreír al verle reír tan
alegremente. “Juntos para siempre, así… Podría estar bien.”
Era domingo,
y estábamos de nuevo en el sur. En nuestro cuarto de motel, yo hacía mis
deberes del día mientras Hyunseung me recordaba cada dos por tres que tenía que
memorizar más vocabulario. Yo no podía concentrarme… Mi cabeza era un caos. Me
preocupaba el poco dinero que nos quedaba, me preocupada que nos pillasen, me
preocupaba lo que pudiese pasarme y, aunque me fastidiase admitirlo, lo que más
me preocupaba era lo que pudiese pasarle a él. Por qué diablos sentía esta
necesidad de protegerle?
- Hyung…
Recuerda que la tercera persona acaba en –s… - Murmuró, señalando una palabra
de mi ejercicio. Resoplé, frustrado, y la borré con rabia. Hyunseung me miró,
extrañado.- No pasa nada… Es normal que no te salga aún! Vamos muy rápido, pero
es que aprendes como una esponja, Jonghyun!
Escucharle
llamarle por mi nombre fue la gota que colmó el vaso, y lancé el libro con
rabia contra la pared. Hyunseung me miró, completamente descolocado.
- Paso de
esta mierda. Ya me aburre. – Me incorporé, cogí el paquete de tabaco de encima
de la mesa y la cazadora para a continuación salir del cuarto sin decir nada.
- Hyung! A
dónde vas? Hyung! – Cerré la puerta con fuerza. Sabía que él no me seguiría,
así que me quedé unos instantes apoyado en la puerta, con los ojos cerrados,
intentando decidir qué hacer en ese momento. Al final, caminé lentamente por el
pasillo hasta salir a la escalera de incendios, donde me senté, disfrutando el
frío del otoño y de mi cigarro.
- Odio esto.
– Mascullé, despeinándome con rabia. – Por qué soy así? Por qué esto es así? –
Tenía ganas de gritar, pero no podía. – Por qué él es así? – Susurré, mirando
el cigarro y apagándolo. Era el efecto que tenía Hyunseung sobre mí… Sabía que
si me viese fumando lo haría él mismo, pero si no estaba… Si no estaba a mi
lado, tenía que hacerlo yo para que su ausencia no me molestase tanto. Tomé
entonces mi paquete de tabaco y observé los siete pisos de altura que había
bajo mis pies.
- Tengo que
ser realista… - Susurré, sintiendo ese ya familiar nudo en la garganta de
nuevo. Estiré el brazo, sosteniendo el paquete blanco y rojo entre el índice y
el pulgar, balanceándolo sobre el vacío. Tal y como me sentía yo. – Cómo podría
quedarse a mi lado? No es más que un estudiante… - Reduje la presión entre mis
dedos, haciendo que el paquete resbalase unos milímetros pero no terminase de
caer. – Y yo no vivo una vida apropiada para alguien como él… - Otros
milímetros menos entre el suelo y mi metáfora hecha tabaco. – Supongo que… -
Abrí la mano completamente y lo observé caer al suelo embarrado, cuando varios
gatos se lanzaron sobre él como locos, probablemente buscando algo de comida.
Pocos segundos después perdieron el interés en el objeto y, tras destrozarlo a
zarpazos, se alejaron en busca de algo que llevarse a la boca. Observé los
restos desde arriba, apenas reconocibles, y apoyándome en la barandilla,
enterré el rostro entre mis brazos cruzados.
- Supongo
que soñar no le está permitido a alguien como yo. No tengo derecho a hacerme
ilusiones ni escapar ni un segundo de la realidad… Lo siento, Hyunseung. –
Murmuré. Llevé mis manos al bolsillo de los vaqueros, y sí, ahí estaba lo que
buscaba: Las llaves del coche.
-Fin-
Síguelo por favor, escribes increíble 8c <3
ResponderEliminarPlaneo actualizar lo antes posible, Yailyn, el problema es que ahora mismo no tengo internet y me es complicado subir una entrada... Lo haré lo antes posible. Gracias por leer y comentar! ^^
EliminarComprendo, espero y puedas solucionar tu problema u_u en verdad quede bastante 'metida' con la historia sin contar que son poquísimos los fics de esta pareja y tu escribes y te expresas increíble <3 *-*
EliminarYa está solucionado ^^ Y sí, hay muy pocos JunSeungs... No sé por qué! Son amor!
EliminarMuchísimas gracias por el halago *-* <3
¿En serio? En verdad quiero seguir leyendo la historia u_u y tienes razón, ellos como pareja son tan lindos y asdadsgfasdjhsd muchas cositas guays(?) No agradezcas, es solo la verdad. *o* <3
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