* Myungsoo POV*
Lo último de
lo que tenía ganas era de aguantar las miraditas de reproche que me mandaban
esos críos de Teen Top, así que simplemente, en cuanto vieron a L.Joe salir sin
mirar atrás del edificio y noté que los susurros y los carraspeos aumentaban,
cogí mi sudadera, mi mochila, y me largué de aquel sótano de mala muerte. No
estaba de humor, y la resaca era espantosa… La noche anterior había agotado las
existencias de todos los bares que se habían cruzado en mi camino, y lo peor?
Que no me sentía mejor. El alcohol ya no anestesiaba mis sentimientos.
- Esto es
una mierda. – Mascullé, entrando en un garito de mala muerte que tenía toda la
pinta de no haber visto una fregona desde su apertura.
- Hola,
guapo. – En cuanto tomé asiento, una chica con una falda que si fuese un
centímetro más corta se consideraría un cinturón se me acercó, contoneándose y
exhibiéndose como si tuviese algo extraordinario de lo que presumir.
- Hola. –
Respondí, secamente. En cierta manera me gustaba ir a esos sitios… Nunca me
reconocía nadie. Las busconas, las prostitutas y los viejos ludópatas no
estaban al día del mundo de los idols, y podía dejar de ser L un rato para
poder, por fin, ser yo, ser Myungsoo.
- Quieres
pasarlo bien un rato? – La miré de reojo mientras el camarero ponía dos hielos
en un vaso opaco y el vodka, al caer sobre él, lo hacía crujir de una forma
siniestra. Me gustaba.
- No, vengo
a deprimirme, no a reírme. Lo siento. – Sonreí dulcemente. Hacía fan-service hasta a la gente
que no sabía quién era.
- Venga,
guapo. Dime tu nombre, sí? – Colocó una mano sobre mi muslo, subiendo
lentamente hacia una zona muy poco apropiada. La detuve y la miré a los ojos,
completamente serio. Ella tragó saliva.
- Créeme, no
quieres saber mi nombre. – Mascullé, metiéndome en mi papel improvisado de
traficante de drogas, asesino en serio o algo por el estilo. Lo que fuese
mientras esa buscona con tinte rubio de supermercado me dejase en paz.
- Jessica, -
Me giré y vi a un hombre con gafas de sol, fumando un puro en la esquina del
antro. La chica también le miró, con rostro asustado. – el señor te ha dicho
que no quiere. Aparte de ser una inútil, también eres sorda?
Enarqué una
ceja y miré a la chica, que estaba paralizada y juraría que incluso temblaba un
poco. Entendí enseguida que pasaba, no había que ser Einstein para hacerlo.
- Disculpe,
- Le interrumpí, y soltó el humo de su boca despacio. Tragué saliva e intenté
mostrarme lo más seguro posible. – cuánto es por un servicio?
La tal
Jessica se giró hacia mí, mirándome con los ojos muy abiertos, confusa por mi
comportamiento.
- Depende de
lo satisfecho que te hayas quedado. – Sonrió de lado y asentí, liquidando el
vaso de vodka (del malo, todo hay que decirlo) y tomándola de la muñeca,
desaparecí en dirección a los servicios.
Una vez
entramos, la empujé dentro de una de las cabinas y cerré la puerta a mi
espalda. Ella me miraba como si estuviese viendo a un alienígena.
- Qué? –
Espeté, mirándola con una ceja enarcada. – No me vas a dar las gracias?
Parpadeó
varias veces y entonces asintió lentamente, arrodillándose delante de mí y
llevando las manos a mi cinturón. Resoplé, frustrado.
- Eso no,
estúpida. No quiero que me toques, creo que te lo di a entender antes. – Se
frenó en seco y miró hacia arriba, descolocada. Aproveché para observarla bien.
No era una chica fea, más bien mona, y tenía buen cuerpo. Su voz era bonita,
aunque no la había escuchado cantar.
- Entonces…
Qué hago? – Susurró, con la voz entrecortada. No pude evitar sonreír,
frustrado.
- Nada,
hablemos. – La empujé con suavidad y me senté sobre la taza del retrete,
mirándola. Ella continuaba arrodillada en el suelo, observándome. La veía un
poco fuera de lugar.
- De dónde
eres? Por tu acento intuyo que coreana no. – Dije, sacando un cigarro del
bolsillo de la mochila y encendiéndolo. – Quieres?
Lo rechazó
educadamente con un gesto de la mano y suspiró, apoyándose contra la puerta.
- Soy de
California. Estados Unidos. – Hice una mueca de asombro y asentí, dándole una
calada que me supo como el cielo.
- Y qué
haces en Seúl?
- Soy
modelo… En teoría. – Susurró, bajando la cabeza. – Vine para cumplir mi sueño y
convertirme en una estrella, pero… Siempre que lograba pasar una audición,
duraba poco en la agencia.
- Cuántas
veces has fallado? – Extendió la palma de la mano y separó los dedos. – Cinco!?
– Asintió con suavidad, intentando cambiar de postura con ese proyecto de falda
que llevaba puesta. Por cómo se movía, interpreté que no quería que le viese lo
que ella andaba ofreciendo a cambio de dinero. Resoplé y le lancé mi sudadera
sobre las piernas. Levantó la mirada y me sonrió con suavidad.
- Gracias… -
Le retiré la mirada y observé las pintadas obscenas de la pared.
- Jessica…
Es tu verdadero nombre?
- No… Me
llamo Leanne, pero mi
jefe me dijo que me parecía a Jessica de Girl’s Generation y me dijo que me cambiase el nombre para
conseguir más clientela. – La miré de reojo. Yo no le veía el parecido.
- Cuánto
llevas en esto?
- Va a hacer
un año…
Fingí que su
respuesta no me había sorprendido. Un año no era poco tiempo si tenías un
trabajo así…
- Cuánto
llevamos aquí? – Pregunté, mirándola. – Cuánto sueles tardar con tus clientes?
- Depende
del servicio… - Musitó, apoyando la cabeza contra la pared. Parecía muy
cansada. – Un completo sobre una hora, pero si solamente quieren una felación o
algo así, tardo menos. Media hora como mucho. – Asentí. Me sorprendió que
ninguna de las palabras de la guapa Leanne provocasen ni lo más mínimo en mí.
- Y cuánto llevamos? – Miró su reloj de
pulsera.
- Media
hora.
- Esperemos
media más entonces. – Me miró, sorprendida. – Me siento extrañamente cómodo
aquí…
Asintió y
nos quedamos en silencio, cada uno pensando en sus propios problemas. En ese
momento, me di cuenta de una cosa: yo pensaba que mi vida era una mierda. Había
perdido a Sungyeol, la única persona que había amado, y a Sungjong, quien
siempre había estado a mi lado. Pero, mirando a Jessica o Leanne o como fuese
que se llamase esa chica, me sentía terriblemente egoísta al sentirme
desdichado. Qué le habrían obligado a hacer? Ella solamente quería cumplir su
sueño, y se lo habían arrebatado a base de rechazos y obscenidades de enfermos
mentales. Su rostro era hermoso, pero detrás del grueso maquillaje, podías ver
a una persona que, aun siendo tan joven, había sido demacrada por la vida.
- Es duro? –
Pregunté, girándome hacia ella. Ella levantó la mirada y me observó
atentamente.- Vivir así… Es duro? Puedes dormir?
Parpadeó
varias veces antes de que sus ojos empezasen a humedecerse y una lágrima teñida
de negro por el rímel barato recorriese su empolvada mejilla.
- No tengo
nada más que esto… - Sollozó, torciéndome el rostro, impidiendo que viese sus
lágrimas. La compadecí, y solo me sentí peor conmigo mismo. Era el ser más
miserable sobre la tierra.- Tengo deudas, y tengo que devolver el dinero si
quiero vivir… Aunque ya ni sé si quiero vivir.
La observé
atentamente de nuevo, desde el top transparente hasta los tacones de aguja.
Suspiré y me senté a su lado en el suelo.
- Cuánto
debes?
- Demasiado.
- Dime
cifras. – Sus pequeños hombros temblaban por los sollozos.
- Un millón.
– Suspiré por enésima vez.
- Está bien…
- Saqué la cartera de la mochila y le tendí un billete. Lo miró, con el rostro
descompuesto.
- Qué es
esto?
- Una
manzana. Tú qué crees? – Hice una mueca y se lo dejé sobre las rodillas.
- Esto es
demasiado, no puedo aceptarlo.
- Con esto,
tu deuda desciende a la mitad, no es cierto? – Me levanté y volví a mi
“asiento” original. Ella lo miraba como si estuviese viendo un fantasma.
- Pero… No…
No puedo…
- Es por el
servicio. – Me miró. – Me he quedado muy satisfecho, díselo a tu jefe. De
nuevo, sus ojos se inundaron de lágrimas.
- Eres un
ángel… - Sollozó, arrodillándose ante mí. – Jamás podré agradecértelo lo
suficiente.
- Ojalá lo
fuese… - Musité, apartando la mirada de ella y soltando un largo suspiro. – Se
está acabando el tiempo. Arréglate el maquillaje y prepárate para salir.
Asintió,
incorporándose y haciéndome mil reverencias. Me molestó esa acción de gratitud,
porque no me la merecía. No me merecía la simpatía de nadie.
- Ah! – La
llamé, antes de que saliese por la puerta de los lavabos. Se giró y me miró. –
Conozco un local… Bueno, conozco a la dueña. – Busqué en mi cartera hasta dar
con una tarjeta fucsia y se la tendí. – No sé si tendrán vacantes, pero por
pasarte no pierdes nada.
- Qué es? –
La miró, confusa.
- Es un bar
de strippers. – Levantó la mirada, enarcando una ceja.
- Escucha,
allí no te tocarán. Solamente tienes que bailar y servir copas. Hay seguridad
para proteger a las chicas.
- Qué pasa?
Lo has probado? Los puños de los seguratas? – Rió y resoplé, mirándola con
desprecio. – Perdona, continúa.
- La dueña
es una buena persona. Y además, no pagan mucho, pero dan alojamiento a todas
las chicas. Pásate y di que vas de parte de L.
- L? – Frunció
el ceño. Asentí. – Es tu pseudónimo?- Volví a asentir. Ella rió. – Qué eres?
Una especie de súper héroe o algo así?
- Tú pásate.
La chica se llama Sandy. – Me giré sobre mis talones y salí de esos lavabos
nauseabundos, saliendo del local. El señor del puro me observó y le sonreí de
lado como despedida. Rió satisfecho y asintió lentamente.
Mientras
vagaba por las calles oscuras de la zona no turística de la ciudad, esquivando
cristales y basura general, pensaba y pensaba. En qué? En todo y en nada. Por qué
yo era así? Por qué me comportaba así? Por miedo? Orgullo? Estupidez? Todo
junto era una mezcla explosiva.
Entré en una
pequeña tienda de refrigerios y me compré una botella verde de soju. No quería
recordar nada de nada sobre nada y por ningún motivo. Quería desaparecer,
camuflarme con mis ropas negras en la oscuridad de las sombras de los barrios
marginales y que no me encontrasen nunca.
- Está vez
no vendrá nadie a buscarme, no? – Farfullé, sentado en una esquina de un
callejón sin salida. Una metáfora preciosa de mi estado de ánimo. – Sungyeol…
Esta vez no vendrás a buscarme, verdad?
Mientras
bebía, lloraba. Lloraba mucho, y las lágrimas saladas acababan en mis labios,
dándole el toque final al sabor fuerte del alcohol.
Todo era
culpa mía… Yo me lo había buscado. Me advirtieron y no escuché, me dijeron que
acabaría solo por mi egoísmo y mi prepotencia, y me reí en su cara. Pero ahora,
estaba realmente solo.
Tenía tanto
miedo de estar solo que había acabado devorado por mis propios temores.
Recuerdo cuándo me di cuenta de que me había enamorado de Sungyeol… Cómo fui
feliz cuando nos dimos nuestro primer beso, pero no era suficiente. Y si se iba
Sungyeol? Qué haría con mi vida? Necesitaba un seguro, y ahí apareció Sungjong
con su inocencia y su amor blanco y puro, el mismo que yo ensucié con mis
mentiras y ahora era oscuro y desconfiado.
- Siempre he
tenido miedo de perder a la gente que amo… - Cerré los ojos, escuchando el
sonido del tráfico al otro lado del muro donde descansaba mi espalda. Rematé la
botella, lanzándola a mis pies, escuchando también el agudo sonido del cristal
al deshacerse en miles de trozos, inundando el camino que antes había
recorrido. – Ahora me pregunto si habrá alguien ahí fuera que tenga miedo de
perderme a mí.
- Haz el
favor de levantarte. – Esa voz me resultaba familiar. Abrí, no sin esfuerzo, un
ojo, pero el sol de frente me impidió ver a la persona que me hablaba.- Mírate,
Myungsoo… Cómo has podido llegar a esto? Eres cantante de uno de los grupos más
importantes de Corea, famoso a nivel mundial, y te dedicas a lloriquear en las
esquinas, borracho hasta la médula?
La alta y
delgada figura se movió hacia mí, extendiendo su sombra sobre mí, y entonces le
vi. Sungyeol me observaba con expresión dolida y una mueca de desprecio.
- Yeollie… -
Los ojos se me inundaron y quise ordenar a mi cuerpo lanzarse a abrazarle, pero
no se movió. – Has venido a salvarme…
- Si no
viniese yo, te quedarías ahí pudriéndote en tu coma etílico, capullo. –
Masculló, arrodillándose frente a mí tras apartar los cristales verdes con el
pie. – Levántate ahora mismo o te juro que me iré.
Me tendió
una mano que tomé y me ayudó a ponerme en pie. Le observé, y aunque le veía
borroso, podía reconocerle y sentir cómo el dolor de sus ojos me abrasaba la
piel donde miraba.
- Cómo me
has encontrado?
- Una chica
llevaba tu sudadera. Has estado con una prostituta y aún encima le regalas tu
ropa? Qué lujo… Debería de pagarte ella a ti. – Masculló, pasándose mi brazo
sobre sus hombros, ayudándome a mantener el equilibrio.
- Jessica…
- A ver qué
piensas hacer si habla con la prensa. Ya sabía que no pensabas mucho, pero
creía que eras un poco más inteligente.
- No sabe
quién soy… No te preocupes.
- A saber
qué sablazo te habrá metido a la cartera… - Susurró, frenando cerca de la
carretera, a la aparente espera de un taxi.
- No me he
acostado con ella, Sungyeol. – Le miré cuando me miró, sorprendido. – No he
podido. No sentí nada cuando se me acercó… Porque no podía parar de pensar en
ti.
- Por eso
has amenazado a L.Joe para que no toque a Sungjong? Ya. Vale. Me da igual lo
que digas, Myungsoo, ya te lo dije. Yo ya no tengo nada que ver contigo.
Jamás había
visto la faceta fría e insensible de Sungyeol… Antes solo era un chico alto y
tímido que besaba el camino que yo había pisado, pero ahora… Realmente le había
perdido.
- No sé qué
hacer… - Murmuré.
- Creo que
lo mejor será que no hagas nada, Myungsoo. Mejor no hagas nada. – Eso que
acababa de ver recorrer la hermosa mejilla de mi ángel había sido una lágrima?
Sungyeol estaba llorando por mi culpa… Otra vez.
*Hoya POV*
- Myungsoo
se está pasando tres pueblos. – Mascullé, esperando a que nos trajesen la
comida a mí y a Woohyun, que se mantenía en estado autista desde lo de Sunggyu.
– Woohyun! Me estás escuchando?
Asintió sin
alma y suspiré. Mis amistades todas estaban sufriendo por una metamorfosis, y
lo peor es que en vez de mariposas, estaban volviendo a larvas.
- Por lo
menos no bebas como ayer, por favor… No pesas poco y el ascensor no funciona.
Sabes las agujetas que tengo en las piernas? Vivimos en un noveno!
- Lo siento…
- Da igual.
Pero hoy zumito, vale? – Sonrió con dulzura y le devolví la sonrisa. Estaba
intentando sacar a mi amigo de la depresión a costa de hundirme yo en ella.
- Oye… -
Pareció espabilar un poco al oler los fideos que nos traía la señora. Le
agradecimos y se marchó en seguida. – Eunji es maja, por qué no intentas salir
con ella? A lo mejor realmente te olvidas de Dongwoo y al menos alguien en la
casa será feliz.
Reí y negué.
- Como le
ponga una mano encima a Eunji, me la romperá en mil trocitos y se la dará de
comer a su caniche. Es una lesbiana fuerte y segura de sí misma. – Pero Dongwoo
parece muy feliz con su amiga, así que… Yo solo quiero que él sea feliz. Y si
conmigo no puede serlo, yo no soy quien para decirle nada.
- Te has
olvidado decir que a ti Eunji te atrae menos que a un tonto un sudoku. – Reí y
él rió también. Me alegraba verle reír aunque fuese momentáneo.
- Cierto… La
verdad es que es alucinante esta especie de obsesión que he desarrollado por
ese idiota… Sabes que ni viendo porno me excito? No soy capaz si no pienso en
él… Eso es de enfermo obsesivo. Me pienso buscar un psiquiatra. – No mentía. Yo
mismo me daba miedo porque me descubría infraganti soñando despierto con el rostro
de Dongwoo dormido, y puedo asegurar que no era precisamente atractivo con la
boca abierta y babeando… Pero yo estaba enamorado.
En ese
momento, mi móvil empezó a vibrar. Me disculpé con Woohyun, que estaba muy
entretenido jugando con sus fideos y salí del restaurante para hablar.
- Diga? –
Descolgué el teléfono y una voz grave sonó al otro lado de la línea.
- Howon? Soy
yo! – Tardé un rato en caer, y sonreí automáticamente.
- Inguk!?
Qué tal? – Rió y yo sonreí ampliamente. – Cuánto tiempo…
- Ya ves! Qué
tal te va todo? – Resoplé. – Cuenta. Que nos conocemos y tus suspiros o
exhalaciones varias nunca son buenas.
- Nada,
Hyung… Un corazón roto. – Reí, aunque en realidad no quería reírme.
- No me
digas que es el tuyo…
- Eso me
temo.
- Lo siento…
- Sonreí y negué.
- Da igual,
lo superaré. No es la primera vez…
- No sé
quién es, pero sea quien sea, no sabe lo que se pierde. – Sonreí con ternura. –
Quién cocina como tú? O tiene esa sonrisa? Y esos ojitos brillantes?
Hice una
mueca.
- Hyung…
Frena…
- Lo siento,
lo siento. Aún no me he olvidado de que el que me rompió el corazón a mí fuiste
tú… - Mueca de nuevo.
- Lo siento.
- De eso
hace ya años! – Rió. – Ya ha cicatrizado.
- Me alegro…
- A todo
esto, te llamaba para decirte que me han llamado para un dorama nuevo… Y te he
propuesto para participar conmigo.
- Qué?
- Sí.
- No crees
que deberías de habérmelo consultado antes, por casualidad?
- Eres mi
Howon, no me habrías dicho que no. – Resoplé y me senté en el bordillo de la
acera. – Mañana supongo que llamarán a tu agencia para preguntar. Llamaba para
asegurarme de que dirás que sí.
- Cuál sería
mi papel, exactamente? – El amigo de la protagonista. Estarías enamorado de mí.
Enarqué una
ceja y apreté los labios con fuerza. Ahora tenía todo sentido.
- Inguk…
- Actuar,
Howon, actuar. Además, actuar abre muchas puertas. – Cerré los ojos, inspirando
y exhalando como me habían enseñado para relajarme.
- No voy a
decir nada salvo que me lo pensaré. – Murmuré, finalmente. Él no tardó en
mostrar su alegría.
- Será genial!
Además, la protagonista es muy guapa, seguro que haremos muy buen equipo.
- Quién es?
- Te suena
A-Pink? La líder, Eunji.- Mi mandíbula se cayó al asfalto en cuanto escuché su
nombre.
- Es… guapa.
– Era lo único que se me ocurría decir. Aquello iba a ser un desastre… O no.
Por una vez, no veía qué iba a salir de ese proyecto.
- Mucho.
Bueno, te dejo… Tengo que ir a no sé dónde.
- Genial.
- Descansa,
mi amor.
- Inguk…
- Es broma!
– Rió y yo suspiré.
- Te quiero!
– Escuché una risa histérica antes de que colgase y resoplé. Hacía mucho que le
conocía, ya que de tanto tropezarnos en los pasillos, habíamos acabado siendo
amigos. Luego me pidió salir y tuve que rechazarle porque ya estaba enamorado
de Dongwoo. Pareció tomárselo bien, me trataba como siempre, pero quizás lo que
había cambiado era que su afecto era más… efusivo. Sí, por decirlo bonito.
Cuando volví
adentro, Woohyun seguía haciendo el tonto con los fideos.
- No piensas
comer? – Le reprendí, sentándome enfrente. Me sonrió con dulzura y comenzó a
comer.
- Aún encima
que te espero… Quién era?
- Seo Inguk.
– Se atragantó y me miró con los ojos como platos.
- Me lo
explicas?
- Me ha
propuesto para participar con él en un dorama.
- Eso es
genial!
- Hago de un
tipo que está enamorado de él.
- Oh… Eso ya
no es tan genial. Sigue acosándote?
- No me
acosa… Es… Especial.
- Qué
delicadeza de vocabulario. – Ironizó. – Se pasa el día sobándote y llamándote
cosas raras.
- Es una
persona cariñosa. – Enarcó una ceja. Por qué le estaba justificando? Quizás porque
veía mi futuro reflejado en él? Yo acabaría como él si Dongwoo me rechazase?
- Como
quieras… Pero es raro.
- Tú también
lo eres.
- Pero yo
soy adorable! – De repente se quedó serio y se le humedecieron los ojos. “Aquí
vamos de nuevo…” – Pero Sunggyu no me quiere aun así!
Y comenzó a
llorar, y de una forma tan ruidosa que todo el restaurante mi miraba con
desaprobación.
- Yo no he
hecho nada! – Grité, cuando noté que todos me miraban como si fuese un
monstruo.- Woohyun, acábate de comer eso ahora mismo y vámonos antes de que
alguien me tire algo…
- Dónde
estábais? – Preguntó Dongwoo cuando aparecimos por casa. – Eso de irse a beber
y engordar después de los ensayos no es bueno… Tenéis un cuerpo que mantener!
- Para qué?
Sunggyu no va a verlo… - Sollozó Woohyun, pasando por nuestro lado y
continuando hasta el baño donde se encerró. Siempre que iba a llorar, se
encerraba en el baño y tras una hora aproximada, salía con una sonrisa radiante
y falsa.
- Fuimos a
comer porque este estaba tristón… Además, tú te apañas solo con Changjo, que
Ricky era mío y está cojo. – Hice un puchero rápido y entré en nuestro cuarto,
seguido por él.
- Changjo y
yo ya hemos acabado de aprendernos la coreografía… Ahora iremos a por la letra…
Aunque él canta y yo rapeo, pero bueno. – Se sentó en nuestra cama y me
observó. Había algo en su mirada…
- Qué has
hecho? – Le inquirí, señalándole con el dedo índice. Le conocía demasiado bien.
- Yo? Nada!
- Dongwoo…
- He vuelto
a quedar con Bomi y necesito que…
- Ni hablar.
No. – Me giré sobre mis talones y abrí el armario en busca de un chándal limpio
para después de la ducha.
- Qué? Por
qué no? Eunji te gustó!
Me quedé de
piedra mirando a mi fondo de armario y una ceja se enarcó lentamente en mi cara
mientras intentaba controlar mis ganas de estamparle la cara contra la pared.
- No me
gustó.
- Te lo vi
en la cara! – No pude evitar reírme. – Qué?
- Que tienes
la capacidad receptiva de un ladrillo, eso pasa.
- Por?
Me giré,
cerré el armario con el talón y me apoyé sobre sus puertas, cruzando los brazos
sobre mi pecho y mirándole fijamente a los ojos. Tragó saliva, seguramente
pensando que le iba a pegar.
- Soy gay. –
Así, sin pensar, sin razonar ni analizar las posibles consecuencias,
amordazando mi inteligencia y pateándole el estómago, me sinceré.
- Qué? –
Dongwoo me miró con la boca abierta y parpadeó varias veces antes de, por fin,
emitir ese maldito monosílabo.
- Lo que has
escuchado.
- Oye… Si no
quieres salir con ella, yo…
- No es eso.
Si fuese de esa clase de hombres lo haría, pero no lo soy.
- De esa
clase?
-
Heterosexuales.
Tragó saliva
y apartó su mirada de mí, clavándola en el suelo. Qué demonios acababa de
hacer? Empezaba a verme como Woohyun, llorando en la azotea y emborrachándome
con alcohol barato de graduaciones atmosféricas.
- Bueno,
entonces nada. – Se incorporó y soltó una de sus risotadas de hiena. Le miré,
sorprendido. – La avisaré y le diré que no podrá ser.
- Esto… - Le
seguí, mientras rebuscaba por la habitación en busca de su móvil. Siempre lo
perdía, pero ese no era el caso en ese momento; el caso era que no se había
enfadado, ni me había puesto un crucifijo en las narices y acusado de posesión
mariquita ni nada así. – No te vas a enfadar?
Me miró,
ahora parecía él sorprendido.
- Por? Has
hecho algo malo?
- No… No sé.
No lo creo. – Murmuré, mirándole, completamente de piedra.
- Somos
amigos desde hace años, crees que va a cambiar porque te gusten los chicos? No
sé qué imagen tienes de mí… - Rió y me dio una palmadita en el hombro. Mi
salida oficial del armario con el hombre del que estaba enamorado y ya me había
mandado de cabeza a la friendzone de una patada.
- Pero…
- Howon, -
me miró fijamente, por fin con el móvil en la mano. – es como si te maginase
porque te gusta el morado en vez del verde! El verde es genial, pero ese no es
el tema ahora, sino que no tienes que preocuparte por mi reacción. El mundo ha
cambiado!
- Qué has
visto en la tele? – Reí, sonriéndole con dulzura. En cierto modo me sentía
aliviado… Tenía miedo de que me mandase a dormir a la azotea.
- Nada, pero
una cosa… - Me sonrió y arrugó la nariz. Adoraba ese gesto. – Ahora
comprenderás que sea algo más incómodo compartir cama… - Rió suavemente. – Así
que estrenaré la mía, si no te importa.
Señaló la
litera superior, llena de armatostes y enarqué una ceja, aunque finalmente
suspiré y asentí. Había ganado una experiencia y había perdido mi único momento
íntimo con él: las noches. Aunque solamente lo fuesen para mí, eran
importantes.
- Claro, lo
entiendo. – Reí con falsedad y entonces, mi lado malvado decidió que podía
torturarme aún más. – Hay algo más que no te he contado…
Me volvió a
mirar, mientras empezaba a sacar peluches y objetos de su cama. – Dime.
- Voy a
empezar a salir con Seo Inguk.
- … Qué!?
*Woohyun
POV*
En cuanto
logré calmarme, salí del baño, pero para ser arrastrado adentro en cuestión de
segundos por Howon.
- Qué pasa?
– Pregunté, cuando me miró con rostro de pánico.
- Acabo de
hacer la mayor tontería de mi vida… - Susurró.
- Vale, por
qué susurras?
- Por si me
oyen mis demonios internos.
- … Oye,
tómate una aspirina o algo, que sirve para todo, a lo mejor para brotes
psicóticos también.
- Le he
dicho a Dongwoo que soy gay.
- QUÉ!?
- Y que voy
a salir con Inguk.
- VAS A
SALIR CON INGUK!? – Me hizo un gesto con las manos para que no chillase. –
Cuánto tiempo he estado encerrado aquí? Años? Ahora sé cómo se sentirá Walt
Disney… El mundo ha cambiado mucho…
- Deja de
decir gilipolleces, que esto es muy serio.
- Pero…
Espera. Por orden. Vas a salir con ese lunático?
- Claro que
no! No estoy loco!
- Entonces?
- Es que me
enfadé porque se tomó demasiado bien que soy gay… Ni siquiera se va a cambiar
de cuarto.
- … Espera.
Otra vez. Recapitulemos. Te has enfadado porque se lo ha tomado… bien? –
Asintió. – Eres idiota?
Volvió a
asentir.
- Bueno,
mira, relájate. – Suspiré y le tomé por los hombros, adoptando mi papel de
Hyung. – Todo va a ir bien… Si se lo ha tomado bien, eso es lo importante por
el momento, vale?
- Vale…
- Ahora,
déjame salir de aquí, que me está dando Síndrome de Estocolmo. – Rió y le
sonreí, saliendo ambos del baño.
- Qué pasa?
– Preguntó Sunggyu, mirándonos a ambos salir del baño, yo rodeándole con el
brazo y él con cara de damisela a la cual le han tocado el trasero en el metro.
– Se encuentra bien?
Me encogí de
hombros y Howon no reaccionó. Estaba en shock post-traumático.
- Le he
dicho a Dongwoo que soy gay… - Susurró. Sunggyu abrió mucho los ojos y me miró.
Estaba adorable, pero ese no era el momento de contemplar su innegable belleza.
- No lo
sabía!? – Howon y yo le miramos, confusos. – Este hombre no se entera de nada…
Que alguien le quite la videoconsola pero ya.
- Tú lo
sabías? – Susurró Howon. Sunggyu asintió con naturalidad y mi amigo se libró de
mi abrazo y se fue, a pasos de zombi, por el pasillo adelante. Miré con
reproche a Sunggyu, que me miraba, ahora él confuso.
Acabamos los
dos en nuestro cuarto, pero ninguno decía nada. La incomodidad dominaba el
silencio, y eso era algo que yo no podía soportar.
- Oye, -
elevó la mirada. – sabes que he escuchado un chiste buenísimo?
- Sí? –
Asentí. Se notaba que no le interesaba en absoluto, pero que intentaba lo mismo
que yo: aligerar el ambiente, que pesaba como si fuese de hierro.
- Escucha: -
Me acomodé en la cama y él me miró fijamente. Tuve que retirar la mirada, porque
sus ojos marrones eran demasiado para mí. – Va un langostino pequeñito por el
mar, llorando, cuando se encuentra a su amiga la langosta y le pregunta ésta
que qué le pasa, y el pequeño langostino le responde: Nada, que mis papás se
han ido a un cóctel de marisco y aún no han vuelto.
Sunggyu me
miró con expresión horrorizada.
- Eso es…
- Sí,
olvídalo. – Me tumbé en la cama. – En mi mente sonaba mucho menos cruel.
De nuevo,
silencio.
- Qué
cenaremos? – Preguntó Sunggyu. – Los niños empezarán a reclamar comida en
breves…
Sonreí al
escuchar que seguía llamándoles “los niños”, como cuando bromeábamos (YO) que
éramos un matrimonio y ellos nuestros pequeños lunáticos. Finalmente, Sunggyu
había acabado llamándoles así también.
- Yo ya
cené… Pero dales pollo. Siempre les parece bien el pollo.
- Ya
cenaste?
- Sí.
- El qué?
- Ramen.
- Oh… Dónde?
- En un
local al que me llevó Howon al acabar de ensayar.
- Estaban
buenos?
- Mucho.
- Habrá que
ir algún día entonces…
- Sí, además
también era barato!
- Qué bien!
- Sí…
- Ajá…
Y silencio
de nuevo. Esa conversación nacida de un bol de fideos había sonado más forzada
que un corsé.
Entonces,
milagrosamente, Jesús escuchó mis plegarias e hizo mi móvil sonar. Sunggyu lo
miró y yo sonreí al ver el nombre que había en la pantalla.
- Holita.-
Canturreé tras descolgare. Frunció el ceño. No le gustaban nada mis adorables
expresiones que él no encontraba en absoluto adorables.
- My Hyun! –
Chilló una voz al otro lado del aparato. Reí.
- My Bum! –
Enarcó una ceja y se giró sobre su cama, mirando a la pared. Hice una mueca. –
Perdona, Sunggyu, salgo del cuarto.
- Quién es?
– Preguntó antes de que saliese.
- Key.
- El de
SHINee?- Asentí. – No sabía que erais cercanos…
- Mucho. Es
mi alma gemela. – Su expresión se tensó y me extrañó, pero no podía preguntar
porque Kibum reclamaba mi atención al otro lado de la línea.
- Estás
celoso? – Susurré antes de salir y esquivar el cojín proyectil que me lanzó.
- Hey! Qué
es de tu vida? – Sonreí al escucharle.
- Nada
nuevo, cielo… Y tú?
- Yo feliz y
fabuloso, como siempre. – Reímos. – Qué tal con Sunggyu? Cómo vas?
- Me
confesé…
- OMO! Y de
eso no se me informa? – Su voz de pito me obligó a apartarme un poco de mi
teléfono con el objetivo de conservar mi tímpano.
- Me
rechazó… Como era de ver.
- Qué dices?
Eso es imposible. – Reí.
- Pues es un
hecho.
- Si está
por ti! Te lo digo yo, que esas cosas las veo… - Suspiré y me dejé caer en el
sofá del salón.
- Pues… Ve a
revisarte el don, que se te ha atrofiado.
- Que no!
Nunca fallo! Si justo la semana pasada conseguí juntar a Kyungsoo y Jongin!
- Los de
EXO?
- Los
mismos. Más monos… - Su tono maternal me hizo sonreír.
- Pues lo
siento, pero conmigo te ha fallado, Kibum. Sunggyu me nombró oficialmente un
“amigo”, con un “solo” delante muy detallado y remarcado. – Le escuché
resoplar, frustrado.
- No me
equivoco nunca.
- Para todo
hay una primera vez…
- Sí, y
duele más de lo que pensaba. – Reí al pillar el doble sentido. – De qué te
ríes? Ni que lo hubieras probado antes…
- Estoy
esperando al indicado!
- Y está en
tu cuarto ahora mismo! Pero es idiota y no se da cuenta!
- Dejemos el
tema… Aún no soy inmune a estas conversaciones… Está muy reciente todo. –
Suspiró.
- Woohyun,
dime que no te has rendido.
- No me he
rendido, estoy de baja en el combate.
- Si te
recomendase una idea… Me harías caso? – Me temí lo peor, pero lo peor de lo
peor es que las ideas más absurdas de Kibum, siempre acababan resultando.
- Te
escucho. – Dije, tras mucho pensar. Unos cinco segundos largos.
- Dile que
estás saliendo conmigo. Díselo a todos, que no haya nadie a quien pueda
interrogar y enterarse de la farsa… Y cuando te vea entre mis fabulosos y
preciosos brazos, te extrañará entre los suyos y te pedirá que vuelvas.
- … Paso.
- Qué!?
Venga ya! Es una buena idea!
- Expongo
fallos: Uno, no sé mentir. Dos, no quiero que Jonghyun me dé una paliza. Tres,
Sunggyu va a pasar del tema como de los chicles del suelo de la calle.
- Resuelvo
fallos: Uno, aprende. Dos, tú le puedes a Jonghyun, y además, le informaré
antes. Tres, te apuesto lo que quieras a que en menos de una semana le tienes
en tu cama.
- No le
quiero en mi cama, Kibum!
- Hombre que
no…
- No todos
somos unos adictos como tú. – Rió histérico.
- Bueno,
vale, pero venga… Acepta mi plan. Qué tienes que perder?
“También es
verdad…”
- Está bien.
- Voy a
hablar con mi cachorro, con el humano me refiero. Mañana llámame y me cuentas.
- Está bien…
- Buenas
noches, amorcito!
- Buenas
noches, cielo!
En ese
momento Sungjong cruzaba a la cocina y me miró con cara extrañada.
- Quién era?
Me encogí de
hombros y fui a abrir la puerta. El pollo llegaba con un timing perfecto.
- Comed
despacio! – Regañaba Sunggyu. – Y dónde demonios están Myungsoo y Sungyeol!?
Todos
miramos a Sungjong, que disfrutaba de un muslito. Nos miró con el hueso en la
boca y se encogió de hombros.
- Ni lo sé
ni me importa… - Sunggyu le regañó por hablar con la boca llena mientras yo me
armaba de valor para hacer mi declaración.
- Chicos… -
Musité por fin, pero no me hicieron ni caso. Dongwoo se reía como un histérico
de Sunggyu, que a su vez le reñía por reírse, y Hoya observaba al pollo como si
estuviese viendo algo nauseabundo. Parte del shock, me imagino.
- Esto…
Chicos… - Lo reintenté, pero de nuevo ni caso. Mi ansia de atención y las ganas
de quitarme el peso de encima me superaban, así que simplemente pegué un
puñetazo a la mesa y todos me miraron como si estuviese loco. – Gracias.
Sonreí con
sinceridad.
- Qué
diablos te pasa? – Masculló Sunggyu con cara de psicópata. Los nervios de todo
el día cuidando de “los niños” le superaban.
- Tengo que
informaros de algo… - “Recuerda todo lo que has aprendido en las clases de
teatro y todo irá bien… Recuerda!” – Estoy saliendo con alguien.
El tenedor
de Sunggyu se estrelló contra el suelo y solamente Dongwoo dirigió su vista
hacia él un nanosegundo antes de volver a fijarla en mí, con la boca abierta al
igual que los demás.
- Con quién?
– Howon me interrogaba con la mirada, pero la condición de Kibum era que nadie
podía saber la verdad, así que me callé y le sonreí con dulzura.
- Es el
hombre de mi vida… - Sungjong ni parpadeaba siquiera. – Todos conocéis ya a
Kibum de SHINee, no?
- KEY!? –
Chilló Sungjong, levantándose incluso. – Estás de broma?
Negué con la
cabeza y sonreí alegremente. Pero cuando miré a Sunggyu a la cara, su expresión
parecía un poema.
- Pero ese
no estaba saliendo con Dongwoon de Beast? – Preguntó Dongwoo.
- No! Estaba
con Lee Joon de MBLAQ, no? – Dijo Sungjong. Maldije a Kibum y su poca
discreción con sus ligues.
- Bueno, eso
es pasado. Ahora está conmigo, y es para siempre.
Nadie dijo
nada más, hasta que nos fuimos a dormir.
- Woohyun… -
Sunggyu me llamó en la oscuridad.
- Sí? – Me
giré en mi cama, mirándole. Podía ver el brillo de sus ojos incluso en la
oscuridad.
- De verdad
estás saliendo con Kibum?- Se me hizo un nudo en el estómago.
- Sí.
- De verdad?
- Sí.
- Vale. – Y
silencio. Únicamente silencio.
*Ricky POV*
Miré a
Jonghyun con una ceja enarcada mientras me colocaba la almohada y los cojines
estratégicamente para que me acostase en la cama.
- Debes de
estar cansado… Túmbate! Tienes que reposar. – Se acercó a mí y me obligó a
pasarle un brazo por los hombros hasta que me tumbó en la cama.- Estás cómodo?
Necesitas algo? Tienes calor? Voy a por el ventilador? Aunque no es buena idea
porque podrías resfriarte… Quieres un helado? Voy a comprarlos?
Tuve que
sujetarle el brazo porque ya se estaba poniendo la sudadera.
- Oye… Estoy
bien. – Sonreí. – Estoy demasiado bien.
Asintió y
bajó la mirada, sentándose al lado de mi cama, en el suelo, apoyando la cabeza
en mi colchón. Le miré y sonreí con dulzura. Me hacía muy feliz que se
preocupase tanto por mí… Pero todo tenía un límite. Mi deducción era que se
sentía culpable porque había sido él quien quería ir a jugar el día del
esguince, pero aun así… era tontería exagerar tanto las cosas.
Debería
hablar con él? Decirle que no es necesario que se moleste tanto?
Otra cosa
que me había llamado la atención era que me había prohibido sentarme en
cualquier sitio que no fuese o solo, o con él a mi lado. Nadie tenía derecho a
acercarse a mí o se ponía como una fiera… Los hyungs tenían hasta miedo por la
violencia que había desarrollado, y a mí me daba la impresión de que todo era
porque se sentía sobreprotector por culpa de mi torpeza.
- Jonghyun…
- Le llamé con dulzura y él se incorporó a la velocidad del rayo.
- Sí? – Le
miré, sorprendido, y reí.
- Nada, que
si podemos hablar…
- Oh… - Se
sentó sobre mi colchón, a la altura de mi cadera, y me miró con expresión
suave. – Dime.
- Verás…
Últimamente he notado que estás muy cerca de mí siempre…
- Siempre he
estado cerca…
- Ya, pero
ahora es como que… Es decir, antes jugábamos y tal, pero ahora es como si me
tuvieses en una burbuja…
- Porque
estás herido!
“Herido!?” –
Qué exagerado eres! – Reí, y él frunció el ceño, mirando mi pie, vendado en
exceso porque él mismo le había ordenado a las enfermeras que gastasen la mitad
de las existencias del hospital. Llevaba más vendas que la momia. – Es sólo un
esguince… En quince días se curará y podré volver a jugar contigo.
- No lo harás,
guardarás reposo y harás la rehabilitación que te mandaron. – Su mirada me heló
de lo seria que era.
- Jonghyun…
- Susurré. – De verdad, por qué haces esto? Puedo valerme por mí mismo, no es
necesario que te esfuerces tanto…
Bajó la
mirada, haciendo que el flequillo caoba le tapase los ojos. Estaba tan raro…
Tenía el corazón en un puño por la indecisión que me producía su
comportamiento.
- Que por
qué lo hago? – Susurró. Asentí suavemente. – Porque eres mi amigo… Y te has
hecho daño. Y no he podido evitarlo.
“Amigo.
Cierto… En qué pensabas, Changhyun?”
- Gracias…
Pero es culpa mía y de nadie más. – Me miró, con expresión triste y le sonreí,
intento que no se notase mi decepción. – Te quiero, Jonghyun… Gracias por ser
mi amigo.
Su expresión
cambió a sorprendida, pero luego se dulcificó y volvió a bajar la mirada.
- Yo también
te quiero. – Sonreí y suspiré.
- Chicos, a
cenar! – La voz de Minsoo rebotó por las paredes de toda la casa.
- Pollo! –
Chilló Niel, emocionado.
Jonghyun se
incorporó y me miró, tendiéndome una mano. Le sonreí y la tomé, sintiendo esa
característica electricidad recorrerme todo el cuerpo. Entonces, Jonghyun se
estremeció y me miró, con expresión asustada.
“Acaso… Él
también la ha sentido?”
- Qué
ocurre? – Pregunté, esperando a que tirase de mí para poder incorporarme. Él
simplemente estaba helado, mirándome. – Jonghyun? – Llamé suavemente su nombre
y él, finalmente, parpadeó varias veces.
- Perdona… -
Murmuró, tirando de mí hacia él, recibiéndome en su pecho hasta que pude
estabilizarme y alcanzar la muleta. Su pecho era tan cómodo que desearía poder
abrazarle día sí y día también.
- Gracias. –
Le sonreí con dulzura y él asintió, caminando detrás de mí, como siempre desde
que estaba “lisiado”.
Me ayudó a
sentarme en la silla y él se sentó enfrente antes de que empezásemos a comer.
- Está rico?
Es un restaurante nuevo. – Comentó Myungsoo. Le miré, estaba de un buen humor
extrañamente inusual. Todos asentimos y él sonrió, orgulloso.
- Invitas
tú, Hyung? – Preguntó Chanhee.
- Así es. –
Todos le miramos como si acabase de decir algo prohibido. – Qué?
- Tú no
invitas nunca! – Chilló Jonghyun, señalándole con un dedo acusador que en
seguida fue reprendido por mamá Chanhee. – Qué has hecho? Quién ha muerto?
Reí. –
Hyung, acaso quieres dejar el grupo? Es eso?
- Qué
bestias sois! – Salió Niel de la nada. – No se puede ser amable en esta casa o
qué? Tendríais que darle las gracias! – Minsoo le sonrió y él le devolvió la
sonrisa. – Gracias…
La vocecita
dulce y que me causó un escalofrío de Niel, en seguida recibió burlas.
- “Gracias…”
– Le imitó Jonghyun, riendo conmigo al momento. – Qué te pasa a ti también?
- No comes,
Byunghyun? – Susurró Chanhee a mi derecha. Les miré de reojo, y mi Hyung
parecía más triste que la noche, así que decidí dejarlo por el momento. Lo
mismo pensó Chanhee, sirviéndole un trozo de pollo en el plato, trozo del que
no probó nada.
- Veréis… -
Carraspeó Minsoo. – En realidad, tengo que deciros algo.
Todos, menos
Byunghyun, centramos nuestra atención en él.
- No quiero
que afecte a la vida que llevamos en absoluto, y prometo que nada va a cambiar
en ningún aspecto, y que seré completamente responsable de lo que ocurra…
- Al grano. –
Dijo Chanhee, mirándole con una ceja enarcada.
- Estamos
saliendo… - Susurró Niel, siendo rodeado al momento por el fuerte brazo de
Minsoo. Jonghyun dejó caer sus palillos al suelo, emitiendo un sonido metálico
que me llamó la atención.
- Qué? –
Chanhee parecía tan sorprendido como nosotros.
- Prometemos
que seremos completamente responsables y que eso no afectará en nada al grupo.
Separaremos vida profesional de pida personal.- Argumentó Minsoo. Jonghyun
resopló.
- El
problema, Hyung, es que aquí, en nuestro grupo, la vida profesional y la
personal la compartimos todos con todos. Es una misma! Y si pasa algo! Como con
ellos! – Señaló a Byunghyun y a Chanhee y yo le miré, dolido, haciendo que se
sentase al momento al sentir mi mirada.
- Eso no
viene a cuento, Jonghyun… - Le reprendió el líder. – Y repito, que seremos
responsables.
- Una forma
preciosa de llamarnos irresponsables a nosotros. – Masculló Byunghyun,
incorporándose de la mesa y dirigiéndose a su cuarto. Entonces, se frenó, justo
en cuanto el picaporte tocó su mano. – Tenéis mi bendición, de todas formas.
Todos tenemos derecho a ser felices… Aunque algunos más que otros.
- Qué le
pasa? – Preguntó Niel a Chanhee, que negó con la cabeza, incorporándose
también.
- Niel, hoy
limpias tú. – Susurró, sonriendo de forma cansada. – Tenéis mi apoyo también.
Chanhee
desapareció en dirección a su cuarto, dejándonos solos con la nueva pareja.
Jonghyun mantenía la mirada baja y yo le entendía… Ambos teníamos miedo por el
grupo. Y yo, tenía que añadirle a eso mis sentimientos.
- Chicos… -
Minsoo nos llamó con dulzura, pero ni él ni yo nos movimos. – Podéis confiar en
nosotros?
- Hyung… - Susurró
Changjo. – Prometéis ser felices? Si no me lo prometéis, no podré daros mi
apoyo.
Tragué saliva,
porque en ese momento, había levantado la mirada y sus ojos se clavaban en los
míos. No entendía qué me quería decir…
- Yo… -
Murmuró Niel. – Quiero serlo.
- Yo
intentaré lograrlo. Prometo que lo intentaré con todo lo que tengo. – Añadió Minsoo,
apretando aún más a Niel contra su cuerpo.
Yo suspiré y
asentí, sonriendo con suavidad.
- Por mí…
OK. – Volví a mirar a Changjo, que no había desviado sus ojos de mí durante
todo el rato. De hecho, yo no le había visto ni pestañear.
- Vale. –
Musitó. Minsoo le abrazó también y me sonrió con cariño.
- Gracias,
chicos.
Jonghyun me
ayudó a levantarme de nuevo mientras Minsoo y Niel recogían la mesa entre
miraditas y risas estúpidas. Les envidiaba tanto que les odiaba… No. En
realidad no podía odiarles, pero sí que les envidiaba. Y mucho.
Me dejó con
cuidado en la cama, al igual que antes, y se sentó en la suya, mirando la
moqueta.
- Por qué
ellos pueden? Cómo les es tan fácil? – Susurró. Le miré, sin entender.
- A qué te
refieres?
- Al amor. Por
qué entre ellos nace así, porque sí? Cómo lo hacen para que, de una forma u
otra, acaben siendo felices? Aunque sea temporal, están juntos y son felices. Y
ahora Byunghyun Hyung ha encontrado a otra persona y también va a ser feliz…
- El amor
llega para los que tienen suerte… - Murmuré, llevándome una mano el pecho.
Tenía un nudo en la garganta y me costaba respirar. Entendía a lo que se
refería Jonghyun… Yo también quería amar y ser amado.
- Yo también
quiero tener a alguien a mi lado… - Susurró. Alzó la mirada, encontrándose con
mis ojos, y haciendo que mi respiración se extinguiese aún más si cabe. – Por qué
no puedo? Por qué soy incapaz?
Por qué me
daba la impresión de que se estaba refiriendo a mí? “No te hagas ilusiones, Changhyun…
Cuanto más alto subes, más duele la caída.”
- Yo…
Tampoco soy capaz. – Susurré, retirándole la mirada. Él resopló en cuanto lo
hice. Bajé la cabeza y cerré los ojos con fuerza, con todas mis fuerzas, hasta
que empecé a ver lucecitas de colores.
- Les
envidio… - Murmuró. Asentí, aún en la oscuridad de mis ojos. – Cómo alguien
puede ser tan valiente de coger a la persona que le gusta de los hombros,
mirarla a los ojos y declararse? De dónde sacan el valor?
Abrí los
ojos porque, de repente, un lado de mi cama su hundió. Jonghyun me miraba,
fijamente, al igual que antes, pero no era capaz de leer nada más en sus ojos
más allá de un nerviosismo del cual no encontraba el origen.
- Imagina… -
Susurró, colocando sus manos en mis hombros. Mi corazón latía desbocado. – Que ahora
yo te tomo así… - Sentí la presión de sus dedos en mis carnes, no dolía, no me
hacía daño… Pero mi piel quemaba. – Te acerco a mí… - Tiró de mí hacia él,
suavemente, despacio…- Y te miro a los ojos… - De nuevo, su mirada apuñaló mis
ojos, clavándose en ellos de forma que yo no podía apartarla. – Y te digo… Me
gustas. Me gustas mucho.
Juraría que
me desmayé en ese momento, pero no, desearía haberlo hecho, pero no lo hice. Al
contrario, trague una saliva inexistente para humedecer mi boca, más seca que
el desierto, y cogí aire y fuerzas.
- E imagina…
- Murmuré, sintiendo como todo mi cuerpo temblaba. – que yo te dijese que tú a
mí también.
La expresión
de Jonghyun se tensó de golpe. Sus músculos faciales se tensaron.
- Entonces…
Si eso pasase… Ya estaría? Eso habría sido todo? El paso a dar para lograr
estar juntos? – Seguíamos comunicándonos en susurros. Unos susurros tan dulces
que lanzaban su respiración hacia mi piel, acariciándola y calmándola al mismo
tiempo que abrasaba, como su tacto.
- Supongo
que sí… - Respondí, sin ser capaz de bajar mi mirada. – Ahora estaríamos juntos…
Si eso pasase.
- Si eso
pasase. – Jonghyun liberó su agarre y me dejó de nuevo con cuidado sobre el
colchón, sin retirar sus ojos de los míos.
- Sí… -
Murmuré, siendo capaz por fin de cerrar los ojos y respirar. Jonghyun no se
movió, ni lo hice yo. Dejamos pasar el tiempo durante unos minutos que me
parecieron horas, o quizás lo fueron… No lo sé.
- Changhyun…
- Susurró. Abrí los ojos y le observé. Estaba colorado, con el pelo despeinado
y no paraba de tragar saliva.
- Sí?
- Por qué…
No hacemos que pase? – Abrí los ojos como platos y él me retiró la mirada,
mirando al suelo. – Me gustas… No lo digo por decir. Lo digo en serio. Desde
hace tiempo, me gustas.
En ese
momento sentí tantas cosas al mismo tiempo que estuve al borde del derrame
cerebral. Sorprendentemente, mi cerebro logró imponer calma, y no sentí nervios
más allá de lo que debían de ser las famosas mariposas en el estómago, no sentí
dudas, ni “y si”, ni “pero”, simplemente sonreí con amplitud.
- Y tú a mí.
Mucho. – Jonghyun me miró, con expresión sorprendida.
- En serio?
No lo dices por cumplir? O por pena?
- No… - No
podía dejar de sonreír. Me dolían las mejillas, pero me daba igual.
- Entonces…
Quieres salir conmigo? – Me sentía como en una película. Todo estaba saliendo
tan perfecto que tenía miedo de que llegasen los créditos finales. “No. No
llegarán.” Asentí enérgicamente y Jonghyun sonrió con timidez, sentándose más
cómodamente en mi cama, cruzado de piernas, mirándome.
- Entonces…
Ahora qué? – Le miré, sin entender. – Qué hacemos?
Tenía razón.
Y ahora qué?
- Tú sabrás!
Eres el que tiene experiencia! – Repliqué.
- YO!? – Se señaló
y yo asentí. Me miró, sin entender tampoco. – Yo nunca he tenido novia.
- Yo…
tampoco. – Ambos nos quedamos mirándonos, confusos a más no poder. Habíamos debutado
muy jóvenes… No habíamos tenido tiempo de hacer nada que los demás chicos de
nuestra edad ya habían experimentado. Nada.
- Bueno… -
Murmuró, jugando con la cremallera de su sudadera. – Lo importante es que
estemos juntos… - A medida que hablaba, el tono de sus mejillas se
intensificaba, al igual que el mío. Asentí.
- Solamente…
Tenemos que querernos. – Asintió, mirándome un segundo antes de que ambos
retirásemos la mirada. Aquello era muy vergonzoso… Pero me hacía terriblemente
feliz.
- Cómo? –
Murmuró. – Nunca he querido a nadie… Bueno, a mi familia, pero no es lo mismo…
Asentí,
pensativo. No tenía ni idea de esto, y tampoco esperaba que fuese a llegar el
momento, así que mi preparación era escasa tirando para inexistente.
- No lo sé…
- Susurré, jugando yo con el cordón de la capucha. Aun así, no podía dejar de
sonreír.
- Oh! –
Levanté la mirada y le miré, descubriendo su mirada brillante. Sonrió con
timidez y le devolví la sonrisa. – Creo que… Así?
- Así cómo? –
Murmuré, pero ya no pude decir nada más, porque Jonghyun se acercó a mí y posó
sus labios sobre los míos. Estuvo así durante unos segundos que me aseguré de
grabar para siempre en mi memoria.
Se separó y
me miró, sonriente y sonrojado. Le sonreí también y bajé la mirada,
avergonzado.
- Es mi
primer beso… - Susurré. Me sentía atontado y estúpido por no poder dejar de
sonreír.
- Ojalá fuese
el mío… - Masculló, maldiciendo a Niel en su mente. Reí suave y él me miró. –
Para mí… Cuenta como el primero. Vale?
Asentí y él
rió, nervioso.
- Nuestro
primer beso. – Murmuré, y él asintió.
- Puedo…
Darte otro? – Levanté la mirada, sorprendido. Mi cara se puso del color de mi
chándal, rojo como el más fresco de los tomates, y él sonrió, acercándose de
nuevo y depositando un corto y suave beso sobre mi frente. Eso me sorprendió
aún más.
- Hace
cosquillas… - Susurré, sonriéndole, y él me devolvió la sonrisa.
- Es muy
agradable… - Nos sonreímos y reímos como idiotas durante toda la noche.
“Ah… Esto es
la felicidad? Me gusta… Yo también quiero prometer que voy a ser feliz.”
-Fin-
El changrick es tan tierno!! waaaaaaa me pudro de amor con ellos!! pasando a las deagracias, Myungsoo debe convertirse en monje para poder salvarse del pecado(? xD igual esta hermoso *W* la cosa es que se porte bien y ya una no lo querrá golpear, a quien también dan ganas de golpear es a Dongwoo, si por mi fuera lo agarro a palos, pero de eso se encarga Hoya xD, quiero destacar algo, UNA PAREJA PARA CHANHEE!!! -se para con su cartel que dice: "Queremos que Chanhee sea feliz", el necesita amor!! todos andas en la temible zona del amigo xD JAJAAJ quiero leer mas x__x
ResponderEliminarJAJAJAJAJA MONJE!? Me encanta xD
EliminarLa pareja de Chanhee... Veremos qué puedo hacer al respecto xD
La zona del amigo es peor que las arenas movedizas
Pronto actualizaré ^^
PD: ME ENCANTA EL NUEVO DISEÑO!! GRACIAS por dejas que descarguemos los fincs ♥ eres lo MÁXIMO!
ResponderEliminarMe alegro de que te guste! ^^
EliminarAY, QUÉ AMOR ERES <3
Esta muy bonito el fic nunca pensé odiar a myungsoo en un fic pobre de mi sungjong como pudo aprovecharse de el y de sungyol(tengo tantos sentimientos encontrados haaaaaaa)simplemente hermoso unnie y espero que sufra mucho dongwoo por hacer sufrir a hoya y va también para sunggyu haaaaaaa no se que hacer sufre tanto que sufro con ellos igual :'( (es hermoso :'( :'( :'(
ResponderEliminarMe alegro de que te guste!
EliminarTodos sufrimos, pero pronto esperemos que mejoren las cosas...
Gracias por leer y comentar~ <3