- ¿Quién es
la víctima? - El inspector Donghwan entró en aquella nave abandonada, cercada
por una cinta policial de color amarillo chillón.
- Creo que
le reconocerás en cuanto le veas. - Dijo el forense, torciendo el gesto y
cerrando su maletín. El inspector enarcó una ceja y se acercó al cuerpo,
cubierto con una manta blanca pero que estaba completamente empapada en sangre.
- Aunque has de tener un estómago en condiciones.
- ¿Tan mal
está? - Preguntó, mirando con reparo el cadáver, del cual solo se asomaban los
pies bajo la tela.
- Los
policías que lo encontraron están ahora mismo recibiendo atención psicológica,
y el resto han vomitado. - Respondió el doctor, abrochándose el abrigo y
mirando al inspector con seriedad. - No sé si deberías verlo, al fin y al cabo
acabas de reincorporarte al trabajo…
- Estoy
bien. - Espetó el policía, agarrando con decisión la sábana y levantándola,
quedándose de piedra al ver la carnicería que se exponía ante sus ojos.
- Yo le
avisé. - Musitó el forense, saliendo de la nave tras abrir su paraguas. Hacía
casi dos semanas que no había parado de llover ni un segundo.
- Twitter va
a arder después de esto. - El policía se giró y se encontró con su compañero de
comisaría, Changmin, que se acercó y le dio una amistosa palmada en el hombro.
- Sabes quién es, ¿no?
El inspector
se esforzó por reconocer la cara del cadáver, pero ningún nombre se le venía a
la cabeza.
- Sabes que
no suelo ver la televisión.
- Es un
cantante y actor, ídolo adolescente. No te suena Kim Hyunjoong?
- Para nada.
- Changmin suspiró y destapó completamente el cuerpo, para poder observarlo en
condiciones. - De todas formas me da igual que fuese actor, lo que me importa
es quién ha podido hacer esto.
Ante ellos,
el cuerpo de la antigua estrella yacía medio deshecho. Tenía el estómago
completamente abierto, y parte de sus intestinos sobresalían entre sus carnes.
Un corte que prácticamente le había cortado a la mitad. Además, tenía marcas de
cortes y pinchazos en ambas muñecas y tobillos, como si hubiese sido esposado
con armas de tortura de la inquisición.
Su rostro
estaba sucio de sangre seca, su pelo completamente desordenado, y sus músculos
hinchados y con moratones, probablemente por el esfuerzo que había hecho para
intentar liberarse.
- ¿Se sabe
el arma del crimen?
- Dudo que
fuese solo una. - Murmuró Changmin, caminando tranquilamente alrededor del
cuerpo, esquivando trozos de órganos y carne del muchacho. Más tarde vendrían a
buscarlos todos los pedazos. - Además, la policía ya ha encontrado en un
vertedero cercano una camilla de hospital ensangrentada con un péndulo cortante
y grilletes.
- Entonces
ya tenemos con qué lo mataron, ahora solo falta saber quién y por qué. - Musitó
Donghwan, agachándose y recorriendo una y otra vez con la vista el cuerpo
destrozado. Estaba completamente desnudo.
- Podría
haber sido cualquiera. - Donghwan levantó la mirada hacia su compañero, que le
miraba con indiferencia.
- Cualquiera
no abre en canal a una persona, Changmin.
- Este
chaval estaba recibiendo un montón de odio recientemente, y si vieses la
televisión lo sabrías.
- ¿Qué pasó?
- Fue llevado
a los tribunales por maltrato doméstico. Le pegó una paliza a su novia,
rompiéndole incluso un par de costillas.
Donghwan llevó
entonces la mirada al torso del cantante, apreciando un pequeño dibujo hecho
con cortes en la zona lateral, justo encima de las costillas quinta y sexta.
- ¿Fue
declarado inocente?
- No, la
chica retiró la denuncia. - Donghwan resopló.
-
Probablemente fue amenazada. - Musitó, acercándose al dibujo y abriendo mucho
los ojos al reconocerlo.
- ¿Qué
ocurre? - Donghwan miró a Changmin con pánico en los ojos. - ¿Qué has visto?
- Mira esto.
- Changmin se acercó, mirando a donde Donghwan señalaba. - Es el carácter chino
de justicia. El mismo que llevaba tatuado en el cuello mi acosador.
Changmin
fijó la vista en el conjunto de heridas que su compañero le señalaba, sin
expresión.
- Donghwan…
- Murmuró, girando lentamente la vista hacia él. - De verdad que deberías
plantearte lo de continuar con la baja.
Donghwan
resopló, frustrado, y se incorporó de inmediato.
- ¿A qué
viene eso ahora?
- Es normal
que veas referencias a él en todas partes. Fue una experiencia muy dura.
- Estoy
bien.
- No lo
estás.
- El examen
psicológico alegó que estaba en mis cabales como para volver a trabajar.
- Sí, a
firmar órdenes de arresto y beber café, pero no para observar cuerpos en
trozos.
- Venga ya…
- Changmin se incorporó y le miró con comprensión.
- Escucha,
es normal, ¿vale?
- No lo es.
Que ese maldito hijo de puta me metiese la cabeza en un tanque de agua,
encadenándome el cuello al fondo para que no pudiese salir, no quiere decir que
no lo haya superado.
- Sigo
diciendo que es increíble que pudieses sobrevivir sin más. - Musitó Changmin.
- Dios
existe, tío. - Espetó Donghwan, mirándole con rabia. - Tú deberías saberlo
mejor que nadie, que lograste salir consciente y sin heridas de tercer grado. Los
demás no lo consiguieron.
- Pura
suerte. - Respondió Changmin, metiendo las manos en los bolsillos y volviéndose
a girar al cuerpo, suspiró. - Oye… Le voy a pedir a la jefa que te retire del
caso. Estoy convencido de que tiene que ser demasiado para ti.
- ¿¡Y para
ti qué!?
- Yo no lo
pasé tan mal como tú, tío. - Dijo tranquilamente Changmin, colocándose el
cuello del abrigo largo y negro. - Volvamos al cuartel.
- No pienso
dejar el caso. - Changmin negó lentamente en silencio mientras tapaba el cuerpo
y salía caminando junto a Donghwan de la nave, dejando pasar entonces al equipo
de forenses, que venían a recoger al chico y sus trozos.
- Odio la
lluvia. - Susurró Donghwan en cuanto el agua comenzó a empaparle lenta pero
continuamente.
- Inspector
Kim? - Lee Eunjung llamó discretamente a la puerta de su despacho, mientras
ojeaba una carpeta con la ficha del policía.
- ¿Sí? -
Donghwan la miró, extrañado. Ella se acercó, haciendo resonar sus tacones en la
madera, y dejó los papeles sobre la mesa, mirando fijamente al policía.
- Me llamo
Lee Eunjung, y soy la nueva jefa de comisaría. - Dijo, alisándose la falda y
sentándose en la butaca al otro lado de la mesa. Donghwan enarcó una ceja.
- Encantado,
señora Lee.
- Llámame
Eunjung simplemente. - Comentó la mujer, retomando la carpeta y pasando unas
hojas, frunció el ceño. - Verá, he venido porque he recibido una sugerencia de
un compañero suyo que me pedía que le alentase a retirarse del caso de Kim
Hyunjoong.
Donghwan
resopló, frustrado.
- He visto
que usted pasó hace quince días por una experiencia especialmente traumática
junto a otros seis miembros del equipo.
- De los
cuales cinco resultaron muertos a manos del mismo asesino que se ha cargado al
actor. - Masculló, mirándola con dureza. Ella elevó la mirada con tranquilidad.
- Eso no lo
sabemos.
- Yo lo sé.
- La demanda
interpuesta expresaba que usted manifestaba una especial ansiedad y obsesión
hacia este asesino, culpándole a pesar de la ausencia de pruebas.
- No hay
ausencia de pruebas, señora. El que usase artilugios de tortura prueba que es
él, y además de que siempre firma sus cuerpos con el carácter de justicia.
- Los
forenses admitieron que los utensilios hallados estaban impregnados con la
sangre de la víctima, pero no vieron relación de la firma que usted aclama. Lo
descartaron como arañazos casuales. No parece haber sido hecha a propósito.
- Venga ya…
Eso es una gilipollez. - Masculló el inspector, poniendo los ojos en blanco.
Las casualidades en este trabajo no existen.
- Puedo
discrepar, inspector Kim.
- Llámeme
simplemente Donghwan.
- Paso.
La mujer
cerró la carpeta con fuerza y la dejó sobre la mesa, mirando fijamente al
hombre, que le devolvía la mirada.
Kim Donghwan
era famoso por no perder la paciencia bajo ninguna situación, además de ser un
hombre bastante callado y discreto. Por esas cualidades, ahora no estaba montando
un cristo tremendo, pese a que ganas no le faltaban: Le estaban llamando
perturbado.
- Queda
usted excluido del caso, inspector Kim. Recoja sus cosas y váyase, le
avisaremos cuando se haya resuelto.
El aludido
abrió mucho los ojos y la miró como si estuviese loca. Ella sacó de debajo de
la carpeta una revista y se apoyó en la mesa tras incorporarse.
- No puede
hacerme esto. ¡Me he involucrado como nadie en este caso! ¿Por qué yo he de
dejarlo y Kang Changmin no?
- El examen
psicológico del Inspector Kang no muestra ninguna anomalía, mientras que el
suyo sí.
- Pero eso
no tiene ningún sentido. ¡Él pasó por las mismas torturas que yo! - Ella se
encogió de hombros, mirando la portada de su revista con detenimiento.
- No es
culpa mía que tenga más fortaleza mental que usted, inspector.
Donghwan
resopló, frustrado, pero obediente. En seguida comenzó a apilar los papeles
unos encima de otros, y cerró las pestañas de casos anteriores que tenía
abiertas en el ordenador.
- No puedo
comprender que alguien que haya estado bajo el riesgo de perder su vida a manos
de un loco esté tan tranquilo. - Murmuró, visiblemente enfadado.
La mujer
dejó la revista sobre la mesa y le miró, comprensiva.
- Inspector,
quiero que sepa que esto lo hacemos por usted. Es un caso excepcional, y lo
hemos tenido en cuenta porque usted pidió reincorporarse al cuerpo en vez de
cumplir su baja completa.
- Porque me
encontraba bien.
- Entiendo
que haya sido traumático para usted. - Continuó, rodeando la mesa y apoyándose
en la pared, al lado de la silla desde donde el inspector la miraba con el ceño
fruncido.- Pero he estudiado el caso, créame, y opino que un descanso no le
vendrá mal. Nosotros nos encargaremos de ese animal, le meteremos entre rejas y
entonces le dejaremos volver a nuestro equipo. Le puedo asegurar que le
estaremos esperando con los brazos abiertos. - Eunjung sonrió suavemente, y
Donghwan simplemente retiró la mirada. Le importaba un bledo cómo le
recibiesen, simplemente porque no quería irse.
- ¿Quiere
que le ayude? - Preguntó Eunjung, ofreciéndole un par de cajas en las que
vaciar las escasas pertenencias que el inspector tenía sobre la mesa.
- No será
necesario, muchas gracias. - Respondió calmadamente Donghwan, metiendo los
archivos de su caso y el de sus compañeros fallecidos, todos en pruebas
similares en crueldad a la que había sufrido la estrella.
- Mañana el
asesinato de Kim Hyunjoong saldrá en todas las portadas. - Resopló ella, con
agotamiento, apoyada esta vez en la ventana, al lado del ordenador de sobremesa
del inspector. - Tenemos que averiguar quién es el soplón de la policía, porque
solamente estamos alimentando el ego del asesino.
- Por muchos
miembros que hayamos excluido, la prensa sigue enterándose de los detalles.
Creo que son un equipo de topos. - Respondió, guardando su lapicero también en
la caja.
- Les
encontraré, sean cuantos sean. - Masculló la mujer, fijando de nuevo la vista
en la portada de su revista. - Hoy en día debutan diez grupos al día… Pero
solamente 1 de cada cincuenta llegan a ser alguien. Es triste. Tantos chavales
tirando sus estudios a la basura para bailar sobre un escenario.
El inspector
no respondió, simplemente se sobresaltó cuando la mujer le puso la revista en
las narices y le señaló a un chico moreno y visiblemente joven que sonreía
alegremente junto a otros seis.
- ¿Cuántos
años tendrá este? ¿Doce? A esas edades deberían de estar en la escuela.
- ¿Bam Bam?
- Leyó Donghwan, frunciendo el ceño ante el curioso nombre. - No sé… No escucho
pop adolescente.
- Yo
tampoco, pero me fastidia. - Musitó Eunjung, depositando de nuevo la revista
sobre la ya vacía mesa. El inspector no le hizo caso y se incorporó de su silla,
cogiendo la chaqueta de su traje del respaldo de la silla y poniéndosela.
Donghwan
pensó que en cuanto llegase a casa, se tomaría una aspirina. La cabeza le dolía
muchísimo, siempre le pasaba cuando llovía, pero los sonidos permanentes de
teléfonos sonando incansables de fondo, el ajetreo por culpa del caso, la
prensa gritando desde la calle… Nada ayudaba a que se calmase esa dolorosa
tensión en su frente.
- Me marcho.
- Anunció, colocándose bien la corbata y cargando la caja. Su jefa asintió,
colocándose recta y haciendo una formal reverencia.
- Prometo
que le llamaremos pronto, inspector Kim. - Eunjung sonrió cordialmente y se
disponía a acompañar al inspector Kim a la puerta, pero un zumbido a sus
espaldas hizo que ambos se detuviesen de repente.
Donghwan se
giró, curioso, y la mujer le imitó. El ruido provenía del ordenador, pero ambos
habían visto cómo éste había sido apagado anteriormente.
- ¿Qué es
eso? - Preguntó la inspectora, acercándose lentamente al ver una imagen borrosa
que parpadeaba en la pantalla. En inspector, al contrario, no se movió de su
sitio. Mantenía una mirada seria pero preocupada en el rostro. Esa imagen traía
consigo muchos sentimientos, y ninguno bueno. - Dios mío…
- ¿Qué?
- ¡Son
niños! ¡Alguien tiene a niños encerrados!
En la imagen
se podía apreciar con una calidad bastante decadente a siete chicos jóvenes
encadenados a una especie de taquillas. En blanco y negro, y con una definición
de imagen tan escasa, no se podía decir mucho más.
- ¿Están
muertos?
- No lo sé…
No sé siquiera si es algún tipo de broma de mal gusto. - Añadió la policía,
esforzándose por sacar detalles de la imagen. Se disponía a sacar el teléfono
del bolsillo y avisar a los laboratorios de imagen y sonido para que viniesen a
por el ordenador, pero Donghwan soltó un respingo que hizo que ella se girase a
mirarle.
- ¿Qué?
- El símbolo…
Sobre la tercera taquilla de la derecha. - La mujer abrió los ojos como platos
al reconocer el ideograma de “justicia” perfectamente trazado. - Lo sabía. Es él.
Siempre es él.
La policía
calló sobre sus rodillas, mirando la imagen con desesperación. Eran siete
niños, y de repente eran responsabilidad suya. Entonces, llevó la mirada a la
séptima taquilla, y sintió su corazón detenerse.
- Inspector
Kim… - Donghwan la miró cuando se giró hacia él, y no pudo evitar asustarse al
ver la reacción de la mujer a algo que él no alcanzaba a ver.
- ¿Qué?
- No es una
fotografía. - Susurró Eunjung, mirándole con expresión de pánico. Donghwan dejó
la caja en la mesa y se apresuró hacia ella, mirando la pantalla con suma
atención. - Es un vídeo. Los niños están ahí ahora mismo…
Donghwan
reconoció las agujas del reloj moverse, y le arrebató el móvil a la mujer,
llamando rápidamente al laboratorio.
- Por favor,
vengan a la comisaría 74 Sur de inmediato. Necesitamos que nos ayuden con un
vídeo que está siendo proyectado en mi ordenador a tiempo real. Es cuestión de
vida o muerte.
- ¡Jefa! -
Changmin apareció en ese momento, empapado en sudor y visiblemente nervioso, en
la puerta. Ambos se giraron hacia él. - Hay un vídeo de unos prisioneros siendo
proyectado en todos los equipos electrónicos del edificio… Creemos que se trata
del asesino lanzándonos un reto de nuevo.
- Rectifico:
- Dijo Donghwan, alzando el tono de voz al compañero del teléfono. - NO VENGAN
DE INMEDIATO, ¡ESTÉN AQUÍ YA!
Nooooo me digas que son mis nenes!!!!ahhhhh conti pronto Unnie!
ResponderEliminarPues tiene pinta... Pero tendrás que esperar al teaser ^^
EliminarO.O
ResponderEliminarHaber, haber, haber......... ¡¿Estas insinuando que ese tío pirado torturador tiene a los chicos?! Vale... si leyendo y después viendo el teaser, pues se sabia >-< pero me quedé en blanco al ver a ese chico asesinado de esa forma, espero que no sea tan... tan... ¿Brusco? ¿Hard? XD no lo sé, solo espero no ver a ninguno de los chicos con las tripas fuera, aunque soporto mucho más el Gore que las escenas tristes, soy especial (?)
Moló como describiste todo, muy detalladamente
Preveo que este fic me gustará mucho, como los demás *-* Aunque si, seguramente estaré tensa, triste y enfadada la mayoría de las veces xD pero me gustará:3
Gracias! esperaré el próximo capítulo! <3
:B
EliminarNo lo insinúo, lo dejo caer (?) xDDDDD Va, que sí, que los tiene él. Al grano.
Yo también llevo mucho mejor el gore que la tragedia. Somos muy poca empatizadoras(?) xDDDDD
Aquí habra de todo, don't worry :3
Espero que te guste!! ^^