Apoyé mi espalda contra la puerta y apreté la hoja de papel que tenía arrugada en mi puño con todas mis fuerzas.
“Ya está bien Sungmin, nunca más te tratarán como a una niña pequeña.” Lancé con furia la bola de papel al suelo y me puse en marcha hacia el Ala Sur del dormitorio. Una vez allí me dirigí por un estrecho pasillo hasta llegar al final, a la habitación nº 1, la habitación de Siwon y Donghae. Era bien sabido que esos dos eran más despistados que poco y que para no perder la llave, la dejaban encima del marco de la puerta, así que dí un salto para cogerla, pues solamente estirando el brazo no era capaz de alcanzarla. “Tsé. No soy bajito, es que las puertas son demasiado altas… Ni que fuéramos gigantes!” Estas palabras sirvieron como apoyo a mi autoestima en ese momento, pero en realidad, si nos ponemos a comparar mis 175 cm de altura con los 183 de Siwon pues ya cambia un poco la cosa…
Entré en la habitación, era algo más grande que la mía, o lo parecía por la organización… Supongo que ayudaba el hecho de que las dos camas individuales estuviesen pegadas la una a la otra formando una de matrimonio improvisada y dejando mucho más espacio libre. No quise imaginarme por qué estaban pegadas las camas, así que ignoré ese hecho y me dirigí hacia el armario de Siwon. Lo abrí y me encontré con la organización en estado puro. Todo organizado por color, tacto y estación del año. Nunca creí que mi Hyung pudiera ser tan organizado… Cogí unos pantalones y una camiseta, procurando escoger colores oscuros y sin nada de rosa y después de quitarme mi ropa, me lo puse y me miré al espejo.
Parecía salido de un circo. Me quedaba ridículamente grande. Los pantalones se me caían y me quedaba largos, y el cuello de la camiseta hacía que prácticamente se me vieran los hombros. Miré con desprecio mi imagen del espejo y suspiré.
“Bueno, puede que no haya sido tan buena idea elegir a uno de los más altos del grupo…” Me quité la ropa de Siwon con cuidado y la dejé encima de su cama con miedo de que si la ponía en su armario de nuevo, quizás rompiera el equilibrio y organización que éste contenía.
Yo y mi ropa interior nos dirigimos entonces al armario de Donghae, quien no era mucho más alto que yo, pues más o menos (más) medía lo que yo.
Le cogí unos pantalones ajustados con rotos vaqueros y una camiseta negra. Me miré al espejo. “Esto ya es otra cosa.” Me observé satisfecho al ver que no me quedaba tan grande como yo había imaginado… Los pantalones me apretaban un poco, pero Donghae siempre iba embutido como un salchichón, así que…
Observé los rotos de los pantalones en el reflejo del espejo. “Me preguntó si tendré frío a la hora de la cena… Ahora empieza a refrescar por las tardes…” Me miré otra vez y metí un dedo en una de las roturas tocando mi pierna… “Sungmin, si tienes frío te fastidias! Esto es lo que hay!” Mi instinto friolero me pudo y al final le robé también una chaqueta de cuero a Donghae, las mangas me quedaba un poco largas, pero no me importó y salí de allí con mi ropa en una bolsa.
Me dirigí de nuevo a mi cuarto y dejé la bolsa encima de mi cama. Kyuhyun ya no estaba allí por suerte, eso me ahorró el momento incómodo que habría pasado. Entré en el baño y me volví a mirar en el espejo. Me toqué el pelo buscando una forma en la que colocármelo que no fuera perfectamente peinado como lo solía llevar.
Cogí un poco de espuma y me lo despeiné un poco… Parecía una mezcla entre que me acababa de levantar y un vampiro, pero no me puse pegas y salí de allí… Ya era hora de ir a cenar así que me dirigí a la entrada de los dormitorios donde quedábamos todas las noches para ir juntos.
Allí ya estaban Heechul y Hangeng haciendo su propia versión de Titanic en un momento de reencuentro, Kibum los observaba divertido, y Leeteuk hablaba con Kangin mientras acunaba a Ryeowook el cual estaba sentado en su regazo cómodamente. De repente, La señorita Rose-Heechul soltó un grito y me señaló con el dedo índice como si acabara de ver al mismísimo Satanás.
Los demás dirigieron su mirada hacia donde señalaba y al verme, fueron abriendo uno a uno los ojos como platos en cadena. Yo miré detrás mía para ver si a lo mejor me seguía alguien, pero no, me estaban señalando a mí…
Me acerqué. – Hola chicos… Qué tal?- Les saludé con una sonrisa cordial, pues si soltaba mi sonrisa cariñosa de siempre, ni mi aspecto conseguiría quitarme el aura infantil que siempre llevaba conmigo.
- Esto… Sungmin… Qué llevas puesto? – Ryeowook me observaba con una mirada incrédula y confusa.
- Por qué te has disfrazado de gótico, Sungmin? – Soltó Heechul.
- No voy de gótico!- Le reproché mientras le veía acercarse y dar vueltas a mi alrededor escaneándome.
- Y por qué pareces un vampiro despeinado? – Me dijo mientras tocaba mi pelo tieso a causa de la espuma y sonreía con ironía.
- No parezco un vampiro despeinado! Solo es que no estáis acostumbrados a mi look masculino!
Heechul iba a contestarme sabe dios qué cuando una voz a mi espalda nos interrumpió.
- Esa no es mi ropa?- Me giré y vi a Donghae con los brazos cruzados al lado de Siwon que me miraba divertido. – Ves Siwon? Te dije que me faltaban cosas y tú me llamaste histérico!
Siwon no aguantó más y soltó una carcajada breve. Yo le miré enfadado.
- Perdona Hyung, te prometo que mañana mismo voy de compras… Es que no tenía nada para ponerme esta noche.
- No tienes ropa?
- Masculina no!
Donghae me miró incrédulo.
- No tienes pantalones?
- Negros no.
- Por qué tienen que ser necesariamente negros.
- Porque los hombres masculinos van de negro!
- De donde has sacado tú esa tontería?
- … No estoy seguro…
- los hombre pueden llevar cualquier color Sungmin! Sólo hay que saber en dónde y cómo!
- Hyung! Yo antes vestía colores y no parecía masculino!
- Sungmin… ibas de rosa hasta los calcetines… PARECÍAS UN CHICLE!
Donghae estaba empezando a perder su calma habitual y Siwon también lo vio así que abrazándole por detrás y apoyando la cabeza en su hombro le besó la mejilla, suspiró y dijo: - Venga, calmémonos todo, sí? Donghae, por un día o va a pasar nada, no? Déjale hoy la ropa y mañana yo mismo me ocuparé de llevarle de compras.
Donghae hizo un puchero, señal de que ya estaba contento de nuevo al haber recibido el cariño de Siwon.
- Vaaaale… Se la dejaré… Pero solo por esta noche.- Se giró de forma que su cuello quedó rodeado por los brazos de Siwon y se acercó a él quedando frente con frente y sonriendo ambos… Una imagen de lo más empalagosa.
Llegaron los demás, incluido Kyuhyun, el cual me miró después de saludar a los demás con un aire prepotente que me hizo hervir la sangre de nuevo. Se dio la vuelta mientras me miraba de reojo y se acercó a Leeteuk y Ryeowook, quienes le iban preguntando qué tal se había ido adaptando en estos días.
Se le veía feliz, sonreía y hablaba como si tal… Un pequeño punto de tristeza volvió a invadirme cuando por mi cabeza se pasó la idea de que yo solamente le había visto sonreírme una vez…
Un brazo me rodeó el hombro. Yesung me rodeó con el brazo poniéndose a mi lado.
- Hey Sungmin! Qué bien te veo! – ese comentario viniendo de Yesung, el chico oscuro, no me hizo sentir muy bien, pero se lo agradecí.
- Gracias hyung, es mi nuevo look, te gusta?
- Me gusta! Me encanta esa chaqueta… De dónde la has sacado?
- ES MÍA!
Uno de los miembros de la pareja que llevábamos delante se dio la vuelta con una mirada feroz hacia mí, pero Siwon le acarició la cabeza y pronto volvió a su tranquilidad inicial.
- Sí, es suya, se la he tomado prestada por hoy. – Le contesté en voz baja intentando que Donghae no me escuchase y no se volviera a poner nervioso.
- Bueno, el caso es que es bonita, aunque quizás una talla menos te iría mejor. Sungmin… No pensaste en Ryeowook a la hora de pedir ropa?
Lo que me faltaba… Ryewook, el más bajito…
- Mmm… Es que pensé que con su estilo no me sentiría tan cómodo...
- Ah, era eso? Bueno, a mi me gusta, te sienta bien, pero el pelo… Quizás deberías llevarlo como antes Sungmin… Es que si no sabes peinártelo al estilo despeinado mejor llévalo simplemente peinado, no crees?
Sonreí, tenía razón.
- De acuerdo Hyung.
Llegamos todos al comedor. Shindong, Kangin y Eunhyuk parecían rebosar felicidad. Siempre tenían hambre y su momento favorito del día era la hora de comer.
Entramos todos en el comedor y empezamos a comer. Toda la cena avanzaba con normalidad. Yo estaba sentado al lado de Siwon y de Yesung, y estábamos hablando de que mañana al final íbamos a ir los tres de compras. Separé la mirada un momento y me fijé en Kyuhyun, me estaba mirando, no dejaba de mirarme mientras comía y me estaba haciendo sentir incómodo, pero decidí ignorarlo, no iba a permitir que manipulase mis sentimientos a su antojo como había hecho estos últimos días, así que retiré yo la mirada primero y seguí conversando tranquilamente, cosa que no pareció hacerle mucha gracia, porque apretó los cubiertos en su mano hasta que los nudillos se le pusieron blancos.
Leeteuk nos observaba, llevaba preocupado desde esa mañana por lo ocurrido, y como líder no podía permitir que hubiera más situaciones de ese tipo. Se levantó un momento y se excusó diciendo que iba al baño.
De repente, mediante el sistema de megafonía se transmitió un mensaje:
- Lee Sung Min, tienes una llamada, por favor, atiéndela en la entrada de los dormitorios. Lee Sung Min.
Me levanté, no sabía quién podía ser, si era mi familia podía llamarme al móvil en cualquier momento y no molestarse llamando al colegio.
- Chicos, vuelvo ahora.- Salí del comedor apresurado hacia la entrada de los dormitorios, preguntándome quién podría ser.
Llegué a la entrada de los dormitorios, abrí la puerta y cogí el teléfono.
- Soy Sungmin. Quién es?
Nadie respondió. Solo sonaba el mensaje automático de siempre. “Este teléfono es solo para recepción de llamadas. Si quiere realizar una llamada diríjase a la jefatura de estudios.”
No lo entendía. Qué narices significaba esto? Me dí la vuelta al oír que la puerta se abría detrás de mí.
Ahí entraba Kyuhyun, en dirección al teléfono. Pasó a mi lado sin mirarme y cogió el auricular.
- Diga? Soy Cho Kyu Hyun… Diga? Diga?
Colgó y me miró. No dijo nada y simplemente se dirigió hacia la puerta de nuevo, apoyó la mano en el picaporte donde había un cartel que ponía “empujar” y empujó, pero no se abrió.
Yo le miré, qué estaba haciendo? Por qué no la abría? Seguía forcejeando con la puerta hasta que se rindió, se dio la vuelta y me miró.
- No se abre.
Ese fue el momento en el que yo entré en pánico. No me gustan los espacios cerrados. Me da la impresión de que la estancia se hace más pequeña y me agobio mucho…
- Qué quieres decir con que no se abre?
- Qué crees tú que quiero decir?
Su respuesta impertinente y rebosante de ironía en cualquier otro momento me habría dolido y hecho enfadar, pero estaba demasiado angustiado. Me dirigí corriendo a la puerta y empecé a empujar hasta que me caí al suelo. En ese momento me arrodillé y empecé a golpearla y a gritar auxilio como un loco, mientras que del otro extremo de la sala, Kyuhyun me observaba serio sentado en unos sofás que había para esperar a atender las llamadas.
No me lo podía creer… Estábamos encerrados.
“Genial” Pensé. “Lo que faltaría ahora para completar el día sería que se apagaran las…” no me dio tiempo a terminar mi pensamiento. Las luces se apagaron dejando solo encendido la luz roja parpadeante que indicaba que la alarma de incendios estaba encendida.
“No, no puede ser…” Apoyé mi espalda contra la puerta y abracé mis rodillas. Estaba temblando. Estaba encerrado en un lugar oscuro en medio de la noche y mis Hyungs pensarían que nos habíamos ido a dormir, por lo que tampoco vendrían a comprobar si estábamos aquí o no en caso de notar nuestra tardanza.
Empecé a sollozar, estaba temblando de miedo. Es un miedo absurdo el de temerle a la oscuridad, lo sé, me lo llevaba repitiendo a mi mismo desde que tenía 3 años, pero yo le temía, le temía tanto que prefería morir antes que pasar ahí un minuto más.
Escondí la cabeza entre las piernas y mi cuerpo, de forma que parecía un ovillo perdido en la oscuridad, y empecé a llorar de verdad. Dios, que miedo tenía!
- Sungmin… estás bien?- Una voz suave me habló desde el otro extremo de la sala.
No le respondí, tenía demasiado miedo como para pronunciar una palabra. Escuché como se incorporaba torpemente del sofá y como se iba acercando a donde yo me encontraba. Levanté la cabeza y comprobé que mis ojos ya se habían acostumbrado a la oscuridad así que veía relativamente bien todo lo que estuviera a menos de veinte pasos de distancia de donde yo me encontraba. Levanté la mirada y vi como se iba acercando despacio.
- Tranquilo, soy yo.- Se arrodilló ante mí y colocó una mano sobre mi hombro. Yo estaba temblando más aún, debía de ser por la mezcla de miedo y nervios. Supe que estaba temblando más porque una vez que colocó su mano en mi hombro, su brazo comenzó a vibrar, pero no pareció importarle.
Miró en sus bolsillos uno por uno en busca de un pañuelo, pero estaban vacíos, así que pasó su mano desnuda por mis mejillas para limpiarlas de lágrimas y me sonrió.
- Está bien Sungmin. No llores. Yo estoy aquí y no te voy a dejar solo.- Una sensación cálida me invadió por dentro. Moría por abrazarle, por besarle, por volver a escucharle decirme “te quiero”. Lo habría dado todo por eso en aquel momento.
Se sentó a mi lado e hizo que apoyara mi cabeza en su hombro. Cerré los ojos haciendo que las últimas lágrimas cayeran pero él se ocupó de secarlas rápidamente.
Me rodeó con su brazo intentando tranquilizarme.
- Por qué haces esto Kyuhyun? Si después vas a tratarme como lo hiciste antes te pido por favor que pares ahora… Por favor…
Me estrechó fuertemente con su brazo y me cogió la mano.
- Sungmin… Yo… Quiero pedirte disculpas… Mi comportamiento en la cafetería por la mañana no fue adecuado… Realmente no sabía lo que quería en ese momento, solo sabía que te quería, pero me daba pánico pensar que íbamos a estar juntos, yo…
Le miré a la cara, estaba… llorando?
Le acaricié la mejilla apartando las lágrimas de aquel bello rostro avergonzado.
- No pasa nada, no te preocupes.
- Y lo de la habitación… Yo solo quería fastidiarte, pero realmente no pensé que esto fuera a llegar tan lejos… Me pasé muchísimo… Yo… Lo siento Sungmin…
Sí, estaba llorando, y yo seguía limpiándole las lágrimas con la mano, apartándolas de aquel rostro que tanto me fascinaba.
- Kyuhyun… Lo de que me quieres… Eso también era mentira?
Giró su cara hacia mí antes de responderme, mirándome a los ojos.
- No, no era mentira.
Sonreí, rodeado de oscuridad sonreí por primera vez. Nunca creí que me pudiera sentir tan feliz en medio de la más absoluta negrura.
- Kyuhyun…- Me arrodillé ante él, colocando ambas manos cada una a un lado de su cara, como él había hecho conmigo antes de pedirme que no le rechazase.
- Sí?
- La última.
- Qué?
- Que sea la última vez que lloras delante mía.
Y le besé. Me sentía tan feliz que no pude resistirme y le besé con tantas ganas que hice que se cayera de espaldas hacia atrás, cosa que no me hizo parar.
Ahí estábamos los dos, a solas en una sala a oscuras. Yo tumbado encima de él besándole y rezando para que ese momento no terminara nunca y él debajo de mí abrazándome mientras las lágrimas no dejaban de salir de esos ojos que yo tanto amaba.
- Fin-
Omo! terminaron besándose!
ResponderEliminarjejeje
KYUMIN!
Los besos siempre son buenos! ^^
EliminarGracias por leernos <3
omo que hermoso se besaron muchas gracias por escribir
ResponderEliminarA ti por leer <3
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